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Nova tellus

versión impresa ISSN 0185-3058

Nova tellus vol.27 no.2 Ciudad de México nov. 2009

 

Reseñas y notas bibliográficas

 

BASILIO DE CESAREA, Panegíricos a los mártires. Homilías contra las pasiones

 

Antonio Huerta Soto

 

introducción, traducción y notas de María Alejandra Valdés García, Madrid, Ciudad Nueva (Biblioteca de Patrística, 73), 2007, 174 págs.

 

Recepción: 17 de febrero de 2009.
Aceptación: 8 de septiembre de 2009.

 

Palabras Clave: Basilio de Cesarea, Homilía, literatura cristiana, Panegírico, Patrística.

 

Keywords: Basil of Caesarea, homily, christian literature, panegiricus, Patristic period.

 

El estudio de la literatura cristiana antigua es fundamental no sólo para quienes pretenden hacer una reflexión teológica seria, sino también para todas las personas que se interesen por la cultura de los primeros siglos de nuestra era cristiana, especialmente, pero no en modo exclusivo, en lo que de modo general podemos llamar "Occidente". En los escritos de los autores cristianos antiguos no sólo encontramos doctrina, son también el reflejo de todo un entorno social y cultural que permea los escritos mismos y nos dan más noticias que aquellas que tal vez explícitamente pretendieron trasmitir sus autores. Es por eso que el estudio de la literatura patrística va más allá de los límites eclesiásticos y teológicos y se convierte en una fuente inagotable, y en muchos casos inexplorada, de información sobre esta etapa de la historia de la humanidad.

La literatura cristiana antigua o literatura patrística comprende una amplia gama de géneros literarios, de temas y de objetivos. Desde el mismo nacimiento del cristianismo se desarrollaron obras literarias que respondían a diferentes contextos y eran dirigidas a diferentes destinatarios: Ya en la llamada "literatura apócrifa" y los denominados "Padres apostólicos", hablamos de los escritos cristianos más antiguos mayoritariamente escritos en griego, encontramos una gran variedad de géneros literarios: relatos evangélicos, cartas con gran variedad de objetivos, escritos apocalípticos, escritos catequéticos y edificantes, homilías, etc. Estos dos bloques se desarrollaron cronológicamente a la par y reflejan con claridad la pujanza literaria del cristianismo naciente que ya se manifiesta en la redacción del Nuevo Testamento y, en continuidad con éste, la unidad en medio de una rica pluralidad.

Más tarde, estas primitivas obras dan paso a obras con objetivos más específicos, como la apologética, la literatura anti-herética y la literatura martirial, entre otras. La literatura apologética será la primera defensa del cristianismo con argumentos intelectuales: echando mano de la filosofía pretenderá demostrar que el cristianismo no es una fe de ignorantes. La literatura apologética no sólo refleja una visión cristiana de la filosofía, sino que además nos trasmite valiosos datos del contexto social, político, cultural, religioso, etc. Lo mismo harán en su momento la literatura anti-herética, la martirial, etcétera.

A llegar al siglo IV, la literatura cristiana ya de por sí rica, experimenta un auge al recibir del Estado imperial el estatus de "religión lícita", esto determina el final de las persecuciones y un marcado aumento en la producción literaria. Las constantes controversias doctrinales también son motores que impulsan el desarrollo de la literatura cristiana.

En el oriente cristiano, de lengua griega, las controversias son marcadamente de índole dogmática: el arrianismo y el apolinarismo en el siglo IV encenderán la mecha de una verdadera explosión literaria. Tres de los llamados "Grandes padres orientales", San Atanasio de Alejandría, San Gregorio de Nacianzo y, por supuesto, San Basilio de Cesarea, participaron en estas controversias trinitarias que definirían la doctrina ortodoxa y darían origen, entre otras muchas cosas más, a la era de los grandes Concilios ecuménicos, en este caso Nicea I (325) y Constantinopla I (381). Es importante señalar que los Concilios, especialmente los de carácter ecuménico, eran un acontecimiento capital en la vida de la Iglesia y en el desarrollo del dogma, y también eran fenómenos importantes de carácter social y político, no casualmente los Concilios eran presididos y confirmados por el emperador, y a éste correspondía aplicar las conclusiones.

En el siglo V, en Oriente, tuvo lugar también la controversia nestoriana que en el fondo es el enfrentamiento entres dos líneas de pensamiento: la antioquena y la alejandrina. Nuevamente, además de la capital importancia que tuvo esta controversia en el desarrollo del dogma cristológico, la literatura producida por una y otra de las partes en conflicto manifiesta el entorno social, cultural, político, filosófico, etcétera.

