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Espiral (Guadalajara)

versión impresa ISSN 1665-0565

Espiral (Guadalaj.) vol.22 no.64 Guadalajara sep./dic. 2015

 

Sociedad

 

Organización interna de los clubes de oriundos: un análisis desde el lugar de destino

 

Internal organization of Mexican immigrant associations: an assessment from the place of destination

 

Judith Pérez-Soria*

 

* Profesora de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas. Correo electrónico: perezsoria@gmail.com

 

Fecha de recepción: 23 de julio de 2014.
Fecha de aceptación: 05 de mayo de 2015
.

 

Resumen

Este trabajo documenta los procesos internos de organización de los clubes de oriundos formados por inmigrantes mexicanos en diferentes ciudades del estado de California. A partir del estudio de doce clubes, y mediante técnicas cualitativas, se da cuenta de la complejidad de esta forma de asociación y de las prácticas que realizan sus miembros para mantener operando estas asociaciones en Estados Unidos. El análisis subraya la importancia del lugar de destino para entender los límites y los alcances de los clubes. En este sentido, se discute con los estudios previos realizados desde las localidades de origen de los migrantes. Los hallazgos muestran que los clubes de oriundos son formas asociativas complejas que implican un alto costo organizativo para sus miembros, y espacios sociales que satisfacen un conjunto de necesidades sociales relacionadas con la permanencia de la población inmigrante.

Palabras clave: clubes de inmigrantes, inmigrantes mexicanos, organización interna, participación cívica, California.

 

Abstract

This paper analyzes internal process of Mexican inmigrants associations in different cities of California. The study is based on data collected from twelve first level associations or “clubes de oriundos”. Using qualitative techniques, we document the complexity of the internal organization of these associations, as well as the variety of individual and social efforts to keep them working. The research highlights the importance of the role played by the localities of destination in our understanding of the organization process of Mexican immigrants, as well as the possibilities of their collective actions. In this way, we discuss and complement the studies focused on Hometown Associations from the Mexican localities of origin. Our findings show that the “clubes de oriundos” are complex associations that impose a high organizational cost on its members, as well as spheres of sociability that members use to satisfy a set of social needs related to their position as immigrants.

Key words: Mexican hometown associations, Mexican inmmigrants, internal organization, civic participation, California.

 

Introducción

Los clubes de oriundos, formados en Estados Unidos por inmigrantes mexicanos, han aumentado paulatinamente desde la década de los sesenta. Sin embargo, el crecimiento más significativo de esta forma de asociación fue a principios del siglo XXI. Para 1995, Lanly y Valenzuela (2004) reportaban un total de doscientos sesenta y tres clubes, y para 2003 habían aumentado a seiscientos veintitrés. Tomando los datos del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME) en 1999 había cuatrocientos veintiocho clubes registrados y 10 años después, en 2009, un total de ochocientos catorce, ya para 2012 el número de clubes ascendía a 1 307, y se encontraban principalmente en los estados de California, Illinois y Texas (IME, 2012).

Este aumento reactivó el interés académico por las asociaciones de inmigrantes mexicanos, sobre todo en la última década. Los estudios sobre el tema han analizado los factores que hacen posible la organización de la población inmigrante; la importancia de las remesas, ahora en su versión colectiva, en el desarrollo de las localidades emisoras, y el contrapeso político que estos grupos de inmigrantes tienen a nivel municipal. Es decir, se ha analizado principalmente el impacto económico y político de los clubes de oriundos en México. Por otro lado, los estudios sobre los clubes en Estados Unidos están relacionados con la participación, y en ocasiones con la integración, de los inmigrantes en las estructuras sociales y políticas estadounidenses, pero tanto los clubes como las federaciones de clubes son analizados en una sola categoría —hometown association— que oculta las diferencias de cada forma de asociación.

La mayoría de estos estudios omiten el análisis de los procesos organizativos internos de los clubes que tienen lugar en las localidades de residencia de los migrantes que los forman. Esta dimensión es fundamental para entender los alcances y los límites de los clubes tanto en la sociedad de origen como en la sociedad de destino. Por tanto, este trabajo tiene como objetivo analizar los procesos de participación, organización y representación interna de los clubes formados por inmigrantes mexicanos en California, porque es uno de los estados con mayor población de origen mexicano, mayor número de clubes de inmigrantes, antiguos antecedentes de inmigración mexicana, y en donde surgieron los primeros clubes sociales en la década de los sesenta.

El estudio plantea que la contribución política, económica o social de los clubes, tanto en las localidades de origen como en las de destino, está relacionada con los procesos organizativos internos que enfrentan y resuelven las personas que participan en los clubes, por tanto, los procesos que ocurren en los lugares donde viven cotidianamente los inmigrantes tienen una importancia explicativa relevante, porque el lugar de residencia es el espacio social donde los miembros de los clubes generan los recursos, toman decisiones, organizan actividades para mantener vigente al club, y posibilitan la inversión en las localidades de origen.

El estudio es cualitativo, como la mayoría de los estudios sobre clubes de oriundos; con la excepción de los trabajos de Portes, et al. (2006) y Duquette-Rury y Bada (2013), y los resultados son parte de una investigación más amplia que se desarrolló como tesis de doctorado (Pérez-Soria, 2013). Los datos provienen del análisis de doce clubes que se encontraban vigentes cuando se realizó el trabajo de campo. Aunque todos los clubes aquí reportados pertenecen a alguna federación, la unidad de análisis de este trabajo son los clubes de inmigrantes mexicanos, cuya dinámica es diferente.

 

Los clubes de oriundos: una revisión de la literatura

Los estudios sobre los clubes de oriundos, formados por migrantes mexicanos en Estados Unidos, han abordado diferentes dimensiones. Una de ellas ha sido la conformación de los clubes, es decir, se han analizado los elementos que hacen posible la organización de los migrantes, por localidad de procedencia, tanto en poblaciones indígenas como en poblaciones mestizas (Velasco, 2002; Lanly y Valenzuela, 2004; Smith, 2006; Moctezuma, 2008).

Estos estudios tienden a coincidir en que la organización de los migrantes en clubes de oriundos se explica por la historia de la migración, las redes sociales previas y la identidad, elementos que se encuentran tanto en clubes antiguos, cuyos miembros provienen de los estados de Zacatecas, Jalisco y Michoacán, como en clubes formados por personas procedentes de estados con migración reciente, como el Estado de México, Veracruz o Hidalgo (Vega, 2004; Zamudio, 2004; Escala, 2005b).

Por ejemplo, Velasco (2002) explica el surgimiento de las organizaciones de migrantes mixtecos, triques y zapotecos, provenientes de Oaxaca, por: la tradición comunal fuerte, la politización de redes y de grupos informales, y la vinculación con el sistema sociopolítico del pueblo de origen, mientras que las asociaciones de migrantes procedentes de Zacatecas o Jalisco, cuyos miembros en su mayoría son mestizos, son explicadas por: la existencia de redes sociales fuertes, la identidad y el sentido de pertenencia, cuyos referentes comunes provienen del lugar de destino y del lugar de origen (Moctezuma, 2004; Lanly y Valenzuela, 2004).1

Otros trabajos incorporan la influencia directa de las políticas del Gobierno federal y estatal en la conformación de los clubes (Priego, 2011), pero esta variable explicativa es polémica, ya que también se asocia con el aumento del número de clubes registrados (García-Zamora, 2005; Duquette-Rury y Bada, 2013), y con la consolidación de los mismos (Rivera-Salgado, et al., 2005). Sin embargo, los trabajos de investigación coinciden en el registro histórico de los primeros clubes sociales en la década de los sesenta (García-Zamora, 2005; Rivera-Salgado, et al., 2005; Moctezuma, 2004, 2005; Lanly y Hamann, 2004).

