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Nueva antropología

versión impresa ISSN 0185-0636

Nueva antropol vol.19 no.62 México abr. 2003

 

Artículos

 

Diversidad y diferenciación de la educación superior (nivel licenciatura) en Jalisco

 

Diversity and differentiation of university education at the Bachelors level in the State of Jalisco

 

María Luisa Chavoya Peña*

 

* Departamento de Estudios en Educación, Universidad de Guadalajara.

 

Resumen

Mediante el estudio de caso de Jalisco, este artículo analiza el proceso de diversificación y diferenciación, producto de factores externos e internos, que ha seguido la educación superior (en el nivel licenciatura) en México. Se hace hincapié en los aspectos internos derivados del proceso histórico que siguió la educación superior en Jalisco, así como en las políticas públicas internacionales y nacionales concernientes a la educación superior. El artículo se fundamenta en dos conceptos: a) la diversificación, que da cuenta de la estructura y la descripción de sistemas, instituciones y programas y b) la diferenciación, que se refiere a los procesos de cambio generados en el seno del sistema y de las instituciones. Se destaca cómo, a pesar de que ya no constituye un monopolio, la educación superior pública en Jalisco sigue siendo mayoritaria y constituye la alternativa de gran parte de los jóvenes. Asimismo, se demuestra que, a pesar del crecimiento de las instituciones privadas, la complementariedad en el sistema de educación en Jalisco no es la esperada, puesto que muchas de las instituciones privadas pequeñas diseñan su oferta educativa en función de la demanda de corto plazo, sin considerar las necesidades económicas y sociales, tanto regionales como nacionales y, sobre todo, de empleo para los futuros egresados.

 

Abstract

Using Jalisco State as a case study, this article analyses diversification and processes of differentiation of university education in Mexico at the bachellors level as the result of both internal and external factors. Internal factors stem from the historical process of the development of university education in Jalisco, and external factors include international and national policies relating to university education. The article builds on two concepts: the diversification which explains the structure of systems, institutions and programs; and the differentiation which refers to processes of change generated within systems and institutions. It is shown that, although it no longer retains a monopoly of university education in the State, public education still dominates and is the alternative for most students. The article also demonstrates that, despite the growth of private universities, private and public institutions are not complementary since many small, private institutions design their careers to respond to immediate demand, without considering regional and national economic and social needs and, above all, the future employment of graduates.

 

INTRODUCCIÓN

Este artículo presenta, mediante el estudio de caso de Jalisco, el proceso de diversificación y diferenciación que ha seguido la educación superior a nivel licenciatura en México, como producto de factores tanto externos como internos. Para dar cuenta de dicho proceso se contextualizan primero, en el marco de las políticas públicas internacionales y nacionales, los fenómenos que conciernen a la educación superior, y luego se centra la atención en el estudio de caso. Como primer paso se hace una descripción somera de la estructura educativa en Jalisco, y en segundo término se presenta el proceso de diversificación y diferenciación que siguieron las instituciones de educación superior en Jalisco y sus repercusiones.

 

1. DIFERENCIACIÓN Y DIVERSIFICACIÓN: UNA TENDENCIA GENERAL DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

El crecimiento de la educación superior en el siglo XX ha tendido a la diferenciación y a la diversificación de instituciones. Éste es un fenómeno mundial. El rasgo más sobresaliente en América Latina es el colapso del monopolio que ejerció el sector público en educación superior y la tendencia del crecimiento de las instituciones del sector privado con diversas características (Levy, 1995: 13).

María-Beatriz Luce indica que la diferenciación y la diversificación se tornan en categorías analíticas para los sistemas de educación superior cuando se verifica la gran expansión de la oferta educativa y se debate sobre las formas en las que las universidades pueden responder a las presiones sociales, económicas y políticas contemporáneas (Luce, 2001).

Las categorías de diversificación y diferenciación permiten comprender tanto la estructura como los cambios de las instituciones de educación superior. El criterio de diversificación da cuenta de la estructura y sirve para describir, comparar y clasificar sistemas, instituciones y programas. La diferenciación, en cambio, designa el proceso por el cual se examina e interpreta la dinámica de cambio, es decir, el camino por el cual un sistema ha llegado a la diversidad (Luce, 2001).

Las tendencias políticas internacionales y las nacionales, aunadas al actual contexto económico y social mundial, han traído consigo un escenario nuevo en la educación superior: el sector privado cobra una considerable fuerza y la diversificación y diferenciación institucional constituyen una constante.

La UNESCO concibe a las instituciones de educación superior como sistemas complejos que interactúan con los sistemas políticos, económicos, culturales o sociales de su entorno (UNESCO, 1998:4). Entre las paradojas que cruzan a la educación superior destaca el que la masificación progresiva de la educación superior enfrenta una reducción relativa de los recursos económicos, materiales y humanos que se le asignan. La UNESCO reconoce la necesidad de democratizar el acceso a la universidad. La diversificación de estructuras institucionales, de programas y de financiamiento es vista como respuesta a factores externos tales como el aumento de la demanda social, restricciones financieras, cambios tecnológicos y organización del trabajo. Los factores internos estarían marcados por aspectos como la especialización de los campos científicos y de las instituciones.

