Introducción
Los aspectos teóricos de la competencia establecen que la especialización productiva amplía el intercambio comercial y reduce el precio de bienes, y contribuye a que regiones logren una competencia que haga posible la obtención de rendimientos a través del comercio internacional y sus ventajas comparativas (Huerta-Quintanilla, 2009, p. 122; Ibarra, 2016, p. 66). El proceso de competencia experimenta innovaciones con la introducción de nuevos bienes, métodos productivos y formas de organización industrial, las cuales son consecuencia del progreso en la competencia constante entre empresarios, lo que las convierte en un generador de crecimiento (Sánchez-Ancochea, 2005, p. 84). En su apología, la competencia es vista como el sustituto capaz de regular las limitantes del Estado1 en materia de calidad, rendimientos, normatividad ambiental y marco laboral (Cardoso-Vargas, 2006, p. 187). No obstante, el papel del Estado es importante porque este puede incentivar la innovación, concibiéndola como el centro de la competencia. La innovación posibilita la generación de nuevos ciclos ante una rivalidad que beneficie la calidad e influya en la mejora de los precios (Peñas-Felizzola, 2010, p. 5).
El modelo de competitividad de Porter (2017, pp. 163-168) establece que las fuentes de sostenibilidad productiva se centran en el valor creado por unidad, en el aprovechamiento y la eficiencia de los recursos, lo cual se logra a partir de la competitividad en función de la capacidad de mejora e innovación; así, la ventaja competitiva se genera y se mantiene por medio de un proceso localizado en sectores. Las ventajas comparativas2 se retoman del contexto y las ventajas competitivas se crean.3 En ese sentido, la competitividad parte de cinco factores centrales: instituciones de apoyo, desarrollo económico, infraestructura, capital humano y eficiencia de empresas (Benzaquen et al., 2010, pp. 79-81).
De ese modo, según Porter (cit. en Alaña et al., 2017, p. 92), tanto la productividad de los recursos como la mejora del contexto ambiental y la competitividad son elementos articulados por medio del compromiso medioambiental empresarial. Es así como la competitividad se vincula a estrategias sustentables por parte de las empresas, las cuales logran resultados favorables en toda la amalgama económico-ecológico-social (Velázquez et al., 2012, p. 99).
Estudios empíricos señalan que las empresas acuícolas dedicadas al cultivo de camarón efectúan continuamente reajustes tecnológicos imprescindibles, con los cuales los productores optimizan los factores productivos que les permiten la maximización de rendimientos, el afrontamiento de enfermedades y la minimización de costos (Carrazco y León, 2017, p. 3).4 Bajo esa condición, en la acuicultura, la competitividad desarrolla un propósito que se vincula a la sustentabilidad de las actividades productivas; por ello, se vuelve imperativo fomentar el avance científico y el contexto en sus diferentes niveles (Vivanco et al., 2010, p. 170). Asimismo, se establece que en Sonora (México) las empresas acuícolas no asumen roles intermediarios en los encadenamientos productivos debido a que los organismos públicos del Estado han operado como soporte de innovación para las empresas (Gutiérrez y León, 2016, p. 163).
El desarrollo acuícola en Sonora ha experimentado una serie de altibajos en la producción a causa del surgimiento y la prevalencia de patogenicidades que obstaculizan la productividad, lo cual ha provocado la reducción de esta en aproximadamente 50 por ciento (Carrazco y León, 2017, p. 3). Asimismo, factores como problemas de operación, falta de organización, agotamiento de recursos y debilitamiento de la infraestructura han propiciado la instrumentación de lineamientos por parte del Estado hacia programas de ordenamiento abocados a regionalizar unidades productivas para facilitar el buen manejo y generar competitividad (CONAPESCA, 2008, pp. 47-50). Por ello, ha sido un propósito del Estado concebir la acuicultura como un sector de oportunidad que pueda contribuir a la seguridad alimentaria,5 al flujo comercial internacional y a la generación de empleos (García y León, 2016, p. 15).
El municipio de Empalme, Sonora, forma parte de la Unidad de Manejo Acuícola Yaqui, donde desde el año 2000 se localiza y opera el Parque Acuícola Cruz de Piedra, S.P.R. de R.I., dedicado al cultivo de camarón blanco, especie con aceptación en los mercados local e internacional. No obstante, la productividad en las granjas acuícolas de este parque ha oscilado a partir de distintos escenarios, lo que ha reducido la participación de estas en el comercio internacional, pero han logrado subsistir al colocar el producto en el nivel regional sin perecer dentro del mercado y del entorno ambiental. Por ello, nuestra hipótesis sostiene que la competitividad del Parque Acuícola Cruz de Piedra depende de un conjunto de factores internos y externos de competencia que los productores logran desarrollar a medida que se adhieren a un contexto de adversidades.
El objetivo de la investigación fue analizar los factores internos y externos que determinan la competitividad del Parque Acuícola Cruz de Piedra. Los resultados indican que los factores externos se caracterizan por un conjunto de condiciones contextuales que han permitido la actividad acuícola: ventajas comparativas, desarrollo científico, marco jurídico y apertura comercial. Mientras que los factores internos se asocian a un conjunto de elementos locales: contexto social, cohesión interna de productores-socios, desarrollo tecnológico, normatividad y comercialización. La optimización de cada factor hace posible afrontar las adversidades y mantener una competitividad para sobrevivir en la actividad.
