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Revista mexicana de fitopatología

versión On-line ISSN 2007-8080versión impresa ISSN 0185-3309

Rev. mex. fitopatol vol.39 no.spe Texcoco  2021  Epub 30-Nov-2022

https://doi.org/10.18781/r.mex.fit.2021-18 

COVID-19: El Virus, Enfermedad y Epidemiología

Mi nombre es Bernardino Cruces, tengo 85 años, soy productor

Bernardino Cruces-Pedraza*  1 

1 Carr. Texcoco Lecheria. Km 28.5. Sta. Gertrudis Acuexcomac, Atenco, Estado de México, México CP 56300.


Mi nombre es Bernardino Cruces Pedraza

Mi nombre es Bernardino Cruces Pedraza, tengo 85 Años, soy productor de espárrago (Asparagus officinalis, nota del editor) en el ejido de Acuescomac, municipio de Atenco, Estado de México. A lo largo de mi vida han pasado muchas cosas importantes en el país, pero nada parecido a la pandemia que estamos viviendo. Al principio creí que se trataba de una noticia falsa, pensé que sólo era para asustar al pueblo, recordaba la noticia del ‘chupacabras’ en el 94, o algo parecido a la influenza que a mi parecer fue solo una gripita pasajera.

A decir verdad, nunca he creído todo lo que dicen las noticias, pero conforme fueron pasando los meses, me di cuenta de que en realidad esa enfermedad era peligrosa. Empecé a entender la importancia cuando cerraron la central de abasto de Iztapalapa, ya que es ahí donde comercializo mis espárragos. El comprador me dijo que el gobierno había tomado la decisión de cerrar por un fregado virus y que por ello bajaría el precio del producto, lo cual obviamente me afectaría económicamente, no solo a mí, sino también a mis trabajadores. En pláticas con mis amigos nos burlábamos y bromeábamos sobre la enfermedad. Se rumoraba que era solo una cosa del gobierno para eliminar a la población de la tercera edad ya que no podía seguir pagando tanto apoyo. Eso me enojaba e insultaba porque a la gente de campo no se nos mantiene, nosotros trabajamos duro y nuestro trabajo es el más honesto y el más digno… No somos una carga para el gobierno.

Para entonces sembraba espárrago y maíz-calabaza, en la temporada Primavera-Verano, con el propósito de alcanzar la bondad de la precipitación y temperaturas buenas de Mayo, mes de mi cumpleaños. Me sentía seguro en el campo, ya que sabía que el aire ahí era bueno y por eso no me contagiaría de nada, es más, mis pulmones se limpiarían. Por eso no usaba cubrebocas y menos cuándo estaba trabajando en mis cultivos. Estar en el campo me tranquiliza, mientras deshierbo mi mente se llena de recuerdos de mi infancia… recuerdos de toda mi vida…recuerdos de cuando no estábamos enterados de nada del mundo, no como hoy en día…recuerdos de mi padre, el Sr. Narciso Cruces. Él era un hombre dedicado trabajar el campo y criar ganado. Desde que tuve uso de razón me dediqué a ayudarlo hasta que cumplí 14 años. Para entonces se dio la llegada de empresas gringas de artículos electrodomésticos y fue ahí donde entré a trabajar en la fábrica de General Electric, como soldador y después a base de trabajo duro, llegué a ser supervisor de piso, 40 años trabajé para esa empresa. A pesar de mis pesadas actividades en la fábrica nunca dejé solo a mi padre con las actividades del campo y del ganado. Fue hasta que decidí jubilarme que volví a dedicarme de lleno producir, ahora cambiando del maíz a las hortalizas, como un deseo de revivir mi niñez. Más sé que el campo no es para sentimentalismos. El campo es trabajo duro, compromiso, y esfuerzo. Es cierto que hay apoyos dirigidos al campo ya sea con alimento para ganado, fertilizante o con implementos o agroquímicos, pero a mí no me gusta depender de nadie. Por eso me esfuerzo para no depender de una ayuda sino ser autosuficiente, con mi propio trabajo.

La ‘contagiadera’ en el pueblo

Mis nietos trataban de explicarme la enfermedad causada por el virus, pero, a decir verdad, yo no comprendía cómo algo que no se podía ver, ni sentir podía perjudicar tanto nuestra salud. Empecé a usar cubrebocas para mantener tranquila a mi familia, aunque al principio no me dejaba respirar bien, conforme pasaron los días me fui acostumbrando. Aunque tengo conocimiento de enfermedades que afectan al ganado por experiencia cuidando las vacas de mi padre, nunca imagine que una enfermedad de animales pudiera contagiar a las personas. Nunca pare ni he parado de trabajar. Lo que sí, es que tengo que atravesar todo el pueblo para llegar a mis terrenos de cultivo. Y que no faltó que parara a saludar a mi compadre, mis amigos, solo para echarme una platicada y enterarme de lo que sucede en el pueblo.

