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vol.39 número116Strength in Numbers: The Political Power of Weak Interests Gunnar Trumbull (2012). Cambridge: Harvard University Press, 264 pp.De Iguala a Ayotzinapa. La escena y el crimen Fernando Escalante Gonzalbo y Julián Canseco Ibarra (2019). México: El Colegio de México/Grano de Sal, 167 pp. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.39 no.116 Ciudad de México may./ago. 2021  Epub 06-Sep-2021

https://doi.org/10.24201/es.2021v39n116.2191 

Reseñas

Privilege at Play. Class, Race, Gender, and Golf in Mexico Hugo Cerón Anaya. New York: Oxford University Press, 2019, 232 pp.

1Centro de Estudios Sociológicos. El Colegio de México, Ciudad de México, México, akrozer@colmex.mx

Privilege at Play. Class, Race, Gender, and Golf in Mexico. Anaya, Hugo Cerón. New York: Oxford University Press, 2019. 232p.


El privilegio: fenómeno elusivo y a la vez presente en cualquier jerarquía social, fácilmente normalizado por quienes lo padecen, y frecuentemente negado al ser señalado de su goce. Tan imposible su definición precisa como compleja su multidimensionalidad, forma antojeras cegadoras a una ventaja personal sistemática en un contexto desigual donde suele notarse por su ausencia o en los demás.

Entender el privilegio es una tarea tan difícil porque se trata de un fenómeno relacional que depende del observador y del observado (y del contexto en el que se encuentran), cargado de subtextos y convenciones sociales. En su libro Privilege at Play (2019), Hugo Cerón Anaya se acerca al “privilegio en acción” desde el campo de golf en México. Desde el principio aclara que “no es un libro sobre golf, ni un tratado anti-golfista; más bien se trata de una exploración crítica de cómo las dinámicas de dominación y subordinación son al mismo tiempo articuladas abiertamente y ocultadas en espacios privilegiados como el golf mexicano”. La investigación pretende demostrar la condición multifacética del poder. Sin detenerse ante la imposibilidad de ofrecer una definición conclusiva, se acerca a su objeto de estudio con un trabajo etnográfico cuidadoso que observa a los jugadores de golf en su hábitat en la Ciudad de México.

En un contexto donde hasta los más ricos frecuentemente se autorretratan como clase media (Krozer, 2018), no es casualidad que las élites eligieran el golf por encima de otros juegos, con el argumento de que éste fomentara sus valores predilectos: “inteligencia, trabajo duro, buenas decisiones, disciplina y meritocracia” (p. 3). Todo deportista se identificaría con estos atributos. El hecho de que el golf sea popular entre las clases altas tiene que ver con su excluibilidad o carácter para excluir. Que la membresía a un club deportivo cueste entre 16 mil y 100 mil dólares en un país con ingreso promedio anual de 15 314 dólares envía una clara señal: entramos a un espacio exclusivo, inaccesible e invisible para la mayoría. El golf goza de las remuneraciones económicas más altas entre todos los deportes. También requiere, como explica Cerón, una transformación ambiental extrema que busca domesticar un espacio “silvestre” para implantar un panorama detalladamente curado aun donde incluye elementos naturales (como plantas y personas) para el usufructo de ciertos grupos privilegiados.

El objetivo central del libro es vislumbrar cómo las estructuras de privilegio están incorporadas en las prácticas más banales y mundanas. Desde luego que jugar golf no es una práctica ni banal ni mundana -como todos los deportes requiere conocimientos técnicos y especializados, pero como pocos, requiere además grandes recursos económicos para siquiera empezar a jugarlo. Los miembros de un espacio tan exclusivo tienen interacciones cotidianas presuntamente insignificantes en las que se materializa el poder. Ahí Cerón observa “nociones de honor, lenguaje, competición, moda, atletismo, etiqueta y moralidad para examinar cómo las dinámicas de clase, raza y género influyen en las jerarquías sociales en el México contemporáneo” (p. 7).

