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Archivos de cardiología de México

versión On-line ISSN 1665-1731versión impresa ISSN 1405-9940

Arch. Cardiol. Méx. vol.74 no.3 Ciudad de México jul./sep. 2004

 

Discurso del Secretario de Salud Dr. Julio Frenk Mora durante la ceremonia de los 60 años de la fundación del Instituto Nacional de Cardiología "Ignacio Chávez", en las instalaciones del propio Instituto

 

Speech held by the Secretary of Public Health, Dr. Julio Frenk Mora, during the celebrations of the 60th Anniversary of the National Institute of Cardiology "Ignacio Chávez" at the facilities of the Institute

 

Muy buenos días a todas y a todos:

Señor Presidente de la República de los Estados Unidos Mexicanos Lic. Vicente Fox Quesada, Dr. Fause Attie Director General del Instituto Nacional de Cardiología "Ignacio Chávez", señor Senador Elías Miguel Moreno Brisuela Presidente de la Comisión de Salud y Seguridad Social de la Cámara de Senadores y egresado de este Instituto, Ing. Gilberto Borja Presidente de la Fundación Gonzalo Rio Arronte y Miembro del Patronato del Instituto, muy querida Sor Mary, distinguidos integrantes de la mesa de honor, señores Directores Generales de los Institutos Nacionales de Salud y de los Hospitales Federales de Referencia, distinguidas autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México, distinguidos profesores investigadores que nos visitan de otros países, apreciados médicos, enfermeras y demás trabajadores de este gran Instituto, colegas.

El 18 de abril de 1944 se escribió una de las páginas más brillantes en la historia de la medicina universal al fundarse el primer instituto de cardiología del mundo, precisamente cuando la humanidad se veía envuelta en un conflicto de crudeza nunca antes vista, cuando la guerra, como la expresión más brutal de la intolerancia consumía las esperanzas de millones de personas en todo el orbe, México se daba a la tarea de construir instituciones sociales para avanzar hacia el valor universal de la salud.

Esta visión de humanismo, de justicia y de solidaridad se debió a la visión de una generación excepcional de médicos mexicanos que forjaban en los Institutos Nacionales de Salud toda una nueva forma de concebir, organizar y practicar la atención médica, la investigación científica y la educación superior, una de las luces más brillantes de esa generación sin par fue el maestro Ignacio Chávez. La medicina no ha experimentado un cambio tan profundo como el ocurrido durante el medio siglo que se extiende desde el momento que el maestro Chávez inició la tarea de crear las instituciones de la medicina moderna en México hasta su muerte en el mes de julio de 1979.

La biografía profesional de Ignacio Chávez es la historia de la medicina mexicana del siglo XX. Como clínico excelso, como investigador ambicioso, como profesor dedicado, como rector universitario, como pensador humanista y como innovador de instituciones, Ignacio Chávez supo entender y en muchas ocasiones anticipar su época histórica para elevarlas exigencias que ésta imponía a sus máximos niveles, dentro y fuera del país.

Gracias a esa visión y al trabajo incansable que ella inspiró, se produjo una transformación de raíz en el ejercicio médico. El hospital pasó de ser una Institución relativamente indiferenciada, -todavía no hay un espacio de consuelo que la auténtica curación- a constituir el ámbito principal de una actuación médica con bases científicas.

Este cambio de paradigma, encontró su expresión más avanzada en los Institutos Nacionales de Salud de modo destacable el de Cardiología. Son incuestionables los progresos extraordinarios que este modelo ha producido a lo largo de seis décadas tanto en el avance del conocimiento científico, como en la proyección de la medicina mexicana hacia el ámbito internacional.

Además, los maestros fundadores de los Institutos Nacionales de Salud fueron grandes innovadores de la administración pública, en momentos en que pocos hablaban de la autonomía de gestión, ellos tuvieron la sabiduría de dotar a los institutos de personalidad jurídica propia para garantizar la estabilidad que les permitió concentrarse en su tarea de excelencia, y en momentos en que pocos hablaban de la participación de la sociedad civil, ellos establecieron la figura de los patronatos, que con el devenir de los años han sido un factor valiosísimo para movilizar el apoyo a los institutos.

Toda inauguración se convierte en un momento propicio, no sólo para hacer un recuento del camino andado, de los logros alcanzados y de las dificultades sorteadas, es además la oportunidad para fijar nuestra mirada en el horizonte, y trazar hacia el futuro la ruta que permita colocar a nuestras instituciones a la altura de los actuales desafíos y de los retos por venir.

En particular, los Institutos Nacionales de Salud están llamados a ser punta de lanza del esfuerzo por enfrentar los retos que derivan del envejecimiento progresivo de la población, el cambio en el perfil epidemiológico hacia padecimientos cada vez más complejos y costosos, la rápida innovación tecnológica y las expectativas crecientes de una población que con justicia demanda calidad en el tratamiento y en el trato.

Para responder a las exigencias de los nuevos tiempos, el gobierno del Presidente Vicente Fox ha puesto en marcha una profunda reforma estructural en sistemas de salud, que busca tres grandes propósitos: equidad, calidad y protección financiera.

Para poner a nuestro sistema de salud al día y a la vanguardia, contamos con el talento de decenas de miles de médicos, enfermeras, investigadores y otros trabajadores de la salud. Son ellos y ellas quienes hacen posible alcanzar las metas que la sociedad más valora: proteger la salud, prevenir la enfermedad y procurar una atención médica cada vez más efectiva, más segura y con pleno respeto a la dignidad de los pacientes y sus familiares.

En esta noble tarea contamos también con el apoyo invaluable de las organizaciones de la sociedad civil, y de las instituciones filantrópicas como la Fundación Gonzalo Rio Arronte, a la cual agradezco su nueva muestra de generosidad hacia las instituciones de salud.

Los equipos que en unos momentos más serán inaugurados por el Presidente de la República beneficiarán a miles de pacientes que cada año se atienden en este gran Instituto.

Señor Presidente, señoras y señores, la obra del maestro Ignacio Chávez y de todos aquellos que han dedicado su vida al Instituto Nacional de Cardiología enaltece el espíritu, porque demuestra que cuando nos lo proponemos las y los mexicanos somos capaces de llegar a las máximas alturas.

En instituciones como ésta se define la posibilidad real de una grandeza a nuestro alcance, el Instituto Nacional de Cardiología cumple 60 años y se renueva con más y mejor equipo, sí, pero también con aquella mística que el propio maestro Chávez apuntó en el momento mismo de su fundación al señalar y cito "un hospital no debe ser solamente un local amplio y cómodo, ni un equipo moderno, ni un grupo de sabios que prodiguen su ciencia, ni un centro de altas investigaciones, se necesita del aliento humano, la voz amiga, la palabra consoladora, hospital que tenga un pálido reflejo de lo dado, hospital donde los médicos y las enfermeras, además de su ciencia prodiguen su bondad" (fin de la cita).

Cuando una medicina así, basada en la excelencia científica, la conciencia humanista, y la actitud de servicio alcancen con sus beneficios a la población entera, se habrá asimilado en su totalidad el legado de Ignacio Chávez, ese legado generoso que siempre tendrá su modelo espléndido en el Instituto Nacional de Cardiología.

Muchas gracias y muchas felicidades.

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