En el México del siglo XXI, la participación de las mujeres en el ámbito político ha pasado de ser una demanda a una realidad. Sin embargo, como en muchos otros países, su presencia en los cargos públicos sigue siendo minoritaria. Los altos cargos son ocupados en mayor medida por hombres, y es difícil el traspaso del llamado “techo de cristal”.1
En los años recientes, a causa de las reformas electorales y de la promoción de los derechos humanos, se ha buscado que la presencia de la mujer sea activa en la toma de decisiones; el espacio legislativo es en el que más se ha avanzado. Así, pese a la creciente atención que se presta a los estudios legislativos, la mayoría de estos trabajos se enfoca en el ámbito federal (Peña, 2005; Béjar y Cortéz, 2012; Patrón, 2014), y se olvida la esfera local y su evolución temporal, lo que se replica en el interés por los resultados de la participación de las mujeres en la vida política legislativa (Alarcón, 2009; Aparicio, 2009; Palma y Chimal, 2012; Palma y Cerva, 2014; Cerna, 2014; Montaño y Cortés, 2014; Palma, 2015; Palma, 2016; Carminotti y Freidenberg, 2016).
Este trabajo tiene como objetivo conocer los resultados de las medidas afirmativas para apoyar la participación y el acceso de las mujeres en los espacios políticos. En este caso particular revisaremos el efecto de las medidas afirmativas de cuotas y paridad de género en un espacio legislativo local: la integración del Congreso del Estado de San Luis Potosí. También se revisarán las vías de ingreso a la diputación -por mayoría relativa o representación proporcional2-, el nivel educativo, la profesión y el puesto inmediato previo, teniendo en consideración cinco legislaturas (2003-2006, 2006-2009, 2009-2012, 2012-2015 y 2015-2018). Todo ello permitirá ganar perspectiva histórica para trazar posibles transformaciones en la brecha de género y la revisión de los perfiles de quienes alcanzan el puesto de representación, a fin de conocer si hay diferencias y modificación en las habilidades y experiencia de hombres y mujeres.
Para esta investigación, se hizo una base de datos con información de la integración del Congreso local desde 1984; sin embargo, debido a la poca información disponible sobre quienes alcanzaron el puesto, se revisará la información recabada de la LVII Legislatura (2003-2006) a la LXI Legislatura (2015-2018) para 135 legisladores, aunque en algunos casos se referirá información previa para dotar de elementos contextuales. Las variables por cada legislatura son el número de mujeres y hombres que alcanzan las diputaciones, las vías de acceso a la diputación (número de mujeres y de hombres que entran por mayoría relativa o por representación proporcional), nivel educativo, formación profesional y puestos políticos previos.
La información se recabó de la página en internet del Congreso del Estado de San Luis Potosí, del Consejo Estatal Electoral, periódicos locales y medios electrónicos de comunicación.
La participación de la mujer en la política
Durante mucho tiempo, la participación de la mujer en la esfera política se ha visto mermada por los estereotipos de género que establecen ciertos patrones respecto de los roles que cumplir por hombres y mujeres: la mujer debía permanecer en espacios de lo privado (el hogar) realizando actividades domésticas y encargándose del cuidado de la familia; el hombre era visto como un ente público encargado de las relaciones políticas y económicas (Bareiro et al., 2004; Medina, 2010). Ante esto, los reclamos por una inclusión efectiva que haga realidad la igualdad de género y la defensa de los derechos políticos de las mujeres desde los Derechos Humanos (Serrano, 2009) han tenido efectos en las disposiciones legales que organizan el acceso a los espacios de poder público y el ejercicio efectivo del poder político por las mujeres. Sin embargo, una vez salvados legalmente estos obstáculos,3 aparecieron otros de índole institucional, pues si bien la igualdad jurídica es condición necesaria para la participación política de las mujeres, no ha sido suficiente ante las desigualdades, subordinaciones y discriminaciones estructurales (Medina, 2010) que surten efecto en los procesos de reclutamiento y selección de candidaturas (Palma y Chimal, 2012; Palma y Cerva, 2014).
Por lo anterior, es altamente relevante preguntar si las medidas afirmativas que buscan fomentar la participación de las mujeres en la vida política han tenido efectos positivos, si hay una vía de acceso a las diputaciones preferida por los partidos, es decir, si entran por designación partidista por la vía de la representación proporcional, o si se les asume en condiciones de competir por la vía de mayoría relativa y ganar; si hay diferencias en el nivel educativo y profesional, y si hay diferencias de género en cuanto a la experiencia política. Aún más en un contexto subnacional, donde los hallazgos pueden ser diferentes a los que se puedan encontrar en el ámbito federal.
