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Agricultura, sociedad y desarrollo

versión impresa ISSN 1870-5472

agric. soc. desarro vol.3 no.2 Texcoco jul./dic. 2006

 

Las mujeres son más peligrosas mediante la palabra: el chisme entre estudiantes de la Universidad Autónoma Chapingo, en México

 

Women are more dangerous through words: gossip among students from the Autonomous University of Chapingo, in México

 

Verónica Vázquez-García1 y María Eugenia Chávez-Arellano2

 

1 Desarrollo Rural. Campus Montecillo. Colegio de Postgraduados. Montecillo, Texcoco, Edo. de México. 56230. (verovazgar@yahoo.com.mx).

2 Programa Universitario de Investigación en Ciencias Sociales y Humanidades. Universidad Autónoma Chapingo. Texcoco, Edo. de México. 56230. (marigen_98@yahoo.com)

 

Resumen

En este trabajo se describen las percepciones del chisme de jóvenes de segundo año de la Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh) en México. El análisis se centra en tres temáticas relativas al chisme: su asociación con las mujeres, su función social, y las alternativas frente a su impacto en la vida cotidiana. Los resultados son: primero, aunque predomina el estereotipo de la mujer chismosa, también se reconoce que los varones chismean aunque de manera más discreta; segundo, la función social del chisme en la UACh puede ser de tres tipos: el que estrecha lazos; el que promueve intereses personales; o el que sirve para ambas cosas, dependiendo del contexto en el que se esparce y de su contenido; tercero, hombres y mujeres coinciden en que el chisme tiene un impacto negativo en la vida de las personas, pero las mujeres declaran haber sido víctimas en porcentajes mayores. Algunas consideran que el chisme es inevitable, mientras que otras vislumbran dos alternativas para disminuir su daño: la educación de la gente; y la opción personal de ignorarlo, cambiar de comportamiento para no ser su víctima o confrontar a la persona que lo disemina.

Palabras clave: Alternativas ante el chisme, estereotipos en torno al chisme, función social del chisme, impacto del chisme.

 

Abstract

This article describes gossip perceptions in young students at the second year of the high school in the Autonomous University of Chapingo (UACh) in México. The analysis centers around three subject areas related to gossip: its association with women, its social function, and alternatives in face of its impact on daily life. The results are: first, although prevails the stereotype of gossipy women, there is a recognition that men also gossip, albeit in a more discrete manner; second, the social function of gossip at the UACh can be of three kinds: the one that strengthens bonds;that which promotes personal interests; or the one that serves both purposes, depending on the context where it is spread and its content; third, men and women agree that gossip has a negative impact on people's lives, but women declare having been victims in larger percentages. Some of them consider that gossip is inevitable, while others foresee two alternatives to diminish its harm: educating people; the personal option of ignoring it, by changing behavior to avoid being its victim or confronting the person who spreads it.

Key words: Alternatives in the face of gossip, stereotypes surrounding gossip, social function of gossip, impact of gossip.

 

Introducción

En el presente artículo se analiza los resultados de una investigación sobre el chisme realizada ^con jóvenes de segundo año de la Preparatoria Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), una institución dedicada a la formación de estudiantes procedentes de zonas rurales en México. La investigación se enfocó a tres áreas: los principales temas del chisme entre los y las jóvenes; el impacto de éste; y sus percepciones sobre el chisme. En otros trabajos (Vázquez García et al., 2006; Chávez Arellano et al., 2006) se han discutido las primeras dos áreas; la tercera es la materia del presente artículo. Aquí revisamos tres temáticas referentes a la percepción juvenil del chisme: quién chismea más, las mujeres o los hombres; las razones para hacerlo; y las reacciones y alternativas frente al chisme. El eje central del análisis son las diferencias entre hombres y mujeres en torno a estas tres temáticas.

El trabajo se hizo con adolescentes, por tratarse de un grupo que ha recibido considerable atención en estudios sobre el chisme en otros países, pero no en México (Paquette y Underwood, 1999; Van Roosmalen, 2000; La Voie et al., 2000; Kuttler et al., 2002; Tholander, 2003; James y Owens, 2005). La adolescencia es una época de la vida en la que se hacen amistades muy cercanas que son importantes para el desarrollo de habilidades sociales. Dichas amistades son fuente fundamental de apoyo para resolver problemas; a través de ellas se desarrolla una cultura de aceptación y conformidad con normas sociales (Adler et al. , en James y Owens, 2005). En el caso de las adolescentes, es durante este período cuando su sexualidad se comercializa a través de los medios de comunicación, y ellas aprenden a vivir en la cultura patriarcal caracterizada por la dependencia económica, la inequidad de género y la violencia. Las adolescentes aprenden con sus amistades más cercanas a comportarse de acuerdo a normas de género preestablecidas (Van Roosmalen, 2000).

La población de la UACh es un universo ideal para la investigación porque la gran mayoría de sus estudiantes deja el hogar paterno para estudiar ahí. Algunos viven en el internado que ofrece la institución, mientras que otros reciben una beca para cubrir sus gastos. Son jóvenes de escasos recursos económicos pero con buen rendimiento académico. En 2005 ingresaron 1665 estudiantes, de los cuales 61.1% provenía de estados del centro del país, 31.2% del sur y 7.7% del norte. Lejos de sus familiares, los y las alumnas conviven intensamente a lo largo del ciclo escolar y sus amistades adquieren aún más fuerza que la que tendrían en otro contexto, puesto que en ocasiones constituyen su única fuente de apoyo. Resalta también que las mujeres son aproximadamente un tercio de la población estudiantil. En 2005, 34.4% de estudiantes de nuevo ingreso fueron mujeres.

El proceso de recolección de datos tuvo tres fases. En enero de 2006 contactamos a profesore/as impartiendo clases en el segundo año de preparatoria para que nos permitieran aplicar un cuestionario a sus grupos con las siguientes preguntas abiertas: ¿consideras que en Chapingo hay gente chismosa?, ¿qué tipo de chismes se dan?, ¿porqué crees que a la gente le gusta chismear? ¿alguna vez te ha afectado un chisme? ¿qué se puede hacer al respecto? Se trabajó con este grado escolar porque los chicos/as ya habían cursado año y medio en la institución y tenían alguna experiencia. El objetivo de este instrumento fue que expresaran de la forma más libre y sincera posible sus percepciones y experiencias personales con el chisme. La respuesta fue anónima y por escrito. Se les pidió que proporcionaran su sexo, edad y Estado de origen.

En la segunda fase, realizada en febrero de 2006, se aplicó un cuestionario con preguntas cerradas elaborado a partir de la codificación del primer cuestionario. El objetivo fue establecer tendencias en las percepciones y experiencias relatadas en el primer instrumento aplicado, con particular énfasis en las diferencias de género en cuanto a los temas para chismear y el impacto del chisme. Este cuestionario también se manejó de manera anónima y se pidieron los mismos datos que en el primero: sexo, edad y Estado de origen.

Una vez procesados los datos de los dos instrumentos descritos, en mayo de 2006 se inició la tercera fase, que consistió en la formación de cuatro grupos focales con estudiantes de dos grupos del mismo grado de preparatoria. El objetivo fue doble: primero, hacer una devolución de resultados, que fue un compromiso adquirido con los profesore/as que nos permitieron trabajar con sus grupos; y segundo, discutir los resultados con el estudiantado para corroborar su veracidad y profundizar en el análisis. Dos de los grupos focales fueron mixtos y en los dos restantes se dividió a los y las estudiantes por sexo, de tal manera que pudimos observar la interacción entre jóvenes del mismo sexo y con el opuesto.

La muestra total estuvo conformada por los y las alumnas de 14 grupos de los 18 que conforman el segundo año de preparatoria. El cuestionario de la primera fase se aplicó a 180 personas (58 mujeres y 122 hombres); el de la segunda a 212 (99 mujeres y 113 hombres); y en la tercera fase los datos fueron discutidos con 66 estudiantes (24 mujeres y 42 hombres) para un total de 458 participantes, lo cual corresponde a 69% del total de la población estudiantil de segundo grado. La distribución por sexo es parecida a la de la población total de este grado y a la que ingresó a la UACh en 2005 (Cuadro 1).

Como se dijo, sólo se solicitó la edad y el estado de origen a lo/as participantes de las dos primeras fases. Los datos al respecto coinciden entre sí. La edad promedio en ambos casos es 16 años. La mayoría proviene de Estados ubicados en el centro y sur del país. Las entidades federativas mayormente representadas son: Estado de México, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Hidalgo y Distrito Federal. Esta distribución es muy similar a la de la población total del segundo de preparatoria y también se aproxima a la que ingresó a la UACh en 2005, donde la representación de los estados del norte es un poco mayor a la obtenida en la muestra (Cuadro 2).

