Durante el proceso de reforestación en áreas degradadas es necesario utilizar plantas de calidad para que tengan mayor capacidad de establecerse, crecer y desarrollarse en los sitios de plantación (Muñoz et al., 2015). Por consecuencia, su uso incrementa el porcentaje de supervivencia, ya que, una vez establecida en el terreno, logrará vivir y crecer, aun en sitios de baja productividad.
No obstante, es difícil obtener planta adecuada para cada sitio. Los atributos que determinan su calidad se refieren a cualidades morfológicas y fisiológicas (Mexal y Landis, 1990). Los primeros se relacionan con la estructura de la planta; mientras que, los fisiológicos a las respuestas que tiene esta al momento de ser plantada (Rose et al., 1990). Los morfológicos son más utilizados que los fisiológicos para evaluar la calidad de planta (Haase, 2008).
Los principales atributos morfológicos son la altura de tallo, diámetro de cuello, sistema radical, relación altura-diámetro (índice de robustez), biomasa, área foliar y presencia de micorrizas (Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019). En cuanto a los fisiológicos, los empleados son la concentración de carbohidratos, estatus nutricional, potencial hídrico, conductividad eléctrica, conductividad estomática, asimilación de CO2 y fluorescencia de la clorofila (Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019).
A pesar de que se registran trabajos sobre evaluación de los parámetros de calidad de planta en especies forestales mexicanas, la gran variabilidad en condiciones y procesos de producción en los viveros hace que el conocimiento aún sea limitado, por lo que es necesario realizar más investigaciones al respecto. Por lo anterior, el presente trabajo tuvo como objetivo evaluar la calidad de planta en vivero de seis especies del género Pinus producidas en bolsa de polietileno.
En el Vivero Forestal Héroes Bicentenario ubicado en Tecámac, Estado de México (administrado por la Protectora de Bosques del Estado de México), se eligieron al azar 90 plantas de seis especies del género Pinus (15 plantas por especie), producidas en sustrato tierra de monte y bolsas de polietileno (10 × 24 cm). La edad del material vegetal fue diferente: Pinus greggii Engelm. ex Parl. y P. leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham., 7 meses; P. pseudostrobus Lindl., 10 meses; P. ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl., 12 meses; P. hartwegii Lindl., 14 meses; y P. cembroides Zucc., 15 meses.
A cada individuo se le evaluó su calidad de planta mediante la medición del diámetro (mm) al cuello de la raíz (DC) con vernier digital Mitutoyo 500 - 196 - 30, y la altura (cm) desde la base hasta la yema apical (Alt) con regla graduada (Westcott H-6560); los datos de ambas variables se usaron para el cálculo del Índice de Esbeltez (IE=Alt/DC). Se removió el sustrato de todas las plantas y se seccionaron en tallo y raíz.
El material vegetal (parte aérea y raíz) ce colocó por separado en bolsas de papel, secado en estufa Novatech HS35-AIA (50 °C, 9 días) y pesado en balanza de dos platos (Ohaus, Harvard Trip ®) para estimar biomasa seca aérea (BSA, g), biomasa seca de raíz (BSR, g), biomasa seca total (BST, g), relación BSA/BSR e índice de calidad de Dickson [ICD= BST/(IE+BSA/BSR)] (Dickson et al., 1960).
Para determinar la calidad de las plantas (alta, media o baja), los valores obtenidos de DC y Alt se compararon con los indicadores morfológicos de calidad de planta en vivero que se estipulan en la Norma Mexicana NMX-AA-170-SCFI-2016 (Secretaría de Economía, 2016); mientras que IE, BSA/BSR e ICD con los intervalos citados por Rodríguez-Ortiz et al. (2020) (Cuadro 1).
