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Investigaciones geográficas

versión On-line ISSN 2448-7279versión impresa ISSN 0188-4611

Invest. Geog  no.109 Ciudad de México dic. 2022  Epub 29-Mayo-2023

https://doi.org/10.14350/rig.60670 

Notas y noticias

“Habitar” un ecosistema: la experiencia comunitaria en torno al bosque de Jardines en la Montaña de la Ciudad de México

Raquel Urroz* 

*Investigadora independiente


El concepto de habitar, entendido como una acción, una actitud y un sentimiento, involucra un cierto espacio delimitado donde se pasa tiempo cultivando relaciones humanas. En suma, un tipo particular de experiencia social y sicológica dota de forma a cierto territorio para convertirse en lugar de afectos, en una “casa” que guarda identidad colectiva. Con esta idea, presento la experiencia comunitaria de los vecinos de “Jardines en la Montaña” de la alcaldía Tlalpan, en torno a la intervención de un bosque de encinos ubicado dentro de su propio fraccionamiento.

Este bosque urbano, ubicado al sur de la ciudad de México (entre la lateral del Periférico Sur y la carretera Picacho-Ajusco), es un ecosistema de 5 hectáreas que se limita en torno a las casas de Jardines en la Montaña (entre las calles de Pico de Verapaz y Monte Sueve) y el cual se presenta como un remanente del Bosque de Tlalpan (Figura 1).

Archivo de campo: Raquel Urroz, octubre de 2022.

Figura 1 Mapa con los elementos de la experiencia comunitaria e invención del paisaje en el bosque de Jardines en la Montaña, Alcaldía Tlalpan, de la Ciudad de México.  

Para conocer esta práctica colectiva urbana, me baso en una serie de entrevistas realizadas a la vecina Herminia Torres Cantú entre el 26 de agosto y el 17 de septiembre de 2022. A través de su información, y con los datos cronológicos adquiridos, así como la narrativa de su propia experiencia, reconstruyo el origen y el desarrollo del movimiento ecológico y social denominado Viaje a la naturaleza. Es un proyecto colectivo en torno a un paisaje urbano rehabilitado y transformado por las vecinas y los vecinos dispuestos a rescatar un área verde dentro de su propio espacio habitacional.

Pero ¿cómo suceden las conexiones interpersonales entre grupos sociales contemporáneos de vida urbana?, ¿qué elementos integran la red que se teje a escala pequeña para resolver problemas o inquietudes que atañen a un grupo que habita el mismo núcleo espacial?, ¿dónde radican las necesidades que sustentan el común denominador para contribuir a configurar una comunidad significativa y que comulgue con un principio general compartido? Este trabajo y las respuestas se ordenan a partir de los siguientes conceptos clave que sintetizan diferentes impulsos, comportamientos y actuaciones pedagógicas en el lugar.

Habitar

Si “habitar” es un conjunto de actos, pensamientos y sensaciones que en conjunto intervienen para reconstruir cierto espacio, este se cubre de huellas sobrepuestas que crean su biografía, misma que se constituye por medio de las acciones puestas en un punto de la geografía (Besse, 2019, p. 188). De tal modo que, para rastrear la experiencia comunitaria como fenómeno social y sus futuros alcances, lo primero que pregunto es sobre sus inicios, y Herminia me comenta que esto comenzó cuando caminaba afuera de su casa, por la acera y alrededor de un área que miraban como un bosque, entonces emergía la indignación cuando se encontraba con basura a su paso. Así, decidió salir con una bolsa para recoger lo que encontrara e internándose cada vez más en sus áreas verdes. Relata que era un área abandonada y además insegura. Esto lo constató cuando una vecina, Lizette, junto con sus hijos, no quiso adentrarse al bosque por miedo. Herminia me explica que todo comenzó en 2019 porque resultaba molesto ver envases de refrescos, cervezas, heces fecales, cascajo y ropa entre las plantas. Luego, en plena pandemia de la COVID-19, pensó que los vecinos tenían tiempo de acercarse a colaborar en desenterrar la basura, juntarla para sacarla de allí y para ser utilizada en otros ámbitos de relleno.

