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Revista Chapingo. Serie horticultura

versión On-line ISSN 2007-4034versión impresa ISSN 1027-152X

Rev. Chapingo Ser.Hortic vol.26 no.2 Chapingo may./ago. 2020  Epub 15-Mayo-2020

https://doi.org/10.5154/r.rchsh.2019.09.018 

Artículo científico

Indicadores para evaluar el desempeño en el uso del agua, energía y mano de obra en un invernadero de baja tecnología

Raquel Salazar-Moreno1  * 

Ana Cristina Sánchez-Martínez1 

Irineo L. López-Cruz1 

1Universidad Autónoma Chapingo, Posgrado en Ingeniería Agrícola y Uso Integral del Agua. Carretera México-Texcoco km 38.5, Texcoco, Estado de México, C. P. 56230, MÉXICO.


Resumen

Una de las ventajas de la agricultura controlada es el incremento en los rendimientos de los cultivos de manera notable. No obstante, en niveles tecnológicos altos la productividad en el uso de agua se ha incrementado, mientras que la productividad en el uso de la energía ha disminuido. Por ello, el objetivo de este estudio fue estimar la productividad en el uso de agua, energía y mano de obra en el cultivo de tomate, para un invernadero de baja tecnología. Se registraron los insumos utilizados en el proceso de producción, desde el 24 de abril (fecha del trasplante) hasta el 16 de octubre de 2016 (fecha de la última cosecha). Los rendimientos obtenidos fueron de 19.07 kg·m-2. La productividad en el uso del agua fue de 27.86 kg·m-3 (35.89 L·kg-1), cifra que está dentro del rango reportado para invernaderos de plástico sin calefacción (30-40 L·kg-1). La productividad energética fue de 0.331 kg·MJ-1, y la energía consumida por unidad de área fue de 57.61 MJ·m-2, siendo el Nitrato de calcio el insumo con mayor demanda de energía (49.49 %). Durante el ciclo de producción se utilizaron 738 h de trabajo, 78 % de las cuales se dedicaron a limpieza y mantenimiento, con una productividad de mano de obra de 3.02 kg·h-1.

Palabras clave rendimientos; eficiencia; agricultura controlada; Nitrato de calcio

Abstract

One of the advantages of controlled agriculture is the notable increase in crop yields. However, at high-tech levels, water use productivity has increased, while energy use productivity has decreased. Therefore, the objective of this study was to estimate water, energy and labor use productivity in tomato cultivation, for a low-tech greenhouse. The inputs used in the production process were recorded from April 24 (date of transplant) to October 16, 2016 (date of last harvest). The yields obtained were 19.07 kg·m-2. Water use productivity was 27.86 kg·m-3 (35.89 L·kg-1), which is within the range reported for unheated plastic greenhouses (30-40 L·kg-1). Energy productivity was 0.331 kg·MJ-1, and the energy consumed per unit area was 57.61 MJ·m-2, with Calcium nitrate being the input with the highest energy demand (49.49 %). During the production cycle, 738 working hours were used, 78 % of which were dedicated to cleaning and maintenance, with labor productivity of 3.02 kg·h-1.

Keywords yields; efficiency; controlled agriculture; Calcium nitrate

Introducción

México es el principal exportador de tomate a nivel mundial, y en 2016 contribuyó con el 25.11 % del valor de las exportaciones mundiales, cubriendo el 90.67 % de las importaciones de Estados Unidos de América y 65.31 % de Canadá (Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación [SAGARPA], 2017). De acuerdo con Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA, 2017), el tomate rojo es la principal hortaliza producida bajo agricultura protegida (malla sombra e invernadero) en México (70 %). La superficie establecida con este sistema pasó de 1,973 a 15,198 ha entre 2007 y 2017, con una tasa promedio anual de crecimiento de 22.7 % (FIRA, 2019).