La participación de la mujer en la política local a partir de las cuotas y la equidad
En México, la participación de la mujer tuvo un impulso importante en 1953 a partir del reconocimiento del derecho a ejercer el voto y ser votada, como resultado de una larga lucha con antecedentes locales. Históricamente, las mujeres han sido subrepresentadas en los cargos de elección popular (Caminotti y Freidenberg, 2016; Freidenvall et al., 2013; Jones et al., 2012; Llanos y Roza, 2015; Ruiz y Grande, 2015; Palma y Chimal, 2012; Htun, 2002). Por ello, su participación ha sido minoritaria (Cazarín, 2012). En el caso de la integración del Congreso del Estado de San Luis Potosí,4 entre 1984 y 1997, la participación de la mujer no logró pasar de 10 por ciento; incluso, entre 1993 y 1997 fue nula su presencia. Para la legislatura 1997-2000, dicha participación alcanzó 14 por ciento; sin embargo, en la legislatura siguiente, 2000-2003, sería solo de 3.7 por ciento.
Los años noventa y la primera década del siglo XXI fueron fundamentales para la participación de las mujeres en México, principalmente por las reformas en materia electoral encaminadas al incremento porcentual de estas en los espacios legislativos mediante acciones afirmativas,5 con el fin de acortar las brechas existentes en el acceso de las mujeres a los Congresos, en particular en el nivel federal, con las reformas de 2002 y 2008, que regularon la cuota de género, y en 2014, la paridad de género.6
En San Luis Potosí, si bien desde la Ley Electoral de 2000 ya se contemplaba la integración de las listas por hombres y mujeres, esta era solo una recomendación.7 No sería hasta 2002, a la par de las reformas federales, cuando se modificaría el artículo 33 de la Ley Electoral del Estado de San Luis Potosí, modificación que estableció que las listas de los partidos políticos no estarían integradas por más de 70 por ciento de candidatos propietarios del mismo género.8 Con esto, se establece para San Luis Potosí la primera acción afirmativa que obliga legalmente a los partidos políticos a integrar las listas de candidatos observando y respetando la cuota de género. Este fue el primer ejercicio legal para el incremento de las mujeres en el Congreso potosino.
Para el nivel federal, de igual manera, se reformó en 2008 la cuota de género, por lo que pasó de un porcentaje 70-30 a uno de 60-40. Sin embargo, la Ley Electoral Estatal no fue reformada, por lo cual en las elecciones de 2009 y 2012 persistieron los mismos porcentajes registrados desde 2002.
La última acción afirmativa, de 2014, que regula el porcentaje de integración de las candidaturas de los partidos es la paridad de género, tiene un carácter trascendental porque se elevó la acción afirmativa a 50-50 para fórmulas completas, es decir, los suplentes deben ser del mismo género que los propietarios, además de respetar los mandatos de posición9 y garantizar la paridad en las candidaturas tanto de mayoría relativa como de representación proporcional.
En ese mismo año, se estableció también la paridad de género en la Ley Electoral Estatal, que ahora, en el artículo 293, señala que de la totalidad de solicitudes de registro de candidatos para diputados y planillas de renovación del Ayuntamiento en ningún caso se incluirá más de 50 por ciento de candidatos(as) propietarios y suplentes del mismo género.
Como resultado de estas modificaciones, el Congreso local, que se integra con 27 legisladores (15 de mayoría relativa y 12 de representación proporcional), vio trasformada su composición con un incremento de la participación de las mujeres. En la legislatura 2003-2006, primera con la legislación 70-30, las mujeres ocuparon 14.8 por ciento de los asientos disponibles; en contraste, en la legislatura 2000-2003 alcanzó solo 3.7 por ciento, y en la legislatura 1997-2000 no ingresó una sola mujer. En la siguiente legislatura, 2006-2009, alcanzó 25.9 por ciento. En el periodo 2009-2012 hubo un ligero retroceso a 22.2 por ciento de mujeres. En la legislatura 2012-2015, aun con la legislación 70-30, se retrocedió aún más, a 18.5 por ciento. Finalmente, en la legislatura 2015-2018, ya bajo la acción de paridad 50-50, alcanzó 33.3 por ciento de los asientos disponibles.
Desde 1984, año del que tenemos datos disponibles, hasta la fecha se ha incrementado la participación de las mujeres en la integración del Congreso del Estado de San Luis Potosí. Si bien, aun con la paridad establecida en la ley estatal para la integración de las candidaturas, no se alcanzó la paridad perfecta10 en el Congreso. Se debe mencionar que con las acciones afirmativas se ha podido ver un avance en la incorporación de las mujeres en el espacio institucional de toma de decisiones políticas, que ha acortado la brecha de género previamente existente, pues la más reciente legislatura supera el 25 por ciento en promedio de asientos ocupados por las mujeres en América Latina en las legislaturas subnacionales (PNUD, 2015), pero nueve por ciento menos que en la legislatura federal 2015-2018.