Variable / Especie | Calidad de planta¶ | ||
---|---|---|---|
B = Baja | M = Media | A = Alta | |
DC† (mm) | |||
Pinus ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl. | - | - | ≥ 4 |
Pinus cembroides Zucc. | - | - | ≥ 4 |
Pinus greggii Engelm. ex Parl. | - | - | ≥ 4 |
Pinus hartwegii Lindl. | - | - | ≥ 4 |
Pinus leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham. | - | - | ≥ 4 |
Pinus pseudostrobus Lindl. | - | - | ≥ 4 |
Alt† (cm) | |||
Pinus ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl. | 20 | - | 30 |
Pinus cembroides Zucc. | 15 | - | 25 |
Pinus greggii Engelm. ex Parl. | 25 | - | 30 |
Pinus hartwegii Lindl. | N/A | N/A | N/A |
Pinus leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham. | 20 | - | 25 |
Pinus pseudostrobus Lindl. | 25 | - | 30 |
IE‡ | ≥ 8.0 | (8.0 a 6.0) | < 6.0 |
BSA/BSR‡ | > 2.5 | (2.0 a 2.5) | < 2.0 |
ICD‡ | < 0.2 | (0.2 a 0.5) | > 0.5 |
¶B = Plantas que presentan dos o más valores de calidad B, plantas que tendrán baja supervivencia y reducido desarrollo en los sitios de plantación; M = Acepta hasta tres valores de calidad M y una variable con calificación de calidad B; A = Plantas con mínima presencia de características indeseables, y que puede aceptar hasta dos valores con calidad M, pero en ningún caso valores con calidad B (Rodríguez-Ortiz et al., 2020); † = Norma Mexicana NMX-AA-170-SCFI-2016 (Secretaría de Economía, 2016); ‡ = Intervalos de calidad (Rodríguez-Ortiz et al., 2020).
En cuanto al DC, todas las especies, a excepción de P. ayacahuite, registraron valores superiores a los que se indican en la NMX-AA-170-SCFI-2016 (Secretaría de Economía, 2016), por lo que se consideraron de alta calidad; en particular, P. hartwegii fue el mejor de todos, ya que excedió en más del doble el valor señalado en la Norma (Cuadro 2).
Especie | DC¶ | Alt | IE | BSA/BSR | ICD |
---|---|---|---|---|---|
Pinus ayacahuite Ehrenb. ex Schltdl. | 3.7 | 16.2 | 4.4 | 1.9 | 0.9 |
Pinus cembroides Zucc. | 4.6 | 15.9 | 3.5 | 1.5 | 1.1 |
Pinus greggii Engelm. ex Parl. | 5.0 | 36.5 | 7.5 | 4.6 | 0.7 |
Pinus hartwegii Lindl. | 9.2 | 18.4 | 2.0 | 2.6 | 2.2 |
Pinus leiophylla Schiede ex Schltdl. & Cham. | - | 28.4 | 3.8 | 5.0 | 0.9 |
Pinus pseudostrobus Lindl. | 4.8 | 20.7 | 4.4 | 8.3 | 0.5 |
¶DC = Diámetro del cuello (mm); Alt = Altura (cm); IE = Índice de esbeltez; BSA = Biomasa seca aérea; BSR = Biomasa seca de la raíz; ICD = Índice de Calidad de Dickson.
Los resultados sugirieron que cinco especies de pino evaluadas tuvieron potencial para establecerse en campo, puesto que las dimensiones del diámetro indican sistemas radicales bien desarrollados, resistencia a daños físicos, torceduras, tolerancia a los causados por animales y a las altas temperaturas en la superficie del suelo (Mexal y Landis, 1990; Birchler et al., 1998; Muñoz et al., 2015).
Al comparar la producción de estas pináceas con la registrada en otros viveros, se aprecia su superioridad; por ejemplo, en P. greggii y P. pseudostrobus se consigna una calidad media [3.5 y 3.4 mm, respectivamente] (Rueda et al., 2012).
Con relación a la Alt, P. greggii y P. leiophylla estuvieron por arriba del valor sugerido en la Norma, P. cembroides presentó valores dentro del intervalo propuesto; no obstante, P. ayacahuite y P. pseudostrobus tuvieron una altura menor a la aconsejable (Cuadro 2). Para P. hartwegii en la NMX-AA-170-SCFI-2016 no se incluyen un valor máximo ni uno mínimo, por ser una especie cespitosa; sin embargo, el registro que se obtuvo fue, considerablemente, mayor al documentado por Bernaola-Paucar et al. (2015) (4.3 cm) en árboles de 12 meses de edad.
