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RIDE. Revista Iberoamericana para la Investigación y el Desarrollo Educativo

versión On-line ISSN 2007-7467

RIDE. Rev. Iberoam. Investig. Desarro. Educ vol.14 no.27 Guadalajara jul./dic. 2023  Epub 12-Abr-2024

https://doi.org/10.23913/ride.v14i27.1669 

Artículos científicos

Dionisio Rodríguez Castillo, su aportación a la imprenta en Guadalajara y su labor benéfica por los más necesitados

Dionisio Rodríguez Castillo, his contribution to the printing press in Guadalajara and his charitable work for those most in need

Dionisio Rodríguez Castillo, sua contribuição para a imprensa em Guadalajara e seu trabalho de caridade pelos mais necessitados

Alba del Carmen Miranda Báez1 
http://orcid.org/0009-0003-0962-3394

1Universidad de Guadalajara, México aubemiranda@gmail.com


Resumen

El objetivo general de esta investigación ha sido recopilar información que revelara la labor altruista que realizó Dionisio Rodríguez, un jalisciense que vivió en Guadalajara, Jalisco (México), hacia mediados del siglo XIX. Un hombre ejemplar conocido por sus obras benéficas en pro de los desvalidos, reconocido en el contexto temporal en que vivió, aunque olvidado a través de los años. Hoy en día es valorado como impresor y propagador de las letras, pero también fue una persona que hizo obra benéfica en la ciudad, por lo que dejó huella en quienes lo conocieron.

La información recabada ha permitido mostrar que Rodríguez ayudó a cientos de personas a través de la Escuela de Artes y Oficios, y otras labores de beneficiencia local. Cuando murió, Guadalajara se paralizó. A su velorio acudieron cerca de quince mil personas, cuando en aquellos años la ciudad contaba con alrededor de ochenta mil. Era tal su valoración, que al día siguiente (2 de mayo de 1877) se le nombró benemérito del estado de Jalisco.

Palabras clave: historia; artes gráficas; ciencias sociales; educación cultural; artes

Abstract

The general objective of this investigation has been to collect information that revealed the altruistic work carried out by Dionisio Rodríguez, a man who lived in Guadalajara, Jalisco; Mexico, around the middle of the 19th century. An exemplary man known for his charitable works for the underprivileged, recognized in the temporary context in which he lived, but over the years his work was forgotten. Today valued as a printer and propagator of letters, however, added to this, he was a person who did charitable work in the city, leaving a mark on those who knew him. The information obtained has allowed us to show that Rodríguez helped hundreds through the School of Arts and Crafts, and other local charitable work. When he died, Guadalajara was paralyzed, about fifteen thousand people attended his wake, when in those years the city had around eighty thousand, his valuation was such that the next day, May 2, 1877, he was named meritorious from the state of Jalisco.

Keywords: History; graphic arts; social sciences; cultural education; arts

Resumo

O objetivo geral desta pesquisa foi coletar informações que revelem o trabalho altruísta realizado por Dionisio Rodríguez, natural de Jalisco que viveu em Guadalajara, Jalisco (México), por volta de meados do século XIX. Homem exemplar, conhecido pelas suas obras de caridade em prol dos desamparados, reconhecido no contexto temporal em que viveu, embora esquecido ao longo dos anos. Hoje é valorizado como impressor e propagador de cartas, mas também foi uma pessoa que fez obras de caridade na cidade, por isso deixou sua marca em quem o conheceu.

As informações coletadas mostraram que Rodríguez ajudou centenas de pessoas por meio da Escola de Artes e Ofícios e de outras obras de caridade locais. Quando ele morreu, Guadalajara ficou paralisada. Cerca de quinze mil pessoas compareceram ao seu velório, quando naqueles anos a cidade contava com cerca de oitenta mil. Sua apreciação foi tanta que no dia seguinte (2 de maio de 1877) foi nomeado benemérito do estado de Jalisco.

Palavras-chave: história; artes gráficas; ciências sociais; educação cultural; artes

Introducción

Dionisio Rodríguez Castillo fue un personaje que formó parte de la beneficiencia de la ciudad de Guadalajara, Jalisco (México), apróximadamente a mediados del siglo XIX. Sus acciones por las personas más desvalidas le llevaron a ser uno de los personajes más queridos en su contexto temporal, incluso comparado con la figura de fray Antonio Alcalde, quizás el mas grande benefactor que ha tenido Guadalajara y quien un siglo antes figuró como el promotor de grandes obras que aún perduran.