Por su parte, el Banco Mundial establece para la mayoría de países del llamado tercer mundo una política tendiente a la disminución de recursos públicos para la educación superior. Asimismo, recomienda el logro de una mayor eficiencia en el uso de recursos fiscales para la educación superior, la búsqueda de nuevas fuentes de financiamiento y la ampliación del número de instituciones a fin de alcanzar opciones educativas más baratas y flexibles. Además, el Banco Mundial establece prioridades para otorgar su apoyo, cada vez más competido, a programas nacionales y regionales de excelencia, sujetos a criterios de evaluación de desempeño y credencialismo (Luce, 2001).

En México, la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) comparte la convicción de que la educación superior necesita actualizarse para responder con oportunidad, equidad, eficiencia y calidad al conjunto de demandas que le plantean tanto la sociedad mexicana como las transformaciones de los entornos nacional e internacional (ANUIES, 2000a: 2). Para la ANUIES, la educación superior mexicana opera en un nuevo escenario de competencia mundial, que es más visible en el marco de los tratados comerciales como el de Libre Comercio de Norteamérica y en la incorporación a organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). En este proceso de globalización la ANUIES recomienda que las universidades mexicanas planteen programas de desarrollo basados en indicadores y estándares internacionales (ANUIES, 2000a).

En su visión de la universidad del siglo XXI, la ANUIES concibe como un rasgo irreversible de la educación superior la diversidad institucional y este hecho, lejos de ser una limitante, bien puede constituir una riqueza y una fortaleza del sistema mexicano de educación, si sobre su base se mantienen criterios de calidad:

Las 1 250 instituciones que constituyen el actual Sistema de Educación Superior (SES) son muy diferentes y no puede ni debe esperarse que sus misiones y perfiles coincidan. Como se indicó al explicar la noción de redes, la integración del SES implica diversidad y complementariedad [...] sin embargo, la calidad del conjunto del sistema implica que cada una de las instituciones de educación superior que lo integra tenga la misma calidad, que se medirá utilizando un conjunto de lineamientos e indicadores acordes con su misión y perfil institucional [ANUIES, 2000a: 166].

En México las universidades públicas han estado sujetas a las directrices estatales, mismas que han variado con el tiempo (véase Acosta Silva, 1999). Como bien señala Levy (1995), en las universidades públicas el financiamiento y los asuntos de la educación superior son públicos. En cambio, en lo financiero las universidades privadas gozan de una relativa libertad porque son instituciones que se pueden sostener a sí mismas, aunque algunas cuenten con subsidios de grupos empresariales e incluso estatales. En lo académico las instituciones privadas no son independientes porque la mayoría de ellas debe incorporar sus programas de estudio a algunas instituciones públicas o a la propia Secretaría de Educación Pública, puesto que pocas instancias son las facultadas para otorgar títulos profesionales (Osborn, 1987).

En su reporte sobre la educación superior en México, los examinadores de la OCDE señalaron el distanciamiento en el debate político entre el sector público y el sector privado, el cual favorece a este último.

El sector privado (está) mejor armado para adaptarse a la evolución de la demanda individual tanto como a las necesidades de las empresas, por cierto ya involucradas como asociadas o copatrocinadoras. Además, el sector privado, aun cuando en realidad sea muy diverso, se preocupa mucho de su imagen de calidad y eficiencia, lo cual por contraste amenaza con llevar a un debilitamiento de la imagen del sector público, que sufre una pérdida de confianza. Ciertas universidades públicas han sido, de hecho, sumamente criticadas por su ineficiencia, y se ha puesto en tela de juicio la viabilidad y la pertinencia de las universidades públicas, cuyo bajo nivel estimularía a la demanda a dirigirse hacia las instituciones privadas [OCDE, 1996].

Frente a las restricciones financieras derivadas de las crisis económicas y a la ausencia de regulación en la educación superior pública, en la década de los noventa del pasado siglo el Estado puso en práctica medidas tendientes a la regulación y sobre todo a la evaluación del sistema (Balan, 2000; Acosta Silva, 1999). Aunque la repercusión de dichas medidas no es objeto del presente artículo, cabe decir que ejercieron gran influencia en la decisión de reorganizar, en esos años, a la única universidad pública estatal de Jalisco.

 

2. LA DIVERSIFICACIÓN: UNA MIRADA A LA ESTRUCTURA EDUCATIVA EN JALISCO

Antes de entrar en el caso específico de la educación superior en Jalisco conviene realizar una breve caracterización de la educación en dicha entidad federativa.

