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Migraciones internacionales

versión On-line ISSN 2594-0279versión impresa ISSN 1665-8906

Migr. Inter vol.7 no.3 Tijuana ene./jun. 2014

 

Artículos

 

¿Por qué los afiliados sindicales tienen actitudes diferentes hacia la inmigración?

 

Why do Trade Union Members Have Different Atittudes towards Immigration?

 

Antonio Martín Artiles y Óscar Molina Romo

 

Universitat Autònoma de Barcelona. Direcciones electrónicas: antonio.martin@uab.es, oscar.molina@uab.es.

 

Fecha de recepción: 7 de julio de 2012.
Fecha de aceptación: 21 de febrero de 2013.

 

Resumen

En Europa, la actitud de los afiliados sindicales hacia la inmigración es moderadamente tolerante cuando éstos se sitúan ideológicamente en la izquierda política. Esta actitud es diferente de la de los ciudadanos no afiliados a los sindicatos, pues es restrictiva. las posiciones ideológicas y las actitudes dibujan una U gráficamente hablando: en un extremo se ubican las posiciones de izquierda, asociadas a alta afiliación sindical y actitudes moderadamente tolerantes; en el otro se ubican las posiciones de derecha, con baja afiliación sindical y actitudes restrictivas. Los factores que influyen en las actitudes negativas son el desempleo, los bajos salarios, los contratos temporales y otras formas de precariedad que estimulan la competencia por los escasos recursos de trabajo y bienestar. La crisis y el desempleo contribuyen al fermento de las actitudes restrictivas.

Palabras clave: actitudes, sindicatos, ideología, restricción, tolerancia.

 

Abstract

In Europe, union members' attitudes towards immigration are moderately tolerant when they are ideologically located on the political left. This behavior is different from that of non union members', whose attitude is restrictive. Ideological positions and attitudes draw a U-shaped pattern. At one extreme are the positions of the left-wing, associated with high union membership and moderately tolerant attitudes. At the other extreme are right-wing positions, with low union membership and restrictive attitudes. Factors that influence negative attitudes include unemployment, low wages, temporary job contracts and other forms of precarious employment. Competition for scarce jobs and welfare resources explains these attitudes. Nowadays, the economic crisis and unemployment contribute to restrictive attitudes towards immigration.

Keywords: attitudes, unions, ideology, restriction, tolerance.

 

Introducción

La inmigración está hoy en el centro de la agenda de la política europea como consecuencia del importante flujo inmigratorio, la ampliación de la Unión Europea (UE) hacia los países del este y el debate en torno de la Directiva Bolkestein (European Comis-sion, 2007; Broughton, 2009). El malestar ocasionado por la crisis económica, el desempleo y los recortes de los gastos sociales han generado en los ciudadanos europeos actitudes negativas hacia la inmigración, de ahí la creciente politización de ésta como "problema" en los medios de comunicación, los debates políticos electorales y la opinión pública (Ceobanu y Escandell, 2010; Facchini y Mayda, 2008; Balch, 2010). Pero al mismo tiempo, la inmigración es necesaria para rejuvenecer las cohortes de entrada en el mercado de trabajo, a tenor del envejecimiento de la población europea (Schierup, Hansen y Castles, 2006). La inmigración contribuye a mejorar la relación de la tasa de dependencia entre población ocupada y población dependiente, lo cual es muy importante para la sostenibilidad del modelo social europeo. Por todo ello, la inmigración también ha entrado como tema en la agenda sindical. Sin embargo, los sindicatos tienen una difícil relación con esta temática, particularmente en el contexto de la crisis económica actual.

El objetivo de este artículo es analizar y comparar las actitudes de los afiliados sindicales hacia la inmigración. A pesar de que los sindicatos han sido criticados por defender los intereses corporativos de sus miembros, la hipótesis sugerida establece que los sindicatos y sus afiliados tienen actitudes moderadamente más favorables hacia la inmigración que los no afiliados. La diferencia de actitudes entre unos y otros es causada por factores ideológicos y el posicionamiento político de los afiliados sindicales. Estos últimos se sitúan con mayor proporción en el espectro político de centro-izquierda, lo cual se asocia con valores ligados al "compromiso igualitario" (Schwartz, 2007), tales como la idea de justicia social, equidad, igualdad y solidaridad. Estos valores están presentes en la cultura política del sindicalismo europeo y, en distintas medidas, en sus diferentes corrientes (socialista, socialdemócrata, socialcristiana, comunista y anarcosindicalista). Como estos aspectos han sido poco estudiados, se justifica la oportunidad de una exploración en relación con los sindicatos.

Brevemente, la tesis aquí expuesta señala que los afiliados sindicales, en particular aquellos autoposicionados en la izquierda política, tienen actitudes más tolerantes hacia la inmigración que los individuos no asociados a los sindicatos. No obstante, a pesar de que los primeros son más tolerantes con la inmigración, en los últimos años han adquirido peso ciertas actitudes restrictivas en el contexto de la crisis económica y el desempleo. Los factores que explican dichas posiciones crecientemente restrictivas están relacionados con variables individuales (como el nivel de estudios y la edad) y socioeconómicas (como el nivel salarial y la inserción laboral). Los afiliados sindicales situados en empleos precarios de bajos salarios, menor nivel de estudios y que son mayores de 45 años, tienen actitudes más restrictivas que aquellos que cuentan con mejores salarios, un alto nivel de estudios y son jóvenes. Por tanto, la desigualdad y competencia por los recursos de empleo parecen ser las claves explicativas de las crecientes actitudes restrictivas hacia la entrada de nuevos inmigrantes.