Si bien el Congreso de San Luis Potosí ha sufrido altas y bajas en la incorporación de las mujeres, hay que subrayar que, según el gráfico presentado, las acciones afirmativas han tenido efectos positivos, pues han logrado su objetivo de disminuir la brecha de género en el ingreso a los Congresos. Ahora bien, ¿por cuál vía entran las mujeres en el Congreso de San Luis Potosí, mayoría relativa o representación proporcional?
Los estudios consultados refieren que las acciones afirmativas tienden a funcionar mejor en los sistemas de representación proporcional que en los de mayoría; son más amigables en la incorporación de mujeres en las legislaturas (Peschard, 2002; Jones et al., 2012), ya que las candidaturas de mayoría siguen ligadas a las condiciones de competencia del partido (Alacio, 2016; Hernandez y Taguenca, 2016; Sarabia, 2016). En resumen, las mujeres tienen mayor posibilidad de acceder al Congreso por la vía de la representación proporcional.
Como se puede observar en el cuadro 2, las mujeres ingresaban al Congreso estatal por la vía de la representación proporcional. No sería hasta la legislatura 1997-2000 cuando las mujeres lograron acceder por la vía de la mayoría relativa, es decir, compitiendo por los votos en sus distritos. Esto es significativo porque en la elección de 1997 inició una competencia más cerrada entre los principales partidos en el estado, Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN). Aunque la elección de 2000 no significó la entrada de mujeres por la vía de la competencia directa en los distritos, las cinco legislaturas siguientes, con las legislaciones vigentes de cuotas y paridad, han tenido ingresos por la vía de la mayoría relativa.
También se puede observar que esta vía de acceso, la mayoría relativa, ha cobrado mayor presencia en las últimas dos legislaturas, 2012-2015 y 2015-2018, con un incremento de cien por ciento, al pasar de 11.1 a 22.2 por ciento en esta última, después de la reforma por la paridad 50-50. Sin embargo, la vía de la representación proporcional ha significado el ingreso de mayor número de mujeres en el Congreso en comparación con la vía mayoritaria. Esto nos habla de que, por medio de las listas, los partidos han logrado que sus candidatas accedan a los escaños, dejando claro que su entrada ha sido más compleja por la vía mayoritaria, situación que conlleva la presencia de menos diputadas por dicho principio.
Ahora bien, ¿qué partidos tienen una entrada mayor de mujeres al Congreso?
Las mujeres legisladoras en los partidos políticos
Para la democracia, los partidos políticos tienen un papel fundamental, pues son los vehículos que llevan de manera directa a las y los candidatos a ocupar escaños en los Congresos, los cuales transfieren preferencias e intereses de la ciudadanía (Htun, 2002, p. 29-30; Towns, 2012, p. 196; Ruiz y Grande, 2015, p. 153; Ferreyra, 2015, pp. 17-18 y 29).
Sin embargo, a los partidos políticos les ha costado trabajo incorporar mujeres. Históricamente, estos se han caracterizado por ser estructuras sexistas (Htun, 2002, p. 27). Ello explica por qué tan pocas mujeres han logrado ser diputadas. En gran medida, a raíz de dicha problemática se han tenido que implementar las acciones afirmativas. Los partidos políticos son los principales obligados a cumplir las disposiciones legales, pues se convierten en actores indispensables en el control, el acceso y el avance de las mujeres en el espacio político del Congreso.
En el caso de San Luis Potosí, la participación de la mujer ha tenido altas y bajas. En algunas legislaturas ha habido mayor número de mujeres que en otras, por lo que es necesario conocer la integración de las legislaturas a fin de dilucidar cuáles son los partidos políticos que han incorporado mayormente a las mujeres y el tipo de ingreso (mayoría relativa o representación proporcional), para ello se revisarán las legislaturas de las que se dispone información.
