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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.33 no.97 Ciudad de México ene./abr. 2015

 

Reseñas

Aldo Mascareño y Kathya Araujo (editores), Legitimization in World Society

Mauro Basaure* 

*Escuela de Sociología, Universidad Andrés Bello. Chile.

Mascareño, Aldo; Araujo, Kathya. Legitimization in World Society. Farnham: Ashgate, 2012. 218p.


El libro Legitimization in World Society (LWS) nace de un coloquio internacional que tuvo lugar en Santiago de Chile en el año 2009, sobre los aportes de la sociología a la comprensión de los procesos de legitimación jurídica. En poco más de 200 páginas, LWS reúne efectiva y exclusivamente a sociólogos -todos ellos muy destacados, de varias nacionalidades y con experiencia de estudios o trabajo fuera de sus respectivos países de origen-, cuyas contribuciones, dicho de modo general, se adecuan y enseñan, desde diferentes perspectivas, sobre los procesos de legitimación a nivel mundial.

Con el objetivo de reforzar dicha unidad temática, los editores Aldo Mascareño y Kathya Araujo -a cuyo cargo está una introducción (“On Legitimacy Once Again: New Challenges in World Society”, pp. 1-21) extremadamente pertinente, instructiva y orientadora- decidieron estructurar el libro en tres partes, cuyo denominador común no es la cuestión de la legitimización, sino aquella de la legitimidad: “Universalism and Legitimacy” (pp. 25-80), “Sistems and Legitimacy” (pp. 83-136) y, por último, “Differences and Legitimacy” (pp. 139-195), son los nombres de las tres partes que estructuran LWS.

En perfecta simetría con las tres partes del libro, cada una de ellas contiene tres artículos. La primera parte, dicen los editores en su introducción, está dedicada básicamente al rol de normas universales en el complejo contexto de la sociedad mundial. Con este principio ordenador agruparon, en esta primera parte, las contribuciones del sociólogo británico Robert Fine (“Thoughts on the Legitimacy of Human Rights”, pp. 25-43), del sociólogo brasileño José Maurício Domingues (“Law, Complexity, and Pluralism in the Development of Modernity”, pp. 45-59), y del sociólogo chileno Daniel Chernilo (“Theorising Global Modernity: Descriptive and Normative Universalism”, pp. 61-80). De longitud similar a la primera, la segunda parte del libro es presentada por los editores como orientada a tratar las formas en que las operaciones de los sistemas desafían la cuestión de la legitimidad. Con base en este principio ordenador los editores decidieron agrupar las contribuciones del sociólogo alemán Helmut Willke (“Legitimization by Exuberance? Output-Legitimacy and Systemic Risk in Global Finance”, pp. 83-98), del sociólogo danés Paul F. Kjaer (“Legitimacy Through Constitutionalism”, pp. 99-114), y del propio editor de este volumen y sociólogo chileno Aldo Mascareño (“The Many Faces of Justice and its Structural Foundations”, pp. 115-136). La parte final del libro reúne los artículos del sociólogo brasileño Sergio Costa (“Freezing Differences: Politics, Law, and the Invention of Cultural Diversity in Latin America”, pp. 139-156), de la socióloga peruana y también editora de LWS, Kathya Araujo (“The Belief in Legitimacy: Social Experiences and the Relationships of Individuals to Norms”, pp. 157-175), y del sociólogo alemán Wolfgang Knöbl (“Contingency and the Legitimacy of Sociological Criticism in ‘World Society’”, pp. 177-195). La agrupación de estos artículos en esta tercera y última parte se justifica, a los ojos de Araujo y Mascareño, en que, de uno u otro modo, tratan sobre los desplazamientos y las variaciones que impregnan las prácticas sociales y las acciones de los individuos en la modernidad.

La lectura atenta de LWS muestra algo que se puede derivar de la mera apreciación de los títulos de los artículos aquí reunidos: no tienen una unidad temática evidente. Sin duda que en todos ellos -aunque en unos más y en otros menos- el fenómeno de la interdependencia mundial tiene la forma de un contexto general. Sólo en unos pocos de ellos dicha interdependencia es, sin embargo, el objeto mismo del análisis sociológico. En pocos se asume la teorización de la “sociedad mundial”, esto es, de aquel concepto de raíz luhmanniana que, desde los años setenta del siglo XX, ha hecho carrera en la sociología. Asimismo, no cabe duda de que en todos estos artículos -nuevamente, en unos de manera más directa que en otros- se trata la cuestión de la legitimidad, aunque no necesariamente ella es referida al mencionado contexto de interdependencia mundial.

Efectivamente, más allá de lo que anuncia el título de este volumen y de lo que presenta la introducción, este conjunto de artículos -todos ellos de gran interés- no se conjugan en torno a la problemática de la legitimidad en la sociedad mundial. De hecho, bien cabe entender la mencionada introducción a este volumen como un capítulo aparte, en que dicha problemática es tematizada de modo más directo.

Ahora bien, aunque es cierto que tal problemática no es el vínculo fuerte que permite enlazar los textos de LWS, también es cierto el hecho de que el conjunto de estos artículos comparte no sólo un mismo gesto crítico respecto de ciertos déficits conceptuales relevantes a la investigación en el contexto de la interdependencia mundial, sino además un mismo ánimo de superarlos mediante propuestas teóricas.