Una segunda cuestión que se ha analizado es el tipo de actividades que realizan los clubes en las localidades mexicanas. Las investigaciones dan cuenta de dos dimensiones principalmente: la económica y la política. La primera se centra en la relación entre remesas colectivas y desarrollo. Sistemáticamente los estudios sobre clubes de migrantes reportan las actividades de gestión e inversión comunitaria mediante el Programa 3x1 para Migrantes2 y algunas otras formas no institucionalizadas (Vega, 2004; Moctezuma, 2004, 2005; Zamudio, 2004; Imaz, 2006; Bada, 2004; Faret, 2004; Delgado, et al., 2004; García-Zamora, 2005).

Los estudios de caso muestran diferencias que van desde clubes de migrantes que no decidieron el proyecto que iban a financiar (como el caso de Yucatán, reportado por Solís, 2008), hasta proyectos decididos sólo por el grupo de migrantes y con beneficios acotados a sus familiares (como en el caso reportado por Lanly y Hamann, 2004). En estos dos extremos se encuentra una diversidad de acciones y de formas de participación tanto de los miembros de los clubes como de los residentes de las localidades mexicanas.

Algunos clubes de migrantes no sólo participan en obras de infraestructura y en actividades filantrópicas, sino en campañas políticas, en la elección de candidatos y, en general, en la toma de decisiones a nivel local y municipal. Esto ha hecho posible el estudio de la participación política de los migrantes organizados en clubes en las localidades de origen. Las investigaciones en este tema se pueden clasificar en dos perspectivas: 1) aquella que hace énfasis en las características internas, tanto de los migrantes como de sus organizaciones, y 2) aquella que se centra en los factores externos o del contexto de origen de los migrantes.

Dentro de la primera perspectiva (interna) están los trabajos de Imaz (2004, 2006) y Moctezuma (2005, 2008). La primera autora describe una serie de características de la población emigrada, como el contacto previo con los Ayuntamientos, el número de emigrados (que repercute en la construcción de redes), el lugar de residencia concentrado en Estados Unidos, la utilización de los medios de comunicación, los intereses económicos de los emigrados y la condición migratoria. Por su parte, Moctezuma (2008) explica la diferencia en el nivel de participación política por las características de las organizaciones. Así, el autor identifica dos niveles de participación: el primero, propio de una organización más o menos formal, con reconocimiento en la comunidad de origen, como el club de oriundos, y el segundo, corresponde a grupos más consolidados, como las federaciones de clubes, que tienen mayor incidencia a nivel estatal e incluso federal.3

La segunda perspectiva (externa) sostiene que la participación de las organizaciones en las localidades de origen está directamente relacionada con el contexto expulsor. Portes, et al. (2006) hacen una comparación de organizaciones de inmigrantes, formadas en la costa este de Estados Unidos, y encuentran diferencias estadísticas en el tipo de asociación y en el perfil político según el país de origen de sus miembros.4 Por su parte, Escobar (2007) muestra que la relación política de los clubes de oriundos en las localidades está mediada por los sistemas políticos locales, por ello, algunas asociaciones refuerzan los mecanismos de la autoridad local y otras los cuestionan. Cabe señalar que los estudios que analizan los factores externos ponen el énfasis en los contextos expulsores de los migrantes, es decir, en las localidades de origen.

Por otro lado, hay un conjunto de investigaciones centradas en el quehacer de los clubes y de las federaciones de clubes en Estados Unidos. Los trabajos de Zabin y Escala (1998, 2002), Escala (2004, 2005a) y Rivera-Salgado, et al. (2005) muestran que estas asociaciones, en Los Ángeles, realizan diferentes eventos para recaudar fondos (como bailes, comidas, rifas, charreadas o concursos de belleza), brindan información a sus miembros para obtener la residencia, la ciudadanía estadounidense o el acceso a servicios y participan en algunas actividades públicas en temas de inmigración.

Los primeros estudios sobre la participación política de los clubes de oriundos y de las federaciones de clubes o hometown associations (HTAS) en Estados Unidos5 muestran poca incidencia política en la década de los noventa. Zabin y Escala (1998, 2002), pioneros en el tema, dan cuenta de la activa participación de los migrantes, en 1994, en contra de la Proposición 187 en California, como un acontecimiento excepcional que no generó continuidad en la participación política por el aislamiento y el localismo de estas asociaciones.

Posteriormente, otro conjunto de estudios más recientes documentan las actividades en defensa de los derechos humanos y de los inmigrantes, la participación en marchas, boicots, reuniones, y los eventos políticos con otras asociaciones civiles estadounidenses (Escala, 2004; Rivera-Salgado, et al., 2005; Bada, 2007). Estos trabajos tienden a coincidir en que la visibilidad de las hometown associations está aumentando en las localidades estadounidenses, superando el aislamiento y el localismo que las caracterizaba en la década de los noventa. Y plantean que la agrupación de los clubes de oriundos en asociaciones de segundo nivel, como federaciones de clubes, asociaciones de clubes y confederaciones, es parte del fortalecimiento organizativo interno que rompe el aislamiento de los clubes, los vincula con otras organizaciones en Estados Unidos y amplía sus objetivos más allá de la localidad de origen.

Finalmente, Viramontes (2008) y Ramakrisshnan y Viramontes (2010) analizan la participación cívica y política de estas asociaciones en comparación con otras asociaciones de Estados Unidos. Las autoras afirman que la población organizada en grupos tiene diferentes recursos, habilidades y contactos sociales. Por ello, la visibilidad pública y el peso político es variable, y constituyen elementos de estratifi-cación entre organizaciones, de tal manera que la participa-ción cívica y política ocurre en condiciones de desventaja estructural para las asociaciones de inmigrantes.

Hasta aquí hemos sintetizado los hallazgos de los estudios de clubes de migrantes mexicanos. El avance y la profundidad del conocimiento en cada dimensión es variable, pero se ha puesto mayor atención en los procesos que posibilitan la formación de los clubes y en las actividades (económicas y políticas) que los migrantes organizados realizan en las localidades mexicanas, con especial énfasis en el Programa 3x1 para Migrantes. Por tanto, se ha sobredimensionado el peso explicativo que tienen los procesos de y desde el lugar de origen, olvidando la influencia que tiene el lugar de destino: lugar de asentamiento donde transcurre la vida cotidiana de los inmigrantes y donde resuelven los problemas de acción colectiva.

 

Metodología

Los datos del presente estudio provienen del análisis de doce clubes de oriundos formados por migrantes de los estados de Chiapas, Jalisco y Zacatecas. La información se obtuvo mediante técnicas de investigación cualitativa como la entrevista a profundidad, la entrevista semiestructurada y la observación (participante y no participante). Todas las personas entrevistadas fueron contactadas mediante una federación, por lo que la información no refleja las experiencias de los grupos no federados.

Los datos que se presentan provienen de entrevistas realizadas a siete hombres y cuatro mujeres, comprendiendo tanto a representantes de las diferentes mesas directivas como a miembros en general de los clubes. Las entrevistas varían en duración entre 45 minutos y 3 horas. El trabajo de campo se realizó de mayo a octubre de 2012 en diferentes ciudades de California, ciudades donde vivían los miembros de los clubes entrevistados o donde se reunían. En este periodo además se sistematizó la información obtenida en las reuniones y en los eventos organizados por los miembros de los clubes. Toda la información fue interpretada mediante la técnica de análisis de contenido.