PRI | PAN | PRD | PVEM | PANAL | MC | Total | |||||||
MR | RP | MR | RP | MR | RP | MR | RP | MR | RP | MR | RP | ||
1984-1987 | 2 | 2 | |||||||||||
1987-1990 | 2 | 2 | |||||||||||
1990-1993 | 1 | 1 | |||||||||||
1993-1997 | 0 | ||||||||||||
1997-2000 | 1 | 2 | 3 | ||||||||||
2000-2003 | 1 | 1 | |||||||||||
2003-2006 | 1 | 1 | 1 | 2 | 5 | ||||||||
2006-2009 | 2 | 2 | 1 | 2 | 7 | ||||||||
2009-2012 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 1 | 6 | ||||||
2012-2015 | 3 | 1 | 1 | 5 | |||||||||
2015-2018 | 2 | 1 | 1 | 1 | 2 | 1 | 1 | 9 | |||||
Total | 8 | 14 | 4 | 6 | 2 | 2 | 0 | 1 | 2 | 1 | 0 | 1 | 41 |
Pre reforma 2002 | 1 | 8 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 9 |
Post reforma 2002 | 7 | 6 | 4 | 6 | 2 | 2 | 0 | 1 | 2 | 1 | 0 | 1 | 32 |
Fuente: Elaboración propia con datos del CEEPAC y H. Congreso del Estado.
La reforma de 2002 y subsiguientes, como se puede observar en el cuadro 1, han tenido efectos claros en la dinámica política local en las legislaturas, pues, previo a la reforma, desde 1984 hasta la legislatura 2000-2003, solo nueve mujeres en seis elecciones habían accedido al Congreso. A partir de entonces, con altibajos, se ha incrementado la presencia de las mujeres hasta llegar a 32 en cinco elecciones, es decir, se pasó de un promedio de 1.5 mujeres por legislatura a 6.4. Además, de estas 32 mujeres diputadas, 46 por ciento ha ingresado por la vía de la mayoría relativa, es decir, compitiendo en los distritos por los votos.
Es importante destacar que en la etapa previa a la reforma de 2002 para establecer cuotas de género (70/30), las mujeres obtenían un lugar en el Congreso estatal casi exclusivamente por la vía de la representación proporcional y solo por un partido, el PRI, que ejerció el control hegemónico de la actividad política en el Poder Legislativo hasta 1997, cuando las elecciones se hicieron más competitivas.
Si bien en el estado se realizaban elecciones competidas y con cierta garantía de imparcialidad desde 1991, año en que se ciudadanizó el organismo encargado de las elecciones, cuando las alternancias en el ámbito municipal comenzaron, y desde mucho tiempo atrás había representación de los entonces partidos de oposición en el Congreso por la vía de la representación proporcional, no fue sino hasta 1997 cuando uno de ellos alcanzó diputaciones por la vía de mayoría relativa y solo seis años después, en 2003, con la entrada en vigor de las cuotas de género, alcanzó el acceso de las mujeres por un partido de oposición, el PAN. Lo que no es de sorprender, pues fue el partido que había competido con el PRI con mayor brío en el estado.
Así, en el periodo 2003-2006, cinco se incorporaron al Congreso como legisladoras: dos por el PRI y tres por el PAN. Esto es importante porque en las elecciones de 2003 se registró por primera vez en el estado la alternancia en la gubernatura al ganar el PAN la elección. Sin embargo, en esta legislatura se presentó una situación que puede ser considerada un antecedente de lo que en 2009 se denominaría “las Juanitas”.11 Una diputada del PRI, que ingresó por representación proporcional, renunció a la diputación antes de tomar posesión, y en su lugar quedó su suplente, un hombre con trayectoria política mayor y que formaba parte del mismo gremio representado, los profesores o el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE).12
En la legislatura LVIII (2006-2009), el número de mujeres legisladoras descendió. La elección de ese año coincidió con la elección presidencial en la que el PAN ganó. De igual forma, con un gobierno panista en el estado, el PAN tuvo el mayor porcentaje de mujeres y hombres en el Congreso y alcanzó tres asientos para mujeres, dos por mayoría y uno de representación proporcional, con la novedad de que por el Partido de la Revolución Democrática (PRD) se incorporaron dos diputadas por representación proporcional. Del mismo modo, por el PRI se incorporó una por mayoría y una por representación. En tanto, el Partido del Trabajo (PT), el Partido Conciencia Popular (PCP), Nueva Alianza (PANAL) y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) solo tenían hombres legisladores.
Para el periodo 2009-2012, el PRI recuperó presencia general en el Congreso, aunque la participación de mujeres de este partido quedó en dos, una por vía de mayoría y una por representación. El PAN solo obtuvo un asiento, por la vía de la representación proporcional. Otros partidos llevaron mujeres al Congreso, como el PVEM, con una por la vía de la representación proporcional; Partido Nueva Alianza con dos, una por cada vía. Estos dos partidos en algunos casos hicieron alianza con el PRI y el PAN, respectivamente. Así, en esta legislatura hubo un total de seis diputadas, equivalente a 22.22 por ciento de la legislatura.