Los rendimientos de tomate varían significativamente entre productores, variedades, estado de la república y tipo de tecnología utilizada. Por ejemplo, Ortega-Martínez et al. (2010) encontraron rendimientos que oscilan entre 7.3 y 25 kg·m-2 en tomate cultivado bajo invernadero con diferentes sustratos, siendo el mejor el aserrín. Núñez-Ramírez et al. (2017), en un experimento con tomate en acolchado y riego por goteo bajo condiciones de invernadero en Sonora, México, reportan rendimientos de tomate de entre 17 y 20.6 kg·m-2 con diferentes dosis de N (250 a 1,000 kg·ha-1). En un esquema de producción continua de tres a cuatro ciclos por año, Sánchez-del Castillo, Bastida-Cañada., Moreno-Pérez, Contreras-Magaña, y Sahagún-Castellanos (2014) reportan rendimientos de hasta 600 t·ha-1·año-1 para tomate. De 2015 a 2017, los rendimientos de tomate tipo Saladette se incrementaron de 173.3 a 176.7 t·ha-1·año-1 en producción bajo invernadero, y de 34.3 a 36.1 t·ha-1·año-1 a campo abierto (FIRA, 2016, 2019).

El desempeño de los sistemas de producción en agricultura protegida se puede medir a través de algunos indicadores. De acuerdo con Carro-Paz y González-Gómez (2016), la productividad es un índice que relaciona salidas o productos con las entradas o insumos necesarios para generar tal producción. La productividad parcial relaciona la producción total o salida con uno de los recursos utilizados.

Existen dos índices para denotar el uso del agua por los cultivos definidos por Nederhoff y Stanghellini (2010). El primero es el uso del agua por el producto (PWU, por sus siglas en inglés), que es el volumen de agua utilizado por la planta durante todo el ciclo productivo para generar un kilogramo de producto fresco (L·kg-1). El segundo es el inverso del anterior, se denomina eficiencia en el uso del agua (WUE, por sus siglas en inglés), aunque algunos autores le llaman la productividad del agua, y es la producción en kilogramos dividida por la cantidad de agua utilizada por el cultivo (kg·m-3). El agua se usa de manera eficiente cuando PWU es bajo y WUE es alto. Algunos valores de PWU para tomate se reportan en el Cuadro 1, y van desde 4 hasta 300 L·kg-1, lo que corresponde a valores de WUE entre 250 y 3.33 kg·m-3. Para propósitos de este estudio, se utilizará el índice de WUE.

Cuadro 1 Litros de agua utilizados por kilogramo de tomate producido (PWU). 

Método de producción País PWU (L·kg-1)
Campo abierto en general Varios 100-300a
Campo abierto, riego por goteo Israel 60a,b
Campo abierto Almería, España 50-60a
Campo abierto, riego por goteo, sustrato: cocopeat + perlita + vermiculita (50:25:25) Saidapur, India 11.99c
Invernaderos de plástico sin calefacción Israel, España 30-40a
Invernadero tipo parral de plástico sin calefacción España 40b
Invernadero tipo parral de plástico sin calefacción y ventilación regulada España 27b
Invernadero de cristal sin calefacción Israel 30b
Invernaderos de cristal con control climático y enriquecimiento de CO2 Holanda 22a,b
Igual que el anterior pero con sistema hidropónico y reuso de agua de drenaje Holanda 15a,b
Igual que el anterior pero con sistema hidropónico cerrado Holanda 4a

Fuente: a) Nederhoff y Stanghellini (2010); b) van Kooten, Heuvelink, y Stanghellini (2008); c) Parameshwarareddy, Angadi, Biradar, y Patil (2018).

Rashidi y Gholami (2008), en experimentos hechos con tomate durante 20 años en Irán, reportan un rango de 2.58 a 11.88 kg·m-3 en la WUE. Mientras que Nederhoff y Stanghellini (2010) señalan una WUE de 5.43 kg·m-3 (184 L·kg-1) en el mismo cultivo, para un promedio de 65 países de 1997 a 2001, aunque los autores no mencionan si ese promedio es para países desarrollados o sub-desarrollados. En un estudio realizado en Cuba, González-Robaina, Herrera-Puebla, López-Seijas, y Cid-Lazo (2014) reportan una WUE entre 12.9 y 45.4 kg·m-3 en tomate. Asimismo, Liu, Hu, Feng, Wang, y Yang (2019) en su investigación sobre el crecimiento de tomate a campo abierto, bajo diferentes niveles de potasio en una provincia de China, obtuvieron productividades en un rango de 20.28 a 24.33 kg·m-3.