Este artículo está dividido en tres secciones. En la primera se discute qué género chismea más, hombres o mujeres, desde la perspectiva de quienes han trabajado el tema y de estudiantes de la UACh. En la segunda parte se discute la función social del chisme, contrastando las distintas posiciones existentes en la literatura con las percepciones de los/las chicos/as. Finalmente analizamos el daño del chisme en la vida estudiantil de la UACh y las alternativas que los y las jóvenes visualizan frente a éste.

 

¿Quién chismea más, las mujeres o los hombres?

Un tema que ha ocupado a los y las estudiosas del chisme es la asociación entre éste y las mujeres. En el diccionario abreviado de Oxford (citado en Gluckman, 1968:33) el chisme se define como idle talk (conversación ociosa, vacía) a cargo de una persona, "mujer en la mayoría de los casos." El diccionario de la Real Academia Española (2000) define al chisme como "noticia verdadera o falsa, o comentario con que generalmente se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna" sin hacer atribuciones genéricas. Sin embargo, el Diccionario de Español Actual preparado por Seco et al. (1999:1014-1015) da varios ejemplos para ilustrar el uso del lenguaje en los que las que chismean son siempre mujeres. Por ejemplo: "si fracasaba en su nuevo proyecto le aguardaba toda su vida tras el mostrador soportando clientes estúpidas, clientes chismosas."

Algunas autoras ven en la identificación del chisme con las mujeres una visión peyorativa (De Stefano, 1977; Brown, en Madill y Goldmeier, 2003) producto de la cultura patriarcal que establece que las mujeres deben sonreír mucho, hablar poco, mantenerse siempre serenas y no usar jerga idiomática o malas palabras (Kramer, 1975). Trabajos más recientes han tratado de reivindicar al chisme como un género de comunicación típicamente femenino a través del cual las mujeres intercambian conocimientos y experiencias en eventos que les conciernen; por ejemplo el embarazo y el parto (Watkins y Danzi, 1995); desarrollan aptitudes de liderazgo (Hall, 1993a, 1993b), y construyen redes de solidaridad entre ellas (Leaper y Holliday, 1995; Ghosh, 1996).

En México, Lagarde (1997:347-362) concibe al chisme como un espacio cultural de las mujeres donde éstas ejercen un poder creado a partir de su debilidad social y política para participar en los complicados mecanismos del poder. Las mujeres se encuentran en un estado de dependencia vital de los hombres y de competencia entre ellas, por lo que el chisme tiene dos caras. Por un lado, les permite ser aceptadas en el mundo sectario de las otras, pero, por el otro, es un arma para desprestigiarlas. En palabras de la autora, la mujer es la primera en hacer chismes con y contra sus enemigas y sus aliadas, lo cual pone en evidencia tanto su confianza de amigas como la enemistad social de las mujeres.

Otros estudios coinciden con esta visión. En algunas regiones de África las mujeres utilizan al chisme para atacar a otras más poderosas (Bleek, 1976) mientras que entre la clase obrera inglesa lo usan para desprestigiar a mujeres que quieren escapar de la norma (Tebbutt, 1995). Cuando chismean sobre las demás, las mujeres utilizan imágenes de feminidad que reproducen la ideología hegemónica de género debido a que están en competencia entre sí y a través del chisme obtienen capital social (Guendouzi, 2001).

El chisme también es un vehículo para comunicar las "pautas, normas y reglas de comportamiento social y de los límites de la feminidad" (Lagarde, 1997:360), es decir, los roles de género. En este sentido, el chisme funciona como un mecanismo de control sobre las que no se apegan a éstos. Por ejemplo, las mujeres que ocupan espacios públicos (mercados de África) son acusadas de ser sexualmente laxas y propensas a gastar su dinero comiendo y tomando con hombres extraños (Pietila, 1999). En Suecia, las mujeres provenientes del Medio Oriente resaltan la importancia de tener una buena reputación y expresan a través del chisme una feminidad dividida que ubica a la virgen y a la puta como categorías opuestas que, en conjunción con el concepto del honor masculino, rigen el comportamiento de las mujeres (Elden, 2001). En pocas palabras, el chisme surge de y perpetúa las restricciones que se imponen a los roles femeninos, pero también da [a algunas mujeres] la tranquilidad de validarlos (Jones, en Percival, 2000:317).

Sin embargo, cabe preguntarse: ¿es cierto que las mujeres chismean más que los hombres? La respuesta no es definitiva, en parte porque los estudios sobre el chisme entre mujeres son más frecuentes que entre hombres. Ésto se debe a un problema de definición producto de la cultura patriarcal: las conversaciones entre mujeres constituyen chismes, mientras que las de los hombres "se sanciona[n] culturalmente como plática[s] aunque tenga[n] el objetivo de informar, de distorsionar, de manipular, de recrear la realidad" (Lagarde, 1997:351). En este mismo sentido, Guendouzi (2001) señala que la visión peyorativa del chisme (bitching en inglés) se asocia con las mujeres. Algunos estudios empíricos que se alejan de esta visión estereotipada sugieren que mujeres y hombres chismean por igual (Evaldsson, en Tholander, 2003), pero otros indican que, efectivamente, las mujeres chismean más que los hombres porque la sociedad permite en ellos la agresión directa, mientras que las mujeres tienen que recurrir a métodos más soterrados para resolver conflictos de celos, envidia y deslealtad (Paquette y Underwood, 1999; Bjorkqvist et al. en La Voie et al. 2000; James y Owens, 2005). Ness (2004) aclara que son las chicas de clase media las que recurren a dichos métodos, ya que las de clases más desfavorecidas sí tienen socialmente permitido usar la violencia física para resolver sus problemas. A continuación analizamos esta problemática en el contexto de la UACh.

 

El chisme y los estereotipos de género en la UACh

En el Cuadro 3 se presenta las respuestas obtenidas a la pregunta de quién chismea más, mujeres u hombres. La respuesta ambos predomina cuando los datos son vistos de manera conjunta (56.2%). Citamos dos testimonios que ejemplifican esta respuesta, haciendo énfasis en la vida estudiantil chapinguera:

Yo pienso que casi todos los alumnos son chismosos, eso es algo que siempre nos acompaña en nuestra vida diaria, sea cual sea el sexo. Del por qué hay chismosos, pues porque simplemente así se maneja la costumbre o de plano la cultura chapinguera tiene ese aspecto. Para ser sincera me incluyo en la gente chismosa, aunque no tan extremo (M).

Todos los chapingueros o la gente de aquí de algún modo es chismosa, yo por mi parte confieso que soy chismoso y con los amigos que me junto hablamos de todos y de todo. Creo que la gente es chismosa aquí pues porque la mayoría se la pasan todo el tiempo en la Universidad, y en sus ratos libres y con los amigos que se encuentran se platican lo que les pasó, pero cada quien lo cuenta como mejor le conviene, así que hay mucha gente chismosa en Chapingo, hombres y mujeres todos son iguales (H).

Algunas de las chicas que dijeron que hombres y mujeres chismean por igual señalaron, sin embargo, diferencias en sus temas predilectos. Es interesante que en estos tres testimonios, escritos por chicas diferentes, los temas del chisme entre mujeres y hombres sean similares:

Por lo regular los hombres no hablan lo mismo que las mujeres y por ejemplo las mujeres pueden chismear o criticar mucho la forma de vestir de otra mujer y los hombres pueden chismear acerca de cuantas novias tienen (M).

Las mujeres critican a los demás en su forma de vestir o cualquier otro aspecto, y los hombres se ponen a criticar principalmente el cuerpo de la mujer (M). He convivido con ambos, sobre todo con hombres, y la mayor parte del tiempo hablan de mujeres, intercambiando información, para saber como son y que piensan los demás de ellas, curiosidad, sin embargo las mujeres suelen hablar más de cosas materiales, ropa, accesorios, belleza (M)

Sin embargo, si los datos se analizan por separado, la opinión de chicas y chicos varía notablemente. Mientras que la mayoría de las mujeres (66.7%) opina que ambos chismean por igual y el resto dice que las mujeres (17.2%) o los hombres (15.1%) lo hacen más, la opinión de éstos se divide: la mitad (50.4%) piensa que las mujeres chismean más, la otra mitad (47%) que ambos y sólo 1.8% piensa que los hombres le ganan a las mujeres. En otras palabras, en ellos existe la imagen de la mujer chismosa de manera más contundente que en sus compañeras. Los testimonios recogidos se expresan en esta misma dirección:

No es por ser machista o algo parecido, pero a las mujeres les gusta más el chisme que a los hombres; e inventan cosas para "fregar"a otros u otras personas que les caen mal (H).

La mayoría de los chismes son creados por mujeres, ya que hoy en día las mujeres son las que pelean más que los hombres (H).

[Los chismes ocurren] la mayor de las veces entre mujeres, que ya se pelean por el novio o porque ella se viste mejor que yo, que ella tiene mejor cuerpo etc. y ahí es donde comienzan [a] hacerse los chismes; que ella dijo que tú no tenías cuerpo, que no te sabes maquillar (H).

Las mujeres son más peligrosas mediante la palabra, porque los hombres reaccionan más con violencia física (H).

