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Ingeniería agrícola y biosistemas

versión On-line ISSN 2007-4026versión impresa ISSN 2007-3925

Ing. agric. biosist. vol.8 no.2 Chapingo jul./dic. 2016  Epub 01-Sep-2020

https://doi.org/10.5154/r.inagbi.2016.10.003 

Artículo científico

Composta elaborada con residuos verdes como mejorador de un suelo urbano

Anabel Cantero-Flores1 

Rogelio Bailón-Morales2 

Ramón Villanueva-Arce1 

María del Carmen Calixto-Mosqueda1 

Fabián Robles-Martínez1  * 

¹ Instituto Politécnico Nacional, Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnologia, Departamento de Bioprocesos. Av. Acueducto s/n, Col. Laguna Ticomán, Delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México, C. P. 07340, MÉXICO.

2Instituto Politécnico Nacional, Planta de composta. Col. La Escalera, Delegación Gustavo A. Madero, Ciudad de México, C. P. 07320, MÉXICO.


Resumen

La aplicación de composta es una práctica habitual en suelos agrícolas, destacando el uso de estiércol o excretas. Su empleo aporta materia orgánica, nutrientes y mejora la aireación, la retención de humedad y la composición fisicoquímica del suelo. El objetivo del presente trabajo fue evaluar en un suelo no natural el efecto de la adición de composta, producida con residuos verdes, en cuanto a su contenido de materia orgánica y su capacidad de retención de agua. La composta utilizada se elaboró en la Planta de Composta del Instituto Politécnico Nacional (IPN). El suelo empleado se obtuvo de las áreas verdes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología del IPN, el cual está compuesto principalmente por suelo natural, cascajo y arena. Se emplearon seis tratamientos: tres de suelo mezclado con composta, uno de suelo con fertilizante químico y dos testigos (negativo: 100 % suelo, positivo: 100 % composta). Los parámetros analizados en el suelo fueron: contenido de materia orgánica (MO), contenido de humedad (H), capacidad de campo (CC), espacio poroso (% EP), capacidad de retención de agua (CRA) y punto de marchitez permanente (PMP) en plantas de maíz y fríjol. En todos los tratamientos con composta, se observó incremento importante de MO, % EP, % H, CC, PMP y CRA, siendo el tratamiento con 20 % de composta el que presentó mejores resultados. Se pudo concluir que la adición de composta producida con residuos verdes incrementó el contenido de MO y ayudó a mejorar algunas características del suelo.

Palabras clave: áreas verdes; compostaje; capacidad de campo; Zea mays L.; Phaseolus vulgaris L

Abstract

Compost application is a common practice in agricultural soils, usually with manure or excreta. Its use provides organic matter and nutrients, and improves the aeration, moisture retention and physicochemical composition of the soil. The aim of this study was to evaluate in a non-natural soil the effect of adding compost, produced with green waste, in terms of its organic matter content and water holding capacity. The compost used was made at the National Polytechnic Institute (IPN) Compost Plant. The soil, obtained from green areas at IPN’s Professional Interdisciplinary Biotechnology Unit, is mainly composed of natural soil, gravel and sand. Six treatments were used: three with soil mixed with compost, one with soil with chemical fertilizer and two controls (negative: 100 % soil; positive: 100 % compost). The parameters analyzed in the soil were: organic matter content (OM), moisture content (M), field capacity (FC), pore space (PS %), water holding capacity (WHC) and permanent wilting point (PWP) in corn and bean plants. In all treatments with compost, a significant increase in OM, PS %, M %, FC, PWP and WHC was observed, with the treatment with 20 % compost being the one that presented the best results. It was concluded that adding compost produced with green waste increased OM content and helped to improve some soil characteristics.

Keywords green areas; composting; field capacity; Zea mays L.; Phaseolus vulgaris L

Introducción

El compostaje es el proceso natural de descomposición aerobia de materia orgánica fermentable mediante la acción de microorganismos que llevan a cabo reacciones de mineralización y humificación parcial de sustancias orgánicas (Trejo-Vázquez, 1994). En la Ciudad de México (CDMX), donde 20.4 % del suelo urbano está cubierto por áreas verdes (Instituto Nacional de Ecología [INE], 2003), los residuos verdes (desechos sólidos orgánicos provenientes de la poda de árboles y corte de césped) comúnmente se utilizan en la producción de composta por su elevada producción y fácil manejo y recolección (INE, 2007a).