En algunos estudios recientes se ha observado que la crisis y el desempleo han acentuado las tendencias restrictivas hacia los inmigrantes. En efecto, también los afiliados sindicales compiten con los inmigrantes por los escasos recursos de empleo y bienestar, por lo cual tienen hoy actitudes restrictivas y reclaman políticas de control ante la entrada de nuevos inmigrantes (Card, Dustmann y Preston, 2005; Pajares, 2008). La literatura sobre las políticas de los sindicatos hacia los trabajadores inmigrantes y la política de inmigración no es muy abundante (Castles y Kosack, 1973; Pajares y Jubany, 2011). En este sentido, este artículo trata también de analizar la importancia de la incertidumbre socioeconómica, derivada de la crisis como factor influyente en las actitudes de los afiliados sindicales.

Sin embargo, los resultados del análisis muestran cómo la ideología tiene una influencia aun mayor que las variables socioeconómicas en la conformación de las actitudes: quienes se posicionan en la izquierda política asumen posturas más liberales y tolerantes hacia la inmigración que aquellos situados en la derecha política. El "compromiso igualitario" (Schwartz. 2007) de los afiliados sindicales y de la izquierda política se manifiesta como una influencia que atenúa la restricción cuando los inmigrantes son de la misma raza y grupo étnico, pero no cuando éstos son de otros países pobres de fuera de Europa. Las actitudes tolerantes y positivas hacia la inmigración aparecen en aquellos países con estados de bienestar más generosos (países escandinavos), porque contribuyen a corregir las desigualdades sociales que genera el mercado de trabajo y reducen la competencia por los recursos de empleo y bienestar.

El artículo se estructura en tres secciones: en la primera se presenta una aproximación teórica y metodológica al objeto de estudio, a través del análisis de la literatura sobre la relación entre inmigración y sindicatos; en la segunda se aborda el análisis descriptivo de las variables individuales y económicas, a partir de la European Social Survey (ESS, 2002, 2004, 2006, 2008, 2010); en la tercera sección se analiza, a través de un análisis logístico, el peso de los factores más influyentes en las actitudes hacia la inmigración. Y finalmente se abordan las conclusiones y discusión de los resultados.

 

Aproximación teórica y metodológica

El estudio de las actitudes hacia la admisión de inmigrantes ha ganado interés, en los últimos años, en el ámbito de la Unión Europea. En la literatura generada se pueden encontrar tres tipos de variables explicativas:

En primer lugar, existen estudios que han subrayado el peso de las variables socioeconómicas tales como los salarios, el empleo, las prestaciones por desempleo, los subsidios y la pobreza para explicar la hostilidad hacia la inmigración (Cachón y Valles, 2003; Hainmueller y Hiscox, 2007). De forma similar, desde la sociología se ha estudiado el impacto de la inmigración y la reacción social derivada de la competencia por los recursos materiales en la sociedad receptora. Estas explicaciones socioeconómicas se centran en la posición débil o incierta de un creciente número de trabajadores en las sociedades posindustriales, lo que les que crea una sensación de vulnerabilidad, miedo, hostilidad y reacciones xenófobas (Cea y Valles, 2010). La crisis económica ha intensificado la incertidumbre y competencia por los recursos de empleo y bienestar (Citrin et al., 2007; O'Rourke y Sinnott, 2006). Sin embargo, esta competencia depende del nivel de cierre social de los distintos segmentos del mercado de trabajo. Dicho cierre social es importante en el acceso al empleo público (administración pública, sanidad y educación), donde se exige una alta titulación académica, la nacionalidad y el concurso-oposición. Por el contrario, la competencia es intensa en los niveles en que la calificación profesional, los estudios y los salarios son bajos, y los empleos, precarios, lo cual limita fuertemente las posibilidades de movilidad ascendente para los inmigrantes (Martín, López y Molina, 2011).

En segundo lugar, otras explicaciones resaltan el impacto de la diferencia cultural de la inmigración, es decir la conformación de las actitudes y la construcción de la imagen del inmigrante ante la opinión pública (Agrela, 2002). Algunos estudios han descubierto la importancia explicativa que tienen las variables relacionadas con los valores culturales y la ideología política en la conformación de las actitudes hacia la inmigración, como se ha observado desde la psicología social (Schwartz, 2001, 2007, 2011). En efecto, los valores culturales tienen una importante capacidad explicativa en la aceptación o el rechazo de los inmigrantes, como han demostrado Rodríguez (2009) y Álvaro y Rodríguez (2010), entre otros. Los países europeos, y en particular los afiliados sindicales (Saxton y Benson, 2003; Ceobanu y Escandell, 2010), conceden más importancia a la ideología del compromiso igualitario, que se define por valores normativos como la igualdad, la justicia social, el bienestar de otros y la tolerancia, lo cual podría estar asociado, hipotéticamente, con actitudes algo más favorables y colectivas hacia la entrada de inmigrantes, hecho que habitualmente se relaciona con posicionamientos políticos situados en la izquierda y con la militancia sindical.

En tercer lugar, otros estudios han prestado atención a la intervención del estado del bienestar a través de las políticas redistributivas, pues funcionan factores que contribuyen a mitigar la incertidumbre y la competencia socioeconómica (Crouch, 2008). Por consiguiente, se puede esperar que las percepciones de incertidumbre y seguridad difieran según los modelos de bienestar. Desde una perspectiva histórica, es notoria y conocida la contribución del estado del bienestar a la cohesión social y a la solidaridad, aunque desde una base nacional y étnica relativamente homogénea (Habermas, 2000). Sin embargo, el incremento de la inmigración en la UE, en las últimas décadas, ha dado lugar a la aparición de nuevos problemas de integración social y de solidaridad, que son consecuencia de la diferenciación étnica, cultural y lingüística. Así, algunos autores como Mau y Burkhardt (2009) asumen que la heterogeneidad de la población debilita la identidad nacional, los lazos tradicionales de solidaridad y, por ende, al estado de bienestar en muchos países de la UE.