El libro está compuesto por siete capítulos más la introducción, y un apéndice metodológico sobre la posicionalidad del autor. El primer capítulo recuenta la historia del golf como proyecto explícito de la modernidad en el México del siglo XX desde la perspectiva de un contexto de capitalismo expansivo con sus influencias extranjeras e ideas racializadas. A partir del “giro neoliberal” de la década de 1990, los clubes de golf mexicanos transitaron de “enclaves anglo-americanos a comunidades de personas locales de clase media alta y alta” (p. 13). El segundo capítulo traza los perímetros de los clubes y analiza la paradoja de su visibilidad. Por un lado son espacios invisibles desde el mundo exterior, que mediante murallas y puestos de vigilancia detienen a cualquiera que no sea parte de su microcosmo, y por otro lado, una vez dentro, los arreglos espaciales generan una percepción de espaciosidad y vista libre. Esta apertura percibida es en realidad engañosa porque disimula la severa segregación espacio-temporal interna: los caddies y las mujeres, juzgados por los jugadores como seres inferiores hasta biológica y culturalmente, tienen restringidos los accesos a espacios para socializar y horarios permitidos para jugar. Incluso el privilegio tiene niveles.

Los demás capítulos analizan cómo las dimensiones de clase, rasgos racializados y género, respectivamente, interactúan con la “masculinidad hegemónica” del campo en cuestión. Al estudiar la interacción “clasista” cotidiana entre jugadores y trabajadores, el tercer capítulo describe prácticas de jerarquización lingüísticas que ayudan a reproducir las relaciones de privilegio dentro de los clubes. Por ejemplo, los jugadores entre sí se llaman por su nombre, mientras que los trabajadores utilizan títulos y apellidos para referirse a ellos (los trabajadores son conocidos únicamente por sus sobrenombres).

El cuarto capítulo explora el entrelazamiento entre principios de clase y entendimientos raciales en México, empapados por nociones raciales constantemente. A la vez, el sistema de clase impacta sobre las ideas raciales que conforman un sistema de retroalimentación bidireccional. Evitando un argumento simplista: “mayor riqueza es igual a mayor blanquitud percibida”, Cerón explora cómo las narrativas culturales que dominan las nociones raciales en la parte baja y media de la distribución no aplican de la misma forma en la parte alta, donde se transforman en una jerarquía rígida de percepciones biológicas acerca del orden socioeconómico. El quinto capítulo examina esta racialización de clase y otredad interpretada desde la perspectiva de los caddies, a quienes los jugadores no consideran ni capaces ni animados para volverse golfistas (aunque muchos tienen conocimientos prácticos y teóricos muy avanzados del deporte). Muestra cómo “en una sociedad donde las categorías raciales no siempre son reconocidas abiertamente, las personas frecuentemente recurren a las alegorías de clase y espaciales para [disimular] argumentos racializados” (p. 16).

El capítulo 6 aborda la posición subordinada de las mujeres golfistas, quienes, si bien tienen más recursos que los trabajadores, tampoco alcanzan el estatus reservado a sus pares masculinos (aun cuando son buenas atletas). Esta situación las ubica en un espacio liminal que genera un dilema identitario: al desafiar su lugar en la estructura interna del mundo golfístico arriesgan su lugar privilegiado en la jerarquía de clase y racial en la sociedad mexicana. Las dimensiones de privilegio no se sobreponen necesariamente de forma lineal; se trata de una lucha de poder en todo momento, y pocas mujeres optan por la rebelión. Cerón aprovecha entonces el epílogo en el capítulo 7 para hacer un “llamado a las armas” para los científicos sociales a reincorporar el estudio del privilegio en sus investigaciones debido a la “relación paradójica de la riqueza con la pobreza” (p. 17), que refleja la forma en la que privilegio y privación se constituyen mutuamente. Añadiría que es aún más urgente, considerando la reproducción intergeneracional y acumulativa del privilegio (no discutida por Cerón en este volumen).

Desafiando la proposición de masculinidad hegemónica monolítica incluso para aquellos que entran en el concepto, Cerón nos presenta las tensiones entre jugadores “tradicionales” y nuevas generaciones, lo que retrata como un cambio paradigmático causado por el neoliberalismo, y por ello intrínseco a la época, que bien podría interpretarse también como un conflicto clásico entre cohortes (ejemplos emblemáticos son los Chicago Bulls con Michael Jordan en la década de 1990, el boxeo post-Mohamed Ali, el jiujitsu cuando se independiza de los Gracie y del Brasil, entre otros). Más allá de los deportes, Nutini (1995) reporta la misma discusión entre sus élites aristocráticas apoyado en la queja de que los “nuevos ricos” plutócratas invaden su espacio tradicionalmente aculturado con su falta de etiqueta y modales. Describe la emulación cultural progresiva por el lado de los plutócratas para eventualmente volverse parte de la élite “tradicional”. También se encuentra el discurso en la película Las niñas bien (2018) cuando la protagonista Sofía, perteneciente a la élite tradicional, le dice con desprecio a la amiga nueva rica que no diga “provechito” para no ser percibida como “naca”. Esta manera de demarcar límites grupales y elevarse a sí mismo al rebajar al otro que no sabe (todavía) cómo portar su dinero, refuerza las jerarquías en el juego de suma cero del poder.

