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Trace (México, DF)

versión On-line ISSN 2007-2392versión impresa ISSN 0185-6286

Trace (Méx. DF)  no.84 Ciudad de México jul. 2023  Epub 11-Dic-2023

https://doi.org/10.22134/trace.84.2023.852 

Sección temática

Investigación en el yacimiento rupestre Las Yegüitas, Guanacaste, Costa Rica

Research in the rock art site Las Yegüitas, Guanacaste, Costa Rica

Philippe Costa*  

Priscilla Molina Muñoz**  

Martin Künne***  

Éric Gelliot****  

Simon Mercier*****  

* Unidad Mixta de Investigación 8096, Arqueología de las Américas, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA). Francia, costa.philippe14@gmail.com.

** Museos del Banco Central de Costa Rica (MBCCR), Costa Rica, molinamp@bccr.fi.cr.

*** Université de Bonn, Sociedad de Arte Rupestre de Bolivia (SIARB), Alemania/Bolivia, kuenne@zedat.fu-berlin.de.

**** Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (INRAP), Unidad Mixta de Investigación 8096, Arqueología de las Américas, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), Francia, eric.gelliot@gmail.com.

***** Unidad Mixta de Investigación 8096, Arqueología de las Américas, Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos (CEMCA), Francia, sim.archeo@gmail.com.


Resumen:

El Proyecto Arqueológicos Guanacaste (PRAG) se encarga desde el 2018 de estudiar los numerosos sitios rupestres de la cordillera de Guanacaste, donde predominan las rocas grabadas al aire libre. En el norte, se ubica el Pedregal, un sitio mayor en América Central. En 2018, a menos de 2 km del Pedregal, el equipo de trabajo registró un abrigo rocoso con petroglifos, nombrado Las Yegüitas. Con el objetivo de conocer mejor su cronología y su función, influenciada posiblemente por su proximidad con el Pedregal, el proyecto llevó a cabo un sondeo en 2019. El descubrimiento de material cerámico en contexto permitió proponer una datación de la presencia humana en el abrigo, posiblemente durante el periodo Tempisque (500 a. C.-300 d. C.), y más seguramente durante el periodo Bagaces (300-800 d. C.). Además de su carácter ritual, Las Yegüitas pudo ser utilizado como abrigo temporal, pero en ningún caso sirvió como asentamiento.

Palabras clave: petroglifos; arte rupestre; cronología; excavaciones; iconografía

Abstract:

Since 2018, the Guanacaste Archaeological Project (PRAG) has been studying the many rock art sites in the Guanacaste Mountain range, where the carved rocks in the open air dominate. In the north, we find the Pedregal, a major site of Central America. During the initial research period, the work team registered a rocky shelter with petroglyphs, less than 2 km away from Pedregal, named Las Yegüitas. In order to understand its chronology, its function, and due to the proximity to the Pedregal, the project conducted an archaeological survey there in 2019. The discovery of ceramic materials in context has made it possible to suggest a dating of the human presence in the shelter possibly during the Tempisque period (500 B. C.-300 A. D.), and more certainly during the Bagaces period (300-800 A. D.). In addition to its ritual character, Las Yegüitas could be used as a temporary shelter but in no case it served as a habitat.

Keywords: petroglyphs; rock art; chronology; excavation; iconography

Résumé :

Le Projet Archéologique Guanacaste (PRAG) a pour objectif depuis 2018 d’étudier les nombreux sites rupestres de la cordillère Guanacaste, où dominent les roches gravées à l’air libre. Dans le nord, on retrouve le Pedregal, un site majeur d’Amérique Centrale. Dès 2018, à moins de 2 km du Pedregal, l’équipe de travail a enregistré un abri sous roche avec des gravures, nommé Las Yegüitas. Afin de mieux connaître sa chronologie, sa fonction, et du fait de sa proximité avec le Pedregal, le projet y a réalisé un sondage archéologique en 2019. La découverte de matériel céramique en contexte a permis de proposer une datation de la présence humaine dans l’abri possiblement durant la période Tempisque (500 a. C-300 d. C), et plus certainement durant la période Bagaces (300-800 d. C). En plus de son caractère rituel, Las Yegüitas a pu être utilisé comme un abri provisoire mais en aucun cas d’habitat.