Las cifras de la WUE en cultivo de tomate dependen de varios factores, entre ellos el nivel tecnológico, como se muestra en el Cuadro 1, en donde se desglosa la cantidad de agua de riego necesaria para producir 1 kg de tomate fresco a partir de diferentes sistemas de cultivo. Con la tecnología más avanzada se requieren únicamente 4 L de agua para producir 1 kg de tomate. En la Figura 1 se muestra un resumen del uso del agua y la productividad de siete niveles tecnológicos de producción de tomate, obtenidos de un modelo de simulación basado en ecuaciones físicas que describen los flujos de calor y masa asociados con la producción de tomate bajo invernadero establecidas por Elings, Campen, Nieves-García, y van der Valk (2013) para las condiciones de Aguascalientes, México. A medida que aumenta el nivel tecnológico, disminuye el uso de agua e incrementa la productividad en el uso de agua, lo cual es más notorio al pasar del nivel tecnológico medio 5 (M5) (51.9 kg·m-3) al nivel tecnológico alto (A) (168.2 kg·m-3); la única diferencia entre ambos fue que en el nivel A se adicionaron pantallas térmicas y enfriamiento mecánico.

Figura 1 Uso y productividad del agua en cultivo de tomate con diferentes tecnologías. Nivel tecnológico: B = bajo (P, V, G), M1 = medio 1 (P, H, V, S), M2 = medio 2 (P, H, V, S, PT), M3 = medio 3 (P, TP, V, S, CO2), M4 = medio 4 (P, TP, E, S), M5 = medio 5 (C, TP, V, R, CO2), A = alto (D, TP, M, PT, CO2). Donde, cubierta: P = plástico, C = cristal, D = cristal difuso; calefacción: H = calentadores de aire, TP = tuberías de calefacción; enfriamiento: V = ventilación, E = enfriamiento evaporativo, M = enfriamiento mecánico; sustrato: G = suelo, S = sustrato, R = sustrato con reuso de agua; PT = pantallas térmicas; CO2 = enriquecimiento de CO2. Fuente: Elaboración propia con datos de Elings et al. (2013)

Otro recurso fundamental en la producción bajo invernaderos, además del agua, es la energía, la cual depende de las necesidades climáticas dentro de los invernaderos para cada cultivo, las variedades, la época del año y el estado fisiológico de las plantas.

Existen dos enfoques para medir el desempeño en el uso de la energía; el primero considera la energía utilizada en la fabricación de insumos (como semillas, herbicidas, fertilizantes, etc.), y los indicadores utilizados son: 1) la razón en el uso de la energía (RUE), que es la cantidad de energía recuperada en MJ a través del producto obtenido por cada MJ utilizado en insumos (MJ·MJ-1), 2) la productividad energética (PE), expresada en kg de producto por MJ utilizado (kg·MJ-1), y 3) la energía específica (EE), que es el inverso del anterior medido en MJ·kg-1. El segundo enfoque considera el indicador eficiencia en el uso de la energía (EUE), que es la razón entre el gasto de energía en electricidad y combustible en MJ utilizados en el proceso de producción (MJ·kg-1).