La aplicación de composta como mejorador de suelo es una práctica común en los sectores agrícola y ganadero (Bernal, Alburquerque, & Moral, 2009; Larney & Hao, 2007), donde su producción a gran escala se basa en el composteo de estiércol o excretas de animales de granja. Se considera que los principales aportes de la composta al suelo son materia orgánica y nutrientes; además, mejora la aireación, retención de humedad, estructura (previene la erosión), composición fisicoquímica del suelo, desarrollo de microorganismos benéficos, absorción de rayos solares, aumento de la temperatura del suelo en temporada de frío y puede reducir o eliminar la necesidad de fertilizantes químicos (Bernal et al., 2009; Larney & Hao, 2007).

Existen múltiples trabajos sobre el efecto del uso de mejoradores y de composta en suelos agrícolas. Evanylo et al. (2008) aplicaron gallinaza directamente a tierras de cultivo y observaron mejoras en la densidad aparente y en la porosidad de los suelos, además de una disminución en la pérdida de N y P por lixiviación durante la escorrentía. Chang, Chung, y Tsai (2007) emplearon composta durante tres años en 24 cultivos, en invernadero y bajo condiciones subtropicales, y demostraron que su uso proporcionó al suelo una cantidad mayor de nitrógeno total (NT) y materia orgánica (MO) en comparación con fertilizantes. Por su parte, Widman-Aguayo, Herrera-Rodríguez, y Cabañas-Vargas (2005) señalaron que la composta de residuos sólidos urbanos (RSU) puede emplearse como mejorador de las características de suelos agrícolas pobres. Se ha observado que la composta de residuos de jardinería elimina algunas enfermedades provocadas por Rhizoctonia (Kuter, Hoitink, & Chen, 1988).

La norma ambiental NADF-006-RNAT-2012 (Gobierno del Distrito Federal, 2013) define las áreas verdes de la CDMX como “Toda superficie cubierta de vegetación, natural o inducida que se localice en la Ciudad de México”; asimismo, señala que dichas áreas contribuyen de manera fundamental a mejor la calidad de vida de los habitantes y son indispensables para disminuir las islas de calor, capturar contaminantes y partículas suspendidas, producir oxígeno, frenar la erosión del suelo, incrementar la humedad, disminuir los niveles de ruido, captar agua pluvial y constituyen sitios de refugio y alimentación para diversas formas de vida. Las áreas verdes se relacionan con la salud pública, la recreación, el realce de la imagen urbana y generan efectos positivos en la salud mental, por lo que es de gran interés para el gobierno de la ciudad su protección y promoción.

Pese a lo anterior, algunas áreas verdes de la CDMX se han establecido en terrenos con suelo alterado con residuos de construcción o de otro tipo. Aunque existe un inventario de estas áreas en la CDMX, éste solo indica la superficie que abarcan y se desconoce su calidad o condiciones en las que se encuentran.

Los suelos deben ser capaces de absorber, retener y suministrar agua a las plantas que sustentan. En la actualidad, gran parte del suelo de la zona urbana de la CDMX presenta problemas para llevar a cabo estas funciones, debido a la variedad de materiales que se emplean para rellenar jardineras, parques y otras áreas verdes. Por otro lado, cambiar las plantas según la temporada (cada tres a cuatro meses) es una práctica cada vez más recurrente en la CDMX. Todas las acciones anteriores pueden provocar déficit de nutrientes, disminución de la capacidad de retención de agua (CRA, debido al contenido de arenas y materiales gruesos), entre otros.

Las labores que el gobierno de la CDMX ha llevado a cabo para atenuar los problemas antes mencionados es la aplicación de composta elaborada principalmente con residuos verdes. La norma ambiental NADF-020- AMBT-2011 (Gobierno del Distrito Federal, 2012). establece tres tipos de composta en función de la calidad y usos que se le pueden dar. El tipo A se usa como sustrato en viveros y sustituto de tierra para macetas, el B se emplea en agricultura ecológica y reforestación y el C se aplica en paisaje, áreas verdes urbanas y reforestación.