Mots-clés : gravures; art rupestre; chronologie; sondage; iconographie

Introducción

El estudio del arte rupestre implica varios desafíos para los investigadores. La interpretación de los motivos, las funciones de los sitios y la selección de los lugares son unas de las tantas preguntas difíciles de contestar o para las cuales es necesario tener certezas. Sin embargo, las interrogantes que más causan curiosidad se basan en quién o quiénes, por qué y cuándo se confeccionaron y emplearon estos vestigios culturales, cuestionamientos que, una vez más, implican un reto considerable.

Para la cronología de los sitios, en el caso de las pinturas, existe la posibilidad de fechar los pigmentos directamente, cuando en ellos existe carbono. Por ejemplo, en Guatemala, se logró una cronología por radiocarbono de pinturas de dos yacimientos rupestres (Robinson et al. 2007). Para ello, se utilizó la técnica de extracción con plasma para recuperar carbón y fechar por AMS. Los soportes sobre los cuales fueron plasmadas las pinturas pueden también ser fechados, dando una indicación del terminus post quem, antes del cual las manifestaciones no pudieron ser producidas. Para este efecto, existen los estudios paleomagnéticos, que permiten determinar la edad absoluta de las rocas. Además, la misma técnica de extracción con plasma y fechamiento por AMS puede funcionar tanto para el soporte como para las pinturas. Caso contrario son los grabados, en donde todo ensayo de fechamiento por técnicas en laboratorio parece pertenecer al futuro.

En Costa Rica, la mayoría de los yacimientos rupestres son grabados. Algunos estudios llevados a cabo emplean comparaciones iconográficas de motivos presentes en otros artefactos, donde la cronología es mejor conocida, como en la cerámica. Otra solución implica indagar en el subsuelo cercano a las grafías rupestres, esperando que existan registros para relacionar la producción con una actividad vinculada con ellos.

A diferencia de un asentamiento habitacional, la actividad humana próxima a un sitio rupestre puede ser solamente ocasional, restringiéndose a un único momento de su realización, lo que reduce aún más las oportunidades de encontrar artefactos o contextos.

En el caso de que se lograra identificar algún indicio de una temporalidad, solo se pueden establecer relaciones indirectas con las manifestaciones rupestres. Por esto, muchos proyectos de investigación buscan interrelacionar varios indicadores taxonómicos para construir un conjunto de pruebas científicas que permitirían consolidar un acercamiento interpretativo más certero.

Dentro del estudio de arte rupestre de la cordillera de Guanacaste, desarrollado en el marco del Proyecto Arqueológico Guanacaste (PRAG), se registró un abrigo rocoso decorado, llamado Las Yegüitas. Los trabajos realizados en este sitio permitieron ahondar en su posible multifuncionalidad, según la excavación de sus capas arqueológicas, además de concretizar y profundizar en las cronologías, los simbolismos y las funciones de este y el sitio vecino, el Pedregal.

Ubicado dentro del Área de Conservación Guanacaste, el Pedregal representa, por su gran cantidad de petroglifos ubicados en un espacio relativamente reducido, no solo un sitio clave para las investigaciones en la Cordillera, sino que es uno de los más importantes de arte rupestre de América Central. Sus rocas decoradas, situadas en las faldas occidentales del volcán Orosí y diseminadas en dos sábanas con 132 ha de extensión, fueron registradas por primera vez por Chávez Jiménez (1989).

A pesar de presentar dimensiones restringidas, el abrigo Las Yegüitas y sus petroglifos podrían representar un marco de actividades rituales, pero también pudo haber sido utilizado de forma estacional por personas para abrigarse mientras se trasladaban a otros lugares, como el Pedregal.

Dentro de las investigaciones desarrolladas en este abrigo rocoso se llevó a cabo un sondeo arqueológico que se describe a continuación.