Dionisio Rodríguez ha sido reconocido como un impresor sobresaliente, al heredar de su padre la imprenta de los Rodríguez, sitio que participó en la impresión de textos religiosos y su más grande y conocida publicación llamada El calendario de los Rodríguez. Actualmente, se sabe de él por haber sido un impresor sobresaliente de su época. Sin embargo, se ha anunciado el traslado de sus restos a la rotonda de los Jaliscienses Ilustres, lo que dignificará su obra benéfica, la cual se considera desconocida por el colectivo social. En efecto, además de promotor de las letras, su más grande labor fue la de velar por el bienestar de otros con la Escuela de Artes y Oficios, así como con otras participaciones que le llevaron a convertirse en un personaje querido en la capital de Jalisco.

Objetivo general

El objetivo de esta investigación es recopilar información y generar conocimiento sobre la vida y obra de un hombre ejemplar que fue benefactor de personas desvalidas, principalmente niños y jóvenes, a los cuales guio por el camino del conocimiento, la ocupación y el gusto por las artes. En tal sentido, se halló información que demuestra las obras benéficas que lo llevaron a convertirse en uno de los “tapatíos” más sobresalientes del siglo XIX. Estas loables labores, sin embargo, han quedado en el olvido a través del tiempo, pero finalmente saldrán a la luz con el traslado de sus restos mortuorios a la rotonda de los Jaliscienses Ilustres de Guadalajara, lo cual fue aprobado en septiembre de 2022 por la Comisión de Educación y Cultura del Congreso del Estado de Jalisco (Congreso del Estado de Jalisco, 24 de septiembre de 2021).

La referida rotonda se encuentra ubicada en paseo Fray Antonio Alcalde, entre calle Independencia y avenida Hidalgo. Con este traslado de sus restos se le reconoce su trayectoria editorial y su labor altruista (Rivera Rodríguez y Rotonda, 2021). Dionisio Rodríguez llegó a ser el impresor tapatío más sobresaliente de su época, como fue nombrado por el historiador Jaime Olveda Legaspi. Sin embargo, su labor no solo figura en su aportación a las artes gráficas, sino a las muchas acciones que le llevaron a ser uno de los más grandes filántropos que ha tenido la ciudad y, por ende, el estado de Jalisco.

Según la Real Academia Española, benefactor o bienhechor es una palabra del latín tardío (benefactor,ōris), que significa ‘que hace bien a otra persona’. El personaje objeto de estudio de esta investigación era conocido como un ciudadano ejemplar que benefició a población local de esa época.

Metodología

Para esta investigación se consideró el método cualitativo, ya que pone énfasis en la cualidad del fenómeno, no para medirlo, sino para comprenderlo y explicarlo. En tal sentido, se eligió este método debido a que es ideal para estudios que pretenden analizar significados, comprender prácticas y profundizar en los aspectos subjetivos (Mariscal Orozco y Ortega Sanches, 2021). Asimismo, se empleó un tipo metodológico de investigación documental, pues se procuró brindar conocimiento de la historia y de las personas que han participado en ella con el fin de ofrecer como resultado mayor valor y reconocimiento.

Debido a que el personaje nació hace más de dos siglos, se utilizan como instrumentos de recolección la literatura existente tomada del contexto temporal del personaje en cuestión. Las fuentes de información local incluyeron los sitios web de historia y personajes de Guadalajara, de las artes gráficas en Guadalajara (debido a su importancia en ese ramo) y del portal del Arzobispado de Guadalajara (ya que la persona estudiada profesaba la fe católica).

La revisión literaria se presenta gracias a la biografía de Rafael Arroyo de Anda, la publicación de los Beneméritos de Jalisco y Cosas de Viejos Papeles de Orendaín. No obstante, se reconoce que faltaría indagar aún más sobre su labor en centros de salud como el Hospital Real de San Miguel de Belén y el Hospital San Juan de Dios.

Gracias a los testimonios recogidos en la Corona fúnebre, donde participaron decenas de personajes que compartieron temporalidad con el sujeto de estudio, ha sido posible conocer la valoración que se tenía en aquellos años de un “gran hombre”. Asimismo, cabe destacar que en futuras investigaciones se pueden combinar el método cualitativo y cuantitativo para determinar la valoración de este personaje dentro del pensamiento actual, así como trabajar en una puesta en valor sobre su vida y obra.

Resultados

A través de esta búsqueda documental, ha sido posible recopilar información sobre la vida de este personaje que destacó con sus acciones altruistas y marcó una época en la ciudad de Guadalajara del siglo XIX.