A pesar de su frecuente equiparación con cierto nivel de ingreso, como bien explica Cerón, “clase” no es un número ni algo que se “tiene”, sino una gama de relaciones imposibles de definir de manera lineal, complejas y frecuentemente contradictorias, que además dependen del espacio donde ocurren. “Clase” funciona con base en la experiencia en común que crea enlaces (por ejemplo, amistades o afiliación), como cuando un participante dice que “el golf genera confianza sólida” (p. 47). Encontrarse en el espacio físico y simbólico del golf indica cierta posición económica y social. Así, aunque existan diferencias económicas entre los jugadores, acceder a ese espacio indica la posesión de capitales sociales, y brinda una serie de beneficios asumidos de manera inconsciente por aquellos que están dentro de la comunidad.

Cuando “la riqueza y el estatus se vuelven condiciones naturales para algunos individuos, lo cual les permite creer que la pobreza es el resultado exclusivamente de las acciones y atributos personales en vez de condiciones estructurales” (p. 7), logran justificar las prácticas excluyentes ligándolas a características personales -en su caso la honestidad, inteligencia y honor esperados de los jugadores (así como la habilidad de no sólo estimar qué tan duro pegarle a la pelota, sino “mantener una conversación constante con sus compañeros” (p. 78), habilidad que asocian con capacidades motoras, intelectuales y analíticas sobresalientes). Imaginar a un golfista como excepcionalmente dotado de tales características nobles coincide con su autoimagen (mas no con la imagen que tienen de los trabajadores).

Esta valoración también lleva a los golfistas a decir que “sólo un pequeño porcentaje de los miembros del club hacen trampa, mientras que los caddies indican que este comportamiento es más común de lo que los jugadores reconocen” (p. 74). Por un lado, la mayoría de las personas, deportistas incluidos, se consideran más honestos que los demás cuando el dopaje es ubicuo en cualquier deporte. Por otro lado, si no se les suele cuestionar, les sorprendería que alguien considerara la opinión de los caddies por encima de la suya. Otra consecuencia del privilegio es precisamente estar acostumbrado a tener la razón y ajustar el mundo como les convenga (“aquí no es el dinero que compra acceso y excluye a los demás, es un campo nivelado de atletas merecedores, y quien no logra incorporarse yerra por falta de habilidades y dedicación”).

Por lo mismo, Cerón se vio “constantemente sermoneado sobre los mitos fundacionales del golf” (p. 38). Si hubiera profundizado acerca de quién lo hace y por qué, el autor habría destacado otra característica particular del privilegio: que parece invitar a expresarse acerca de lo que uno piensa saber, independientemente de la expertise del otro, si este otro se percibe en un nivel de estatus menor (mansplaining, whitesplaining, etc.). De todas formas, el mito, cuya imprecisión histórica es obvia, más que explicar lo que realmente pasó cumple la función de juntar los miembros de un grupo -tal como lo hacen las genealogías o historias familiares que normalmente fijan algún punto bastante aleatorio para su inicio-. La aceptación acrítica de mitos compartidos genera un sentido de pertenencia, y ayuda a disimular lo que asegura un periodista de golf citado: “Es un deporte, pero la mayoría juega para estar en el lugar adecuado, para ser visto. Porque para eso es el golf -un juego de ver y ser visto” (p. 62).

Insertarse en este universo particular no le resultó fácil, comenta Cerón en su apéndice metodológico, precisamente por no encajar en la exclusividad construida de estas élites. Si bien el énfasis que pone en la noción del “estudiar hacia arriba” es laudable, en tanto resalta la importancia de estudiar el poder, es impreciso en relación con lo que realmente se hace en la investigación social. La telaraña de relaciones de poder que surgen en la práctica frecuentemente resultan en una posición privilegiada del investigador, aunque el contexto puede invertir el delicado equilibro rápidamente (como el mismo Cerón encuentra cuando sus entrevistados “descubren” su estatus real y cambia la interacción). Entonces, el privilegio es un performance constante donde incluso quien inequívocamente tiene una posición superior o inferior necesita actuarla, mientras que en sus márgenes directamente desata una lucha de poder.

