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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.109 Ciudad de México dic. 2022  Epub 29-Mayo-2023

https://doi.org/10.14350/rig.60666 

Reseñas

Borovsky, L. (2020). Mujeres viajeras. Política, derechos y aventuras desde miradas pioneras

Lorena Bosch Moreno* 

*Facultad de Filosofía y Letras, UNAM

Borovsky, L.. 2020. Mujeres viajeras. Política, derechos y aventuras desde miradas pioneras. 1864-1920. ., Argentina: Adriana Hidalgo editora, 195p. ISBN: 978-987-4159-87-8.


La literatura de viaje ha sido un género de escritura que nos ha acompañado desde la Antigüedad; es innegable, sin embargo, el auge y nuevo matiz que trajeron consigo las expediciones científicas, la promesa de expansión capitalista, los quehaceres diplomáticos y el interés hacia la experiencia individual y subjetiva del siglo XIX a este tipo de narrativa, el cual tiene la nobleza de permitirnos recorrer espacios desde los itinerarios, vivencias, impresiones y sentimientos de quien sostiene la pluma. Es, considero, de especial interés cuando el viaje, y la acción de escribir resulta, además, en la oportunidad para las mujeres escritoras en medio de la primera ola de feminismo, de explorar la propia subjetividad desde la vivencia del espacio; de proyectar la vida privada a la esfera de lo público.

A pesar del apogeo de la publicación de este tipo de literatura, es importante aclarar que las mujeres han viajado “desde siempre y por innumerables razones” (Pérez Mejía, 2002, p. 98). La lectura de sus narrativas nos permite el acceso a un mundo difícilmente encontrado en los relatos de los hombres expedicionarios que estamos acostumbrados a consultar como referencia de un paisaje histórico y geográfico del pasado, un mundo moldeado por sus conflictos sociales y personales, en el que se toman en cuenta actores y escenarios desde dimensiones públicas y privadas (Foster, 1990, en Pérez Mejía, 2002, pp. 101, 102).

A través de la prestigiosa editorial argentina Adriana Hidalgo editora, Luisa Borovsky, editora y escritora nacida en Buenos Aires (1959) nos presenta una compilación de fragmentos de obras del género antes mencionado que tienen en común, además de haber sido escritos por mujeres pioneras, que el paisaje de Argentina en su obra sea punto de partida o destino, siempre dentro del panorama de la internacionalidad.

El libro se divide en siete capítulos de extensión homogénea dedicados al mismo número de autoras y compuestos por una breve introducción a su vida y obra y fragmentos seleccionados de sus escritos. Los subtítulos presentan una tipología de las autoras, de acuerdo con la misma Borovsky, para Riestra (2020), son: Eduarda Mansilla: “Viajera distinguida en Yankeeland”, Lina Beck Bernard: “Claroscuros de la vida en Santa Fe”, Juana Manso: “De los Estados Unidos a Cuba”, Florence Dixie: “Hazañas en la Patagonia”, Katherine Dreier: “La mirada de una sufragista norteamericana”, Ada Elflein: “Una maestra precursora del turismo aventura” y Juana Rouco: “Cuando es forzoso partir”. Ellas son, en su mayoría, burguesas, de educación privilegiada, que acompañan a sus maridos en deberes diplomáticos o en sus expediciones, aunque entre ellas encontramos también a una militante anarquista en constante movimiento resultado de la persecución política (Tabla 1).

Tabla 1 Mujeres viajeras por los paisajes argentinos, 1864-1920. 

Viajera y temporalidad del viaje Origen Destino Motivo del viaje Notas del paisaje y transporte
Juana Manso (1846) Argentina, por motivos políticos se encontraba en Brasil antes de su viaje. Estados Unidos. Acompañar a su marido en una gira artística. Llega en barco a Filadelfia y viaja a Nueva York en tren, aunque en este segundo trayecto puede ver paisajes de campo llano y pocas casas, considera que ambas ciudades son bulliciosas, sobre todo al compararlas con Brasil.
Lina Beck-Bernard (1857-1862) Alsacia. Santa Fe, Argentina. Acompañar a su marido empresario, quien fundó una colonia agrícola. Desde el mirador de su casa en una colonia agrícola en Santa Fe observa y es observada.
Eduarda Mansilla (1862) Argentina, se encontraba en Europa. Estados Unidos. Acompañr a su marido en una misión diplomática. Está en Broadway y viaja a Brooklyn en ómnibus y en ferry, pasa de la ciudad bulliciosa a una más pacífica, llena de domesticidad.
Florence Dixie (1878-1880) Escocia. Argentina. Acompañar a sus hermanos, esposo y un amigo de la familia en una expedición, donde ella es considerada líder del grupo. En la Patagonia está entre bosques, valles y un lago, se mueve a caballo.
Juana Rouco Buela (1908-1922) España, donde nace, vive desde su infancia en Argentina. España, Francia, Italia, Uruguay y Argentina. Huir de la persecución política de militantes anarquistas. Reside en las ciudades de Marsella, Génova, Montevideo y La Plata a donde viaja a través de barco.
Ada María Elflein (1913-1919) Argentina, donde nace, de familia alemana. Argentina, Chile y Uruguay. Ofrecer un espacio a las mujeres más allá de la esfera de lo privado a través de organizar viajes para “niñas, maestras y señoras”. Recorre lugares no muy transitados, viaja en tren, auto y a pie por puertos, cordilleras, barrancos, serranías, ríos, valles, montañas, muelles, embarcaderos, mesetas y desiertos.
Katherine Dreier (1918-1919) Estados Unidos. Argentina. Colaborar en misión personal con las mujeres argentinas para lograr ampliar sus libertades individuales. Se encuentra en Buenos Aires, a la que percibe con tintes de provincialismo, p. e., las mujeres no salen sin compañía y presencia una huelga general de esta ciudad.

