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Academia XXII

versión On-line ISSN 2594-083Xversión impresa ISSN 2007-252X

Academia XXII vol.14 no.27 Ciudad de México jun. 2023  Epub 18-Jun-2024

https://doi.org/10.22201/fa.2007252xp.2023.27.85748 

Dossier

La revalorización de los sitios históricos a través del estudio psicogeográfico

The revaluation of historical sites through psychogeographical study

Yonalli Tondopó Mendoza* 
http://orcid.org/0009-0000-0903-1776

* Maestría en Restauración de Sitios y Monumentos. Universidad de Guanajuato, México


Resumen

El siguiente documento introduce la aplicación de la psicogeografía como estudio para la concientización de la coexistencia e interrelación entre la sociedad con los sitios históricos mediante la deriva, técnica que permite el reconocimiento espacial y las reacciones emocionales que ésta causa; invita a practicarla para redescubrir y reconectar con los sitios históricos a fin de fomentar la revalorización de dichos espacios. Lo anterior, se plantea a través del uso de la metodología de morfología urbana propuesta por Kevin Lynch (2008) para identificar de manera ordenada los elementos simbólicos de estos espacios, los cuales generan apropiación y, por ende, promueven su conservación.

Palabras clave: Conservación; sitios históricos; psicogeografía; urbanismo

Abstract

The following document introduces the application of psychogeography as a study to increase awareness of the coexistence, and of the interrelation between society and historical sites, by using drift, a technique that allows spatial recognition and the emotional reactions that it causes. This paper invites one to practice it, to rediscover and to reconnect with historical sites, thus promoting the revaluation of these spaces. The aforementioned is presented through the use of the urban morphology methodology, proposed by Kevin Lynch (2008), to identify, in an orderly manner, the symbolic elements of these spaces, thereby promoting appropriation and, as a result, stimulating their conservation.

Keywords: Conservation; historical sites; psychogeography; urbanism

Los sitios históricos son espacios que conjuntan una cantidad de características, principalmente de carácter patrimonial, cultural, arquitectónico y urbano, asimismo poseen elementos que los estructuran. En consecuencia, los sitios históricos dan pauta para su estudio, permitiendo a los especialistas realizar diversidad de investigaciones conjugando diferentes posturas para su conservación, sin embargo, un tema constante es la relación entre el ser humano y dichos espacios.

Sin ser totalmente objetivos o conscientes del hecho, entendemos perfectamente que desde nuestro nacimiento somos parte de una sociedad, con su propia cultura y se encuentra dentro de un territorio, crecemos viendo el paisaje geográfico e incluso conocemos su constitución urbana.

Usted es capaz de ubicar el entorno del que forma parte su hogar, conoce a los vecinos, aprende los nombres de las calles, las rutas que le llevan a la escuela y posteriormente al lugar en donde labora, a su vez, localiza los lugares que le agradan y los que no. También, ha sido testigo de muchos acontecimientos, los cuales tal vez provocaron cambios dramáticos a su entorno debido al resultado de una catástrofe o de la evolución constante propia de las urbes. No obstante, en los sitios históricos las transformaciones provocadas se deben evitar, pero, ¿por qué?

Generalmente, los sitios históricos se configuran como la zona más antigua de una localidad, por lo tanto, contienen edificios de distintas épocas con diversidad en tipologías y estilos arquitectónicos que han sido parte de acontecimientos de importancia cultural. Por esas circunstancias se distinguen de alguna otra zona y de allí su relevancia; no importa cuán parecido pueda resultar con otro sitio histórico, siempre habrá por lo menos una diferencia.

La distinción es la necesaria para motivar a la sociedad la apropiación de dichos espacios con el fin de generar identidad, y finalmente planear su conservación por considerarlos patrimonio; en algunos sitios este tópico no resulta transcendental, ya sea por desconocimiento o por intereses no concordantes con su resguardo, sin embargo, es sumamente importante reconocer su valor porque los sitios históricos por su contenido cultural y patrimonial se vuelven representantes de la sociedad.

Una forma de revalorizar los sitios históricos es mediante el estudio psicogeográfico, es decir, con un análisis de la estructura de estos espacios desde una perspectiva geográfica y urbana mediante la percepción de quien se permita realizar el ejercicio con la finalidad de conocer y entender los sitios históricos.

Para comprender al estudio psicogeográfico se comenzará por develar los orígenes del término psicogeografía, asimismo se sentarán las bases que permitirán realizar su aplicación en los sitios históricos y cómo dicho análisis permite redescubrir su trascendencia, para así reflexionar acerca de su puesta en valor.

La Internacional Situacionista, la deriva y la psicogeografía

El letrismo fue un movimiento artístico, específicamente literario, el cual inició a mediados de la década de 1940. Por diferencias creativas, una parte del colectivo de dicho movimiento se separó y fundó la Internacional Letrista.1

Este nuevo movimiento literario tuvo un alcance amplio, definiéndose al final en uno político. Empezó a tener impacto en 1957 cuando nuevamente cambió el nombre por Internacional Situacionista, siendo en Cosio de Arrascia, Italia, donde sientan sus bases cuyas intenciones principales eran: trascender las organizaciones políticas tradicionales, superar los movimientos artísticos desligados de un contexto social y comprender las actividades de la vida cotidiana dentro de un programa de desalineación integral.