En la legislatura siguiente, 2012-2015, hubo una ligera baja en la proporción de mujeres diputadas, pues solo cinco alcanzaron un asiento, una menos que en la legislatura anterior. Sin embargo, hay dos elementos significativos: el primero es que solo ingresaban por dos partidos, PRI y PAN, mientras que en la legislatura anterior habían ingresado por cuatro. El segundo es que tres de ellas (las tres del PRI) accedieron por la vía de la mayoría relativa, es decir, compitiendo por el voto en sus distritos, y solo dos lo hicieron por representación proporcional.
Finalmente, en la legislatura 2015-2018 se registró el número más alto de mujeres en el Congreso, con nueve, provenientes de cinco partidos políticos: el PRI, tres diputadas, dos de ellas ingresaron por mayoría y una por representación; el PAN, dos, una por cada vía; el PRD, dos, por la vía de la representación proporcional; Nueva Alianza, una, y Movimiento Ciudadano (MC), una; estas dos últimas por la misma vía de la representación proporcional.
Si bien la presencia de las mujeres en el Congreso local ha tenido altibajos, esta se ha incrementado de forma notoria a partir de las reformas para la inclusión de las mujeres por medio de acciones afirmativas, y en los partidos políticos se ha diversificado. Con el paso de los años y con la adopción de medidas afirmativas, los partidos políticos han dejado de ser estructuras de hombres, pues han incluido a mujeres en sus direcciones y, desde luego, en las candidaturas. Una posible señal esperanzadora es que algunos partidos ya muestran paridad, aunque puede ser meramente casual, y seguramente se alterará en las siguientes legislaturas. Lo importante es que su presencia está creciendo, además de que ya no solo ingresan por representación proporcional, sino que las mujeres están compitiendo en los distritos, situación que con anterioridad no se veía en el estado.
Las mujeres en el Congreso: Perfiles y trayectorias
Ahora bien, es relevante revisar los perfiles de las personas que han ingresado al Congreso, así como las diferencias y las similitudes en estos, sobre todo porque dos de los prejuicios sociales considerados dificultades para la participación política de las mujeres es la falta de preparación y la inexperiencia y desconocimiento de la práctica política (Bareiro et al., 2004). Como señala Palma (2016, p. 58), “los detractores de la cuota argumentan que ésta se coloca por encima de los méritos”, con lo que ponen en duda la preparación académica y profesional de las mujeres con respecto de los hombres. Para ello, revisaremos el nivel educativo, la formación profesional y los puestos previos desde la legislatura 2003-2006 hasta la legislatura 2015-2018.
En la legislatura 2003-2006, la mayoría de los integrantes de esta (55 por ciento) contaba con estudios universitarios concluidos o equivalentes;13 asimismo, la mayoría de las mujeres se encontraba en este grupo. En cuanto a la profesión, la mayor proporción es la de egresados de Derecho (29 por ciento), tanto mujeres (7.41 por ciento) como hombres (22.22 por ciento); seguida por Contaduría (11.11 por ciento), ingenierías (7.41 por ciento) y Educación (7.41 por ciento) entre los hombres, y Educación (3.7 por ciento), Medicina (3.7 por ciento) y Química Farmacobióloga (3.7 por ciento) entre las mujeres.
Acerca de la legislatura 2006-2009, 74 por ciento de los integrantes tiene estudios universitarios completos o superiores (posgrado, 3.7 por ciento); 14 por ciento, estudios universitarios incompletos; 3.7 por ciento, estudios de bachillerato, y 7.4 por ciento tiene estudios secundarios.
En cuanto a las áreas disciplinares de quienes tienen estudios universitarios concluidos y superiores, el área con mayor proporción es, de nuevo, Derecho, con 22 por ciento entre los hombres y 3.7 por ciento entre las mujeres; seguida por Ingeniería y Contaduría, con 14.8 y 7.41 por ciento entre los hombres, respectivamente. Mientras que entre las mujeres hay dispersión entre Pedagogía, Psicología y Química Farmacobióloga.
El Congreso 2009-2012 presenta un incremento en la proporción de personas que tienen estudios universitarios completos o superiores, con 77 por ciento, y todas las diputadas cuentan con estudios universitarios completos, lo que permite hablar de una mayor profesionalización académica. Sin embargo, aún hay diputados con escolaridad básica y media. Cabe destacar que se incrementó también el porcentaje de legisladores con grado de maestría a 14 por ciento.
Respecto de las carreras cursadas por los legisladores con estudios universitarios concluidos o superiores, una vez más, Derecho tiene más presencia, aunque en esta ocasión está empatada con Educación y Contaduría, seguidas por Administración e Ingeniería. Cabe destacar que no hay mujeres con formación en Derecho, y se reparten entre Educación (7.4 por ciento), Contaduría (7.41 por ciento), Administración (3.75 por ciento) y Decoración de Interiores (3.75 por ciento).