El primer enfoque es aplicado por Dimitrijević, Blažin, Blažin, y Ponjičan (2015), quienes reportan una PE de 0.65 kg·MJ-1 y una RUE de 0.52 MJ·MJ-1, para un invernadero tipo túnel con cultivo de tomate en Servia. Pahlavan, Omid, y Akram (2011) presentan una RUE de 0.001 MJ·MJ-1 en la producción de tomate, en donde los insumos utilizados fueron mano de obra, fertilizantes, herbicidas, electricidad y maquinaria. Asimismo, Sepat, Sepat, Sepat, y Kumar (2013) reportan rendimientos de 29 kg·m-2 en la producción de tomate bajo invernadero, con una RUE de 1.36 MJ·MJ-1 y EE de 2.42 MJ·kg-1. Shamsabadi, Abedi, Ahmad, y Taheri-Rad (2017), en un estudio realizado en cuatro provincias de Irán, una en condiciones de campo abierto y tres bajo condiciones de invernadero, encontraron que la RUE osciló entre 0.59 y 1.48 MJ·MJ-1, mientras que la PE estuvo entre 0.74 y 1.38 kg·MJ-1.

En el segundo enfoque, la EUE es definida por Dannehl, Schuch, y Schmidt (2013) como la cantidad de energía requerida para producir 1 kg de frutos comerciales expresada en MJ·kg-1. La EUE, aunque tiene las mismas unidades que la energía específica del primer enfoque, no considera la energía consumida en la elaboración de insumos como fertilizantes, semillas, herbicidas, etc. Los mismos autores calcularon una EUE promedio de 40 MJ·kg-1, considerando el consumo de electricidad y combustible en los sistemas de calefacción y enfriamiento para un año de producción de tomate en un invernadero de cristal de alta tecnología ubicado en Berlín, Alemania. Además, dichos autores obtuvieron una EUE de -1.41 MJ·kg-1 en un invernadero de tipo colector solar con bomba de calor, y reportan una EUE de 1.97 MJ·kg-1 en invernaderos sin calefacción en España.

Elings et al. (2013), en una simulación establecida para las condiciones de Aguascalientes, México, encontraron que la EUE es de 1.98 MJ·kg-1 para invernaderos de tecnología baja, entre 14.92 y 11.49 MJ·kg-1 para invernaderos de tecnología media y de 25.64 MJ·kg-1 para invernaderos de tecnología alta. La EUE disminuye a medida que aumenta el nivel tecnológico debido al uso elevado de la energía en términos absolutos (Figura 2). Al pasar del nivel M5 al A, el uso de energía se incrementa de manera espectacular de 778 a 3,465 MJ·m-2·año-1; debido al uso de enfriamiento mecánico y pantallas térmicas, la eficiencia en el uso de la energía es mayor en el nivel más bajo de tecnología y menor en el más alto.

Figura 2 Uso y eficiencia de la energía en la producción de tomate en invernaderos con diferentes tecnologías. Nivel tecnológico: B = bajo (P, V, G), M1 = medio 1 (P, H, V, S), M2 = medio 2 (P, H, V, S, PT), M3 = medio 3 (P, TP, V, S, CO2), M4 = medio 4 (P, TP, E, S), M5 = medio 5 (C, TP, V, R, CO2), A = alto (D, TP, M, PT, CO2). Donde, cubierta: P = plástico, C = cristal, D = cristal difuso; calefacción: H = calentadores de aire, TP = tuberías de calefacción; enfriamiento: V = ventilación, E = enfriamiento evaporativo, M = enfriamiento mecánico; sustrato: G = suelo, S = sustrato, R = sustrato con reuso de agua; PT = pantallas térmicas; CO2 = enriquecimiento de CO2. Fuente: Elaboración propia con datos de Elings et al. (2013)

Los avances tecnológicos también han permitido incrementar la productividad de la mano de obra, como lo muestran Ríos-Flores et al. (2010) en un estudio realizado en el cultivo de maíz en Ciudad Lerdo, Durango, México. En dicho estudio, la productividad de la mano de obra se incrementó de 14.6 a 20.8 kg·h-1 en los periodos 1990 a 1992 y 2004 a 2006, lo que significa un aumento de 43 % del producto físico por hora. Los mismos autores mencionan que la productividad de la mano de obra, medida como el rendimiento por hectárea entre el número de trabajadores, en los sistemas de alta tecnología es de 74 kg de maíz por trabajador, mientras que en uno de baja tecnología se reduce hasta 26 kg de maíz por trabajador.