Dentro de la Internacional Situacionista existieron cuatro tendencias (Figura 1): la nórdica, la anglosajona, el grupo latino y la francesa; esta última conformada por los exmiembros de la Internacional Letrista.2 Cada uno realizó aportes relevantes al movimiento, sin embargo, es en el grupo francés en donde se hará énfasis, pues en él participó Guy Debord, miembro fundador de la Internacional Situacionista.

Fuente: elaboración propia, 2023.

Figura 1 Tendencias de la Internacional Situacionista. 

Ya se ha hecho hincapié de los inicios de la Internacional Situacionista como un movimiento literario, por esta razón el siguiente mapa mental marca los periodos de la revista homónima publicados durante los años que van de 1958 a 1970 (Figura 2). Los periodos se dividen en tres, y evidencian los tópicos a los que dieron importancia y su transformación de movimiento artístico a político.

Fuente: elaboración propia, 2023.

Figura 2 Periodos de publicación de la revista de la Internacional Situacionista. 

Guy Debord, pilar fundamental de la Internacional Situacionista, realizó un análisis crítico de los escritos de Carl Marx empleando una comparativa con su contemporaneidad, el cual posteriormente publicó en su libro La sociedad del espectáculo. En dicha publicación se explica que, además de ser parte de un sistema, el cual sólo se preocupa por la producción, el dinero y el consumo, la sociedad está siendo manipulada a nivel mediático. Debord (2003), afirma la urgencia de poner atención a la cotidianidad para el despertar de la sociedad, tomando al arte como medio de liberación de la conciencia humana.

Debord sostenía que la sociedad ha pasado por diferentes reformas que han determinado sus acciones, creencias, ideologías, así como sus posturas políticas y económicas, las cuales han deformado su propia existencia, declarándolas como transiciones cuyo propósito es evidenciar la degradación del ser al tener, es decir, la plenitud humana ya no se identifica con los ideales sino con las posesiones posibles a obtener. Sin embargo, la disminución continúa hasta la pretensión, la apariencia o el querer parecer, siendo esto último lo más vil y superficial de la condición humana; por tal motivo se le atribuye la denominación de “La sociedad del espectáculo”, definiendo al espectáculo como una relación social entre personas mediadas por imágenes (apariencias).3

Para conseguir nuevamente las bases de la existencia, Debord argumenta la necesidad de ser partícipes de nuestra propia vida creando actividades con el fin de alejar al individuo de la rutina, permitiendo así la recuperación de la conciencia de nuestra esencia y el descubrimiento de la realidad de nuestra situación. En ese sentido se estableció el movimiento de la Internacional Situacionista, cuyo principal cometido era el de instaurar, mediante el análisis de nuestra posición en la vida, la interacción social y urbana, despertando la conciencia para el reconocimiento espacial en la ciudad y el impacto emocional que provoca.4

El propósito de la Internacional Situacionista era la aproximación del ciudadano al rescate y control de su propia vida reapropiándose del centro de su existencia, de su espacio vital, de lo ordinario, en todos los aspectos que conforman la vida humana, reunificándolos para así recuperar el sentido de las experiencias creando nuevas situaciones, es decir, tener la disposición de vivir en la ciudad. Y, para lograrlo, propuso la modificación consciente de lo ordinario.

Para los situacionistas, la vida cotidiana era un tema importante a estudiar, porque en ella es posible encontrar la banalización de la vida, la rutina y el núcleo de la vida humana; y, por consiguiente, la manera material y simbólica acondicionadas al espacio habitado. Por lo tanto, consideraban al urbanismo como el uso del conjunto de las artes y las técnicas a manera de medios que concurren en una composición integral del entorno orientado a producir ambientes, accediendo a la realización total y colectiva de los individuos.5

Para construir teorías acerca de esta visión de la ciudad, los situacionistas retomaron la práctica de los artistas dadás.6 El ejercicio conocido como “deriva”7 consiste en realizar caminatas con la intención de observar y percibir el ambiente que se transita sin tener un rumbo fijo y punto de llegada específico, es decir, perderse en la ciudad de manera intencionada.

En “La dérive. Contra lo impuesto”, Rubio se refiere a la deriva citando la definición de Debord (1958):

Entre los procedimientos situacionistas, la deriva se presenta como una técnica de paso ininterrumpido a través de ambientes diversos. El concepto de deriva está ligado indisolublemente al reconocimiento de efectos de naturaleza psicogeográfica y a la afirmación de un comportamiento lúdico-constructivo que la opone en todos los aspectos a las nociones clásicas de viaje y de paseo.8

La deriva es entonces un recorrido que inicialmente no tiene un fin, pero si un propósito: analizar el contexto inmediato, estando totalmente concentrado en la experimentación de descubrir el espacio, lo que permite la generación de existencia en el entorno cotidiano gracias a la observación, misma que utiliza a manera de herramienta propia e inherente del ser humano para la examinación atenta.

La deriva es una propuesta que se adecua perfecto a las condiciones sensoriales naturales del ser humano consciente, porque para derivar sólo se requiere de la presencia absoluta en el medio; si se llegaran a necesitar más detalles se podrían tomar fotografías, dibujar bosquejos o grabar videos, pero sólo servirían como complementos de la experiencia, lo importante es la actividad sensorial que ocurre de manera inmediata en el transcurso de la caminata.

La Internacional Situacionista propone con la deriva un planteamiento hacia la sociedad que se encuentra inmersa en la rutina, una invitación a despertar la conciencia de vivir la ciudad.