 

Contexto y formación de los clubes de inmigrantes

La población mexicana inmigrante que radica en Estados Unidos muestra una tendencia a organizarse en clubes deportivos, sociales y culturales desde la década de los sesenta. Los clubes actuales son formados por inmigrantes provenientes de una misma localidad y se han denominado como “clubes de oriundos”. Dicha categoría, en ocasiones, incluye o traslapa a los clubes sociales, deportivos o culturales.

Los clubes de oriundos, como han reportado los estudios previos, se dedican principalmente a organizar, financiar y gestionar proyectos sociales y de infraestructura en las localidades de origen de sus miembros. Para ello, realizan un conjunto de actividades recreativas en los diferentes lugares de residencia. Los clubes se van formando en los grupos de interacción social como los equipos de deportes, las familias o los conocidos (procedentes de un mismo lugar). Algunos de estos grupos se convierten en clubes de oriundos porque: 1) surge una inquietud entre la población inmigrante de realizar alguna obra en México, o 2) surge una inquietud desde los habitantes de la localidad de origen, quienes hacen una solicitud a las personas que se encuentran viviendo en Estados Unidos; esta iniciativa puede ser individual o grupal:

[…] yo iba a mi rancho cada año, ¿verdad? Voy tres veces al año cuando puedo, cuando no, dos, y cuando puedo hasta cuatro. Entonces, yo en agosto me voy todo el mes o mes y medio de vacaciones, y ese año me estaban comentando unas personas, de allá del rancho, que allá en Estados Unidos había un Programa que se llamaba 3x1 y que sería bueno que alguien, de los que venimos para acá, de los migrantes, que hiciéramos algo. Entonces, yo dije: “Yo nunca he oído —le dije— pero voy a investigar. Yo, cuando llegue para allá, investigo y a ver qué se puede hacer” (entrevista personal, 7 de octubre de 2012).

En los clubes analizados, y en los que reportan otros trabajos,6 esta solicitud o inquietud posibilita la formación del club porque se formaliza la organización, la participación y el compromiso del grupo de conocidos, amigos o familiares, y con ello se transita del envío de remesas individuales al envío de remesas colectivas, aunque ambos tipos de recursos provienen del salario de los migrantes.

La antigüedad de los clubes y la dinámica interna que se encontró hizo posible la elaboración de una tipología que recoge la diversidad de procesos y motivos de la organización en los casos estudiados: algunos clubes empezaron desde la década de los setenta, antes de que la figura asociativa de “federación” se formalizara (tipo 1), otros comenzaron a trabajar solos y posteriormente solicitaron su ingreso a alguna federación ya consolidada (tipo 2), otros se formaron al mismo tiempo que se inscribieron a una federación (tipo 3), y otros más se crearon para poder constituir una federación (tipo 4).7

 

Tipo 1: clubes sociales

Los clubes más antiguos que se encontraron realizaban actividades de recreación desde la década de los setenta, como bailes o fiestas; eran los primeros clubes sociales y contaban con una alta participación de la población mexicana que, en su mayoría, era de primera generación, es decir, integrada por individuos nacidos en México. Sin embargo, otros trabajos reportan clubes desde la década de los sesenta (Moctezuma, 2008; Sánchez y Jiménez, 2011).

Ah, cuando estaba yo en, por ahí en, la edad de los dieciséis años, diecisiete, todavía estaba en la high school cuando un tío mío formó el Club Atolinga: Social Atolinga. […] Lo fundaron con unos cofundadores. Eran como unas ocho personas y formaron la mesa directiva; yo no era miembro de esa mesa directiva porque todavía era menor de edad, ¿verdad?, y no, no ponía mucha atención […] Y en los bailes les ayudábamos a cobrar, en la puerta, las entradas de los bailes, en los bailes que se hacían para recaudar fondos (entrevista personal, 21 de agosto de 2012).8

Estos clubes realizaban actividades de recreación sociocultural en Estados Unidos —interés que sigue siendo central en los clubes actuales— y algunas obras de infraestructura en las localidades de origen con el dinero recaudado. Los clubes aportaban el total de los recursos necesarios para la obra y contaban con una alta participación de la población inmigrante de diferentes localidades mexicanas de procedencia, porque eran pocos los eventos de recreación que se realizaban.

Para la década de los setenta, la migración mexicana había aumentado considerablemente como resultado del Programa Bracero. La población inmigrante era principalmente masculina, sin embargo, algunos estados como Zacatecas, Jalisco, Michoacán y Guanajuato reportaban migración familiar desde la primera mitad del siglo XX, por lo tanto, para la década de los setenta ya tenían patrones de asentamiento familiar.

Pasa que mamá es nacida acá, pero criada en México, y pues toda su vida la hizo allá, pero llegó un momento en que las cosas estaban muy difíciles para la familia pobrecita, nuestro humilde nivel de vida, pues, era muy pobre. Entonces, ella le empieza a insistir a papá que la deje venir, porque ella tenía dos hermanos acá [en Estados Unidos], que la dejara venir para acá, para empezar a trabajar, ganar un poco de dinero y luego llevarle, traérselo a él, y al fin papá accedió y ya se vino. Se vino [ella] por todo un año y al año lo llamó. Entonces así fue el proceso: arregla él, luego como al año nos trae a mí y a dos hermanos, y al otro año trae a las otras dos [hermanas] (entrevista personal, 16 de agosto de 2012).9

Este tipo de migración es importante, porque la familia es fundamental para la asociación de migrantes en clubes sociales y de oriundos,10 porque, por un lado, la organización de las actividades de recreación y de recaudación de fondos requiere de la división del trabajo11 y, por el otro, la familia demanda espacios de recreación y socialización distintos a los espacios de recreación individual:

[…] o sea, señores lo llamaban [a mi papá] y lo invitaban: “Ahí va a haber kermés o comida de Tonaya”, y pues íbamos. No sé si por él o por mi mamá, porque mi papá casi nunca [estuvo en Tonaya], porque se casaron y vivieron en el rancho, pero después mi mamá se fue a vivir a Tonaya y es cuando ya nací yo. Entonces, la que tiene más conocidos de Tonaya es mi mamá. Las señoras le decían: “¡Ay, Licha, ven!, que vamos a hacer una kermés”. Entonces era ya cuando mi papá nos llevaba a todos, pero [nos] contactaban por medio de mi mamá, porque era la que conocía más gente de Tonaya (entrevista personal, 20 de octubre de 2012).

En la mayoría de los testimonios hay una presencia fuerte de las relaciones familiares, tanto de la familia nuclear como de la extensa, sin embargo, en los clubes actuales la organización interna se centra en los matrimonios más que en la familia nuclear. Los matrimonios tienen una activa participación como organizadores, mientras que los hijos (segunda generación y más) asisten y consumen en los eventos.

 

Tipo 2: clubes de oriundos

La formación de los clubes de oriundos es más notable a fines de la década de los noventa. Ocurre cuando la figura asociativa de “federación” ya estaba consolidada sobre todo en los casos de Zacatecas y Jalisco, y en un contexto político mexicano diferente. Como se ha descrito anteriormente, los primeros clubes sociales realizaban obras de infraestructura en las localidades mexicanas, y lo hacían aportando el total del costo de la obra:

Cuando estaba el club, que hacía proyectos, era directo [sic] al uno por uno, o sea, al cien por ciento [financiado] por el club. No había [programas] 2x1 ni 3x1. Si hacían proyectos, había que mandar todo el dinero del club, y en aquel tiempo era más fácil porque todo era más barato y toda la gente estaba fresca, hacías un evento y llegaba toda la gente al evento, y ahorita ya no (entrevista personal, 21 de agosto de 2012).