Jalisco se ubica en el sector centro-occidental del país. Es un estado con considerable desarrollo industrial, aunque con una concentración fuerte tanto económica y demográfica como de servicios en su capital, Guadalajara. En 1997 tema una población calculada en 6 161 437 habitantes (INEGI, 1999: 3). El 35.6% de sus habitantes era menor de 14 años, 59.7% estaba en el rango de 15 a 64 años y el 5.1% restante, lo conformaban mayores de 65 años (INEGI, 1999). De acuerdo con los datos censales comparativos, el grupo de 0 a 14 años ha tendido a disminuir en la última década, con el consecuente crecimiento del grupo de 15 a 64 años.

La estructura educativa en Jalisco es similar a la del resto del país. La educación básica actualmente es de 10 grados y está constituida por tres niveles: preescolar, primaria y secundaria. Le siguen la llamada educación media superior, que está formada por instituciones que brindan una formación terminal ya sea técnica o profesional, y por otras, la mayoría, de bachillerato, que sirven de preparación para la educación superior. La educación media superior es impartida por el Estado, por la universidad pública y por los particulares. La educación superior se conforma por diversas instituciones: por un lado está el sector público compuesto a su vez por instituciones diferentes: la Universidad de Guadalajara, los institutos tecnológicos y las escuelas normales públicas; por otro lado está el sector privado, en que se incluye diversas instituciones, algunas ya consolidadas, otras que están integradas a sistemas nacionales y un conglomerado de escuelas más pequeñas.

Al igual que en el resto del país, en Jalisco la educación básica tiene prioridad estatal sobre los otros niveles, puesto que a pesar de todos los esfuerzos realizados aún no llega a toda la población. Se calcula que se atiende aproximadamente a 70% de la demanda potencial de educación preescolar, a 99.5% de educación primaria y a 96% de los egresados de sexto grado de primaria (Reynaga et al., 2000a). Empero, según cálculos demográficos, más de tres millones de habitantes mayores de 15 años no tienen la educación básica; de ellos, 285 108 eran analfabetos y 1132 419 no habían terminado la instrucción primaria (INEGI, 1990; 1996).

Aunque la educación media superior y la superior han experimentado crecimiento, su cobertura es reducida respecto del grupo de edad. Según datos de 1997, tan sólo 29.2% de jóvenes de entre 15 y 24 años asistían a la escuela (INEGI, 1999: 14). En el rango de edades comprendidas entre 20 y 24 años la ANUIES sitúa la cobertura de educación superior en Jalisco en 16%, muy por debajo del Distrito Federal (38.1%), Tamaulipas (28.1%), Nuevo León (25%), Nayarit (25.8%), Tabasco (23.7%), Sinaloa (22.1%), Colima (21.9%), Coahuila(21.8%), Campeche (19.4%), Aguascalientes (17.9%), Baja California Norte (16.2%) y Puebla (16.8%) (ANUIES, 2000a: 48).

La insuficiente cobertura se refleja en el hecho de que en 1998 sólo 74.9% de los egresados de secundaria podía ingresar a la educación media superior, siendo el promedio nacional de 80.2%. De la población que egresa de educación media superior, sólo 83.3% tenía acceso a la educación superior, siendo la media nacional de 86.3% (Reynaga et al., 2000b).

Algunas de las hipótesis plausibles a esta baja cobertura son las siguientes: a) la existencia de una concentración de los servicios de educación superior en la zona metropolitana que, como se verá más adelante, reduce las posibilidades de educación superior (pública y privada) de los jóvenes que radican fuera de la capital; b) preeminencia de una universidad dentro del sector público, misma que está sujeta a las políticas nacionales e internacionales tendientes a reducir su matrícula. Pese a la ampliación de la matrícula en educación media superior y superior, la creciente demanda hace que miles de jóvenes no puedan acceder a este tipo de educación, pues cada semestre son miles los rechazados por la Universidad de Guadalajara; c) si deja fuera a la universidad, el sector público tiene una cobertura educativa pequeña, lo que hace que a pesar del dinamismo del sector privado sea baja la atención a la demanda en la entidad; d) a lo anterior se añaden otros factores, tales como la tasa de migración que registra la entidad.

A los problemas referidos se agrega el relacionado con la eficiencia terminal del sistema. Según se aprecia en el cuadro 1, la eficiencia terminal es baja a partir de secundaria y sobre todo en el sector público, aunque con algunas excepciones. No existen datos disponibles para la educación superior de Jalisco, pero si atendemos los datos nacionales se calcula que sólo la mitad de jóvenes que inicia una licenciatura la termina (SEP, 2001).

La matrícula registrada en educación superior en la entidad en 1999 corresponde a 92 798 jóvenes, en contraste con los alumnos matriculados en educación básica, que suman 1 521 671.