 

Actitudes de los afiliados hacia la inmigración

La preocupación de los sindicatos por el efecto de la inmigración está relacionada con diversos factores, tales como: a) los impactos que tiene sobre la negociación colectiva y el poder de las partes, b) la afluencia de inmigrantes irregulares y el efecto hoguera, que deja quemados a determinados segmentos del empleo, lo cual hace difícil su posterior recuperación en términos de calidad de contratación, condiciones salariales y jornada laboral, y c) la entrada masiva de inmigrantes, ya que altera el tamaño y composición de la fuerza de trabajo. Ello favorece su utilización como "ejercito industrial de reserva", lo que debilita la posición negociadora de los sindicatos (Cachón y Valles, 2003; ilo, 2004). La posición de los sindicatos oscila entre un cierto nacionalismo económico, compromiso igualitario y la solidaridad internacional obrera. En breve, la posición de los sindicatos ha oscilado, desde los años de la posguerra hasta los setenta, entre declaraciones restrictivas y solidarias. Éstas han consistido en: a) reclamar un control del flujo de entrada de inmigrantes, b) exigir la regularización de los inmigrantes indocumentados para evitar el dumping social, c) pedir el impulso de políticas de igual trato a nativos e inmigrantes asentados en el país, d) favorecer su organización con grupos multiculturales en el seno del sindicato, e) exigir provisiones especiales para la inmigración (vivienda, conocimiento de la lengua, asesoramiento legal) o bien e) reclamar que la inmigración tenga un mero carácter temporal (Bertone y Griffin, 1992; Cachón y Valles, 2003:473; Pennix y Roosblat, 2000; Freeman, 2011).

El malestar acarreado por la crisis económica ha provocado que en Europa vuelva a surgir el sentimiento antiinmigración, e incluso el crecimiento del racismo (Jefferys, 2007; Erel, 2007). El refrán popular "hard times breed hard thoughts" refleja la hostilidad hacia la inmigración (Saxton y Benson, 2003:102). La afluencia de inmigrantes y el aumento del desempleo han intensificado la competencia por los recursos de empleo y bienestar entre nativos e inmigrantes, causando un latente conflicto potencial.

Partiendo del objetivo de comparar y analizar las diferencias de las actitudes de afiliados y no afiliados sindicales hacia la inmigración, se plantean las siguientes hipótesis: la primera (H1) es que los afiliados sindicales tienen actitudes moderadamente favorables, que los diferencian de los no afiliados. Dichas actitudes -comparativamente más tolerantes- de los afiliados están en concordancia con su ubicación en el espectro político de centro-izquierda de las organizaciones sindicales y en consonancia con determinados valores de su cultura política. La segunda hipótesis (H2) consiste en señalar que la crisis económica, el desempleo, los bajos salarios y la inseguridad tienen efectos negativos sobre las actitudes hacia la inmigración, tanto de afiliados como de no afiliados. Y la tercera (H3) sugiere una relación entre actitudes, variables contextuales y políticas de integración de la inmigración.

 

Metodología

Para analizar el efecto que ha tenido la crisis económica, se han utilizado los datos disponibles de cuatro años anteriores a ésta (2002, 2004, 2006 y 2008), así como los relacionados con el período de su manifestación (2010). El análisis detallado se realizó con estos últimos datos, correspondientes a 17 698 individuos de 17 países de la Unión Europea, de los cuales 8 058 son afiliados sindicales.1 El número de cuestionarios recogidos en cada país siempre fue superior a 1 500. El universo estuvo formado por personas mayores de 15 años residentes de hogares privados, sin importar su nacionalidad, ciudadanía, idioma o estatus legal. El análisis cuantitativo de la información se realizó en dos fases: en primer lugar se incluyó una aproximación descriptiva de los datos, a través de relaciones bivariadas; y a continuación se efectuó un análisis logístico ordinal para valorar el efecto que ejercen diferentes variables sobre la actitud hacia la entrada de inmigrantes. La definición de inmigrante que recoge la ESS es la de individuos con nacionalidad distinta de la del país de acogida.

 

Variables independientes

Las variables analizadas de la ESS se han clasificado en cuatro dimensiones: 1) dimensión individual, 2) socioeconómica, 3) subjetiva (ideología y asociación sindical como expresión del compromiso igualitario), y 4) contextual y de política de bienestar.

De acuerdo con lo expuesto anteriormente, el análisis cuantitativo realizado contiene cuatro grupos de variables independientes:

1. Las variables individuales recogen los atributos de los afiliados sindicales (sexo, edad y nivel de estudios), que nos informan cómo influyen éstos en las actitudes, siendo especialmente relevantes la edad y el nivel de estudios, como se verá más adelante.

2. Las variables socioeconómicas consideran los ingresos económicos en quintiles, la búsqueda de empleo de forma activa, el tipo de contrato laboral y el sector de actividad donde están trabajando los afiliados. Estas variables nos informan acerca de las actitudes en relación con la competencia por los recursos, siendo especialmente importante el desempleo y los bajos salarios como indicadores de competencia.

3. Para el análisis de la dimensión subjetiva se han utilizado dos variables: una es el posicionamiento político de izquierda-derecha en una escala de 0 a 10, y la otra, la afiliación o no afiliación a los sindicatos. Esta variable ha sido reagrupada en tres subgrupos: izquierda, centro y derecha. Estas dos variables nos informan sobre el compromiso igualitario (Schwartz, 2007; 2011). Por un lado, se entiende que en la posición de izquierda se ubican quienes comparten valores igualitarios asociados a determinadas corrientes ideológicas, que tienen como fundamento de la acción colectiva las ideas de justicia social, equidad, igualdad y solidaridad. Por otro lado, la afiliación a un sindicato constituye en sí misma una expresión de compromiso, que manifiesta una orientación hacia la acción colectiva solidaria. Estos valores que connotan el compromiso igualitario están arraigados en el acervo político de las distintas corrientes del sindicalismo europeo.