Método
Se realizó un estudio mixto que comprende una revisión documental, el análisis de estadísticas oficiales y la obtención de información en campo. Para esta revisión se consideraron estudios y publicaciones acerca del desarrollo acuícola y el contexto socioproductivo de este. El análisis estadístico abarca datos de producción de 2000 a 2014 facilitados por la Subdelegación de Pesca de Hermosillo, Sonora,6 fundamentados en el cálculo de indicadores. Finalmente, la información de campo incluye una consulta directa con productores y responsables de las unidades del Parque Acuícola Cruz de Piedra mediante entrevistas semiestructuradas. En el cuadro 1 se esquematiza la estrategia metodológica utilizada.
La estrategia metodológica, a partir de distintos tipos de información, nos permitió comprender el marco histórico-contextual de la actividad acuícola, la dimensión productiva actual de esta a través de la identificación de temporadas críticas, y una explicación basada en las experiencias de personas relacionadas de manera directa con la actividad del parque acuícola.
Revisión de trabajos empíricos | Análisis de estadística de producción oficial del parque acuícola y cálculo de indicadores | Información de campo |
---|---|---|
. |
|
|
Fuente: elaboración propia.
Descripción del área de estudio: Parque Acuícola Cruz de Piedra
El Parque Acuícola Cruz de Piedra se localiza en el municipio de Empalme, Sonora, en las coordenadas geográficas 27°53’56.96”N 110°37’28.61”O. Lo conforman cinco granjas que operan una superficie conjunta de 348 hectáreas;7 cuenta con 52 estanques, un canal de llamada, una estación de bombeo y un dren de descarga de uso común. El proyecto fue autorizado el 25 de febrero de 2000. La estanquería del lugar se encuentra cercana al poblado Ejido Cruz de Piedra8 y cercano al Estero El Bachoco. La especie que se cultiva es camarón blanco Litopenaues vannamei. La figura 1 muestra la localización del parque acuícola de estudio y la cercanía con el poblado Ejido Cruz de Piedra.
Los tipos de vegetación son halófitos, matorral sarcocaule y asociaciones de mezquital. El tipo de clima es árido-cálido, con precipitaciones regulares en verano y temperaturas que alcanzan entre los 42° y 44° dentro del alcance de la cuenca del río Matape, que arrastra sedimentos desde la parte alta. En el poblado Ejido Cruz de Piedra, la actividad predominante es la ganadería de bovinos y caprinos en pequeña escala. En cuanto a la pesca, esta se practica con redes; se capturan lisa, pargo, robalo, jaiba, tiburón, pez payaso, pez perico, mantarraya y caracol. Se han dejado de explotar tierras agrícolas debido al abatimiento y salinización de los mantos freáticos.
Resultados
Orígenes de la acuicultura y el contexto legal
En México, la acuicultura dedicada al camarón comenzó como una actividad de acceso restringido en aras de beneficiar al sector social. El gran potencial de las tierras se encontraba en ejidos costeros, mientras que el acceso a la larva estaba concesionado a cooperativas pesqueras. Estos factores llevaron a la acuicultura a un desarrollo lento ante la ausencia de una política integradora (Álvarez et al., 2001, p. 23).
Las cooperativas pesqueras no contaban con un sistema de apoyo que las vinculara a la actividad acuícola (recursos económicos y seguridad, sobreexplotación de especies). Los ejidos no tenían derecho pleno sobre sus tierras a causa de los problemas de regularización de estas. La autoridad mexicana se encontraba dentro de un mar de irregularidades, y el mismo Estado era el que mantenía el control absoluto de la explotación pesquera (Dewalt, 2000, p. 3; WWF, 2000, p. 12).
Ante ello, un conjunto de reformas ha tenido un efecto directo sobre el desarrollo de la actividad. En 1986 se modificó la Ley de Pesca, la cual elimina requisitos para la formación de cooperativas y permite a inversionistas privados asociarse a cooperativas en torno al cultivo del camarón; no obstante, la falta de acuerdos impidió que la actividad acuícola creciera (DeWalt, et al., 2002, p. 22).
La reforma del artículo 27, en torno a la actividad acuícola, estipula el fin del reparto agrario y establece el Programa de Certificación y Titulación de Solares (PROCEDE), que otorga el derecho legal a ejidatarios de vender, alquilar o hipotecar la tierra; elimina el requisito exclusivo de trabajarla en aras de mantener el derecho de propiedad, y promueve empresas mixtas entre ejidatarios y sectores privados (Luers et al., 2006, p. 437). Estas reformas han hecho posible el avance de la actividad acuícola, que había estado estancada ante la situación del sector social en México de finales de los ochenta y principios de los noventa.
Se identifica, en la década de los noventa, un conjunto de cambios en torno a las modificaciones de la Ley de Pesca: 1) se elimina la exclusividad del sector social de cultivar y procesar especies marinas; 2) se permite al sector privado utilizar tierras ejidales; 3) se provee seguridad a privados con concesiones transferibles para ejercer la acuacultura de 20 a 50 años; 4) se establece un criterio ecológico-financiero viable como requisito para las concesiones, y 5) se incentiva la actividad a través del trato directo en cuestión de compra o renta entre inversionistas privados y ejidatarios (De la Torre, 2012, p. 101; WWF, 2000, p. 14).
La Ley de Aguas modificada en 1992 eliminó restricciones para el uso productivo del agua para los productores acuícolas. Asimismo, la Ley de Inversión Extranjera de 1993 abrió la posibilidad de que la participación de extranjeros alcance hasta el cien por ciento; de igual forma, las exenciones fiscales para individuos, cooperativas y firmas involucradas se extienden a un 50 por ciento sobre ingresos. A su vez, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) permitió la reducción a cero del impuesto de importación sobre insumos básicos y la reducción de las tarifas de alimentos de la acuacultura (Dewalt et al., 2002, p. 4; De la Torre, 2012, p. 102; WWF, 2000, p. 14).