De acuerdo con Pérez-Mesa, de Pablo-Valenciano, y Escudero-Moreno (2004), en un estudio hecho en Almería, España, en un invernadero de plástico con cultivo de tomate, la mano de obra representó casi el 35 % del costo total de operación, y el 60 % de la mano de obra se dedicó a tareas como poda, tutorado y limpieza en el invernadero. En la Figura 3 se muestra el porcentaje de mano de obra utilizada en diferentes operaciones en un invernadero, para un total de 3,900 h·ha-1 (Pérez-Mesa et al., 2004).

Figura 3 Distribución de la mano de obra en la producción de tomate en Almería, España (Pérez-Mesa et al., 2004). 

Dada la importancia del cultivo de tomate en México, es indispensable considerar, no únicamente el incremento de rendimientos por unidad de superficie, sino también el incremento en el uso de recursos en el proceso de producción; por este motivo, los objetivos de este trabajo fueron: 1) estimar la productividad del agua, energía y mano de obra en la producción de tomate, para un invernadero experimental ubicado en la Universidad Autónoma Chapingo; 2) identificar los insumos de la producción que consumen mayor cantidad de energía, con el fin de mejorar algunos aspectos en el manejo de la producción de dicho cultivo.

Materiales y métodos

El presente estudio se llevó a cabo en un invernadero de polietileno tipo cenital de 8 m de ancho y 15 m de largo (120 m2), con dos ventanas laterales, cenitales y malla antiinsectos (Figura 4), localizado en la Universidad Autónoma Chapingo (19° 29’ latitud norte y 98° 53’ longitud oeste, a 2,240 msnm).

Figura 4 Invernadero experimental tipo cenital con riego por goteo ubicado en la Universidad Autónoma Chapingo, 2016. 

La siembra del híbrido comercial de tomate tipo Saladette (Solanum lycopersicum) ‘El Cid F1’ (adquirido en agroinsumos “El Field”) se llevó a cabo el 6 de marzo de 2016 en charolas de poliestireno de 200 cavidades. Se colocó una semilla de tomate por cada cavidad de la charola, se cubrió con 0.5 cm de sustrato turba (peat moss) y se regaron manualmente. El 22 de marzo de 2016 emergieron las plántulas, y el trasplante se llevó acabo el 24 de abril en bolsas de 10 L a una distancia de 30 cm entre cada bolsa y 80 cm entre hilera, con una densidad de 3.5 plantas·m-2; como sustrato se utilizó roca volcánica (tezontle) (Figura 5). El riego se llevó a cabo de forma manual en los primeros días, después del trasplante se utilizó el sistema de fertirriego por goteo, con válvulas PVC y manguera ciega de 16 mm con capacidad de gotero de 8 L·h-1 y distribuidor de cuatro salidas. Se realizaron 12 riegos por día, aumentando el tiempo de riego de acuerdo con la etapa fenológica (Figura 6). Para la fertilización se utilizó la solución nutritiva Steiner (Steiner, 1980).

Figura 5 Siembra de semilla y transplante. 

Figura 6 Cultivo de tomate: riego por goteo, desarrollo y cosecha. 

El tutorado de las plantas se llevó a cabo a los diez días después del trasplante, posteriormente se realizó la poda, esto con el fin de tener una mejor iluminación, lo que también facilitó la ventilación. En cuanto al control fitosanitario, únicamente se tuvieron problemas con la mosquita blanca, la cual se controló con un insecticida.

El 8 de mayo, cuando emergieron los primeros racimos florales, se comenzó la polinización manual, que consiste en mover suavemente los hilos que se colocaron en el tutorado para permitir el desprendimiento del polen sobre los estigmas de la flor. Esta actividad se realizó diariamente antes del medio día durante toda la etapa de floración.

