Distribución y descripción de la especie. El mono araña (Ateles geoffroyi [Kuhl 1820]) es una especie de primate silvestre que se distribuye desde el sureste de México hasta el noroeste de Colombia. Se encuentra desde el nivel del mar hasta los 1,800 msnm (Guzmán Serrano et al., 2008; Reid, 2009). Estos monos destacan entre los primates Neotropicales de mayor tamaño, (miden de 38-63 cm cabeza-tronco, y la cola entre 50-90 cm de longitud), con miembros delgados y muy largos, cabeza pequeña y con cola prensil cuyo extremo está desnudo en su parte inferior. Los animales adultos alcanzan a pesar hasta 9-10 kg (Guzmán Serrano et al., 2008; Reid, 2009). La mayoría de los individuos tienen la piel rosada alrededor de los ojos y de la boca. Machos y hembras son aproximadamente del mismo tamaño, pero las hembras pueden distinguirse por su clítoris particularmente largo, en forma de péndulo, mientras que los genitales de los machos están usualmente ocultos (Roosmalen & Klein, 1998; Guzmán Serrano et al., 2008; Reid, 2009).
Especie en El Salvador. El Museo Nacional de Antropología de El Salvador posee entre sus colecciones de la cultura precolombina, muestras de artefactos que pertenecen al Período Maya Clásico (del 300 AD - 1000 AD) con figuras que representan monos araña (Colección Museo D. J. Guzmán, El Salvador, en Morales – Hernández, 2002). El primer reporte de la especie en el país se realizó durante la época de la Colonia por el naturalista John Lloyd en 1841 (Stephens, 1996). En 1944 se reportó la especie en laguna de Olomega, departamento de San Miguel (Kellogg & Goldman, 1944); y posteriormente en Puerto El Triunfo y la hacienda Nancuchiname, Departamento de Usulután (Burt & Stirton, 1961). Morales (2003) y Owen & Girón (2012), mencionan que la especie Ateles geoffroyi también se reporta en El Salvador en Parque Nacional Montecristo, Departamento de Santa Ana; Chaguantique, El Tercio, Normandía, Cerro el Mono, Departamento de Usulután y Conchagua, Departamento de La Unión. Los estudios más recientes de mono araña para el país, fueron realizados por Argueta y Rivera en el 2004; y por Rodríguez Menjívar en 2007. Ambos esfuerzos se desarrollaron en el Área Natural Protegida (ANP) Normandía; Velado Cano y Pablo Cea en 2012, en el ANP Chaguantique (Fig. 1).
Estado de conservación. En cuanto al estado de conservación a nivel regional se clasifica a Ateles geoffroyi como una especie En Peligro de Extinción (Endangered A2c), con tendencia poblacional decreciente (IUCN, 2016). Para las autoridades ambientales en El Salvador, esta especie también se encuentra en la misma categoría En Peligro, documentado en el listado oficial de especies de vida silvestre amenazada o en peligro de extinción (MARN, 2015).
Descripción del área y hábitat. La laguna de Olomega es el mayor cuerpo de agua dulce de la planicie costera de El Salvador. Este cuerpo de agua y los humedales que la rodean se sitúan en una llanura que limita al sur con los acantilados de la cordillera de Jucuarán y al noroeste con el río Grande de San Miguel. El núcleo del humedal está compuesto por un espejo de agua de superficie variable pero que habitualmente ocupa una superficie estimada de 2600 ha con profundidad media de 2.9 m y en cuyo interior se encuentran las islas de Olomega y Olomeguita, junto con algunos pequeños islotes ubicados en el sector sudoriental de la laguna. En los meses de mayo y octubre (estación lluviosa), la laguna recibe las aguas del río Grande de San Miguel que alimentan y drenan la laguna. En el interior de la laguna se crean grandes bancos flotantes de jacinto de agua (Eichhornia crassipes). Los principales núcleos humanos se sitúan sobre las orillas de la ribera sur y al oriente de la laguna. Esta laguna sirve como área de alimentación y descanso de importantes concentraciones de aves acuáticas migratorias. (Díaz et al., 2004; Jiménez & Sánchez-Mármol, 2004).
Registro. En marzo de 2017, cooperantes Españoles en El Salvador, en un informe socioambiental dirigido al Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales de El Salvador (MARN), mencionan el avistamiento de un grupo de monos araña compuesto por siete a ocho individuos en el lugar nombrado en el documento como zona “S”, sin proporcionar mayor detalle de la ubicación de esta población de monos araña, para según no divulgar el lugar exacto del sitio, y evitar saqueo o cacería de monos araña (Barraza-Ferrer & Sánchez-Recacha, 2017).