Este tipo de estructura educativa es resultado del proceso histórico que ha seguido la educación en nuestro país, a la vez que es reflejo de la actual composición demográfica. Mientras la educación básica es amplia, la educación superior, pese a su crecimiento constante, llega sólo a un sector pequeño de la población potencial.

 

3. EL PROCESO DE DIFERENCIACIÓN: NACIMIENTO Y DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN JALISCO

Dentro del conglomerado nacional, Jalisco ha sido uno de los pocos estados del país que ha contado con educación superior y con una universidad desde el periodo colonial. Empero, es hasta el siglo XX cuando empiezan a surgir otras instituciones de educación superior. Este apartado presentará el surgimiento de las diferentes instituciones educativas en la entidad.

 

3.1. Antecedentes de la educación superior en Jalisco y surgimiento de la Universidad de Guadalajara

Desde el siglo XVI operaban en la provincia de la Nueva Galicia algunos colegios seminarios destinados a brindar educación a los hijos de los españoles, al mismo tiempo que los preparaban para la vida eclesiástica. Hacia finales del siglo XVII se fundaron los primeros seminarios para adiestrar órdenes del clero secular: el de San Juan Bautista creado por los jesuítas en 1689, y el Conciliar Tridentino de San José en 1699, promovido por el Obispo.

Jalisco tuvo su universidad, la segunda en la nación, hacia fines del siglo XVIII. La Real y Literaria Universidad de Guadalajara abrió sus puertas en 1792, después de casi un siglo de trámites y obstáculos. Era una universidad que desde el inicio de su funcionamiento dependió de la Corona española y estaba orientada a formar clérigos e instruir a la élite novogallega.

Durante el siglo XIX la educación superior se vio envuelta en los conflictos que aquejaron al país, sobre todo en lo referente a las luchas por el poder que protagonizaron los partidos conservador y liberal. Esto se reflejaba en la alternancia entre el Instituto de Ciencias y la Universidad, según fuese el gobierno en turno liberal o conservador. La Universidad de Guadalajara representaba el modelo tradicional escolástico de la enseñanza y se encargaba de la educación cada vez que los conservadores se encontraban en el poder. El Instituto de Ciencias, en cambio, representaba al gobierno liberal y sólo existió cuando esta clase de gobierno ejerció el poder en el estado. Con el Instituto se pretendía implantar una nueva educación para una nueva sociedad (Cárdenas, 1999). La enseñanza se secularizó en 1855, con la victoria de los liberales. El proceso de secularización de la educación superior trajo consigo la aparición de carreras de corte liberal.

El movimiento revolucionario planteó algunas modificaciones a la educación, que para el caso de Jalisco se hicieron patentes en 1914. Empero, el cambio más significativo para la educación superior de la entidad se dio hasta 1925, cuando el gobernador del estado, José Guadalupe Zuño Hernández, decretó la supresión del Departamento de Educación Preparatoria y Profesional y promovió las reformas correspondientes a la Ley Orgánica de Educación Pública a fin de restaurar la Universidad de Guadalajara. La naciente universidad preservó algunos de sus rasgos anteriores: fuerte presencia regional, dependencia estatal y carácter laico. En lo académico conservó su organización en escuelas y facultades.

Cuadro 2

Durante el periodo de 1953 a 1989 la universidad experimentó un proceso de masificación caracterizado por la constante expansión del bachillerato, la ampliación proporcional de la cobertura en estudios superiores, asociada con la saturación de las facultades tradicionales (medicina, derecho, comercio e ingeniería), y una tendencia a contrarrestar estos impulsos por medio de la diversificación de la oferta profesional. De 1951 a 1989 la matrícula tuvo un crecimiento promedio anual de 13%, pasando de 1 970 a 206 101 alumnos (lo que representa un incremento de 6 839%) (Gradilla, 1995: 179-181).

A mediados de los años ochenta se promovió la investigación de manera institucional y surgieron muchos grupos de investigación (Chavoya, Reynaga y Hernández, 1997), al grado tal que actualmente existe una plantilla de 1167 investigadores que laboran en las diferentes áreas del conocimiento.

En los años noventa se impulsó en la universidad una reforma académica que trastocó su antigua estructura. Hoy en día la Universidad de Guadalajara funciona por medio de una red de 13 centros universitarios, seis de ellos temáticos, ubicados en la zona metropolitana de Guadalajara, y siete centros regionales, que brindan educación superior a prácticamente todas las regiones de la entidad. Cabe agregar que la Universidad de Guadalajara opera a partir de una organización académica departamental y divisional, cuyos programas de licenciatura se establecen con base en créditos académicos.

Aunque en la actualidad ya no es la única institución de educación superior en la entidad, continúa siendo la más grande. Su matrícula en el 2000 fue de 178 054 estudiantes, de los cuales 59% cursaban bachillerato, 34% licenciatura, 4% profesional medio y 3% posgrado (Universidad de Guadalajara, 2001).