Cabe señalar que el experimento realizado tuvo varios propósitos: 1) construir un modelo dinámico de balance de energía para un invernadero con cultivo de tomate (Salazar-Moreno, López-Cruz, & Sánchez-Cruz, 2019), 2) simular el comportamiento del nitrógeno absorbido por el cultivo utilizando el modelo matemático HortSyst (Martínez-Ruiz, López-Cruz, Ruiz-García, Pineda-Pineda, y Prado-Hernández, 2019) y 3) determinar la productividad del agua, energía y mano de obra en la producción de tomate, que fue el objetivo del presente estudio.

La productividad del agua y el uso de agua por el producto se calculan para cierta unidad de superficie, que puede ser hectáreas o metros cuadrados (Ecuaciones 1 y 2; Nederhoff & Stanghellini, 2010; Parameshwarareddy et al., 2018).

Productividad del agua (WUE) =Rendimientos (kg) Agua aplicada (m3)  (1)

Uso del agua por el producto (PWU) =Agua aplicada (m3)Rendimientos (kg)  (2)

La cantidad diaria de agua aplicada al cultivo en m3 se obtuvo considerando el gasto de agua en los goteros (8 L·h-1), número de riegos por día y periodo de tiempo en el que estuvo prendido el sistema.

Con el fin de monitorear el clima en el invernadero, se instaló una estación meteorológica HOBO en el centro del invernadero, para la medición de la temperatura del aire y la humedad relativa. Con los datos obtenidos se calculó el déficit de presión de vapor (DPV) durante el ciclo de cultivo a partir de las siguientes ecuaciones propuestas por The Institute of Measurement and Control (1996) para temperaturas entre -45 a 60 °C:

es=expIn611.2+17.62 × ta243.12+ta (3)

ea=es × HR100 (4)

DPV=es-ea         (5)

donde t a es la temperatura del aire (oC), HR es la humedad relativa (%), e s es la presión de vapor a saturación (kPa), e a es la presión de vapor a la temperatura del aire (kPa) y DPV es el déficit de presión de vapor (kPa).

Para evaluar el desempeño en el uso de la energía, se utilizaron los indicadores descritos por Djevic y Dimitrijević (2004), y Pahlavan et al. (2011), los cuales se describen a continuación:

Razón en el uso de la energía (RUE)=Salida de energía (MJ)Entradas de energía (MJ) (6)

Productividad energética PE=Producción de tomate kgEntradas de energía MJ (7)

Energía especifica (EE)=Entradas de energía MJProducción de tomate (kg ) (8)

Los índices anteriores incluyen dos tipos de entradas de energía: la energía indirecta en semillas, fertilizantes, herbicidas, pesticidas, y la energía directa que incluye mano de obra, electricidad y riego. La cantidad de cada uno de los insumos mencionados se contabilizó a lo largo del ciclo del cultivo, así como la producción de tomate (kg), y las equivalencias en MJ se obtuvieron a partir de la información del Cuadro 2.

Cuadro 2 Insumos utilizados en un ciclo de producción de tomate y su equivalencia en energía. 

Insumos Unidades Cantidad en 120 m2 Equivalencia de energía (MJ por unidad ) Energía total (MJ) Utilizado (%)
Agua para riego m3 82.15 1.028a 84.45 1.22
Mano de obra h 758 1.95a 1,478.10 21.38
Semillas kg 0.00189 1b 0.00 0.00003
Motor monofásico kW·h-1 18.29 3.6a 65.84 0.95
Insecticida Stink bug kg 0.10 101.2b 10.12 0.15
Nitrato de calcio kg 51.74 66.14c 3,422.08 49.49
Nitrato de potasio kg 22.37 66.14c 1,479.32 21.40
Sulfato de potasio kg 19.45 11.15a 216.89 3.14
Sulfato de magnesio kg 18.74 1.12b 20.99 0.30
Macroelementos kg 0.40 120b 48.00 0.69
Ácido fosfórico kg 5.85 13.07a 76.46 1.11
Ácido sulfúrico kg 0.90 1.12b 1.98 0.03
Boro kg 0.09 120b 10.80 0.16
Total insumos 6,913.84 100.00
Producción de tomate kg 2,288.94 0.8c 1,831.15

Fuente: a) Moradi, Moghaddam, y Mansoori (2015), b) Sepat et al. (2013) y c) Pahlavan et al. (2011).