Para Fine, la concepción idealizada y formalista de los derechos humanos merma su legitimidad y con eso la posibilidad de contar con ellos como referente de legitimidad en la sociedad mundial. Frente a ello propone una concepción encarnada en la realidad social y su realización ética. Domingues considera que el universalismo individualista no resulta adecuado para un contexto complejo y diverso que brega por un tipo de universalismo amistoso con la diferencia que -esta es su propuesta- debemos reconocer como el modo de universalismo apto para nuestra época mundializada. Chernilo detecta un cierto prejuicio descriptivista en la teoría de la sociedad mundial y aboga por el reconocimiento de las bases normativas que dicha teoría, sin siquiera aceptarlo, supone y requiere para desarrollar su verdadero potencial de cara la comprensión crítica de esa sociedad.

Willke, por su parte, considera reduccionista la fijación del concepto de legimitidad a su dimensión puramente liberal formalista, pues esto no le permite tratar cuestiones como la legitimidad en el contexto de las finanzas internacionales. Frente a ello propone revitalizar otros aspectos de la noción de legitimidad (la dimensión del proceso y del output) que sí cumplirían con dicho objetivo y permitirían evaluar dicho contexto de acción desde el punto de vista de su racionalidad prudencial. Kjaer considera deficitario el marco dicotómico público/privado en que se desarrolla el debate actual sobre los procesos de constitucionalización en la sociedad mundial, y llama a reconocer que tales procesos son mejor entendidos si se asume una perspectiva que integre, de modo no dicotómico, los dos enfoques presentes en dicho debate, aquél tradicional de la política internacional entre Estados y aquél de relaciones no estatales entre privados. Mascareño hace ver los puntos ciegos de los que, en sus respectivos niveles, adolecen las teorías de la justicia y que las llevan a olvidar formas clave de injusticias. Frente a ello propone un tipo de observación sociológica desde la que, de un lado, tales cegueras quedan al descubierto y, por lo mismo, del otro, se logra ampliar los focos de la justicia de cara a la complejidad y los múltiples niveles de la sociedad mundial.

Costa se opone tajantemente a los presupuestos pre-políticos, esencialistas y endogeneizantes de la noción de cultura reinante en el discurso del liberalismo multicultural y propone a cambio una noción política, dinámica y pragmatista de las culturas particulares. Considera que sólo con base en esta última noción es posible entender verdaderamente la emergencia y relevancia de la cuestión multicultural en la sociedad actual. A Araujo le parece que la noción corriente de creencia en la legitimidad resulta limitada y poco sensible a la dinámica de la legitimidad de las normas en las sociedades actuales, pues no incorpora verdaderamente la diversidad de creencias, muchas veces en conflicto entre ellas, que nacen de la propia diversidad de experiencias cotidianas de los diferentes grupos según sus condiciones de vida. Knöbl, por último, avisa sobre los costos de deslegitimización que debe pagar la sociología y la crítica sociológica en particular cuando no asume sus limitaciones, sobre todo en el complejo contexto de interdependencia mundial; y en vez de ello ambiciona grandes reconstrucciones y proyecciones históricas. Frente a esto hace un llamado a la humildad sociológica y a la adopción de nociones más sensibles a los contextos y sus dinámicas cambiantes y complejas, pues sólo de este modo la sociología podría mantener o ganar legitimidad en tanto ciencia reflexiva de la sociedad.

Es interesante ver cómo estos diagnósticos críticos y sus respectivas propuestas se articulan con base en una serie de categorías dicotómicas, filosóficamente informadas, todas ellas muy conocidas y que vuelven aquí, de distinta manera, a ser puestas en juego. Se trata de las dicotomías entre lo ideal versus lo real, la moralidad abstracta versus la eticidad concreta, lo universal versus lo particular, la homogeneidad versus la diferencia, lo simple versus lo complejo, lo pre-político esencialista versus la dinámica histórica, la homogeneidad unificadora versus la experiencia diversa, la unidimensionalidad versus la multidimensionalidad, el orden versus el conflicto, lo teórico globalizante versus práctico situado.

Sin que esto valga para todos los artículos de LWS, no cabe duda de que en la mayoría de ellos, son los segundos términos de estas dicotomías categoriales los que tienden a campear. Lo que expresa de algún modo el espíritu con que en nuestra época se asume el desafío conceptual de abordar un mundo altamente interdependiente como es el nuestro. Esta cuestión indirecta y seguramente no intencionada es una entre las muchas cosas que hacen de este volumen una importante contribución a la sociología actual. Más que valer por su aporte a la cuestión de la legitimización de la sociedad mundial, LWS vale por lo que deja entrever: el espíritu epocal con que sociólogas y sociólogos contemporáneos dividen el modo correcto e incorrecto de abordar dicha cuestión.

Reseña elaborada en el marco de los proyectos Fondecyt 11100444; Fondecyt 1140344 y Núcleo Acciones Colectivas en Chile (1990-2015), DI-446-13/N.

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