INTRODUCCIÓN
En 2017, cuando la iniciativa de Gobierno Comunitario en Chilón, Chiapas, se hizo pública, su complejidad1 fue tan sorprendente como esperanzadora la propuesta de acción colectiva. Los trabajos académicos que se han realizado sobre esta temática sostienen la idea de que los partidos políticos rompen con la armonía comunitaria e impiden la concreción de la propuesta autonómica (factores exógenos), tal como lo han señalado sus promoventes. En específico, el libro Sistemas normativos y prácticas autonómicas del pueblo tseltal de Chilón y Sitalá, coordinado por Xóchitl Leyva Solano, Lola Cubells y Júnia Lima [2021], aborda la génesis, el desarrollo y el funcionamiento de los sistemas y prácticas tseltales, sin embargo, hay un sesgo en el reconocimiento de otros factores (endógenos) que también obstaculizan su implementación.
La disputa por el Gobierno Comunitario deja ver que, más allá de los desafíos externos, la falta de concreción de la propuesta autonómica obedece a una dinámica interna en la que se han acentuado los conflictos intraétnicos2.
Estos conflictos pueden ser observados desde dos escalas: 1) cismas entre simpatizantes y no simpatizantes del proyecto autonómico y 2) cismas entre el propio grupo de postulantes del Gobierno Comunitario.
Para este estudio se adopta una perspectiva cualitativa y reflexiva que incorpora el discurso de los actores. La investigación se basa en la teoría fundamentada y se sustenta en trabajo de campo realizado en Chilón durante el primer semestre del 2021, que consistió en observación, conversaciones informales y 10 entrevistas semiestructuradas con personas que se adscriben como postulantes del Gobierno Comunitario.
Para el análisis de la información se hizo una codificación de la información utilizando el software Atlas Ti ®, finalmente, este estudio de caso se interpretó como resultado de procesos de cismogénesis3. Desde el enfoque de cismogénesis, Bateson [1990] muestra la tendencia que las culturas tienen de promover conflictos y divisiones (cismas) en su interior. La propuesta distingue dos tipos de relaciones cismogénicas: la cismogénesis simétrica, que se caracteriza como un tipo de interacción en la cual los participantes responden en igualdad y en función de la respuesta del otro, y la cismogénesis complementaria, donde las respuestas no están determinadas por la igualdad, sino por la influencia de relaciones de dominio-sumisión.
La estructura del documento es la siguiente: el primer apartado da cuenta de los actores y el contexto en el que se presenta la propuesta de Gobierno Comunitario; el segundo apartado aborda los procesos de cismogénesis complementaria entre simpatizantes y no simpatizantes del Gobierno Comunitario, así como los procesos de cismogénesis simétrica entre el grupo de postulantes del Gobierno Comunitario. Finalmente, se señala que, además de los factores exógenos, los conflictos internos limitan la concreción de la propuesta autonómica.
LOS ACTORES Y EL CONTEXTO
Chilón es un municipio indígena, localizado en la Selva Norte de Chiapas que, según el último censo gubernamental, está poblado por 137 262 habitantes distribuidos en 606 localidades [INEGI 2020]. El 98% de su población es hablante de tseltal [INEGI 2020], aunque la gran mayoría entiende el español, y sólo el 2% se adscribe como mestizo o ladino4. Antes de 1994, mestizos y caciques conservaron el control político y económico de este territorio [Bobrow-Strain 2015].
Al igual que en otros municipios de la región, la historia política local ha configurado las relaciones inter e intraétnicas y de poder local. En las últimas décadas, las discrepancias se deben, entre otros factores, al pluralismo político, la diversidad religiosa, los proyectos autonómicos —como la experiencia zapatista y la propuesta de Gobierno Comunitario—, los grupos de autodefensas y el crimen organizado.
Entre los acontecimientos principales y los actores determinantes en la vida política municipal encontramos una larga historia de lucha por la tierra [García 2006], el Partido Revolucionario Institucional (PRI) como partido hegemónico en el ámbito nacional, la fundación de la Misión Jesuita en Bachajón en 1958 y su presencia en el territorio tseltal durante más de seis décadas.
En 2017, en el contexto del impulso de las luchas por el autogobierno indígena en el ámbito nacional, en particular, al retomar la experiencia de Oxchuc,5 se optó por demandar el cambio de régimen para la renovación del ayuntamiento municipal y desplazar a los partidos políticos.