4. En la dimensión contextual y de política de bienestar se han introducido dos tipos de variables. Unas son indicativas de la influencia de la competencia, tales como la tasa de desempleo y la de inmigración. El otro grupo de variables están asociadas a las políticas sociales y de bienestar como amortiguadoras de la competencia. Estas variables externas, tomadas de Eurostat e introducidas en la muestra, son el gasto en protección y en exclusión social (ambos en euros por habitante) y el producto interior bruto.

 

Variable dependiente

La variable dependiente que se analizó ha sido construida a partir de la siguiente pregunta acerca de la entrada de nuevos inmigrantes: "¿Permitiría usted la entrada de inmigrantes procedentes de países pobres de fuera de Europa?". Las categorías de las posibles respuestas son cuatro: 1 = muchos, 2 = algunos, 3 = pocos y 4 = ninguno. Esta variable destaca la idea de países pobres de fuera de Europa, con la finalidad de subrayar el estigma de la pobreza como elemento de competitividad por los recursos de empleo y bienestar, así como la expresión fuera de Europa para connotar diferencias étnicas y raciales.

Así mismo, a modo comparativo se añadieron otras variables dependientes que nos permiten ver las diferencias entre las actitudes ante la inmigración. Dichas variables tienen que ver con las preguntas: "¿Permitiría usted la entrada de inmigrantes de la misma raza y/o grupo étnico?" y "¿Permitiría usted la entrada de inmigrantes de diferente raza y/o grupo étnico?". Por tanto, con las ideas de misma y diferente raza se pretende observar otros aspectos que van más allá de la competencia socioeconómica.

 

Análisis descriptivo

La actitud de los ciudadanos europeos hacia la entrada de inmigrantes, según la ESS, registra una tendencia restrictiva, que se manifestó desde la primera encuesta realizada en 2002 hasta la última en 2010. Inmediatamente hay que señalar que la ESS no es una encuesta de panel, pero al menos nos proporciona una aproximación al objeto de estudio y su evolución. En efecto, en todos los años se observa una diferencia: los trabajadores afiliados a los sindicatos tienen actitudes menos restrictivas hacia la inmigración que los no afiliados, como se puede ver en la evolución de las medias de la gráfica 1. En la escala de 1 a 4 (1 = mucho y 4 = ninguno), la actitud media se sitúa en 2.61 en 2010, lo cual marca una inclinación restrictiva. La media de los afiliados está por debajo (2.43) y la de los no afiliados por encima (2.64). En principio, se puede pensar que los afiliados sindicales tienen actitudes más tolerantes hacia la inmigración porque están influidos por el discurso y la política antidiscriminatoria impulsada por los sindicatos, así como por la transmisión de valores solidarios acendrados, ya quela mayoría de los sindicatos europeos están ubicados en el espacio político del centro-izquierda.

En contraste, la actitud de los afiliados sindicales a la entrada de inmigrantes es diferente según el origen y la raza de éstos. La respuesta a la pregunta "¿Permitiría la entrada de inmigrantes?" es distinta según el origen y la raza de quien inmigra. Los afiliados y los no afiliados prefieren la entrada de inmigrantes de la misma raza y grupo étnico porque son menos diferentes y extraños.

Además, los entrevistados prefieren antes a los inmigrantes de diferente raza a aquellos procedentes de países pobres de fuera de Europa, porque entienden que estos "pobres de fuera" vienen a competir por los recursos y podrían ser una amenaza directa para los colectivos más vulnerables. Estos últimos son más "extraños" en la percepción de los autóctonos y, por consiguiente, constituyen el grupo ante el cual los nativos tienen actitudes más hostiles y restrictivas. Este hallazgo concuerda con el balance sobre el incremento del racismo y la xenofobia descrito por Saxton y Benson (2003), Jefferys (2007) y Erel (2007), quienes ponen de relieve la existencia de obstáculos para reconocer los derechos sociales de los inmigrantes, así como el aumento de los ciudadanos que están en favor de políticas de repatriación de los inmigrantes.

 

Posicionamiento político y actitudes

En efecto, el posicionamiento político es importante en la formación de las actitudes hacia la inmigración. En la tabla 1 se observa cómo los afiliados sindicales que se sitúan en la izquierda política -e incluso aquellos que se declaran de derecha- están por debajo de la media. Por el contrario, los no afiliados sindicales que además se declaran de derecha están muy por encima de la media general.

En general, quienes se posicionan en la izquierda política tienen opiniones más favorables hacia la inmigración. Por ejemplo, en algunas preguntas de escala tales como: "¿La inmigración es mala o buena para la economía del país'", quienes se ubican en la izquierda registran una media de 5.04 en una escala de 0 (mala) a 10 (buena) y, por el contrario, quienes se posicionan en la derecha política tienen una media de 4.7. De acuerdo con otra variable similar: "¿La inmigración hace peor o mejor al país para vivir?", quienes se sitúan en la izquierda obtienen una media de 5.16, y los que se ubican en la derecha, de 4.8. En otras palabras, la izquierda registra una moderada tendencia a considerar la inmigración como buena para el país, ya que puede hacerlo un mejor lugar para vivir. Por el contrario, para quienes se sitúan a la derecha, la inmigración afecta al país.