Dionisio Rodríguez nació el 8 de abril 1810 en Guadalajara, Jalisco (México). Fue bautizado el 9 de abril 1810 en el Sagrario Metropolitano de Guadalajara con el nombre Dionisio Calletano Mariano Rodríguez Castillo. Sus padres José Mariano Rodríguez y Antonia Castillo de Ulloa. Sus hermanos Antonio, nacido en 1809 y casado en 1834 con Dolores Padilla Valdivia; José Seferino Mariano Castillo nacido en 1811; Mariana Anastasia Francisca nacida en 1815, y Mariana Josefa de Jesús en 1816 (Geneanet, 2022).

Fuente: Sitio web Dionisio Rodríguez (2017)

Figura 1 Dionisio Rodríguez Castillo  

Fue un personaje ejemplar, educado bajo principios morales y religiosos, nacido de una familia que le inculcó la religión católica y las buenas costumbres. Estudió en el Seminario Diocesano de Guadalajara, en el tiempo en que fue rector el obispo Gordoa y Barrios. Posteriormente, ingresó al Instituto de Ciencias del estado de Jalisco donde cursó jurisprudencia y gracias a aprobar como satisfactorio se le expidió el documento que avalaría su título como abogado por la Universidad de Guadalajara (Universidad de Guadalajara, 2023) en 1835, aunque no ejerció como litigante.

En el servicio público fungió como secretario del ayuntamiento de Guadalajara y posteriormente como secretario de la Junta Departamental (Congreso de Jalisco, 2003). Eligió no casarse, pues afirmaba que los pobres eran su familia. Fue presidente de la Sociedad Católica de Jalisco y diputado al Congreso del Estado. Luego fue diputado del Congreso de la Unión, y desde esos cargos influyó para llevar la educación a los más desamparados (Semanario, s. f.).

Durante su participación en la Sociedad Católica, llevaba un proyecto educativo mediante el cual -según decían- “recataba las mentes infantiles y juveniles” inculcándoles algún oficio, educación y valores cristianos, y también asesoraba jurídicamente a instituciones. En 1869 la Sociedad Catolica fundó la Escuela Libre de Jurisprudencia gracias a la intermediación de Jesús López Portillo. En esta se daba clase gratuitamente en las asignaturas del Derecho, donde Dionisio figuró como presidente de la Junta Directiva (Martínez Moya, 2022).

Su labor en la imprenta en Guadalajara

La imprenta se encontraba en la calle Santo Domingo, hoy paseo Alcalde n.º 15 o 13, lo que varía según el pie de imprenta de algunas obras. Según menciona el portal web dedicado a Dionisio Rodríguez, apróximadamente en 1860 la imprenta se ubicaba en el n.º 10 de la segunda calle de Catedral y posteriormente ocuparon el domicilio referido anteriormente en Santo Domingo. De acuerdo con el sitio web dedicado a Dionisio Rodríguez, el predio corresponde al ubicado en la esquina nororiente de paseo Alcalde, esquina con calle Juan Manuel (sitio web Dionisio Rodríguez, 2017), y que -según refiere- la abrió su padre Mariano en 1820, quien al morir la dejó a Dionisio y luego al morir este pasó a ser propiedad de los señores Modesto y Gonzalo Ancira (Orendáin, 1968).

Como se mencionó antes, en abril de 1845 murió su padre, quien de dejó en posesión total dicha imprenta que manejaba desde 1829 y que administró hasta sus últimos días (Semanario, s. f.). Este fue el medio que usó para propagar la fe, la enseñanza y la educación, de modo que fue más accesible para todos gracias a las artes gráficas, como menciona su más grande historiador, Rafael Arroyo de Anda:

¡Coincidencias remarcables! Al que estaba llamado a ser un propagador incansable de la enseñanza la Providencia debía armarlo con la poderosa arma de la imprenta (Arroyo de Anda, 1877).

En su taller tipográfico se imprimieron alrededor de seiscientos títulos, entre hojas sueltas, folletos y libros (Semanario, s. f,). Cuando viajó a Europa entre 1849 y 1850, trajo la idea de imprimir el catecismo del padre Ripalda, un libro con oraciones y principios de doctrina de forma didáctica, por lo que realizó un tiraje de cien mil ejemplares que se repartieron gratis y/o a muy bajo costo (Arroyo de Anda, 1877).