Con el ejemplo y el ánimo de una sola vecina comenzó a producirse una mimetización inusitada entre vecinas y vecinos cada vez más involucrados y comprometidos hasta conformar un listado de voluntarios que se sumaban para la recolección de cascajo y basura. Es decir, con el acto de recoger basura de forma repetida, se habita un lugar, se fabrica un mundo que comienza a ser sensible para sus habitantes por el efecto de la “frecuentación” (Besse, 2019, p. 135). Da inicio, entonces, una relación personalizada con el lugar, misma que desarrolla un sentimiento particular. Luego, viene por imitación aquello que crea el impulso que empieza con el cultivo de una serie de cualidades humanas puestas en el lugar. A partir de un mínimo común denominador humano arranca, pues, el fenómeno de “habitar juntos la naturaleza”.

Herminia me explica que, hacía octubre de 2019, contactó a unos biólogos académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para que vinieran a conocer el espacio y los asesoraran en el manejo y la forma de rescatar el bosque. Después, en octubre de 2020, buscó en la Asociación de Colonos de Jardines en la Montaña a su presidenta para proponer la contratación de estos biólogos para la entrega de un diagnóstico formal sobre el estado actual del bosque. Para que este proyecto fuera aceptado por dicha Asociación fue necesario formar el “Comité de Ecología”1 como parte de la mesa directiva actual 2020-2022 de la Asociación de Colonos de Jardines en la Montaña.

La “propuesta de acción” se presentó en febrero de 2021 (Flores Martínez y Salinas Galicia, 2020).2 La rehabilitación del bosque ha sido desde entonces guiada y orientada por los biólogos Rubén Salinas y Nihaib Flores, quienes comprobaron y mostraron a la comunidad vecinal la importancia de restaurar un ecosistema único en el mundo (como es el caso de la reserva ecológica del Pedregal de San Ángel). Esto es, el conjunto de su geodiversidad, biodiversidad y microambientes, los cuales conservan tal cantidad de formas de vida, como son las 139 especies nativas de árboles, arbustos y demás plantas, así como animales hallados en el Viaje a la Naturaleza. (Figura 2 y 3).

Archvio de campo: febrero 2021-agosto 2022. Fotografía: Lizette Gómez León.

Figura 2 Flora identificada por el biólogo Nihaib Flores en el bosque de Jardines de la Montaña. A. Viguiera o Simsia, B. Tigridia pavonia, C. Hongo del orden Polyporales y D. Deiregyne albovaginata (orquidea). 

Archvio de campo: febrero 2021-agosto 2022. Fotografía: Lizette Gómez León.

Figura 3 Fauna identificada por el biólogo Nihaib Flores en el bosque de Jardines de la Montaña. A. Sciurus aureogaster (ardilla gris mexicana), B. Mariposa, C. Empidonax (Papamoscas), D. Oruga, E. Sphenarium purpurascens (chapulín). 

Es cierto que hubo resistencia y oposición por parte de algunos vecinos, y a decir de Herminia, probablemente no por otra razón que por el desconocimiento cuando vieron que se introducían plantas nativas en detrimento de las invasoras ya conocidas y apreciadas. De cualquier modo, comenzaron a estrecharse las relaciones interpersonales entre vecinos, sobre todo Jaime y Korina, quienes se reunieron con Herminia regularmente para recoger basura y pensar en acciones colectivas.

Cada vez más, dueños y habitantes de Jardines en la Montaña recibían por el chat de WhatsApp recién creado, la invitación periódica para la limpieza de forma colectiva. Así, se exponenció el contagio social-ambiental en plena pandemia de la COVID-19 (Figura 3). Herminia piensa que posiblemente esta circunstancia permitió a los vecinos contar con mayor disponibilidad de su tiempo para visitar y pensar en el bosque. De hecho, nos comenta, había vecinos que, en 30 años de habitar el fraccionamiento, no habían jamás visitado el bosque en su interior. La limpieza, para muchos, se volvió una práctica cotidiana, incluso amigos de fuera del fraccionamiento eran invitados a participar en las jornadas de limpieza.