El seis de abril de 2017 se organizó una expedición de campo con el fin de confirmar y documentar la presencia de de mono araña, en el lugar denominado como zona “S”, que es conocido localmente como cerro “el Roble”. El recorrido se realizó en compañía del mismo guía local que acompañó a Barraza-Ferrer y Sánchez-Recacha, en la cordillera alrededor de la laguna de Olomega, cantón “La Estrechura”, municipio de Chirilagua, departamento de San Miguel, en el Cerro “el Roble” a 453 msnm (13°16.846ꞌ N y 88°05.892ꞌ O) (Fig. 2), el cual consiste en un bosque tropical semidecíduo latifoliado de tierras bajas bien drenado, secundario y/o intervenido (MARN, 2011), con alto grado de regeneración en etapa final, presencia de árboles siempre verde de alturas que oscilan entre los 15 a 45 m en un terreno elevado con una pendiente de 85%, presencia de farallones y quebradas de invierno y con parcelas colindantes de monocultivos temporales (granos básicos) y frutales como marañón (Anacardium occidentale) con un área total de 6,811.77 ha.
Durante la expedición (14:00 a las 19:00), se observó en los mismo arboles en donde fueron ubicados por Barraza-Ferrer & Sánchez-Recacha (2017) la tropa de monos araña (Ateles geoffroyi) compuesta de ocho adultos, dos juveniles y un infante. La identificación detallada por sexos no fue posible, sin embargo se pudo confirmar que el grupo estaba compuesto por machos y hembras (Figs. 3-8). Al momento del encuentro, los individuos de la tropa se encontraban alimentándose de frutos en árboles de ojushte (Brosimum alicastrum) los cuales poseen alturas entre los 20 a 30 m. Esta especie de la familia Moracea, ha sido reportado como importante para la dieta de mono araña, tanto por su altura y follaje, como por el alimento que les proporcionan (Morales Hernández, 2003; Argueta Rivas & Rivera, 2004; Rodríguez Menjívar, 2007; Velado Cano & Pablo Cea, 2012). Durante el recorrido también se observaron muchas muestra fecales o excretas de monos araña debajo de otros árboles de ojushte distribuidos a lo largo de la cordillera (cerro “el Botijón” y “el Jubilete” 13° 16.877ꞌ N 88° 05.892ꞌ O), lo cual evidencia que ellos se desplazan según la disponibilidad de alimento, de igual manera se encontró a doscientos metros de distancia del avistamiento de monos araña, varios árboles de papayo de montaña (Vasconcellea cauliflora) rasgados en el tallo y frutos mordidos tirados en la tierra, según el señor Hugo Omar Chávez, agricultor y colaborador local, de la comunidad “La Estrechura”, laguna de Olomega y guía durante la expedición. (Com. Pers. 2017) han observado en otras ocasiones a los monos alimentándose de esta especie.
Los monos araña observados durante la expedición presentaban una coloración del pelaje negro y blanco, cara oscura y extremidades largas. Los especímenes presentaron una conducta territorial al percatarse de la presencia humana, emitiendo vocalizaciones de alarma, quebrando algunas ramas de los árboles y ocultando a los inmaduros. Después de 15 minutos se alejaron entre el dosel de los arboles hacia la cima de la montaña sin dejar de emitir alguna vocalización. H. O. Chávez Sae (Com. Pers. 2017) menciona que en ocasiones ha observado en la zona hasta 20 individuos juntos y que la tropa se distribuye desde el lugar conocido como “Cooperativa La Marañonera” (13°.295028ꞌ N -88°.031886ꞌ O) hasta el cerro “Nariz del Diablo” (13°.285052ꞌ N -88°.105151ꞌ O) que se encuentra en la misma cordillera del presente registro. Con este reporte se constituye el registro más actualizado de monos araña en la laguna de Olomega y para el Departamento de San Miguel, pues no se habían observado desde 1944 en esta zona.
Es necesario realizar un monitoreo de la población de monos araña en Olomega, en donde se recopile información de su distribución en el sitio, para conocer si representa un corredor biológico entre otras poblaciones reportadas para el país, estado de salud de la tropa, subespecie, principales amenazas, disponibilidad de alimento y refugio. Debido al estado de conservación nacional e internacional, se deben hacer los esfuerzos necesarios para incluir la mencionada cordillera, en el Sistema de Áreas Naturales Protegidas Nacional e implementar medidas de protección y vigilancia de la especie.