En la cotidianidad las personas tienen muy marcadas sus rutas y, por consiguiente, el paisaje citadino concebido en su imaginario resulta ser muy definido, sin embargo, al alternar las rutas la percepción del espacio cambia, se reconstruye y genera nuevas perspectivas. La finalidad de la deriva es construir un mapa psicogeográfico con indicaciones de los lugares que generan emociones, sean éstas positivas o negativas. Ahora bien, ¿qué significa el término psicogeográfico?

Cannock (2013), en “La revolución de lo ordinario: La Internacional Situacionista, entre arte y política”, retoma la definición de Debord y los situacionistas del Comité psicogeográfico de Londres y realiza las siguientes observaciones:

[La] psicogeografía [es el] estudio de las leyes exactas y de los efectos precisos del medio geográfico [que] actúan directamente sobre el comportamiento afectivo de los individuos” (Debord 1957). Su principal objetivo es: hacer consciente la forma en que se orienta y controla la vida diaria, especialmente mediante el acondicionamiento de los diferentes ambientes de la ciudad. Esto tendría tres objetivos: primero, hacer evidente que el urbanismo actual empobrece la vida; luego, buscar los medios necesarios para subvertirlo; y, finalmente, imaginar las posibles formas deseadas en el mundo post-espectáculo.9

Al realizar el ejercicio de la deriva es notoria la existencia de reacciones por lo experimentado; en el transcurso de la caminata es posible percibir los olores, sabores, colores, luces, sombras, texturas y sonidos generados por los objetos recorridos; también se observa el comportamiento de las personas, así como las actividades que realizan. Asimismo, se ven los desperfectos existentes en las calles, jardines y edificaciones, o tal vez lo contrario, posiblemente se precisen sus detalles estilísticos.

El reconocimiento de atmósferas permite la creación de sentimientos vinculados con el espacio transitado, y es totalmente natural porque quién no tiene experiencias, recuerdos y anécdotas del lugar10 que habita. Este acto creativo no necesariamente debe concordar con el de los demás, cada persona tiene maneras diferentes de percibir el espacio; por la manera en cómo se desenvuelven en él y por la capacidad sensorial desarrollada a lo largo de sus vidas.

Lo anterior no demerita ningún resultado, sino todo lo contrario, permite las retroalimentaciones y también el encuentro de patrones; estos últimos son los datos que se utilizan para la elaboración de los anteriormente mencionados mapas psicogeográficos. Este proceso de creación es seguramente el arte referido por Debord (2003), el cual sostenía como la razón para despertar la conciencia humana; el arte se considera subjetivo y los resultados obtenidos de la deriva también lo son, además, los mapas psicogeográficos se pueden considerar una expresión gráfica o una representación de sentimientos y pensamientos de la ciudad.

De los estudios psicogeográficos resultaron publicaciones de urbanismo que empezaron con utopías pero, posteriormente, dieron pauta a realización de corrientes o tendencias de investigación, tanto en ésta disciplina como en cada una de las ciencias conformadas por el término, me refiero a la psicología: “ciencia que estudia las funciones o procesos mentales, como la memoria, el razonamiento, la inteligencia; las sensaciones, las percepciones y el comportamiento del ser humano en relación con su medio ambiente físico y social”,11 y la geografía: “ciencia que estudia y describe la Tierra en su aspecto físico, de suelos, clima, ríos, mares, montañas, es decir, la geografía física; o como lugar donde habita la humanidad, en sus diferentes aspectos (geografía humana, geografía política, geografía económica o geografía lingüística)”.12

La psicogeografía nos sugiere entonces plantearnos la conexión creada por los seres humanos con los espacios, ya sea una extensión territorial, un área geográfica, una urbe o un paisaje. El entorno que le rodea impacta sobre su comportamiento, la generación de memorias, el nivel de apego y la identidad; esto va totalmente relacionado con la permanencia: entre más tiempo se habite un lugar y sus inmediaciones, más vivencias o experiencias se adquieren, por lo tanto la psique del habitante crea y recrea la percepción, apreciación y visión de su hábitat. La construcción mental adquirida por el individuo de su derredor puede también converger con la sociedad con la que convive de manera inmediata y así crear una relación intersubjetiva, o sea, una colectividad. “[…] el “paisaje urbano” no es la ciudad, ni alguno de sus enclaves significativos, sino la imagen que de ella se destila, bien sea ésta individual o colectiva”.13

Las impresiones del conjunto urbano en una visión panorámica de sus dimensiones, ambiente, temporalidad y organización aportan la manifestación de la presencia de arte en el paisaje, de su humanización, por ende, la imagen del paisaje urbano es precisamente el resultado de las reacciones respecto a la posición ocupada por el ser humano y su entorno con la intención de comprender el sentido de su propia existencia en el conjunto.14

La psicogeografía permite resaltar la particularidad de cada uno de los elementos de la ciudad al denotar las singularidades de su contexto, distribución, materialidad y significado, todos adquiridos al estudiarlos mediante recorridos conscientes, los cuales tienen como herramienta principal a la observación.

La mayoría de las ciudades actuales se encuentran en constante crecimiento y desarrollo, sin embargo, lo anterior también ha traído consigo una falta de planeación urbana y consecuentemente una casi nula conservación de su patrimonio construido, en parte por la escasa relación del habitante con la ciudad. Por esta razón, se toma a la psicogeografía como un facilitador para la reconciliación entre ambos.

Una de las intenciones del presente documento es aproximar al lector y al sujeto a vivir la ciudad, invitándolo a realizar un estudio psicogeográfico para reconocer su sitio histórico y descubrir el patrimonio cultural contenido en él, de igual manera, pretende concientizar sobre la importancia de su conservación.