El 20 de abril de 2018, en el poblado de Bachajón, del municipio de Chilón, el movimiento MODEVITE6 presentó el Concejo de Voceros del Gobierno Comunitario de Chilón; la ubicación del Concejo fue el resultado de un largo proceso de organización comunitaria que asumen como una propuesta alternativa para defender el territorio y ejercer la libre determinación.
De acuerdo con Lotte [2021], el Gobierno Comunitario tiene como objetivo recuperar la arena política para concretar iniciativas orientadas al bienestar de la población. El modelo que se plantea es un autogobierno que funcione en el ámbito municipal “es una alternativa que se relaciona con el sistema político mexicano y que reclama su espacio dentro de él al construir una municipalidad diferente con más arraigo en la población activa que el modelo actual” [2021: 197].
A partir de la propuesta, se han conformado dos campos desde los cuales actúan los diversos actores en el municipio: el grupo que está en favor y los que no comparten esa forma de gobierno —autoridades del ayuntamiento municipal y militantes de los partidos políticos.
Como se muestra en la figura 1, el panorama en el que se suscita la propuesta del Gobierno Comunitario es diverso y complejo con la presencia de indígenas y mestizos, distintas profesiones religiosas, comunidades zapatistas, diversidad de partidos políticos, grupos de choque y crimen organizado. Se ha hecho evidente que las redes delictivas organizadas están implicadas en diferentes actividades como trata de personas; tráfico de drogas, armas y mercancías ilícitas; robo de automóviles y asesinatos violentos.
En la figura 1 se observa la relación de apoyo que existe en torno al proyecto de Gobierno Comunitario por parte de la Iglesia católica y el sector académico, así como los vínculos con otros grupos y movimientos sociales, el respaldo de los Centros de Derecho Humanos, entre otros. Sin embargo, cuando se exhibe al Concejo del Gobierno Comunitario como los principales representantes de la propuesta, es posible apreciar a los actores que están en desacuerdo, que vigilan y frenan sus acciones.
En Chilón se revela un campo de poder multidimensional que se expresa en dimensiones políticas (partidos políticos), sociales (movimientos sociales), religiosas (iglesias), económicas (fundaciones), académicas (universidades), entre otras. La posición de los actores determina la toma de decisiones, la participación y el conflicto.
Para entender el conflicto en Chilón, en este artículo se retoma la definición de Rubin, Pruitt y Kim [1994] quienes definen el conflicto como la divergencia percibida de intereses (aparentemente incompatibles) o una creencia de que las aspiraciones actuales de las partes no pueden ser alcanzadas simultáneamente.
Como se verá más adelante, la propuesta de Gobierno Comunitario, visto como un sistema, ha creado subgrupos que reaccionan negativamente frente al cambio (cismogénesis complementaria), al generar, por un lado, relaciones conflictivas en el ámbito municipal, por otro lado, discrepancias internas entre sus postulantes. Esos procesos de cismogénesis, como lo señala Bateson, pueden llevar a la escisión entre los grupos, al colapso del sistema o hacia un nuevo equilibrio.
RESULTADOS
1.Conflicto y cismogénesis complementaria entre los “partidistas”. y los postulantes del Gobierno Comunitario
La cismogénesis de tipo complementaria aparece en este contexto donde dos partes enfrentadas reaccionan a las acciones y discursos de uno contra el otro. En este primer caso, como se muestra en la figura 2, la dinámica aparece como un círculo de acción/reacción en donde cada acción de los promoventes del Gobierno Comunitario causa una reacción del grupo contrario —autoridades del ayuntamiento municipal— mientras el conflicto se agrava, ambos bandos se niegan a asumir un rol subalterno.
En este caso, los intereses que persiguen los promoventes del Gobierno Comunitario son incompatibles con los intereses de los partidistas. Durante el proceso de lucha autonómica, los partidistas han hecho todo lo posible por anular los esfuerzos del cambio de régimen en la elección de autoridades municipales.
La Constitución Política del estado de Chiapas [2021] señala que la base de la división territorial y de la organización política y administrativa es el municipio libre, donde cada uno es gobernado por un ayuntamiento de elección popular (artículo 58 y 59. decreto No. 176, Periódico Oficial No. 044, de fecha 20 de junio de 2001).