La productividad de la mano de obra (MO) se obtuvo con la Ecuación 9.

Productividad de la MO= Producción de tomate (kg)Núm.  trabajadores × horas diarias × núm. de días (h) (9)

Para poder contabilizar el número de horas empleadas en la producción de tomate, se llevó a cabo un registro diario de las personas que trabajaron en el cultivo de tomate, cada uno registraba su jornada diaria anotando hora de entrada y salida.

Resultados y discusión

En la Figura 6 se muestra el cultivo de tomate desarrollado y el inicio de la cosecha. El consumo de insumos durante un ciclo de producción, comprendido del 24 de abril (transplante) al 16 de octubre de 2016, se reporta en el Cuadro 2, así como su equivalencia en energía de acuerdo con varios autores.

Los rendimientos en la producción de tomate fueron de 19.07 kg·m-2, arriba de los rendimientos reportados por FIRA (2019) de 17.67 kg·m-2 en condiciones de invernadero en México, pero por debajo de los reportados por Elings et al. (2013) de 21.6 kg·m-2 en la simulación realizada para invernaderos de baja tecnología.

El Cuadro 3 muestra el volumen total de riego por día durante un ciclo de producción de tomate. La variación de agua por día se debe a la etapa fenológica en la que se encuentra el cultivo, y si un día no había agua en el recipiente de escurrimiento, se incrementaba el riego 1 min.

Cuadro 3 Volumen total de riego en 120 m2 para la producción de tomate con una densidad de 3 plantas·m-2

Fecha Etapas fenológicas Total de días Volumen de agua por día (m3) Volumen total de agua (m3) L·m-2·día-1
30 abril - 18 mayo DV1 19 0.168 3.192 1.4
19 mayo - 5 junio DV - F 18 0.336 6.048 2.8
6 junio - 9 julio F 34 0.504 17.136 4.2
10 julio - 24 julio F 15 0.672 10.08 5.6
25 julio - 14 agosto F 21 0.504 10.584 4.2
15 agosto - 3 septiembre FR 20 0.672 13.44 5.6
4 septiembre - 16 octubre FR 43 0.504 21.672 4.2
Total 82.152

1DV = desarrollo vegetativo; F = floración; FR = fructificación. Fuente: Elaboración propia.

La WUE calculada en el invernadero experimental fue de 27.86 kg·m-3. Dicha cifra es superior a la encontrada por Elings et al. (2013) de 7.2 kg·m-3 para invernaderos de baja tecnología en suelo, pero se encuentra dentro del rango de 24.7 a 35.2 kg·m-3 para los niveles tecnológicos medio 2 (M2) (invernadero de plástico con sistema de calefacción y pantallas térmicas) y medio 3 (M3) (invernadero de plástico con sistema de calefacción y enriquecimiento de CO2).

La WUE obtenida es equivalente a 35.89 L·kg-1, lo cual está dentro del rango de PWU que reportan van Kooten et al. (2008) para invernaderos de plástico sin calefacción (30 a 40 L·kg-1). En estudios más recientes realizados en tomate a campo abierto con sistema de riego por goteo, Parameshwarareddy et al. (2018) encontraron que la mayor WUE (83.37 kg·m-3) se obtuvo al utilizar el sustrato fibra de coco + perlita + vermiculita (50:25:25).

En este estudio, el consumo de agua diario durante el desarrollo de la planta varió entre 1.4 y 5.6 L·m-2·día-1 (Cuadro 3). El agua consumida por la planta durante el ciclo de producción fue de 195 L, cifra elevada si se compara con la obtenida por Parameshwarareddy et al. (2018) de 20.83 y 37.65 L·planta-1.

Durante el periodo de temperaturas más altas, del 18 junio al 26 de agosto, el DPV promedio fue de 0.33 kPa, cifra menor al rango óptimo reportado por Shamshiri et al. (2018) para cultivo de tomate bajo invernadero (de 0.47 a 1.27 kPa). Algunos autores como Na, Michiko, Kozai, y Wataru (2015) reportan valores de DPV de 1.8 kPa durante el mediodía en invierno para el cultivo de tomate bajo invernadero. El valor obtenido significa que la planta no estuvo estresada.