Los impresos más significativos de aquella imprenta de Rodríguez fueron el Reglamento para las escuelas municipales de esta capital y pueblos suburbios (Guadalajara: Imp. de Dionisio Rodríguez, 1835), y la Biografía del Illmo. Sr. don fray Antonio Alcalde (Guadalajara: Tip. de D. Rodríguez, 1875) (Olveda, 2010).

Luego de su muerte, la imprenta Rodríguez llegó a ser de los Sres. Loreto y Ancira, quienes continuaron imprimiendo el emblemático Calendario de Rodríguez hasta 1937 (Sandoval Godoy, 2011).

Escuela de Artes y Oficios

Dionisio Rodríguez fue nombrado el primer director y logró convertirse en el principal benefactor de la Escuela de Artes y Oficios en Guadalajara, único centro de adiestramiento obrero en Jalisco, fundado en 1841 (Guadalajara.net, 2014). Surgió con el fin de combatir la delincuencia en jóvenes, pues la ciudad pasaba por problemas de inseguridad. En 1841 el general Paredes tomó posesión del departamento de Jalisco y nombró una junta integrada por quienes consideraba los ciudadanos más ejemplares, como Manuel Ocampo, M. López Cotilla, Miguel Hernández R. y Francisco Martínez Negrete, quienes refirieron que para combatir a los malos no solo era necesaria la corrección, sino también la instrucción, por lo que nombraron al Lic. Dionisio como la persona idonea para ello (Arroyo de Anda, 1877).

Rodríguez siempre tuvo la visión de ayudar a que los más pequeños pudieran tener una educación, además de formar hombres de bien, con buenos modales y oficios. En el inicio, la escuela se encontraba en la Alhóndiga, y entre los requisitos para pertenecer a ella se requería ser o vivir en Jalisco, contar con más de 12 años y menos de 16 años de edad, ser huérfano, no tener recursos ni enfermedades que se contagiaran o imposibilitaran trabajar (Guadalajara.net, 2014).

Para 1856 la escuela contaba con 110 alumnos. En 1863 Dionisio, quien fungía como director y benefactor, comunicó al Gobierno de Jalisco los problemas en la instrucción de los jóvenes, así como las constantes fugas del plantel y la falta de principios en la enseñanza. Sin embargo, debido a su altruismo, no informó que también tenían problemas económicos y que él hizo todo por cubrir las necesidades de la escuela recaudando fondos a través de amigos y conocidos.

Él decía que “el desorden, la guerra y el crimen se originaban en la ignorancia; la enseñanza, por lo tanto, era la base de la civilización y el orden” (Guadalajara.net, 2014). Por tanto, propuso un nuevo reglamento en el que manifestaba que para que un jóven se inscribiera debía contar con el consentimiento firmado del padre o tutor, y que este se responsabilizara de no sacar al alumno hasta terminar sus estudios. Si alguno se fugara, no podría regresar y ningún maestro lo podría recibir. Además, tanto alumnos y profesores de la Escuela de Artes quedarían exentos de cargos del servicio militar (Guadalajara.net, 2014).

En 1866, la institución contó con una parte del exconvento de San Agustín en donde se impartieron talleres de carpintería, sombrería, herrería, talabartería, rebocería, lancería, zapatería y sastrería (Guadalajara.net, 2014). La escuela continuó con problemas financieros, aunque siguió aceptando jóvenes, y el 11 de agosto de 1868 Dionisio dimitió al plantel tras 16 años de labor. Sin embargo, el gobierno del estado no aceptó su renuncia exponiendo que era indispensable tanto para la escuela como para la sociedad (Guadalajara.net, 2014). Por eso, el licenciado Rodríguez aceptó y continuó como director hasta 1870; entonces, la escuela ya contaba con 327 jóvenes a quienes se brindaba alimentos y vestido aun teniendo poco recurso económico. Así, Rodríguez continuó haciendo lo que pudo para continuar solventando los gastos hasta el día en que falleció.

Cuando en 1877 murió Dionisio Rodríguez, se fue el más grande benefactor. A pesar de ello, la escuela continuó sus funciones, pero para 1879 el número de alumnos había disminuido a 154. En consecuencia, el general Francisco Tolentino -entonces gobernador del estado- se interesó en la cátedra de música y puso al frente al profesor Clemente Aguirre, lo que incrementó de nuevo el número de inscritos hasta convertirse en una escuela próspera.