¿Por qué los chicos piensan que sus compañeras chismean más que ellos? La mayoría lo explica con atributos socialmente asociados a las mujeres, los cuales se refieren a sus habilidades de comunicación, observación y empatía (las mujeres tienen más facilidad de palabra, son más abiertas, profundizan más y sacan todo el jugo posible, observan con más detalle su entorno, siempre les interesa todo, se tienen más confianza, son menos tímidas; suelen compartir sus sentimientos). Algunos ven en estos atributos un aspecto negativo de la personalidad femenina (las mujeres se la pasan buscando detalles para hablar y son críticas en todo; la curiosidad las vuelve locas y quieren divertirse burlándose de las demás personas; se tienen más envidia; entre ellas tienen más problemas; se da más la crítica y los chismes [en la] relación amiga-amiga; las mujeres chismean para presumir quién tiene más o qué marido es más bueno.

Por su parte, las chicas que piensan que las mujeres chismean más que los hombres (17.2%) se expresaron así:

[El chisme] es un hábito que se aprende o imita desde edad temprana y se va haciendo común, en especial entre las mujeres (M).

Dentro de las mujeres [el chisme] es más común pues las habilidades "comunicativas" se nos dan más... Las chicas son injustas y poco solidarias entre ellas (M).

Desgraciadamente el chisme se ve principalmente en la mujer (M).

Las razones que las estudiantes dieron para que ésto fuera así son parecidas a las de sus compañeros. Se trata de atributos generalmente asociados con las mujeres, como el chisme mismo: "tenemos más cosas de qué hablar"; "nos fijamos más acerca de las otras personas, en cambio los hombres son menos atentos"; "las mujeres observan cada detalle de una persona; toman muy en cuenta a los demás; somos personas muy curiosas [y] tratamos de ayudar en los problemas de la demás gente". Visto desde un punto de vista negativo, las chicas se consideran a si mismas "menos discretas", "más metiches", "más egoístas", "más envidiosas y criticonas".

Fueron pocas las personas que identificaron en los hombres una inclinación mayor que la de las mujeres hacia el chisme: 1.8% (sólo dos) de los hombres y 15.1% de las mujeres. Los testimonios de los dos chicos son los siguientes:

Los hombres por lo regular contamos cada experiencia con lujo de detalle y hasta le agregamos un poquito (H).

Comúnmente [los hombres] son los que más se juntan, ya sea para platicar de relaciones entre chavas y de otras cosas, pero son los que más hablan de todo. Y las mujeres... son más calladas. No todas, pero en general [a] la mayoría no le gusta hablar de otras cosas que no sea de ellas (H).

Tampoco son muchas las mujeres que afirman que los hombres chismean más que ellas. Las que así lo hicieron enfatizan dos cosas. Primero, el hecho de que el tema de chisme favorito entre los hombres sean las mujeres, desde la forma en que se visten hasta su actividad sexual, cosa que ellas resienten. Citamos algunos ejemplos:

Tuve un novio y resulta que cuando terminamos parecía una cualquiera sólo por tener muchos amigos, o cuando salí de Chapingo para acompañar a un grupo de fútbol y dijeron que me había ido sólo para estar con ellos y todo el grupo lo sabía ya, pero se lo dijeron a mi novio (M).

Me afectó la manera en que un ex-novio divulgó que él y yo habíamos tenido relaciones, entonces los amigos de él me veían feo (M).

Muchas veces he oído hablar a los hombres de las mujeres, criticarlas en todos los aspectos, hasta en la forma [en] que se visten (M).

Según ellos las mujeres somos las más chismosas, pero me he dado cuenta [de] que no es así, si ellos ven a una mujer vestida con ropa aguada le empiezan a decir marimacho o lesbiana, creo que eso dice mucho (M).

[Los hombres] siempre tratan de justificarse debido al machismo que existe: que es una ramera, una fácil, "no le gusta", ha de ser lesbi; además son vanidosos: ese "guey" es un puto, está bien pendejo, pobre muerto de hambre, etc. (M).

Los testimonios masculinos confirman esta percepción de las chicas, en el sentido de que uno de los temas favoritos para chismear entre hombres es la apariencia física y reputación sexual de sus compañeras:

Cuando ven a una chica bonita todos comenzamos a preguntar que quién es, en qué grupo va, etc. y las personas que conocen a la chava tal vez por quedar bien o ser tomados en cuenta dice[n] todo lo que sabe[n] (H).

Yo principalmente lo que creo que más se comenta es sobre las mujeres de nuestra institución. Esto tal vez se da, y así lo pienso, entre los alumnos de las distintas ingenierías (H).

Mayormente se llegan a dar algunos chismes sobre las mujeres embarazadas y por ejemplo cuando platicamos con nuestros amigos, les preguntamos o nos dicen con cuántas mujeres ya anduvieron y que si son fáciles (H).

Segundo, a través de sus testimonios las chicas desmienten la asociación entre el sexo femenino y el chisme, señalando que las mujeres chismean de manera más abierta porque es un comportamiento socialmente permitido en ellas. Los hombres, en cambio, tienen que guardar las apariencias y cuidar las formas, pero también chismean. Al hacer estas distinciones, las muchachas ponen al descubierto el sexismo en el lenguaje que concibe a las pláticas de mujeres como chisme y las de hombres como conversaciones, aunque sean del mismo tipo y versen sobre los mismos temas. Citamos:

La diferencia [es] que las mujeres somos un poco menos discretas que los hombres, porque qué van a decir de ellos, que no son machos y cosas así (M).

Los hombres dicen que nosotras somos las chismosas, yo creo que no, sólo que somos más evidentes, en cambio ellos, cada que ven a una mujer, luego, luego, opinan sobre ella y muchas veces sus opiniones no son muy agradables (M).

Se tiene la idea de que las mujeres somos más chismosas, pero no es así, ya que nosotras decimos las cosas y no nos escondemos... los hombres dicen chismes pero son más discretos (M).

Algunos hombres también perciben el sexismo en el lenguaje:

[El chisme] se nota más en ellas, tal vez en ambos son iguales, pero se nota más en las mujeres (H).

Generalmente ellas, siempre y en todos lados, andan en pequeños grupitos donde hay mucha plática sobre quién sabe qué. Y los hombres sólo en algunos lugares apartados y no a cada rato, pero es casi igual (H).

Pareciera, entonces, que en la UACh sucede lo sostenido por Lagarde (1997): aunque las conversaciones de mujeres y hombres son parecidas, predomina el estereotipo de la mujer chismosa, particularmente en los hombres, aunque en cierta medida también en las mujeres. Algunas chicas resienten este estereotipo y el hecho de que los hombres hablen sobre ellas en la forma en que lo hacen. Sin embargo, tanto los datos del cuestionario cerrado como los de los testimonios indican que las mujeres también se lastiman entre ellas a través del chisme, tema que analizamos a continuación.

 

Mujeres chismeando sobre mujeres

Como señalamos antes, el chisme puede ser tanto un vínculo que une a las mujeres como un arma que las separa, debido a su situación de "dependencia vital" con los hombres y de competencia entre sí (Lagarde, 1997). Los siguientes testimonios dan cuenta de esta competencia y falta de solidaridad. Hay que notar que, como en el caso de los chismes sobre mujeres que diseminan los hombres, los que esparcen las mujeres también tienen que ver con la reputación sexual femenina, un tema central en la construcción de la identidad de género durante la adolescencia (Van Roosmalen, 2000). Citamos:

Las niñas comienzan a hablar y te creas mala fama, aunque tú sabes que no es cierto, aparte me han pegado varias veces porque por hablar con un chavo se desatan varios chismes (M).

A veces cuando... se habla mal de una chica... las mujeres como que tachamos a nuestro propio sexo... Creo que nosotros como mujeres somos las que tachamos más a nuestro propio sexo o hablamos mal de nuestras compañeras (M).

Muchas veces hasta entre las mismas mujeres se anda[n] diciendo cosas, dicen "esa es bien fácil" nada mas porque la ven platicando un día con su novio y ya por eso eres fácil (M).

En los siguientes testimonios puede verse cómo el chisme contribuye a definir las fronteras de la amistad entre mujeres. Si una mujer no es amiga, es entendible que divulgue chismes:

Una compañera habló mal de un grupo de amigas, porque no le hablamos como una amiga... porque no era amiga en realidad, era por interés (M).

Un día con mis compañeras de cuarto, como no [nos] llevamos tan bonito, empezaron a decir que yo hablaba muy mal de ellas (M).

[Los chismes son] temas de carácter personal cómo por ejemplo qué le pasa, y se lo cuenta a otra, y ésta cómo no es su amiga se lo cuenta a otra y así se va modificando [la historia] (M).

Por el contrario, entre amigas las mujeres se dicen cosas privadas de lo más normal y sin agresiones. El problema es que al romperse la amistad, la información puede convertirse en chisme y hacer daño:

Entre amigas el chisme es [de] lo más normal, va sin agresiones, es sólo para compartir lo que nos pasa y si es necesario para ayudarnos a levantar el ánimo. Claro está que no debemos contar todo lo que nos pasa porque igual si nos enojamos con nuestras amigas pues ellas lo van a convertir en chisme (M).