Las autoridades del ayuntamiento constitucional —presidente municipal, síndico y regidores— se eligen cada tres años por medio de votaciones electorales y se legitiman en observancia a lo establecido por la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (artículo 217). Debemos anotar que, en la actividad político-electoral, el presupuesto anual de 816 millones de pesos8 que recibe el gobierno en ese municipio tiene un peso importante. De manera que el ayuntamiento municipal es el espacio de poder de primer orden, pues entre sus atribuciones están la atención de asuntos de seguridad pública, servicios públicos, asuntos políticos, jurídicos, financieros y administrativos.
Como se muestra en el cuadro 1, comparando las últimas tres elecciones municipales, es notorio el incremento de la actividad política de los partidos y el porcentaje de sufragistas que acudieron a las urnas.
ELECCIONES MUNICIPALES | 2015 | % | 2018 | % | 2021 | % |
LISTA NOMINAL | 64 855 | 71 900 | 69 538 | |||
PARTICIPACIÓN CIUDADANA | 35 219 | 54.30 | 43 180 | 60.05 | 54 196 | 77.93 |
Fuente: Elaboración propia con base en los resultados del IEPC, 2021.
Para explicar por qué, a pesar del llamado al voto nulo por parte de los postulantes del Gobierno Comunitario, la participación electoral reflejó un aumento considerable, una de las candidatas por la presidencia municipal refiere:
Se me presentó la oportunidad para ser candidata, pueden pensar que es contradictorio porque toda mi familia está con Gobierno Comunitario, pero yo no lo veo así. ¿Por qué participé? Porque, si yo no lo hago, otro lo va a hacer. Si mi familia no sale a votar, va a ganar el candidato que no queremos. [Candidata por la presidencia municipal de Chilón, 2021].
La consecuencia de este hecho se puede ver en las acciones para excluir del grupo a las personas que se afiliaron a un partido político, sin embargo, hay un reacomodo y reuniones de evaluación para valorar el camino a seguir como promoventes del Gobierno Comunitario. Ese trabajo para realinear las facciones que existen dentro del grupo implica un replanteamiento de la propuesta de Gobierno Comunitario, de la toma de decisiones consensuadas y lograr acuerdos.
Otros factores que inciden en la participación electoral son la dependencia a los apoyos gubernamentales (compra de votos) que afecta la participación comprometida en el movimiento autonomista; las acciones violentas9 que los grupos delictivos realizan para atemorizar y forzar a la población a inclinarse por un candidato; pero, también, las votaciones para la reelección del actual presidente municipal se deben a una valoración positiva de su periodo de gobierno.
Durante el proceso electoral de 2021, 13 candidatos de partidos políticos disputaron la presidencia municipal. La votación contó con la participación del 78 % de la lista nominal y culminó con la reelección del candidato por el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), Carlos Jiménez Trujillo, quien gobernó de 2018 al 2021 y ahora gobernará hasta el 2024.
Como modelo cultural de comportamiento, desde la escala municipal, las autoridades del ayuntamiento constitucional procuran asegurar el poder político y administrativo al hacer uso de la fuerza como una forma de dominio, también, estratégicamente ha creado una nueva figura: los delegados comunitarios, quienes fungen como enlace para hacer llegar la información a las comunidades.
El comportamiento del grupo de los partidistas se fomenta y se respalda por las autoridades del ayuntamiento municipal, es decir, el comportamiento organizativo jerárquico desde la presidencia municipal da mayor dominio al grupo coercitivo y causa temor al resto de la población.
Al respecto, el sector de la población que rechaza un cambio de régimen en la elección de autoridades locales argumenta que ese modelo representa un atraso y que está lejos de ser una vía para mejorar las condiciones de vida en el municipio. Desde su perspectiva, esa propuesta genera divisionismo comunitario y confrontación.
En este contexto —y de acuerdo con lo presentado en la figura 2— encontramos que, a partir del comportamiento de un grupo, el contrario responde con más alarde. Desde la solicitud de los postulantes y el posterior inicio del dictamen antropológico en 2019, los partidistas señalaron que no se estaba considerando a todos los actores locales. Para frenar el proceso, partidistas y autoridades del ayuntamiento municipal reaccionaron Mcon prácticas represivas en contra de los postulantes del Gobierno Comunitario, condicionaron los apoyos sociales, atemorizaron a la población e impidieron la realización del estudio antropológico,10
La consulta consistiría en realizar dos asambleas en cada una de las localidades [comunidades] del municipio y celebrar la “asamblea de resultados” recuperando los votos de cada asamblea comunitaria, y si el pronunciamiento era a favor del cambio de régimen hacia sistemas normativos indígenas, proceder a la elección sin partidos políticos. El peritaje no pudo realizarse en terreno, en virtud que los opositores recibieron a los antropólogos con violencia e impidieron el desarrollo de la investigación [Burguete, 2021: 278].