Penitenciaria de Escobedo

En 1846, cuando era diputado al Congreso del Estado de Jalisco, y al este ser disuelto debido a un golpe de Estado, viajó a Estados Unidos de América y a Europa entre 1849 y 1850 donde se dedicó a estudiar sistemas de educación, de asilo y cárceles. Se cuenta que puso gran atención en las escuelas llevadas por órdenes jesuitas, la cárcel de Filadelfia, así como la asociación de beneficencia de Londres (Arroyo de Anda, 1877). Gracias a ello, a su regresó a Guadalajara, contribuyó en la creación de la Penitenciaría del Estado, sitio que visitaba frecuentemente para reunir a los presos a quienes adoctrinaba y apoyaba con su labor altruista. Él pensaba que para reivindicar y reformar a quienes habían cometido crímenes había que moralizarlos mediante la religión y siguiendo el plan de estudios de la escuela de artes y oficios. Por eso, en 1870 creó el reglamento para el gobierno interior de la penitenciaria (Alfaro Anguiano, 2003).

Según Arroyo de Anda (1877), su corazón generoso y noble era siempre para todos. Su mano izquierda nunca supo lo que hacía su mano derecha; pero jamás ha habido una mano más cariñosa, de manera especial para con los infortunados.

Otras labores de beneficiencia

Promovió al establecimiento de las hermanas de la caridad en Guadalajara para que se encargaran de diversas obras de beneficencia (Olveda Legaspi, 2010), ya en 1852, y al lado del entonces obispo Diego Aranda y Carpinteiro, trabajaron para que ellas se establecieran en el Hospital de Belén y el Hospicio Cabañas, y se encargaran de los cuidados y de la administración (Universidad de Guadalajara, 2023). Según menciona el portal de la Universidad de Guadalajara, dicha congregación religiosa fue tan apreciada en el país que incluso en el decreto de exclaustración expedido por el presidente Juárez exceptuó a las hermanas de la caridad, lo cual les permitió continuar con sus labores humanitarias.

Hacia 1860 se avecinaban tiempos de cambio en Guadalajara. De hecho, con la guerra de Reforma (1858-1861), gran parte de los habitantes dejó la ciudad para refugiarse en las afueras, en sitios como San Pedro. En ese tiempo, incrementaron los precios y escasearon los recursos, por lo que albergó a cerca de 300 familias en el templo de la Soledad, hoy extinto, pues se ubicaba en el sitio donde ahora se encuentra la rotonda de los Jaliscienses Ilustres. De la mano de Ramón Somellera (quien aportó recursos económicos), ayudó beneficiando a estas familias no solo con techo, sino también con comida caliente. La ciudad se encontraba sitiada, aunque meses después la tomaron los combatientes. En ese momento, Dionisio intentó interponer su influencia para evitar mayores horrores hablando con el Gral. González Ortega (Arroyo de Anda, 1877).

Durante la invasión francesa aportó ayuda para enfermos y socorro para las familias que quedaban desamparadas (Universidad de Guadalajara, 2023). También se empeñó y ayudó para reconstruir hospitales de la ciudad que habían sido dañados por tantos confilictos, haciendo mejoras (Ancona Gallardo, 1892) e incluso dirigiendo en ocasiones las obras. Además de la Casa de Caridad de San Felipe Neri (Universidad de Guadalajara, 2023), asilos y escuelas de Mexicaltzingo, también fue director del Hospicio de Belén.

En 1864 fundó la Junta de Caridad del Arzobispado, también de la mano del señor don Ramón Somellera. Esta entidad fue creada debido al peligro que corrían las instituciones religiosas con las guerras civiles. De ella Dionisio Rodríguez fue nombrado presidente, cargo de ejerció hasta que murió. De hecho, quince días antes, presidió la que sería la ultima sesión en su propia casa. Por su condición de gravedad, dijo que la siguiente sesión sería el primero de mayo en su casa, lo cual nunca llegó a cumplirse (Arroyo de Anda, 1877).

Templo de Santa Mónica

El templo Santa Mónica es uno de los más hermosos recintos religiosos con que cuenta Guadalajara: una expresión del barroco cuya construcción fue terminada en 1720. Este se localiza en la calle Santa Mónica, en el centro de Guadalajara, exactamente a unas calles del sitio que ocupaba la imprenta de Rodríguez.

En la actualidad, solo se conserva la iglesia conventual y la arquería del claustro principal. Según menciona en el artículo publicado por La Crónica, el templo fue construido por el padre Feliciano Pimentel entre 1719 y 1720, y era parte del convento de monjas agustinas recoletas, orden de clausura, pero fue expropiado en el tiempo de la guerra de Reforma. No obstante, por medio de una subasta pública, Dionisio Rodríguez adquirió el convento y lo dejó a préstamo al Seminario Diocesano de Guadalajara, que también habían sufrido el despojo de su edificio debido a las leyes de expropiación durante la Reforma (1859-1860) (De María, 21 de enero de 2015).