Cuando una amiga traiciona la amistad contando un chisme, duele más que sea ella la que hable sobre nosotras a que las cosas que diga sean nocivas (y por lo tanto supuestamente falsas). Son los chismes de las amigas los que más duelen. Pero ellas los divulgan porque, como dijimos arriba, el chisme es un arma que las mujeres usan debido a la situación de competencia en la que se encuentran:

En mi salón hay muchas chavas que les encanta el chisme, ya que inventaron un chisme muy grande. me da mucho coraje que una chava supuestamente mi amiga haya contado muchas cosas de mí, bueno hasta inventó otras cosas más, y digo que me da mucho coraje porque yo le brindé mi apoyo cuando ella más lo necesitaba y ahora así me paga (M).

 

¿Por qué chismeamos? La función social del chisme

¿Por qué chismea la gente? Esta pregunta ha ocupado a los y las estudiosas del chisme desde que éste fue concebido como tema de investigación. Por un lado, Gluckman (1963, 1968) sostiene que el chisme tiene la función de delimitar la membresía de determinado grupo social y mantener sus valores y normas de comportamiento, fortaleciendo así su unidad como grupo. Siguiendo esta línea, autores como Hall (1993a; 1993b), Baumeister et al. (2004) y Wert y Salovey (2004) enfatizan el aprendizaje de normas sociales a través del chisme, ya que éste consiste en narrativas que describen las consecuencias que otra persona enfrenta al no haber respetado dichas normas. El chisme sirve para aprender de las desavenencias ajenas y desanimar a las personas para actuar de cierta manera, por lo que es un elemento necesario para el buen funcionamiento de la sociedad (Wert y Salovey, 2004). Los chismes se trasmiten al interior de grupos socialmente definidos, por ejemplo hombres ancianos, de tal forma que una mujer que pretende chismear con sus parientes masculinos puede no tener el impacto deseado (Besnier, 1989).

Paine (1967:281) afirma que quien chismea es la persona y no el grupo, y lo hace sobre sus propias aspiraciones y las de otros, por lo que el chisme es un instrumento para promover intereses personales. El chisme es una forma de agresión indirecta que se utiliza cuando los costos de una agresión directa son demasiado altos, cuya finalidad es la de excluir o afectar el estatus social de otra persona (Archer y Coiné, 2005).

Estas dos posturas ubican al chisme entre dos viejos caballos de guerra: la psicología o la sociología, el individuo o el grupo (Wilson, 1974:93), recreando así el viejo debate que pretende dilucidar qué pesa más para que ocurran las cosas, las estructuras sociales que rigen el comportamiento de las personas o la voluntad de éstas para rebasarlas. Aplicando este debate al caso concreto del chisme, por un lado se encuentran aquellos que sostienen que, al chismear, las personas fortalecen las reglas de comportamiento de la sociedad en la que viven, siendo así el chisme un instrumento para reproducir la estructura social. La segunda postura ve en las personas la capacidad para avanzar en el cumplimiento de sus propios intereses al hablar bien o mal de los demás, abriendo así la posibilidad de modificar dicha estructura.

Hay algunos trabajos que prefieren no tomar partido por alguno de estos dos caballos de guerra, al sostener que ambas posiciones son posibles: el que algunos individuos protejan sus intereses chismeando no contradice el hecho de que a través del chisme se transmitan y fortalezcan normas sociales. Por ejemplo, Brenneis (1984) y Besnier (1989) señalan que en el chisme se establecen complicidades entre hablantes y oyentes, mismas que contribuyen a fortalecer tanto la unidad de un grupo como las identidades de sus integrantes. Para Percival (2000), las personas aceptan algunas normas de comportamiento y se resisten a otras para salvaguardar su identidad social y proteger su integridad personal, mientras que Iacovetta (1999) ve en el chisme tanto un mecanismo de control sobre las personas como un recurso para resistirlo.

Otros/as autores/as traen a la mesa de discusión nuevos elementos, por ejemplo el tipo de relación que existe entre las personas que chismean y su víctima y el contenido mismo del chisme. Para Turner et al. (2003), la opinión que se tiene de una persona cercana no se ve afectada por lo que dice de uno, sea bueno o malo, mientras que la opinión que se tiene de una persona menos conocida sí puede variar en función de lo que diga de nosotros/as. Si dice algo bueno, le tendremos más confianza y aprecio y viceversa. Cuando el chisme es inofensivo sirve para reforzar lazos sociales, pero cuando es malicioso sirve para establecer comparaciones y obtener capital simbólico por parte del o la hablante (Guendouzi, 2001). La información dañina sobre enemigos y positiva sobre amigos es la más probable de ser comentada (McAndrew y Milenkovic, 2002). Es decir, en el acto de chismear interviene en gran medida el contexto y el contenido, por lo que no es posible ubicarse de un lado o del otro del debate sin estudiar ambos elementos detenidamente.

Hasta aquí hemos expuesto la gran diversidad de posturas que existen en torno al papel que juega el chisme en la sociedad. A continuación revisamos la percepción que tienen los y las jóvenes de la UACh al respecto.

 

Las razones para chismear en la UACh

A la pregunta de por qué chismea la gente recibimos diversas respuestas en los testimonios escritos. En función de su contenido, éstas fueron codificadas así: 1) para compartir información, 2) por curiosidad, 3) para desahogarse, 4) para divertirse, 5) por envidia, 6) para llamar la atención, 7) para molestar. Estos códigos fueron utilizados en la segunda fase de la investigación, con los resultados numéricos que se presentan en la Figura 1.

El chisme que estrecha lazos

Las primeras cuatro categorías de la Figura 1 (compartir información, curiosidad, desahogo y diversión) pueden ubicarse dentro de la primera posición del debate, en el sentido de que los y las jóvenes ven en el chisme una acción a través de la cual se fortalece su pertenencia a un grupo: comparten información, sacian su curiosidad, se desahogan, se divierten. Resalta el hecho de que las chicas enfaticen compartir información mientras que más chicos que chicas hayan contestado que el chisme es un medio para saciar la curiosidad y desahogarse. En el siguiente testimonio femenino puede verse que a través del chisme se difunde información de una persona que puede necesitar ayuda:

Si a alguien le pasa algo o hay un suceso relevante en la escuela, no tarda en que algún compañero te cuente o tú escuches decir algo, a lo mejor... es para que [a] la persona que está relacionada al 100% con el chisme se le proporcione apoyo, si es que lo llegara a necesitar (M).

Los testimonios femeninos también enfatizaron el papel normativo y sancionador del chisme, al decir que a través de él se aprende de las desavenencias de otras personas, regulando así el comportamiento social. Como dice Lagarde (1997:349), "contar algo de alguien puede significar en sí mismo una sanción y una sentencia social, la pena está en el ridículo o en el descrédito y la inculpada comienza a expiarla en el momento mismo de ser objeto del chisme." Citamos algunos ejemplos:

La gente al chismear a veces lo hace por juzgar a aquella persona o bien para plantear si estuvo bien o mal una acción cometida y plantearse tal solución o lo que pudiera hacerse (M).

Yo creo que es porque así se comparan con los demás, como la mayoría de los chismes hablan mal de alguien, pues más que nada es para saber qué hizo mal el otro y esperar que los demás no hagan lo mismo con ellos (M).

[La gente chismea] porque tal vez así se dan cuenta de los problemas de los demás y tratan de evitarlos (M).

Resulta interesante que ningún chico se haya expresado de esta manera, lo cual podría ser indicativo de que las mujeres se sienten más presionadas de apegarse a las normas de sociales y de género. Los chicos se expresaron así sobre la curiosidad y el desahogo:

[El chisme] es una manera en que la persona se puede expresar o tal vez es un hábito que todos practican, pero también puede ser una curiosidad por saber y decirlo a las demás personas (H).

Por naturaleza los humanos buscan informarse. Qué más decir, a mi criterio las personas chismean porque su naturaleza informativa se los solicita (H).

El chisme. es algo muy cotidiano como el comer. La necesidad de información entre el emisor y el receptor y una alegría para el compañerismo, puesto que el chisme no se da en soledad (H).

Es natural que el ser humano cuente lo que le pasó, es una catarsis de lo que siente, necesita expresar aquello que quiere que se enteren las personas que lo rodean (H).

La gente chismea [porque] es una manera de hacer plática o amistad entre otros. De hacer comentarios o críticas que nos lleva a un estado de ánimo favorable, para no recaer en la depresión, simplemente para estar informados de algún acontecimiento de nuestra área de conocidos (H).