No quisiera cerrar esta parte sin mencionar brevemente que, aunque las controversias de carácter dogmático afectan también al Occidente latino, predominantemente en este lado del Imperio romano tienen su auge las controversias de carácter eclesiológico y antropológico. Son muchos los autores que se dan a la tarea de producir literatura en este ámbito polémico, aunque por supuesto no pretendemos afirmar que únicamente las controversias eran motores de producción escrita. El Maniqueísmo, el Donatismo y el Pelagianismo fueron tres de las principales corrientes de pensamiento que produjeron reacción literaria por parte de los autores "ortodoxos". El más grande de ellos, por la gran cantidad de escritos, por la calidad de los mismos y por la influencia que ejerció en la posteridad, es, sin duda, San Agustín de Hipona, cuya teología marcó la línea de la teología católica hasta la Edad Media y se conservó por más tiempo en la teología franciscana.

Así pues, la literatura cristiana antigua es una fuente preciosa de información que ofrece sus riquezas a los estudiosos planteando al mismo tiempo desafíos para quien se acerca a ella, especialmente en lo que se refiere a sus lenguas originales.

Conviene señalar que es notable el creciente interés que el estudio de la literatura cristiana antigua ha despertado en los últimos años. En el campo eclesial podemos señalar la Instrucción sobre el estudio de los Padres de la Iglesia en la Formación Sacerdotal de la Congregación para la Educación Católica, del 30 de noviembre de 1989. En esta instrucción se resalta la riqueza de las fuentes patrísticas y la actualidad de sus contenidos, y se recomienda vivamente su estudio.

Las buenas traducciones de las obras hacen posible que un mayor número de personas tengan acceso a las riquezas de la literatura cristiana antigua. Definitivamente, los investigadores especialistas deben conocer las lenguas originales, pero un gran número de estudiantes, pensamos en estudiantes de bachillerato teológico por ejemplo, y otras personas interesadas en conocer la producción literaria patrística, sólo cuentan con la mediación de las traducciones, por lo que contar con traducciones de buena calidad se convierte en una necesidad fundamental para estudiantes no especializados que, sin embargo, deben tener una base humanística suficiente.

Particularmente en castellano aumenta el número de editoriales que se interesan en publicar obras patrísticas aunque hasta el momento aún hay material "inexplorado". La Biblioteca de Autores Cristianos ha publicado buenas traducciones de las obras de los Padres de la Iglesia, algunas de ellas en edición bilingüe; destacan, por ejemplo, las "Obras completas de San Agustín", las "Obras completas de San Jerónimo" cuya publicación está en curso; algunas obras de San Ambrosio; de los Padres Apostólicos y los Apologistas griegos, entre otros. Los costos de los libros, sin embargo, resulta ser elevado, en algunas ocasiones mucho.

En México la Conferencia del Episcopado Mexicano ha hecho algunos esfuerzos por publicar obras patrísticas, aunque aún son pocos los ejemplos, destaca la publicación de Contra los herejes de San Ireneo de Lyon, que me parece que es la única edición en castellano hasta el momento, y algunas otras obras, pero, insisto, todavía son muy pocas.

La editorial Ciudad Nueva destaca por tener varias colecciones en el área patrística en castellano:

• La colección "Fuentes Patrísticas, textos" cuenta hasta el momento con 22 títulos publicados en elegantes ediciones bilingües tanto de Padres griegos como latinos.

• La colección "Fuentes Patrísticas, estudios" lleva hasta ahora dos ejemplares publicados.

• La colección "Textos patrísticos" que presenta antologías de textos organizados por temas como "Dios Padre en los Padres de la Iglesia", "Jesucristo en los Padres de la Iglesia", "El Espíritu Santo en los Padres de la Iglesia", etc. hasta la fecha cuenta con 8 volúmenes.

• "La Biblia comentada por los Padres de la Iglesia" hasta el momento cuenta con 16 tomos y sigue adelante su publicación.

• La colección "Apócrifos Cristianos" con 5 volúmenes.

• La colección más amplia en cuanto a número de ejemplares publicados, y de la cual forma parte el libro que hoy nos reúne, la "Biblioteca de Patrística", cuenta con 79 ejemplares.

Esta colección publica obras de la literatura cristiana antigua traducidas al español, no son bilingües, pero la editorial cuida que las traducciones sean de buena calidad y se hagan sobre ediciones confiables, críticas cuando esto sea posible. Todas las traducciones que presenta esta colección están precedidas de muy buenas introducciones tanto al autor como a las obras mismas y también presentan excelentes notas que ayudan considerablemente a la contextualización y comprensión del texto.