Herminia comenzó asimismo a documentar la situación del bosque a través de fotografías, sobre todo de basura y heces de perros; las enviaba al chat de voluntarios de ecología con el propósito de dimensionar el estado de descuido en que se tenía el sitio, pero también para informar la necesidad de agendar jornadas de limpieza. La primera se llevó a cabo el 20 de noviembre de 2020; hoy, son 106 voluntarios y se han contabilizado por lo menos 18 jornadas intensas de limpieza convocadas para todo público, además de otras decenas de martes cuando trabajan las voluntarias más involucradas coordinadas por Elena, Geraldina, Marcela, Tere, Margarita y Marta.

A partir del sentido de una búsqueda del bien común se combate la indiferencia, y en la medida en que se habita colectivamente el lugar, este a su vez responde y desarrolla un poder transformador. Entonces, ha comenzado la biografía del lugar (Besse, 2019, p. 144).

Comunidad

La comunidad es un grupo de gente que comparte cierta intención y se encuentra en un lugar determinado para interactuar regularmente y desarrollar cierta forma de identidad colectiva. Además, cuando se alcanza una cohesión social adquirida a través de alguna práctica repetida en cierta unidad espacial, se refuerzan los lazos de pertenencia y se construye una memoria colectiva.

Al transcurrir de los meses, los primeros lazos comunitarios dieron frutos: se habían sacado toneladas de basura y escombros entre los cuales, me dice Herminia, había vidrios, jeringas, condones, zapatos, tabiques, árboles de navidad, escusados, alfombras, antenas de televisión, tijeras, macetas de barro, platos, escobas. Asimismo, en pleno corazón del bosque había una gigantesca composta antigua, pero que jamás se procuró y quedó en el abandono. Esta gran composta fallida se retiró con 20 camiones cargados de esa materia orgánica en estado de absoluta descomposición. A la par de todo este movimiento comunal por la limpieza del bosque, mismo que sumaba otros 15 camiones cargados de cascajo y de 3 toneladas de basura, se sumaron otras acciones secundarias (pero no menos importante) que contribuyeron al desarrollo del proyecto: Fernando y Silvia prestaron su “bobcat”3 para retirar cascajo (Figura 4).

Archvio de campo: febrero 2021-agosto 2022. Fotografía: Lizette Gómez León.

Figura 4 Jornadas de trabajo comunitario entre los y las vecinos/as de Jardines de la Montaña: A, B, C, y D. Galería al aire libre: E. 

Los vecinos Valentina, Javier y Alejandro donaron letreros con la información de los biólogos para colocar en las banquetas periféricas, los cuales tenían impreso las reglas de convivencia y de uso respetuoso. Para febrero de 2021 se recuperó el espacio de una ermita semi abandonada que fue acondicionada para colocar una representación de la virgen de Guadalupe y sus ofrendas florales. Hoy se encuentra bajo los cuidados de Yazmin Bárcenas y es un nicho sagrado visitado diariamente por trabajadores de obra, trabajadoras del hogar y vecinos.

A lo largo del 2021, las jornadas de limpieza ya sumaban entre 30 y 40 intervenciones. Paralelamente, se contrataron a 4 personas de servicio particular, Francisco, Raúl, Guillermo y Juan, para comenzar a llevar a cabo el plan de manejo sugerido por los biólogos, sobre todo, en términos de remover las plantas “exóticas” o invasoras como eran la hiedra y la bola africana. La señora Torres agrega que, después, también se formaron los senderos marcados con piedra del propio lugar, basalto, para la seguridad en los paseos de los colonos y desde luego para proteger la flora (Figuras 2 y 5).

Archvio de campo: febrero 2021-agosto 2022. Fotografía: Lizette Gómez León.

Figura 5 Jardines de la Montaña: A. El jardin demostrativo, es el lugar donde se aprende sobre las piedras nativas de el Viaje a la naturaleza. B, C, D y E. Senderos dentro del bosque de Jardines en la Montaña. 

Para marzo de 2021, las vecinas ya se internaban en el bosque con total confianza para el trabajo de las jornadas de limpieza, y es así que algunas descubrieron las especies nativas de la reserva para aprender a apreciar y defender el espacio vital que visitaban regularmente. Asimismo, en marzo del 2021, se mandó una circular a todos los colonos del fraccionamiento para solicitar donativos y obtener financiamiento para la debida reforestación del bosque con plantas nativas tales como salvia mexicana, palos locos, encinos y palo dulce, entre otros. Para este fin, Ale y Gerardo donaron las lonas para informar sobre la reforestación, mientras que Marcel donó el biofertilizante para las plantas.