En la actualidad la psicogeografía es un tópico que continúa en boga debido a la carente apreciación existente en la vida cotidiana, de los valores culturales brindados por la ciudad misma hacia sus habitantes, que son ahora un producto genérico de los patrones de globalización.15 La relevancia de la psicogeografía radica en el retomar la coexistencia entre el espacio habitado y los habitantes con la intención de incluir su constante participación en el entorno; de esta manera se mantendrán y reforzarán los lazos con éste, por lo tanto, su preservación será una prioridad fundamental y, al mismo tiempo, se reafirmará la identidad y se regeneran las formas de habitar.

A continuación, se introducirá la metodología propuesta por Kevin Lynch a inicios de la década de los 1960, siendo contemporáneo de la iniciación de la Internacional Situacionista en su fase literaria (1958-1962). La propuesta de “La imagen de la ciudad” tiene similitudes con la filosofía de la Internacional Situacionista, porque el análisis es conforme a la interacción del sujeto con el objeto, siendo el sujeto el ser humano habitante de una urbe y el objeto los edificios, calles y monumentos que la configuran, el estudio de la morfología urbana con el reconocimiento de sus elementos representativos por sus habitantes vincula la creación de símbolos con su conexión en el espacio.

La imagen de la ciudad de Kevin Lynch como estudio psicogeográfico

Dentro de los estudios urbanos influenciados por la Internacional Situacionista se encuentra el libro escrito por Kevin Lynch: La imagen de la ciudad, publicado en 1960; tiene como tema principal la percepción de las personas respecto a su entorno, específicamente la ciudad.

Lynch toma términos como legibilidad, imagen, estructura, identidad e imaginabilidad para exponer la generación de impresiones sobre el paisaje; estos términos consituyen el proceso de análisis de lo observado por el individuo el cual posteriormente comprende y finalmente vive en su ambiente.

La legibilidad se desprende a como aquella facilidad de reconocer y organizar las partes de la ciudad en una pauta coherente, es decir, “el análisis de sus símbolos reconocibles”.16 Con esta facultad se permite la creación de claves, las cuales estructuran e identifican el medio, lo que a su vez da paso al bienestar y a una relación de armonía entre el individuo y su entorno. Hace hincapié en la participación de la creación de la imagen para adaptarse a la posibilidad de cambios realizados por el observador. ¿A qué se refiere Lynch con la palabra imagen?

Lynch define la imagen de la siguiente manera:

El medio ambiente sugiere distinciones y relaciones, y el observador -con gran adaptabilidad y a la luz de sus propios objetivos- escoge, organiza y dota de significado lo que ve. La imagen desarrollada en esta forma limita y acentúa ahora lo que se ve, en tanto que la imagen en si misma es contrastada con la percepción filtrada, mediante un constante proceso de interacción. De este modo, la imagen de una realidad determinada puede variar en forma considerable entre diversos observadores.17

Lynch expresa que la imagen se compone de tres factores: la identidad, referida al reconocimiento como entidad individual de un elemento observable; la estructura, nexo entre la conjunción de las entidades anteriormente mencionadas, y el significado, que puede ser práctico o emocional según el nivel de apreciación y percepción del observador (Figura 3).

Fuente: elaboración propia, 2023.

Figura 3 Componentes de la imagen según Kevin Lynch. 

La imagen es un medio de información utilizado por el observador para vincularse con los objetos observados, es decir, la imagen comunica; la comunicación es un instrumento de intercambio de mensajes, en este caso, la imagen es el mensaje conexo entre el sujeto y el objeto; por su parte, la observación es el canal por el cual existe dicho intercambio, concretamente, la imagen es la reproducción de la figura, la apariencia o las características del paisaje urbano.

Hablando propiamente de la ciudad, se puede entender como objeto a un edificio, una calle, un parque, una plaza, entre otros, y al ciudadano o turista como el observador. Dependiendo de la cantidad de tiempo e interacción con cada uno de los elementos de la ciudad se crea la imaginabilidad planteada por Lynch, o sea la “búsqueda de cualidades físicas que se relacionan con los atributos de identidad y estructura en la imagen mental”.18

Con lo anterior, Lynch se refiere a seleccionar propiedades, rasgos o virtudes destacadas de cada uno de los elementos de la imagen o paisaje urbano. Si se toma a una catedral como ejemplo, a ésta se le distingue como entidad individual por los componentes de su fachada, por su color, forma y materialidad; asimismo, se le puede asociar a los demás componentes del paisaje como a un atrio, unos portales o una calle. Y a partir de este punto, la percepción del observador de la imagen crea una relación entre ese ambiente y su persona, su experiencia, y la categoriza según el tipo de emociones vividas. Es aquí en donde encontramos la influencia directa de la deriva y la psicogeografía de la Internacional Situacionista.

Para mejor entendimiento, Lynch plantea un análisis de la forma existente (de las zonas urbanas) y sus efectos sobre el ciudadano; esto consiste en observar y realizar un reconocimiento sistemático de la zona, así como conversar con sus habitantes con la intención de desarrollar y poner a prueba la imaginabilidad.19

Lynch realizó el ejercicio realizó en tres ciudades estadounidenses: Boston, Massachusetts; Jersey City, New Jersey y Los Ángeles, California. Todas con características diferentes, sin embargo, en cada una se reconocieron elementos básicos de una ciudad, como su geografía y morfología. Con ayuda de los residentes de las ciudades se establecieron las zonas más populares o identificables y también la definición del concepto de cada una de ellas. Esto dio como resultado la generación de croquis, los cuales señalaban cinco elementos categorizados en sendas, bordes, barrios, nodos e hitos; señalando a su vez su importancia entre mayor o menor. Pero, ¿qué significan estas categorías?

