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Papeles de población

versión On-line ISSN 2448-7147versión impresa ISSN 1405-7425

Pap. poblac vol.22 no.89 Toluca jul./sep. 2016

 

Artículos

Riesgo y vulnerabilidad social en el trabajo infantil femenino en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Risk and social vulnerability in the female child labor in Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Lucrecia Magdalena Hernández-Pilicastro

Austreberta Nazar-Beutelspacher1  * 

Benito Salvatierra-Izaba2  ** 

1 Universidad Intercultural de Chiapas, México. Dirección electrónica: anazar@ecosur.mx

2 El Colegio de la Frontera Sur, México. Dirección electrónica: bsalvati@ecosur.mx


Resumen:

La migración rural-urbana es un fenómeno creciente en el estado de Chiapas, y la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, la capital de la entidad, se ha convertido en uno de los principales destinos de las familias migrantes. El objetivo de la presente investigación fue estimar la magnitud, características y efectos del trabajo infantil en hogares con jefatura femenina en las colonias urbanas marginales de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Se aplicó una encuesta en tres colonias urbanas marginales y fueron realizados talleres con niños y niñas de cinco a 17 años. Se obtuvo información de 845 grupos domésticos y de 1,003 niñas y niños entre cinco y 17 años, de los cuales 16.5 por ciento pertenece a hogares con jefatura femenina. Se discuten los aspectos de pobreza asociados al tipo de jefatura de hogar como detonantes del trabajo infantil y a la mayor vulnerabilidad asociada al trabajo de las niñas.

Palabras clave: Trabajo infantil; género; vulnerabilidad social; jefatura femenina de hogar; pobreza; riesgos

Abstract:

The rural-urban migration is a growing phenomenon in the state of Chiapas, and the city of Tuxtla Gutierrez, the capital of the state, has become one of the main destinations of migrant families. The objective of this research was to estimate the magnitude, characteristics and effects of child labor in female-headed households in marginal urban neighborhoods of the city of Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. A survey was conducted of three marginal urban neighborhoods and were conducted workshops with children aged five to 17 years. Information of 845 domestic groups and 1 003 children between five and 17 years, of which 16.5 percent are female-headed households was obtained. Aspects associated with the type of head of household as triggers of child labor and the increased vulnerability associated with girls' work poverty are discussed.

Key words: Child labor; gender; social vulnerability; female heads of household; poverty; risks

Antecedentes

El trabajo infantil es un fenómeno que abarca numerosos sectores de la población, observándose tanto en economías desarrolladas como aquellas en desarrollo. En todo el mundo sigue habiendo infantes que realizan algún tipo de trabajo poniendo en riesgo su desarrollo normal e incluso su propia vida, perjudicando su educación y su salud; es decir, enfrentan una serie de peligros al incorporarse a actividades no propias de su edad, por ejemplo la exposición al contacto con sustancias agroquímicas en las labores agrícolas, trabajar con posturas inadecuadas que a mediano y largo plazo perjudicará su salud; otros se encuentran inmersos en la servidumbre, y algunos en el trabajo doméstico, mientras que otros y otras más son víctimas de abusos en el comercio sexual (OIT, 2010a).

El fenómeno es complejo lo mismo que su definición. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo define como: toda actividad económica realizada por niñas, niños y adolescentes, por debajo de la edad mínima general de admisión al empleo, en cualquier categoría ocupacional (asalariado, independiente, trabajo familiar no remunerado). También se consideran trabajo infantil las actividades realizadas por debajo de los 18 años que interfieran con la escolarización, se realicen en ambientes peligrosos, o se lleven a cabo en condiciones que afecten su desarrollo psicológico, físico, social y moral, inmediato o futuro (OIT, 2005; Rojas, 2011).

Según el Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (IPEC) de la OIT, el término "trabajo infantil" suele definirse como todo trabajo que priva a las niñas y los niños de su niñez, su potencial y su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico. Algunos trabajos realizados por ellas y ellos son difíciles y exigentes, unos más peligrosos que otros e incluso reprobables desde el punto de vista ético. El IPEC señala que, por lo general, la participación de las niñas y los niños en trabajos que no atentan contra su salud y su desarrollo personal ni interfieren con su escolarización se considera positiva (IPEC, 2003).

Por su parte, Dobles (2003: 11) lo define como "el trabajo que realizan niñas y niños menores de 18 años, exceptuando el trabajo que se realiza en la casa de la familia, siempre que se trate de ayudar a los padres y madres y mientras estas ocupaciones no impidan asistir a los centros educativos".

El trabajo infantil no remunerado dentro de la estructura familiar, en labores domésticas, artesanales o agrícolas, ha sido habitual en muchas culturas y no necesariamente se ha visto como algo negativo; sin embargo, el trabajo asalariado, fuera del hogar, asociado a cambios en los procesos de trabajo asociados a la industrialización, ha sido objeto de regulaciones (Fundación Intervida, 2008). Este último ha sido asociado a abusos y riesgos que sufren los niños y niñas al incorporarse a trabajos bajo condiciones precarias, así como a largas jornadas laborales, explotación laboral y bajos salarios, entre otros.