En la legislatura LX, de 2012 a 2015, al igual que en la anterior, había legisladores que cuentan solo con estudios de secundaria o bachillerato, pero disminuyó la proporción de personas con estudios universitarios incompletos, y se mantuvo arriba de 55 por ciento los que tienen título universitario. Lo interesante es que se incrementó el porcentaje de quienes tienen formación de posgrado.
En cuanto a las profesiones de quienes cuentan con estudios universitarios completos o superiores, destaca, una vez más en primer lugar, Derecho y Administración, mientras que entre las mujeres destacan las áreas de Educación, Contaduría y salud.
A su vez, la legislatura 2015-2018 tuvo 62 por ciento de legisladores con estudios universitarios concluidos y 22 por ciento con estudios de maestría. Todas las mujeres de esta legislatura cuentan con estudios universitarios terminados, incluso algunas tienen estudios de posgrado.
En esta legislatura (LXI) predominaron las carreras de Derecho y Administración (22.22 por ciento). Educación se mantuvo como una de las carreras con mayor presencia, 18.52 por ciento; en segundo plano quedaron Contaduría, con 11.11 por ciento; Agronomía, con 7.41 por ciento, y otras, con 3.70 por ciento. Las diputadas son profesionistas en el área de la educación (14.81 por ciento); como segundas carreras están Derecho y Contaduría (7.41 por ciento). Entre los diputados, la primera carrera es Administración (18.52 por ciento) y la segunda es Derecho (14.81 por ciento).
Con lo revisado hasta ahora en cuanto a los perfiles académicos de los diputados, destacamos que la mayoría de las mujeres cuenta con estudios universitarios concluidos; son muy pocas las diputadas que solo tienen bachillerato; ninguna mujer ha ocupado un escaño con grado educativo básico. En tanto, algunos hombres solo cuentan con secundaria, aunque se debe señalar que la mayoría de quienes tienen grado de maestría son hombres.
Con una mayoría de mujeres y hombres legisladores con educación superior, se incrementa la posibilidad de tener diálogos más nutridos y, por lo tanto, discutir los temas de manera amplia. Asimismo, esto indica una paridad educativa alcanzada entre quienes acceden a un puesto de representación, lo cual es coincidente con lo identificado en otros estudios para la región en el contexto nacional (Cerna, 2014) e internacional (Verge, 2011).
Acerca de las carreras profesionales de quienes integraron el Congreso del Estado de San Luis Potosí entre 2003 y 2018, se reafirma la idea antes expuesta respecto de que durante varios años la profesión de abogado o licenciado en derecho ha permeado en el Congreso, lo que ha generado la idea en la sociedad de que nuestros representantes siempre cuenten con dicho perfil. Así, en la gráfica, principalmente figura el Derecho, seguido por Educación, Contaduría y Administración, y el ámbito profesional de las ingenierías. En cuanto a las mujeres, la profesión que más destaca es Educación, seguida por Derecho y Contaduría.
A su vez, el área profesional a la que se dedican las congresistas refleja patrones de segregación de género en la fuerza de trabajo (Franceschet y Piscopo, 2014, p. 94). Es decir, las mujeres tienen profesiones encaminadas a lo educativo, mientras que las ingenierías siguen siendo profesiones de hombres (Palma, 2016, p. 85).
Puestos previos a la diputación (experiencia política)
Como el resto de los individuos en la sociedad, los legisladores desarrollan diversas ocupaciones previas a la diputación que les permiten llevar adelante una carrera o trayectoria en el ámbito público con la que van generando experiencia de negociación y conocimiento sobre los temas de la agenda legislativa, o pueden haber tenido una vida enfocada en el ámbito personal, empresarial o laboral que les permite acceder con una experiencia específica sobre ciertos temas.
No necesariamente un legislador tiene que contar con una carrera profesional para la toma de decisiones, pues el trabajo legislativo se desarrolla mediante las negociaciones que se entablan entre las y los integrantes del Congreso. La experiencia ganada en la vida pública o en el entorno privado referente a los temas que se discuten en el Congreso puede ser fundamental para un buen desempeño legislativo. “Para los estudiosos de la democracia y de los políticos, el diputado con mayor experiencia obtendría mejores resultados en su actividad. Para la opinión pública, el diputado novato beneficiaría más a la democracia al no estar ‘contaminado’ de lo que es la experiencia en la política” (Montaño y Cortés, 2014, p. 92).
Ahora bien, de los hombres y las mujeres que accedieron al Congreso del estado, ¿cuál ha sido su puesto previo?, ¿cuál es su experiencia política al asumir la diputación?