Cabe agregar que en 1941 se fundó el Colegio del Aire de la Defensa Nacional y Fuerza Aérea Mexicana en la ciudad de México, mismo que fue trasladado en 1943 a Jalisco, con el propósito de contar con mejores condiciones climatológicas para sus trabajos de adiestramiento en lo que respecta a la formación de licenciados en meteorología militar (Chavoya Reynaga y Hernández, 1997).

 

3.2. Aparición de la primera universidad privada en México y surgimiento de las universidades privadas más importantes

Desde su reapertura y durante una década, la Universidad de Guadalajara (U de G) habría de ser la única institución de educación superior en la entidad, hasta que, por conflictos internos, enmarcados dentro del contexto de la educación socialista, surgiera del propio seno de la U de G, en 1935, la primera universidad privada del país: la Universidad Autónoma de Guadalajara. Sobre su fundación Daniel Levy comenta que la meta que perseguían sus iniciadores era la autonomía con libertad académica y no la condición privada per se (Levy, 1995:247). Todo esto como reacción a los embates estatales por imponer la educación socialista en las universidades.

A diferencia de la mayoría de las universidades privadas seculares, la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) no recibió en su fundación apoyo de los sectores empresariales, ni del clero. Hubo incluso cierta oposición jesuíta. Aun así consiguió apoyo de las élites burguesas y católicas de Guadalajara (Levy, 1995), por lo que se puede caracterizar como una universidad católica, aunque opere de manera secular y hoy esté ligada a grupos empresariales.

La UAG ofrece una amplia variedad de carreras de licenciatura en todas las áreas del conocimiento, así como carreras a nivel medio superior y de posgrado.

Aparte de la UAG, ningún otro centro de educación privado surgió durante el periodo cardenista. Hubo que esperar hasta el periodo presidencial de Manuel Ávila Camacho para que esto fuera posible. La proclamación del lema "Unidad nacional" significó una política de conciliación de clases que no era en realidad otra cosa sino la expresión de los compromisos entre las distintas clases y el asentamiento de la intervención del Estado en caso de desavenencias irresolubles entre ellas (De Leonardo, 1983:101). Así, en el contexto de esta política de conciliación de clases se dio la industrialización del país y la aparición de nuevas necesidades de especialización profesional y el surgimiento de redes específicas de universidades con fines particulares.

Así las cosas, en Jalisco empezaron a aumentar de manera considerable los planteles en todos los niveles. En orden cronológico, surgieron otras dos instituciones de educación superior privada en Jalisco: el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), en 1957, y el Instituto Pío XII, en 1960, que posteriormente se transformaría en la Universidad del Valle de Atemajac (Univa).

Del ITESO hay que decir que fue un proyecto impulsado por empresarios locales y jesuítas con la anuencia del arzobispado, que había decidido quitar la exclusividad de universidad católica en la entidad a la UAG (Acosta, 1988: 73). Federico de la Torre afirma que este proyecto tuvo su inspiración en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, e incluso recibió apoyo financiero de los empresarios que sostenían esta institución. El nombre de "instituto tecnológico" responde a la lógica de las metas que se proponía el ITESO en sus orígenes y que se traducían en la formación de técnicos para enfrentar la coyuntura de crecimiento industrial. Cabe señalar que a pesar de su clara tendencia empresarial, el ITESO encuentra en la fuerte influencia de los jesuítas un gran contenido ético que orienta sus principios y hace de ella una universidad de corte liberal (Acosta, 1988: 74-75). El ITESO ofrece estudios tanto de licenciatura como de posgrado y realiza funciones de producción de conocimiento.

El Instituto Pío XII nació a petición del arzobispado con la intención de dar formación religiosa a los alumnos del ITESO, cosa que nunca se hizo. Fue fundado por jesuítas y poco después transferido a manos de grupos salesianos (Acosta, 1988J. Ya como Univa, sus vínculos con los grupos empresariales contribuyeron a definir sus rumbos hasta convertirse en una universidad católica, aunque de funcionamiento secular. La Univa ofrece una amplia variedad de carreras. Es la única universidad privada local que ha conformado un sistema, ya que tiene planteles en diferentes partes de Jalisco y en otros estados circunvecinos. Esta universidad tiene programas de estudios de licenciatura y posgrado y realiza funciones de producción de conocimientos.

En 1955 surgió otra institución privada que en primera instancia ofrecía educación básica y que poco a poco fue ampliando su ámbito hasta llegar a la educación superior. Esta institución actualmente tiene el nombre de Centro de Estudios Universitarios Veracruz de Guadalajara (CEU Veracruz).

La UAG, el ITESO, la Univa y el CEU Veracruz tienen la característica de ser universidades locales que se pueden considerar como consolidadas.

Un tipo especial de instituciones particulares son aquellas de prestigio que han constituido sistemas en el territorio nacional, ampliando así su oferta y estableciendo lazos estrechos con los sectores sociales y económicos de las localidades en que operan.