En muchos de los casos no se logra establecer la diferencia de cuándo una actividad de apoyo en el hogar familiar se convierte en trabajo debido a una importante influencia cultural en la forma de percibir y valorar el trabajo infantil por los grupos humanos de diferentes entornos socioeconómicos y culturales. En muchas culturas, los padres de familia consideran "ayuda" o "apoyo" la labor doméstica que realizan sus hijas e hijos en el hogar, otorgándole además un valor formativo para la personalidad y sólo consideran "trabajo" cuando se trata de actividades productivas fuera del hogar que rindan a la familia un ingreso monetario.

Leyra (2005), propone siete tipos de trabajo infantil:

  • • Trabajo doméstico

  • • Trabajo servil o forzoso

  • • La explotación sexual

  • • Trabajo en la industria o en las plantaciones

  • • Trabajo en la calle

  • • Trabajo para la familia

  • • Trabajo de las niñas (contemplado como caso específico debido a que es un sector de la población con una problemática añadida, que va desde el acoso sexual hasta la exclusión de la educación).

Esa clasificación resulta pertinente para el presente trabajo, ya que posibilita identificar actividades peligrosas o el entorno en el que se realiza, incluyendo las condiciones del lugar de trabajo, las personas con las que trabajan, o la exposición a abusos por parte de adultos en los centros laborales o en el trayecto a su casa, especialmente para las niñas. También es compatible con la definición de trabajo infantil de la OIT (2005), debido a que, por su amplitud, posibilita dar cuenta de distintas condiciones de trabajo infantil, dentro o fuera del hogar, incluyendo distintas condiciones de riesgo, peligro o consecuencias para la vida adulta, como el abandono o la asistencia a la escuela, a la vez que hace visible el trabajo de las niñas como una condición de mayor vulnerabilidad asociada a su edad y sexo, específicamente en lo que se refiere al abuso sexual (Finkelhor y DziubaLeatherman, 1994).

La noción de riesgo destaca los efectos que esta inserción prematura en el mercado de trabajo puede acarrear tanto la salud física como mental del menor, por lo que el riesgo puede asumir formas variadas en cada sector productivo. Un ejemplo claro de riesgo en el trabajo infantil lo constituyen aquellas actividades vinculadas a la explotación frutícola. El trabajo asalariado de las niñas y niños en el sector agrícola exportador implica asumir desgastadoras jornadas diarias que van de 10 o 12 horas en las que se verifica una manipulación directa de la fruta y, por ello, se está expuesto por largo tiempo a los efectos de plaguicidas (OIT, 2011). Por otra parte, en los medios urbanos se puede observar la exposición a riesgos de miles de menores que trabajan en las calles. Por ejemplo, con la venta ambulante de productos se exponen a enfermedades de los pulmones, dolencias en las muñecas, tobillos, piernas y brazos, debido a las largas horas que pasan de pie, sin dejar de lado que siempre están en riesgo de ser atropellados y maltratados por los adultos (UNICEF, 2010).

Los y las infantes que trabajan, lo hacen en un contexto de desprotección legal, tanto aquellos que trabajan vinculados al mercado formal del trabajo, como aquellos que lo hacen en forma independiente (por cuenta propia). Por lo general, no cuentan con contratos, no están afiliados a sistemas previsionales y no cuentan con derechos sociales mínimos que sí se aplican en el caso de otros trabajadores de mayor edad. En el trabajo infantil se conjugan no solo la explotación, sino la exclusión social. A decir de Duro (2007: 55)

... los procesos de exclusión implican ruptura y divorcio de lazos sociales y de posibilidad de cohesión; en este sentido, importantes sectores de la infancia que trabaja atraviesan esta situación. Los niños padecen ruptura de hábitos, oportunidades, acceso a derechos básicos; principalmente, ruptura con la escuela, que representa la institución social prioritaria para el desarrollo personal y social y el ámbito por excelencia para esta franja etaria luego de la familia.

El trabajo infantil es considerado por organismos internacionales como un producto de la pobreza y la exclusión social que coloca a los niños y las niñas en condición de vulnerabilidad social; es decir, el trabajo limita su acceso al estudio, a la recreación, además de los riesgos que puede conllevar el tipo de trabajo que realicen (OIT, 2011; UNICEF, 2010; Duro, 2007).

La vulnerabilidad social "es entendida como un proceso multidimensional que confluye en el riesgo o probabilidad del individuo, hogar o comunidad de ser herido, lesionado o dañado ante cambios o permanencia de situaciones externas y/o internas en el hogar" (Busso, 2001: 8). A diferencia de los adultos en condiciones de vulnerabilidad social, en los niños y las niñas, la vulnerabilidad es agravada por su debilidad física y su dependencia de los adultos, lo que les impide afrontar la mayor fuerza y poder de los adultos que abusan de ellos, la posición de contacto involuntario con sus maltratadores, generalmente familiares, sin tener opciones de alejarse de ellos, así como la dificultad para acceder a las instancias sociales que podrían protegerlos de un contexto de riesgo (Finkelhor y DziubaLeatherman, 1994). Su condición de vulnerabilidad permite, asimismo, su abandono o negligencia, su explotación laboral, y que sean víctimas de abuso físico o sexual, entre otras experiencias dañinas (Finkelhor y Dziuba-Leatherman, 1994). La vulnerabilidad se acrecienta cuando se insertan prematuramente en actividades laborales riesgosas, de manera informal y sin la protección legal o familiar; lo anterior es especialmente grave para las mujeres, quienes, con frecuencia, enfrentan situaciones de violencia y abusos de género (Leyra, 2009).