El abrigo Las Yegüitas (G-1124 LY)

El yacimiento se encuentra en el noroeste del país, a 24 km al sur de la frontera con Nicaragua (véase la fig. 1), y más precisamente a 2 km al sureste del Pedregal, en la falda suroeste del volcán Orosí, a 200 m al norte del río epónimo, a 150 m al sur del río Pedregal, y a una altitud de 635 m s. n. m (véase la fig. 2). Compuesto de una roca con grandes dimensiones, apoyándose sobre otra ubicada al frente, forma un pequeño abrigo de sección triangular. Ambas rocas son de material volcánico (véase la fig. 3).

Este abrigo se encuentra en una zona de bosque muy húmedo premontano, con una vegetación densa, lo que explica la presencia de una delgada capa de humus en su interior. Con 4.60 m de largo, 1.80 m de ancho y 1.65 m de alto, el interior del abrigo es reducido y difícilmente podía acoger a más de tres personas.

Fuente: SIG del PRAG.

Figura 1 Mapa con la ubicación de los sitios a proximidad de Las Yegüitas. 

Fuente: SIG del PRAG.

Figura 2 Mapa con la ubicación de Las Yegüitas. 

Figura 3 Vista general del abrigo. 

Figura 4 Fotografía del panel principal de Las Yegüitas. 

Los petroglifos se encuentran en dos paneles verticales, separados y opuestos en la entrada norte del abrigo. El principal se ubica a nivel de suelo, con la cara grabada hacia adentro, y el segundo, a nivel de techo, en alto, con la cara grabada hacia el exterior (véase la fig. 4). El panel principal decora un bloque rocoso de 1.95 cm de largo por 63 cm de alto, que presenta una cara lisa, lo que contrasta con la textura del resto de la roca.

Los diseños tienen una extensión de 95 cm de ancho por 47 cm de alto, formando un conjunto iconográfico compuesto por motivos geométricos o estilizados. El corpus es homogéneo, es decir, que las figuras están colocadas una a la par de otras sin superposiciones y con una organización posiblemente premeditada.

Sus proporciones, como la técnica empleada y el ancho de los surcos, son similares y se nota una cierta organización de los motivos, ya que una cruz con borde triple se localiza al lado izquierdo del panel, después de otras representaciones no figurativas, principalmente de líneas curvas. En el costado derecho se repite nuevamente una cruz con borde doble no acabado. Las cruces enmarcan el panel. Tres depresiones, es decir, oquedades, se alinean en la parte superior.

Esta organización de motivos supone que la realización de los grabados fue probablemente ejecutada en un único momento, y no en una serie de episodios de producción rupestre. Tomando en cuenta la armonía general y el equilibrio entre las figuras, su ejecución implicó un bosquejo preliminar. Mientras que el ejecutante iba acercándose a la pared del abrigo, el acabado de los grabados baja de calidad, el techo se junta en ese punto con el nivel del suelo y se limita la comodidad del ejecutante para grabar.1 Es particularmente el caso de la última cruz con una línea perimetral, donde la profundidad del surco es inferior a las demás manifestaciones rupestres.

La técnica empleada para grabar en una roca de una dureza como la de estos paneles suele dividirse en dos o tres etapas. Para llegar al acabado del panel principal, primero se recurría al cincelado por percusión indirecta, más precisa, pero menos fuerte que una percusión directa. Seguidamente, se ejecutaba un raspado por abrasión para uniformizar el surco. Adicional a esto, se pudo haber empleado el alisado para darle un aspecto pulido a los surcos, lo que hace que ya no se observen huellas por abrasión -delgadas líneas paralelas- (véase la fig. 5).

El segundo panel se encuentra encima del principal, recientemente descrito, y acoge un solo motivo aislado. El acabado de este motivo es de menor calidad al de las grafías del panel principal. La técnica identificada fue la del cincelado (picoteado). Los motivos de este no son diferentes a los del panel principal. Encontramos dos círculos acolados, el primero con un punto en su centro y el segundo con líneas adentro. Estas representaciones recuerdan las tres oquedades alineadas del panel principal.

Es posible que el grabado del panel secundario esté inacabado. El acabado del grabado sugiere un cincelado por percusión indirecta, sin raspado por abrasión, ni pulido (véase la fig. 6).

Figura 5 Detalle de los surcos del panel principal de Las Yegüitas. 

Figura 6 Detalle de los diseños del segundo panel. 