A finales de los setenta se establecieron en Guadalajara planteles de universidades privadas instaladas en otras partes del país. Estos planteles son los siguientes: la Unidad Guadalajara del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (1977), la Universidad Cuauhtémoc (1977) y la Unidad Guadalajara de la Universidad Panamericana (1981). Recientemente, a finales de los noventa del siglo pasado, se incorpora el Instituto Superior de Estudios para la Familia.

 

3.3. El surgimiento de la educación superior tecnológica en la entidad

En la década de los sesenta Guadalajara ve nacer su segunda institución pública y primera de tipo tecnológico: el Centro Regional de Enseñanza Técnica Industrial (Cereti), creado en 1966. Esta institución nació de un convenio suscrito entre el gobierno federal y el estado de Jalisco, con la participación de la UNESCO. A decir de Lorenza Villa Lever:

La apertura del Cereti [hoy Ceti] obedeció a una política que quería apoyar el desarrollo industrial proporcionando medios para la calificación de personal y a una política regional de apertura a la gran inversión, preferentemente extranjera, justificada con la idea de crear fuentes de trabajo. Para atraer capitales nacionales y extranjeros se trató de probar que Jalisco, y en particular Guadalajara, era una entidad tranquila, con mano de obra barata y dócil, capaz de albergar y retener empresas como Kodak, Motorola e IBM [y] en efecto, la mayor parte de las grandes empresas transnaciónales se implantaron en Jalisco entre 1965 y 1970 [Villa Lever, 1986: 312].

Acorde con el discurso oficial que quería reforzar sus estrategias propuestas, el hoy Ceti se proponía tres metas: la formación de profesores de enseñanza técnica, la formación de tecnólogos e ingenieros y la investigación científica y tecnológica. A lo largo del tiempo, sólo encausó su esfuerzo hacia el logro de una de las metas: la formación de tecnólogos e ingenieros.

En 1972 fue inaugurado el Instituto Tecnológico Regional de Ciudad Guzmán, dependiente de la Secretaría de Educación Pública. Este instituto tuvo sus bases de origen en la política cardenista iniciada con la formación del Instituto Politécnico Nacional. En 1948 fueron creados institutos como dependencias foráneas del IPN, con la función de capacitar recursos humanos de acuerdo con las características de cada región, y como parte de los apoyos gubernamentales para el fomento de la industrialización del país. Para 1958 ya funcionaban siete institutos que atendían la educación prevocacional, profesional y la capacitación para el trabajo, mismos que pasaron a depender de la Dirección de Enseñanza Especializada de la Subsecretaría de Educación Técnica Superior, que fue creada en ese mismo año. A partir de 1959 los institutos se descentralizaron, generándose planteles regionales, lo que trajo consigo cambios importantes en sus estructuras y en sus planes educativos. Se proyectó y se implantó desde 1950 la carrera profesional que es distintiva del sistema: ingeniería industrial. La atención de los institutos se concentró en los niveles medio superior y superior.

En 1982 se creó el Instituto Tecnológico Agropecuario núm. 26 en Tlajomulco de Zúñiga. Este instituto forma parte del subsistema de educación agrícola y agropecuaria. Otros dos institutos tecnológicos se instalan en el estado: el Instituto Tecnológico de Ocotlán, y un plantel en Jocotepec del Instituto Tecnológico del Mar de Mazatlán, Sinaloa. Hay que agregar a estas instituciones la Universidad Tecnológica, fundada a finales de la década de los noventa del pasado siglo.

 

3.4. La configuración de un conglomerado de instituciones diversas

A la diversidad de instituciones ya descritas se suman en Jalisco otros dos tipos de instituciones:

a) Las escuelas de formación de maestros, que en 1984 pasan a formar parte de la oferta de educación superior al elevarse a licenciatura la educación normal. Para 1999 había 51 escuelas normales, 31 privadas y 20 públicas.

b) Las universidades privadas pequeñas, cuyo crecimiento ha sido dinámico desde finales de los ochenta. No todas estas universidades cuentan con reconocimiento de sus estudios: algunas inician sus funciones sin obtener el registro correspondiente. En 1999, según los registros de la ANUIES, operaban en Jalisco las siguientes universidades privadas pequeñas: el Centro de Estudios Lanspiac, el Centro Universitario Guadalajara Lamar, El Centro de Estudios Universitarios Adolfo López Mateos, el Centro Universitario Torres Andrade, el Instituto Enrique Díaz de León (que por cierto no es tan pequeño), el Centro de Estudios Universitarios Arkos, el Centro de Estudios Lipro, el Centro de Estudios Universitarios Columbia, el Instituto Superior de Comercio y Administración, el Centro Universitario Azteca, la Universidad de Especialidades y la Universidad de Estudios Académicos.