Construcción de ventajas competitivas y aprovechamiento de ventajas comparativas
En Sonora, la acuicultura nació como actividad de riesgo, sin antecedentes productivos, pero con expectativas positivas. Las evidencias indican una fase experimental en cultivos extensivos y construcción de obras a finales de los sesenta en la región de Santa Bárbara, al sur del estado, a cargo de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, con la participación de académicos y personas especializadas (Ramos, 1989, p. 198). Ya en los setenta, en virtud de un convenio entre el Centro de Investigaciones Científicas y Tecnológicas de la Universidad de Sonora (CICTUS) y la Universidad de Arizona, se construyó una unidad experimental en Puerto Peñasco, encaminada hacia un modelo tecnológico de cultivo de camarón azul (Penaeus stylirostris), que logró niveles de rendimiento de cinco kilogramos por metro cuadrado (Noriega, 2000, p. 1; WWF, 2000, 63; Dewalt et al., 2002, p. 15).
También, la iniciativa privada realizó investigaciones acerca de la acuicultura. El Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, Campus Guaymas, desarrolló cultivos de camarón café (Farfantopenaeus californiensis) generando técnicas que posibilitaron avances en el manejo de reproductores de poslarvas, aunque en décadas posteriores no lo continuó. No obstante, la investigación en el CICTUS siguió con la estación experimental Kino utilizando métodos intensivos y semiintensivos, en tanques rudimentarios de 200 metros cuadrados, con rendimientos de 0.77 a 0.81 kg/m2. De esta forma, y con experiencias exteriores, se comenzó el cultivo de camarón en Sonora y Sinaloa, con la instalación de un número reducido de granjas a principios de los ochenta (De la Torre, 2012, p. 105; WWF, 2000, p. 13).
El interés por impulsar la camaronicultura era causa de factores asociados al encarecimiento de insumos pesqueros, al incremento del costo unitario de captura, al agotamiento de poblaciones y al incremento de flota camaronera (Ramos, 1989, p. 198). La situación de precariedad que se vivía en el campo agrícola también respondía a un contexto de generación de alternativas que pudieran tener un efecto impulsor de la producción de alimentos.
La Ley Federal de Pesca aprobada en 1986 ratifica la reserva de especies de camarones para cooperativas y establece limitaciones para las sociedades cooperativas ejidales. Se inició una política de fomento del cultivo de camarón con el objetivo de ofrecer alternativas tanto a tierras ejidales costeras sin uso como al sobreesfuerzo pesquero. Las autoridades “intentaban fortalecer al sector cooperativo pesquero y recuperar la posición de liderazgo en el mercado norteamericano en beneficio directo de las cooperativas productoras de camarón” (Lobato, 1992, cit. en De la Torre, 2012, p. 106).
A fines de los ochenta, el gobierno del estado mantenía el compromiso social de atender las demandas de tierra agrícolas, ante la incertidumbre de que pudiese concretarlo (Murrieta, 2004, p. 24). Las autoridades pesqueras reportaban como impedimento para el desarrollo acuícola la tenencia de la tierra y las limitantes en la explotación de crustáceos (WWF, 2000, p. 13). Es aquí donde se plantea la actividad acuícola como una alternativa frente al contexto crítico productivo agroalimentario, considerando que no es generadora de empleos, como la agricultura y la pesca, pero sí es generadora de divisas9 (De la Torre, 2012, p. 107).
De esta manera, la actividad se volcó hacia una salida inmediata que pudiera cubrir la demanda pendiente de tierras o la nula actividad que tenían muchos agostaderos ejidales al otorgárseles tierras de mala calidad:
De pronto todas aquellas dotaciones de salitrales extensos, recibidos por ejidatarios como en señal de ofensa fueron apareciendo como inmejorables para cultivar camarón, en virtud precisamente de los mismos atributos que las hacían pésimas para la agricultura (Ramos, 1989, p. 200).
Así, la camaronicultura nació como un proyecto social a través del Programa Agrario Integral de Sonora (1986-1991), como un frente contra la crisis del sector agrícola y del sector pesquero (Subsecretaría de Pesca, 2008, p. 6; Luers et al., 2005, p. 439). Se buscaba atender alrededor de 16 000 demandantes de tierra (Noriega, 2000, p. 2), para lo cual el gobierno gestionó la implementación de 5 000 hectáreas de cultivo de camarón en planicies salitrosas de La Atanasia, El Tóbari, El Siari y los Mélagos, integrando a ejidatarios en cooperativas acuícolas y a grupos privados10 (De la Torre y Sandoval, 2014, p. 278).
En 1991 inició la práctica comercial de la camaronicultura, que tendría rendimientos bajos (alrededor de 850 kg/ha), y el endeudamiento fue absorbido por el Gobierno del Estado de Sonora. Ya para 1998, el rendimiento alcanzó alrededor de 2 500 kg/ha (Noriega, 2000, p. 2). La importancia del cultivo de camarón y la credibilidad en este quedaron plasmadas en el Plan Nacional de Desarrollo 1989-1994, en el cual se reconoce la creciente competencia de los mercados y el sobreesfuerzo pesquero (De la Torre, 2012, p. 109).
En este periodo de inicio de la camaronicultura, esta se localizaba al principio en el sur del estado, con muchos resultados limitados en la integración del sector social (Luers et al., 2005, p. 438). La reforma del artículo 27 y las modificaciones de la ley de pesca dieron paso a que la iniciativa privada tuviera una participación productiva significativa (que se aprecia en la figura 2) en comparación con la del sector social, la cual se prolongó decrecientemente (Dewalt, 2000, pp. 7-9).