Excavación realizada en el abrigo

En la cordillera de Guanacaste, no es común encontrar investigaciones en las cuales se intenten realizar dataciones indirectas de los petroglifos y solo raras veces se ha registrado la presencia de artefactos asociados fechables. Lo anterior contrasta con la amplia divulgación de representaciones rupestres y su enigmático significado simbólico, pero con una falta de investigaciones sistemáticas que intenten acercarse más estrechamente a este tipo de vestigios en roca.

Por lo anterior, uno de los principales objetivos de la excavación parcial de este abrigo se relacionó con conocer si existía en su interior un depósito arqueológico con el que se pudiera tener indicios de un posible fechamiento indirecto, aspecto que pudo ser resuelto con el hallazgo eventual de restos materiales en la base del abrigo.

Para investigar el subsuelo, se realizó un pozo de sondeo de 2 x 1 m en la zona central, cubriendo casi la totalidad de la superficie. Para iniciar, se montó una cuadrícula de cuerdas aéreas (1 x 1 m), ubicada a 1.80 m del panel grabado. Esta primera etapa tenía como objetivo entender la estratigrafía de suelos. Seguidamente, se extendió el sondeo hacia el panel grabado debido a la necesidad de cubrir la mayor superficie, aumentado sus medidas finales a un 2 x 1 m (véase la fig. 7).

Se excavó el sondeo hasta alcanzar un sustrato rocoso compacto y estéril ubicado a los 65 cm de profundidad. De esta manera, cuatro unidades estratigráficas (UE) y tres niveles (N) fueron evidenciados, los últimos se realizaron cada 20 cm (véase la fig. 8).

Según términos geomorfológicos, la capa humífera de la excavación fue heterogénea (N1, UE0) con presencia de perturbación vegetal (raíces) y erosiones naturales en el N1 (UE2, transición UE3).

En las diferentes capas geomorfológicas se encontraron fragmentos de rocas, que provenían de la erosión interna del abrigo o fueron arrastradas por derrumbes durante lluvias importantes. Algunas son claramente lascas desprendidas del techo y de las paredes del abrigo. En las N1 (UE2) y N2 (UE3), la mayoría son piedras desagregadas o quebradas en fragmentos pequeños, mientras que en la UE4 se visualizan grandes cantidades de rocas, probablemente en su posición original, después del derrumbe que creó el arreglo de las rocas que conformaron el abrigo.

Las rocas volcánicas que caracterizan el abrigo Las Yegüitas y los alrededores son, principalmente, andesíticas. Los fenómenos meteorológicos y el tiempo bastan para explicar el derrumbe y la erosión de dichas rocas.

Figura 7 Registro topográfico en sección y en planta de Las Yegüitas con el pozo de sondeo realizado. 

Figura 8 Levantamiento de los cortes estratigráficos sur (D-A) y oeste (A-B) de Las Yegüitas. 

En el extremo del acceso sur del abrigo, hay una pendiente que revela una erosión en deslave del suelo. El N2 (UE3) parece haber sido formado a partir de vestigios de esta erosión, segregada sobre el conglomerado de rocas del N3 (UE4). La ocupación puntual del abrigo se desarrolló a priori desde la aparición de este piso, que constituye el N2 (UE3).

Restos excavados y periodizaciones

La cerámica

A nivel de superficie (UE0), en N1 (UE2, transición UE3) y en n2 (UE3) se encontraron treintaiún fragmentos cerámicos diseminados a través de los sectores excavados. A pesar de que no se encontró una gran frecuencia de cerámica y ecofactos (dos de malaco-fauna), estos contribuyeron a conocer mejor la «ocupación» humana del abrigo.

El estudio analizó materiales concernientes a fragmentos de bordes y cuerpos decorados o sin decorar, además de fragmentos de concha y nódulos de muestras de tierras arcillosas identificados dentro de la excavación.

Dentro del material evidenciado, se visualizó tanto de origen habitacional como fragmentos de vajillas que tradicionalmente fueron utilizadas para rituales funerarios o especiales. Los restos de material habitacional presentaron uso por quema, con restos de hollín, lo que nos habla de su empleo para la cocción de alimentos.