No es un detalle a pasar por alto que la calidad física de los ejemplares en cuanto a papel y encuadernación es muy buena y práctica, sin ser lujosa, y resulta económicamente accesible, cosa que, desafortunadamente, no puede decirse de algunas otras colecciones y publicaciones patrísticas para tristeza de los lectores.

Los autores que abarca son muy variados, se encuentran autores tanto de tradición griega como latina. Se comprenden diferentes temas: tratados teológicos, homilías, catequesis, hagiografía, exégesis, apologética.

Por estas y otras razones la colección "Biblioteca de Patrística" debe ocupar un buen espacio en las bibliotecas de seminarios, institutos teológicos, facultades de ciencias religiosas y en los libreros de los estudiosos de la antigüedad cristiana. Debo señalar que las obras patrísticas publicadas por esta editorial se han convertido en material imprescindible en los cursos de Patrología.

Tal vez, los interesados en esta literatura habíamos echado de menos obras de San Basilio en esta colección. Hubo que esperar a la aparición del volumen 32, en 1996, para tener la primera traducción de una obra de San Basilio: El Espíritu Santo. En el mismo ejemplar se anunciaba la "próxima" aparición de otra obra de San Basilio: El Hexamerón, el cual comprende una serie de homilías sobre los días de la creación por demás interesantes. Por cierto, tanto El Espíritu Santo como el Hexamerón de Basilio sirvieron de base para las obras homónimas de San Ambrosio de Milán, las cuales fueron duramente criticadas por San Jerónimo, quien conocía las obras originales. Por desgracia, la traducción castellana del Hexamerón de Basilio hasta el momento no ha aparecido.

Gracias a la doctora Alejandra Valdés hoy tenemos acceso a un segundo volumen en castellano de otras obras del más destacado de los Padres Capadocios, los Panegíricos a los mártires y las Homilías contra las pasiones, ocho homilías contenidas en el volumen 73 de la colección "Biblioteca de Patrística".

San Basilio de Cesarea es un personaje fundamental en la producción literaria cristiana del siglo IV. Fue un hombre intelectualmente formado en las mejores escuelas filosóficas de Atenas, un cristiano impregnado de una espiritualidad ascético-monástica, un obispo en toda la extensión de la palabra. Su participación en la controversia arriana fue fundamental y su doctrina de la ousía y de la hypóstasis definió la doctrina ortodoxa en el Concilio Ecuménico de Constantinopla del 381 al cual ya no asistió, pues había muerto probablemente en el 378 sin haber llegado a los 50 años de edad.

Sin embargo, la relativa brevedad de la vida del Obispo de Cesarea no le impidió ser un fecundo escritor. San Basilio escribió una gran cantidad de obras con diferentes temas, géneros y con gran variedad de objetivos: se ubicó entre las escuelas Antioquena y Alejandrina, aprovechando selectivamente lo mejor de la exégesis y la teología de una y de otra; tuvo una comunicación epistolar extraordinaria; inició una línea de pensamiento continuada por su hermano, San Gregorio de Nisa, y su amigo, San Gregorio de Nacianzo. Medió entre grupos enfrentados logrando unificar a los "Nicenos" y la derrota de los arrianos; fundó monasterios; políticamente se desempeñó con extraordinaria habilidad; fue un verdadero pastor para la Iglesia de Cesarea. Esta gran figura ha sido objeto de muchísimos estudios, destacando los recientes de Claudio Moreschini, y ahora se hace más accesible a los lectores de legua castellana gracias a la publicación de este volumen de la "Biblioteca de Patrística".

La obra de San Basilio puede clasificarse en estos bloques:

• Polémica: Contra Eunomio.

• Catequética: Sobre el Bautismo.

• Epístolas: más de 300 cartas con temas variados.

• Homilética: Sobre los Salmos, Hexamerón, homilías diversas.

• Dogmática: Sobre el Espíritu Santo.

• Ascética: Asceticon.

Todas las obras de Basilio reflejan su personalidad, su formación intelectual, sus preocupaciones pastorales, su línea teológica y su espiritualidad ascética, además de arrojar datos sobre su contexto social, cultural, político, económico, etc. Como ya habíamos señalado anteriormente, las obras de Basilio como las de los otros autores nos proporcionan más información de la que tal vez explícitamente quisieron proporcionar.

