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Ciencias marinas

versión impresa ISSN 0185-3880

Cienc. mar vol.39 no.2 Ensenada jun. 2013

 

Prefacio

 

Preface

 

El golfo de California ha sido un excelente laboratorio oceanológico que ha despertado el interés de un gran número de investigadores mexicanos y de diversos países. Su exploración, motivada por el conocimiento de sus recursos naturales para su posible explotación, comenzó en el siglo XVI. Sin embargo, por mucho tiempo no se estudiaron las propiedades químicas y del plancton del golfo.

El primer programa científico realizado para generar conocimiento de la oceanografía del golfo de California consistió en una serie de cruceros en 1888, 1889, 1904 y 1911 a bordo del B/I Albatross de la Comisión de Pesca de los Estados Unidos. Los datos obtenidos del crucero de marzo de 1889 mostraron que cerca de la desembocadura del río Colorado la salinidad varió entre 35.2 y 35.7 debido a la influencia del agua del río (Roden 1958). Además, la figura 3 de Gunar Roden muestra el efecto de un evento El Niño en 1889 en el golfo, con temperaturas tan altas como las causadas por el evento muy fuerte de 1983 (Álvarez-Borrego 1990). Cincuenta años después, la Institución Scripps de Oceanografía, bajo el liderazgo de Harald U Sverdrup, inició operaciones verdaderamente oceanográficas con su primer crucero de larga duración a un mar que prometía un cúmulo de fenómenos oceanográficos muy interesantes: el golfo de California. El crucero del B/I E.W. Scripps de febrero-marzo de 1939 inició la investigación moderna del golfo de California ocupando 53 estaciones hidrográficas a través de todo el golfo, donde se tomaron mediciones de temperatura, salinidad, oxígeno disuelto y calcio, además de muestras de fitoplancton y zooplancton (Sverdrup 1941, Roden y Groves 1959). Setenta y cuatro años después, se produce este número de Ciencias Marinas sobre "Química y plancton del golfo de California."

Se ha recorrido un largo camino desde las contribuciones que se generaron con los datos del crucero del E.W. Scripps. Las aportaciones al conocimiento del golfo han sido abundantes y de una manera continua. Harald U Sverdrup (1941) describió por primera vez el fenómeno de surgencias frente a la costa este del golfo, además de registrar que la salinidad a 40 millas de la desembocadura del Río colorado fue 35.12 en marzo de 1939 (fig. 16 de Roden 1958), cuando la presa Hoover tenía cuatro años de estar en operación. Sverdrup también registró por primera vez que la concentración de oxígeno disuelto disminuye drásticamente con la profundidad en el centro y sur del golfo, con valores de sólo 0.5 mL L-1 a 150 m de profundidad (lo cual implica concentraciones altas de nutrientes y carbono inorgánico disuelto y valores muy bajos de pH), valores menores que 0.05 mL L-1 entre 150 y 900 m de profundidad y valores de hasta 2.6 mL L-1 en las aguas más profundas. En el canal de Ballenas, Sverdrup encontró condiciones oceanográficas únicas, sin mínimos de oxígeno disuelto y salinidad a profundidad, con lo que concluyó que el agua fluye hacia el canal de Ballenas en las profundidades comprendidas entre la superficie y el umbral que separa el canal del golfo central. Por otra parte, JY Gilbert y WE Allen (1943) utilizaron las muestras de fitoplancton tomadas en el crucero del E.W. Scripps para describir por primera vez su variación con la profundidad.

Con la tecnología de los métodos espectrofotométricos en los 1960s, se generaron los primeros resultados detallados de la distribución espacial de las concentraciones de nutrientes en el golfo (e.g., Calvert 1966, Warsh et al. 1973). El primer reporte sobre la productividad fitoplanctónica también se publicó al final de la década de los 1960s, con datos derivados de incubaciones con carbono radioactivo catorce por Bernt Zeitzschel (1969), cuando el método todavía era relativamente novedoso. Otras innovaciones vinieron en los 1980s con los primeros estudios químicos de las aguas hidrotermales de las ventilas en el fondo de cuencas, como la de Guaymas, donde se está formando piso oceánico nuevo (e.g., Campbell y Gieskes 1984). Hacia finales de los 1980s, se dio un gran impulso al estudio de la dinámica oceanográfica del golfo con la aplicación de datos generados por sensores orbitando en satélites. Los datos de satélite de color del océano han sido utilizados para estudiar la variación espacial y temporal de la biomasa y productividad fitoplanctónica del golfo, y los efectos de fenómenos físicos de escalas diversas, desde surgencias costeras y remolinos hasta la incidencia de eventos El Niño, se comenzaron a describir con gran detalle en los 1990s (e.g., Santamaría-del-Ángel et al. 1994).

El golfo de California sigue despertando el interés de exploración de mexicanos y extranjeros. En los inicios de 2012, un grupo de científicos del Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterey realizaron una expedición a bordo del B/I Western Flyer para estudiar la química del agua de ventilas hidrotermales y sus criaturas fascinantes, volcanes submarinos y zonas de fallas en el fondo marino utilizando el vehículo operado a distancia Doc Ricketts. El golfo es especialmente interesante para este grupo de investigadores porque al tener aguas cálidas y con bajas concentraciones de oxígeno, es considerado como una ventana hacia el futuro que permite visualizar lo que pudiera ocurrirle a ecosistemas como el de la bahía de Monterey en California.

En este número se consideran diversos temas de la química y el plancton del golfo, sin la pretensión de hacer una cobertura completa sino más bien tratando de estimular aún más la investigación de este gran mar mexicano.

 

Saul Álvarez-Borrego y José Martín Hernández-Ayón

Coordinadores.

 

REFERENCES

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