El presente trabajo tuvo como objetivo evaluar en un suelo no natural el efecto de la adición de composta, producida con residuos verdes, en cuanto a su contenido de materia orgánica y su capacidad de retención de agua. Lo anterior con la finalidad de demostrar que la composta puede ser una alternativa efectiva para mejorar la calidad de los suelos alterados. Para evaluar su efecto se empleó fríjol y maíz como plantas representantes de dos especies vegetales de crecimiento rápido. Así, de forma indirecta, los resultados del presente estudio nos pueden indicar si la aplicación de composta a suelos de relleno y alterados pueden mejorar las condiciones del suelo para favorecer el crecimiento de plantas de ornato, empleadas en las áreas urbanas con fines de revitalización.

Materiales y métodos

Producción de composta

La composta utilizada se elaboró en la Planta de Composta del Instituto Politécnico Nacional (IPN) a partir de residuos verdes. Las materias primas utilizadas fueron: 6,000 kg de pasto, 1,133 kg de hoja, 1,866 kg de madera triturada (mulch) y 3,200 kg de composta madura (inóculo). Se colocaron dos capas intercaladas de cada material para formar la pila del material a compostear. El volumen inicial aproximado de la composta fue de 35 m3 (11 x 1.6 x 2 m). Dicha pila se volteó manualmente durante tres meses (13 volteos); posteriormente, el periodo de maduración fue de dos meses, dando un total de cinco meses. Durante el proceso se monitoreó la temperatura (T), el pH y la humedad (H).

En el Cuadro 1 se presentan los valores de los parámetros fisicoquímicos, tanto de la composta como del suelo empleado. Para determinar la calidad de la composta se compararon algunos de los valores de ésta con los indicados en bibliografía especializada y en la normatividad vigente (NADF-020-AMBT-2011 [Gobierno del Distrito Federal, 2012] y NTEA-006-SMA-RS-2006 [Gobierno del Estado de México, 2006]).

Cuadro 1 Valores de parámetros fisico-químicos de composta y suelo.  

Parámetro Composta Suelo
pH 8.076 ± 0.1 8.035 ± 0.075
MO* (%) 25.117 ± 0.42 0.135 ± 0.001
NT 0.95 ± 0.006 0.088 ± 0.005
C orgánico (%) 14.57 ± 0.016 0.078 ± 0.001
Relación C/N 15.42 ± 0.21 -
T (°C final) ≤10 -
Da (g·cm-3) 0.46 ± 0.02 1.31 ± 0.005
Dp (g·cm-3) 0.91 2.00
EP (%) 50.7 ± 0.075 34.4 ± 0.26
H (%) 5.06 ± 0.102 2.51 ± 0.14
CC (%) - 31.3 ± 0.13
PMP (%) - 2.18 ± 0.24

*MO = materia orgánica, NT = nitrógeno total, C = carbono, C/N = relación carbono/nitrógeno, T = temperatura, Da = densidad aparente, Dp = densidad de partícula, EP = espacio poroso, H = humedad, CC = capacidad de campo y PMP = punto de marchitez permanente.

Características de la composta utilizada

De acuerdo con lo indicado por la NADF-020-AMBT-2011 (Gobierno del Distrito Federal, 2012), la composta del IPN puede considerarse del tipo B y C para pH (8.076 ± 0.1), tipo C en cuanto al porcentaje de MO (25.117 ± 0.42) y tipo A en relación C/N (15.42 ± 0.21) y T (≤ 10 °C); mientras que para la NTEA-006-SMA-RS-2006 (Gobierno del Estado de México, 2006), los valores están dentro de los límites establecidos, a excepción de la relación C/N que presenta valores elevados, dando un producto final medianamente alcalino. Navarro (2002) recomienda una relación C/N menor a 12. Bernal et al., (2009) mencionan, que al igual que el estiércol, los residuos de pasto poseen concentración alta de N, dando un relación C/N muy baja y, en algunos casos, de gran alcalinidad.