Con respecto a la opción más popular tanto en mujeres como en hombres, la del chisme como diversión, no hay diferencias de género en la percepción que se tiene de éste. Según los chicos, el chisme es una forma de distraerse un rato, una actividad para pasar el tiempo, una forma de comunicación divertida y amena que sirve para relajarse debido a que no hay mucho que hacer en el tiempo libre ya que, como se dijo, los y las jóvenes viven en las mismas instalaciones de la institución o muy cerca de ésta. A lo que un muchacho dijo que si se mantuvieran más ocupados serían menos [los] chismes. Las chicas coinciden en que el chisme es como un pasatiempo o una distracción, una manera de distraerte cuando estás estresada o enojada, un tema de conversación, generalmente cuando hay tiempo libre. Algunas personas se pueden entretener al máximo en lugar de realizar otras actividades. Según una joven, el mejor lugar para chismear es el comedor central porque ahí es donde se reúnen todos de alguna manera y [se pueden] ver defectos de los demás.

Desde la percepción de los chismes que estrechan lazos se piensa que, aunque el chisme no necesariamente conlleva intenciones destructivas, las consecuencias de divulgarlo sí pueden afectar a su víctima, particularmente porque su contenido se va transformando a medida que pasa de boca en boca (como un teléfono descompuesto) y porque algunas personas solamente hablan por hablar. Citamos:

[El chisme se da] porque a veces las personas tienen que comunicar experiencias o comentar lo que le pasa a otras personas y cuando no están bien enteradas de las cosas modifican las versiones (M).

[El chisme] es como un [teléfono] descompuesto, porque la noticia va de una persona a otra, unos inventan cosas y le ponen de su cosecha y así va formándose una cosa muy grande (M).

[El chisme] es una forma de enterarse de cosas que le suceden a cada persona en la escuela, y se da entre grupos de amigos, se va modificando y en muchas ocasiones llega a dañar a las personas que están inmersas (H).

[El chisme] es una forma de distraerse un rato, además que a la mayoría le gusta ser muy comunicativo. Aunque depende de igual qué tipo, porque luego solamente hablan por hablar y lo único que hacen es afectar a otras personas (H).

El chisme que promueve intereses personales

Las categorías 5, 6 y 7 de la Figura 1 (envidia, llamar la atención y para molestar) se refieren al chisme que promueve intereses personales a causa de la envidia (que ocasiona deseos de causarle daño a otra persona), llamando la atención para adquirir popularidad o molestar a alguien que no nos gusta. Las diferencias entre las percepciones de chicas y chicos con respecto a estas tres categorías no son muy grandes, salvo en la opción de llamar la atención, que fue más común entre los segundos (Figura 1). Desde su perspectiva, el chisme es información valiosa porque puede usarse para ganar popularidad, hacerse visible ante la sociedad o apantallar. Se da el caso del clásico informante del grupo que de alguna u otra manera se entera hasta de los asuntos más internos de las personas, lo cual lo convierte en una persona popular. Citamos:

[El chisme es] más que nada. un medio por el cual nos podemos expresar, y ¿a quién no le gusta ser oído? (H).

[Las personas que chismean] simplemente quieren hacer algo fuera de lo común, presumirle a sus cuates o. sentirse alguien al estar contando chismes (H).

En la adolescencia se da algo así como una especie de fenómeno, en el cual la persona quiere ser importante, interesante o simplemente quiere llamar la atención de amigos de compañeros u otra persona, como una pareja (H).

Creo que una de las causas [del chisme] es la poca condición de famoso entre los mismos amigos, pues en ocasiones resulta que uno de los amigos sobresale un poco más que los otros en determinadas acciones. Ésto hace que algún otro de los amigos sienta un poco de envidia, por ello empieza a fabricar una serie de tonterías, a veces incongruentes, en contra de dicha persona (H).

El lenguaje de estos tres chicos no hace distinciones de género, pero conviene decir que ninguna estudiante habló del chisme como una estrategia para hacerse popular, por lo que es posible afirmar que esta visión existe más entre los hombres que entre las mujeres.

Aunque el chisme "para llamar la atención" cae dentro de aquellos que promueven intereses personales, los y las jóvenes de la UACh piensan que no necesariamente se quiere hacer daño a otra persona; sencillamente, ésta es un instrumento a la mano para lograr el fin de adquirir popularidad. Además, como ya se dijo, una característica básica del chisme es que pasa por distintas personas, proceso a través del cual se transforma y los hechos se falsean, lo cual sí puede terminar dañando a su víctima. Citamos un ejemplo en que el resultado de usar la vida de otra persona para llamar la atención repercute negativamente en la privacidad y autoestima de ésta:

Se da el caso de que... a alguien le sucede cierto acontecimiento que es personal y que a la mejor no quiere que sea sabido por las demás personas, y resulta que su compañero de cuarto o su compañero de clase se da cuenta de que algo está pasando con él y lo primero que hace... es poner en práctica sus habilidades imaginarias y suponer lo que a éste le pasa, no sin antes pasarle por la cabeza que ahora será motivo de admiración pues fue el primero quien descubrió este secreto, e inventa cosas... sin saber que están violando la privacidad del compañero y está causándole una baja de autoestima (H).

Por el contrario, en el caso de los chismes "por envidia" y "para molestar", las malas intenciones de su autor/a no se ponen en duda. Los testimonios de los chicos describen una situación de rivalidad (amorosa, académica, económica) que genera envidia y por tanto chismes malintencionados:

Me parece que otra de las causas del chisme es la rivalidad entre estudiantes, pues es bien sabido que la gran mayoría... pretenden ser los mejores en algo, ello los lleva a tratar de ridiculizar a otro semejante (H).

Relacionando al chisme con cuestiones sentimentales, serían actos para poder obtener el amor de una mujer, ésta última podría querer a alguien más y la otra persona se vale de recursos desde mi punto de vista incorrectos... haciendo una atmósfera de difamaciones a la otra persona (a la que quiere ella) (H).

Yo creo que el chisme se da en Chapingo... porque las personas tienen un grado de rivalidad educativa, y si uno no está conforme con su posición o tiene envidia de otra recurre en muchos casos (aunque sea inconscientemente) al chisme para destruir esa "buena reputación" de la persona (H).

Puse el ejemplo de envidia, porque hay chavos y chavas que porque uno tiene un aparato o ropa o son muy inteligentes y la otra no, le toman como una especie de coraje o rencor y es aquí donde se originan los chismes (H).

Es interesante que las chicas no hablen de problemas de rivalidad, probablemente porque no están socialmente condicionadas a reconocerla como parte de sus vidas. De ellas se espera que sean "honestas, dulces, acogedoras y buenas" y resulta intolerable que "se atrevan a violentar los tabúes de su personalidad" (Lagarde, 1997:350; Guendouzi, 2001). En los hombres, por el contrario, tanto la búsqueda de popularidad mediante el uso de la información como el reconocimiento de la rivalidad para obtenerla son comportamientos socialmente permitidos. Sin embargo, los testimonios femeninos sí señalan de manera clara el elemento de agresión implícito en el chisme:

Hay personas que se dedican a las vidas ajenas, carecen de personalidad y la forma de sacar sus frustraciones es atacando a otras personas de forma verbal (chisme) (M).

No hay lugar en el que falten ese tipo de personas, siempre hay alguien que quiere afectar, avergonzar, etc. la reputación de alguien (M).

Frente a los chismes malintencionados cuyo fin es causar daño, hay una clara defensa: quitarle legitimidad al/la hablante, diciendo que "inventa cosas falsas" sobre una persona a causa de la envidia o el rencor:

Muchas veces la gente... puede inventar cosas por envidia o para quedar bien con otras personas y a veces por quedar bien con alguien no les importa afectar a otros con sus mentiras (M).

Puede ser que una persona te caiga mal o tú le caigas mal a esa persona e inventa chismes de lo peor para ponerte en mal y romper tu integridad (M)

Como en todos lugares, a las personas les gusta inventar y difundir cosas que no son ciertas, por simple daño a la reputación de una persona porque le cae mal (H).

Creo que este tipo de gente no encuentra como hacerse visible tal vez ante la sociedad y empieza a inventar cosas sin importar si le afecta a cierta persona. Tal vez lo haga porque le tiene cierto rencor y quiere hacerle la vida de cuadritos (H).

La concepción del chisme como un elemento malicioso está tan arraigada en la comunidad estudiantil chapinguera, que algunos/as jóvenes incluso ven en el chisme un sinónimo de mentira, de información falsa que debe ser demostrada o comprobada para que tenga validez:

Hasta uno mismo para tratar de ver si [las cosas] son ciertas, se convierte... en detective, buscando pistas para llegar a la verdad y ver si era un chisme o no (H; cursivas nuestras).

Un chisme es información falsa que se dice de alguna persona o situación para afectarla en algún sentido (H; cursivas nuestras).

Como soy de esas personas reservadas pues no tengo cola que me pisen. Pero eso no quiere decir que falten los chismes a mi alrededor o que tengan chismes de mí, la verdad es que a mí me vale. Soy conciente de lo que hago y si acaso me enterara de algún chisme tendría que demostrarlo o comprobarlo para que tenga validez (M; cursivas nuestras).