Las federaciones comenzaron a hacerse atractivas para los grupos y clubes, por la posibilidad de obtener recursos gubernamentales y, con ello, reducir la parte del financiamiento que aporta el club. Participar en una federación se convertiría en el mecanismo para obtener financiamiento gubernamental, sobre todo para los clubes zacatecanos, porque fueron los primeros en lograr la participación del Gobierno estatal en el financiamiento de los proyectos:

Nosotros nos formamos en el noventa y tres, 1993, pero entramos a la federación en 1994 […] Ya nos metimos a la federación y ya fue otro pensar, dijimos: “No, es que aquí estamos aportando todo el cien por ciento para esto, ¿por qué no nos metemos a la federación? Y, a la mejor [nos apoyan], he oído que era el [Programa] 2x1 —en ese tiempo—, siquiera que nos ayuden con la mitad. ¡Metámonos! ¡Vámonos!”, y nos metimos (entrevista personal, 8 de julio de 2012).

Los clubes de oriundos formados después de los noventa (tipo 2) se crearon con la intención de hacer alguna obra social o de infraestructura, independientemente de cualquier agrupación de segundo nivel como las federaciones, y en el proceso de organización y gestión se enteraron de los programas estatales de cofinanciamiento, antecedentes del actual Programa 3x1 para Migrantes.12

En la década de los noventa, la política mexicana, a nivel federal, cambió y se diseñaron un conjunto de programas de acercamiento con la población emigrada, tales como la ampliación de la red de consulados principalmente en Estados Unidos, la creación del Programa para las Comunidades de Mexicanos en el Exterior (PCME, de 1989 a 1990), el Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME, en 2002 y vigente hasta la actualidad), y el Consejo Consultivo del IME. Así mismo, se aprobó la Ley de no renunciabilidad a la nacionalidad mexicana (en 1998), y la Ley del voto mexicano en el exterior (que posibilitó el voto en las elecciones de 2006).13

Fue en este periodo cuando el número de clubes de oriundos formados en Estados Unidos aumentó considerablemente (Lanly y Valenzuela, 2004; Valenzuela, 2007), pero su crecimiento más significativo ocurrió después de 2002, cuando el Programa 3x1 para Migrantes se convirtió en un programa federal (Duquette-Rury y Bada, 2013).

 

Tipo 3: clubes federados

Estos clubes se forman al mismo tiempo que se inscriben a una federación, porque quieren realizar algún proyecto en la localidad de origen mediante el Programa 3x1 para Migrantes. Es una situación parecida a los clubes anteriores (tipo 2), sólo que las actividades de estos clubes comienzan con la inscripción a una federación y no tienen experiencia previa: reciben una solicitud de la comunidad o tienen un interés entre migrantes, buscan información, reúnen los requisitos para poder participar en el Programa 3x1 y se inscriben a alguna federación:

Pues ahí empezamos a platicar lo que hacía falta, pos [sic] que sí, que todos [decían] que sí, que esto y que lo otro, unos querían y unos que no querían. Total, ahí formamos la mesa directiva. No estaba informado, así que venimos al consulado, vine al consulado a pedir información de esto, y resulta que ahí en el consulado estaba el, ¿no sé si sería tesorero o qué? Estaba Efraín […] en el consulado, había una doctora ahí también. Ahí me informé, y ahí estaba Efraín en esa reunión y [la doctora] lo llamó y ya le dijo: “Mira este muchacho está buscando la Federación de Clubes Zacatecanos”. “Cómo no, pues bienvenido, yo los llevo ahorita”, y nos vinimos, siguiéndolo, aquí [a las oficinas de la federación] para ver donde estaba, pues traíamos nosotros ya para pagar la inscripción del club (entrevista personal, 10 de septiembre de 2012).

Para participar en el Programa 3x1 para Migrantes, actualmente se requiere de la “toma de nota”, que es una constancia que avala la formación del club (o de la federación), emitida por el consulado,14 y con ello el consulado toma un papel activo en la formación de los clubes de oriundos y en el registro de los mismos.

La diferencia fundamental con los clubes anteriores (tipo 1 y 2) es que este tipo de clubes (tipo 3) está directamente influido por las normas del Programa 3x1 para Migrantes, y por los criterios que las federaciones establecen, y tiene objetivos concretos (realizar algún proyecto en la localidad de origen), así que sus actividades están centradas en la ejecución de dicho proyecto. Posteriormente, el club puede permanecer, si es que sus miembros tienen interés en realizar algún otro proyecto. Si no es así, las probabilidades de que se disuelva son altas.

 

Tipo 4: clubes para formar federaciones

Finalmente, los clubes tipo 4 son más recientes y se constituyen para formar una federación. Las personas interesadas en formarlos conocen las experiencias de las federaciones más antiguas, como los casos de Zacatecas, Jalisco o Durango, y utilizan los mismos mecanismos organizativos para obtener: a) representación ante las autoridades mexicanas, incluyendo al consulado, y b) recursos del Gobierno federal, estatal y municipal mediante el Programa 3x1 para Migrantes, tanto para realizar proyectos de infraestructura en la localidad de origen como para proyectos de inversión productiva.15

Estos clubes siguen los criterios que marca el consulado, por ejemplo, reunir un mínimo de personas con matrícula consular para formar un club, contar con cinco clubes de oriundos para formar una federación y tramitar la toma de nota de la federación y de los clubes que la conforman. Todo esto se realiza en las oficinas del consulado.

A mí alguien, un familiar mío, me explicó del proyecto, que andaba haciendo unos proyectos para que te ayudaran allá en Chiapas, que no sé qué, y que ellos andaban haciendo un grupo de diez personas que iban a hacer un negocio allá. Entonces, le dije: “¿Y qué necesitas?” Dice: “Lo que pasa es que no encuentro las diez personas —dice—. Todavía me faltan como cuatro o cinco personas”. Entre ellos mismos eran como cinco y les faltaban cinco. “Mira —le dije—, no te preocupes, ¿quieres mi [matrícula] consular? Yo te lo [sic] voy a dar” (entrevista personal, 10 de agosto de 2012a).

El Programa 3x1 para Migrantes en particular, y las políticas mexicanas con la comunidad en el exterior en general, están relacionados con el aumento de los clubes de oriundos después de 2002 en Estados Unidos, sobre todo del tipo 3 y 4, pero, como hemos mostrado, los clubes tienen diferentes procesos organizativos y, en consecuencia, la influencia de las políticas gubernamentales implementadas es diferencial.

Los clubes del tipo 1 se formaron mucho antes de que se diseñaran e implementaran estas políticas y programas gubernamentales. Son grupos que han trabajado de manera independiente por lo menos durante tres décadas, y en algunos casos sus miembros son los que se oponen a los criterios actuales del Programa 3x1 para Migrantes:

Bueno, es muy bonito y es muy romántico, y tengo mucha admiración por ese Programa, […] pero dígame usted, si nosotros mantenemos al pueblo. Mi pueblo no recibe beneficios del petróleo, más que de los puros mojados, ¿usted cree que no tenemos derecho a que nos hagan banquetas, a que nos hagan escuelas? Igual que todos pagamos, mantenemos [a] nuestras familias, pagamos impuestos por nuestras propiedades y pagamos a tiempo, creamos empleo porque hacemos nuestras casas, o sea, ¿[acaso] somos una economía sin derechos? ¿Necesitamos el 3 por…? ¡No!, necesitamos decirle al Gobierno: “Queremos que nos haga una banqueta, porque ya nos cansamos de pagar impuestos y no recibimos ni un beneficio” (entrevista personal, 19 de agosto de 2012).

En el caso de los clubes tipo 2, estos tienen menos antigüedad que los del tipo 1, menos años de trabajar de manera independiente. Su participación en el Programa 3x1 ha reducido los costos de financiamiento de los proyectos y su formación no está relacionada con las políticas gubernamentales de acercamiento, porque —al igual que los clubes del tipo 1— se formaron antes de la institucionalización a nivel federal del Programa 3x1 para Migrantes.