Y para junio de 2021, con apoyo del biólogo Nihaib Flores, Mónica inició el herbario, a la par de los talleres en casa de Erika. Hoy, con la participación de otros vecinos y la clasificación profesional por parte de Nahib y Claudia, se registran las plantas en existencia con el fin de disecarlas y documentarlas.

Por otro lado, para agosto de 2021, Elena propuso el primer evento para recaudar fondos: se inició con una meditación el 8 de agosto de 2021 sobre un área del bosque despejada después de haber sufrido la erosión e invasión de las plantas exóticas ya retiradas. Así, se formó un círculo demarcado por piedras basálticas donde se ofrece a la comunidad vecinal clases de yoga y ceremonias de cacao impartidas por Marcela; sesiones de meditación por parte de Lupita; clases de baile coordinadas por Martha, y todo ello para el disfrute de los participantes en estas actividades al aire libre, así como para la recaudación de fondos para el propio bosque.

La comunidad siempre tiene como propósito y como finalidad la reproducción cultural porque se dan formas de cooperación para la integración social a partir de acciones cotidianas donde se conciben ellos mismos siempre con referencia a un lugar significativo. El lugar adquiere significados con sentido colectivo porque allí se tejen ciertas relaciones, se cruzan opiniones, conversaciones y trabajo (Besse, 2019, pp. 206-207). En suma, a partir de la vida personal en el sitio de apego se está dispuesto a dar forma colectiva al paisaje.

Ecosistema

Un ecosistema es una unidad compleja donde se da una correlación entre los seres humanos y el medio ambiente. En primer lugar, es un sistema adaptativo que se construye dentro de series prolongadas de intervenciones e interacciones constantes entre las partes. De manera que la promoción de cierto tipo de organización social ha permitido la retroalimentación con la naturaleza y los frutos que comienza a producir.

En el bosque de Jardines en la Montaña, otras iniciativas particulares, como formas de recaudar fondos, se sumaron también: por ejemplo, Alesha, curadora, contribuyó a brindar visitas guiadas a museos de arte como San Ildefonso; Iñaki, montañista, organiza paseos a distintos picos del Parque Ecológico Los Dinamos, en la Alcaldía Magdalena Contreras, y Michelle, una vecina que ya reunía residuos inorgánicos para reciclar en su domicilio, se trasladó al estacionamiento de la Asociación para reunir a mayor escala los residuos de los vecinos. Hoy, ya son 250 familias que practican el reciclado. La vecina Sandra, como parte del Comité de Ecología, se encarga de atender a la fauna, por ejemplo, lleva al veterinario y cuida a los tlacuaches enfermos o atropellados.

Hacia octubre de 2021, Frida, una joven vecina, elaboró una revista electrónica sobre el proyecto del bosque4 y en este mismo mes, llegó la Primera Feria de Ecología la cual estuvo a cargo de Maru y Alesha junto con la Asociación de Colonos. Así se promovió el uso de paneles solares, reciclado de residuos inorgánicos, productos agro ecologistas y el consumo sustentable de productos traídos por mercados locales del Estado de México. En mayo de 2022 se inició la nueva composta de residuos orgánicos con la iniciativa y la participación de 6 vecinas: Mónica,5 Ana, Silvia, Marcela, Maritxu y Herminia. Hoy en día, el proyecto es asesorado por agroecologistas del Estado de México junto con los biólogos de la UNAM.

De igual forma, desde abril de 2021, Lizette se convirtió en la fotógrafa del Viaje a la Naturaleza y para agosto de 2022 se montó una galería de arte al aire libre y sobre las áreas verdes del bosque para mostrar las imágenes de la flora y también de la fauna (Figura 5). La exhibición requirió no solo de Alesha, como curadora del montaje, además de Maru como editora, y de Valentina, con su taller de impresión.

