En la última década, México ha realizado esfuerzos para promover la equidad entre los géneros. Se han desarrollado acciones académicas y literarias para combatir estereotipos y fortalecer nuevos modelos de género (CONAPRED, 2018a, 2018b; ONU-MUJERES, 2018); también se han fortalecido políticas públicas a partir de la Ley general para la igualdad entre hombres y mujeres y Ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia (SRE, 2018). De igual manera, se conmemora el día de las niñas (UNFPA-México, 2018) y el día internacional de la mujer, la cual, este año convocó a una marcha que reunió alrededor de 80 mil mujeres, tan solo en la Ciudad de México. Es notable que los esfuerzos muestran avances en términos de políticas públicas y movimientos de la sociedad civil que indican visibilidad y cambios en la equidad de género. La pregunta es si estos cambios han tenido una influencia en la vida y subjetividad de hombres y mujeres. Es así que este estudio busca conocer la influencia de la presión social en la conformación de la identidad de género de adolescentes.
La identidad de género es entendida como aquella identificación con las atribuciones que se hacen de manera arbitraria a los cuerpos sexuados. Esta está conformada por conductas, pensamientos y deseos que distinguen socialmente a hombres y mujeres (Díaz-Guerrero, 2006; Rocha & Díaz-Loving, 2005) dentro de un proceso de socialización determinado por el contexto (Bugental & Grusec, 1998).
Es preciso comprender que la identidad de género binaria está sostenida en un orden social jerárquico. Es decir, el género es una jerarquía atribuida a los cuerpos de los hombres y las mujeres, por lo tanto, es la diferenciación cultural de los sexos (Lamas, 2000) en la cual, se invisibilizan otros cuerpos y expresiones de género. Este orden social binario, atribuye un valor central y positivo al género masculino, mientras que, al femenino, le atribuye un valor del orden de la otredad, es decir se conforma a partir de la definición del principal y que socialmente tiene menor reconocimiento y, por ende, es desvalorizado (Bordieu, 1996a; Serret, 2011). El modelo masculino latinoamericano nos muestra que el hombre tiene que probar todos los días su afiliación al grupo de los hombres, pues ser hombre tiene un lugar de prestigio y valor social (Olavarría, 2001), mientras que ser mujer es justamente el límite que sostiene la dupla genérica.
El género es una introyección sociocultural que sucede a través del habitus el cual, genera una serie de procesos (Bourdieu, 1996b) mediante la ejecución iterativa de conductas, pensamientos y actividades; los cuales, dentro del marco de género distinguen la masculinidad de la feminidad. Por lo tanto, el género está construido por tres elementos: (a) la asignación del sexo biológico, (b) expectativas y regulaciones diferenciadas (demandas-expectativas) y finalmente, (c) el contexto sociocultural en el que se encuentran las personas (Córdoba & Sapién, 2011).
La identidad de género evoca un binarismo en donde se identifican como oponentes que se complementan en un sistema de representaciones de la feminidad y la masculinidad (Núñez, 2011). Esta perpetúa las desigualdades sociales, políticas y económicas a partir de un fundamento de diferencias naturalizadas del sexo y sus atribuciones sociales a partir de la relación hombre-mujer (Núñez, 2011). La construcción de género se observa como consolidada cuando las personas introyectan estas demandas externas o imperativos socioculturales mediante la ejecución de las conductas esperadas, y replican la desigualdad de género que refiere a relaciones de poder y subordinación entre hombres y mujeres (Córdoba & Sapién, 2011).
Desde este binarismo, algunos autores han señalado que los significados de masculinidad y feminidad han cambiado a través del tiempo. Ellos afirman que estas diferencias se denotan en los cambios generacionales a partir de las actividades asignadas por la determinación sexo-genérica y, por ende, en la atribución de feminidad y masculinidad (Córdoba & Sapién, 2011; Díaz-Guerrero, 2006).
El género es una construcción cultural, y este se hace parte de la identidad de la persona a través de sistemas sociales que auxilian la introyección mediante mecanismos de retribución, aceptación o el rechazo social (Rohner & Carrasco, 2014). Los dos ámbitos sociales más importante para el proceso de endoculturación -implica el aprendizaje de los modos de pensar y comportarse de un contexto- de las/los adolescentes, es la familia y las amistades (Díaz-Guerrero, 2006; Kimble et al., 2002). La importancia de estos ámbitos sociales subyace en que son las interacciones primarias que proveen de reglas sociales de conducta y convivencia genérica.