La acuicultura en Sonora muestra un crecimiento significativo a partir de 1993, en ciclos caracterizados por altibajos en la producción debido a factores como problemas de operación, falta de organización, surgimiento de enfermedades, agotamiento de recursos costeros y debilitamiento de infraestructura (CONAPESCA, 2008, p. 47). La dinámica productiva de esta se ha mantenido por la demanda de camarón en los mercados regional e internacional, pero se ha desarrollado en función de los cuatro elementos centrales esquematizados en la figura 3.
El estado de Sonora posee una línea costera de 1 250 kilómetros. La superficie total dedicada al cultivo acuícola en el periodo 1999-2011 se incrementó de 5 mil a 27 mil hectáreas. Hasta el año 2010, el estado se posicionó como el principal productor nacional de camarón, mientras que en la actualidad ocupa el segundo lugar (Del Río et al., 2016, p. 38). Las características geográficas se convierten en un conjunto de ventajas comparativas, aunadas a los avances tecnológicos, que desarrollan ventajas competitivas al alinearse con mercados fuera del país. Lo anterior se refleja en la extensión física de la actividad dentro de la región costera del estado de Sonora (véase la figura 4) y su presencia internacional. Finalmente, el proceso de apertura comercial dio por concluida la construcción de un contexto de competitividad para que las granjas acuícolas aprovecharan las ventajas comparativas del entorno, así como las ventajas competitivas que se generaron en un periodo de casi tres décadas.
En los últimos años, la actividad ha afrontado un contexto epidemiológico grave, principalmente por patogenicidades como el virus del síndrome de la mancha blanca (WSSV) y el síndrome de muerte temprana (EMS), que han provocado caídas en la actividad camaronícola, por lo cual se ha reducido significativamente la exportación de camarón blanco (Litopenaeus vannamei) (Carrazco y León, 2017, p. 3). En la actualidad, de los 13 municipios que comprenden la región costera del estado de Sonora, 10 mantienen actividades acuícolas en sus espacios costeros o en algún tipo de construcción de estanquería. Se identifican tres zonas representativas: la zona norte, que comprende el municipio de Caborca; la zona centro, correspondiente al municipio de Hermosillo, y la zona sur, que abarca los municipios de Guaymas, Empalme, San Ignacio Río Muerto, Bácum, Cajeme, Benito Juárez, Etchojoa y Huatabampo.
Cada una de las regiones tiene una serie de características distintas, que definen contextos específicos. Por esta razón, es necesario analizarlas de forma separada, a fin de identificar la contribución de estas al desarrollo del sector acuícola del estado de Sonora.
Competitividad productiva del Parque Acuícola Cruz de Piedra
Según datos de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca (CONAPESCA), la productividad del parque acuícola, en relación con el resto de las unidades reportadas en la oficina de pesca Guaymas,11 tiene una participación promedio en la producción de 68 por ciento y un valor de 65 por ciento. Aunque en 2003 la participación superó el 90 por ciento, en los últimos ciclos de cultivo la contribución ha descendido hasta 52 por ciento. La participación del parque acuícola en el valor total ha sido menor al del volumen, excepto en los años 2003, 2004, 2008 y 2014 (véase el cuadro 2). En ese sentido, la competitividad del parque acuícola se aprecia en el nivel de participación de su producción en la zona, con casi 70 por ciento del total, aunque en los últimos años ha descendido significativamente.
Año | Guaymas | Parque acuícola | % Participación | |||
---|---|---|---|---|---|---|
Volumen | Valor | Volumen | Valor | Volumen | Valor | |
2000 | 642 | 48 201 169 | 75 | 4 495 620 | 11.67 | 9.33 |
2001 | 545 | 35 605 718 | 475 | 29 607 266 | 87.27 | 83.15 |
2002 | 873 | 39 943 424 | 733 | 33 021 724 | 83.94 | 82.67 |
2003 | 1 600 | 68 251 369 | 1 439 | 61 624 879 | 89.91 | 90.29 |
2004 | 1 426 | 57 875 936 | 1 328 | 54 573 478 | 93.08 | 94.29 |
2005 | 1 794 | 83 543 546 | 1 526 | 66 553 650 | 85.04 | 79.66 |
2006 | 1 061 | 40 208 317 | 896 | 33 974 380 | 84.45 | 84.50 |
2007 | 1 818 | 82 419 663 | 1 466 | 57 721 967 | 80.60 | 70.03 |
2008 | 1 869 | 73 548 739 | 1 456 | 57 842 017 | 77.90 | 78.64 |
2009 | 1 544 | 61 006 369 | 994 | 37 064 142 | 64.38 | 60.75 |
2010 | 2 593 | 145 157 267 | 1 545 | 73 026 054 | 59.57 | 50.31 |
2011 | 2 053 | 87 255 960 | 1 115 | 39 546 221 | 54.30 | 45.32 |
2012 | 2 860 | 110 238 140 | 1 698 | 62 759 140 | 59.36 | 56.93 |
2013 | 1 194 | 71 561 406 | 582 | 31 900 431 | 48.78 | 44.58 |
2014 | 377 | 24 262 320 | 200 | 12 940 000 | 52.99 | 53.33 |
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Subdelegación de Pesca Hermosillo.
El entorno productivo se configura en función de factores como problemas de enfermedades, fenómenos hidrometeorológicos, financiamiento, tecnología, ampliaciones, entre otros. El ritmo de crecimiento de los montos de producción (véase la figura 5) fue constante hasta el año 2003, de 17 448 toneladas, con una tasa media de 109 por ciento con respecto del año inicial. Tomando como referencia el año 2003, encontramos tasas negativas y de crecimiento mínimo en los seis años posteriores; sin embargo, en el ciclo de producción 2000-2014, la tasa de crecimiento media anual del volumen de la producción fue de 6.76 por ciento.
