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Frontera norte

versión On-line ISSN 2594-0260versión impresa ISSN 0187-7372

Frontera norte vol.18 no.35 México ene./jun. 2006

 

Reseña bibliográfica

 

Seguridad, agua y desarrollo. El futuro de la frontera México-Estados Unidos

 

Vicente Sánchez Munguía*

 

Alfonso Andrés Cortez Lara, Scott Whiteford y Manuel Chávez Márquez (coordinadores), Tijuana, El Colegio de la Frontera Norte y Michigan Satate University 2005, 415 pp.

 

* Investigador del Departamento de Estudios de Administración Pública de El Colegio de la Frontera Norte. Dirección electrónica: vsanchez@colef.mx.

 

El tema del agua en la frontera México-Estados Unidos no sólo se ha situado en la agenda obligada de los gobiernos de los dos países, sino que lo hace cada vez con mayor fuerza en la conciencia de los agentes e instituciones que inciden con mayor frecuencia en las relaciones binacionales y transfronterizas, lo cual, sin duda, es un hecho notable que a mediano y largo plazo dará frutos en términos de una relación marcada por una visión común que ahora no existe sobre éste que es el recurso más necesario y, al mismo tiempo, el más escaso. En efecto, el agua es el recurso más vital de todas nuestras necesidades, pero en la zona fronteriza que une y separa a los dos países vecinos es un recurso muy limitado sobre el que recae una presión por la demanda creciente en los dos lados de los límites fronterizos, y aunque es algo que sabemos todos, es muy poco lo que hemos asumido a partir de esa realidad inevitable, empezando por quienes son responsables de tomar decisiones que, desde un tiempo ya lejano, han convertido a la frontera en el espacio de crecimiento urbano y demográfico más espectacular de los últimos años en estos países, sin atender las limitaciones que impone esta terca realidad y sus condiciones climáticas.

Por fortuna no todo es fatalidad, ya que a pesar de la intensidad con que han crecido la población y demanda de agua en la región, se ha intensificado la cooperación de los dos países para atender problemas derivados de la carencia de infraestructura y también ha habido una ligera evolución en la eficiencia de manejo del recurso en los usos urbanos, aunque no es algo tan uniforme a lo largo de la frontera, e igualmente, los conflictos surgidos de la disparidad en el desarrollo institucional, el cumplimiento de los acuerdos y las condiciones de previsión frente a las contingencias meteorológicas, se han procesado mediante las instituciones creadas para aplicar un marco de reglas acordado para esos efectos y se ha hecho en un ambiente no ajeno a las tensiones, pero muy lejos de la beligerancia.

La gestión del agua, recurso escaso en la región, no sólo se ha de ver ahora como un asunto relativo al desarrollo, para lo cual es fundamental, sino como un recurso estratégico que requiere de un tratamiento especial en cuanto forma parte de los imprescindibles cuyo control se ha vuelto asunto de la seguridad para los países y las sociedades contemporáneas y lo será con toda certeza en el futuro, como ya lo anuncian por diversos confines quienes vaticinan que su control será la fuente de origen de los conflictos futuros e incluso guerras por este recurso.

Con la mirada puesta en este tipo de problemas y en la diversidad de sus dimensiones, El Colegio de la Frontera Norte ha venido enriqueciendo el conocimiento, el debate y la producción editorial a través de la cual podemos acercarnos a la polifonía de voces que forman parte de ese diálogo enriquecedor que busca incidir en el futuro de las relaciones de los dos países en cuanto al tema del agua. El libro Seguridad, agua y desarrollo. El futuro de la frontera México-Estados Unidos tiene la virtud de haber conjuntado a una parte importante de lo más representativo de los círculos académicos de México y Estados Unidos que han venido abordando, de manera sistemática, el estudio de la gestión del agua en la frontera que comparten los dos países y el marco institucional sobre el que se distribuye y maneja el agua en la región. Al mismo tiempo, enriquecen este libro las visiones de funcionarios relacionados directamente con los procesos de manejo de las aguas internacionales desde la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA) y la Comisión de Cooperación Ecológica Fronteriza (Cocef), que es responsable de la certificación de los proyectos de infraestructura para el cuidado ambiental en los estados fronterizos.

De inicio, la variedad disciplinaria y los antecedentes de los autores participantes otorgan a este libro una garantía en relación con los temas que abordan y las perspectivas analíticas que se proponen, las cuales, por cierto, no sólo son propositivas sino bastante críticas respecto de las limitaciones institucionales que enfrenta el manejo del agua y la disparidad de concepciones que aún prevalecen, a pesar de los avances en temas colaterales de gran incidencia sobre el recurso en cuestión, como ha sido, en el pasado reciente, la cooperación en materia ambiental y la construcción de un entramado institucional ad hoc que ha arrojado una bocanada de aire fresco sobre las burocracias ya constituidas, al abrir espacios de participación social y ganar legitimidad mediante procesos abiertos y transparentes de cara a las comunidades fronterizas.

El título del libro, Seguridad, agua y desarrollo, parece por demás afortunado y se pone al día incorporando la dimensión de seguridad, que es un tema que recorre las fronteras y ésta no podría ser la excepción, siendo, como es, el punto de contacto con la potencia hegemónica que pasea la bandera de la seguridad por todos los confines del orbe. Sin embargo, lo más importante es que el concepto de seguridad, en este caso, se plantea como una condición que considera los vínculos estrechos entre los sistemas humanos y ambientales, en donde los objetivos se orientan a asegurar la existencia de agua en términos de cantidad, calidad y precio que satisfagan las necesidades presentes y de largo plazo para el consumo humano y las necesidades de desarrollo en términos productivos. Lo anterior quiere decir que el concepto de seguridad debe incluir la protección de los sistemas hidrícos de la frontera contra eventuales actos de terrorismo, pero al mismo tiempo con una visión que supere el concepto de seguridad en su dimensión militar, mediante la incorporación del factor social como elemento imprescindible de esta noción en la que los agentes locales de índole institucional y social son la parte fundamental del cuidado del recurso.

Los trabajos del libro cuestionan, en alguna forma, los modos en que se ha venido manejando el agua en la frontera México-Estados Unidos, donde no ha habido la construcción común de una visión de largo plazo que atienda las tendencias de la demanda promovida desde un modelo de desarrollo que no ha puesto al agua entre los factores limitantes o reguladores del tipo de actividades que se deben incentivar o inhibir. La dinámica fronteriza es de un alto crecimiento social y económico, pero con evidentes desafíos respecto de la satisfacción de la demanda de agua y los servicios asociados a su uso, así como al cuidado de las fuentes que proveen de este recurso, y aunque se ha avanzado en la construcción de infraestructura para atender la demanda, los factores de incertidumbre siguen flotando en un vaivén que de manera recurrente es causa de irritación, conflicto y golpes sobre la mesa.

Desde luego, como se deja sentir a lo largo de los capítulos del libro, la cooperación binacional es uno de los aspectos en los cuales tanto los gobiernos como las comunidades de ambos lados de la frontera deberán seguir trabajando, pero no lo es todo, ya que las disparidades entre los dos países siguen siendo un factor importante de la controversia y el conflicto, por lo que del lado mexicano se requiere un esfuerzo mayor y sostenido para mejorar la eficiencia y confiar más en las capacidades de los agentes locales para la mejora del manejo del agua, sin que el gobierno federal renuncie a la titularidad normativa.

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