Los postulantes del Gobierno Comunitario han hecho pública una serie de acontecimientos adversos que sucedieron en Chilón de 2019-2021: la intimidación y extorsión a sus compañeros (marzo de 2019); la difamación e incitación a la violencia por parte de las autoridades ejidales y municipales (junio de 2019); la retención de los funcionarios del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y del Instituto Electoral de Participación Ciudadana (IEPC), quienes realizaban el estudio cultural (agosto de 2019); la retención de 28 de sus compañeros en el ejido San Antonio Bulujib (septiembre de 2019); la privación del derecho a la educación de 14 alumnos de la comunidad La Palma porque sus padres no apoyaban al gobierno municipal y la constante intimidación, hostigamiento y amenazas a los miembros del Gobierno Comunitario.
En el discurso de los postulantes del Gobierno Comunitario se identifican afirmaciones e historias en forma de contraste, nosotros (los postulantes del Gobierno Comunitario) y ellos (las autoridades municipales y partidistas). Marcar fronteras entre nosotros y ellos es una manera distintiva de los actores sociales que se articula en torno a la autoconcepción del grupo y se configura y define en colectivos diversos como el pueblo, la nación, el partido, etcétera [Beriain 1996].
Se puede afirmar que construir una memoria dota de identidad al grupo y define el sentido para la acción colectiva, así como la diferenciación de los actores respecto de los otros, como consecuencia, se crea un sentido de pertenencia, una diferenciación entre nosotros y quiénes no son como nosotros. Con base en esa marcada oposición es posible identificar algunos elementos culturales que los tseltales de Chilón consideran como propios o apropiados, por ejemplo, el sistema tradicional en la elección de autoridades comunitarias, la figura de autoridad y la idea del servir.
2.Cismogénesis simétrica entre los postulantes del Gobierno Comunitario
En este contexto, el conflicto se aprecia como un proceso de cismogénesis simétrica entre los promoventes del Gobierno Comunitario que se ilustra de la siguiente manera:
Como se ilustra en la figura 3, al interior del grupo de promoventes se expresan desacuerdos, contradicciones e incertidumbre por la manera en cómo se está llevando a cabo el proceso para el cambio de régimen en la elección de autoridades. Entre los principales señalamientos está la falta de apropiación del discurso autonómico, que a su vez es causa de desinterés y limita la participación. Como consecuencia, el conflicto es percibido, es confrontado, pero también está dando como resultado una valoración del proyecto autonómico.
Como antecedente, se puede mencionar que, con una presencia de más de 60 años en la región, los jesuitas11acompañan a los pueblos indígenas católicos de los municipios de Chilón, Sitalá y algunas comunidades de los municipios de Yajalón, Ocosingo, Simojovel, Pantelhó y Salto de Agua. En Chilón, la Misión cuenta con 569 ermitas (pequeñas capillas) que se organizan en 59 zonas y 22 interzonas. Esa organización territorial es reconocida y aceptada por la población católica; no así por el resto de la población.
Las Iglesias cristianas no católicas tienen una importante presencia a pesar de los 60 años del trabajo pastoral de los jesuitas en Chilón. De acuerdo con datos del INEGI [2020], la Iglesia católica supera con el 4.02% de fieles a las Iglesias cristianas no católicas, es decir, con 2 089 creyentes tseltales.12
En este segundo caso de cismogénesis, las diferencias son de tipo simétrico, se trata de dos perspectivas con posiciones iguales, donde una de las partes reconoce los errores que deben superarse. De manera que los desacuerdos se manifiestan con expresiones como “¿para qué buscar el reconocimiento legal de los usos y costumbres, si entre los tseltales lo hemos reconocido siempre?”, “¿cómo hacer que se asimile esta propuesta?”, “¿cómo incluir a quienes no son católicos?”, entre otras.