En la legislatura 2003-2006 observamos que la mayoría de los diputados había tenido algún tipo de experiencia política. Destacan, en particular, quienes habían sido senadores o diputados federales y locales, lo que indica que habría una propensión a reciclarse entre los niveles federal y local para sobrevivir en la carrera política. También destaca el número de alcaldes, lo cual muestra que habría una propensión progresiva a la ambición política (Schlesinger, 1966). Entre las mujeres que accedieron a la legislatura, sus experiencias vienen de ser alcalde, ocupar algún puesto en el Ayuntamiento, ser parte de un sindicato o, bien, desempeñarse en un partido político.
Para los integrantes del Congreso en el periodo 2006-2009, el puesto previo desde el que accedieron a la diputación fue la actividad partidista. Fungir como alcaldes, que en la legislatura anterior había sido el camino principal, entonces representaba 18 por ciento; el resto realizó actividades en los Ayuntamientos o en alguna responsabilidad como representante del gobierno federal. En el caso específico de las mujeres, ellas muestran trayectorias dentro del mismo Congreso -pero en puestos administrativos-, en cargos en los Ayuntamientos, en el gobierno federal y, sobre todo, en la vida partidista.
La legislatura 2009-2012 volvió a posicionar a quienes hacían vida partidista como la principal actividad anterior a la diputación local, con 29.63 por ciento. Le siguen quienes fueron alcaldes, con 18.52 por ciento, o habían ocupado algún puesto -de regidor o director de área- en los municipios, con 18.52 por ciento. Ser parte de un sindicato o gremio asociado a algún partido es una buena ruta de acceso, con 14.81 por ciento; haber sido diputado federal, 11.11 por ciento; haber desempeñado algún cargo en el gobierno estatal, 7.41 por ciento. En lo que respecta a las mujeres, provenían principalmente de la vida partidista, 11.11 por ciento; haber ocupado algún cargo en los Ayuntamientos, 7.41 por ciento, o ser parte de un gremio o sindicato, 3.7 por ciento.
Para el periodo 2012-2015, las vías de ingreso al Congreso seguían siendo predominantemente el partido, con 25.9 por ciento, y haber desempeñado el cargo de alcalde, con 22.2 por ciento. Es de importancia también el haber sido parte de los gobiernos municipales o de algún gremio o sindicato. De nuevo, se incorporaron actores que ya contaban con experiencia legislativa previa inmediata como diputado o senador federal.
Finalmente, en la legislatura 2015-2018, el puesto previo a la diputación que se presentó en mayor grado fue algún cargo en el partido, con 33.3 por ciento, seguido por actividades privadas, 22.2 por ciento, lo que implica un cambio importante respecto de las composiciones de las anteriores legislaturas. Después está haber desempeñado algún cargo en los gobiernos municipales, con 14.8 por ciento; haber desempeñado el cargo de diputado federal, con 11.1 por ciento, así como formar parte de algún gremio o sindicato, con 11.1 por ciento.
Como se puede observar, de estas cinco legislaturas, la mayoría de las mujeres y los hombres que las integraron había tenido algún tipo de experiencia política; es muy bajo el porcentaje de quienes salieron de la vida privada para ejercer una diputación, y la mayoría de estos había militado en partidos políticos, pero no habían desempeñado puestos de relevancia en estos.
Es importante destacar que en casi todas las legislaturas ha habido una proporción cercana a 10 por ciento de diputados con experiencia legislativa, federal o local, excepto en la legislatura 2006-2009. También es importante señalar que regularmente 18 por ciento de los diputados había ocupado el puesto de alcalde, como puesto previo inmediato, excepto en la legislatura 2015-2018. El lugar más común de donde han salido los diputados es de alguna posición relevante en los partidos políticos, en particular el puesto de presidente o secretario general de los comités directivos estatales.
Conclusiones
La investigación que se ha expuesto se preguntaba, en primer lugar, sobre el efecto de las acciones afirmativas como la cuota de género y la paridad en la integración del Congreso estatal de San Luis Potosí. Para ello, se construyó una base de datos con información de la composición de 11 legislaturas (iniciando en 1984).
A partir de la base de datos, se encontró que en el periodo 1984-2003, previo a la entrada en vigor de las reformas de cuotas, solo nueve mujeres habían accedido al Congreso en seis legislaturas, todas por un solo partido, el PRI, que dominaba el sistema político potosino, en consonancia a lo que sucedía en la esfera nacional.
Tras las reformas electorales que incorporaban las cuotas y hasta la inclusión de la paridad, entre 2003 y 2015, 32 mujeres habían accedido a un espacio en el Congreso estatal en cinco legislaturas, postuladas por cinco partidos, además del PRI, lo que indica no solo la apertura del sistema político a otras fuerzas, sino también que las medidas para impulsar la participación de la mujer en este espacio de decisión han sido fundamentales y han permeado en casi todos los partidos que tienen representación en el Congreso, pues solo uno de ellos -Conciencia Popular, un partido estatal- no ha tenido presencia de mujeres.
