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Historia mexicana

On-line version ISSN 2448-6531Print version ISSN 0185-0172

Hist. mex. vol.72 n.4 Ciudad de México Apr./Jun. 2023  Epub May 08, 2023

https://doi.org/10.24201/hm.v72i4.4272 

Reseñas

Sobre Alexandra Pita (ed.), Revista de Historia de América, 155 (jul.-dic. 2018), 240 pp. (Instituto Panamericano de Geografía e Historia)

Kevin Aréchiga del Río1 

1Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social-Peninsular

Pita, Alexandra. ., Revista de Historia de América, 155, 2018. 240p. Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 0034-8325,


El número 155 de la Revista de Historia de América, con motivo de su 80 aniversario, estuvo dedicado a rendir homenaje a su fundador: Silvio Zavala Vallado (1909-2014). En esta edición se pueden encontrar, presentados cronológicamente, ocho estudios dedicados a analizar diferentes facetas de la obra del historiador yucateco desde 1930 hasta 1950, así como dos aproximaciones de carácter más general a sus contribuciones a la historia y la historiografía. Con una finalidad más analítica que narrativa, esta reseña deja de lado el criterio cronológico para estudiar las colaboraciones partiendo de sus intereses específicos. Así, revisaremos primero las ideas más importantes de los artículos volcados hacia la comprensión de las aportaciones de Zavala a la institucionalización de la disciplina para después examinar diferentes aproximaciones a su obra.

Para Roberto Fernández, las revistas y los centros de investigación han sido puntos de partida privilegiados en el estudio de los intelectuales latinoamericanos. Sin embargo, la historia editorial y académica no agota la trayectoria intelectual de los pensadores; por el contrario, es preciso atender a sus motivaciones personales y sus espacios de sociabilidad. Es en estos lugares donde se gestan, además de revistas, libros y otras publicaciones, instituciones y empresas de mayor calado. Ésta es la premisa fundamental de la que parte el autor de “Silvio Zavala y la historiografía americana. Una vida de vínculos intelectuales” para analizar la trayectoria intelectual del historiador yucateco en su estancia española y la materialización en México de los vínculos personales allí establecidos, tanto en El Colegio de México como en el Programa de Historia de América. Esta mirada sobre la vida personal de Zavala, además de echar luz sobre sus aportaciones más conocidas a la institucionalización disciplinar en México, permite delinear continuidades entre los problemas personales de Zavala (económicos y legales) y su trabajo como historiador desde su llegada a la UNESCO.

Jesús Iván Mora Muro, por otro lado, presenta en el artículo titulado “Silvio Zavala y la institucionalización/profesionalización de la historia en México, 1933-1950” un estado de la cuestión pertinente para todo aquel que quiera profundizar en la historia de la institucionalización de la disciplina en el país, y no exclusivamente para los interesados en Silvio Zavala. Luego de presentar las contribuciones hechas en este campo del conocimiento, el autor toma una decisión metodológica para estudiar al historiador yucateco cuando define la profesionalización como “el proceso en el cual los especialistas o expertos de un saber son reconocidos socialmente por sus capacidades y conocimientos que son validados por instituciones oficiales que otorgan un título universitario. El profesional, para sintetizar, vive de la disciplina en que ha sido instruido”. Esta definición, llevada hasta sus últimas consecuencias, permite concluir a Mora Muro que Silvio Zavala no dio los primeros pasos hacia la institucionalización disciplinar en México, pues a su llegada de España “encontró las condiciones institucionales necesarias para su desenvolvimiento como historiador”.1 Asimismo, esta lectura del pasado permite contextualizar las disputas historiográficas de la primera mitad del siglo XX dentro de las luchas de poder entre grupos antagónicos, encarnados en diferentes instituciones, por hacerse de mayor capital dentro del campo de la ciencia.

También interesada en las aportaciones a la institucionalización disciplinar de Zavala, Erika Pani analiza en “Silvio Zavala y la Historia de América. Un juego de escalas” el Programa de Historia de América y la Revista de Historia de América. Según la autora, la Revista fue una iniciativa académica encaminada hacia la consolidación de un proyecto político, pues se trataba de un esfuerzo durante el periodo entreguerras para promover la paz y la colaboración entre los países del continente. Fue así como se publicaron investigaciones sobre el pasado colonial de América, información de diferentes archivos y descubrimientos de documentos para un público amplio diferente al de los docentes universitarios de Estados Unidos, es decir, para la comunidad de estudiosos que querían profesionalizarse en América Latina. Fiel al espíritu del homenajeado, Pani no se conforma con loar las pretensiones de tan ambicioso proyecto, sino que lo somete a una crítica rigurosa al poner en la mesa la poca atención prestada por la Revista a las excolonias ajenas a los dominios hispanos y la ausencia de una narrativa o hilo conductor capaz de consolidar un objeto de estudio coherente frente a la heterogeneidad continental.