Las obras que se incluyen en la edición que hoy presentamos forman parte de las obras homiléticas, dentro de la categoría "homilías diversas". No es de extrañar que el Obispo de Cesarea presente a los mártires como modelos de fidelidad y de vida cristiana. El martirio había sido, era y sigue siendo el ejemplo de vida más perfecto para todo cristiano. Desde los primeros tiempos del cristianismo el martirio fue sumamente apreciado, los mismos escritos neotestamentarios lo ponen de manifiesto y dentro de la literatura patrística es imposible no hacer referencia a San Ignacio de Antioquía y a su Carta a los Romanos. En la era de las persecuciones, se produjo una importante cantidad de escritos clasificados como "literatura martirial" que comprendían actas de martirio, pasiones y leyendas, cada uno de estos bloques con sus propias características y recursos literarios, pero todos ellos con la finalidad de edificar a los cristianos en épocas difíciles.

El fin de las persecuciones y el reconocimiento del cristianismo como religión lícita dieron pie al surgimiento de literatura hagiográfica no martirial: la Vida de Antonio de Atanasio de Alejandría, que tuvo una difusión sin precedentes, es el primer ejemplo de biografía de un santo no mártir, más tarde vendría la Vida de Ambrosio escrita por Paulino de Milán, por citar algún otro ejemplo, y los mismos elogios fúnebres a Basilio de los otros dos grandes doctores Capadocios: Gregorio de Nisa y Gregorio de Nacianzo.

Si bien San Basilio ejerció sus ministerios eclesiales (lectorado, presbiterado y episcopado) en una época que ya no es considerada de persecución, el Santo retoma el tema de los mártires para edificar a su pueblo en una época agitada por las herejías y los cismas: nadie como los mártires manifiesta una más perfecta fidelidad y unión a Cristo. San Basilio echa mano de un recurso que podemos considerar ya clásico en su tiempo para afrontar problemas de su contexto vital.

Con el mismo fin edificante Basilio predica contra las pasiones; alerta a su comunidad sobre la necesidad de moderar sus impulsos para encaminarse a la perfección cristiana. Alerta contra la riqueza, la envidia, la ira, etc. Es un pastor preocupado por su pueblo; las muchas preocupaciones implícitas en su oficio de obispo de Cesarea y metropolitano de la Capadocia no le impiden desempeñar el principal servicio del obispo: la predicación. Basilio es un predicador extraordinario, su formación intelectual que incluye el perfecto manejo del arte de la retórica lo capacitan para llevar a buen fin su objetivo de pastorear, enseñar, amonestar, edificar, convencer. Los elogios a Basilio, compuestos por los dos Gregorios nos confirman que la retórica de Basilio se veía afianzada con la coherencia de su vida. Es muy reducido el número de santos que ostentan el calificativo de "magno", San Basilio es el primero entre ellos, el pueblo se lo confirió, el pueblo lo "canonizó".

La publicación que nos ocupa representa una oportunidad privilegiada de acercamiento a la persona de Basilio, a su pensamiento, a su contexto. Nunca antes, hasta donde tenemos noticia, habíamos contado con una traducción a la lengua castellana de las obras que hoy se nos presentan; nunca antes, hasta donde tenemos noticia, una mexicana había publicado una traducción de una obra patrística en esta colección.

Quiero destacar, sin afán de comparación, que la obra anterior de Basilio publicada en esta colección, El Espíritu Santo presenta una amplísima y oportuna introducción, sin embargo, ésta se centra más exhaustivamente en la introducción a la obra misma reduciendo a rasgos muy breves los datos sobre Basilio. La introducción a la obra de la doctora Valdés se ocupa más de la persona de Basilio y nos proporciona datos importantes que contextualizan de modo sumamente oportuno las obras traducidas que siguen a continuación. Puedo decir que después de leer la breve introducción a la vida y obra de Basilio, incluidas las precisas notas a pie de página, tenemos los datos indispensables requeridos para enfrentar la lectura no sólo de las obras que la doctora traduce en esta edición, sino también de otras obras del mismo santo; todo ello, y lo destaco, en ocho páginas.

La introducción específica a cada una de las obras comprendidas en esta edición es también de capital importancia; cada introducción también va acompañada de notas a pie de página que contribuyen a una mejor comprensión de los textos. Estas mismas notas acompañan a la traducción, señalan las referencias bíblicas, aclaran, contextualizan, guían y estimulan a la investigación; son, en pocas palabras: sumamente útiles y oportunas; ninguna está de más.

Ojalá que el ejemplo de la doctora Valdés contagie a muchos otros a interesarse por estos temas. Le agradezco por poner en nuestras manos estas obras en lengua castellana enriqueciendo la "Biblioteca de Patrística", espero que sea la primera de muchas publicaciones, es más que sabido que en esta línea hay trabajo de sobra.

Personalmente agradezco que nos haya proporcionado material para compartir con los estudiantes, estoy seguro de que ellos disfrutarán de su lectura como yo lo hice y que saborearán con placer de esta "probadita" de literatura cristiana antigua y del gran Basilio de Cesarea.

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