Sr. Editor:
Felicitamos a Sánchez-Balderas et al.1 por su artículo sobre las limitaciones de los estudiantes en el curso de pregrado de cirugía general durante el período de aislamiento por la pandemia de COVI-19. El rezago en el conocimiento de ramas quirúrgicas ha sido significativo. Algunos autores argumentan que el conocimiento quirúrgico no puede adquirirse de manera virtual debido a la falta de exposición a procedimientos dentro del quirófano, mientras otros abogan por el mayor uso de modelos de simulación2,3.
La educación médica ha evolucionado durante la pandemia y ha surgido una amplia evidencia sobre las barreras y los retos que enfrentaron los estudiantes1,4,5. Recomendamos que los autores refuercen el uso de literatura que enriquezca la información demostrada en el marco teórico. Hacer un análisis de la evidencia previa es fundamental para entender el planteamiento del problema y reconocer los avances del desarrollo de la educación quirúrgica a distancia.
En un diseño adecuado de la metodología debe ser claro si el estudio será cualitativo, cuantitativo o mixto. El tipo de variables a utilizar en la encuesta se procura que sean de la misma categoría. La validez de una encuesta que busca medir la percepción de un estudiante es tan importante como la metodología del mismo estudio; existen numerosas herramientas y escalas ya validadas en español que miden rubros sobre aprendizaje y que pudieron haberse utilizado de manera conveniente. Por ello, nos cuestionamos la decisión de usar una herramienta autodiseñada, cuantitativa, no validada para este estudio, lo cual crea un significativo riesgo de sesgos. Este estudio pudo haber tenido un desarrollo de metodología mixta (cualitativo y cuantitativo) o enteramente cualitativa.
La investigación en educación médica en México es esencial para desarrollar modelos educativos médicos, tomando en cuenta las necesidades de los estudiantes y las limitaciones que ellos perciban. El equipo del Dr. Sánchez-Balderas hace una valiosa contribución a nuestra literatura.