Una lectura novedosa de la obra de Zavala la propone Andrés Lira en “Revolución y Constitución en la obra de Silvio Zavala, 1930-1932”, donde se enfoca en un corpus rico, pero hasta ahora muy poco estudiado. Para el autor, los trabajos de Zavala en esos años fueron el preludio de la obra historiográfica que estaba por venir. Antes de partir a España, durante la etapa mexicana, como la llama Lira, Zavala se interesó en la realidad concreta del país. Por ello, se preguntó por el papel de los legisladores en el México que él experimentó, y buscó estudiar la todavía reciente Revolución mexicana a la luz del derecho constitucional. Una vez en España, Zavala fungió como periodista político o corresponsal en los medios mexicanos de los acontecimientos sociopolíticos durante la República. Este artículo acierta por su trabajo hemerográfico y la inclusión de atinadas citas que permiten esbozar su producción en aquel entonces, así como por la identificación de similitudes entre este primer periodo del pensamiento de Zavala y su madurez. Sin embargo, se echa de menos una reflexión sobre los cambios de tono empleados por el yucateco, dependiendo del tema a tratar y el medio de publicación. De esta manera, queda abierta la pregunta sobre los estilos, las estrategias argumentativas y las posiciones ideológicas del joven Zavala según el público al que se dirigió.

Francisco Quijano busca hacer justicia a la multifacética obra del historiador yucateco al afirmar en “La Filosofía de la Conquista de Silvio Zavala. Apuntes y límites de una historia de las ideas” que no toda su producción es afín al positivismo o cientificismo que le achacan. Por el contrario, escribió obras preocupadas por la filosofía y las ideas políticas de corte ensayístico, en donde resaltan la perspectiva reflexiva y los juicios de valor. Para mejor comprender la propuesta zavaliana en la Filosofía de la Conquista y otras obras similares, es preciso ponerlas en el contexto de la doble controversia en la que participó. Desde la perspectiva historiográfica, Zavala buscaba reivindicar a la Colonia como objeto de estudio digno, en contraposición con las doctrinas liberales que veían en aquel periodo un lastre para el devenir de las naciones latinoamericanas. Revalorar positivamente a la Colonia, por otra parte, tuvo implicaciones éticas y políticas que apuntaban hacia encontrar en el pasado colonial una solución “al problema colonial moderno”.2 Esta contextualización le permite a Quijano destacar los límites y la aplicación de la Historia tradicional de las ideas por Zavala y sus resultados. Le reprocha con justicia la ausencia de la valoración en su propio contexto de aspectos centrales dentro del pensamiento de los autores estudiados por Zavala, así como el pasar de largo por el siglo XVII y prestar atención casi exclusivamente a la Ilustración francesa en el XVIII. Como contraste, un acierto de Zavala fue diferenciar las posturas de Bartolomé de Las Casas de las elaboradas por los pensadores ilustrados.

Alberto Enríquez Perea, en “El pensar quiroguiano en la obra de Silvio Zavala”, destaca que don Silvio estuvo siempre interesado a lo largo de su trayectoria en los hallazgos, las influencias, la acción pastoral y la puesta en práctica de las ideas del primer obispo de Michoacán. Menos interesado en la vida íntima religiosa de este español, Zavala dejó de lado la búsqueda de sus santos favoritos para dar cuenta de la actitud de Vasco de Quiroga frente a los conquistadores y los naturales de América. Para él, el Nuevo Mundo representaba una oportunidad sin precedentes de refundar los valores de la Iglesia católica lejos de la corrupción, desobediencia y ambición europeas. Quiroga fue para Zavala un ejemplo de lo que el Nuevo Mundo ocasionaba en la cabeza de los europeos, pero también un motivo de esperanza en la fe humanista traída del Viejo Mundo, algo que sin duda marcó su propio pensamiento.