Fuente: Borovsky (2020).

Existen claros hilos conceptuales que unen esta obra, como nos adelanta el título, sus autoras transitan en temporalidades que mutan, unas van de 1864 al cambio de siglo y las otras se abren con el nuevo siglo hasta 1920 y más allá, son mentes críticas que comparten, además del espacio y tiempo, un interés por la política, economía y derechos, especialmente de la mujer, que exhiben en sus obras a veces de forma explícita y otras, más sutiles.

Mujeres viajeras es, sin duda, una obra valiosa, ya que recopila selecciones de textos de poca difusión1 encontrados gracias a la indudable habilidad de la editora y traductora, además de estar complementados por una bibliografía pertinente que es, para la naturaleza compilatoria del libro, nutrida, y que circula alrededor de la temática del papel de los viajes y la vocación de una escritura que estimula la emancipación de la mujer. Todos los fragmentos están antecedidos por una introducción que, además de presentarnos a las autoras, sintetiza de una forma eficiente las posteriores crónicas, lo que nos permite leer este libro de manera fluida, a la manera de una ambientación propia de la novela.

A este último punto es oportuno añadir que dentro de la geografía, como disciplina académica, la crónica y la literatura no son ajenas, ni recientes, pero sí poco visitadas por el lector; a pesar de ser, considero, una valiosa narrativa para el acercamiento y análisis espacial, esto especialmente desde los enfoques cualitativos interesados por la experiencia del espacio, echando mano de metodologías como la fenomenología.

Estas mujeres pioneras convergen en varios puntos: describen a la sociedad y cultura, las artes y política; algunas mantienen un equilibrio entre su vocación y la esfera de lo femenino, del cuidado y la compañía, del hogar (a dondequiera que vayan) y la familia; viajan con sus maridos, varias también se separan de ellos eventualmente (lo que queda fuera del alcance de nuestra experiencia lectora); buscan la emancipación (aunque no todas están abierta o explícitamente a favor de esta) suya y de otras mujeres; notan temas de diferencias de raza y de clase, algunas de manera crítica (sobre todo de la codicia y la falta de sensibilidad estadounidense) y, otras, desde una etnografía decimonónica2 sobre la división del trabajo doméstico, las máscaras y costumbres, lo que se espera de ellas y de otras.

Por último, es pertinente anotar, que el género de literatura de viaje escrito por mujeres es, considero, de interesante relevancia para el quehacer geográfico al mostrarnos, como se ha expuesto, un mundo observado e interpretado desde ángulos novedosos que nos permiten un entendimiento más profundo de la geografía, de hacer y ver el mundo:

Ellas recorren geografías interiores, generando otro tipo de conocimiento geográfico cuyo espacio es la alcoba, sus fronteras, los balcones y ventanas, sus instrumentos científicos, la pregunta indiscreta y el comentario exacto; y cuyo mapa se balancea entre el relato romántico y la descripción de realidades descarnadas. (Pérez Mejía, 2002, p. 103)

Las autoras nos recuerdan, también, que se hace geografía al andar; que el recorrer espacios involucra una experiencia sensible que atraviesa los sentidos y que promueve la significación de lugares, rutas y caminos (Le Breton, 2011) en los que imprimimos memorias y afectos.

Abordan, en este mismo tono, temas de imaginarios geográficos y de nostalgia al lugar de origen. Asimismo, y a través de su narración, descubrimos que la mayoría tiene en común un dejo de romanticismo, que no cancela su tradición ilustrada y progresista, al notar entre sus líneas nociones de sensibilidad, pasiones y nacionalismo, todo esto mientras nos llevan a través de ciudades, campos y desiertos, fiestas patronales y conferencias anarquistas. campamentos en el bosque y teatros en Nueva York.

REFERENCIAS

Le Breton, D. (2011). Elogio de caminar. Madrid: Ediciones Siruela. [ Links ]

Riestra, S. (2020, 1 de marzo). Mujeres en viaje. La Capital. https://www.lacapital.com.ar/cultura-y-libros/mujeres-viaje-n2567765.htmlLinks ]

Pérez Mejía, A. (2002). La geografía de los tiempos difíciles: escritura de viajes a Sur América durante los procesos de independencia 1780-1849. Medellín: Editorial Universidad de Antioquia. [ Links ]

1Debido a una limitada circulación de libros escritos con autoras mujeres, ya por restricciones de género, ya por distintos factores económicos, sociales, históricos y de rentabilidad (Borovksy en Riestra, 2020).

2Hay que anotar, de acuerdo con Ángela Pérez Mejía (2002, p. 102), que la novedad de una visión femenina en este tipo de literatura y análisis espacial contrasta con la visión europea (presente en algunas de las mujeres viajeras que se exponen en el libro), blanca, económicamente acomodada e intelectual, que también está presente en otras obras de la misma naturaleza escrita por hombres y que permite ese distanciamiento de la “otredad”.

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