El trabajo infantil en México

En México el trabajo infantil fuera del hogar se encuentra asociado a las formas que adoptó el desarrollo y sus consecuencias en los desequilibrios regionales, desigualdad en la distribución del ingreso, crecimiento urbano muy acelerado, dispersión y el aislamiento de la población rural, así como los nuevos procesos sociales que incrementaron los movimientos migratorios, los cuales incorporaron cada vez más a crecientes contingentes de niñas y niños menores de edad y mujeres. Todos estos eventos han provocado la desintegración familiar y el crecimiento de hogares monoparentales, que a su vez han generado cambios en las pautas y valores culturales de las familias. Cabe mencionar que la política económica ha fomentado la creación de empresas familiares que precisan de mano de obra y se han apoyado en las redes de parentesco para obtenerla; todo lo anterior trae como consecuencia que una de cada cinco familias no obtenga ingresos suficientes para la alimentación, uno de cada dos habitantes del campo y uno de cada nueve que viven en la ciudad se encuentren en condiciones de extrema pobreza (Leyra, 2005).

El trabajo infantil no se encuentra en igual medida entre los niños y las niñas, los niños trabajadores superan casi el doble en número a las niñas que trabajan: 67 por ciento de los niños entre 5 y 17 años trabaja en comparación con 33 por ciento niñas. La población infantil que trabaja se concentra fundamentalmente en las áreas menos urbanizadas de México, y el porcentaje de trabajadores infantiles en estas zonas es también más elevado que en las más pobladas. La presencia de niños y niñas trabajadores menores de 14 años en las localidades más pequeñas supera a la de las ciudades.

Aproximadamente siete de cada diez trabajadores entre 5 y 17 años viven en las zonas rurales de México, y tres de cada diez en las ciudades, en las capitales de los Estados y/o en las localidades con 100 mil habitantes o más; de manera que se tiene a 2 532 076 de trabajadores infantiles en las áreas de menor tamaño poblacional. Así como los niños y las niñas que trabajan se concentran en mayor medida en el campo que en la ciudad, la incidencia del trabajo infantil rural es más elevada que la urbana 15.6 y 8.6 por ciento de la población entre 5 y 17 años, respectivamente (INEGI, 2012).

El trabajo infantil desde la perspectiva de género

La perspectiva de género en los estudios de la infancia, permite analizar y comprender las características que definen a niñas y a niños de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. El enriquecimiento de la perspectiva de género se ha dado como un proceso abierto de creación teórico metodológica, de construcción de conocimientos e interpretaciones, incluyendo el análisis de las relaciones sociales intergenéricas e intragenéricas privadas y públicas, personales, grupales y colectivas y desde ahí, se analizan también las instituciones (civiles, estatales, informales y formales), así como todos los mecanismos pedagógicos de enseñanza genérica (Lagarde, 1996).

La cuestión del género es considerada ahora universalmente como un componente vital en el tratamiento del trabajo infantil. Ya que la inserción al mercado de trabajo en el caso de las niñas se da de forma similar a los trabajos realizados por los niños, por lo que, las niñas suelen soportar privaciones adicionales y son más susceptibles a la explotación, a veces como resultado de la visión de su sociedad respecto al rol que mujeres y niñas deben desempeñar. De particular preocupación es el hecho de que las niñas suelen constituir una gran proporción de la infancia ocupada en algunas de las peores formas de trabajo infantil, tales como la explotación sexual comercial (Leyra, 2009: 21).

Según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), el género es un factor muy importante en el trabajo infantil, ya que las niñas comienzan a ejercer labores a una edad más temprana que los niños. Además, las niñas suelen estar silenciadas e invisibilizadas con mayor frecuencia que los niños y sólo son susceptibles de interés cuando saltan las alarmas de la comunidad internacional por alguna circunstancia que les afecta de manera específica como la prostitución o la trata (UNICEF, 2010).

En este artículo se explora la magnitud y características del trabajo infantil en hogares inmigrantes a la ciudad y que enfrentan, en colonias urbanas marginales, condiciones de pobreza y vulnerabilidad social. Se enfatiza el incremento de riesgo asociado al trabajo infantil, especialmente en las niñas y adolescentes provenientes de hogares con jefatura femenina.

Aspectos metodológicos de la investigación

Universo de estudio

Se tomó como universo de estudio a la ciudad de Tuxtla Gutiérrez por ser uno de los centros urbanos más importantes del estado de Chiapas, la ciudad se ha caracterizado porque se han concentrado nuevos asentamientos de población migrante, lo que ha llevado a la creación de nuevas colonias principalmente en la periferia de la ciudad. La población inmigrante que conforman los contextos de estudio presenta elevados índices de vulnerabilidad social y una gran cantidad de niñas y niños que necesitan trabajar para contribuir con los gastos de los hogares.