Una observación importante que hacen algunos postulantes es la referente a la creación de nuevos cargos en la estructura organizativa del Gobierno Comunitario. Regidos de acuerdo con normas y procedimientos propios los cargos se atribuyen a ciertas características propias y se reconocen, incluso tácitamente, por consenso y por la posición que ocupan. De manera que los cargos de bah tijawetik(coordinadores regionales), xchebal tijawetik (coordinadores comunitarios) y los concejales del Concejo de Gobierno Comunitario no siempre son aceptados por la mayoría del grupo.
La elección de los concejales se hizo en cada centro y se tomó en cuenta el tamaño de los centros, de modo que en Chilón están representados por 12 jóvenes concejales, de los cuales seis son mujeres y seis son hombres. Desde entonces, los concejales representan a las comunidades tseltales participantes en la propuesta y, mediante sus discursos, divulgan el ideario de ese movimiento para transmitir la información a las bases.
A pesar que hubo una apertura de espacios de participación a mujeres y a jóvenes, el varón que ocupa un cargo siempre ha sido acompañado por su esposa, además, los jóvenes que ocupan ese cargo no gozan de reconocimiento, por lo tanto, no tienen autoridad.
Para el sector de la población tseltal de Bachajón que promueve el Gobierno Comunitario, la esencia de la autoridad tiene su fundamento en el principio de servir, un servicio comunitario gratuito. Como lo indica claramente la expresión a´tel tuunel ku´untik (nuestros servidores), todos los habitantes están obligados a servir a la comunidad para la organización comunitaria.
Al igual que en otros municipios indígenas de Chiapas, este sistema de servicios que alcanza hasta la localidad más lejana ha creado una élite o cuerpo de gobierno: los Principales —concejo de ancianos— [Iribarren 2016]. Los Principales representan la autoridad suprema de la vida civil y religiosa comunitaria; su labor es velar por la tranquilidad, armonía y buena vida [Moreno 2021]; su autoridad moral se funda en el respeto y reconocimiento de la persona por su trayectoria, además, es uno de los elementos más importantes de estimación social.
Maurer ha señalado que “el que supo servir, sabrá también gobernar la comunidad ya que conoce las necesidades de todos aquellos que estarán bajo su autoridad. La experiencia les ha enseñado que es lo bueno para la comunidad” [1984:80]. En ese sentido, quien aspira a ser autoridad no puede postularse a sí mismo, sino que será designado por los Principales13 [Moreno 2021].
Desde el punto de vista civil, los Principales, en trabajo conjunto con los comisariados, “rigen el orden del ejido y resuelven de forma colegiada los asuntos importantes” [entrevista a Principal de Bachajón, diciembre, 2021]. Desde la perspectiva religiosa, los pontífices supremos del poblado son los encargados de las relaciones con el mundo superior (espiritual) [Maurer 1984: 81].
Señala Cubells [2021] que en la estructura y función de cargos existen normas consuetudinarias que confirman la existencia de un proceso vivo de autodeterminación. Sin embargo, no ha estado exenta de cambios culturales. De éstos se pueden identificar, al menos, tres factores importantes: las dinámicas económicas actuales, la diversidad religiosa y el nombramiento de nuevos cargos por parte de la Misión de Bachajón.
En cuanto al primer factor, en la esfera económica, las condiciones actuales de crisis económica han incentivado la migración de los jóvenes y el desplazamiento de la producción de cultivos básicos por la producción de mariguana, que induce a una falta de participación e interés en los cargos [entrevista a habitante de Chilón, enero, 2021]. Respecto al segundo factor, la participación en las festividades tradicionales disminuyó con la llegada de otras denominaciones religiosas,14lo que a su vez rompió con el interés de ocupar los cargos.
Lo anterior puede analizarse con el Carnaval de Bachajón:
La fiesta de Carnaval es celebrada por los ejidatarios de San Sebastián. Su nombre en tseltal es lo’ilqu’in (fiesta de burla), los encargados de preparar esta fiesta son los Capitanes, asesorados por sus Principales. El cargo de Capitán dura un año, la ceremonia de toma y retirada del juramento se realiza en la iglesia, pero antiguamente se realizaba en el yaxnah (enramada) ya sea saliente o entrante ante la vista del público. Pero es importante mencionar que el Calpul Lacma’ ha comenzado nuevamente este rito de la toma y retirada de juramento en la casa del capitán, es decir en el yaxnah, (enramada).