En valores monetarios, la tendencia es al decrecimiento; con un crecimiento positivo inicial de 156.6 por ciento, la tasa se redujo a dos dígitos de 2002 a 2013, y terminó con un incremento general de 7.30 por ciento. Lo anterior mantiene la tendencia de los volúmenes de producción en montos del valor comercial; no obstante, se aprecia un ciclo decreciente (véase la figura 6).
Cabe destacar que la parte financiera en el proceso operativo de las granjas ha estado sujeta a cambios. Las adversidades se dirigen hacia la falta de financiamiento bancario, por ser una actividad de alto riesgo, así como hacia el incremento de los costos de operación, que involucra nuevas técnicas de cosecha, innovación en vigilancia, pérdidas en cosecha, robo de producto, etcétera.
De forma comparativa, las tasas de crecimiento en volumen son mayores que el valor en todo el periodo, con excepción de 2001 y 2014, aunque la tendencia sea casi homogénea (véase el cuadro 3). El valor queda más rezagado a medida que la producción se incrementa, el dinamismo de los volúmenes está más en las posibilidades competitivas de los productores, a diferencia del precio que se establece en los mercados nacional e internacional.
Año | Valor | Volumen | Año | Valor | Volumen |
---|---|---|---|---|---|
2001 | 156.63 | 151.85 | 2008 | 32.82 | 39.05 |
2002 | 94.39 | 113.87 | 2009 | 23.49 | 29.50 |
2003 | 92.42 | 109.32 | 2010 | 28.84 | 31.67 |
2004 | 64.75 | 77.70 | 2011 | 19.87 | 25.23 |
2005 | 56.70 | 65.25 | 2012 | 22.48 | 27.13 |
2006 | 33.50 | 42.54 | 2013 | 15.02 | 15.78 |
2007 | 37.58 | 45.02 | 2014 | 7.30 | 6.76 |
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Subdelegación de Pesca Hermosillo.
La tasa de crecimiento promedio del volumen es de 68.8 por ciento, la cual llegó a su máximo en 2004, para después descender. En el valor de la producción, la tasa promedio llegó a 65.5 por ciento; su óptimo se logró en 2003, para bajar posteriormente. Se aprecia una recuperación en 2007, 2010 y 2012; no obstante, la tendencia general es hacia el decrecimiento.
Cálculo del rendimiento por unidad acuícola
En sus inicios, el parque acuícola comenzó con un sistema de producción semiintensivo dentro de un espejo de agua proyectado de 78 hectáreas y un área poligonal de 102 hectáreas. El rendimiento estimado de este era de 3.5 toneladas por hectárea. Con el tiempo, se han hecho ampliaciones al parque acuícola, por lo cual ha tenido cambios productivos que han incidido en el nivel de competitividad; sin embargo, ninguna granja ha logrado en promedio ese parámetro (véase el cuadro 4). Algunas superaron la expectativa en ciertos años, pero, al estimar el rendimiento, los resultados son inferiores. Por ello, calculamos la medida ponderada con el fin de determinar cuáles granjas muestran mayor competitividad a partir del nivel productivo.
Años | De la Bandera | Yasicuri | Coplamar | Cruz de Piedra | Piedreña | San Fabián | Promedio |
---|---|---|---|---|---|---|---|
2000 | 0.37 | 0.40 | - | - | 0.43 | - | 0.40 |
2001 | 1.33 | 1.38 | 1.68 | 0.06 | 1.23 | 0.62 | 1.05 |
2002 | 1.99 | 1.49 | 1.74 | 0.76 | 1.84 | 1.18 | 1.50 |
2003 | 2.78 | 5.81 | 2.58 | 2.51 | 1.69 | 2.12 | 2.91 |
2004 | 2.27 | 1.76 | 1.84 | 3.16 | 4.44 | 2.06 | 2.59 |
2005 | 2.87 | 4.09 | 1.85 | 2.82 | 2.77 | 2.90 | 2.89 |
2006 | 1.95 | 0.86 | 4.08 | - | 1.41 | 2.00 | 2.06 |
2007 | 3.36 | 1.91 | 3.36 | 2.76 | 3.02 | 2.58 | 2.83 |
2008 | 2.65 | 2.40 | 2.28 | 3.03 | 2.91 | 2.87 | 2.69 |
2009 | 2.71 | 1.15 | 1.98 | 3.72 | 1.78 | 0.91 | 2.04 |
2010 | 6.42 | 2.37 | 6.42 | 3.21 | 4.46 | - | 4.57 |
2011 | 4.93 | 2.82 | 2.37 | 3.58 | 2.37 | - | 2.68 |
2012 | 6.02 | 3.53 | 5.01 | 4.52 | 5.56 | - | 4.93 |
2013 | 0.53 | 3.41 | 2.22 | 0.66 | 1.84 | - | 1.73 |
2014 | 1.58 | 0.00 | - | - | 0.61 | - | 0.73 |
Promedio | 2.78 | 2.38 | 2.88 | 2.57 | 2.42 | 1.91 | 2.52/2.41 |
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Subdelegación de Pesca Hermosillo.
En este caso, las granjas que superaron la media ponderada son De la Bandera, Coplamar y Cruz de Piedra, con 2.78, 2.88 y 2.57 toneladas por hectárea, respectivamente. Por lo tanto, muestran un mayor desenvolvimiento en la actividad y se han adherido a un contexto más crítico y adverso, superando las dificultades productivas de la región.