Criterios de selección del contexto de estudio

Para considerar una zona urbana marginal nos basamos en la explicación de Germani (1973, citado por Delfino, 2012). El autor explica que el término marginalidad empezó a usarse a partir de características ecológicas urbanas; es decir, en alusión a los sectores de población segregados en áreas no incorporadas al sistema de servicios urbanos, en viviendas improvisadas y sobre terrenos ocupados ilegalmente, la marginalidad se relaciona con el crecimiento de las ciudades cuya consecuencia es que en la periferia se concentran grandes masas de población, situación originada por la migración del campo a la ciudad en busca de mejores condiciones de vida y empleo.

Fueron seleccionadas tres colonias urbanas marginales de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, que cumplieron con las siguientes características:

  • 1. Que la población residente estuviera conformada por familias de inmigrantes.

  • 2. Que las colonias fueran de reciente creación (menos de 20 años).

  • 3. Que estuvieran asentadas de forma regular o irregular en la periferia de la ciudad.

Las colonias estudiadas son representativas de las tres regiones de la Ciudad en dónde se han formado los nuevos asentamientos irregulares, ya que presentan diferencias por antigüedad, características de la vivienda, equipamiento urbano y servicios públicos (Figura 1).

Fuente: elaboración propia.

Figura 1 Croquis de ubicación de las colonias de estudio 

Como puede verse en el Cuadro 1a y Cuadro 1b, los asentamientos irregulares que dieron lugar a estas colonias ocurrieron hace 10 años en el caso de la colonia Satélite Loma Larga, y 17 y 18 años, respectivamente, para las colonias La Condesa y Chiapas Solidario. En todas ellas residen no solamente personas provenientes del estado de Chiapas, (indígenas y no indígenas), sino de otras entidades del país como Tabasco, Morelos y Baja California. En las colonias La Condesa y Chiapas Solidario se registró la presencia de personas originarias de países de Centroamérica como Guatemala, El Salvador y Honduras. Es decir, se trata de contextos multiculturales, en los que destaca una elevada proporción de población indígena que se concentra en las colonias Chiapas Solidario y La Condesa. Se observan algunas diferencias en la proporción de hogares encabezados por mujeres, en la existencia de escuelas de educación básica y media superior; sin embargo en las tres colonias existe precariedad de vivienda y de servicios públicos (Cuadros 1a y 1b).

1 Índice de condiciones de la vivienda.

2 Cemento.

3 Block, madera, lámina galvanizada o de cartón, madera.

4 Loza, lámina galvanizada o de cartón, madera.

5 Índice de servicios públicos.

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables (TIHV), 2014.

Cuadro1a Características socioeconómicas y demográficas de las colonias de estudio, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 2014 

1 Índice de condiciones de la vivienda.

2 Cemento.

3 Block, madera, lámina galvanizada o de cartón, madera.

4 Loza, lámina galvanizada o de cartón, madera.

5 Índice de servicios públicos.

Fuente: elaboración propia con base en la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables (TIHV), 2014.

Cuadro 1b Características socioeconómicas y demográficas de las colonias de estudio, Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 2014 

Diseño del estudio

Fue un estudio socioeconómico sincrónico, ya que se planteó conocer la magnitud y características del trabajo infantil en niñas y niños de cinco a 17 años de edad, en el que los sujetos fueron seleccionados independientemente de sus actividades productivas o reproductivas o su pertenencia a hogares encabezados o no por mujeres.

Estimación del tamaño de la muestra

La determinación del tamaño de muestra se estimó mediante la fórmula:

ni=Z1-α2 1-ppϵ2

Donde:

n = tamaño de muestra.

Z2: Nivel de confianza (95 por ciento = 1.96).

P: Prevalencia de trabajo infantil (P = 0.15 por ciento).

£ = error de muestro (0.05 por ciento).

Procedimiento para determinar el tamaño de muestra poblacional:

n=3.84160.850.000375=8708 personas

Para determinar el tamaño de la muestra con respecto al número de familias encuestadas, se calculó el factor de corrección para población finita (FCPI) mediante la fórmula:

n'= n1+ nN

Procedimiento para estimar el tamaño de muestra para las familias entrevistadas (Cochran, 1980: 110-130):

n'=17411+17411550=17412.123225806=820 familias

Diseño del instrumento para la recolección de datos

El cuestionario se elaboró de acuerdo con los objetivos planteados en la investigación, ya que dadas las percepciones que tiene la población sobre el trabajo infantil, sobre su pertinencia o no y la posible negativa de las personas a proporcionar información sobre este tema, fue necesario explicar antes el contenido. El cuestionario contiene preguntas abiertas y cerradas, y lo componen apartados como: características de la vivienda, lugar de origen de la población, datos sociodemográficos, datos laborales de la familia y trabajo infantil tanto dentro como y fuera del grupo doméstico para niñas y niños entre cinco a 17 años y valoración de los padres sobre el trabajo infantil.