En general, la altura en los pinos es una variable que tiene poco valor como indicador de calidad, e incluso no se correlaciona, o lo hace de forma negativa con la supervivencia en campo (Birchler et al., 1998). Aunque, esta característica combinada con otras variables, como el diámetro del cuello (Índice de Esbeltez), adquiere mayor importancia.
Para el IE todas las especies, a excepción de P. greggii presentaron un valor menor a seis (Cuadro 2), lo que indica que las plantas son más robustas, de mejor calidad, que pueden mostrar resistencia al maltrato por efecto de las maniobras de traslado al sitio de plantación, a la desecación por el viento, daños por heladas y tienen más posibilidades de supervivencia y crecimiento en sitios con limitaciones de agua (Haase, 2008; Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019). Para el caso de P. greggii, se observó un crecimiento excesivo en altura (36.5 cm), a pesar de que su diámetro correspondió con la NMX-AA-170-SCFI-2016 (>4 cm); esta relación se mejoraría con una menor densidad en la cama de crecimiento durante la fase de producción en el vivero, o con la aplicación de poda a la parte aérea previo a su salida a campo (Muñoz et al., 2015).
En la relación BSA/BSR, P. cembroides, P. ayacahuite y P. hartwegii registraron las proporciones más bajas (Cuadro 2); ello indicó alta calidad, por un buen balance entre la biomasa de la parte aérea y la raíz (Haase, 2008), así como mayores posibilidades de éxito al plantarse en sitios con baja precipitación (Thompson, 1985).
En cambio P. pseudostrobus, P. leiophylla y P. greggii tuvieron las relaciones más altas (Cuadro 2), lo que sugirió que deben plantarse en sitios donde no haya problemas de disponibilidad de agua; porque al tener una estructura radical poco desarrollada, será limitada su capacidad de absorción de nutrientes y agua para abastecer las necesidades de la parte aérea (o de la planta) (Escobar-Alonso y Rodríguez, 2019). Esto puede conducir a estrés por falta de humedad en sitios secos antes de que se establezcan las raíces, y con ello ocurra el abastecimiento de agua y nutrimentos a la parte aérea de la planta.
Para el ICD, P. hartwegii presentó el mayor valor; mientras que, a P. greggii y P. pseudostrobus les correspondieron los menores; P. cembroides, P. ayacahuite, y P. leiophylla tuvieron valores intermedios. Se determinó que todas las especies, salvo P. pseudostrobus, evidencian alta calidad, ya que su ICD fue > 0.5 (Rodríguez-Ortiz et al., 2020).
Al conjuntar los valores de las diferentes variables evaluadas, cuatro especies: P. hartwegii, P. cembroides, P. leiophylla y P. ayacahuite presentaron la mayor calidad de planta, con lo cual se puede predecir que tendrán mayores posibilidades de desarrollo, si se establecen en sitios cuyas condiciones son desfavorables para estas.
Parte del éxito de la reforestación de áreas degradadas reside en la utilización de plantas de calidad, con características morfológicas que les permitan sobrevivir y crecer, aun en sitios no idóneos. Sin embargo, el uso de los valores de referencia, así como la evaluación de los atributos morfológicos de las especies producidas en vivero, todavía son limitados en el país (Rueda et al., 2014). Los resultados del presente trabajo mostraron que P. cembroides y P. greggii tienen calidad de planta alta; P. ayacahuite, calidad baja; P. hartwegii, P. leiophylla y P. pseudostrobus, calidad media. Esta información es clave para analizar la sobrevivencia que se obtendrá en campo, en función de las características de cada sitio, y permitirá tomar decisiones oportunas en la gestión forestal de las áreas de reforestación en las que se destinen los lotes de producción de planta de las especies evaluadas.