 

La doble función del chisme

A la manera de Guendouzi (2001), McAndrew y Milenkovic (2002) y Turner et al. (2003), algunas chicas y chicos piensan que tanto el contexto en el cual opera el chisme como su contenido son importantes para determinar su función. Los siguientes testimonios muestran las distinciones que hacen entre los chismes inocuos y maliciosos, sugiriendo que los primeros refuerzan lazos sociales, mientras que los segundos tienen la intención de causar daño:

Creo que [a] la gente le gusta chismear porque de esa manera se van informando, o tal vez en el caso de chismes negativos pueden llegar a destruir a los que les rodean y eso es exactamente su objetivo (M). Algunos [chismean] con el fin de comunicar acontecimientos que pueden ser de interés común, otros para perjudicar a las personas (M).

Lo rico del chisme es la manera en la cual utilizas esa información, ya que se puede usar tanto para ganar popularidad como para destruir la reputación de alguien (H).

Muchos de los problemas que acaecen en la vida del chapinguero se deben en gran parte al chisme, pues pueden existir de muchas maneras, ya sean meramente informativos, o sólo por causar discordia entre las personas (H).

Ante las distintas funciones que puede tener el chisme, un chico propuso:

"destruir los chismes que nos perjudican en la vida y defender el chisme que nos pueda hacer reír" (H).

Además de distinguir entre los chismes inocuos y maliciosos, es importante conocer la relación entre hablante, oyente y víctima del chisme. Como ya se dijo, la información dañina sobre enemigos y positiva sobre amigos es la más probable de ser difundida (McAndrew y Milenkovic, 2002). Los testimonios recogidos en Chapingo coinciden con esta visión:

[Los chismes son] de todo tipo, desde cosas de familiares, de la vida personal y hasta cosas que son inventadas; por ejemplo, si no nos cae bien alguien inventamos sólo para dejarlo en mal y para que los demás piensen mal de él o de ella, pero si nos cae bien pues inventamos cosas buenas, y si esa persona es popular más, porque el interés está sobre él o ella (M).

Sin embargo, un chisme esparcido por un enemigo puede no causar el daño que éste esperaba, a pesar de sus malas intenciones:

Hay chismes buenos que te hacen un bien en lugar de un mal, por ejemplo: dos personas que no se llevan bien y uno de ellos conoce los sentimientos a otra persona y cree que no tiene ninguna posibilidad y con el fin de hacerle un daño a su enemigo va y le cuenta el chisme a esa persona, pero resulta que ésta le corresponde a la otra persona y con eso los dos se dan cuenta de sus sentimientos gracias al chisme de un enemigo (H).

 

El chisme como agresión social o relacional: impacto y alternativas

La agresión social o relacional consiste en una serie de comportamientos cuyo propósito es lastimar la autoestima, estatus social o relaciones cercanas de otras personas. Incluye una multiplicidad de acciones (manipulación de amistades, exclusión social, chisme, entre otras) que tienen como característica principal el ser intencionales y percibidas como dañinas por la víctima. La agresión social hace a los y las adolescentes sentirse más tristes y con peor percepción de si mismos que la violencia física, y el chisme constituye la forma más común de agresión social en sus vidas (Paquette y Underwood, 1999). Zimmerman et al. (2004) señalan que para los y las jóvenes, los chismes y rumores son una forma de violencia que pueden conducir a la violencia física. Se encuentran entre los factores que más influyen en ésta, seguidos por aquellos de tipo social (medios de comunicación) y familiar (falta de cuidado por parte de padres y madres). Un estudio realizado en México con jóvenes del medio rural también identifica al chisme como una de sus preocupaciones más importantes, acompañada de dos con los cuales tiene estrecha relación: la violencia y el alcoholismo (Rodríguez y De Keijzer, 2002).

Sin embargo, el impacto del chisme es diferenciado por género. En el estudio de Paquette y Underwood (1999) se encontró que cuando las chicas son víctimas de la agresión social se sienten más tristes, más sorprendidas y con peor percepción si mismas que los chicos. Los y las adolescentes ven en el chisme una forma de violencia psicológica destinada a dañar la reputación de alguien, un sentimiento expresado con mucha más frecuencia en el caso de mujeres que de hombres (La Voie et al., 2000). En el medio rural mexicano, las chicas que tienen relaciones sexuales premaritales pueden perder su prestigio a causa de un chisme, mientras que "el prestigio de los hombres no descansa tanto en su comportamiento sexual, sino en su capacidad para responder económicamente si pasa algo" (en caso de embarazo; cursivas de los autores) (Rodríguez y De Keijzer, 2002:109).

Trabajos realizados con otros grupos de edad coinciden con esta apreciación. Ernst (2003) sugiere que la falta de representatividad de las mujeres en posiciones de liderazgo en medios científicos y de negocios puede ser atribuida, entre otras causas, a que su comportamiento está sujeto al escrutinio por parte de sus colegas, lo cual les impide moverse exitosamente en un medio dominado por los hombres. En Fuenmayor, Andalucía, las mujeres suelen chismear en la calle en lugar de en sus casas, para evitar que dentro de éstas alguien encuentre algo que decir sobre ellas, mientras que las jóvenes reportan presión social para tener su primer hijo/ a justo después de casarse (Goldsmith, 1989/90).

 

El impacto del chisme y sus alternativas en la UACh

Independientemente de las percepciones que tengan los y las jóvenes sobre las razones para que exista el chisme, la mayoría (73% de las chicas y 89% de los chicos) coinciden en que, intencional o no, el chisme hace daño a la víctima. Su impacto está determinado por el género: 82% de las chicas dijeron que el chisme daña en primer lugar su reputación, contra 67% de los chicos (Chávez Arellano et al., 2006). La diferencia se explica porque el tema de chisme más común, tanto en boca de hombres como de mujeres, es la apariencia física de éstas. Las chicas se sienten obligadas a ser bonitas o por lo menos "femeninas" para no ser criticadas. El ejercicio de la sexualidad por parte de las mujeres es motivo de descalificación, mientras que en los hombres es tolerado debido a su supuesto mayor ímpetu sexual (Vázquez García et al., 2006). No es de sorprenderse que esta doble moral haga a las mujeres más vulnerables ante el chisme. Citamos:

[Los chismes son] inventos que afectan principalmente a las mujeres, es decir, como una forma de quemarlas y afectar su reputación, ya sea entre mujeres u hombres (M).

Puede ser que [a] las mujeres... les afecte un poco más... lo que se diga de ellas... los hombres piensan así, por rumores, o sea, si sus amigos les dicen que ella es una golfa aunque no lo sea ellos van a pensar que es una golfa, entonces dicen "ah, mira que allá viene esa vieja, esa prostituta, esa puta"... Y entonces la van a empezar a rechazar. En cambio a una mujer de rumores de hombres, no, ponga usted que sí nos importa pero no tanto (M).

Las mujeres se ven mas afectadas [por el chisme] que los hombres y más aquí en Chapingo pues como son pocas casi todas son conocidas y... empiezan a salir chismes de ellas, pues como que las fichan ¿no? Y entonces eso sí les afecta porque entonces las personas las van a tratar diferente (H).

Si [de] un hombre dicen que es mujeriego entre los hombres no es chisme, a los hombre no les importa el chisme, incluso llega a haber veces que casi, casi se le ve como un héroe, es en serio... parece de risa pero sí es la verdad, muchos admiramos al que anda con una y con otra (H).

Los testimonios de las chicas señalan con mucha fuerza la decepción que les causa ser víctima de un chisme. Su consecuencia más obvia es la de distanciarse de la persona que lo divulga, pero algunas incluso hablan de una pérdida general de confianza en la gente, de cambios en su comportamiento:

Me da coraje que inventen cosas que jamás has hecho y te hacen sentir triste porque te deja en mal con las demás personas. Me afecta moralmente ya que me siento mal con la persona que lo dice, ya que yo confié en ella y creí que era mi amiga y esa persona dice cosas que sabe perfectamente que son falsas y te das cuenta que a veces las personas no son tan buenas como parecen y no son realmente tus amigos (M). Una vez a mi me inventaron un chisme... y tuve problemas con mi pareja y sí, ahí sí hubo un cambio, porque dije "jamás le vuelvo a contar nada a esa persona ni a ninguna" (M).

A veces... tienes que ser dura porque dices "jamás le vuelvo a comentar a nadie"... y es justo porque alguien de plano te defrauda o también alguien se portó mal contigo y dijo cosas que no son ciertas... entonces no le vuelvo a hablar para evitarme problemas con esa persona... te vas a comportar totalmente indiferente con todas las demás. porque das todo por esa persona, por ese amigo o amiga y no sé, cuando te traiciona es muy negativo y te va quedando un rencor (M).

A veces tú misma te cambias, a veces también las personas que te rodean hacen que cambies, por ejemplo cuando a una chava o chavo le inventan un chisme, sus papás le obligan a cambiar su comportamiento, ora ya no sales, y se van limitando ciertas cosas... A veces cambias tus amigos por la soledad, porque la sociedad también te cambia (M).