La media ponderada se calculó con promedios de valor de producción por hectárea de cada granja, lo que dio como resultado 106 905.00 (véase el cuadro 5). Las granjas que superaron la media son las mismas que presentaron mayor rendimiento (De la Bandera, Coplamar y Cruz de Piedra). También se calculó la media ponderada para identificar los años con mayor rendimiento de todas las granjas por año, lo que arrojó un resultado de 99 897; en los periodos 2003-2005, 2007-2008 y 2010-2012 se superó el promedio en el parque acuícola. En la figura 7 se muestran los resultados integrados en forma geográfica.
Años | De la Bandera | Yasicuri | Coplamar | Cruz de Piedra | Piedreña | San Fabian | Promedio |
---|---|---|---|---|---|---|---|
2000 | 22 320 | 23 960 | - | - | 25 727 | - | 24 003 |
2001 | 84 249 | 71 589 | 138 902 | 5 569 | 82 333 | 26 014 | 68 109 |
2002 | 92 359 | 64 582 | 76 533 | 35 231 | 82 338 | 53 645 | 67 448 |
2003 | 113 698 | 218 587 | 112 659 | 109 430 | 79 085 | 96 956 | 121 736 |
2004 | 99 420 | 73 022 | 75 501 | 129 852 | 191 860 | 78 845 | 108 083 |
2005 | 126 226 | 173 367 | 83 973 | 120 926 | 117 097 | 127 738 | 124 888 |
2006 | 81 810 | 30 068 | 145 981 | 122 738 | 50 681 | 79 812 | 102 218 |
2007 | 129 193 | 69 941 | 123 044 | 122 084 | 112 369 | 103 266 | 109 983 |
2008 | 108 612 | 80 938 | 102 230 | 137 558 | 107 188 | 115 996 | 108 754 |
2009 | 93 835 | 36 235 | 69 914 | 187 192 | 71 134 | 39 158 | 82 911 |
2010 | 248 173 | 98 314 | 311 845 | 138 307 | 218 364 | - | 203 001 |
2011 | 150 704 | 89 105 | 94 647 | 179 228 | 87 825 | - | 100 252 |
2012 | 227 641 | 108 000 | 177 182 | 33 903 | 215 161 | - | 152 377 |
2013 | 31 690 | 177 037 | 124 043 | 51 907 | 104 900 | - | 97 915 |
2014 | 99 296 | - | - | - | 36 753 | - | 45 350 |
Promedio | 113 948 | 93 910 | 125 881 | 114 494 | 105 521 | 80 159 | 106 905 /99 897 |
Fuente: elaboración propia con base en datos de la Subdelegación de Pesca Hermosillo.
Fuente: elaboración propia con base en datos del Instituto de Acuacultura del Estado de Sonara y Subdelegación de Pesca Hermosillo.
De acuerdo con los informes de sanidad del Parque Acuícola Cruz de Piedra realizados de 2005 a 2013 por el Comité de Sanidad Acuícola en Sonora, A.C. (COSAES), el estatus sanitario de las granjas en 2005 presentó una incidencia en seis análisis detectados de enfermedad de mancha blanca (WSSV). Mientras que de 2009 a 2012 se registraron tres análisis detectados de virus de la necrosis hipodérmica y hematopoyética infecciosa (IHHNV). De 2008 a 2011 se identificaron tres casos del virus del síndrome de Taura (TSV). Finalmente, el caso mas significativo lo presenta la enfermedad de hepatopancreatitis necrotizante (NHP), con 15 análisis detectados de 2005 a 2011. Todos los resultados se expresan en el cuadro 6.
La participación competitiva del parque acuícola con respecto de la producción de las granjas figura de forma importante. Se aprecia cómo varían los niveles de rentabilidad observando la participación de tres granjas con mayor dinámica productiva. No obstante, la dinámica productiva ha variado. La tendencia decreciente del parque acuícola responde a factores adversos que es necesario revisar. Por ello, fue necesario realizar una consulta con los productores, para dar explicación acerca de los elementos más cualitativos que reflejan la realidad del contexto del parque acuícola, y de la manera en que afrontan tanto los ciclos productivos ascendentes como los decrecientes.
Entrevista a productores
Perfil de los productores y planeación del parque acuícola
El perfil de los productores se caracteriza por el vínculo comercial con actividades agrícolas y pesqueras, junto con el apoyo de ingenieros acuacultores. El proyecto del Parque Acuícola Cruz de Piedra nació ante el interés de un inversionista de aprovechar las características del mercado y el entorno natural de la región. Asimismo, la tenencia de la tierra fue un factor que integró a la comunidad del Ejido Cruz de Piedra. La visión de los inversionistas fue planteada a los ejidatarios para que cedieran terrenos con aptitud acuícola (antes de uso común) a cambio de obras comunes, aunado a la creación de fuentes de empleo para sus habitantes. En ese sentido, se generó un proyecto de desarrollo regional que retomó tres elementos centrales: inversionistas, desarrolladores y comunidad local.
Es así como la membresía del parque acuícola la conforman todos los ejidatarios del Ejido Cruz de Piedra con derechos reconocidos legalmente y personas que ingresaron como socios en participación solo de utilidades. El Parque Acuícola Cruz de Piedra está constituido por una directiva formada por miembros de las cinco distintas Sociedades de Producción Rural (SPR), que asimismo son cinco, y se encargan de tratar todos los asuntos que afecten a las obras.