Acopio de la información

Se aplicó una encuesta mediante dos etapas: primero un censo en tres de las colonias consideradas urbanas marginales, y en los hogares donde se encontraban niños trabajadores se les ampliaban las preguntas.

Como primer paso el encuestador anticipadamente explicó a la persona entrevistada que la duración de la encuesta era de aproximadamente 20 minutos, los objetivos del estudio y se le solicitó el consentimiento previo informado. La aplicación de las encuestas en las tres colonias fue realizada en un periodo de 4 semanas.

Procesamiento y análisis de la información

La información fue capturada en el Programa Estadístico para las Ciencias Sociales (SPSS v.21).

Se construyó una base de datos con la información de todas las secciones del cuestionario. Un primer acercamiento hacia los resultados fue la exploración los datos mediante frecuencias simples, para identificar el número de casos por sexo y edad, lo que permitió ordenar los datos para el reporte de resultados. Para conocer la magnitud, características y efectos del trabajo infantil en hogares con jefatura masculina/femenina y población indígena e inmigrante en las colonias urbanas marginales de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, se obtuvieron proporciones y prueba de Ji cuadrada (X2).

Resultados

De acuerdo con la literatura revisada la pobreza es la principal causa del trabajo infantil, aunque sabemos que no es la única, ya que diferentes estudios han demostrado que existen otras causas, como la violencia intrafamiliar (Leyra, 2009), la migración (Whitehead y Hashim, 2005), patrones culturales (Manel, 2008), y la desigualdad de género (CEPAL/UNICEF, 2010), entre las más importantes.

Población infantil por colonia y su condición de trabajo

En la población infantil estudiada 12.1 por ciento realiza algún tipo de trabajo fuera del hogar; en algunos casos con pagos mínimos, largas jornadas laborales y exposición a riesgos debido a que un gran número de ellas y ellos trabajan en la calle, o en actividades peligrosas (construcción).

De acuerdo con lo reportado en la literatura, se espera que los hogares encabezados por mujeres se encuentren en una condición de mayor pobreza que los hogares en los que existe un varón adulto y que, debido a la asociación entre pobreza y trabajo infantil, la magnitud de éste sea mayor en los hogares con jefatura femenina.

La prevalencia de trabajo infantil fuera del hogar fue de 12.1 por ciento, con diferencias entre las colonias de estudio. Las colonias con peores condiciones de vivienda, Chiapas Solidario y La Condesa fueron las que registraron la mayor prevalencia de trabajo infantil (14.7 y 14.3 por ciento, respectivamente) (Cuadro 2).

Fuente: elaboración propia en base a la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables(TIHV),2014.

Cuadro 2 Prevalencia de trabajo infantil fuera del hogar en de las colonias de estudio, por sexo, según tipo de jefatura de hogar. Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, 2014 

La prevalencia de trabajo infantil fuera del hogar, en general fue mayor en niños (16.4 por ciento) que en niñas (7.6 por ciento), pero al interior de las colonias, se registró una mayor frecuencia de trabajo infantil de niñas en las colonias con peores condiciones socioeconómicas: 12.2 por ciento para Chiapas Solidario, y 7.7 por ciento para La Condesa, lo que contrasta con 2.3 por ciento de la colonia Satélite Loma Larga (Cuadro 2).

Por otra parte, los hogares encabezados por mujeres, tuvieron una cifra más elevada de trabajo infantil fuera del hogar (17 por ciento) que los que tienen jefatura masculina (11.1 por ciento); sin embargo, las estimaciones por colonia muestran que este patrón se mantuvo solamente en la colonia Chiapas Solidario, que es la que tiene la mayor desventaja socioeconómica. En esta colonia, la prevalencia de trabajo infantil entre niños y niñas que provienen de hogares encabezados por mujeres (26.1 por ciento), es más del triple de la cifra registrada para niñas cuyo hogar tiene jefatura masculina (ocho por ciento). En la colonia La Condesa, las cifras de trabajo infantil fuera del hogar de las niñas fue de 16.7 por ciento en quienes viven en hogares con jefatura femenina, cifra aproximadamente tres veces más alta respecto de las niñas que viven en hogares encabezados por un varón (5.4 por ciento). Destaca el hecho de que la conjunción de un contexto de desventaja socioeconómica y jefatura femenina de hogar, representa una mayor probabilidad de trabajo de las niñas fuera del hogar, incluso al contrastar con los niños de esos mismos hogares (Cuadro 2).

La situación de los niños es algo distinta a la de las niñas, ya que, si bien se aprecia que la prevalencia de trabajo infantil se reduce conforme la condición socioeconómica de la colonia es mejor, quienes provienen de hogares con jefatura femenina, no tienen mayor probabilidad de trabajar fuera del hogar que quienes tienen hogares con jefatura masculina, con excepción del contexto más pobre, la colonia Chiapas Solidario en el que las diferencias entre niños de hogares con jefatura femenina y jefatura masculina no fueron muy importantes (20.8 y 16.1 por ciento, respectivamente) (Cuadro 2).