El surgimiento de estas universidades pequeñas hace del subsistema particular una entidad heterogénea y segmentada. Por un lado se han desarrollado las grandes instituciones de élite, algunas de las cuales se han ganado un prestigio social importante. En el otro extremo han surgido numerosas y ciertamente pequeñas instituciones que obedecen a intereses educativos, económicos y políticos locales específicos y de cuya calidad poco se conoce. Esto genera una jerarquía de instituciones en la entidad. En la cúspide estarían las instituciones consolidadas que ofrecen una amplia variedad de programas de licenciatura y posgrado, en tanto que en la base estarían todas las instituciones privadas pequeñas, cuyo crecimiento no ha sido regulado y sometido a vigilancia estatal (Kent, 1995).

Las instituciones que ofrecen programas de posgrado además de la licenciatura son las universidades locales y los planteles de otras universidades, como puede apreciarse en el cuadro 3.

Para 1999 las instituciones de educación superior en Jalisco formaban un mundo diverso y diferenciado. En total eran 82 las instituciones que participaban en la formación de jóvenes a nivel licenciatura. Su distribución se puede apreciar en la gráfica 1.

Como se observa en la gráfica 1, las instituciones más abundantes eran las escuelas normales, ya sea públicas o privadas; les seguían en número las universidades privadas, entre las que destacan las universidades pequeñas.

Cabe mencionar que la oferta educativa superior de Jalisco se concentraba en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG), como puede apreciarse en el cuadro 4.

El sector de escuelas privadas registra una tendencia más marcada a ubicarse en la capital de la entidad que el sector formado por instituciones públicas. Esta situación plantea más competencia que complementariedad entre los planteles privados. Aunque los planteles públicos tienen como misión atender a una población más amplia, hay que destacar que la Universidad de Guadalajara es una de las pocas universidades públicas del país que ha realizado esfuerzos por expandir sus planteles y programas de estudio más allá de la zona metropolitana. La formación de campos universitarios regionales constituye uno de los aciertos de su propia reforma académica.

 

4. CRECIMIENTO Y DIVERSIFICARON DE LA MATRÍCULA EN EDUCACIÓN SUPERIOR

Un fenómeno destacado por Levy (1995) es que la participación del sector privado se ha venido incrementando a pesar del ritmo constante de crecimiento de la matrícula en las instituciones públicas. Este fenómeno está en relación con el crecimiento de la demanda de educación superior, al elevarse la tasa bruta de escolaridad y del crecimiento educativo en los niveles precedentes.

En México, el cambio conocido como masificación en las íes públicas ocurre en la década de los sesenta. En todo el país la educación superior particular ha tenido un crecimiento importante a partir de 1975 y su participación porcentual en el conjunto del sistema ha venido aumentando. Este fenómeno se refleja también en Jalisco. En la gráfica 2 se presenta la tendencia que ha seguido la educación superior en la entidad. La educación pública parece caer, pero no es así. Esto obedece a que los datos sobre matrícula en la Universidad de Guadalajara estuvieron inflados durante mucho tiempo, ya que estaban vinculados a la obtención del financiamiento. Los datos de los últimos años son los realistas, ya que el criterio de matrícula para conseguir bolsas financieras desapareció. Lo que sí es cercano a la realidad, aunque existe un subregistro (porque no todas las universidades privadas que ofrecen carreras aparecen en los anuarios estadísticos), es la matrícula de la educación privada. El notorio repunte de los últimos años se debe a la aparición de otras instituciones privadas y a la ampliación de la oferta educativa y de la matrícula general de las universidades privadas.

Como ya se observó, día con día el peso de la educación privada cobra más fuerza en la entidad, aunque la educación pública sigue siendo mayoritaria (véase gráfica 3).

Por tipo de institución llama la atención la concentración de la matrícula en educación superior en la Universidad de Guadalajara (véase gráfica 4).

Al igual que sucede con el crecimiento de instituciones y de alumnos, los programas académicos tanto de licenciatura como de posgrado han aumentado significativamente en número, pero también se han diversificado. En conjunto, en Jalisco se ofrecen carreras y programas de formación que abarcan una amplia gama de disciplinas. En total, en 1999 se contaban en Jalisco 115 programas de licenciatura, y éstos cubrían todas las áreas del conocimiento, aunque de manera desigual (gráfica 5).

Como se observa en la gráfica 5, la mayor matrícula tiende a concentrarse en las áreas administrativas. Le siguen en porcentaje las ciencias exactas e ingeniería y los estudios en educación, que sumados a las ciencias sociales constituyen 28% de la matrícula. Llama la atención la baja matrícula en áreas como biología, agronomía y química, sobre todo por su repercusión en el crecimiento económico sustentable.