De acuerdo con el Cuadro 2, el mayor consumo de energía durante el ciclo de producción del tomate correspondió al Nitrato de calcio y al Nitrato de potasio, lo cual coincide con lo encontrado por Martínez-Ruiz et al. (2019), quienes mencionan que puede existir un desperdicio de aproximadamente el 50 % del fertilizante aplicado en el experimento bajo estudio.

La RUE fue de 0.2648 MJ·MJ-1, resultado mayor al reportado por Pahlavan et al. (2011) de 0.001 MJ·MJ-1, pero menor al reportado por Dimitrijević et al. (2015), Shamsabadi et al. (2017) y Sepat et al. (2013) de 0.52, 1.16 y 1.36 MJ·MJ-1, respectivamente. Sin embargo, los últimos autores además de considerar el fruto del tomate como salida de energía, también toman en cuenta la energía en la hojarasca, la cual aporta 7.5 MJ·kg-1, mientras que el fruto de tomate agrega 0.8 MJ·kg-1.

Por otro lado, la PE fue de 0.331 kg·MJ-1 y su inverso, la EE, fue de 3.02 MJ·kg-1, superior a la reportada por Sepat et al. (2013) de 2.42 MJ·kg-1 para producción de tomate bajo invernadero. El consumo de energía por m2 fue de 57.61 MJ.

En el segundo enfoque, se consideró únicamente el consumo de electricidad de un motor monofásico, por lo que la EUE se expresó de la siguiente manera:

EUE=Entradas de energía (MJ )Producción (Kg)=65.83 (MJ )2288.9(kg)=0.028 MJ·kg-1 (10)

La cifra anterior se encuentra por debajo de lo reportado por Dannehl et al. (2013) para un invernadero tipo colector solar, pero está por arriba de lo reportado para invernaderos sin calefacción en España.

En relación con la mano de obra, durante el ciclo de producción de tomate se utilizaron 758 h de mano de obra para una superficie de 120 m2 y producción de 2,288.94 kg de tomate. En la Figura 7 se desglosa el porcentaje de horas utilizadas en cada operación.

Figura 7 Distribución de horas de trabajo empleadas en un ciclo de producción de tomate en un invernadero experimental tipo cenital.  

El mantenimiento y limpieza ocuparon el 78 % de la mano de obra durante el ciclo de producción, superior al reportado por Pérez-Mesa et al. (2004) entre labores de cultivo, mantenimiento y limpieza. La productividad de la mano de obra fue de 3.019 kg·h-1.

Conclusiones

Un aspecto que se debe considerar en cualquier sistema productivo es el impacto ambiental que se tiene a través del uso de recursos, particularmente agua y energía. La producción bajo invernadero ha logrado incrementar la productividad en el uso del agua, pero no ha ocurrido así con el uso de la energía, en donde a medida que incrementa el nivel tecnológico se requiere mayor consumo de energía para la producción de 1 kg de tomate.

En el presente trabajo se estimó la productividad en el uso de agua, energía y mano de obra en la producción de tomate, y los resultados indican que aun en invernaderos de baja tecnología, el consumo de energía es elevado debido al uso excesivo de fertilizantes. La productividad en el uso de agua, aunque estuvo dentro de los rangos reportados por otros autores para invernaderos de baja tecnología, es una cifra elevada comparada con sistemas hidropónicos cerrados en invernaderos de alta tecnología.

La producción de tomate en invernaderos es una actividad que requiere de muchas horas de mano de obra, sobre todo en las labores de mantenimiento y recolección. En invernaderos con mayor superficie, se podrían reducir las horas de trabajo instalando un sistema de manejo de materiales (sistemas móviles, bancas con ruedas) y mayor ventilación.

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Recibido: 18 de Septiembre de 2019; Aprobado: 19 de Marzo de 2020

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