El carnaval de Bachajón es la fiesta social-política del pueblo, que se ha venido transmitiendo de padres a hijos para recordar la fundación del pueblo y la batalla que hubo entre tseltales y lacandones provenientes de la selva por el año de 1521. Por lo tanto, cada año se conmemora, se renueva la fundación del pueblo haciendo su reaparición los lacandones representados por un grupo de seis hombres denominados caribios y que en los discursos rituales se les nombra como los: waqueb j’atinej lum, waqueb j’atinej c’apal (seis que se cubrirán de tierra, seis que se cubrirán de basura) guiados por el sbah jcabinal (jefe caribio). Por lo tanto, no es solamente una diversión popular, sino un recordatorio de hechos históricos y legendarios que, por medio de la realización de los diferentes ritos y mitos, se reconstruye el pueblo [entrevista a Principal de Bachajón, marzo, 2021].
El significado que el Principal de Bachajón detalla del Carnaval es pertinente en la medida en que muestra cómo la organización del Carnaval depende de las instancias tradicionales del poder —Capitanes y Principales. La responsabilidad recae en dos Capitanes kajwaltik-Dios, (Nuestro gran Dios): un bankil, un ijtis´in (hermano mayor/hermano menor) y dos Capitanes juez o xiwes: un bankil, un ijtis´in (hermano mayor/hermano menor).
Becquelin-Monod y Bretón [1979] señalaron la influencia de la Iglesia católica en el reemplazo de elementos tradicionales, como el yaxnah, (enramada), por ceremonias dentro de la Iglesia. Otro factor de cambio en el desarrollo del Carnaval es origen de los gastos económicos que antes recaía por completo en el Capitán y ahora un porcentaje es financiado por el ayuntamiento constitucional.
Ahora bien, Gasparello [2021] señala que la Misión de Bachajón, en trabajo con el Centro de Derechos Indígenas A.C. (CEDIAC), ha impulsado la revitalización del sistema de cargos comunitario mediante la figura del Principal en conjunto con los jmeltsa’anwanejetik (arregladores de conflictos), cuya función es arreglar los conflictos comunitarios y facilitar la negociación entre las partes en disputa, en calidad de mediadores.
Los jmeltsa’anwanejetik son un cargo nuevo, que recupera algunas atribuciones de los cargos tradicionales refuncionalizadas en una estructura novedosa […] Sin embargo, la función de los jmeltsa’anwanejetik no es reconocida por todos los habitantes de la zona, pues es un cargo marcado por la adscripción religiosa [Gasparello 2021: 128 y 132].
En efecto, los cargos nuevos operan dentro de la demarcación territorial precisada por la Misión. El hecho de que tengan presencia no significa que sea aceptada por los habitantes, por el contrario, el nombramiento de nuevos cargos comunitarios ha desestimado a los tradicionalmente reconocidos por los tseltales, lo cual es visto con desaprobación.
Culturalmente, los cargos son importantes en la organización de los pueblos porque tienen la función de “guiar al pueblo”, de ahí la relevancia de considerar la edad y la experiencia. Son tradiciones al interior que, una vez que se cambian, rompen con la cultura y vienen a complicar de manera significativa el proceso de Gobierno Comunitario.
Una de las principales críticas que algunos promoventes del Gobierno Comunitario subrayan es el traslape de funciones entre Principales tradicionales y Principales designados por los jesuitas;15 se refieren a los primeros como personas importantes de la comunidad, Ja’ ya sna (el que sabe); sabe sembrar cargos y sabe hacer el pat o´tan16 (ritual del saludo); los segundos son identificados como dirigentes espirituales de la comunidad o guías religiosos que van a dar solución a asuntos importantes de la comunidad. Al igual que los principales tradicionales, se ubican en la jerarquía más alta dentro del sistema de cargos.
Lo anterior pone de manifiesto una rivalidad entre el sistema de cargos tradicionales17 y los cargos religiosos contemporáneos18 frente a los cargos constitucionales, Es decir, evidencia cambios en el sistema que son resultantes de la interacción conflictiva de individuos con patrones comportamentales distintos y que son expuestos como procesos de cismogénesis de acuerdo con el modelo de Bateson. No obstante, si bien el sistema tradicional de cargos en Chilón —el cual persiste hasta la actualidad— no ha sufrido cambios estructurales, éste sí se ha visto alterado en cuanto a sus funciones debido a que han sido sustituidas por nuevos tipos de autoridad municipal.