Esta primera visión general se hace más compleja cuando se examina nación por nación. En efecto, en primer lugar se observa que en algunos países, como Bulgaria, los afiliados sindicales no se posicionan en la izquierda política, sino que incluso están más a la derecha que los no afiliados sindicales. Así mismo, las posiciones políticas de unos y otros no difieren mucho en Irlanda. Las naciones en las cuales los afiliados sindicales están más a la izquierda de la media son Francia, España, Grecia y Portugal, es decir, los países donde el movimiento sindical está tradicionalmente dividido por corrientes ideológicas (comunistas, socialistas, democristianos y anarcosindicalista). Sin embargo, en dichas naciones, las actitudes de los afiliados sindicales hacia la inmigración están inclinadas hacia la restricción y solamente los asociados españoles están por debajo de la media. Particularmente, los afiliados sindicales griegos se declaran más de izquierda pero tienen actitudes bastante más restrictivas que la media, así que no se comportan de acuerdo con la hipótesis esperada. En determinados países escandinavos -tales como Suecia y Noruega- tampoco los afiliados muestran un comportamiento acorde con la hipótesis planteada, pues se inclinan políticamente hacia la derecha, pero tienen actitudes favorables hacia la inmigración, que probablemente obedecen a distintos motivos. En el caso de los dos países nórdicos, las desigualdades sociales son menores y generan menos competencia por los recursos de empleo y bienestar. En las naciones del este de Europa son también favorables porque éstas son emisoras de inmigración.

Tabla 2

En pocas palabras, en primer lugar, no siempre se cumple la hipótesis (H1) de que los afiliados sindicales que se sitúan políticamente en la izquierda son más tolerantes con la inmigración, como se ha demostrado examinando, país por país, la diversidad de actitudes. Esta última resalta la importancia que tiene el contexto nacional.

En segundo lugar, los no afiliados sindicales se sitúan más a la derecha en lugares como Hungría, Polonia, Bulgaria, Finlandia y Suecia, ya que en estos países ha venido creciendo el peso de la extrema derecha en los últimos años. Sin embargo, las actitudes más restrictivas y por encima de la media de los no afiliados se registran en Hungría, Grecia, República Checa y Portugal. En otras palabras, el hecho de que el espectro político de un determinado país se corra hacia la derecha no siempre implica el aumento de actitudes restrictivas hacia la entrada de inmigrantes, pero es importante señalar que las medias generales demuestran que quienes se posicionan en la derecha tienen actitudes más restrictivas.

La figura 1 (realizada a partir de un análisis de correspondencias múltiples, cuya varianza es de 77 %) nos permite resumir y dibujar esquemáticamente una U con la distribución de la asociación entre las actitudes, el posicionamiento político, la afiliación sindical y el país. El eje vertical divide claramente las posiciones izquierda y derecha:

1) En la derecha se agrupan aquellos individuos que tienen actitudes restrictivas (ninguno o pocos inmigrantes), donde predominan los no afiliados y los antiguos afiliados a los sindicatos. En este lado restrictivo aparecen de forma explícita Grecia, Hungría, Portugal y República Checa. En estos países, la extrema derecha tiene una importante actividad política y esgrime argumentos antiinmigración. 2) Al otro lado se ubican los individuos que se posicionan en la izquierda política, quienes se asocian en mayor proporción a los sindicatos y tienen actitudes favorables respecto de la entrada de inmigrantes (algunos o incluso muchos inmigrantes). Nótese aquí cómo se agrupan los países del llamado sistema Ghent (Suecia, Noruega, Finlandia y Bélgica, que se analizarán en forma agrupada por modelos en la tabla 6), con un generoso sistema de protección social y un sistema regulado de relaciones laborales que permite controlar el dumping social y la degradación de las condiciones de trabajo. 3) Entre ambos extremos de la U figuran las posiciones moderadas y mayoritarias, inclinadas respectivamente hacia el centro (actitudes restrictivas) y hacia la izquierda (actitudes tolerantes).

 

Variables individuales

Por otra parte, no hay diferencias sustanciales entre la actitud de hombres y mujeres, pues ambos sexos se mantienen prácticamente en la media. En cambio, sí es distinta la actitud por edad, en línea con lo mostrado por otros estudios sobre actitudes (Hammueller y Hisxcos, 2007). Los afiliados sindicales jóvenes comprendidos entre los 25 y 34 años tienen posiciones más tolerantes hacia la entrada de inmigrantes que los mayores de 65 años (tabla 3). En el caso de los no afiliados, todas las cohortes de edad muestran actitudes más restrictivas que los afiliados a los sindicatos. Las cohortes de edad con actitudes más restrictivas son las comprendidas entre los 45 y 64 años, así como la de aquellos con más de 65.

El nivel de estudios es otra variable importante en el análisis de las actitudes. Aquellos que sólo cursaron estudios primarios -sean o no afiliados a los sindicatos- tienen actitudes restrictivas hacia los inmigrantes (tabla 4), asociadas con la percepción de una mayor competencia por los puestos de trabajo con bajos requerimientos de formación. Por el contrario, quienes cuentan con estudios universitarios perciben menos competencia de los inmigrantes, ya que éstos tardan casi 20 años en acceder a los puestos de trabajo que requieren altas cualificaciones profesionales y conllevan altos salarios. En otras investigaciones se ha demostrado que la movilidad laboral ascendente es "retardada", es decir, muy lenta para los inmigrantes (Martín, López y Molina, 2011). Por consiguiente, dada la menor competencia con los inmigrantes, las actitudes de quienes tienen estudios universitarios es más favorable y está notablemente por debajo de la media.