Más adelante, hubo acercamiento con académicos del proyecto Geopedregal de la UNAM (reserva ubicada en el estacionamiento compartido del Instituto de Geografía y Geología de la UNAM) con el objetivo de aprender y tomar los talleres modulares sobre el diagnóstico participativo, la acción comunitaria y apreciación del patrimonio natural del campus de Ciudad Universitaria. De esta forma, y desde mayo del 2022, el Comité de Ecología de Jardines en la Montaña estableció contacto directo con Pilar Ortega, del Instituto de Geología y encargada del Geopedregal, así como con Silke Cram del Instituto de Geografía y directora de la REPSA (Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de la Universidad Nacional Autónoma de México). Para julio de este año se ha realizado el “Conversatorio de Saberes de los Pedregales” en el marco de los diez años del proyecto Geopedregal.

Finalmente, Herminia reflexiona de forma global y concluye que todo esto es resultado de una suma de voluntades libres en donde cada quien aportó con trabajo, dinero, o en especie, sin obligación y a partir de la capacidad y el interés individual. La inicial motivación personal que ella tuvo, nació de la necesidad de sentir la apropiación de un espacio visual que resultaba totalmente ajeno y desconocido. Hoy es un bosque urbano con casi dos mil encinos el cual pertenece a todas y todos.

Desde el punto de vista de la geografía social, la relación que se establece con la Tierra y sus elementos a distintas escalas produce cierto tipo de ecosistemas que favorece el “esparcimiento, apreciación de naturaleza y reducción del ruido” (Flores Martínez y Salinas Galicia, 2020, p. 32), a la vez que fomenta la educación de las nuevas generaciones que participan en su propio entorno de una forma extra escolar. Y, como nos sugiere Besse (2019, p. 177), este lugar intervenido y modificado son una historia y geografía metafóricas de cómo nos instalamos en el mundo porque surge de la significación que damos al lugar. Cuando un espacio se cuida, se respeta y en él se socializa, se vuelve un paisaje, en un sistema de direcciones y producciones, se ha vuelto una aspiración, un hogar.

Amistad

El habitar es un arte porque el espacio se modela y se vuelve íntimo para quienes lo han transformado (Besse, 2019, pp. 160-161). El lugar es un espacio común donde hablo, escucho y encuentro a las nuevas amistades que se han tejido allí mismo. Esta suma de voluntades que refiere la vecina Herminia, se construyó a través de las actividades coordinadas para crear un espacio de interacción, de simpatías (Besse, 2019, p. 52). De modo que el bosque de Jardines en la Montaña dio como fruto, entre otras cosas, la amistad. Los eventos sociales, donde se aprende de los demás revisten de una dimensión pedagógica al lugar y por ende, en él se hace historia y futuro, esto es, se dejan las huellas de todas y todos quienes otorgan la forma colectiva por efecto del trabajo y de la emoción puesta en él.

Viaje a la Naturaleza no es precisamente una arquitectura del paisaje;6 tampoco un proyecto de defensa por un terreno o espacio usurpado, ni consiste en un grupo de ambientalistas con conciencia planetaria.7 No nació como un plan con causa, más bien, es una suma de voluntades que se detuvo a pensar y a buscar formas de respetar y apropiarse de un espacio verde, mismo que resultó reconocido como un lugar común, digno integrarse en sus vidas.

Solo después, a modo de una serie de consecuencias, sucedieron dos fenómenos, a saber: el del orden natural, esto es, el rescate de un ecosistema y que permitió construir un paisaje para luego cuidarlo, y el de orden social, donde se crearon lazos humanos que hoy se fomentan y se fortalecen para compartir los beneficios que el bosque ofrece.

Dar vida a un espacio, brindarle ciertas formas, crear hábitos y anudar el vínculo entre todos de manera responsable y respetuosa, eso es el bosque de Jardines en la Montana. Un espacio animado por valores y creencias compartidas que comienza a contar su propia historia. El bosque urbano de Jardines en la Montaña es hoy un lugar seguro para visitar y pasear, también para encontrarse y socializar. Se convirtió en un ecosistema donde todavía siguen descubriéndose especies (Figura 2). Se encontraron 3 orquídeas que siguen desarrollándose; se valoró la presencia del lirio azteca y de la comelina; se empezó un vivero de encinos y se fundaron invernaderos particulares para germinar bellotas y dar encinos al bosque, así como el cultivo de semillas de plantas nativas como la montanoa y la dalia. Hoy, Viaje a la Naturaleza es un proyecto de carácter cultural y ecológico.