En resumen, la reinvención de los cargos tradicionales ha ocasionado conflictos que transitan de lo religioso a lo político. En los procesos de cismogénesis simétrica se muestra una relación de equivalencia, por lo cual el conflicto tiende a minimizarse; en los procesos de cismogénesis complementaria, la polarización tiende a ser más agresiva porque cada una de las partes se acusa mutuamente y busca posicionarse. Resalta aquí el nosotros/ ellos en donde cada grupo maximiza sus aciertos y cualidades, además minimiza los aciertos y argumentaciones que maneja la otra parte.
Villafuerte y García sostienen que, en Chiapas, la conflictividad es una síntesis de la complejidad; que las comunidades chiapanecas son espacios “con repetidos conflictos interétnicos” [2021:213] e intraétnicos —desde la perspectiva de Bastian [2008]— pues prevalecen los conflictos por divisiones al interior de las comunidades.
En un estudio reciente, Villalobos [2020] señala que el clima de violencia, miedo e inseguridad que permea en el municipio de Chilón en los últimos años19 está relacionado con el crimen organizado y con las acciones de los grupos armados de tipo paramilitar —grupos de choque y/o autodefensas.
La propuesta de suprimir el esquema partidista amenaza con romper el control social que los grupos de poder local mantienen con la estructura del gobierno municipal, así que se genera un tipo de relación conflictual: cismogénesis complementaria con lucha por el poder, la cual genera violencia.
CONCLUSIONES
En este estudio resaltamos dos ideas importantes. La primera tiene que ver con la prevalencia de una idealización de la autonomía, no sólo desde las investigaciones académicas, sino más concretamente en los discursos constitucionales sobre el reconocimiento del derecho de los pueblos indígenas a la autonomía, pero que en la práctica está lejos de materializarse. Discursos que se muestran bellos pero inoperantes. La segunda es la complejidad política, social y cultural que, sin duda, atraviesan los municipios indígenas para consolidar su proceso autonómico.
De modo que hemos evidenciado el clima, el contexto y contenido de la arena política en el que se mueve la propuesta de Gobierno Comunitario en Chilón, en especial, la correlación de fuerzas entre los diversos actores y las contradicciones internas aunado a la confrontación entre los distintos sistemas de gobierno que converge en relaciones de poder, conflicto y violencia. Para lo cual fue preciso un enfoque teórico que no minimizara los factores externos, pero que acentuara en los factores endógenos o internos que generan desacuerdos y fragmentación.
El abordaje desde el enfoque de cismogénesis resultó oportuno para la comprensión de los distintos niveles de conflicto, los discursos y las posturas de los grupos. Por un lado, en la escala municipal, se producen conflictos con grupos que expresan intereses antagónicos. En esa relación conflictiva de lucha por el poder (cismogénesis complementaria), cada grupo quiere imponer sus reglas y puntos de vista, por lo tanto, es difícil negociar; no hay diálogos ni acuerdos. Por otro lado, en la relación simétrica, los desacuerdos que se evidencian en el interior del grupo son la imposibilidad de establecer una lucha de mayor alcance; la falta de inclusión de la población no católica y el cambio cultural en la ocupación de cargos. Sobre este último punto, la complejidad social evidenció una rivalidad entre el sistema de cargos tradicionales con los cargos religiosos contemporáneos, en particular, con el cargo de Principal.
En ese sentido, la ruptura que se produce en el seno de la organización desdibuja el objetivo común y evidencia una fase de estancamiento, que es el punto, de acuerdo con Rubin, Pruitt y Kim, donde la situación no empeora, sino que puede seguir igual o puede ser un paso para mejorar ante los cambios que han de venir.
Finalmente, afirmamos que el municipio de Chilón es en la actualidad un nudo de conflictos, por lo que el proceso de reconocimiento de Gobierno Comunitario está lejos de su concreción, no sólo por las redes de poder externas opuestas, sino también por su débil organización y conflictos internos en la propia comunidad. Tomando en cuenta los desafíos para el establecimiento de Gobiernos Comunitarios, es preciso reflexionar en la autonomía en general y a establecer otras líneas de análisis, por ejemplo, qué es la autonomía desde la percepción de los pueblos indígenas.