 

Situación socioeconómica y actitudes

Las variables socioeconómicas muestran algunos aspectos de indudable interés. En primer lugar, los desempleados (2.67) tienen actitudes más restrictivas que quienes se encuentran empleados. En segundo lugar, aquellos que perciben salarios bajos (primer quintil: media de 2.68) y muy bajos (segundo quintil: media de 2.69) asumen también posturas más restrictivas que quienes reciben salarios altos y muy altos, si atendemos al análisis por quintiles salariales (cuarto y quinto quintil, respectivamente). En tercer lugar, aquellos que trabajan como autónomos tienen actitudes más restrictivas (2.76) que quienes lo hacen por medio de un contrato estable; es decir, en todas estas categorías se detecta una actitud más restrictiva hacia la entrada de inmigrantes, ya que, obviamente, ello implica más competencia y precariedad en el empleo.

Por sectores de actividad, la inmigración tiene proporcionalmente mayor presencia en el sector de la hostelería y el turismo, seguido de los servicios personales, la construcción y el comercio. En otras palabras, la inmigración está insertada laboralmente en mayor proporción en sectores con mano de obra intensiva y con bajos requerimientos de calificación profesional. En dichos sectores, la afiliación sindical está por debajo de la media, en tanto que su índice es más importante en el sector público -particularmente en la administración central y local, la educación y la sanidad-, donde la tasa de inmigración es muy baja. En los países europeos, el acceso al empleo público cuenta con un triple mecanismo de cierre social: se exige titulación académica, la nacionalidad es necesaria y se requiere entrar en un concurso de oposiciones; todos estos requisitos son difíciles de alcanzar para los inmigrantes. El segundo bastión de fortaleza de los sindicatos se ubica en el sector del transporte, donde también el número de los inmigrantes está por debajo de la media, de tal manera que éstos tienen proporcionalmente más participación donde la presencia de los sindicatos es más débil (hostelería, comercio y servicios privados) y el empleo se ubica en pequeñas empresas que proporcionan pocas oportunidades de asociación con los sindicatos y de acción colectiva (Pajares y Jabany, 2011).

Tabla 5

En resumen, se puede observar que la distinta inserción laboral de afiliados sindicales e inmigrantes implica un desencuentro: los primeros están ubicados principalmente en el sector público, y los segundos, en el privado, la pequeña empresa y los sectores intensivos en mano de obra, donde apenas hay afiliación sindical. El corolario de este desencuentro constituye un problema de sub-representación de los inmigrantes en los sindicatos en la mayoría de los países, salvo en los escandinavos, donde la afiliación sindical es casi obligatoria porque los sindicatos gestionan el derecho al desempleo y las pensiones.

 

Afiliación sindical de los inmigrantes

Los inmigrantes están subrepresentados en los sindicatos europeos (tabla 6), lo cual se debe en parte a que trabajan fundamentalmente en la economía sumergida, es decir, en empresas pequeñas, tienen contratos temporales y otras formas de empleos atípicos y precarios, que limitan los incentivos a la afiliación y la acción colectiva, como ya se ha señalado (Pajares, 2008). Sin embargo, resulta necesario añadir que la afiliación sindical varía entre los países examinados.

Los países que cuentan con las tasas de afiliación sindical más altas (Suecia, Dinamarca, Noruega y Bélgica) son los considerados bajo la etiqueta del sistema Ghent, que proporciona una importante protección al desempleo (Menz, 2005). En estas naciones, las tasas de afiliación de los inmigrantes son bastante superiores a la media, lo que se explica porque la afiliación sindical es prácticamente obligatoria, ya que la negociación colectiva sólo cubre a los afiliados, y los sindicatos tienen una importante función institucional.

En el modelo continental bismarckiano (Alemania y Holanda), la afiliación de los inmigrantes es más baja, aunque también es significativa. Ello se explica porque el sistema de relaciones laborales está "juridificado" y regulado por sindicatos potentes. En el modelo liberal voluntarista, la tasa de afiliación de los inmigrantes es más baja, como también lo es la media general, ya que la cobertura de la negociación colectiva corresponde a la voluntad de las partes y proporciona escasas garantías jurídicas.

En el modelo mediterráneo, la tasa de afiliación de la inmigración es claramente más baja que en los otros modelos mencionados. El fenómeno de la baja afiliación sindical se asocia a diferentes causas, entre ellas la práctica generalizada de extensión de convenios, que dota de protección a los sindicatos por el acuerdo colectivo, hecho derivado de que la negociación colectiva tiene carácter erga omnes, es decir eficacia general, aunque los trabajadores no estén afiliados. Otra explicación es la abundancia de pequeñas empresas con relaciones laborales informales y paternalistas, así como la existencia de una importante economía sumergida, donde trabaja gran parte de los inmigrantes (Pajares, 2008). Por último, en los países del este de Europa, donde la afiliación sindical es muy baja, lo más característico es el gran número de exafiliados sindicales.

En definitiva, la afiliación de los inmigrantes en los sindicatos europeos es desigual, pero en general se encuentran subre-presentados, a excepción de los países escandinavos. Existe, por tanto, un consenso sobre la necesidad de la afiliación sindical de los inmigrantes para fortalecer las coaliciones políticas valedoras del estado del bienestar (Schierup, Hansen y Castles, 2006). La afiliación sindical contribuye a la socialización en la diversidad y a la formación de una cultura de tolerancia, sobre todo porque el sindicato es la primera institución para la integración social de los inmigrantes.

 

Factores influyentes en las actitudes hacia la inmigración

La regresión logística ordinal (tabla 7) permite ver la distancia entre las categorías de las variables independientes y su influencia sobre la variable dependiente. Ésta consiste en una escala que va desde las actitudes más tolerantes (1 = admisión de muchos inmigrantes) a las actitudes extremadamente restrictivas (4 = ningún inmigrante). Dicha variable se lee como continua, al igual que en la regresión lineal.