Las formas de vasijas obtenidas de N1 (UE3) y N3 (UE4) corresponden con una escudilla de borde exverso y labio redondeado, y una olla simple con labio ligeramente aplanado y engrosado, ambas no superan un diámetro de 20-25 cm. Las características de estos utensilios y sus medidas nos hablan de artefactos pequeños que pueden ser fácilmente trasladables.

Uno de los aspectos más interesantes de esta muestra fue el hallazgo de varios fragmentos del tipo bocana inciso, variedad tola (véase la fig. 9), nombrado en un principio por Coe y Baudez (1961) para el valle del Tempisque, y también registrado para Nicaragua por Lothrop (1926). Este tipo se ubica como uno de los principales dentro de periodo Tempisque (500 a. C.-300 d. C.), anteriormente llamado Bicromo en Zonas, desapareciendo por completo en el periodo Bagaces (300-800 d. C.).

Entre sus características podemos encontrar el uso de pintura roja alternando en zonas de color natural de la pasta o engobe crema, aplicación de líneas incisas paralelas ejecutadas después de haber sido engobada la pieza, ejecución de efigies en relieve y líneas incisas gruesas (o más finas) en patrones geométricos (Bonilla V. et al. 1987), características que se encuentran en los restos excavados.

Para los fragmentos analizados, se registró la variedad tola, debido al uso de la pintura roja alternada en zonas con el color crema, además de que las líneas incisas fueron aplicadas sobre el engobe; los acabados de superficie destacan por el uso de un alisado leve y, ocasionalmente, pulidos, y la presencia de las líneas horizontales múltiples. Centrándose el diseño en líneas incisas y zonas pintadas.

Figura 9 Fragmentos tipo bocana inciso, variedad tola. 

Otro de los fragmentos también presentaba la aplicación de círculos concéntricos, rectángulos y óvalos, además de líneas oblicuas y formas de vida. De este tipo no se registraron bordes, por lo que no se puede corroborar la forma exacta del artefacto; no obstante, las características de los fragmentos de cuerpo son rectilíneos, lo que podría corresponder con una figura tubular.

El resto de los fragmentos estudiados no eran diagnósticos, lo que no nos permitió lograr clasificarlos tipológicamente; no obstante, las características de la pasta, uso de pigmentos, temple y otras características son similares a tipos y perfiles de bordes del periodo Tempisque y primera parte del Bagaces; a pesar de esto, aún faltan más datos para poder clasificar el sitio como multicomponente.

Fragmentos de malaco-fauna

Otro de los hallazgos interesantes de este sitio fue la detección de dos fragmentos de concha. Uno de ellos podría corresponder al género lobatus (llamado strombus), clasificado así por las características de los pliegues de la concha (según una consulta efectuada a la arqueomalacóloga Elodie Mas); sin embargo, por lo pequeño del fragmento no fue posible determinar la especie (véase la fig. 10).

El hallazgo de este tipo de fragmentos es relevante debido a que la zona no se encuentra cercana a fuentes de agua de las que se pueda extraer conchas con facilidad, o aprovecharse de un desarrollo costero extensivo. Las Yegüitas se encuentra a 20 km en línea recta del océano Pacifico.

Es posible que conchas, ya sea para consumo o para uso ritual, fueran trasladadas al lugar por las personas que emplearon el sitio como resguardo. No podemos afirmar que estas se emplearan como comestible o como materia prima, dado que solamente hay dos fragmentos en contexto.

Figura 10 Fragmentos de concha. 

Comparación de los motivos con la cerámica

Como ya se aludió, dentro de los diseños mostrados en el grabado, podemos encontrar algunos abstractos, lineales y el motivo de cruces cuadradas concéntricas; a este último le daremos especial énfasis dado que se puede relacionar más claramente con otros diseños presentes en objetos que se pueden fechar cronológicamente.

El motivo que abre y cierra el panel inferior del sitio Las Yegüitas se trata de tres cruces concéntricas cuadradas. Este símbolo no debe confundirse con la llamada «cruz de Venus», compuesta por una cruz isósceles y bordeada, que se conoce desde el área mesoamericana hasta Venezuela, pasando por el Caribe, hasta Perú, Chile y el norte de Argentina (Sánchez P. 2002, 2008).