El Calendario de Rodríguez

Se imprimió por primera vez en 1868, siguiendo el patrón del Calendario de Galván, que se imprimía en el la ciudad de México. Dionisio lo obsequiaba a amigos y clientes y llegó a posicionarse como un impreso indispensable, ya que contenía festividades, clima, noticias y asuntos de interés general para la población. Según Sandoval Godoy, su primera publicación fue en el año de 1867 y el éxito fue tan grande que para el siguiente año se complementó brindando información de agricultura, economía en el hogar, clima e interés general.

Para 1872, empezó a publicar noticias de Guadalajara, así como el catálogo de los presidentes de la Real Audiencia, desde 1529, hecho histórico desde la Conquista has ta el año de la Independencia (Sandoval Godoy, 2011). Menciona el portal Sandoval Godoy (2011) que solo hacía falta ver que era de D. Dionisio para saber que se trataba de un evento significativo y de confianza. Se menciona que se vendía a 1 real el ejemplar, 10 la docena y 8 pesos el ciento.

Para 1882 se anexó al calendario un plano de la ciudad de Guadalajara. Se vendía en la botica Alemana de Nuestra Señora de Guadalupe ubicada el n.º 9 de la calle de San Francisco, propiedad de D. Enrique Weitenaver; la droguería de D. Lázaro Pérez e Hijo, por la calle de Santa Teresa n.º 4; la perfumería y sastrería de D. Cecilio Sierra, en el Portal Quemado, contra esquina de Palacio de Gobierno, y la merced y la ferretería de D. Adolfo Niemann, en la calle de San Fran cisco n.º 5 (Sandoval Godoy, 2011).

Su muerte

Dionisio Rodríguez supo de su enfermedad cerca de un año antes, pero para el 21 de abril ya sufría los estragos de este mal que le llevó al lecho de muerte. Fue una fiebre tifoidea la que padeció y le ocasionó un paro cardíaco. A su velorio acudieron niños, padres de familia, educandos de la escuela de artes, hombres reformados gracias a la penitenciaria y familias enteras que lloraban su muerte.

La mañana del día segundo del mes de mayo, mares de gente acudieron a la casa de donde debía salir el cortejo. Era tanta la afluencia, que no podían contenerla incluso en calles contiguas, por lo que tuvieron que alargar el trayecto que recorrió la procesión hasta llegar a la catedral de Guadalajara (Arroyo de Anda, 1877).

El panteón de Belén, entonces llamado de Santa Paula, acoge los restos de este gran hombre que en vida dio muestras de fe y ayuda al prójimo. En su tumba está escrito un epitafio dedicado por D. Agustín Fernández Villa, el cual dice -entre otras palabras- que era un hombre de piedad y de excelentes modales, conspicuo, que pasó su vida suministrando y llevando a otros, por lo que merece la misericordia de Dios eterno.

También se menciona en el portal (Semanario, s. f.) que, como una muestra de la magnitud del aprecio por Dionisio Rodríguez, el día en que murió se sumaron a su sepelio en el panteón de Santa Paula -hoy de Belén- más de 15 000 personas que, cuando entonces la ciudad contaba con 80 000 habitantes, lo que demuestra el valor de un personaje singular1.

Debido a las labores altruistas y a ser un personaje querido y reconocido en su época, al día siguiente en que murió fue declarado Benemérito del Estado de Jalisco en una sesión unánime presidida por el gobernador el Lic. Jesús Leandro Camarena, pues todos los integrantes del Congreso del Estado de Jalisco votaron a favor de este reconocimiento.

Otro homenaje póstumo que demuestra la importancia de este personaje fue la obra llamada Al Sr. Lic. D. Dionisio Rodríguez, corona fúnebre a su preclara memoria, compilación de pensamientos dedicados a la vida, obra y pena que embargaba la ausencia de este personaje y en la que participaron, entre otros, Trinidad Verea, Rafael Arroyo, J. López Portillo, José López-Portillo y Rojas, y Pablo Ochoa (Alfaro Anguiano, 2003; Jaliscienses Ilustres, 2016).

Reconocimiento al impresor sobresaliente

En el año 2005, el Lic. Luis Enrique Reynoso Vilches, entonces presidente de la Cámara Nacional de la Industria de las Artes Gráficas en Jalisco, tuvo la idea de fundar el patronato para el Premio Dionisio Rodríguez, en el que se reconoce el trabajo de impresores de Jalisco, con lo cual se le reconoce como un impresor y promotor de las artes gráficas en el siglo XIX (Sitio web Dionisio Rodríguez, 2017).