Los coeficientes de las categorías de las variables independientes permiten estimar las probabilidades de determinación de éstas sobre el orden escalonado de la variable dependiente. Cada variable independiente consta de varias categorías con coeficientes determinados que se leen en relación con una categoría de referencia, que es la última y tiene valor de cero. Los coeficientes mencionados se presentan con valores positivos o negativos. Los positivos indican una estimación de la probabilidad de determinación sobre la tendencia al aumento gradual, desde las actitudes más tolerantes hasta las más restrictivas. El signo negativo revela lo contrario, es decir, una menor probabilidad de tener actitudes muy restrictivas. Así mismo, el tamaño de los coeficientes indica mayor o menor grado de probabilidad sobre la determinación de las variables independientes sobre la dependiente.

En primer lugar, en esta última tabla se observan tres tipos de relaciones lineales. La primera es la edad: a medida que aumenta ésta se elevan las probabilidades de que los individuos tengan actitudes restrictivas hacia la inmigración. En este sentido, existen menos probabilidades de que los jóvenes de entre 16 y 24 años muestren posturas restrictivas en comparación con los mayores de 65 años. En segundo lugar, conforme aumenta el nivel de estudios se incrementan las probabilidades de que los individuos asuman actitudes más tolerantes hacia la inmigración. En tercer lugar, a medida que es mayor el nivel salarial es más probable que los individuos tengan actitudes más tolerantes a este respecto. Estas observaciones concuerdan con lo que se puede encontrar en la literatura: edad, nivel de estudios y salarios tienen un importante peso en la estimación de las actitudes, de modo que los niveles más bajos de la estructura ocupacional están más expuestos a la competencia con los inmigrantes en el mercado de trabajo, lo cual explica sus actitudes negativas hacia la inmigración. Por el contrario, aquellos individuos con altos niveles escolares y salariales, y empleo en el sector público están menos expuestos a la competencia con los inmigrantes (Álvaro y Rodríguez, 2010; Cachón y Valles, 2003; Ceobanu y Escandell, 2010).

Por otro lado, se observa que la diferencia de actitudes por sexo apenas es importante. Por su parte, aquellos individuos que están desempleados tienen mayores probabilidades de asumir actitudes más restrictivas que quienes cuentan con empleo. Así mismo, aquellos que son contratados temporalmente y los que trabajan como autónomos presentan mayores probabilidades de mostrar actitudes restrictivas que quienes gozan de contrato de empleo estable. Por sectores de actividad, los individuos que están empleados en los servicios privados, agricultura, construcción y manufactura registran mayores probabilidades de tener actitudes restrictivas que aquellos que laboran en el sector público.

Por último, en relación con las variables sociopolíticas, el análisis muestra que los afiliados a los sindicatos tienen menores probabilidades de asumir actitudes restrictivas que los no afiliados. Así mismo, aquellos individuos que se posicionan en la izquierda política registran bastante menos probabilidades de tener actitudes restrictivas que quienes se ubican en la derecha.

Estas variables connotan con la idea de compromiso solidario (Schwartz, 2007). Sin embargo, hay que señalar también que la mayoría de los afiliados sindicales no compiten directamente por el empleo con los inmigrantes, puesto que el grueso de la afiliación sindical está ubicado en sectores de difícil acceso para éstos, como el mencionado sector público. Por tanto, podría colegirse que esta actitud tolerante es, en buena parte, discursiva y no ligada a la competencia socioeconómica estrictamente.

 

Actitudes y variables contextuales

La actitud hacia la inmigración se correlaciona de forma moderada y positiva con la tasa de desempleo, de modo que a medida que ésta aumenta, también se incrementan las actitudes restrictivas (véase la tabla 8). Los países con tasas de desempleo notablemente por encima de la media son España, Grecia, Irlanda, Hungría y Portugal.

Por otra parte, las actitudes se correlacionan de forma negativa con el gasto en protección social, la lucha contra la exclusión social y el PIB per cápita. Los datos evidencian que en la medida en que aumentan dichos gastos se moderan las actitudes restrictivas hacia la inmigración. Los países que tienen mayor gasto en protección social y contra la exclusión social son Noruega, Dinamarca, Finlandia, Suecia y Países Bajos. En estas naciones las actitudes hacia la inmigración son moderadamente favorables o ligeramente contrarias a la entrada de inmigrantes.

Se puede concluir que hay una cierta asociación entre la reducción de las desigualdades sociales a través de la protección social y las actitudes, de manera que dicha reducción atenúa los efectos de la competencia en el mercado de trabajo, lo que contribuye a mejorar el clima en el que se fraguan las actitudes.

Otros estudios ya han subrayado la importancia que tiene el nivel de riqueza (PIB per cápita) en la mejora de las actitudes hacia la inmigración (Facchini y Mayda, 2008). En este sentido, hay que observar cómo el PIB per cápita se correlaciona de forma fuerte y positiva con el gasto en protección social, contra la exclusión social y en beneficios sociales. La generación de riqueza es una condición necesaria para la redistribución de recursos y el impulso de políticas sociales. Por el contrario, el desempleo está asociado con el riesgo de pobreza y la desigualdad social. Demostrativo de ello es que la tasa de desempleo registra una correlación fuerte y significativa con el riesgo de pobreza. No obstante, la tasa de desempleo tiene una correlación moderada con las actitudes muy negativas, aunque ciertamente no significativa estadísticamente.