La gran «difusión» de este motivo no permite sacar conclusiones definitivas sobre su significado, y menos relacionar todas las culturas que lo emplearon a través del tiempo. De hecho, se conoce en Guanacaste desde el periodo Tempisque (500 a. C.-300 d. C.) gracias a sus aplicaciones en el tipo Bocana inciso (véase la fig. 11) y en las vasijas efigie del tipo Guinea inciso.

Esta cruz se encuentra también en el siguiente periodo Bagaces (300-800 d. C.), en las figurinas del tipo Galo policromo. En cambio, durante el periodo Sapoa (800-1250 d. C.), en la cerámica de Guanacaste, aparece la llamada «cruz Kan», parecida a la anterior, como motivo central de decoraciones de la cerámica de tipo Mora policromo y Palmira policromo (véase la fig. 12). Esta cruz se relaciona con influencias mesoamericanas. Se trata de una cruz con las extremidades cuadradas y un círculo en el centro.

Colección Lehmann, Museo Etnológico de Berlín. Fotografía de Künne 2014, 34.

Figura 11 Artefacto del tipo Bocana inciso decorado con una cruz. 

Herrera y Ballereau (2006, 36) realizaron una descripción de un motivo que interpretan como cruz Kan para el yacimiento rupestre Piedra El Encanto, a 9 km al suroeste de Las Yegüitas, indicando que se conoce en ocasiones también como «cruz americana» (véase la fig. 12).

El motivo referenciado por los autores consiste en una cruz isósceles y bordeada con cuatro círculos en cada esquina (véase la fig. 13); en este caso, es similar al glifo maya lamat, asociado al planeta Venus. Tal motivo se encuentra también en el sitio Plazoleta de la Isla El Muerto, en Nicaragua, a 100 km al norte. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no lleva círculos alrededor y se confunde con la llamada «cruz de Venus». En este caso, para Nicaragua, la cronología de la producción rupestre se ubicó en el periodo Policromo medio (800-1350 d. C).

Dibujo de Philippe Costa con base en el dibujo de Lothrop (1926, 132).

Figura 12 Cruz Kan de Lothrop. 

Figura 13 Posible cruz Kan en la Plazoleta Isla El Muerto, Nicaragua y en la Piedra El Encanto, con y sin los círculos alrededor de la cruz. 

En Costa Rica, durante el periodo Ometepe (1350-1550 d. C.), ya no se trata directamente de la cruz Kan, en cambio, se relaciona a un motivo de cruz similar a la representación de un ojo de serpiente abstracta o de cruz solar (Abel-Vidor et al. 1987, 311; véase la fig. 14).

La cruz que se encuentra en Las Yegüitas no presenta una línea en su centro, sino que el motivo se compone exclusivamente de tres cruces concéntricas. En la cerámica de la zona, motivos similares son comunes del periodo Bagaces (300-800 d. C.). Por ejemplo, se reconocen en particular representaciones de dos cruces concéntricas en las mejillas de figuras femeninas y en vasijas efigies del tipo, ya citado, Carrillo policromo -500-800 d. C.- (véase la fig. 15). Se distingue sobre la frente, las mejillas, pero también en el ombligo, en los pechos y la vulva de figuras femeninas del tipo Galo policromo -500-800 d. C.- (Lothrop 1926, CXXIV; Ferrero 2000, 71, 77, 78, 81, 295; Noack y Künne 2014). En este último caso, se podría relacionar con el tema de la fertilidad o el nacimiento.

Durante el mismo periodo, cruces concéntricas similares aparecen en algunas representaciones de escudillas con motivos de hombres murciélago que suelen contar con cabezas móviles con soportes delanteros como patas del animal (véase la fig. 16).

Otros ejemplos son los numerosos sellos del periodo Bagaces, con variaciones en cuando a si la cruz cuenta con un reborde o no. Al respecto de los sellos, es oportuno mencionar que, en cronologías de la Región Central, concretamente en la fase El Bosque (300 a. C.-300 d. C.), aparece este motivo en sellos cerámicos, igual al observado en los tipos Carrillo de Guanacaste citado para la cerámica y los paneles del sitio Las Yegüitas (véase la fig. 17).