Obtención del suelo utilizado

El suelo empleado se obtuvo de las áreas verdes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología del IPN (UPIBI-IPN), el cual está compuesto, principalmente, por suelo natural de la zona, cascajo y arena. Se eligió el suelo de este terreno por presentar condiciones similares a las de muchas áreas verdes de la CDMX. Para la preparación de los tratamientos, el suelo se acondicionó eliminando piedras y material de gran tamaño, se aireó y se expuso al sol con el fin de eliminar larvas e insectos.

Características del suelo utilizado

Con base en la NOM-021-SEMARNAT-2000 (Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales [SEMARNAT], 2002), el suelo utilizado es clasificado como medianamente alcalino, no volcánico, con contenido muy bajo de MO y contenido bajo de NT, textura franco-arcillosa (predominantemente arcillosa) y densidad aparente (Da) de 1.312 ± 0.005 g·cm-3. El % H presentado por el suelo fue de 2.51 ± 0.14, valor relacionado con su contenido bajo de MO; lo cual indica que requiere la adición de más agua para satisfacer los requerimientos de las plantas que pueda soportar.

Diseño experimental

Se emplearon seis tratamientos: tres de ellos fueron mezclas de suelo y composta en diferentes proporciones (p/p: 10, 20 y 30 %, para T1, T2 y T3, respectivamente), suelo adicionado con fertilizante químico (T4): 18-46-00 Triple, un testigo negativo con 100 % suelo (T0) y un testigo positivo con 100 % composta (T5). Las proporciones (suelo-composta) usadas son las comunes para siembra en invernadero y la dosis de fertilizantes fue la señalada en las hojas de seguridad del producto empleado. Posteriormente, en cada tratamiento se sembró maíz (Zea mays L.) y frijol (Phaseolus vulgaris L.). Por cada tratamiento y especie se prepararon siete repeticiones. Las plantas se dejaron desarrollar hasta su marchitez permanente. Adicionalmente, en el mismo periodo de tiempo, se tomaron muestras de los diferentes tratamientos para su análisis.

Muestreo

La obtención de muestras de composta se llevó a cabo tomando submuestras de la pila, en puntos equidistantes, horizontal y verticalmente, cuidando que todas las alturas y profundidades tuviesen la misma distancia. Las submuestras se homogenizaron y con la técnica de cuarteo se obtuvo la muestra final (aproximadamente 1 kg). Para la toma de muestras de suelo, de las mezclas suelo-composta y suelo-fertilizante, se llevó a cabo siguiendo la técnica del cuarteo. Las muestras de las mezclas se obtuvieron antes de la siembra y después de la marchitez permanente de las plantas.

Análisis de laboratorio

Los parámetros pH, NT, MO (%), H (%) y Da (g·cm-3) se evaluaron con el método AS-02, AS-25, AS-07, AS-05 y AS-03, respectivamente (NOM-021-SEMARNAT-2000 [SEMARNAT, 2002]). La relación C/N (obtenida a partir de la relación entre el contenido de MO y de NT) se determinó con el método de Jackson (1970), la capacidad de campo (CC, %) y le punto de marchitamiento permanente (PMP, %) con el método recomendado por Rodríguez-Fuentes y Rodríguez-Absi (2002) y la densidad de partícula (Dp, g·cm-3) se obtuvo con el procedimiento sugerido por Rodríguez-Fuentes y Rodríguez-Absi (2002). El espacio poroso (EP, %), que representa la porción del suelo ocupada por el aire y el agua, se determinó a partir de los datos obtenidos de la Da y Dp (Ecuación 1).

% EP = 100 - DaDp100 (1)

Determinación de la CRA

Las propiedades hídricas del suelo son un componente importante de sus características edafológicas. La capacidad de un suelo para suministrar agua puede medirse, visualmente, por la existencia y productividad de especies vegetales que sustenta. Teóricamente, la determinación de la CRA o agua aprovechable es la resultante de la diferencia entre CC y punto de marchitez temporal o permanente, su obtención requiere de la aplicación de modelos con bases físicas que estimen la cantidad de agua contenida en un suelo a su CC bajo condiciones naturales (Domingo-Santos, Fernández, Corral-Pazos, & Rapp-Arrarás, 2006). El cálculo de la CRA en campo emplea datos de CC, PMP y Da, y considera el porcentaje de fragmentos rocosos. En este trabajo se utilizó la Ecuación 2, que representa la expresión de la National Soil Survey Handbook (NSSH) y considera el porcentaje de fragmentos rocosos (1-F) = 1 (United States Department of Agriculture [USDA], 2010).