Los clubes de reciente formación (tipo 3 y 4) han desarrollado todas sus actividades bajo los lineamientos de las políticas públicas mexicanas, y probablemente sus actividades están definidas por esta relación, pero la dinámica interna de cada club es mucho más compleja, y es la ejecución del mismo Programa 3x1 para Migrantes la que genera conflictos entre autoridades y clubes de migrantes.

Si bien podemos decir que los clubes de reciente formación, cuyos miembros tienen menos experiencia migratoria y asociativa en Estados Unidos, tienen mayor probabilidad de estar influidos por las políticas gubernamentales mexicanas y por las autoridades (Priego, 2011; Duquette-Rury y Bada, 2013), estas últimas están más interesadas en los grupos con mayor antigüedad, membresía y visibilidad política.16

 

Perfil de los migrantes que participan en los clubes

En los diferentes tipos de clubes se encuentra una membresía compuesta por migrantes sin documentos, con residencia y con ciudadanía estadounidense. Aunque la mayor parte de los migrantes que tienen documentos se encuentran en los clubes más antiguos (del tipo 1 y 2), también se pueden encontrar migrantes con documentos en los clubes de reciente creación, pero provenientes de estados con una antigua tradición migratoria como Jalisco y Zacatecas, ya sea porque sus padres radicaban en Estados Unidos y les tramitaron su documentos, o porque regularizaron su situación migratoria con la Ley de reforma y control de la inmigración (IRCA, por sus siglas en inglés).

La antigüedad de la residencia de los migrantes en Estados Unidos también varía de acuerdo al estado mexicano del que provienen las personas que participan en los clubes. Es decir, en el caso de aquellos estados con una migración centenaria (Jalisco y Zacatecas) encontramos miembros que llevan hasta 49 años viviendo en Estados Unidos, mientras que en los clubes formados por migrantes procedentes de Chiapas (migración reciente) las personas con mayor antigüedad tienen 20 años de residir en ese país. Sin embargo, en todos los grupos los inmigrantes que participan directamente en los clubes tienen más de 10 años de residencia en Estados Unidos. En este sentido, sostenemos que los clubes son asociaciones que reúnen a migrantes más o menos establecidos que han solucionado las necesidades básicas del asentamiento. Los clubes no son espacios sociales que provean información sobre trabajo o vivienda, como sostienen Ramakrishnan y Viramontes (2010), sino espacios de interacción social que cubren otro tipo de necesidades como la recreación, el esparcimiento, la convivencia y la ampliación de redes de amigos y conocidos.

Pero siempre agarrábamos ese evento y se vendía algo: cerveza, refresco, comida, y si alguna persona tenía un familiar se le daba algo, o algo así. Era para beneficio de cualquier cosa, ¿no?, pero lo que nos importaba a nosotros era la diversión, llegar, juntarnos, hacer relajo, cantar, gritar, correr, jugar. Era algo bonito, pues (entrevista personal, 10 de agosto de 2012b).

Los migrantes que participan en los clubes han cubierto las necesidades básicas del asentamiento, como la vivienda o el trabajo,17 y tienen un excedente económico que posibilita la inversión de recursos en actividades filantrópicas. Por tanto, los clubes de oriundos no son espacios sociales que faciliten el asentamiento de los nuevos migrantes, sino la permanencia de los inmigrantes.

La escolaridad de los miembros de primera generación también es una característica variable. Si bien es cierto que la población inmigrante mexicana, en general, tiene bajos grados de escolaridad, y que esta característica se refleja en la población que se organiza en clubes —al igual que la distribución por sexo—, internamente hay personas que tienen primaria incompleta o completa, secundaria, preparatoria, estudios técnicos, algunos años de licenciatura (cursados en México), college o carreras técnicas estudiadas en Estados Unidos. Quizá los primeros clubes tenían miembros con un perfil predominantemente rural, sin escolaridad e hispanohablantes, como afirman Portes, et al. (2006), pero hoy en día hay mayor diversidad en las características sociodemográficas:

[…] tenemos gente de todo, de todos los niveles, procedentes de México, de provincias, de la ciudad, profesionales. Al principio esto se originó con gente campesina […] Cuando esto se comenzó a diversificar con diferentes niveles sociales de gente ya profesional, con, también, con mujeres y hombres, entonces esto se comenzó [a] hacer más complejo (entrevista personal, 19 de agosto de 2012).

Los individuos que participan son cada vez más heterogéneos. A pesar de que los clubes son asociaciones de inmigrantes mexicanos (sobre todo de primera generación), sus integrantes no son iguales en condición migratoria, escolaridad u ocupación. Esta última característica incluye tanto a empleados como a empleadores, jubilados, empresarios, trabajadores de la industria, de los servicios o del sector inmobiliario. Lo único que comparten es que no son personas recién llegadas a Estados Unidos, puede ser que el club sea de reciente formación, pero las personas (hombres y mujeres) que participan en este tipo de asociaciones llevan al menos 10 años residiendo en Estados Unidos.

 

Formas de participación: la centralidad de la familia

Para las actividades de recaudación de fondos, los miembros de los clubes requieren de la división del trabajo. Dicha división conjunta dos tipos de relaciones: las derivadas de las actividades en la mesa directiva (presidente, secretario, tesorero), y las que provienen de las relaciones de parentesco. Como han reportado otros trabajos, la membresía formal que aparece registrada en los clubes, que asiste a juntas, desempeña algún puesto de representación y cumple con los requisitos formales es sobre todo masculina (Duquette-Rury y Bada, 2013), pero al interior, en la organización de las actividades y eventos, la participación involucra a la población femenina. De ahí la importancia de un tipo de migración familiar para la consolidación de esta forma de asociación, porque: a) la familia requiere de espacios de esparcimiento y recreación, y b) la organización interna del club se basa en las relaciones familiares.

En la organización de los eventos para recaudar fondos se involucran directamente las personas que tienen algún cargo en la mesa directiva y sus cónyuges. En términos formales pueden estar ambos esposos registrados o no, dependiendo de la disponibilidad del tiempo libre y de la edad de los hijos, pero en la parte operativa de las actividades participan ambos. Este es un primer nivel de participación que corresponde a la membresía del club (formal y de facto), y consiste en organizar las actividades de recaudación de fondos y en gestionar los proyectos para la localidad de origen.

Los que estamos en la [mesa] directiva somos diez, que son [sic] los que trabajamos. Si vamos [a] hacer un evento, somos los que andamos ahí invitando, y ya la gente nos acompaña, ¿no? Y en el evento, cobrando; si hacemos comida, pues a servirla y todo. Nosotros mismos donamos la comida para venderla y así, bebidas y todo, o hacemos algo en el parque también hay que atender, hay que, tienes que trabajar. Pero somos diez que siempre hemos estado ahí enfrente (entrevista personal, 16 de agosto de 2012).

Además, hay un segundo nivel de participación en las actividades del club, que incluye a personas del mismo pueblo, o incluso de otros lugares, que concurren a los eventos pero no los organizan, sino que contribuyen asistiendo y consumiendo los productos que ahí se venden. De esta forma, aportan recursos para el proyecto que se pretende realizar.

La participación directa como organizadores de los eventos y el seguimiento del proyecto a realizar en la localidad de origen son labores del grupo que conforma la mesa directiva y de sus familiares más cercanos. Estos son grupos pequeños que convocan a un grupo mayor de gente, pero las personas que asisten a los eventos no son parte de la membresía del club, sino que son invitados que consumen y gastan sus recursos en dichas actividades.