Nombre a una “gran” calle en Guadalajara

Desde 1897, una de las calles con mayor extensión lineal en la ciudad de Guadalajara lleva el nombre de Dionisio Rodríguez. Esta cuenta con más de 60 cuadras dentro del sector Libertad. Inicia desde la calzada Independencia, a la altura del mercado San Juan de Dios (Semanario, s. f.).

Fuente: Google Maps (2023)

Figura 2 Vista de la calle Dionisio Rodríguez, Guadalajara, Jalisco 

Finalmente, cabe mencionar que en aquella Corona fúnebre publicada en 1877 se dejó dicho que cuando sucediera ello se inscribirera la siguiente leyenda:

  • Al señor licenciado don Dionisio Rodríguez.

  • Al genio de la beneficencia.

  • Al corazón noble y caritativo de Jalisco.

  • “Era un varón recto y temeroso de Dios”

  • La humanidad doliente agradecida (Arroyo de Anda, 1877).

Estas palabras fueron escritas por el señor Agustín Fernández Villa, y se solicitó que sirvieran de inscripción a algún futuro monumento que recordara a las próximas generaciones la labor de una persona que hizo tanto por otros y que promovió los valores (Arroyo de Anda, 1877).

Tal parece que el tiempo finalmente podría hacer justicia a un personaje que después de 147 años de fallecido ha resurgido entre las memorias de quienes a través de sus acciones conocieron sobre su labor de humanismo y filantropía, lo cual hoy se reconoce con el traslado de sus restos a la rotonda de los Jalisciense Ilustres.

Discusión

Analizando otros trabajos para esta investigación, se encontraron datos que arrojaron la valoración que entonces se tenía del personaje en cuestion. Cabe señalar que él fue una persona muy valorada en su tiempo, ya que al día siguiente de morir se le nombró Benemérito de Jalisco. Gracias a la publicación por parte del Congreso del estado de Jalisco, y nombrada con el nombre Los beneméritos de Jalisco, ha sido posible determinar aspectos que corroboran la información dada sobre su reconocimiento por parte del gobierno de Jalisco justo al día siguiente de su fallecimiento.

Asimismo, se considera que, dentro de la literatura sobre la vida y obra de esta figura, una de las principales ha sido la llamada Corona fúnebre, escrita, entre otros, por su principal y contemporáneo biógrafo, Rafael Arroyo de Anda, quien hace referencia a las acciones de bien por parte de Dionisio Rodríguez. Esto, en perspectiva, refleja su labor de altruismo y sirve como referencia para comprender la valoración que se le tenía a partir de la visión de personajes de la época en que vivió.

Gracias a la literatura mencionada, ha sido posible encontrar un punto en común, ya que se habla de su labor, bondad y acciones en pro de los más desvalidos. Tanto en Los beneméritos del estado de Jalisco, como en Corona fúnebre, así como en otras publicaciones del Arzobispado de Guadalajara y en el portal web del patronato al premio Dionisio Rodríguez (que reconoce al impresor del año). En todo esto, se reconoce la importancia de esta figura como un filántropo.

Debido a que la persona objeto de estudio de esta investigación nació hace más de dos siglos (en 1812), la búsqueda ha sido exhaustiva tanto en portales, sitios web y medios que documentan información sobre la ciudad de Guadalajara (Jalisco) en el contexto en que vivió. Gracias a ello, ha sido posible determinar futuras líneas de investigación sobre su labor en hospitales de la época, hospicios y en el Arzobispado de Guadalajara.

Los resultados determinaron que una figura de la talla de Dionisio Rodríguez Castillo no debería pasar por alto dentro del reconocimiento personajes ilustres del estado de Jalisco ni de la valoración por el colectivo social, pues muestra grandes acciones en pro de la sociedad tapatía de su época. Sin embargo, tal pareciera que ha quedado en el olvido, ya que vagamente podría decirse que se considera fuera del conocimiento del colectivo social, por lo que se recomienda hacer una investigación que incluya algún tipo de indicadores sobre su valoración.

A través de las distintas fuentes consultadas, ha sido posible conocer más sobre la labor de un hombre que llevó el bien a población vulnerable ayudando y apoyando a quienes más lo necesitaban. Se rescató información de gran valía que visibiliza sus acciones de bondad y que con la visión de quienes documentaron hechos biográficos y escribieron textos ha sido posible conocer el altruismo con que actuó desinteresadamente.