 

Conclusiones

En este artículo se han analizado las actitudes que los afiliados sindicales tienen respecto de la inmigración, y cómo pueden haber variado éstas como consecuencia de la crisis económica. Del análisis realizado, se puede llegar a una serie de conclusiones en relación con las hipótesis planteadas inicialmente. En primer lugar (H1), los afiliados a los sindicatos asumen actitudes moderadamente tolerantes hacia la inmigración, si las comparamos con las de aquellos que no están afiliados. Los afiliados sindicales posicionados políticamente en la izquierda son más tolerantes hacia la inmigración que aquellos ubicados en la derecha y, obviamente, más aún que los no afiliados. El posicionamiento político tiene este peso tan importante en la definición de las actitudes porque buena parte de los afiliados sindicales están empleados en el sector público -en sanidad y educación-, así como en grandes empresas y, por tanto, no compiten directamente con los inmigrantes por los escasos recursos de empleo. Por ello, las variables socioeconómicas son menos importantes en la explicación de las actitudes que las variables sociopolíticas e individuales. Con todo, inmediatamente hay que añadir que los afiliados sindicales se sitúan en mayor proporción en el espectro centro-izquierda, lo que está asociado al discurso del compromiso igualitario, la equidad, la justicia social, la igualdad y la solidaridad. En pocas palabras, del estudio se concluye la importancia y el peso que tienen la ideología y el asociacionismo sindical en la conformación de las actitudes hacia la inmigración.

No obstante, esta observación general se manifiesta de forma distinta según el contexto nacional y las características de su sistema de bienestar. Los países donde los afiliados sindicales se sitúan más a la izquierda no son necesariamente más abiertos a la entrada de inmigrantes. La paradoja es que en algunas naciones en donde los sindicatos han estado tradicionalmente situados en el espectro de la izquierda (Francia, Grecia y Portugal), las actitudes hacia la inmigración son más restrictivas que en aquellos situados en el espectro político de la derecha (países escandinavos). En estos últimos, las actitudes hacia la inmigración son comparativa y sorprendentemente más favorables.

En la segunda hipótesis (H2) hay que señalar que las variables socioeconómicas contribuyen a explicar el creciente rechazo hacia la inmigración. Las variables que tienen más influencia en las actitudes restrictivas hacia la entrada de inmigrantes son el desempleo, los bajos niveles salariales y de estudios, y los contratos temporales. Estas variables ponen de manifiesto que la competencia por los recursos de empleo es la fuente del rechazo a la entrada de inmigrantes. Estos factores, asociados a la competencia por el empleo, han crecido en importancia durante la crisis económica ocurrida entre los años 2008 y 2010. La incertidumbre generada por esta última se refleja en una tendencia casi lineal: a menores ingresos económicos, mayores son las actitudes restrictivas hacia la inmigración, tanto en los afiliados sindicales como en la población en general. Los miembros de los sindicatos en situación de desempleo tienen igualmente actitudes hostiles y restrictivas ante la entrada de inmigrantes. Estas actitudes están relacionadas con el temor al dumping social y al deterioro del empleo, incluyendo las rebajas salariales y el riesgo de precarización de las condiciones de trabajo de los empleados nativos. En breve, el temor, la inseguridad y la competencia contribuyen a que los afiliados sindicales estén a veces más cerca de posiciones políticas propias del proteccionismo nacionalista económico que de las actitudes equitativas del compromiso igualitarista.

En la tercera hipótesis (H3), las políticas están asociadas con las actitudes. La política contra la exclusión social y la de protección social amortiguan los efectos de la competencia por el empleo, a la vez que los recursos del bienestar propician la integración de los inmigrantes. Los países que tienen mayor gasto en dichas políticas contribuyen a generar actitudes menos restrictivas y más tolerantes hacia la inmigración, como se ha observado en los países escandinavos.

 

Discusión

Históricamente, los sindicatos han tenido una posición difícil y contradictoria entre la necesaria solidaridad con los trabajadores y la abundancia de fuerza de trabajo inmigrante. El desequilibrio entre oferta y demanda de fuerza de trabajo constituye una presión sobre las condiciones laborales, sobre todo cuando los inmigrantes no están organizados sindicalmente, ya que muchos proceden de un mundo rural y no tienen tradición sindical ni conciencia reivindicativa, o simplemente su proyecto inmigratorio es individualizado, lo cual los hace poco propensos para la acción colectiva. Por ello, históricamente, los afiliados sindicales han visto la inmigración con recelo, lo que explica que los sindicatos europeos hayan presionado en los últimos años para la regularización masiva de inmigrantes. Además, el hecho de que los inmigrantes estén subrepresentados en muchos sindicatos europeos constituye un reto para su integración social y para la sostenibilidad del propio modelo social europeo.

 

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Nota

1 No figura Italia porque no está incluida en la muestra de la ESS para el año 2010.

 

INFORMACIÓN SOBRE LOS AUTORES

ANTONIO MARTÍN ARTILES: es doctor en sociología y licenciado en historia y antropología cultural por la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB). Diplomado en ciencias sociales por el Instituto Católico de Estudios Superiores de Barcelona. Es catedrático de sociología del trabajo desde 2011 y director del Instituto de Estudios del Trabajo de la UAB desde 2012. Es coordinador del Máster Oficial en Política Social, Trabajo y Bienestar desde 1997, y del Centro de Estudios quit de 2000 a 2013. Líneas de investigación: relaciones laborales comparadas, organización del trabajo, sindicalismo, inmigración.

ÓSCAR MOLINA ROMO: es doctor en ciencias políticas y sociales por el European University Institute (Florencia) y licenciado en economía por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Catedrático del Departamento de Sociología de la UAB. Fue investigador posdoctoral en el Industrial Relations and Human Resources Group, del University College Dublin, y profesor-investigador del ICREA. Líneas de investigación: relaciones laborales comparadas, mercado de trabajo, neocorporatismo, inmigración y modelos de capitalismo.

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