CRA = W1/30-W15100 100ef (2)

Donde la CRA se expresa en mm de agua, W1/3 es el porcentaje en peso de agua retenida en 1/3 bares de tensión (g agua·100 g-1 suelo < 2 mm), W15 es el porcentaje de peso de agua retenida a 15 bares de tensión (g agua·100 g-1 suelo < 2mm), e es el espesor (cm), f es el factor de conversión fragmento de roca deriva de: volumen húmedo <2 mm de tejido (cm3) entre volumen húmedo de todo el suelo (cm3), factor que aplica a mediciones en campo, si no hubiera fragmentos gruesos: (1-f) = 1 cm.

Resultados y discusión

Tratamientos suelo-composta y suelo-fertilizantes

Los análisis fisicoquímicos muestran que antes de la siembra el pH más alcalino correspondió al T4; mientras que T1, T2 y T3 no presentaron efecto con respecto al T0. Lo anterior contrasta con lo reportado por Casado-Vela et al. (2006), quienes obtuvieron disminución del pH conforme aumentaba la dosis de composta (elaborada con lodos residuales). Por su parte, Chang et al. (2007) reportaron decremento del pH al utilizar composta en comparación con fertilizantes. Olivares-Campos, Hernández-Rodríguez, Vences-Contreras, Jáquez-Balderrama, y Ojeda-Barrios (2012) no observaron diferencias en pH por la adición de composta, lombricomposta y fertilizantes. El Cuadro 2 presenta los datos obtenidos de pH, MO, NT, C y relación C/N, así como sus respectivos errores estándar.

Cuadro 2 Valores de los parámetros químicos de todos los tratamientos ensayados. 

Tratamiento pH MO* (%) NT C N
T0 A 8.035 ± 0.075 1.97 ± 0.019 0.088 ± 0.006 1.14 ± 0.011 12.97 ± 0.802
B 7.975 ± 0.495 3.85 ± 0.212 0.171 ± 0.006 2.23 ± 0.123 13.03 ± 0.969
C 8.45 ± 0.2 4.74 ± 0.194 0.41 ± 0.079 2.75 ± 0.112 6.78 ± 1.776
T1 A 8 ± 0.05 5.42 ± 0.096 0.086 ± 0.003 3.14 ± 0.056 36.55 ± 1.634
B 7.88 ± 0.3 6.75 ± 0.206 0.48 ± 0.093 3.91 ± 0.120 8.16 ± 1.345
C 8.2 ± 0.07 8.08 ± 0.060 0.29 ± 0.002 4.69 ± 0.035 16.28 ± 0.225
T2 A 8.03 ± 0.04 5.54 ± 0.355 0.266 ± 0.002 3.21 ± 0.206 12.10 ± 0.699
B 8.09 ± 0.09 8.23 ± 0.270 0.555 ± 0.101 4.77 ± 0.157 8.59 ± 1.704
C 8.1 ± 0.1 10.20 ± 0.389 0.497 ± 0.000 5.91 ± 0.226 11.89 ± 0.453
T3 A 8.03 ± 0.04 5.57 ± 0.092 0.244 ± 0.005 3.23 ± 0.053 13.21 ± 0.149
B 7.96 ± 0.02 9.45 ± 0.096 0.455 ± 0.100 5.48 ± 0.056 12.03 ± 3.476
C 8 9.31 ± 0.391 0.489 ± 0.004 5.40 ± 0.227 11.06 ± 0.513
T4 A 7.51 ± 0.02 1.99 ± 0.004 0.304 ± 0.070 1.15 ± 0.002 3.80 ± 0.787
B 8.08 ± 0.24 5.61 ± 0.326 0.295 ± 0.051 3.25 ± 0.189 11.02 ± 1.189
C 8.25 ± 0.09 4.41 ± 0.303 0.396 ± 0.001 2.56 ± 0.176 6.47 ± 0.425
T5 A 8.1 ± 0.1 25.12 ± 0.420 0.945 ± 0.006 14.57 ± 0.244 15.42 ± 0.209
B 7.55 ± 0.05 7.89 ± 0.846 0.753 ± 0.002 4.57 ± 0.491 6.07 ± 0.669
C 7.97 ± 0.02 8.74 ± 0.098 0.845 ± 0.12 5.070 ± 0.057 6.00 ± 1.009