Frente a este panorama, los y las jóvenes presentan distintas alternativas para reducir o mitigar el efecto del chisme. Alguno/as dirán que es inevitable y hay que aprender a vivir con él; otros/as sugieren educarse al respecto para disminuir el número de chismes; y otros más proponen hacer cambios en la actitud personal para no chismear sobre otros/as o, en la mayoría de los casos, para no ser objeto del chisme. A continuación analizamos estas tres opciones.

 

El chisme como fenómeno inevitable

Bajo esta categoría caen testimonios que conciben al chisme como "normal" o "natural", como una parte inevitable de la comunicación social. Citamos:

[Los chismes] siempre existirán mientras el ser humano exista en el planeta (M). [Para eliminar el chisme no se puede hacer] nada porque una persona chismosa hay veces que lo es sin darse cuenta y también porque pienso que ya es una cualidad de la persona que ya no se le podrá quitar, es como tomar agua o comer o algo por el estilo (M). [A] todos de alguna manera nos gusta el chisme, en algunas ocasiones sirve como herramienta para ser un poco feliz (H).

Para acabar con el chisme a mi parecer no existe nada, porque éste siempre estará presente porque como dice el dicho, "del que mucho se habla es porque brilla mucho" y cuando nadie habla de nadie es para preocuparse, por eso creo que no se puede hacer nada para este caso (H).

 

La educación como alternativa

Una alternativa frente al chisme es la educación o concientización sobre su impacto. En este caso el chisme no se asocia con cualidades innatas de la persona y por tanto existe la posibilidad de que, informando a la gente sobre el daño que causa, el chisme malicioso se pueda reducir. Resulta muy interesante que algunas personas hayan asociado al chisme con la falta de "educación" y "cultura", que un estudiante atribuye a un origen social poco favorecido. Citamos:

A menos que tengamos una cultura, pero la verdad eso se da desde la familia y como que a esta edad en la que estamos pues no. A menos que desde chiquitos nos enseñen a no ser chismosos, y yo creo que viene de la familia (M).

Creo que lo que se puede hacer es educar, culturalmente hablando, a las personas, además de no hacerle caso a esos chismes (o tratar por lo menos, de hacerlo) y así las personas chismosas verán que lo que hacen no causa ningún efecto en las demás (M).

La respuesta está en la educación nacional, pero sería muy difícil, puesto que un ejemplo claro: en las zonas bajas el chisme es inmenso, en las sociedades cultas es menos y además con estilo. El que nuestros padres nos inculquen el saber hablar, dónde y cuándo, se derivaría de una educación que ellos también debieron adquirir. Si no fuere así, es una larga cadena de mala moral [que] seguiría (H).

Otros chicos y chicas señalan la importancia de educar sobre el respeto a los derechos de los demás:

Que la gente te ignore, viva su vida y te deje ser, inculcarles esa educación (M).

Inculcar a los estudiantes a decir las cosas con la neta, a no meterse en asuntos que no les corresponden y sobre todo a respetar a la gente (H).

Algunos testimonios indican que el proceso educativo debe realizarse con las nuevas generaciones, porque en la edad adulta es más difícil lograr cambios en la gente:

Es casi imposible cambiar el carácter de personas adolescentes y adultas, pero se puede evitar repetir esa mala educación a las nuevas generaciones desde su infancia, de manera moral y ética (M).

Con la edad que todos tenemos cuando llegamos aquí, ya no se puede hacer mucho... Pienso que esto es algo que se debe enseñar desde que estamos pequeños, aunque ahora podría hacerse dándonos pláticas acerca del respeto a la privacidad para hacer conciencia en los chismes, de que lo que hacen no está bien, aunque vuelvo a repetir que a estas alturas va a ser muy difícil hacer conciencia en ellos (M).

En consecuencia, el ámbito para promover este cambio de actitud debe de ser la familia:

Es difícil hacer algo, pues somos muchas personas las que habitamos el mundo, pero lo principal es predicar con el ejemplo. Ésto es, dentro de mi familia tratar de no practicar el chisme y desvariar en cosas que no son (M).

Desde la formación familiar, dar más apoyo a implementar más actividades que empleen el tiempo para evitar el chisme, también tener conciencia de que alguien confió en nosotros y depositó su confianza y, al decir un chisme, se traiciona ésto (H).

Otros/as estudiantes consideran que en la UACh se pueden tomar acciones para mitigar el chisme. Escuchamos varias propuestas: la ayuda psicológica directa al chismoso/a; mantener bien informada a la gente; una campaña contra el chisme; quitar puntos en la calificación; e inculcar una cultura de convivencia en ciertas materias.

Tratar de corregir [al chisme], podría ser dando ayuda ya sea a maestros y alumnos, ya que los que hacen es porque tienen algún problema (M).

Mantener a la gente informada de todo lo que pasa para que así no se hagan chismes (M).

Organizar campañas contra el chisme; para lograr que las personas reflexionen y se den cuenta de que lo que hacen está mal (H).

Pienso que si el chisme que crea una persona [es] castigado en el disciplinario con una baja de puntos, claro, sin exagerar como se acostumbra en esta institución, tomando en cuenta la gravedad y expansión del chisme (H).

Inculcar una especie de cultura de convivencia interna, incrementar las materias como desarrollo humano, aunque la mayoría de los alumnos lo toman como relajo (H).

 

Las alternativas a nivel personal

Las alternativas presentadas en esta sección son entendidas como una opción personal. Aplican al chismoso/a, a quien lo escucha y a su víctima. Entre los primeros destacan los siguientes testimonios:

Para que alguien no diga un chisme de ti, tú te tienes que dar a respetar y no andar de chismoso, porque como dicen: no hagas lo que no quieras que te hagan y además también hay que aprender a reconocer nuestros errores porque luego hay personas que dicen algo y después andan diciendo que no es cierto (M).

Tratar de no hablar de la gente a sus espaldas, por las razones que sean, y no hacer comentarios acerca de las experiencias de los demás, mucho menos si no estamos bien enterados de las cosas (M).

Esta chica hace recomendaciones tanto para el/la hablante como para el escucha:

Lo que se puede hacer es no inventar cosas que no, y no creer todo lo que nos digan o cuenten si no conocemos a las personas (M).

Son muchos más los casos donde las alternativas se dan desde el punto de vista de la víctima del chisme. Éstas pueden clasificarse en tres grupos: el cambio en el comportamiento que básicamente se refiere a escoger mejor las amistades y controlarse en lo que uno hace y dice con ellas; ignorar al chisme; o, en su defecto, confrontar al/la chismoso/a.

De acuerdo con la encuesta, más mujeres que hombres hicieron cambios en su comportamiento para evitar ser víctimas del chisme, aunque el porcentaje de chicos también es considerable (41.4% vs 32.7%). En los siguientes testimonios se percibe la importancia del autocontrol, al decir que hay que guardarse las cosas "aunque nos pese" y cuidarse de "hacer payasadas" ante ojos extraños. Un chico incluso sugiere "no ser mujeriego o no tener novia" para evitar ser víctima del chisme.

Básicamente sería buscar la manera de alejarte de este tipo de personas que se la pasan de chisme en chisme (M).

Pues si tenemos algo que contar o desahogarnos, sólo se lo contemos a la persona de mucha confianza, incluso ni eso, que sean temas de delicadeza, sí hay que hacerlo, pero no de esa manera. O guardárselo nosotros mismos. Aunque nos pese (M).

Pienso que lo que se debe hacer para evitar todo ésto es no juntarse con personas que conozcan que les guste el chisme y también cuidarse de que no te miren hacer payasadas personas que no conozcas (H).

[Para evitar el chisme hay que] no ser mujeriego o no tener novia (H).

Las dos alternativas restantes, ignorar al chisme y tratar de resolverlo hablando, se utilizan dependiendo de la gravedad del caso:

Cuando me importa [el chisme] trato de arreglarlo, [ver] cómo pasaron las cosas, pero si no me importa sólo lo ignoro (M).

Lo que se puede hacer si nos inventan un chisme es no hacer caso a lo que dicen, o hablar con las personas que andan inventando cosas, preguntarles... por qué dicen eso y cuáles son sus fundamentos... si saben algo o nada más hablan al tanteo (M).

Si son chismes que nos afectan y que tienen de más, pues deberíamos de hablar con la persona que generó los comentarios y [preguntarle]... cuál es su problema o por qué se mete con nosotros. Y si se trata de chismes que nos construye[n], no creo que sea algo malo (M).

