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Debate feminista

versión On-line ISSN 2594-066Xversión impresa ISSN 0188-9478

Debate fem. vol.60  Ciudad de México jul./dic. 2020  Epub 27-Nov-2020

https://doi.org/10.22201/cieg.2594066xe.2020.60.08 

Reseñas

Un archivo de sentimientos

Francisco Hernández Galván* 
http://orcid.org/0000-0003-2963-9644

*Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, México. Correo electrónico: franckhg93@gmail.com.

Cvetkovich, Ann. 2018. Un archivo de sentimientos. Trauma, sexualidad y culturas públicas lesbianas. Sáez del Álamo, Javier. Barcelona: Edicions Bellaterra,


Un archivo de sentimientos es una vorágine emocional. Una forma de entender políticamente las emociones con raíces culturales, ubicadas en tramas espaciales y desenlaces subjetivos. Ann Cvetkovich (filosofa feminista y directora del Instituto Pauline Jewett de Estudios de la mujer y género en la Universidad de Carleton, Ottawa) comienza la argumentación de su singular archivo explicando una serie de dificultades individuales -una ruptura afectiva, un cambio en la identidad sexual, una tesis en proceso de escritura- para mostrar la profunda imbricación de la vida académica con su vida personal y la necesaria incorporación de la experiencia en la reflexión epistémica.

Cvetkovich incorpora la categoría de trauma, del psicoanálisis freudiano, y afirma que “a pesar de los riesgos de adoptar un discurso que ha sido dominado por médicos y enfoques patologizantes, me atrae la categoría de trauma porque abre un espacio para exponer el dolor como algo psíquico, no solo físico” (Cvetkovich, 2018, p. 17). Es decir, utiliza la categoría para texturizar las experiencias de “violencia política socialmente situada”, de modo que el trauma se expresa de múltiples formas entre los aspectos políticos y emocionales de la trama.

Los “archivos” que utiliza Cvetkovich para darle forma al trauma documentan abusos sexuales infantiles, incesto, activismo antisida, diáspora migratoria de sujetos a Estados Unidos y discursos butch-femme del argot lésbico. La narración y la afirmación identitaria de una posición lesbiana son sitios en los que encuentra rastros del trauma y formas de pensarlo lejos de discursos patologizantes. Utiliza el trauma como un espacio lesbiano político-afectivo, arrebatándolo del dominio médico y psiquiátrico, y se interesa no en quienes sobreviven el trauma, sino en aquellos sujetos cuyas experiencias se mueven dentro de los parámetros del trauma y están escindidos por él.

El discurso del trauma -asevera Cvetkovich- le permite, por un lado, preguntarse por las conexiones entre mujeres como ella (que se sienten mal) y ubicar esos acontecimientos junto con eventos históricos globales. Si bien el “trauma sexual”, por ejemplo, parece no ser relevante frente a sucesos históricos como las guerras o las masacres culturales, porque en el primero parece que no hay muertos o heridos, la intención de Cvetkovich es mostrar que ciertos acontecimientos permiten la emergencia de múltiples sentidos del trauma “como conexión con la realidad de la experiencia cotidiana” (Cvetkovich, 2018, p. 18). Así, al centrarse en las formas culturales del trauma, el proyecto político de Cvetkovich es oponerse a la autoridad del discurso médico y a su diagnóstico de la “experiencia traumática” en tanto trastorno de estrés postraumático.

En su reflexión sobre el incesto, genera alianzas con el lesbofeminismo estadounidense -Amber Hollibaugh, Joan Nestle, Leslie Feinberg y Cherríe Moraga- para mostrar que la movilización emocional de la ira en espacios públicos puede ayudarnos a reflexionar sobre el trauma y su manifestación colectiva de afecto en las calles. En este sentido, la crisis del sida es otro de los sitios del trauma. “El activismo queer insistió en la militancia sobre el duelo, pero además reelaboró el duelo bajo la forma de un nuevo tipo de funerales públicos e intimidades queer” (Cvetkovich, 2018, p. 20). Así, Cvetkovich analiza la relación entre activismo social y duelo a partir de algunas historias orales de activistas antisida lesbianas para pensar la muerte y el trauma ante un hecho emotivamente avasallador. El propósito de documentar una historia del activismo antisida es el de entender a las comunidades queer como colectivos con la necesidad afectiva de historiarse o archivar sus sentimientos.

Un tercer archivo aparece en el texto bajo la invocación de la “raza”. La autora analiza algunas historias raciales, como el genocidio o la esclavitud, para entender al trauma como un pilar fundacional en la historia “americana”. Traumas aparentemente “olvidados”, pero que han dejado sobrevivientes, como el del Holocausto o el de la guerra de Viertnam, ofrecen estrategias diversas para entender el trauma y el racismo. La necesidad de indagar la relación del trauma con la raza surge de pensar cotidianamente estos hechos en una escala local. Es decir, analizar esas narrativas a través de un archivo afectivo supone reflexionar aquellas sensibilidades que conforman una subjetividad singular-y-colectiva.

La dinámica de la sexualidad y la identidad lésbica, los desplazamientos diaspóricos y el activismo antisida son recursos para pensar el archivo, el trauma y su respectiva conjunción. No se pretende formar un objeto con base en eso, sino explorar sucesos empíricos para mostrar cómo la “experiencia afectiva” puede resultar la base de nuevas culturas: “el foco puesto en el trauma sirve como un punto de entrada a un vasto archivo de sentimientos, las muchas formas de amor, rabia, intimidad, pena, vergüenza, entre otras cosas que forman parte de la vitalidad de las culturas queer” (Cvetkovich, 2018, p. 22). En este contexto, el trauma critica las formas tradicionales de organización de documentación de los hechos, pensando más bien que los archivos pueden ser difusos, contradictorios y, en ocasiones, efímeros. El archivo del trauma reúne experiencias singulares registradas en testimonios orales, videos, biografías, cartas o diarios.

La propuesta epistémica y metodológica de Cvetkovich es que la memoria del trauma se refleje en la narración y sus artefactos de registro (diversos objetos aleatorios investidos de valor “sentimental”). Por eso, los archivos del trauma se valen de diversos materiales que van desde las entrevistas a las actuaciones teatrales, pasando por la novela, la poesía o la fotografía. Cvetkovich argumenta que, por su característica poco ortodoxa, los archivos del trauma se enlazan con las culturas lésbicas y gays porque han tenido que resistir para conservar y aparecer en sus historias. Por último, la investigación de Cvetkovich se centra en las “culturas del trauma”. Es decir, en culturas públicas que tienen sus límites en el trauma, que surgen a través de este. El trauma, por lo tanto, es una producción cultural emocional que atraviesa prácticas y públicos. Lo que nos recuerda que “un archivo contiene lágrimas e ira y, a veces, incluye el silencio sordo de la insensibilidad. Los sentimientos pueden pertenecer a una nación o a muchas, son íntimos y públicos a la vez” (p. 380). Un archivo de sentimientos se puede encontrar en las experiencias colectivas y singulares de las circulaciones afectivas o, a veces, inesperadamente diría Cvetkovich, “en lugares, objetos y gestos de las culturas públicas lesbianas”.

Referencias

Cvetkovich, Ann. (2018). Un archivo de sentimientos. Trauma, sexualidad y culturas públicas lesbianas (traducido por Javier Sáez del Álamo). Barcelona: Edicions Bellaterra. [ Links ]

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