Esto se pone en relieve cuando entra la dimensión de género. De repente es bastante menos claro ante quién mantendrá la posición superior: el investigador de institución de élite académica extranjera masculino en un espacio accesible (y reservado para sus pares) -¿o la mujer deportista más blanca y de posición socioeconómicamente mayor? Es un juego abierto que no sólo depende de las cartas repartidas a cada uno sino también de quién actúa mejor su territorio. Las diferentes dimensiones de privilegio interactúan de manera orgánica, a veces sorprendente, a veces predecible, siempre contextual, y los resultados se negocian a lo largo de una delgada línea en cada momento. Estas situaciones brindan un retrato de la esencia del privilegio.

Tenemos aquí una de las dos aportaciones evidentes del libro de Cerón: hablar del privilegio. La desigualdad es una relación entre la carencia por un lado y la afluencia por otro. Es importante entender las dinámicas en ambos lados. La de Cerón es una contribución a un creciente campo de investigación sobre el lado del privilegio cuando de desigualdades sociales se habla; la falta de conocimiento sobre élites contribuye a que mantengan su posición privilegiada, mientras que entenderlas mejor puede desempeñar un rol en igualar las circunstancias.

En este sentido, y considerando la centralidad de la dimensión espacial del libro, es lamentable que la foto de portada retrate un espacio que no es de golf, ni mexicano. Usar una imagen que cualquiera que trabaje el tema la ubique en Brasil, revela además un dilema estilístico del libro: sugiere que éste se dirige hacia una audiencia general cuando su texto es bastante académico, y abundan las repeticiones tanto en la metadescripción como en la parte argumentativa (por ejemplo, la página 191 repite ¡cuatro! veces en un párrafo que el autor no percibió el privilegio de género al principio). Si bien no le resta importancia al argumento principal del libro sobre la construcción del privilegio, parece una distracción innecesaria.

El otro aporte está en poner en la mesa la racialización de clase. En vez de enredarse en una discusión imposible acerca de la primacía ya sea de racismo o clasismo, Cerón expone cómo las dinámicas raciales siempre operan en conjunto con las relaciones de clase, siendo “relacionales, situacionales y contextuales” (p. 90). Es una declaración importante en un país que suele esconder su racismo detrás de su clasismo, y le resta importancia a la seriedad de ambas formas de menospreciar. Si bien Cerón no es el único (o el primero) en resaltar esa co-constitución, su documentación detallada acerca del privilegio como proceso organizado estructuralmente y a la vez expresado de manera individual, es contundente. Independientemente del mecanismo tóxico que hace disminuir la melanina del individuo considerado conforme incremente su riqueza, es imposible dejar del lado una u otra de estas dimensiones para entender la actualidad mexicana. Es el mérito de Cerón analizar de manera consistente y consecuente tal enredo y apelar a la urgencia de situarlo en la agenda pública y científica.

Referencias

Krozer, Alice (2018). Inequality in Perspective: Rethinking Inequality Measurement, Minimum Wages and Elites in Mexico. Doctoral Dissertation, University of Cambridge. [ Links ]

Las niñas bien (2018). Dirección: Alejandra Márquez Abella. Productora: Woo Films. México. [ Links ]

Nutini, Hugo (1995). The Wages of Conquest. Ann Arbor, Mich.: The University of Michigan Press. 444 pp. ISBN o-472-10484-5 [ Links ]

Acerca de la autora de la reseña

Alice Krozer es doctora en estudios de desarrollo por la Universidad de Cambridge y profesora-investigadora de tiempo complete en el Centro de Estudios Sociológicos en El Colegio de México. Sus temas de investigación incluyen a las élites, percepciones de desigualdad, desigualdades sociales, racismo y políticas fiscales. Ha sido investigadora visitante en la Universidad de Stanford, la Pontificia Universidad Católica de Chile y en la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Entre sus publicaciones recientes se encuentra Seeing Inequality? Relative Affluence and Elite Perceptions in Mexico (2019) https://www.unrisd.org/80256B3C005BCCF9/(httpAuxPages)/5E407DA42D09616A80258566002DB253/$file/OI-OP-8---Krozer_Overcoming%20Inequalities.pdf Y el trabajo colaborativo Perceptions of Inequality and Social Mobility in Mexico (2020) https://www.afd.fr/en/ressources/perceptions-inequality-and-social-mobility-mexico

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