Actividades productivas remuneradas fuera del hogar en niñas y niños de 5 a 17 años

De acuerdo con las categorías de trabajo infantil utilizadas, se aprecia que ser aprendiz de algún oficio (peón, carpintería, balconería y mecánica, principalmente) fue la actividad más frecuente para los niños (61.6 por ciento), tanto en hogares con jefatura masculina (63.8 por ciento) como en los hogares con jefatura femenina (50 por ciento); ser empleado o comerciante fue más frecuente en niños de hogares encabezados por mujeres. La diferencia en el tipo de trabajo infantil para los niños según tipo de jefatura de hogar fue significativa (p = 0.012) (Cuadro 3).

Fuente: elaboración propia en base a la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables(TIHV),2014.

Cuadro 3 Tipo de trabajo desempeñado por niñas y niños fuera del hogar, según jefatura de hogar 

El tipo de trabajo desempeñado por las niñas también fue diferente en hogares con jefatura femenina y jefatura masculina. En los hogares encabezados por mujeres, el comercio fue su principal actividad productiva (48 por ciento); a la vez que las niñas que pertenecen a grupos domésticos con jefatura masculina la principal actividad fue la de empleada doméstica (46.8 por ciento). Cabe señalar que 10.6 por ciento de las niñas de hogares con jefatura masculina, y 8.0 por ciento de las niñas de hogares con jefatura femenina son meseras o edecanes en bares de la ciudad (Cuadro 3)

De acuerdo con las actividades antes descritas es importante señalar en qué lugar llevan a cabo dichos trabajos, ya que eso nos da una idea general de cómo se están exponiendo las y los menores. El lugar en el que las niñas y niños trabajan implica un riesgo latente que pone en peligro la integridad del infante, sobre todo cuando pasan la mayor parte de su tiempo laboral en un ambiente hostil y sin la protección de su familia, panorama que aumenta el riesgo de ser víctimas de abuso físico y sexual, especialmente en el caso de las niñas (INEGI, 2012).

Como se observa en el Cuadro 4, el trabajo infantil "fuera del hogar" realizado en la calle fue de 19.2 por ciento para los niños y de 34.7 por ciento en las niñas. El trabajo de las niñas en la calle fue mayor entre quienes provienen de hogares con jefatura femenina (44 por ciento) que en las niñas que viven en hogares con jefatura masculina (29 por ciento). Destaca el hecho de que la proporción de niñas que trabajan en las calles es mayor que la de los niños, con lo que se muestra la mayor vulnerabilidad de las niñas. Si a lo anterior se suman como un entorno de peligro, los bares y cantinas, se observa que, en el caso de las niñas de hogares con jefatura femenina, 52 por ciento trabaja en lugares de peligro como la calle o los bares, en comparación con 40.4 por ciento de las niñas que provienen de hogares con jefatura masculina.

Fuente: elaboración propia en base a la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables(TIHV),2014.

Cuadro 4 Lugar de trabajo desempeñado por niñas y niños fuera del hogar, según jefatura de hogar 

El trabajo infantil de las niñas en áreas de riesgo como la calle y los bares, es mucho más alto los porcentajes de los niños para ambos tipos de hogares. En general, el trabajo en la calle o en bares y cantinas es 2.3 veces mayor en las niñas que en los niños (Cuadro 4).

Es importante señalar que, del total de niños y niñas incluidos en el estudio, la prevalencia de trabajo infantil en la calle fue de 4.9 por ciento, con una cifra mayor en las niñas (5.02 por ciento), que en los niños (4.75 por ciento). Así, aunque la prevalencia de trabajo infantil fuera del hogar es mayor en los niños que en las niñas, el trabajo en lugares de riesgo como la calle o bares es mayor en las niñas que en los niños, incrementando su vulnerabilidad y, también como consecuencia de su vulnerabilidad debido al género.

Riesgos y peligros tanto dentro como fuera del trabajo

En el caso específico de la población infantil de asentamientos urbanos marginales de Tuxtla Gutiérrez, la totalidad de quienes realizan trabajo fuera del hogar se encuentran expuestos a cargar cosas pesadas, al manejo de maquinaria y herramientas, al polvo, al sol, a la presencia de borrachos y pleitos de los mismos y, en algunos casos, al abuso sexual.

El 75 por ciento de las niñas reportó estar expuesta a borrachos y pleitos, observándose diferencias por tipo de jefatura de hogar, ya que nueve de cada diez niñas de hogares (91.5 por ciento) con jefatura masculina, están expuestas a borrachos y pleitos, mientras que, en las niñas provenientes de hogares encabezados por mujeres, el porcentaje de exposición a borrachos y pleitos fue significativamente menor (44 por ciento), aunque en ambos casos, se trata de magnitudes importantes (Cuadro 5).

Fuente: elaboración propia en base a la encuesta Trabajo Infantil en Hogares Vulnerables(TIHV), 2014.