Una característica importante de la adolescencia es que en el proceso de búsqueda identitaria el/la adolescente se separa progresivamente de la familia primaria y se refugia en el grupo social, el cual, se vuelve imprescindible para el pasaje de la adolescencia a la adultez (Knobel, 2004). Las amistades son relaciones voluntarias, contrarias a la familia, por lo que es necesario mantenerlas mediante las similitudes de valores y creencias, compartir actividades y proveer apoyo mutuo. Se ha identificado que las relaciones de amistad del mismo sexo abonan a la repetición de patrones de género típico en hombres y mujeres (Córdoba & Sapién, 2011; Winstead, Derlega, & Rose, 1997) porque el seguimiento de estos patrones favorece la intimidad y cercanía con las amistades (Díaz-Guerrero, 2006; Tajfel, 1984; Winstead, Derlega, & Rose, 1997). La membresía al grupo social favorece la autoestima, popularidad y jerarquía por medio de la prevalencia de las reglas que se establecieron en el grupo social de pertenencia (Closson, 2009; Rose, Glick, & Smith, 2011).
Por lo tanto, es importante estudiar la presión social ejercida por la familia y amistades como mecanismo normativo dentro del campo de la conformación de la identidad de género, ya que, es la técnica de control que existe para mantener el sistema sociocultural en el que se desarrollan las personas (Kimble et al., 2002).
Este estudio busca comprender la forma en que la presión social por parte de la familia y de las amistades tiene un efecto en la conformación de la identidad de género, además busca conocer si los cambios en los significados de género tienen un correlato en la forma en que los adolescentes se perciben hombres o mujeres. De acuerdo con Córdoba y Sapién (2011) se espera encontrar presión social por parte de la familia y las amistades en la conformación de la identidad de género tanto en hombres como mujeres, además, los cambios en el significado de género (Díaz-Guerrero 2006) tendrán un efecto en la forma en que los adolescentes perciben la identidad de género.
Método
Participantes
Para alcanzar el objetivo de este estudio se conformó una muestra no probabilística por conveniencia de 313 estudiantes de instituciones públicas de 12 a 18 años de edad (M=14.75, D.E.=1.93). Las aplicaciones se realizaron en dos zonas urbanas: poniente y sur de la Ciudad de México. La mayoría de las familias de los jóvenes que participaron en la investigación se encuentran en un perfil salarial bajo. Los niveles educativos de los principales cuidadores son: básica (primaria y secundaria) y media (bachillerato) trunca. De los participantes, el 48.7% se identificó como mujer y el 51.3% como hombre. En el nivel educativo se identificó que el 61.9% concluyó primaria, 23.5% secundaria, y el 14.7% ha concluido la preparatoria. En el caso de las jóvenes se reportó una media de 14.91 años (D.E. 2 años), el 57.8% ha concluido primaria, 22.4% secundaria, y 19.8% preparatoria. Los jóvenes indicaron tener una media de 14.6 años (D.E. 1.85 años) el 65.6% finalizó primaria, 24.2% secundaria, y 10.1% preparatoria.
Instrumentos
Se aplicó un instrumento que consta de un cuestionario sociodemográfico y de la Escala de Identidad de Género de Eagan y Perry (2001). Esta escala tiene 61 reactivos de respuesta tipo Likert pictográfico con cuatro opciones de respuesta que van desde “nada de acuerdo” hasta “totalmente de acuerdo”. En esta escala se reporta una confiabilidad alfa de Cronbach mayor a 0.73 en cada dimensión.
La escala evalúa cuatro dimensiones. La primera de ellas es la Autopercepción de Género Típico (α=0.78), la cual evalúa qué tanto la persona se siente identificada con el género asignado. Esta se mide mediante dos subdimensiones: la autopercepción de género típico asignado y la autopercepción de género no típico asignado. La primera contiene ítems como: “Algunas niñas sienten que son un buen ejemplo de ser niña”, mientras la segunda contiene ítems como: “Algunos niños sienten que no encajan con los demás niños”.