Los aspectos de la imagen de la ciudad se dividieron en tal forma para articular su morfología, con intención de distinguirlas y resaltar su importancia. Las sendas se definen como “los conductos que sigue el observador normal, ocasional o potencialmente. Pueden estar representadas por calles, senderos, líneas de tránsito, canales o vías férreas”.20

Los bordes son “los elementos lineales que el observador no usa o considera sendas. Son los límites entre dos fases, rupturas lineales de la continuidad, como playas, cruces de ferrocarril, bordes de desarrollo, muros. Constituyen referencias laterales y no ejes coordinados”.21

Los barrios, también conocidos como distritos son determinados por Lynch (2008) de la siguiente manera:

[...] secciones de la ciudad cuyas dimensiones oscilan entre medianas y grandes, concebidas con un alcance bidimensional, en el que el observador entra “en su seno” mentalmente y que son reconocibles como si tuvieran un carácter común que los identifica.22

Un barrio es la “zona de una ciudad, delimitada por su ubicación geográfica, por alguna característica de la gente que vive en ella, por alguna peculiaridad suya o por su historia”;23 en esta categoría se involucra al habitante, pues influye en su conformación de manera física e identitaria.

Los nodos, puntos nodales o núcleos son los “puntos estratégicos de una ciudad a los que puede ingresar un observador y constituyen los focos intensivos de los que parte o a los que se encamina […] tienen rasgos de confluencias al mismo tiempo que rasgos de concentraciones”.24 Finalmente, los hitos se identifican como “puntos de referencia, pero en este caso el observador no entra en ellos, sino que le son exteriores. Por lo común se trata de un objeto físico definido”.25

El croquis como producto conformado por los elementos de la imagen de la ciudad es el análisis de cada uno de sus componentes reconocidos por uno o diferentes estudios, si fuese este el caso, el resultado es la conclusión o síntesis de la información obtenida. Los datos reflejados son la percepción de la morfología de la ciudad, sus distinciones y las asociaciones existentes entre ellos; su selección es por el significado impuesto, sea afectivo o por su jerarquía representada en la ciudad.

El proceso de reconocimiento es un mapa psicogeográfico, el cual clasifica a los elementos constituyentes de la morfología de la ciudad y organiza la información en un plano, sobre el cual se ubica de manera concisa y detallada la percepción de las zonas estudiadas. La aplicación de la metodología urbana de los elementos de la ciudad de Lynch, como el análisis de sitios históricos para ordenar y objetivar la noción creada por sus habitantes con su vínculo identitario, es viable para ubicar el nivel de reconocimiento del espacio.

Por consiguiente, es necesaria la investigación de los siguientes conceptos: la geografía, la morfología y la psicología. La geografía se entiende como los componentes naturales del territorio, en este caso, el sitio histórico; en la morfología se retoman los elementos de la imagen urbana propuestos por Kevin Lynch, como sendas, bordes, barrios, nodos e hitos; y, finalmente, la psicología, encargada en relacionarlos con la percepción de los habitantes de dicho sitio histórico.

En seguida se establecerá la pertinencia de la realización del estudio psicogeográfico en los sitios históricos para revalorizarlos como núcleos urbanos de patrimonio cultural.

La psicogeografía y la revalorización de sitios históricos

Ya hemos hablado de los orígenes de la psicogeografía y de cómo relacionarla con el análisis urbano, sin embargo, la intención principal de esta reflexión es aplicarla a sitios históricos y consecuentemente en su revalorización, pero, ¿por qué? La cotidianidad, a pesar de ser un tema que a la Internacional Situacionista le resultaba fascinante por brindar de la manera más transparente el comportamiento humano en su entorno, resulta tediosa para quienes parte de ella; lo cotidiano es sinónimo de monotonía, de actividades comunes realizadas día con día.

La cotidianidad es el motivo por el cual no se valoran los sitios históricos, a pesar de ser los lugares con mayor contenido de patrimonio cultural en las ciudades; no se toman lo suficientemente en cuenta para crear criterios para su conservación, por lo cual resulta trascendental la aplicación del estudio psicogeográfico en los sitios históricos, porque el análisis de sus componentes geográficos, morfológicos y psicológicos renuevan su mérito, con lo que se restablece la conexión entre las partes mediante la deriva; al utilizar la psicogeografía, la concepción de los sitios históricos se revaluará y por consiguiente se revalorará al reencontrarnos en él.

Sin embargo, es necesario entender el concepto de sitio histórico para comprender su importancia y su imprescindible conservación. Así pues, si definimos literalmente el concepto se comprende como el lugar que ocupa un objeto perteneciente a la historia.26

El Icomos, en la “Carta internacional para la conservación de ciudades históricas y áreas urbanas históricas (Carta de Washington 1987)”, nombra a estos espacios como núcleos urbanos de carácter histórico y los define como la “expresión de los valores de las civilizaciones urbanas tradicionales”. Lo interesante de la “Carta de Washington” es su delimitación del espacio, porque remarca que hay variedad de posibilidades en los núcleos, mencionando que pueden ser grandes o pequeños, comprendiendo todo tipo de poblaciones, desde ciudades hasta pueblos y, más concretamente, los cascos, centros, barrios, barriadas, arrabales, u otras zonas que posean dicho carácter, con su entorno natural o hecho por el hombre.27

Con la noción de los sitios históricos como lugares con rasgos exponentes de sucesos ocurridos en él en una época determinada, y ser el punto de las expresiones de los valores de una cultura, es posible entenderlo con un análisis práctico, como es el caso del estudio psicogeográfico, pues mediante la deriva se examinan las características del entorno redescubriendo el paisaje con la apreciación de las formas, superficies y modos de vida en una totalidad.