También les decía a mis nietos que eso de la enfermedad se veía en lugares concurridos, donde hay mucha gente. Muchas de las personas del pueblo van a trabajar a la ciudad y esa fue la causa de la ‘contagiadera’ en el pueblo. Fue para septiembre (2020) que se elevó el número de muertes en el pueblo. En un principio y por costumbre asistíamos a dar el pésame y acompañar al rosario de los difuntitos, después se nos prohibió y pasaron los entierros a la tarde-noche y las cajas iban emplayadas. Fue por esas fechas cuando me enteré de que estaba enfermo el Sr. Luis, era mi amigo y vecino de parcela desde hace 10 años. Me extrañó porque yo lo vi trabajando su parcela hacía apenas dos días, pensé que se aliviaría, por la fortaleza que tenía, algo que el trabajo de campo te da, pero ¡no!, falleció esa misma semana. Eso me alertó y desde entonces he evitado tener contacto directo con mis conocidos. Sin embargo, no he dejado de ir a las reuniones de ejidatarios y de la sociedad de pozos de riego, ya que el megaproyecto del aeropuerto de la Ciudad de México, aunque cancelado, nos dejó más perjuicios que beneficios. Mis parcelas productoras están a escasos 60 metros del camino usado por los camiones de carga que se dirigían a dejar material de construcción. El paso de éstos levantaba polvaredas que afectaban los cultivos e incluso con el afán de agilizar el paso de camiones, hicieron un puente provisional de piedra tapando el cauce del rio Papalotla lo que ha causado su desbordamiento y anegamientos. La mala planeación de ese puente causó la inundación de una tabla agrícola de 14 hectáreas donde varios productores teníamos hortalizas. Cabe mencionar que las aguas de este río son sucias, lo que por obvias razones afectó la limpieza y sanidad de las hortalizas, entre ellas mi espárrago.

Rezando a Dios para que esto se termine pronto

Ya llevamos casi un año y nosotros no hemos parado en las labores del campo y para nosotros poco ha cambiado nuestras costumbres diarias. Pero si estamos siempre rezando a Dios para que esto se termine pronto y sigamos siendo una comunidad normal. También algo que nos afectó muchísimo es que nuestros templos y capillas fueron cerradas. Tanto que no celebramos como debemos a San Isidro Labrador, patrón de los agricultores. Él nos ayuda a tener buena cosecha. Ni procesión, ni misa en el ejido, ni convivio, ni adornos, ni animales, eso me entristeció. Todo sea por el cuidado de la vida. No hemos dejado de prenderle sus veladoras y procurando sus oraciones y ofrendas. Ya ven que ni siquiera pusimos ofrendas en el panteón como acostumbramos a nuestros difuntitos. Afortunadamente el trabajo nos mantiene ocupados y esperanzados, aun cuando me entero de los parientes y amigos afectados y hasta muertos por este virus. Tenemos que acudir a nuestras cosechas, la mente se despeja, aunque el corazón nos ‘duela’. Espero que las vacunas nos ayuden, dicen que llagarán, sobre todo a nosotros los viejos y sea cuando Dios nos llame a cuentas cuando dejemos este mundo, mas no por un virus.

He tenido tiempo de reflexionar, y de platicar sobre la forma en que se muere estando contagiado. De verdad da miedo, no poder respirar, Pero aun así quien tiene la decisión es de arriba. Por lo pronto me cuido y hago lo que nos dicen, pero para ser honesto se me olvida y me confío. No quiero estar con miedo yendo a mi parcela. No quiero que me pare el miedo, así que vivo día a día, y procuro tener en mente nuevos proyectos para sembrar y seguir trabajando que es lo que me levanta a diario.

Doy gracias por lo que he vivido. Deseo ya, compartir el pan con toda mi familia, festejar con mis amistades, salir de peregrinación, ir a entregar mi espárrago a la central de abastos, acudir a juntas ejidales y nuestra fiesta patronal Y espero estar sano y vivo solo “un día cada vez”.

Don Bernardino Cruces Pedraza en su parcela de espárrago 

Recibido: 01 de Marzo de 2021; Aprobado: 30 de Marzo de 2021

* Corresponding author (grandson): gonzalez.agustin@colpos.mx

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