Figura 14 Vasija tipo bramadero policromo, dibujo de Philippe Costa basado en una fotografía en Abel-Vidor et al. (1987, 305). 

Fotografía de Rodrigo Rubí.

Figura 15 . Ejemplos de cruces concéntricas en objetos arqueológicos. Figura femeninacon decoración corporal, Pacífico Norte, 300-800 d. C., 35.9 x 26.7 cm, Colección Banco Central de Costa Rica (BCCR-C-1598). 

Figura 16 Ejemplos de cruces concéntricas en objetos arqueológicos. Escudilla trípode con diseño de hombre murciélago, Pacífico Norte, 300-800 d. C., 20.5 x 24.5 cm, Colección Museo Nacional de Costa Rica (MNCR 23040). 

Figura 17 Ejemplos de cruces concéntricas en sello de la Región Central, 300 a. C.-300 d. C., 6.4 x 6.2 cm, Colección Banco Central de Costa Rica (BCCR-C-19). 

La relación entre la Región Central y el Pacífico Norte de Costa Rica se ha registrado de múltiples maneras, con los hallazgos de cerámica de una región en otra y análisis diversos, por lo que no sería extraño encontrar coincidencias en algunas representaciones locales.

La representación de una oquedad con líneas radiantes alrededor, también presente en el panel inferior de Las Yegüitas, recuerda otro motivo que se repite en las figuras femeninas del tipo Carrillo policromo (véase la fig. 18). Esta información apoya la asociación de motivos repetidos en la datación de los petroglifos en el periodo Tempisque-Bagaces.

Figura 18 Comparación de líneas radiales de artefacto Carrillo policromo con panel de Las Yegüitas. Fotografía de Rodrigo Rubí. 

También hay que agregar que el primer sondeo arqueológico en un yacimiento rupestre al sur de la cordillera de Guanacaste fue desarrollado en la década de 1970 por Lynette Norr (1980), quien registra el sitio Méndez. En dicho sitio, con dieciséis rocas grabadas, se encuentran seis montículos funerarios, donde se observa el mismo motivo de cruz concéntrica con tres bordes que se observa en Las Yegüitas.

El sondeo realizado por Norr en uno de los montículos funerarios le permitió descubrir material cerámico y una roca grabada adentro del mismo, con motivos similares a las rocas que se encontraban alrededor (Norr 1980, 3). Tomando como base este dato, la autora afirmó que la producción de las rocas grabadas circundantes no pudo haber sido posterior a la realización del montículo, deduciendo que, según las dataciones radiocarbónicas y el estudio de la cerámica, los grabados debieron haberse confeccionado entre el 300-500 d. C. (4), es decir, al principio del periodo Bagaces.

En el Pedregal, a pesar de la proximidad (2 km de Las Yegüitas), no se conoce un ejemplo de cruz concéntrica. De hecho, las cruces son escasas en comparación con los cientos de grabados registrados. Solo otro motivo de cruz aparece en dos rocas, que consiste en dos óvalos cruzados enredados (véase la fig. 19). Aunque es un diseño escaso, se reconoce en figuras femeninas del tipo Galo policromo del periodo Bagaces (Seigne 2023), contemporáneo a las cruces concéntricas de Las Yegüitas. Sin embargo, las cruces se repiten en las rodillas y los hombros de las figurinas, lo que parece descartar una relación con la fertilidad o el nacimiento. También se conoce en un colgante de jade contemporáneo del Museo del Jade (Novoa Espinoza 2016, 135).

Dibujo de Philippe Costa.

Figura 19 Cruz compuesta de dos óvalos cruzados en el Pedregal (según el calco del Proyecto Arqueológico Volcán Orosí en 1993). 

Es notable que la cruz fue un tema central para las poblaciones locales. Se propone la tabla 1 con el fin de resumir la cronología con base a los tipos cerámicos, según la clasificación de Abel-Vidor et al. (1987), en relación con los distintos tipos de cruces.