En sus inicios, el proyecto fue financiado por la banca rural (Banrural sucursal Vicam), con diversas reestructuraciones; también contó con el financiamiento de la banca privada, la cual le otorgó poco margen de negociación ante su nivel de riesgo y llevó a los miembros a operar de forma independiente cada SPR acuícola. En la actualidad se ha logrado que una empresa comercializadora les otorgue crédito para la operación. El apoyo por parte del gobierno lo han recibido cuando han sido afectados a causa de desastres naturales, así como por mortalidades masivas de camarón, y han recuperado parte de la inversión en cada caso.
Autoridades como la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Recursos Hidráulicos y Pesca (SAGARPA), el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA), la Secretaría de Pesca, el Gobierno municipal, el Gobierno estatal y el Comité de Sanidad Acuícola del Estado de Sonora son los organismos de apoyo reconocidos por los productores, para que el producto que ofertan les sea reconocido y tenga el “plus” de inocuidad.
Ventajas y competencia
Las ventajas geográficas o naturales de formar parte del parque acuícola son el contexto fisiográfico, la cercanía con el mar y las vías de comunicación (carretera). Las ventajas tecnológicas se relacionan con equipos de bombeo y biorreactor para la producción de probióticos. La ventaja del parque acuícola en el mercado del camarón se vincula al reconocimiento por parte del SENASICA de buenas prácticas de producción y, asimismo, la certificación del camarón como producto apto para consumo humano.
En cuanto a la competencia, se establece que cualquier productor o parque acuícola puede concebirse como competidor. Un rasgo común entre ellos es el intento de permanecer en una actividad económica de riesgo. Existe una competencia interna entre las mismas granjas del parque, pero también se presenta un nivel de cohesión para afrontar ese contexto acuícola adverso. “Aquí tratamos de que a todos nos vaya lo mejor que se pueda. Si tenemos esa rivalidad en tratar que a cada una nos vaya lo mejor posible. Pero nos auxiliamos con personal o equipos cuando alguien entra o tiene problemas” (entrevista con productor, 2017).
En ese sentido, los productores sienten más una alianza que una rivalidad, la cual les permite fortalecerse para continuar. La competencia con otros ramos productivos como la captura de camarón la perciben con la misma adversidad, pero encuentran más certidumbre en la acuicultura.
Producción, patógenos e insumos
Las caídas de los montos productivos del parque se relacionan directamente con la presencia de enfermedades virales, lo cual ha ocasionado variaciones productivas en todo el periodo de operación del parque. Los productores perciben que los montos podrían ser mayores si el entorno ambiental no fuera contraproducente y pudiera contribuir a la reducción de la incidencia de enfermedades en los cultivos.
Las producciones han variado a lo largo del tiempo, añadiéndole a esto la presencia de las diferentes enfermedades presentes. Si las condiciones naturales, si deja de haber enfermedades tan letales, si todo eso se pone a nuestro favor, claro que sí es posible crecer. Las variaciones son básicamente por cuestiones de manejo y suerte (entrevista con productor, 2017).
Por lo tanto, los altibajos ocurren en función de dos aspectos esenciales: “manejo y suerte”. El primero se asocia al nivel de tecnificación, la rigurosidad de la inocuidad, la administración óptima, etcétera; el segundo, a la incertidumbre respecto a patógenos, climas, fenómenos hidrometeorológicos, incluso problemas de seguridad social.
La problemática en torno a la morbilidad se presentó inicialmente por enfermedades virales como necrosis infecciosa hipodérmica y hematopoyética (IHHNV), síndrome de Taura, etcétera. Pero, en los últimos años, enfermedades bacterianas como el síndrome de mortalidad temprana (EMS) han causado un impacto significativo. En ese sentido, la mortalidad ha llegado a alcanzar hasta 50 por ciento del cultivo. Por ello, se establecieron densidades de cultivo que oscilan en los 15 camarones/m2, con lo cual se respeta la norma de inocuidad. Se asume que estas pueden cambiar dependiendo de la capacidad de cada unidad. Los insumos utilizados con frecuencia son: agua, larva, alimento, diésel, gasolina y filtros. Las tecnologías más concurridas son: aireación móvil y estacionaria, probióticos (directos y fermentados), todos enfocados a la optimización del proceso productivo y la reducción del riesgo de enfermedades.
Comercialización y expectativas generales
Las expectativas iniciales del parque acuícola fueron la exportación a Estos Unidos y Europa y el abastecimiento del mercado nacional. No obstante, la volatilidad del mercado y el contexto de incertidumbre generaron muchos cambios al momento de establecer compradores fijos. Por ejemplo, la forma de distribuir el producto consistía originalmente en llevarlo a la planta y comercializarlo en marquetas, pero con el tiempo se ha practicado la venta en bordo. Fresco, enhielado, cocido y salado son opciones cada vez más locales para colocar el producto en la cadena comercial regional, con lo cual se ha respondido a la necesidad colocar el producto sin perderlo.
Al inicio, los intermediarios se relacionaban con la empresa Ocean Garden, y posteriormente, con compradores del sur del país.12 La variabilidad del tipo de cambio afecta porque los insumos se compran en dólares, como la larva y el alimento, mientras que la venta se efectúa regularmente en pesos. En la actualidad, prácticamente toda la producción se vende en la granja para la comercialización de esta dentro del país; por lo general, venden el camarón fresco, y es poca cantidad la que se cuece y se seca mediante salado.
Los eventos de mortalidad son uno de los factores generales que afectan la actividad acuícola del parque, que indiscutiblemente causan mayor incertidumbre. Aunado a ello, la disponibilidad de la larva de buena calidad influye, muchas veces, en la posibilidad de optimizar el proceso productivo y reducir el riesgo de adquirir enfermedades.