Pues de los que trabajan trabajan, son como unos treinta. No son muchos de los que trabajan. Toda la demás gente son [sic] gente que la invitas a comer, la invitas a eso y va. Ahí cuento como unas doscientas [personas], pero treinta son los que [ayudan cuando] hay que hacer chile, hay que hacer pozole, hay que hacer menudo, hay que hacer birria, hay que hacer baile (entrevista personal, 8 de julio de 2012).

En los clubes hay estas dos formas de contar el número de personas que se involucran y que cooperan: los que organizan (“los que trabajan”) y los invitados (los que consumen). Los fondos que se recaudan provienen de la conjunción de estos dos tipos de participación. Dentro de los que consumen se encuentran familiares, conocidos, amigos, hijos y nietos de los organizadores.18

Y cada uno de nosotros manejamos un grupo de familias. Por ejemplo, yo soy de una familia bastante grande, tengo tres tías, dos tías, primos, somos cincuenta. Entonces cada uno de nosotros tiene ese núcleo, y cuando hacíamos los eventos, pues nosotros traíamos nuestra gente y ese era el grupo, los grupos que teníamos (entrevista personal, 19 de agosto de 2012).

Las actividades de los clubes para recaudar fondos son diversas e incluyen diferentes niveles de participación, tanto de la familia como de los conocidos de la misma localidad de origen, del mismo estado, o conocidos de otros estados que viven en California, pero el soporte social más fuerte proviene de los lazos de parentesco, tanto para organizar como para obtener recursos:

[…] todos los demás sí tienen su familia, pero yo creo que [a] quien más [ayudan] o yo los jalo a fuerza, pero todos me ayudan muchísimo. Una hermana mía es buenísima cocinando, entonces ella me hace el pozole o sopitos [sic] o algo. Mi hermano tiene un negocio. Él renta todo [el] equipo para fiesta, entonces él siempre, gratis, nos presta todas sus cosas, y va y me las pone. Y otro hermano me ayuda que a vender la cervecita o refresco, o una de mis hermanas cobrando. Todas siempre me ayudan o me donan (entrevista personal, 20 de octubre de 2012).

La participación familiar es más intensa en las actividades como comidas, bailes, desayunos y kermeses, pero hay otro tipo de actividades que también se realizan para recaudar fondos y que requiere de menor participación directa familiar, como la venta de cupones de comida, viajes y rifas:

Club Santa Rosa y Gertrudis invitó a un torneo de voleibol en la ciudad de Anaheim el día 16 de marzo a las 9:00 a.m. […] El club Huisquilco invitó a un torneo de baraja. Martin Pérez de Club Manalisco invitó a un viaje a Laughlin y el Gran Canyon de Arizona. $200.00 por persona, incluye hotel, desayuno, los días 25, 26 y 27 de mayo. Griselda Padilla y Elizabeth Arreola Padilla del Club Cañadas invitaron a un torneo de golf y una kermés el día 23 de marzo (FCJSC, 2013).

El dinero que recauda el club se utiliza para cubrir los costos que genera el estar inscrito en una federación, para financiar los proyectos —sociales y de infraestructura— que se realizan en la localidad de origen o para seguir realizando eventos de recaudación de fondos. Esto abre dos dimensiones más que definen la dinámica interna del club: la diversidad de las fuentes de financiamiento y la rendición de cuentas.

 

Fuentes de financiamiento y relaciones sociales

La relación con los beneficiarios de los proyectos, es decir, las personas o los grupos de la localidad de origen, depende de las fuentes de financiamiento para las obras de infraestructura o sociales. Por ejemplo, algunos clubes sólo realizan actividades para cubrir los costos de membresía en la federación, pero el financiamiento de los proyectos proviene de la aportación individual de los socios del club:

[…] también en casas a veces hacemos comida, invitamos a desayunar en domingo. No va mucha gente, pero sí tenemos unas cuarenta, cincuenta personas de todo. Si ya cada quien deja los diez dólares, ya tenemos quinientos dólares, algo así por el estilo, y eso es lo que nos ayuda, pues, a generar los fondos, porque hay gastos también aquí para la federación, para pertenecer aquí (entrevista personal, 16 de agosto de 2012).

Hay otros clubes cuyo financiamiento total proviene exclusivamente de las aportaciones individuales que hacen los miembros que lo conforman. Es decir, no realizan eventos para recaudar fondos, ni restringen los mecanismos de ayuda a la población, de la localidad de origen, al Programa 3x1 para Migrantes:

[…] regresamos nuevamente a la federación ya con otro nombre, pero ya no hacemos eventos ni nada, […] nosotros ayudamos a jóvenes incapacitados o que necesitan operaciones, o que, [damos] ayuda directa, no es a través de la federación, ni del 3x1, es directa: ¡Prum, pronto, papas! En un mes nos llega una solicitud y ni la analizamos. Si tenemos dinero lo hacemos, si no, lo platicamos, lo juntamos, lo aportamos, y se acabó (entrevista personal, 19 de agosto de 2012).

Otros clubes realizan actividades para cubrir los requisitos de pertenencia a la federación. Además, gestionan y establecen contactos con conocidos en Estados Unidos que se traducen en recursos materiales para la localidad de origen, pero parte del financiamiento es aportado por el grupo de personas, de la localidad de origen, que está interesado en el proyecto social o de infraestructura:

Entonces nosotros cumplimos con eso, para que las escuelas allá junten su dinero, porque no todo se les da aquí, sino que ellos muchas veces trabajan y juntan el dinero. Pero con lo que nosotros hacemos aquí tienen acceso, ellos, a agarrar una parte de dinero. Y a veces sí podemos juntar algo y a veces no. Y cuando hemos podido juntar algo les damos dinero (entrevista personal, 11 de julio de 2012).

Estos clubes cumplen con todas las obligaciones, para tener todos los beneficios que brinda la federación, sobre todo el acceso al Programa 3x1 para Migrantes, pero cuentan con una alta participación de los beneficiarios, los cuales realizan actividades de recaudación de fondos en México.

También hay un tipo de club, denominado “club aval”, que únicamente cumple con los criterios formales del Programa 3x1 para Migrantes, es decir, no tiene mayor compromiso —ni injerencia en la toma de decisiones locales— que el de firmar las “formas” de los proyectos que el presidente municipal propone. No otorga el 25% del costo de la obra, sino que este porcentaje es cubierto también por la Presidencia Municipal.

 

Elección de representantes y rendición de cuentas

Priego (2011) sostiene que los clubes no tienen mecanismos internos de rendición de cuentas y que, aunado a la baja rotación de las personas en los puestos directivos, son asociaciones con limitado desarrollo democrático. Sin embargo, los resultados de este estudio dan cuenta de la diversidad de los procesos internos de elección de los representantes de los clubes y de dos mecanismos de rendición de cuentas, que se explicarán más adelante.

En algunos casos, los clubes reúnen los requisitos mínimos de conformación, los miembros de la mesa directiva constituyen el total de miembros activos del club, y las personas que ocupan los cargos formales permanecen en estos por varios periodos. Otros clubes tienen mayor número de socios activos, lo que permite la rotación de los puestos. Además, cuentan con estatutos internos y elecciones periódicas. Y otros clubes, sumado a lo anterior, tienen registro 501 (c)(3), que es el registro oficial que regula a las asociaciones no lucrativas en Estados Unidos.