Tabla 1 Los diferentes tipos de cruces en relación con los tipos cerámicos 

Periodo cronológico

Cruz isósceles bordeada

Cruces concéntricas

Cruz entrelazada

Cruz Kan

Ojo reptil
Tempisque (500 a. C-300 d. C.) Bacana inciso y Guinea inciso Guinea inciso, bicromo inciso y sellos fases, El Bosque (región Central) - - -
Bagaces (300-800 d. C.) Galo policromo Carrillo policromo y Galo policromo Galo policromo - -
Sapoá (800-1350 d. C.) - - - Mora policromo y Palmira policromo -
Ometepe (1350-1550 d. C.) - - - - Bramadero policromo

Conclusiones

Como las prospecciones asistemáticas realizadas en los alrededores de Las Yegüitas no advirtieron la existencia de ningún otro sitio ni tampoco de material cultural depositado, es posible que el abrigo investigado haya jugado, a pesar de su ubicación aislada a 2 km al sur del sitio Pedregal, un papel importante para el resguardo de los pasantes hacia esta zona del volcán Orosí.

Aunque la configuración del abrigo ofrece un refugio temporal en periodos de lluvias, no puede ser considerado, por sus dimensiones limitadas, como un asentamiento de tipo prolongado. La ausencia de una concentración de residuos de carbono y vestigios de un sitio habitacional parecen apoyar esta hipótesis.

Asimismo, el trabajo de campo en Las Yegüitas ha permitido dar cuenta de que, durante las lluvias, aunque exista gran cobertura forestal, su interior no lograría resguardar a sus usuarios de una forma tan apropiada como se podría pensar, por ello, pudo haber funcionado como un albergue improvisado para muy pocas personas (tres como máximo).

También la escasez de hallazgos cerámicos indica que la ocupación del abrigo tenía más un carácter esporádico que permanente. Los pocos fragmentos encontrados atestiguan actividades de tipo rituales y cotidiana de cocción de alimentos. Además, la distribución de los tiestos cerámicos en el N1 (UE3) sostiene la presencia de una diversidad de actividades. El abrigo pudo ser utilizado como parada puntual de personas, quizá como un punto importante dentro de las peregrinaciones, o bien como parte de un circuito ritual más amplio. Los restos de malaco-fauna atestiguan también conexiones directas o indirectas con el litoral.

El uso del sitio como lugar ceremonial está apoyado por la existencia de los petrograbados en la entrada del abrigo, los cuales evocan un espacio sagrado o de importancia territorial. En las culturas antiguas de Costa Rica los elementos iconográficos brevemente discutidos aparecen en el contexto de decoraciones corporales y pueden haber desempeñado un papel importante en la cosmovisión precolombina.

Al nivel cronológico, la iconografía de los petroglifos ubica al sitio en un periodo de producción que se relaciona con el Bagaces; no obstante, no se descarta el periodo Tempisque, por la correspondencia del motivo de las cruces concéntricas con el diseño de sellos de la fase El Bosque y el traslape cronológico de los tipos cerámicos identificados, como el tipo bocana.

Quizás se pueda afirmar que el abrigo fue conocido desde el periodo Tempisque para llevar a cabo actividades rituales, como lo sugieren algunos fragmentos de cerámica. Durante el periodo Bagaces, probablemente a sus inicios, la actividad ritual culminó con la producción de las manifestaciones rupestres.

Para el sitio Pedregal, se ha propuesto la hipótesis de su uso por varios periodos de tiempo y por personas no solamente de origen local. Este dato suma para comprender el desarrollo de este y otros sitios cercanos, y fortalece las hipótesis mencionadas sobre la existencia de interrelaciones regionales entre grupos indígenas de diversas zonas dentro y fuera del país por varios periodos de tiempo. Este es un tema que hay que ampliar en el futuro.

Referencias

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1En la arqueología, el término grabar se refiere propiamente a una técnica sustractiva aplicada al decorar objetos de metal. Sin embargo, en la discusión siguiente se usa el mismo concepto para resumir de manera general todos los procedimientos sustractivos ejecutados para la modificación artificial de objetos de piedra.

Recibido: 16 de Mayo de 2022; Aprobado: 31 de Julio de 2023

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