En “Silvio Zavala y la interpretación sobre el pasado nacional: México frente al mundo”, Elmy Lemus estudia la propuesta de historia general del país elaborada por Zavala en su faceta como intelectual y funcionario. Para Lemus, esta parte de la obra zavaliana (escrita entre 1946 y 1955) fue “una carta de presentación del país ante organismos internacionales”. La perspectiva del México contemporáneo que Zavala comunicaba mientras fue funcionario cultural o diplomático se caracteriza por mostrar al exterior un país con una identidad propia, con su fundamento primordial en el mestizaje. El yucateco “trataba de mostrar a Europa una cara positiva de México, menos centrada en los conflictos y desgracias que un siglo de conflictos internos habían sido noticia en el Viejo Continente”.3 Con una fuerte influencia quiroguiana, Zavala confiaba en que América, partiendo del liberalismo y el espíritu humanista heredados de la civilización hispana, estaría en condiciones de dar respuestas a los problemas del mundo de la posguerra.

Una apuesta por la vigencia de la obra de Silvio Zavala la hace Mario Enrique Fuente en “Armamento y tributo indígena: una aportación de la Historia de la Conquista desde los documentos jurídico-administrativos”. Aquí, el autor defiende la necesidad de una relectura de los estudios y las fuentes referentes al armamento hispano en la Conquista, pues buena parte de la crítica sobrevalora el genio militar hispano y su pretendida superioridad tecnológica. Contra lo que establecen las fuentes más usadas (crónicas y códices), los documentos jurídico-administrativos apuntan a que tan sólo una décima parte de la hueste hispana vestía armadura de metal debido, entre otros motivos, a que no se fundían metales en el Nuevo Mundo y su importación tenía costos elevados. Para suplir la falta de metales, los conquistadores se vieron en la necesidad de recurrir a las aleaciones nativas y a las armas de la tierra. Gracias a un alarde o pase de lista del siglo XVI es posible saber que nueve de cada diez conquistadores hispanos usaban, en lugar de metal, sayos de algodón, rodelas de carrizo entretejido, gorriones de cuero y calzado nativo. Lamentablemente la representación gráfica de la indumentaria de los conquistadores hispanos (retomada de Richard Flint) no está a la altura de la exhaustividad de la descripción hecha por el autor. En vista de las posibilidades que ofrece hoy la tecnología, ya no basta con dar color a una imagen rudimentaria, a la que también le hacen falta referencias explícitas del nombre de cada uno de los objetos estudiados. Obviando esa carencia, el artículo no sólo demuestra con creces la vigencia de la obra de Zavala en la actualidad, sino que abre la posibilidad de reexaminar con este enfoque diferentes verdades históricas que se dan por sentadas.

Cierran este número de la revista un “Homenaje” por parte de Patricia Galeana y una “Vuelta al cliché” de Germán Luna. En el primero, la discípula y amiga de Zavala hace una síntesis de su trayectoria intelectual. Destacan la línea del tiempo con sus aportaciones más trascendentales y la constatación acerca de que su vida entera “es un ejemplo de autodisciplina, de tenacidad y de trabajo, prescindiendo de cualquier otra satisfacción que no fuera el estudio”.4 En el segundo, Luna explica que la identificación de Zavala como positivista fue un juicio que él mismo impulsó, pues coincidía con Ranke cuando pugnaba por la construcción de una ciencia objetiva y empírica. Sin embargo, y a la luz de entrevistas poco conocidas, Luna da cuenta de cómo Zavala no fue sordo a las reflexiones historicistas, sino que éstas propiciaron un viraje en su pensamiento. Fue así como Zavala admitió que cada generación proyecta sobre el pasado sus propios intereses e ideas, al mismo tiempo que defendió la existencia de una verdad histórica no sujeta a tergiversaciones. Lejos de dar respuestas concluyentes o de buscar agotar la obra de Silvio Zavala, este número de la Revista de Historia de América es una invitación a plantear nuevas preguntas a la obra del yucateco y a reexaminar antiguos problemas desde sus aportaciones a la disciplina. No cabe duda de que este clásico sigue vivo y está en condiciones de aportar a la comprensión del pasado colonial del continente.

1Jesús Iván Mora Muro, “Silvio Zavala y la institucionalización/ profesionalización de la historia en México, 1933-1950”, en Revista de Historia de América, 155 (jul.-dic. 2018), pp. 62, 63.

2Francisco Quijano, “La Filosofía de la Conquista de Silvio Zavala. Apuntes y límites de una historia de las ideas”, en Revista de Historia de América, 155 (jul.-dic. 2018), p. 92.

3Elmy Lemus, “Silvio Zavala y la interpretación sobre el pasado nacional: México frente al mundo”, en Revista de Historia de América, 155 (jul.-dic. 2018), pp. 159, 173.

4Patricia Galeana, “Homenaje”, en Revista de Historia de América, 155 (jul.-dic. 2018), p. 196.

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