Así, en resumen, se pasó de un promedio de 1.5 mujeres por legislatura antes de las reformas a un promedio de 6.4. Por ejemplo, la proporción de mujeres en el Congreso en la legislatura 2000-2003 fue de 3.7 por ciento, mientras que en la legislatura siguiente -ya con las cuotas en efecto- se alcanzó 18 por ciento y en la legislatura 2015-2018 se llegó al máximo de 33 por ciento. Las acciones afirmativas, tanto las de cuota como las de paridad, han tenido efectos positivos en el acceso a los Congresos. Uno de los principales efectos fue el incremento porcentual de las mujeres dentro de los recintos legislativos, lo cual permitió acortar la brecha de género entre las y los diputados que componen los Congresos.
En segundo lugar, este trabajo se preguntaba por las vías de acceso de estas diputadas: mayoría relativa o representación proporcional. Lo observado permite responder que, previo a las reformas, las mujeres ingresaban casi exclusivamente por la vía de la representación proporcional; solo en una legislatura logró entrar una mujer ganando su Distrito de mayoría relativa. En las legislaturas integradas después del inicio de la aplicación de las cuotas, el ingreso fue por ambas vías; en las tres primeras legislaturas predominó la representación proporcional y en las dos últimas legislaturas la mayoría relativa, lo que puede ser indicativo del incremento de la competitividad de sus perfiles.
En tercer lugar, nos preguntamos por el nivel de estudios y las profesiones de mujeres y hombres. La revisión de la información al respecto arroja que entre las mujeres predomina el nivel de estudios universitarios concluidos; si bien hay algunos casos de mujeres con estudios de bachillerato o universitarios no concluidos, estos son casos únicos. Mientras que, en cuanto los hombres diputados, también predominan los estudios universitarios concluidos, aunque sí hay presencia constante de representantes con estudios de secundaria y bachillerato. En ambos casos, hay representantes con estudios de posgrado, en particular de maestría, lo que parece ser una tendencia creciente.
Respecto de las profesiones, destacan el derecho, la administración, contaduría y educación, aunque hay presencia de ingenierías, arquitectura, agronomía y ciencia política, entre otras. Es decir, hay una variedad de profesiones entre quienes ingresan al Congreso, pero hay una tendencia clara hacia el predominio del derecho. En cuanto a las mujeres, tienen principalmente formación en derecho, administración y educación. Es decir, no habría diferencias sustanciales en la formación.
En cuarto lugar, esta investigación se preguntó por la experiencia política de quienes entran en el Congreso estatal. Funcionarias de ayuntamiento (regiduría o dirección), actividades de partido, alcaldesas, diputadas federales, representantes sindicales, son las principales actividades previas a la diputación local. Considerando que la diputación local es el paso previo a la diputación federal en una carrera política ascendente, muy pocas mujeres ingresan con práctica legislativa previa y su experiencia se remite a una vivencia política local municipal o de actividades de partido o sindicales, y algunas de representación del gobierno federal en el ámbito estatal. En comparación, los hombres tienen más experiencia legislativa previa; también destacan por ocupar mayores espacios como funcionarios de primer nivel en el gobierno estatal; ser alcalde también representa importantes posibilidades para alcanzar una diputación, y el nivel directivo en los partidos políticos es igualmente relevante.
Como asuntos pendientes en esta área de investigación quedará el estudio de los efectos institucionales del sistema electoral y su distritación con el ingreso de las diputadas, las carreras posteriores de quienes alcanzan la diputación y de quienes no lo hacen, así como algunos elementos de la biografía política y sus procesos de socialización política. De igual manera queda pendiente, para el caso local, estudiar las agendas y el trabajo legislativo realizado por las mujeres en el Congreso, así como avanzar en una agenda de investigación acorde con la estrategia de transversalidad de género que se busca desarrollar en los parlamentos (PNUD, 2013).
Durante varios años, la mujer fue invisibilizada de lo público, por las relaciones de poder que se ejercían. De mediados a finales del siglo XX, el tablero dio un giro para reconocer e impulsar la participación de las mujeres en el ámbito de las decisiones sobre lo público. Pese a la creciente presencia de las mujeres en la política, a principios del siglo XXI aún no se puede dar por consolidado este avance, pues hay muchos obstáculos para el pleno reconocimiento de las capacidades de las mujeres en la vida pública; sin embargo, queda claro que se está avanzando por el camino correcto.