Algo más de la mitad de las mujeres (59.6%) y la mitad de los hombres (49.6%) dijeron haber sido víctimas de algún chisme. De éstos/as, 38.9% de las chicas y 44.6% de los chicos dijeron haberlo ignorado, mientras que un mayor porcentaje de mujeres trataron de aclararlo (44% vs 30%). La opción de ignorar es difícil porque requiere de "autoestima", "estar tranquila con uno misma", "saber lo que somos y lo que no". Los testimonios que citamos a continuación reflejan una autodeterminación por defender la forma propia de ser, independientemente de lo que digan los/as demás. También está presente la descalificación del/la chismoso/a pues se da a entender que no dice la verdad:

Sí me han inventado chismes simples, pero la verdad no me han afectado, ya que considero que tengo un[a] autoestima muy alta y nada de eso me afectaría. soy como soy y como a mí me gusta ser y no como quieren o quisieran los demás, ya que si así fuera yo no sería feliz como lo soy ahora (M).

Lo que yo hago es que no les hago caso, yo estoy tranquila conmigo misma y si lo dicen, que lo digan, además, yo sé que no es cierto y no por eso voy a echar pleito, como dicen: "al que le quede el saco que se lo ponga" (M).

Creo que la gente siempre va a chismosear porque somos morbosos por naturaleza, lo importante es saber lo que somos y lo que no (M).

[Frente al chisme hay que] tratar de encontrar la verdad y simplemente sentirse tranquilo, más cuando uno mismo sabe que no es verdad lo que se dice (H).

A mi creo que no me afectan los chismes, porque si me inventan uno trato de seguirles la corriente para que no me molesten. Porque si les digo que yo nunca estuve en el chisme que me inventan, seguirán molestando hasta que yo acepte, siendo ésto una mentira (H).

No hacer caso a eso [al chisme], porque finalmente uno sabe que no es cierto y no darle alas a esa persona, porque si te critica o te inventa un chisme y tú haces caso lo haces más grande y ejerce cierto poder sobre ti (H).

Por el contrario, la opción de aclarar un chisme no necesariamente pone en duda su veracidad e implica la búsqueda de un arreglo. Tanto en la encuesta como en las preguntas a profundidad, las mujeres dijeron preferir esta opción.

Hablar [con] las personas que lo hagan [el chisme] y decirles que eso no está bien o por lo menos decirle lo que pienso en ese momento. No hay que vivir de la vida de otros (M).

Hablar, enterarse de todo lo que pasa y ver quién es el causante de todo para aclaración de las cosas y llegar a un acuerdo, donde ninguno salga perjudicado (M).

Sin embargo, en algunos casos aclarar un chisme conlleva un sentimiento de venganza, y una confrontación donde alguien sale perdiendo:

Lo que yo hice al respecto fue aclarar las cosas con las personas afectadas y darle una pequeña paliza a la chismosita que terminó por perder muchos amigos por su actitud, ahora esta dada de baja y sinceramente me alegro. Creo que todos debemos tomar conciencia de que todos nuestros actos siempre vendrán acompañados de alguna consecuencia (M).

En este caso el conflicto en realidad no se arregla ya que una persona, "la chismosita", pierde a sus amistades e incluso se da de baja de la institución. Es decir, aunque se hable, el conflicto no se resuelve del todo. En el mejor de los casos, las mujeres dejan de ser objeto de chismes, burlas o agresiones, pero pierden la relación con sus amigas o amigos (Chávez Arellano et al., 2006). Es el caso de esta chica:

Resulta que a mi amiga le dijeron algo que yo nunca había hecho, pero ella lo creyó y perdí su amistad. Ella ya no confió en mí, de ahí me volvió a hablar pero ya ni siquiera nos llevamos como era al principio. Hay alguien que le sigue contando de mí, pero yo ni siquiera lo hago y me culpan, por eso a veces sí se porta seria y sóla se aguanta sus problemas (M).

 

Conclusiones

En este trabajo nos propusimos examinar la percepción que tienen los y las jóvenes de la Preparatoria Agrícola de la UACh sobre el chisme. Exploramos tres temas: la supuesta inclinación de las mujeres a chismear; las razones por las que existe el chisme en su medio; y las alternativas que vislumbran ante su impacto. Se resumen nuestros resultados más importantes y se analizan sus implicaciones para la literatura sobre el tema.

Los datos muestran un panorama complejo en lo que se refiere a quién chismea más: hombres o mujeres. Por un lado, pareciera predominar el estereotipo de la mujer chismosa de manera más contundente en los hombres que en las mujeres. Por otro lado, un número significativo de estudiantes identificaron la inclinación de los hombres para chismear, aunque no de forma más frecuente que las mujeres. Tanto los chicos como las chicas dijeron que los hombres hablan de sus compañeras, en particular sobre su apariencia física y reputación sexual, cosa que ellas resienten bastante. Asimismo, algunos/as desenmascararon el sexismo del lenguaje que asocia a las mujeres con el acto de chismear, al señalar que en ellas "se nota más" por ser un comportamiento socialmente permitido, mientras que ellos son más discretos "pero también lo hacen". Pero el asunto es aún más complejo: no se trata de una simple batalla de los sexos, donde las mujeres acusan a los hombres de criticarlas y hacerlas sentir mal, al tiempo que ponen en evidencia los privilegios de los que éstos gozan cuando sus conversaciones no son catalogadas como chismes y las de ellas sí. Resulta que las mujeres también hablan de la forma de vestir y de la reputación de las otras, "tachando a su propio sexo". El chisme es un indicador que permite establecer los límites de la amistad entre mujeres: se justifica cuando no hay verdaderos lazos y duele cuando sí los hay. A pesar del dolor, las mujeres se denigran entre sí a través del chisme debido a su "dependencia vital" del sexo masculino. Las mujeres como "cuerpos-para-otros" sólo se conciben a sí mismas a través de los hombres y recurren al chisme para desprestigiar a otras con las que están en competencia permanente (Lagarde, 1997). En este sentido, el chisme resultó ser una buena herramienta para comprender los conflictos que ocurren en la compleja construcción de las identidades de género de las jóvenes chapingueras que conviven en un contexto patriarcal que las condiciona a concebirse a sí mismas no como seres autónomos, sino dependientes de otras personas.

Con respecto al segundo tema, la función social del chisme, resalta la compleja percepción de los muchachos/as, que está a tono con las distintas posiciones de la literatura. El chisme puede ser un factor que estrecha lazos al interior de determinado grupo, un instrumento para autopromoverse, o las dos cosas. Sobre la intencionalidad del chisme los/as jóvenes también tienen una visión compleja: la forma en que se dispersa (de boca en boca) hace que éste pueda hacer daño sin que el chismoso/a se lo proponga y viceversa: un chisme diseñado para dañar puede hacernos bien. Además, existen dos diferencias en las percepciones de mujeres y hombres con respecto a la función social del chisme. La primera diferencia de género se refiere a que en las mujeres está presente el elemento normativo y sancionador del chisme de manera más evidente que en ellos. Es prematuro atribuir este estado de cosas a alguna situación concreta, salvo la posibilidad de que las mujeres experimenten de manera más intensa la necesidad de vivir de acuerdo a las normas de género. En segundo lugar, los chicos resaltaron la utilidad del chisme para hacerse popular, como una herramienta para "ser oído" y "presumir a los cuates". También hablaron de manera más directa sobre la rivalidad que rige sus vidas (educativa, económica, afectiva) a diferencia de las mujeres, de las cuales se espera un comportamiento más "honesto" y "bueno". La percepción del chisme como "mentira", extendida tanto entre ellas como entre ellos, es evidencia del daño que causa en sus vidas. Pero, de nuevo, este daño tiene rasgos de género: más mujeres que hombres dijeron que el chisme atenta contra su reputación.

Las alternativas frente al chisme que los y las jóvenes ofrecen son tan variadas como las razones que dan para que exista. Hay algunos/as que piensan que es un elemento inevitable de la sociedad con el cual tenemos que aprender a vivir. Otros/as ofrecen soluciones desde la educación, ya sea en la familia o en la UACh. Una tercera alternativa se formula desde el ámbito personal, donde hay algunas diferencias entre mujeres y hombres. Poco menos de la mitad de las mujeres dijeron haber cambiado su comportamiento como una medida preventiva; es decir, para evitar ser víctima del chisme, aunque una cantidad considerable de hombres también lo hicieron (un tercio). Más chicos que chicas dijeron haber ignorado el chisme del cual fueron víctima, mientras que con los intentos de aclararlo fue al revés: más mujeres lo hicieron, aunque no siempre con éxito. Es prematuro hacer conclusiones al respecto, pero los datos parecen indicar que las mujeres se toman más en serio las cosas que se dicen sobre ellas, lo cual concuerda con otros trabajos (Paquette y Underwood, 1999; La Voie et al., 2000; Rodríguez y De Keijzer, 2002). Todos estos trabajos (salvo el de Rodríguez y de Keijzer) fueron realizados con jóvenes de otros países; y el tema central de éste no era el chisme, sino los procesos de cortejo entre jóvenes rurales del estado de Puebla. La ausencia de estudios sobre el tema contrasta con la relevancia que los y las adolescentes de nuestro estudio otorgan al chisme, por lo que es importante continuar con trabajos similares en nuestro país.

 

Agradecimientos

Agradecemos el apoyo de Aurelia de la Rosa Regalado en la captura de datos y elaboración de gráficas.

 

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