La psicogeografía implementada a los sitios históricos proporciona información a través de la percepción, definiéndolos como un ambiente con impresiones de hechos acontecidos en diferentes episodios de la evolución de su sociedad, desglosando sus características, dentro de las cuales se distingue al patrimonio cultural28 material (monumentos, conjuntos y lugares)29 e inmaterial.30 Al estudiar los sitios históricos con los tres componentes de la psicogeografía se detecta su creación, organización, desarrollo y situación actual (Figura 4); al analizarlo geográficamente la comprensión de su aspecto físico natural facilita el entendimiento del por qué de su localización territorial, la cual tiene distintas posibilidades, por ejemplo: su posición estratégica favorecida por la topografía, hidrografía o por su tipo de clima. Morfológicamente, se identifican por sus elementos urbanos configurados por el ser humano quien, a partir de su asentamiento justificado por la evaluación del conjunto de características del territorio, decide estructurarlos conforme a sus necesidades; finalmente, con la revisión de procesos mentales como la memoria, la apreciación relacionada a la actividad sensorial y la percepción del comportamiento del ser humano en el entorno, se entiende su simbolización.

Fuente: elaboración propia, 2023.

Figura 4 Componentes del estudio psicogeográfico. 

Los sitios históricos se encuentran dentro de nuestra psique, son parte de nuestra composición ontológica, de nuestra cultura. Si, por ejemplo, nos mudamos a otro lugar nos cuesta adaptarnos; solemos extrañar hasta las zonas menos frecuentadas de nuestra antigua residencia, así como el comportamiento de las personas, a la familia; la comprensión del medio la descubrimos al entender su origen y regularmente la encontramos al visitar su sitio histórico, que resulta ser la muestra representante de la ciudad. La conformación tangible e intangible de los sitios históricos conectan de manera afectiva con sus habitantes, de manera premeditada o inconsciente.

Lamentablemente, aunque exista esa proximidad, no hay maneras concretas de protegerlos debido a la inexistencia de instituciones y legislaciones que los amparen. En algunos casos se nombran “patrimonio mundial de la humanidad”31 por la UNESCO y en México hay “zonas de monumentos históricos”,32 declarados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia, a través de la Coordinación Nacional de Monumentos Históricos, sin embargo, dichas distinciones no discriminan a ningún otro sitio histórico y tampoco implica que no sean dignos de protección. El hecho de no estar inscrito en alguna de las denominaciones anteriores no demerita su importancia, la trascendencia se denota por quienes reconocen su valor.

La revalorización es el reconocimiento de los sitios históricos con la intención de precisar la significación cultural atribuida por sus cualidades; al aplicar la psicogeografía en estos espacios con la intención de entender exactamente dichos atributos, volvemos a distinguir sus propiedades y circunstancias particulares distintivas. Lo anterior es el inicio de la defensa del patrimonio cultural, porque al reconocer sus elementos, apreciarlos y comprenderlos como una pieza de la composición urbana, del paisaje, ahora existe la conciencia de habitar en el sitio histórico junto con la noción de identidad, pues son nuestra búsqueda de expresión y reflejo en dicho espacio (Figura 5).

Fuente: elaboración propia, 2023.

Figura 5 Revalorización de los sitios históricos a través del estudio psicogeográfico. 

Al entender a los sitios históricos como la manifestación cultural de una sociedad, es necesario habilitar normativas locales cuyo objetivo principal sea su resguardo. Por tal motivo, se debe tomar en cuenta el patrimonio cultural en la planeación urbana, pues proporciona información de la evolución de la ciudad, sus orígenes y su crecimiento; la coexistencia de la sociedad que ha habido en ella, así como la comprensión de su comportamiento y desarrollo. El conocimiento de lo anterior permitirá establecer su proyección futura anhelada, la cual tendrá como parámetro la preservación de sus elementos simbólicos.

De igual manera, es necesario incorporar a la ciudadanía en la toma de decisiones asociadas a las intervenciones en los sitios históricos pues, al reconocerse en éstos como pieza rectora y al comprender la responsabilidad de ser creador y guardia de éstos, su posición será el plantear acciones en pro de la conservación, ya que los consideran parte de su esencia. Si la ciudadanía ignora o es indiferente con las medidas hacia a los sitios históricos, el resultado será la pérdida de identidad y la destrucción del patrimonio. Tomando en cuenta la reconexión con estos espacios mediante ejercicios psicogeográficos, como la deriva, la intención será sostener el paisaje urbano y, al organizarlo de la manera propuesta por Lynch, la priorización de las intervenciones se hará conforme a la urgencia de ciertas zonas o partes que los sitios históricos necesiten.