La segunda dimensión Satisfacción con el Género Asignado (α=0.79) evalúa qué tanto la persona se siente satisfecha con las actividades asignadas a su género. Esta se evalúa mediante dos subdimensiones: satisfacción con actividades acorde al género asignado, la cual contiene ítems como: “A algunas niñas les gusta ser niños”, e insatisfacción con actividades de género asignado, que contiene ítems como: “Algunas niñas desearían que las dejaran hacer cosas que sólo los niños hacen”.
La tercera dimensión está constituida por la presión social (α=0.92) , la cual se evalúa mediante dos subdimensiones: presión de amistades del mismo sexo para realizar actividades de género asignado, la cual tiene ítems como: “Algunas niñas creen que, si jugaran con juguetes de niños, otras niñas se molestarían”, y presión recibida por parte de madres y padres para realizar actividades de género asignado, la cual se conforma de ítems como: “Algunas niños creen que sus papás se molestarían si quisieran aprender a tejer”
Finalmente, la cuarta dimensión mide el sesgo intergrupal (α=0.73), la cual evalúa el grado en que se valora en mayor proporción las cualidades positivas del género propio.
Procedimiento
Se realizaron las aplicaciones en dos lugares. La primera de ellas fue en una secundaria pública mediante un formato de aplicación grupal. Contactamos a las autoridades del colegio quienes se comunicaron con los familiares de los estudiantes para dar a conocer el proyecto y se solicitó su aprobación para realizar las aplicaciones, en el consentimiento se les aseguró el anonimato y confidencialidad de la información. Las aplicaciones se llevaron a cabo en una sesión, asistieron dos aplicadores, quienes explicaron al grupo el objetivo del estudio y antes de iniciar la aplicación se les solicitó su asentimiento posteriormente, se resolvieron las dudas durante la aplicación.
La segunda aplicación se realizó en una escuela preparatoria pública de forma individual. Para la aplicación se les explicó el objetivo del estudio, se les aseguro la confidencialidad y anonimato de la información y se les ayudó a resolver las dudas que surgieron. En todas las aplicaciones se les aseguró que la información proporcionada sería confidencial y anónima a través del consentimiento informado que se otorgó de manera individual.
Análisis estadísticos
La información recabada se organizó en una base de datos y se analizaron con el programa estadístico SPSS (v. 24). Los análisis que se realizaron fueron una prueba t de Student para identificar la diferencia entre sexos en la percepción de las cuatro dimensiones evaluadas; posteriormente, se realizó una prueba de correlación de Pearson para cada sexo entre las variables evaluadas. Finalmente, se realizó un análisis de regresión múltiple con el objetivo de identificar la influencia que tiene la presión de las amistades y familiares para realizar actividades congruentes o diferentes a su identidad genérica asignada.
Resultados
A continuación, se muestran los resultados de los análisis estadísticos. Primero aparecen las diferencias estadísticas entre hombres y mujeres, después los análisis con respecto a las correlaciones entre las dimensiones de la identidad de género, finalmente se muestran los resultados de las regresiones que predicen las dimensiones de la identidad de género.
Los primeros análisis realizados fueron la comparación entre hombres y mujeres en las dimensiones de la identidad de género evaluada, como se muestra en la tabla 1. Se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre hombres y mujeres en tres dimensiones de la escala. La primera diferencia es en la dimensión de insatisfacción con las actividades de género asignado, las mujeres presentan más insatisfacción (x= 2.70) en comparación con los hombres (x= 2.57). También se encontraron diferencias en la presión de amistades del mismo sexo para realizar actividades del género asignado, en donde los hombres (x= 2.60) presentan mayor presión que las mujeres (x x= 2.44). Finalmente, los hombres (x= 2.57) tienen una media mayor que las mujeres (x= 2.36) en la presión recibida por parte de madres y padres.