*MO = materia orgánica, NT = nitrógeno total, C = carbono, C/N = relación carbono/nitrógeno, T0 = testigo negativo (100 % suelo), T1 = suelo más 10 % de composta, T2 = suelo más 20 % de composta, T3 = suelo más 30 % composta, T4 = suelo con fertilizante químico, T5 = testigo positivo (100 % composta), A = análisis antes de la siembra, B = análisis después de la siembra de maíz y C = análisis después de la siembra de fríjol.

Por lo general, el pH en los suelos oscila entre 4.5 y 9.0. Suelos con pH > 7.5 pueden presentar problemas de disponibilidad de fósforo. Sin embargo, se maneja como límite un pH de 8.5, pues valores mayores podrían restringir algunas funciones del suelo. Se sabe que la MO puede ayudar a amortiguar cambios de pH (Chang et al., 2007); lo cual pudo observarse en el T1, T2 y T3 (Cuadro 2). Los fertilizantes, principalmente nitrogenados (como los manejados en este trabajo) y amoniacales, suelen acidificar el suelo, lo que resulta benéfico en la preparación del medio para el desarrollo de las nuevas plántulas (Seoánez-Calvo, Bellas-Velasco, Ladreda-Sureda, & Seoánez-Oliet, 2000), ya que a pH neutro se encuentran disponibles la mayoría de los nutrientes. Después de la siembra, la diferencia más representativa de valores de pH puede observarse en el T4 (B y C), seguido del T0 (B), los T2 y T3 se encuentran dentro del rango establecido y representan los tratamientos con la menor variación de pH (Cuadro 2).

El porcentaje de MO de la composta fue de 25.12 ± 0.42 (Cuadro 1), el cual mejoró de forma considerable el contenido de MO del suelo (T1, T2 y T3, Cuadro 2). No obstante, el incremento de este parámetro en el T1, T2 y T3 no es proporcional al porcentaje de aumento en la mezcla composta-suelo, de hecho no se observa diferencia importante entre ellos. Esto contrasta con lo reportado por Olivares-Campos et al. (2012), quienes obtuvieron un incremento promedio importante en ensayos con composta.

Los resultados de este trabajo podrían estar relacionados con la fertilidad óptima del suelo, indicando que una proporción de 20 % (p/p suelo-composta) podría ser la más adecuada para cubrir los requerimientos; un contenido más alto de composta podría, en dado caso, saturarlo. En este caso, Chang et al. (2007) demostraron que la aplicación de composta al suelo, durante largos periodos, puede ayudar a mejorar su contenido de MO aún después de varias siembras, y que algunos de los beneficios en las cosechas pueden observarse después de la primera siembra. Estos autores concluyen que un exceso de MO puede saturar el suelo o sustrato, provocando deficiencia en su productividad. Lo anterior concuerda con lo observado en este trabajo, ya que después del marchitamiento de las plantas de maíz y frijol pudo apreciarse incremento de este parámetro en los tratamientos con composta, destacando el T2 y T3.

El contenido de NT suele ser utilizado como referencia del índice de reservas orgánicas, tanto en la estratificación de sistemas productivos como en los balances de este elemento en los suelos (NOM-021- SEMARNAT-2000 [SEMARNAT, 2002]). Así, a mayor contenido de NT mayor reserva de MO; sin embargo, al igual que ocurre con otros nutrientes, un contenido alto suele provocar problemas de fertilidad. El Cuadro 2 presenta los resultados obtenidos del contenido de NT. Con respecto al T0, antes de la siembra, el T1 no presentó diferencia en el contenido de NT; a diferencia del T2 y T3 que mostraron incremento en comparación con T0, pero no entre ellos (Cuadro 2).