Cuadro 5 Distribución de niñas y niños que están expuestos a riesgos tanto dentro como fuera de su lugar de trabajo según tipo de jefatura de hogar 

Para indagar los peligros a los que se encuentran expuestos los niños y niñas que trabajan fuera de su casa, se les preguntó sobre la hora de regreso. Casi la mitad de las niñas (48.6 por ciento) regresa a su casa muy tarde por la noche, entre las 21:00 y 24:00 horas, a la vez que el porcentaje de niños trabajadores que regresan a esa hora corresponde a solo 14.4 por ciento (Cuadro 5). Esta situación se asocia con la mayor probabilidad de las niñas de ser asaltadas, amenazadas, golpeadas y abusadas sexualmente, con una mayor exposición en las niñas que provienen de hogares con jefatura femenina de hogar. De las niñas que trabajan fuera de su casa, y provienen de hogares con jefatura femenina, 24 por ciento han sido golpeadas y abusadas sexualmente lo que se ha relacionado directamente con la hora de regreso a casa de estas menores (Cuadro 5).

Discusión

El trabajo infantil (TI) es un fenómeno de muy compleja medición por lo tanto resulta difícil determinar con precisión la magnitud del mismo. En México se han llevado a cabo diferentes encuestas para conocer dicha problemática en niñas y niños de cinco a 17 años. Según datos del INEGI (2012), en el Módulo de Trabajo Infantil (MTI) en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), en México existen más de tres millones de menores que trabajan y de ellos 200 mil son menores chiapanecos (14 por ciento). En este estudio, la prevalencia de trabajo infantil en asentamientos urbanos marginales fue de 12.1 por ciento, en este caso, referido exclusivamente al trabajo que se realiza fuera del hogar, por lo que la cifra de trabajo infantil podría ser mayor, ya que, en algunos casos, se realiza trabajo infantil no doméstico dentro de los hogares.

La prevalencia de trabajo infantil en la calle fue de 4.9 por ciento: 4.75 por ciento en los niños y 5.02 por ciento en las niñas, haciendo evidente la mayor vulnerabilidad de las niñas para exponerlas a trabajo en condiciones de peligro y ser víctimas de asaltos, golpes, amenazas y abuso sexual, como se ha mostrado en este estudio.

Adicional al trabajo en las calles, un porcentaje de niñas trabaja en bares o cantinas como meseras o edecanes, con lo que la prevalencia de trabajo infantil de las niñas en lugares de alto riesgo (calles y bares) se eleva a 6.43 por ciento.

Aunque todos los niños y niñas de este estudio viven en asentamientos urbanos marginales, se aprecian diferencias en la prevalencia de trabajo infantil, en el tipo de trabajo y en los riesgos que afrontan, al comparar a los niños y las niñas trabajadores, así como el tipo de jefatura de hogar del que provienen.

Las niñas que provienen de hogares con jefatura femenina registran una prevalencia de trabajo infantil de 18.6 por ciento, cifra superior al promedio de toda la población infantil de este estudio, que fue de 12.1 por ciento; 60 por ciento de ellas, regresan a su casa entre las 21:00 y 24:00 horas, y 24 por ciento, han sido víctimas de golpes y abuso sexual.

Lo anterior hace evidente los peligros y abusos a los que se encuentran expuestos los niños y las niñas que trabajan fuera de su casa, especialmente las niñas de hogares con jefatura femenina. Lamentablemente se ha invisibilizado la problemática de este sector trabajador infantil y grupo vulnerable, en el que todos y todas, han sido asaltados, golpeados, amenazados o víctimas de abuso sexual, alguna vez. Llama la atención el hecho de que, tanto en hogares encabezados por mujeres, como en los encabezados por hombres, expongan más a las niñas que a los niños al trabajo infantil en las calles o en los bares, lo que podría explicarse por su mayor vulnerabilidad asociada al género, a su edad, y en algunos casos, quizás de manera intencionada para su explotación sexual. Se trata sin duda, de las "peores formas de trabajo infantil", identificadas por los peligros a los que se expone a las niñas trabajadoras (Duro, 2007: 5).

La relación entre la jefatura femenina de hogar y la marginalidad de las colonias que se encuentran en condición de pobreza, y que esta a su vez se relaciona con una mayor probabilidad de trabajo infantil, se aprecia al contrastar las tres colonias en estudio. La más marginada (Chiapas Solidario) registró la prevalencia más elevada de trabajo infantil (14.7 por ciento); la menos marginada, la más baja prevalencia (7.7 por ciento).

La relación entre la jefatura femenina de hogar y el trabajo infantil fuera del hogar es evidente en el caso de las niñas y en las colonias con mayor desventaja socioeconómica. La prevalencia de trabajo infantil de los varones fue mayor en los hogares con jefatura masculina y, en la mayoría de los casos, correspondió a trabajo de aprendizaje de oficios; sin embargo, ellos también enfrentan, independientemente del horario de regreso a la casa, o del lugar donde trabajan, una mayor frecuencia de asaltos y golpes. No hubo reportes de abuso sexual. Los hogares con jefe varón, envían a sus hijas a trabajar en hogares como empleadas domésticas, lo que significaría un supuesto menor riesgo de abuso. Sin embargo, el trabajo doméstico es uno de los sectores menos regulados del mundo laboral los niños y las niñas que trabajan en hogares particulares son prácticamente invisibles y su magnitud es sumamente difícil de cuantificar. En el trabajo doméstico infantil en hogares diferentes al propio, es importante saber con quiénes trabajarán, ya que, dependiendo de la edad y del sexo, se puede privilegiar el establecimiento de relaciones laborales con personas conocidas, como algún familiar, amigos/as o vecinos y conocidos. En los casos en los que la niña o niño trabaje junto a algún miembro de la familia existe la visión de que estos menores estarán bien protegidos, ya que sus padres y familiares evitarán su exposición a riesgos o peligros, o a tareas pesadas, prolongadas, intensas, o nocivas. Sin embargo, estas niñas y niñas, también son vulnerables a la violencia, la explotación, el maltrato y al abuso y explotación sexual. En esta desprotección de derechos, se confirma la mayor vulnerabilidad de las niñas, respecto a los niños.