En cuanto a los mecanismos de rendición de cuentas, estos se pueden clasificar en dos: 1) aquellos derivados de la estructura formal del club de oriundos, y 2) aquellos derivados de la confianza necesaria para conseguir recursos y realizar proyectos. En el primero, están los informes que realiza el tesorero del club sobre el dinero recaudado y gastado. Estos informes se hacen en una reunión o se publican en algún espacio común, generalmente al finalizar el año o al término de una actividad importante:

[…] cada vez que se hace [un evento] se tiene que mandar un reporte, después de que pasa el evento, un reporte, publicarlo aquí: cuántos juguetes se compraron y cuánto dinero se gastó […] Nosotros tenemos un; como somos jardineros, tenemos un [lown] mower shop donde ponemos, donde la mayoría, no el cien por ciento, pero sí el setenta por ciento, va ahí a consumir […], ahí ponemos el corte de caja: cuánto se gastó, cuánto es lo que se hizo. Para que no digan: “¿Y qué pasó?, ¿dónde quedó?”. Entonces, si no hay reporte, pues queda a medias, queda en el aire, y cada año hacemos el reporte de los regalos navideños (entrevista personal, 8 de julio de 2012).

Este es un mecanismo interno que varía de acuerdo a las características del club, siendo más estricto en los clubes con registro 501 (c)(3) porque implica no sólo reportar ingresos y gastos a los miembros del club, sino al Servicio Interno de Impuestos (irs, por sus siglas en inglés).

El segundo mecanismo proviene de la confianza/desconfianza que generan las personas que gestionan y administran los recursos en: a) las personas que aportan recursos en las actividades recreativas (otros socios del club y asistentes a los eventos que viven en Estados Unidos), y b) las personas que viven en la localidad de origen. Las personas del club, sobre todo las que conforman la mesa directiva, requieren de credibilidad para realizar eventos, solicitar contribuciones y, posteriormente, ejecutar el proyecto en la localidad de origen.

No es tan fácil organizarse. ¿Por qué? Porque para poderse organizar, [las personas] necesitan tener[le] confianza al que anda adelante tanto allá como aquí. ¿Por qué? Porque si usted hace un club aquí, toda la gente que vaya a ir tiene que tener confianza de que usted no se va a quedar con el dinero, y es un problema bastante serio, que le confíen a usted [cuando diga]: “Voy a hacer una comida para hacer una obra”. […] Ahora, después de que usted ya hace la comida, ver que ese dinero, [en lo] que usted dijo que iba a hacer, [por ejemplo] un salón de múltiples eventos, ver que se aplique, si no se aplica [dirán]: “No, pues, no volvemos con esa señora”. ¿Por qué? “Porque no lo aplicó, nos dijo que iba a hacer una comida para hacer un salón y no se ve nada” (entrevista personal, 8 de julio de 2012).

La desconfianza sobre la administración del dinero recaudado disminuye la participación tanto de los socios del club como de las personas que contribuyen gastando sus recursos en los eventos, porque los productos se venden a un sobreprecio para obtener ganancias que se invierten, posteriormente, en los proyectos de la localidad de origen. Ninguna de las personas que aportan recursos estaría dispuesta a contribuir indefinidamente si no hay resultados. Es decir, si el gasto de los recursos no se refleja en algún proyecto de infraestructura o social en la localidad de origen, el club tiene problemas para continuar operando.

Por otro lado, la población que radica en las localidades de origen informa constantemente a sus familiares en Estados Unidos sobre el avance de las obras que se realizan, y esto hace que las personas tengan información continua que permite mantener la cooperación o suspenderla. Además, en las localidades de origen también es necesaria la confianza en los miembros del club para la ejecución de los proyectos:

[…] simplemente el apoyo que esperábamos no lo tuvimos al principio, o sea, y no fue ni siquiera la falta de apoyo, fue la desconfianza. Haz de cuenta que, mucha gente, como ni siquiera se imaginaba, mucho menos decía: “¿Saben qué?, cuenten conmigo”, como nosotros nos hubiéramos esperado. Recibíamos [comentarios como]: “¡Cómo! ¿Van a tumbar la [iglesia]? ¡Van a tumbar lo que hay! ¿Y después qué van hacer?”, como diciendo: “Nomás la van a tumbar y ahí van a quedar” (entrevista personal, 22 de octubre de 2012).

Los clubes que han realizado varios proyectos, y que se han mantenido a través del tiempo, es porque el gasto de los recursos está comprobado en los proyectos realizados y porque tienen un respaldo social, derivado de la confianza, de los otros miembros del club, de los asistentes a los eventos (amigos y conocidos que no son miembros del club), y de la población de la localidad de origen.

 

Trabajo voluntario y tiempo

Los clubes de oriundos, como asociaciones voluntarias, se basan principalmente en las aportaciones de sus miembros, tanto de recursos financieros como de tiempo. Todas las actividades que realizan los integrantes del club son voluntarias, ninguno recibe algún tipo de compensación económica por el trabajo realizado. Por ello, las personas que ocupan algún cargo en la mesa directiva tienen horarios de trabajo más flexibles que les permiten organizar reuniones y eventos, recaudar aportaciones individuales y cumplir con las obligaciones que marca la federación:

[…] hay muchas personas que trabajan mucho y no pueden hacer lo mismo. Yo tengo la suerte por mi empleo, mi trabajo, pues, tengo mucho tiempo disponible, tengo todas las tardes disponibles, tengo fines de semana disponibles, no tengo hijos, entonces tengo mucho tiempo disponible, por eso es que estoy más activa. Tú ves que otros de la federación que, pues, quisieran, pero no tienen tiempo (entrevista personal, 20 de octubre de 2012).

El trabajo voluntario en general es un recurso importante en las asociaciones no lucrativas, pero la aportación de este tipo de trabajo es variable: las asociaciones no lucrativas de mayor tamaño, en Estados Unidos, tienden a reducir el número de personal voluntario y a aumentar el número de personal asalariado, mientras que las asociaciones de menor tamaño operan exclusivamente con trabajo voluntario (De Leon, et al., 2009). En el caso de los clubes de oriundos, estos operan exclusivamente con trabajo voluntario de sus miembros, y el tiempo invertido es un recurso valioso porque es escaso, al ser asociaciones formadas por población inmigrante trabajadora.

El tiempo destinado a los clubes no genera recursos económicos individuales (como el destinado al trabajo asalariado), y se resta del tiempo de descanso individual, porque hay que realizar un conjunto de actividades para recaudar fondos y gestionar proyectos. Pocas son las personas que pueden dedicarse de tiempo completo a las actividades del club, sólo las mayores que son jubiladas. En los demás casos, se trata de personas que destinan su tiempo libre, después del trabajo, a estas actividades. El trabajo voluntario define los alcances del club, ya que todas las personas que participan aportan voluntariamente su tiempo y sus habilidades para la organización de los eventos y para resolver los problemas que se presentan cotidianamente.

 

Conclusiones

Los hallazgos de este estudio permiten entender los procesos de participación, organización y representación interna de los clubes de oriundos, y dan cuenta del conjunto de recursos —financieros y sociales— que posibilitan la operación de estas asociaciones y la posterior inversión en las localidades de origen.

Los clubes tienen antecedentes antiguos y surgieron sobre todo en las poblaciones de inmigrantes también con antiguos antecedentes migratorios, procedentes de Zacatecas y Jalisco; en este sentido, no es una forma nueva de asociación entre inmigrantes mexicanos. Los casos más antiguos encontrados en este estudio llevan al menos tres décadas recaudando fondos y enviando recursos para obras de infraestructura y sociales a sus localidades de origen.

El aumento de los clubes ocurrió después de 2002 por la federalización del Programa 3x1 para Migrantes, pero los antecedentes históricos muestran que la organización en clubes se generó mucho antes de la implemetación de las políticas de acercamiento del Gobierno mexicano. Estas políticas, iniciadas en la década de los noventa, están relacionadas con el aumento de los clubes y con la ampliación de esta forma de asociación entre la población inmigrante procedente de estados con migración reciente, pero no con el surgimiento del club como la figura asociativa en la población inmigrante mexicana.