El incremento más importante de NT lo presentó el T4. El T2, T3 y T4 mejoraron su contenido de NT, pasando de un contenido bajo a uno alto (NOM-021- SEMARNAT-2000 [SEMARNAT, 2002]). Casado-Vela et al. (2006) reportaron resultados similares, al observar incremento del NT con el aumento del contenido de composta (a partir de lodos residuales). Los tratamientos con composta no presentan valores homogéneos, como se mencionó anteriormente. Comportamiento que podría estar relacionado con la fertilidad óptima del suelo, indicando que una proporción de 20 a 30 % (p/p suelo-composta) podría ser la más adecuada para cubrir los requerimientos de las plantas, mientras que un valor más alto no presenta mejoras en el suelo.

El Cuadro 3 presenta los valores de Da, Dp, EP, H, CC y PMP. Cabe mencionar que estos parámetros no presentaron una variación importante antes y después de la siembra. Rodríguez-Fuentes y Rodríguez-Absi (2002) señalan que las propiedades físicas de los suelos son difícilmente modificables en periodos cortos. Los principales factores que afectan dichos parámetros son las enmiendas constantes de abonos, laboreo y erosión natural o inducida.

Cuadro 3 Valores de los parámetros físicos de los tratamientos ensayados.  

Tratamiento Da* (g·cm-3) Dp (g·cm-3) EP (%) H (%) CC (mL·100 g-1) PMP (%)
T0 1.19 ± 0.173 2.00 34.12 ± 0.004 3.09 ± 0.005 4.50 ± 0.50 2.18 ± 0.243
T1 1.05 ± 0.114 1.80 ± 0.015 35.16 ± 3.290 2.83 ± 0.047 5.00 ± 1.00 7.82 ± 1
T2 0.91 ± 0.044 1.67 ± 0.004 47.80 ± 0.154 2.56 ± 0.068 6.00 ± 0.00 11.49 ± 3.853
T3 0.82 ± 0.030 1.43 ± 0.001 41.05 ± 0.588 3.40 ± 0.076 6.00 ± 0.00 20.56 ± 3.85
T4 1.28 ± 0.190 2.14 ± 0.022 34.29 ± 0.074 1.84 ± 0.094 5.00 ± 0.0002 2.43 ± 0.002
T5 0.46 ± 0.021 0.91 50.73 ± 0.075 5.06 ± 0.102 33.50 ± 3.50 54.85 ± 28.18

*Da = densidad aparente, Dp = densidad de partícula, H = humedad, CC = capacidad de campo, PMP = punto de marchitez permanente, T0 = testigo negativo (100 % suelo), T1 = suelo más 10 % de composta, T2 = suelo más 20 % de composta, T3 = suelo más 30 % composta, T4 = suelo con fertilizante químico y T5 = testigo positivo (100 % composta).

La Da y la Dp son parámetros importantes, ya que afectan la percolación, la infiltración y la aireación del suelo, y por ende el crecimiento radicular. Las diferencias de estos parámetros y del % EP fueron poco importantes antes y después de la siembra para todos los tratamientos. Al aumentar el contenido de composta, la Da y Dp descendieron, obteniendo un aumento en el % EP; siendo el T2 el que presentó el mayor incremento del % EP. Casado-Vela et al. (2006) reportaron datos diferentes al obtener incremento de la Dp y disminución de la Da al aumentar la proporción de composta. Como referencia indicaron que la adición de 2 y 4 kg·m-2 de composta no provocó cambios en dichos parámetros. Por otro lado, Olivares- Campos et al. (2012) observaron que tratamientos con diferentes proporciones de composta y fertilizantes no presentaron diferencias en los valores de Da.

Como se observó, los tratamientos con composta presentaron incremento importante en el contenido de MO y decremento de la Da con respecto al control T0 y al comparativo T4 (Cuadro 2). Dichos resultados concuerdan con lo señalado por Rodríguez-Fuentes y Rodríguez-Absi (2002) , quienes indican que la MO tiene una Da promedio de 0.3 g·cm-3, de manera que a medida que aumenta la cantidad de MO en el suelo la Da suele disminuir. Castellanos, Uvalle-Bueno, y Aguilar-Santelises (2000), Castillo, Quarín, e Iglesias (2002), Olivares-Campos et al. (2012), Pérez (2004) y Porta, López-Acevedo, y Roquero (1999) señalan que el uso de composta impacta directamente en el contenido de MO, manifestándose en una menor Da, lo que resulta en mejor fertilidad y porosidad del suelo.