La literatura en este sentido plantea que las y los menores son mucho más vulnerables que los adultos a los factores de riesgo debido a que se encuentran en etapa de desarrollo físico y psicológico, además de que son más propensos a ser explotados/as con largas jornadas laborales y salarios bajos, además de que puede causar el abandono de las actividades escolares. Con relación a lo anterior, los padres y madres de familia tratan de incorporar a sus hijos e hijas a trabajos remunerados con personas conocidas con la finalidad de evitar mayores riesgos tanto dentro como fuera del hogar, pero los esfuerzos de estos padres no han sido del todo positivos, ya que las y los menores siguen estando expuestos a los riesgos y peligros de la calle. Un grupo de adultos opinaron que las y los menores deben aprender a trabajar desde pequeños/as, para aprender a aportar a la economía del grupo doméstico, sin importar a los riesgos a que están expuestos.

Conclusiones

Niñas y niños realizan trabajo doméstico tanto dentro como fuera del grupo doméstico. El trabajo infantil es visto por los padres y madres de familia como algo positivo en la formación de las niñas y niños para la vida adulta, ya que aprender a trabajar desde pequeños/as les ayudará a sobrevivir, a valorar las cosas, aunque sacrificarán tiempo de convivencia (familiar, amigos/as).

El trabajo infantil visto desde la perspectiva de género nos lleva a todo un análisis de las relaciones sociales intergenéricas e intragenéricas, especialmente en la diferenciación y reproducción de roles, así como la exposición diferenciada a riesgos, lo que contribuye a establecer un estatus y posición diferenciada en detrimento de sus posibilidades de desarrollo a futuro.

Las largas jornadas laborales que cubren las y los menores los exponen a diferentes riesgos y peligros (salud, abusos sexuales, explotación laboral y sexual, así como a los asaltos). Sin embargo, las niñas están más expuestas a los abusos sexuales, debido al horario de regreso y lugar de trabajo, principalmente en los hogares con jefatura femenina, que, además, suelen ser los más pobres y los que cuentan con menor apoyo de redes sociales.

Además de los riesgos y peligros a los que se exponen, el trabajo y contribución económica de niños y niñas trabajadoras es generalmente invisibilizado y se le resta importancia dentro de sus propios contextos laborales. La invisibilidad que viven las niñas muestra la poca valoración y reconocimiento que se tiene de su trabajo y de sus aportaciones.

Finalmente, la falta de atención de las instituciones públicas encargadas de hacer valer los derechos de la niñez en el estado de Chiapas y específicamente en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, han provocado que los padres, madres, jefes y jefas sigan exponiendo a los menores a los riesgos y peligros tanto dentro como fuera del trabajo, permitiendo en algunos casos la explotación laboral.

La atención de esta compleja problemática debe considerar no solamente el trabajo infantil en sí, sino tomar acciones para mejorar condiciones sociales como la pobreza, disminuir la tolerancia social a la violencia y promover la equidad de género. Sin ello, será imposible lograrlo.

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Recibido: 13 de Junio de 2014; Aprobado: 29 de Mayo de 2015

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Médica cirujana por la Universidad Autónoma de Chiapas, maestra en Medicina Social por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco, especialista en Epidemiología Aplicada por la Secretaría de Salud de México y los Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos, y doctora en Estudios del Desarrollo Rural por el Colegio de Postgraduados. Actualmente es directora del Área Académica Sociedad, Cultura y Salud de El Colegio de la Frontera Sur. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores, del Sistema Estatal de Investigadores (Chiapas), de la Academia Mexicana de Ciencias, y premio Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación Científica (Chiapas). Una de sus publicaciones más destacadas es: Does contraception benefit women? Structure, Agency and well being in rural México (en coautoría con Emma Zapata Martelo y Verónica Vázquez García).

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Médico Cirujano (UNAN-1986); Especialista en Epidemiología Aplicada (CDC-Atlanta EUA/SSA-México, 1990); Maestro en Ciencias Sociomédicas con especialidad en Bioestadística (UAM,1993); Doctorado en Estudios del Desarrollo Rural (COLPOS,2000), con especialidad en Políticas de Población. Desde marzo de1993 es investigador de tiempo completo. Actualmente investigador Titular B de El Colegio de la Frontera Sur. Miembro del S.N.I. Nivel I desde el año 2001.

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