Factores | Hombres | Mujeres | t1 | d | 95% I. C. | |||
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
M | DE | M | DE | |||||
Satisfacción con actividades acorde al género asignado | 2.68 | 0.55 | 2.56 | 0.61 | 1.75 | - | -0.01 | 0.25 |
Insatisfacción con actividades de género asignada | 2.57 | 0.67 | 2.70 | 0.68 | -2.70*** | 0.19 | -0.37 | -0.05 |
Autopercepción de género típica con la asignada | 2.65 | 0.49 | 2.64 | 0.50 | 0.14 | - | -0.10 | 0.12 |
Autopercepción de género no típica con la asignada | 2.62 | 0.55 | 2.63 | 0.55 | -0.17 | - | -0.13 | 0.11 |
Sesgo intragrupo | 2.60 | 0.66 | 2.59 | 0.67 | 0.06 | - | -0.14 | 0.15 |
Presión de amistades del mismo sexo para realizar actividades de género asignado | 2.60 | 0.59 | 2.44 | 0.70 | 2.10* | 0.25 | 0.01 | 0.32 |
Presión recibida por parte de madres y padres para realizar actividades de género asignado | 2.57 | 0.70 | 2.36 | 0.73 | 2.43** | 0.29 | 0.03 | 0.37 |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001
1= grados de libertad 311.
Posteriormente, se realizó el análisis de correlación en donde se identifica que existe correlación entre todas las dimensiones de la escala tanto para mujeres como para los hombres como se muestra en la tabla 2. No obstante, las correlaciones que más resaltan debido a su fuerza son la presión recibida por madres y padres con la presión recibida por las amistades, es decir, ambos grupos de interacción social ejercen presión para realizar actividades acordes al género asignado.
M1 | DE1 | 1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | |
Insatisfacción con actividades de género asignada (1) | 2.69 | 0.69 | - | 0.50*** | 0.34*** | 0.29*** | 0.29*** | 0.27*** | 0.36*** |
Autopercepción de género no típica con la asignada (2) | 2.63 | 0.56 | 0.51*** | - | 0.59*** | 0.47*** | 0.50*** | 0.50*** | 0.28*** |
Autopercepción de género típica con la asignada (3) | 2.66 | 0.50 | 0.37*** | 0.46*** | - | 0.52*** | 0.52*** | 0.46*** | 0.34*** |
Satisfacción con actividades de género asignada (4) | 2.61 | 0.59 | 0.38*** | 0.47*** | 0.58*** | - | 0.45*** | 0.43*** | 0.271*** |
Presión de amistades del mismo sexo para realizar actividades de género asignado (5) | 2.60 | 0.67 | 0.40*** | 0.39*** | 0.44*** | 0.46*** | - | 0.84*** | 0.46*** |
Presión recibida por parte de madres y padres para realizar actividades de género asignado (6) | 2.46 | 0.74 | 0.27*** | 0.30*** | 0.39*** | 0.43*** | 0.72*** | - | 0.39*** |
Sesgo intragrupo (7) | 2.53 | 0.67 | 0.43*** | 0.31*** | 0.26*** | 0.26*** | 0.52*** | 0.39*** | - |
Nota: La información arriba de la diagonal (lado derecho) corresponde a la muestra de mujeres, la información debajo de la diagonal (lado izquierdo) corresponde a la información de los hombres. *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001. 1: n=313
En el caso de las mujeres se encontró que la autopercepción de realizar conductas que no son típicas a su género asignado correlaciona con una mayor presión por parte de sus amistades y familiares. También se identifica una congruencia con respecto a la satisfacción con las actividades de género asignado con la autopercepción de que son actividades típicas al género. Se observa que cuando reportan mayor autopercepción de realizar actividades típicas al género que le asignaron, perciben mayor presión por sus amistades del mismo sexo para realizarlas. Un hallazgo interesante es la correlación entre la insatisfacción con actividades de género asignado con la autopercepción de género no típica con la asignada.
Por otro lado, en los hombres se encuentran dos correlaciones relevantes, la primera consiste en la satisfacción con las actividades de género asignado con la autopercepción de género típica con la asignada. Esto quiere decir que tanto los jóvenes se sienten a gusto con las actividades que les asignan, así como perciben que estás son típicas para su género ya que, se realizan por la mayoría de los miembros. Congruente con estos hallazgos, se identifica que los hombres cuando tienen un sesgo intragrupo en la que perciben que su género tiene mayor valor también reportan mayor presión por sus amistades para mantenerse en el grupo.