Los productores del parque acuícola esperan un crecimiento físico aproximado de 120 por ciento con respecto del ya existente. En ese sentido, las ventajas geográficas aún no han sido agotadas, lo cual les permite tener una visión de crecimiento posible. También expresan expectativas positivas en materia de producción en función del nivel de tecnificación que se adquiera para el fortalecimiento del desarrollo del cultivo. Existe un consenso positivo entre los productores sobre la proyección de la producción acuícola: “Principalmente los eventos de mortalidad y otros como la disponibilidad de larva de buena calidad son los que afectan el parque […] Sí hay futuro aquí, en el parque y en Sonora, solo se tiene que ejercer con responsabilidad, cuidando el entorno ecológico, para no desbalancearlo” (entrevista con productor, 2017).
En ese sentido, se dependerá del nivel de responsabilidad de cada productor en cuanto a la normatividad y el entorno ecológico. Si el marco de operación es regulado de forma correcta (respeto a las densidades de cultivo, por ejemplo), las posibilidades de riesgos quedarán sujetas únicamente a factores externos, fuera de la responsabilidad de las granjas, como pueden ser eventos hidrometeorológicos o externalidades del mercado.
Desde una perspectiva integrada, la competitividad del parque acuícola ha sido posible por el contexto de competitividad externa, aspecto analizado con anterioridad. No obstante, en el interior del parque acuícola identificamos cinco elementos centrales desarrollados por los involucrados en el cultivo de camarón, que se muestran en la figura 8.
Discusión
Las posibilidades de cultivar camarón, a diferencia de otras regiones, tienden a ser favorables a partir de la especialización y el aprovechamiento de ventajas comparativas, con lo cual se cumplen las premisas establecidas por Huerta-Quintanilla (2009) e Ibarra (2016). El desarrollo de la competencia en el Parque Acuícola Cruz de Piedra tiene como prioridad la mitigación del problema de enfermedades. Sánchez-Ancochea (2005) menciona que la innovación de los procesos productivos emana de la rivalidad entre empresarios. Aquí encontramos una mayor competencia contra la adversidad del entorno que entre las mismas unidades acuícolas, y de ello derivan los procesos de innovación, que es un elemento concebido por Carrazco y León (2017).
El papel del Estado en la planeación en la acuicultura ha estado ligado a la creación de un escenario de competencia, sin obstruirla, capaz de amoldarse a las necesidades cambiantes del sector acuícola, tal como lo concibe Pelas-Felizzola (2010). El valor creado por unidad, según el modelo de competitividad de Porter (2017), se alinea a la rentabilidad por hectárea lograda por los productores en relación con la densidad de cultivo; ahí entra en juego el papel de las instituciones que regulan la actividad acuícola, las empresas que comercializan y, al mismo tiempo, ofrecen servicios de financiamiento y las exigencias de cada mercado (Benzaquen et al., 2010).
La competitividad acuícola no se logra sin un marco de sustentabilidad que haga posible el desenvolvimiento y el crecimiento de cada unidad de producción dentro de un sistema como el descrito por Vivanco et al. (2010) y Alaña et al. (2017), en el que, a partir del encadenamiento entre insumos, producción, transformación y comercialización, se logra la optimización en conjunto, con el soporte de organismos públicos que contribuyen a la innovación (Gutiérrez y León, 2016). Por ello, el sustento de nuestra hipótesis engloba varios elementos teóricos (unos más parciales que otros), dado que la competitividad en el caso estudiado está condicionada por un conjunto de factores de competencia propios del lugar y del entorno, que se desarrollan en su complejidad socioproductiva y ambiental.
Conclusiones
La competitividad del parque acuícola responde a un conjunto de factores que permiten que la camaronicultura subsista como una actividad de riesgo. Los hallazgos nos llevaron a delinear un panorama en el que se interrelacionan factores externos e internos complejos. Los primeros obedecen a un proceso histórico contextual en el que han participado el gobierno, los productores y el sector científico con el objetivo de aprovechar las ventajas comparativas de la región. La dirección del Estado ha sido esencial para el desarrollo de la actividad, así como la participación social, privada, y el conjunto de experiencias sobre sistemas productivos. Esto llevó a que la desregulación en el marco jurídico -en torno a la tenencia de la tierra y la explotación pesquera- y el proceso de apertura comercial en los ochenta permitieran el desarrollo y el desenvolvimiento de la actividad acuícola en Sonora.
Al analizar los factores internos identificamos una competitividad productiva a medida que cada unidad acuícola logra rendimientos a pesar del contexto adverso de enfermedades. Uno de los factores del desenvolvimiento de la competitividad en el interior del parque acuícola deriva del logro de un proyecto que incluye al Ejido Cruz de Piedra en el complejo productivo. Asimismo, la cohesión entre los productores alcanzada con el apoyo mutuo sirve de base para afrontar las adversidades, y delinea un marco de competencia distinto a partir de la percepción colectiva de que la afectación de una unidad acuícola perjudica al resto de las unidades en el parque.
Los productores se han adaptado a distintos mecanismos de apoyo, financiamiento y comercialización, donde la eficiencia de la producción se vincula de manera directa al uso de tecnologías que les aseguren la producción, mientras que el respeto a la normatividad reduce el riesgo de enfermedades, aun cuando atente contra los rendimientos.
Por lo tanto, los productores del Parque Acuícola Cruz de Piedra se adhieren a un conjunto de estrategias e innovaciones que les permiten una mayor inocuidad dentro de un entorno sustentable. El logro de la competitividad acuícola se asocia a la inocuidad, y esta se consigue con cohesión y sustentabilidad. El papel de los empresarios, las autoridades, el sector social, el sector científico y los actores clave tendrá una reconfiguración imperecedera a medida que el entorno de la actividad acuícola continúe su tendencia de constante variación.