La idea de revalorizar los sitios históricos parte de reflexionar acerca de su influencia respecto a nosotros, sobre nuestra capacidad de reconocer y entender la conexión con el entorno, añadiendo además la posesión de un imaginario, a pesar de no ser plenamente conscientes de nuestra manera de habitarlos y no fungir como expertos en temas urbanísticos o de conservación, sino como usuarios; nuestra determinación de juicio conlleva a realizar acciones contundentes para su protección al ser participantes activos en la decisión de intervenirlos, porque al valorizarlos y revalorizarlos, entendemos que los sitios históricos representan a la sociedad de la cual somos parte y viceversa, faculta una fraternización holística iniciada desde su concepción, la cual perdurará en la medida en que la planeación de su preservación se ejecute coherentemente.

Consideraciones finales

El ser humano siempre se ha cuestionado el porqué de las cosas (lo cual puede ser debido a que somos seres con raciocinio y por ende nuestra naturaleza es curiosa), de forma casi obsesiva se preocupa por la razón de su existencia; por tal motivo, en el transcurso de su historia ha tratado de responder dicho cuestionamiento, mediante reflexiones y estudios, principalmente de índole filosófica, sin embargo, otras disciplinas como la arquitectura y el urbanismo retoman esta premisa para el análisis del diseño de espacios habitables dirigidos a la sociedad, lo cual busca a su vez la comprensión misma de la existencia y la relación especial que tenemos con el espacio. Al interrelacionar dichas disciplinas se conocen las características de las localidades, las cuales contienen sitios históricos; estas zonas son el origen de la conjunción entre el espacio y el ser humano, en donde se percibe su evolución en sociedad y su visión de desarrollo, por ende, los sitios históricos son los espacios patrimoniales colectivos.

La razón de la elección de situarnos en un lugar y decidir crear espacios habitables es porque se establecieron nexos creados por el ser humano con el medio ambiente, los cuales son regidos por los sentimientos e intuiciones generados con la interacción. Sin embargo, con el paso del tiempo, el vínculo, origen de esta relación, se desdibuja poco a poco por la cotidianidad.

La finalidad de resaltar la propuesta filosófica de la Internacional Situacionista es porque intenta dar las respuestas de la existencia en una visión urbanizada de la sociedad, y a su vez exalta la importancia de la conciencia de vivir en la ciudad, de reencontrarnos con ella; la solución propuesta por el movimiento situacionista es el arte, actividad antiquísima, la cual es una expresión creativa de los pensamientos e ideas de una sociedad. Didácticamente, ver a la ciudad como una obra artística permite que sea más amena su apreciación y por ende el entendimiento es práctico, al se asocian reacciones y efectos relacionadas con las emociones; estar situados en ella y ser de alguna manera parte del performance33 hace que encontremos las causas de nuestras emociones, permitiendo colocar significados a los lugares analizados.

Para la generación de sentimientos hacia la ciudad, ésta debe contemplarse (la observación es una herramienta fundamental en el análisis psicogeográfico), pues aporta información al espectador mediante sus propios sentidos, y al unir este recurso con la caminata, actividad común y accesible por ser una acción propia del ser humano, proporciona la experiencia de la deriva, la cual brinda una reconexión íntima con el lugar estudiado. El resultado final es una síntesis de las emociones manifestadas en mapas psicogeográficos, los cuales ordenan a los sentimientos sobre la ciudad.

Para poder ejecutar esta práctica en una disciplina como el urbanismo debe estar vinculada con una metodología, se incluye a Kevin Lynch en la propuesta de estudio psicogeográfico porque empata congruentemente lo subjetivo con lo objetivo para la revalorización de los sitios históricos, proporcionando la técnica de análisis desde la singularidad hacia el conjunto con la finalidad de lograr la disposición de significado a cada elemento, el cual rige la generación de identidad.

La identidad se entiende entonces como el reconocimiento, la pertenencia, la permanencia y el vínculo que la sociedad establece hacia su sitio histórico; la cual, a su vez, proporciona la detección de sus rasgos propios caracterizándolos frente a los demás por medio de símbolos, es decir, objetos que evocan asociación y valor por la interpretación como signo visible de representación. Por esa razón se le considera el producto final del estudio psicogeográfico, porque asocia los factores geográficos, morfológicos y psicológicos de los sitios históricos producidos por la sociedad.

Parte del urbanismo tiene como objetivo la planeación de las ciudades y este es el fin de su aplicación en los sitios históricos, gracias a la implementación de la psicogeografía, entendemos que tal vez estas zonas no son propiamente toda la ciudad, pero sí son su origen, pues son en su mayoría los centros de las ciudades. Sin embargo, para planear la conservación de los sitios históricos es fundamental el conocimiento de su relevancia dentro de la ciudad como testigos de la evolución de la sociedad que la fundó y la que se ha desarrollado hasta la actualidad en ellos, además, contienen de igual forma sus expresiones culturales.

Al revalorizar los sitios históricos con la psicogeografía, la conciencia de preservarlos no sólo queda como una práctica reservada principalmente a las autoridades o especialistas, pues proporciona a cada uno la responsabilidad de su resguardo debido a su comprensión como una réplica de nuestra sociedad, a manera de testimonio.

Finalmente, la aceptación de los sitios históricos como una pieza esencial de nuestra cultura contribuye a la fundamentación de su conservación y, al estar todos en la misma sintonía, las consideraciones en la planeación urbana incluirán a estos espacios por su valor patrimonial.

Referencias

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1 Alejandro León Cannock, “La revolución de lo ordinario: La Internacional Situacionista, entre arte y política”, Foro jurídico 12, 2013, p. 446.