Finalmente, se realizaron cinco análisis de regresión múltiple mediante el método enter para identificar el impacto que tiene la presión recibida por amistades y familia en cada una de las dimensiones de la escala de identidad de género. De manera general, se puede identificar en todas las tablas que los resultados indican que existe un efecto de presión social por parte de las amistades del mismo sexo para ejercer la identidad de género, no siendo así por parte del grupo social de los padres.
Se encontró que la presión por parte de amistades del mismo sexo tiene efectos sobre la satisfacción con actividades de género que corresponde al asignado, autopercepción de género típica con el asignado y el sesgo intragrupo en ambos sexos.
Se identifica que tanto en mujeres como en hombres existe un efecto de la presión de las amistades del mismo sexo en la satisfacción que perciben con las actividades del género asignado (ver Tabla 3). Esta influencia de las amistades del mismo sexo se observa igualmente en hombres y mujeres en la autopercepción de género tipificado con la asignada (ver Tabla 4). Finalmente, se observó que la presión de las amistades del mismo sexo tiene un impacto en el sesgo intragrupo tanto en mujeres como en hombres (ver Tabla 5).
Modelo | F | gl | R2 | ∆R2 | 2 | Variables | B | SEB | β |
Mujeres | 21.143*** | 2. 110 | 0.278 | 0.265 | 0.36 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.013 | 0.128 | 0.016 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.432 | 0.132 | 0.513*** | ||||||
Hombres | 18.825*** | 2, 115 | 0.247 | 0.234 | 0.31 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.119 | 0.092 | 0.153 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.348 | 0.110 | 0.374** |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001
Modelo | F | gl | R2 | ∆R2 | 2 | Variables | B | SEB | β |
Mujeres | 24.127*** | 2, 110 | 0.305 | 0.292 | 0.41 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.002 | 0.103 | 0.003 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.380 | 0.106 | 0.549*** | ||||||
Hombres | 17.220*** | 2, 115 | 0.230 | 0.217 | 0.28 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.108 | 0.082 | 0.156 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.293 | 0.098 | 0.354** |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001
Modelo | F | gl | R2 | ∆R2 | 2 | Variables | B | SEB | β |
Mujeres | 15.133 | 2, 110 | 0.216 | 0.202 | 0.25 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | -0.032 | 0.146 | -0.035 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.458 | 0.151 | 0.494*** | ||||||
Hombres | 21.591 | 2, 115 | 0.273 | 0.260 | 0.35 | ||||
0.051 | 0.106 | 0.056 | |||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.530 | 0.128 | 0.481*** |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.00f
Además, se encontró que la presión por parte de amistades del mismo sexo predice la insatisfacción con actividades de género asignado y la autopercepción de género no típica con la asignada únicamente para el grupo de los hombres. Particularmente, se identifica en el caso de los hombres que la presión de las amistades del mismo tiene un efecto en la insatisfacción con las actividades del género asignado (ver Tabla 6). De igual manera, se observó este patrón de influencia de las amistades del mismo sexo en la autopercepción de género no típica con la asignada (ver Tabla 7).
Modelo | F | gl | R2 | ∆R2 | 2 | Variables | B | SEB | β |
Mujeres | 6.46*** | 2, 110 | 0.105 | 0.89 | 0.10 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.159 | 0.155 | 0.179 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.146 | 0.161 | 0.158 | ||||||
Hombres | 15.81*** | 2, 115 | 0.216 | 0.20 | 0.25 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | -0.067 | 0.115 | -0.07 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.588 | 0.138 | 0.513*** |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001
Modelo | F | gl | R2 | ∆R2 | 2 | Variables | B | SEB | β |
Mujeres | 23.261*** | 2, 110 | 0.297 | 0.284 | 0.39 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | 0.203 | 0.113 | 0.278 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.218 | 0.117 | 0.288 | ||||||
Hombres | 13.585*** | 2, 115 | 0.191 | 0.177 | 0.22 | ||||
Presión recibida por parte de madres y padres | -0.044 | 0.096 | -0.055 | ||||||
Presión de amistades del mismo sexo. | 0.451 | 0.116 | 0.476*** |
Nota: *sig. ≤ 0.05, ** sig. ≤0.01, ***sig. ≤0.001
De estos resultados se puede concluir que la presión por parte de las amistades del mismo sexo tiene un papel importante para que los participantes realicen actividades que sean congruentes al género asignado y que se sientan satisfechas con las mismas.