Si el sentido de comunidad hoy es la recuperación del tejido social, comenzar por lo propio y a nivel local, parece un camino que desemboca en el bienestar de una identidad compartida. Esta vida en común se desarrolla en torno a un eje rector, el de un espacio verde, el corazón del paisaje que surge a la vista desde cualquier ángulo del grupo social.

Desde el sentido de la geografía humana, Viaje a la Naturaleza es el resultado de una respuesta social y de una transformación cultural del entorno por medio de las miradas y acciones compartidas que recuperaron su espacio vital. Este esfuerzo se convierte en un proyecto más que contribuye al cambio de valores espirituales para las sociedades contemporáneas y, luego, a partir de una conciencia del todo colectivo, abona a un nuevo modelo civilizatorio que encuentra sus bases en comunidades solidarias a micro escala.

AGRADECIMIENTOS

A Herminia Torres Cantú por llevarme tantas veces a ser testigo de la evolución de Viaje a la Naturaleza, junto con su amistad, tan grande como el bosque, además de su disposición para acceder a las entrevistas y por el trabajo de campo compartido para la elaboración del mapa. A Lizette Gómez por compartir su trabajo fotográfico y a Maru Cantú por todo su apoyo y entusiasmo.

REFERENCIAS

Besse, J-M. (2019). Habitar. Bogotá: Luna Libros, Ediciones USTA, Editorial de la Universidad de Guadalajara. [ Links ]

Flores Martínez, J. J. y Salinas Galicia, R. (2020). Reporte técnico. Propuesta de plan de manejo para el parque “Viaje a la Naturaleza” en Jardines en la Montana. Primera etapa: Conocimiento de la biodiversidad, estructura y condiciones de la vegetación. México. [ Links ]

Martignoni, J. (2021). Reflexiones en el paisaje. Teresa Moller. México: Arquine. [ Links ]

Sierra Martínez, A. (2022). Solidaridad, territorio y aprendizaje colectivo en los conflictos urbanos: la Asamblea General de los Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán, Estudios Demográficos y Urbanos, 37(2)(110), 483-512. DOI: https://doi.org/10.24201/edu.v37i2.2049 [ Links ]

1El comité de Ecología se formó con el propósito de intervenir en el bosque. Viaje a la naturaleza inicia con la concientización entre los vecinos de recoger las heces de sus perros. Lo constituye Herminia, Korina, Jaime, Michelle y Sandra, se sumaron más adelante Alesha, Maru y Mónica. El comité de ecología es ahora el puente de comunicación con los biólogos de la UNAM, encargados del diagnóstico y del plan de manejo de rescate de Viaje a la Naturaleza.

2En la propuesta y elaboración del informe participaron: Víctor E. Argáez Márquez, Levinn Camacho Islas, Erik E. Gutiérrez Estrada, Nihaib Flores Galicia y Mónica M. Vázquez Medrano.

3“Bobcat” es la marca de un equipo de construcción que rompe cascajo y lo coloca en los camiones.

5Mónica Ornelas es una de las vecinas que sigue y disfruta los amaneceres desde el mirador el cual permite observar las salidas del sol por detrás del volcán Popocatépetl e Iztaccíhuatl, sobre todo a finales y principios de cada año. (Figura 1).

6En la arquitectura de paisaje se diseña y se planifica el espacio construido para incorporar elementos de la naturaleza y volverlo una experiencia visual integral. Como ejemplo, refiero el proyecto Punta Pite, en el litoral central de Chile, el cual desarrolla una conceptualización articulada de Teresa Moller donde se genera un paisaje que permite la reflexión sobre la naturaleza propia del entorno natural. (Martignoni, 2021).

7Como ejemplo, refiero el caso de la Asamblea General de los Pueblos, Barrios, Colonias y Pedregales de Coyoacán como una agrupación vecinal organizada frente al daño a un acuífero somero producido por un desarrollo inmobiliario al sur de la Ciudad de México. Se analiza la emergencia de espacios de participación y sus redes de solidaridad por medio de la articulación de actores colectivos y sus prácticas coordinadas en conflictos territoriales (Sierra Martínez, 2022).

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