Considerando la textura y el contenido de arcilla del suelo utilizado en este trabajo, puede inferirse que el suelo posee las siguientes características: capacidad de infiltración regular a deficiente, CC y PMP mediana a alta, aireación regular y % EP máximo de 45 (Rodríguez- Fuentes & Rodríguez-Absi, 2002). En términos de contenido de agua aprovechable, los suelos arenosos y limosos son los mejores, debido a que los valores de PMP y CC se encuentran más distantes entre sí. Sin embargo, un contenido elevado de arena puede provocar pérdidas de agua; mientras que suelos muy arcillosos suelen saturarse ocasionando que el agua busque salida, formando grietas y compactando el suelo, evitando así que el agua llegue a las raíces de las plantas.

El suelo empleado posee contenido bajo de MO y % H bajo (humedad higroscópica, 2.51 ± 0.14). Los resultados demuestran que los tratamientos con composta presentaron aumento en el contenido de humedad, siendo el T3 el que presentó el valor mayor (Cuadro 3). Por lo general, los suelos arenosos presentan una CC de 5 a 16 %, los migajo-arcillosos de 25 a 35 % y los arcillosos de 30 a 70 %, dependiendo del contenido y tipo de arcilla. El suelo analizado presentó textura franco-arcillosa, predominantemente arcillosa con una Da de 1.312 ± 0.005 g·cm-3 y una CC de 31.3 ± 0.13. En el Cuadro 3 se puede apreciar incremento de la CC conforme aumenta la proporción de composta.

La CC no mostró diferencias considerables entre el T1, T2 y T3. Mientras que el PMP sí presentó un incremento importante, el T3 exhibió diferencia en comparación con el T1. La CRA de un suelo varía en función del tipo de arcilla, contenido de MO y estructura (Rodríguez- Fuentes & Rodríguez-Absi, 2002). Por lo general, los valores de la CRA oscilan entre 1 y 2 mm en suelos con arena muy gruesa hasta valores de entre 4 y 6.2 mm en suelos con contenido alto de arcilla. El T2 y T3 presentaron incremento de la CRA en comparación con el T0, T1 y T4; sin embargo, no se aprecia una diferencia importante entre ellos (Figura 1).

Figura 1 Valores de la capacidad de retención de agua de los tratamientos ensayados. El error contempla los valores obtenidos antes y después de la siembra. 

Conclusiones

Con base en los parámetros analizados, la composta utilizada, según lo establecido por la legislación aplicable, puede ser utilizada como mejorador de suelo en áreas verdes urbanas y reforestadas. Las proporciones de 10, 20 y 30 % de composta de residuos verdes no modificaron el pH del suelo; en comparación con el tratamiento con fertilizante que presentó un decremento importante. Los contenidos de 20 y 30 % de composta amortiguaron los cambios de pH después de la siembra de frijol y maíz. El contenido de MO presentó un incremento antes y después de la siembra de maíz y frijol, en todos los tratamientos con composta.

El tratamiento con fertilizante presentó la diferencia más importante del contenido de NT; a su vez, los tratamientos con composta no presentaron un incremento entre ellos. La aplicación de composta mejoró la Dp y Da incrementando el % EP de suelo, siendo el T2 el que mostró el mayor incremento. La adición de composta ayudó a incrementar el contenido de MO de éste mejorando las condiciones de retención de agua e incrementando el % H con 30 % de composta (T3) y la CC y el PMP conforme la dosis de composta aumentaba, logrando que la CRA aumentara de con la adición de 20 y 30 %. Considerando las características de formación del suelo analizado, la Da, el % EP y la CRA son las propiedades edafológicas más cambiantes con el tiempo. Sin embrago, en este trabajo se comprobó que la adición de composta producida con residuos verdes, aún a un suelo cuyas propiedades no son favorables para el desarrollo de plantas, incrementó el contenido de MO y ayudó a mejorar algunas de sus características.

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Recibido: 19 de Octubre de 2016; Aprobado: 20 de Diciembre de 2016

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