Una característica general de las instituciones particulares es que su actividad está centrada de manera preponderante en la transmisión del conocimiento y sólo un número reducido de ellas realiza además actividades de generación y aplicación del conocimiento. Sólo las instituciones consolidadas incursionan en todas las áreas del conocimiento, mientras que las íes pequeñas se concentran en temas administrativos, como se puede apreciar en el cuadro 5.

Los tecnológicos se dedican en mayor proporción a la formación de ingenieros, aunque también un buen porcentaje de su matrícula se orienta hacia las áreas administrativas. Como ya se mencionó, la Universidad de Guadalajara y las universidades consolidadas incursionan en todas las áreas del conocimiento, aunque en ambos tipos de institución la matrícula mayoritaria se concentra en las áreas administrativas. Las unidades con sede en otras latitudes tienden a orientar sus carreras por la demanda. Así, no es casual que más de la mitad de su matrícula se centre en las áreas administrativas.

Por tipo de carrera, los jóvenes en la entidad tienden a las carreras tradicionales (las llamadas profesiones liberales). Además de la educación normal, cuya matrícula en la entidad alcanzó la cifra de 14 871 alumnos, las carreras con más demanda en 1999 fueron contaduría, derecho, medicina, administración de empresas, administración, mercadotecnia y turismo, entre otras, como puede apreciarse en el cuadro 6.

Cuando se analiza el cuadro 6 es posible percatarse de que han emergido carreras nuevas, mismas que se han generado a partir de los cambios tecnológicos de la sociedad contemporánea. Estas carreras son la de informática, artes audiovisuales y sistemas computacionales, entre otras.

Las carreras con más matrícula por tipo de institución se pueden ver en el cuadro 7.

Como se observa, contaduría es una de las cinco carreras con mayor matrícula en todos los tipos de instituciones, aunque ocupa un diferente lugar. Mercadotecnia aparece como una de las carreras con más matrícula en todas las instituciones privadas. Administración de empresas es la carrera con más demanda en dos tipos de instituciones privadas. La carrera de administración figura sólo en las íes públicas, en tanto que las de informática y derecho están presentes tanto en íes públicas como privadas.

 

5. REFLEXIONES FINALES

Actualmente tenemos un sistema de educación superior diverso y diferenciado, y a pesar de que los datos presentados atestiguan el colapso del monopolio del sector público en educación superior, la educación pública sigue siendo mayoritaria. Asimismo, las instituciones públicas de educación se han convertido en los nichos naturales para la gran mayoría de los investigadores del país. Las restricciones financieras y controles en la matrícula de las íes públicas recomendadas por el Banco Mundial resultan contradictorias frente a esta flagrante realidad. La educación superior privada en un país como el nuestro sólo es accesible a un número pequeño de estudiantes. Para la gran mayoría de jóvenes mexicanos la alternativa para acceder a la educación superior sigue estando en las instituciones públicas.

En nuestra entidad, el desarrollo histórico ha hecho que el peso fundamental de la educación superior recaiga en una sola institución pública: la Universidad de Guadalajara. Esta universidad es una de las pocas en el país que ha apostado a la desconcentración y regionalización como una medida para atender a un mayor número de jóvenes, lo cual es loable.

Sobresale que las otras instituciones públicas, sobre todo las vinculadas con el sector de los tecnológicos, no logren atraer a los jóvenes a sus planteles. Así que algunos han trastocado un poco su identidad para ofrecer varias de las carreras demandadas. Aunque en este artículo no se abordó este punto, las opciones de programas de técnicos superiores han surgido en los últimos años.

Esta distribución de la matrícula por carreras con mayor demanda impide pensar en que exista una complementariedad en el sistema de educación en Jalisco. Más bien parece, por la saturación de carreras y áreas, que la oferta educativa ha estado más en función de la demanda educativa que bajo la lógica del empleo, las necesidades de las empresas y del desarrollo económico y social de la entidad. Por ello se impone pensar en posibles criterios de regulación para evitar la saturación profesional en ciertas áreas con el consecuente desempleo o subempleo para los egresados.

La reacción de las instituciones en particular es diferente: las públicas y las privadas consolidadas buscan un equilibrio en sus programas e incursionan en varias áreas del conocimiento. Por su parte, el grueso de las instituciones privadas pequeñas son más susceptibles a responder a la demanda y establecen su oferta educativa a partir de la misma.

El rezago que se tiene en Jalisco en cuanto a cobertura en relación con grupo de edad vuelve impensable limitar el crecimiento de opciones e instituciones educativas en la entidad. La diversidad y la diversificación de instituciones se transforma en un hecho benéfico para el sistema educativo en su conjunto. Sin embargo, es indispensable el establecimiento de criterios para regular la calidad de las opciones educativas y el diseño de políticas de estímulo para alentar el ingreso a carreras vinculadas con las actividades científicas y tecnológicas.

Para concluir, se espera que con lo descrito hasta aquí se dé cuenta del mundo diverso y diferente que es la educación superior en Jalisco.

 

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