Los clubes se forman principalmente con migrantes establecidos: que tienen familia en Estados Unidos, un trabajo más o menos estable y cierto margen de tiempo disponible para contribuir con trabajo voluntario. Los miembros de los clubes analizados tienen al menos 10 años de residencia en Estados Unidos, y tienen cubiertas las necesidades del establecimiento. Por tanto, los clubes son asociaciones que satisfacen un conjunto de necesidades sociales relacionadas con la permanencia, en las diferentes ciudades de California, de los inmigrantes mexicanos, tales como la recreación, el esparcimiento, la participación, la pertenencia y la valoración de la contribución.

La familia es un elemento fundamental en la organización interna de los clubes, no sólo porque es una característica del migrante establecido, sino porque es el soporte inmediato que hace posible la organización de los eventos de recaudación de fondos, y porque estos eventos recreativos son familiares, es decir, son espacios sociales de convivencia y recreación donde puede asistir la familia.

Los clubes posibilitan estos espacios de convivencia y recreación, cuya importancia es mayúscula si se considera la falta de espacios sociales de esparcimiento en la sociedad estadounidense para los inmigrantes mexicanos adultos de primera generación; para las siguientes generaciones, estos espacios recreativos son más amplios.

La membresía del club se forma con familiares y amigos cercanos. Ambos forman un grupo pequeño que se encarga de organizar y realizar todas las actividades para la recaudación de fondos y también, en algunos casos, tienen la obligación de aportar una cuota mensual. Además, hay un segundo grupo más amplio de participantes que, por lo general, no son miembros del club, sino personas que asisten a los eventos y contribuyen gastando sus recursos en las actividades que organizan los miembros del club. Esta distinción es importante, porque se suele contar como membresía del club a todas las personas que participan en las actividades sin distinguir las formas de participación interna.

Dado que la participación (de los organizadores y del público en general asistente) es voluntaria e implica acumular recursos monetarios para realizar proyectos en la localidad de origen, la rendición de cuentas es fundamental para el logro de los proyectos y para la permanencia del club. El gasto no justificado de los recursos reduce la participación de los asistentes a los eventos (participación sin la cual no es posible la acumulación de los recursos monetarios) y la credibilidad en los miembros del club.

Las actividades de recaudación de fondos requieren de un conjunto de recursos sociales y económicos. Estos recursos provienen de las contribuciones voluntarias de sus miembros, pero en el caso de las asociaciones de inmigrantes trabajadores, como lo son los clubes de oriundos mexicanos, son recursos más valiosos porque: 1) el tiempo invertido no genera ingresos (como las horas de trabajo asalariado), y 2) se resta del tiempo de descanso individual. Además de que el dinero aportado en la organización de los eventos y en el consumo proviene del salario de la población inmigrante.

Finalmente, se ha discutido en la literatura si estos clubes limitan la integración a la sociedad de destino, o si, por el contrario, permiten la participación en ambas sociedades dadas las prácticas transnacionales que generan. Ambas posturas requieren de una reflexión crítica sobre las condiciones sociales y económicas de la población inmigrante que se organiza, es decir, es necesario reflexionar sobre por qué una comunidad de inmigrantes crearía sus propios espacios de contribución, recreación y esparcimiento si la sociedad de destino, como se afirma en los debates sobre la asimilación, cuenta con mecanismos de integración y participación plena.

Las relaciones de los inmigrantes mexicanos con la población de las ciudades de asentamiento y la historia de la población de origen mexicano en Estados Unidos son factores omitidos en los estudios sobre los clubes de oriundos, y pueden ampliar el conocimiento sobre el tema. Por ello, los estudios de asociaciones de migrantes mexicanos en particular, y de migración mexicana en general, tienen una agenda pendiente en los procesos que ocurren en las localidades de destino de los migrantes. De otra manera, los clubes no pueden ser entendidos en su justa dimensión: como un esfuerzo organizativo de la población inmigrante, cuya importancia no radica sólo en los recursos económicos que envían a México, sino en el cómo logran obtener esos recursos y, al mismo tiempo, pueden satisfacer un conjunto de necesidades sociales en las ciudades de asentamiento.

 

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Notas

1 Los factores comunes encontrados en los procesos de formación de estas asociaciones, cuya población migrante tiene referentes sociales y culturales diferentes, se pueden observar en los hallazgos empíricos de Imaz (2004, 2006), ya que la autora estudia Nayarit y su contraparte en California y Puebla con su comunidad emigrada en Nueva York; una con un referente sociocultural mestizo y la otra indígena.

2 Programa de cofinanciamiento para realizar proyectos de infraestructura, sociales o productivos a cargo de la Secretaría de Desarrollo Social, donde por cada peso aportado por los migrantes, los diferentes niveles de Gobierno (federal, estatal y municipal) aportan un peso cada uno.

3 Estos mismos elementos organizativos: formalidad, nivel de agregación y representación son utilizados por Viramontes (2008) para explicar la presencia cívica de las hometown associations en Estados Unidos.

4 Los países comparados son El Salvador, Colombia y México.

5 Los estudios sobre las asociaciones de migrantes mexicanos en la literatura estadounidense incluyen en la misma categoría a los clubes de oriundos, a las federaciones de clubes y, en algunos casos, a las confederaciones (asociaciones de federaciones).

6 Ver compilación realizada por Lanly y Valenzuela (2004).

7 Como se sabe, hay otros clubes que realizan actividades sin estar adscritos a alguna federación, no se formalizan en los consulados y no están registrados en la base de organizaciones del IME. Los procesos de estos clubes no están reflejados en los resultados de esta investigación.

8 El club se formó aproximadamente entre 1977 y 1978. El padre del informante fue uno de los fundadores y continúa siendo el tesorero del club. En 2012 tenía 81 años de edad.

9 El informante llegó a California en 1964 a la edad de 17 años. Su madre nació en 1926 en Colorado y se fue a vivir a Zacatecas a la edad de 5 años. Cuando regresó a Estados Unidos tenía aproximadamente 36 años de edad.

10 Agradezco al Dr. Gaspar Rivera Salgado los comentarios y observaciones sobre la importancia de la dimensión familiar en los clubes de oriundos.

11 Si se quiere, una división primaria: por sexo y edad.

12 Para una revisión de la historia del Programa 3x1 para Migrantes, ver Moctezuma (2004), Lanly y Hamann (2004) y Sánchez y Jiménez (2011).

13 Para un listado completo de los programas, ver Delgado y Márquez (2006).

14 También puede ser emitida por las federaciones. Esto ocurre en los casos de Zacatecas y Jalisco, pero no en el caso de Chiapas, donde el consulado otorgó la toma de nota a la federación y a sus clubes.

15 El Programa 3x1 para Migrantes, a partir del 2011, permite la inversión en proyectos productivos que pueden ser ejecutados por un grupo o por un individuo.

16 Por ejemplo, en el trabajo de campo se pudo registrar, mediante observación participante, que el cónsul realizó personalmente el protocolo de formalización de una federación formada por zacatecanos, mientras que el protocolo de la federación conformada por clubes de chiapanecos estuvo a cargo de un representante. Ambas federaciones se formalizaron el mismo día, a diferente hora. Además, no todas las federaciones son invitadas a participar en la discusión de los lineamientos de Programa 3x1 para Migrantes, evento que es organizado periódicamente por las autoridades de la Secretaría de Desarrollo Social en las oficinas del Consulado de Los Ángeles.

17 Este tipo de necesidades se suele cubrir con ayuda de familiares, amigos o conocidos.

18 No se encontraron, en estos clubes analizados, miembros formales de segunda generación solamente participando en las actividades, como bailes, kermeses, desayunos o comidas.

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