De hecho, se considera que con el traslado de sus restos mortales a la rotonda de los Jaliscienses Ilustres se visibilizará parte de sus grandes hazañas, pues dará a conocer el legado de una persona que benefició a la población de su época y marcó una etapa en la instrucción de las artes y los oficios en Guadalajara.

En cuanto al referido traslado, este ocurrirá debido a su gran labor como promotor de las artes gráficas y creador del conocido Calendario de los Rodríguez; sin embargo, haría falta resaltar las acciones del Lic. Dionisio como un personaje de bondad que participó en muchos actos de beneficencia a lo largo de su vida en Guadalajara.

En síntesis, se deben resaltar sus acciones como impresor sobresaliente, pero sobre todo su labor en pro de los más desvalidos. Por ende, se recomienda realizar estudios más detallados sobre su actuar con encuestas para cuantificar y comprobar el probable desconocimiento de la población respecto a su vida y obra.

Conclusión

Como se ha evidenciado en esta investigación, Dionisio Rodríguez Castillo fue un hombre que brindó su ayuda a numerosas personas promoviendo valores de fe y filantropía. Optó por no casarse para dedicar su tiempo a asistir a los más desfavorecidos. En su contexto histórico, se le consideraba uno de los personajes más queridos de la Guadalajara del siglo XIX. Sin embargo, en la actualidad, su labor se encuentra en gran medida desconocida.

Aun así, Dionisio Rodríguez ha sido comparado con fray Antonio Alcalde, quien es ampliamente reconocido como el mayor benefactor de Guadalajara. De hecho, las acciones de ambos benefactores, como se menciona en el texto de Rafael Arroyo, son equiparadas en términos de buscar el progreso de la ciudad y el bien común.

No obstante, alguien de la envergadura de fray Antonio Alcalde no debe ser subestimado. Como se indicó en el avance de esta investigación, tras el fallecimiento de Dionisio Rodríguez, se publicó un compendio de pensamientos titulado Corona fúnebre, donde personalidades destacadas de la época le dedicaron alrededor de setenta páginas en reconocimiento a su valiosa labor en vida y lamentando profundamente su partida. Además, en su funeral se reunieron aproximadamente 15 000 dolientes en una ciudad que, en ese momento, contaba con alrededor de 80 000 habitantes. Por eso, en la actualidad, existe una iniciativa y una aprobación reciente para erigir una escultura en su honor en la rotonda de los Jaliscienses Ilustres, lugar en donde debió haber estado desde hace tiempo.

En definitiva, esta investigación se considera de suma importancia para profundizar en el estudio de la encomiable labor de este personaje, el cual hoy día no es ampliamente reconocido como una figura destacada en la sociedad. Por lo tanto, se sugiere la realización de una investigación más detallada de su vida y obra utilizando métodos cuantitativos con el fin de determinar el grado de conocimiento o desconocimiento que actualmente existe sobre él.

Futuras líneas de investigación

Se recomienda profundizar en la investigación acerca del trabajo altruista de este personaje en los hospitales de Guadalajara durante la época en que vivió. En tal sentido, se destacan algunos lugares de interés como el Hospital San Miguel de Belén, conocido hoy como el Hospital Civil de Guadalajara Fray Antonio Alcalde, el ya desaparecido Hospital San Juan de Dios y el Hospicio Cabañas. Estos lugares funcionaban gracias a la caridad y la beneficencia, y se ha encontrado evidencia de su participación en actividades de ayuda en estos sitios.

Además, se sugiere profundizar en la investigación sobre la Junta de Caridad y las actividades relacionadas con el Arzobispado de Guadalajara, ya que estos archivos contienen información valiosa sobre templos, órdenes religiosas, actividades benéficas y asistencia a lo largo de la historia de la ciudad de Guadalajara.

Se cree que al seguir estas nuevas líneas de investigación, se podrá reunir una mayor cantidad de datos que enriquecerán el estudio sobre la labor de este personaje. Esto permitirá recopilar más información acerca de su ayuda, no solo a jóvenes y niños de la escuela de artes y oficios, sino también a hombres y mujeres en hospitales, reclusos en la penitenciaría de Escobedo, huérfanos en el Hospicio Cabañas, así como a familias e indigentes.

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1El libro de estadísticas publicado por la Secretaría de Economía (1956) menciona que para 1877 eran 65 000 habitantes.

Recibido: Enero de 2023; Aprobado: Julio de 2023

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