Discusión
El objetivo principal de este estudio es conocer la manera en que la presión social de la familia y amistades se asocia con la conformación de la identidad de género, también busca conocer si los cambios en los significados de género tienen eco en la autopercepción de la identidad de género en hombres y mujeres.
Los resultados en el grupo de los hombres muestran que perciben mayor presión por parte de amistades y familia en comparación con las mujeres. Además, las regresiones sostienen que es la presión social por parte de amistades las que predicen todas las dimensiones de la identidad de género en el grupo de los hombres. En primer lugar, estos hallazgos sugieren que la masculinidad está sumamente valorada por los adolescentes en relación con el grupo social de los hombres, podemos constatar así, que el modelo masculino latinoamericano se refleja en estos hallazgos, pues la masculinidad tiene un lugar de prestigio y valor social (Bourdieu, 1996a; Olavarría, 2001; Serret, 2011).
También se encontró que entre más valor tengan las actividades de los hombres estos reciben más presión por parte de la familia, y entre más identificación de género tienen, habrá más satisfacción de dichas actividades. De este modo, podemos entender que además de tener un lugar de prestigio y valor social, los hombres tienen que probar todos los días que son verdaderos hombres para pertenecer al grupo de poder (Olavarría, 2001).
Por otro lado, las mujeres muestran mayor insatisfacción con las actividades de género asignado, y aunque no lo muestran así las regresiones, es importante tomar en cuenta la correlación entre la insatisfacción con las actividades de género asignado y la autopercepción de género no típica. Es muy probable que, aunque las mujeres hayan sido socializadas para realizar actividades de hombres y mujeres (Rocha & Díaz-Loving, 2005), estas estén vetadas para realizar actividades de hombres que tienen que ver con posiciones de prestigio y poder.
Además, recordemos todos los esfuerzos que se han realizado a nivel político y social en México durante la ultimada década (Conapred, 2018; ONU-MUJERES, 2018; SRE, 2018; UNFPA, 2018). Es muy probable que todos estos estén provocando cierta consciencia con respecto a las posibilidades e imposibilidades que el género restringe en el grupo de las mujeres y por esto presentan más insatisfacción con las actividades de género asignado.
Es interesante que en el grupo de las mujeres la presión por amistades del mismo sexo predice la satisfacción, autopercepción típica con el género asignado y sesgo intragrupo, pero no predice sus opuestos. Es decir, la forma en la que reciben presión para realizar actividades de su género asignado es por medio de la recompensa (Rohner & Carrasco, 2014), pero también muestra que no hay castigo para aquellas mujeres que no cumplen con las normas de género, por lo menos en un nivel social, porque los resultados muestran que cuando una mujer se autopercibe con el género no típico siente insatisfacción, de este modo es visible la normatividad del género en nivel introyectado que tiene como expresión la insatisfacción (Córdoba & Sapién, 2011).
De esta manera, este estudio replantea que, aunque los ámbitos sociales más importantes para la endoculturación es el de la familia y amistades (Díaz-Guerrero, 2006; Kimble et al., 2002), durante la adolescencia, es la presión social por amistades del mismo sexo la que tiene un lugar privilegiado en el desarrollo de la identidad de género, y no así, el ámbito de la familia. Es probable que la presión que ejercen las amistades sea una repetición de lo que se vivenció durante la infancia en el ámbito familiar, tal como lo muestran las correlaciones entre presión familiar y presión de amistad. Sin embargo, concluimos que durante la adolescencia es el ámbito social el que continúa presionando para la conformación de la identidad de género.
Podemos también concluir que los cambios en los significados encontrados por Díaz-Guerrero (2006) así como Córdoba y Sapién (2011) no se pueden tomar como cambios sustanciales en la vida de las personas. De tal forma, proponemos que los cambios han tenido incidencia en la concientización de la inequidad, sin embargo, tal como lo muestran los resultados, esos cambios siguen mostrando que lo masculino tiene un lugar de prestigio, mientras que el de la mujer no lo tiene.