2 Alberto Ruz, “Internationale Situationniste, 2958-1969”, Revista Mexicana de Ciencias Políticas y Sociales, 20 (77), 2021, pp. 106-108, https://doi.org/10.22201/fcpys.2448492xe.1974.77.81092.

3 Darin McNabb, “La sociedad del espectáculo, pt. 1”, [video] en La fonda filosófica, Youtube, 26 enero 2023, https://www.youtube.com/watch?v=cm6UXEMfCgY.

4Idem.

5 Alejandro León Cannock, op. cit., pp. 454-455.

6Dadaísmo: movimiento artístico y literario surgido en Europa a comienzos de la Primera Guerra Mundial como reacción al estado de la cultura y la moral de su época. Proponía el caos y la irracionalidad como punto de partida para una regeneración; la palabra “dadá”, su lema, era el símbolo de un balbuceo elemental. Pronto se convirtió en un vanguardismo antiartístico que proponía la anarquía estética y se acercó al surrealismo. Sus creadores más representativos fueron los escritores Hugo Ball, Tristan Tzara, Louis Aragon y Paul Eluard; los pintores Marcel Duchamp y Francis Picabia, y el escultor Hans Arp, Diccionario del Español de México, Luis Fernando Lara (dir.), 2ª ed., El Colegio de México, 2023.

7 María del Carmen Caballé Tutosaus, “Arte y urbanismo situacionista”, en Visiones urbanas, IX Jornadas Internacionales Arte y Ciudad, Madrid, 21, 22 y 23 de octubre de 2020, Universidad Complutense de Madrid, pp. 739-748.

8 Alfredo Rubio Díaz, “La dérive. Contra lo impuesto”, URBS, Revista de Estudios Urbanos y Ciencias Sociales, 4 (1), 2014, p.24.

9 Alejandro León Cannock, op. cit, p. 455.

10Punto en donde se experimentan los acontecimientos significativos de la existencia.

13 Javier Maderuelo, “El paisaje urbano”, Estudios geográficos, 71 núm. 269, 2010, p. 575, https://doi:10.3989/estgeogr.201019.

14 Gordon Cullen, El paisaje urbano: tratado de estética urbanística, Barcelona, Blume, 1974.

15 Javier Maderuelo, op. cit.

16 Kevin Lynch, La imagen de la ciudad, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, 2008, p. 11.

17Ibidem, p. 15.

18Ibidem, p. 19.

19Ibidem, pp. 25-26.

20Ibidem, p. 62.

21Idem.

22Idem.

24 Kevin Lynch, ibidem, p. 63.

25Idem.

26“Sitio: lugar que ocupa algo o alguien histórico: que pertenece a la historia o se relaciona con ella.” Fuente: Diccionario del Español de México, op. cit.

27 Icomos, Carta internacional para la conservación de ciudades históricas y áreas urbanas históricas (carta de Washington 1987), 1987, https://www.icomos.org/images/DOCUMENTS/Charters/towns_sp.pdf.

28El patrimonio cultural en su más amplio sentido es a la vez un producto y un proceso que suministra a las sociedades un caudal de recursos que se heredan del pasado, se crean en el presente y se transmiten a las generaciones futuras para su beneficio. Fuente: UNESCO, Patrimonio cultural en Patrimonio. Indicadores UNESCO de cultura para el desarrollo. Manual metodológico, 2014, https://es.unesco.org/creativity/sites/creativity/files/iucd_manual_metodologico_1.pdf.

29

Monumentos: obras arquitectónicas, de escultura o de pintura monumentales, elementos o estructuras de carácter arqueológico, inscripciones, cavernas y grupos de elementos, que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

Conjuntos: grupos de construcciones, aisladas o reunidas, cuya arquitectura, unidad e integración en el paisaje les dé un valor universal excepcional desde el punto de vista de la historia, del arte o de la ciencia.

Lugares: obras del hombre u obras conjuntas del hombre y la naturaleza, así como las zonas incluidos los lugares arqueológicos que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista histórico, estético, etnológico o antropológico.

Fuente: UNESCO, Convención sobre la protección del patrimonio mundial cultural y natural, 1972, https://es.unesco.org/about-us/legal-affairs/convencion-proteccion-del-patrimonio-mundial-cultural-y-natural.

30Usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas transmitidas generacionalmente, recreadas constantemente por las comunidades y grupos en función de su entorno, su interacción con la naturaleza y su historia, infundiéndoles un sentimiento de identidad y continuidad. Fuente: UNESCO, Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, 2003, https://ich.unesco.org/es/convenci%C3%B3n.

31La Convención de 1972 para la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural establece que ciertos lugares de la Tierra con un “valor universal excepcional” pertenecen al patrimonio común de la humanidad. Fuente: UNESCO, 2023, https://es.unesco.org/themes/patrimonio-mundial.

32Área que comprende varios monumentos históricos relacionados con un suceso nacional o que está vinculada a hechos pretéritos de relevancia para el país. Fuente: INAH, 2023, https://www.inah.gob.mx/zonas-de-monumentos-historicos.

33Tipo de arte contemporáneo de carácter efímero que involucra al público y combina elementos escénicos, visuales y sonoros. Fuente: Diccionario del Español de México, op. cit., “Performance”, 13 de marzo 2023, https://dem.colmex.mx/Ver/performance.

Recibido: 15 de Marzo de 2023; Aprobado: 14 de Abril de 2023

Autor para correspondencia: y.tondopomendoza@ugto.mx

Yonalli Tondopó Mendoza Nacida en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Estudió la licenciatura en arquitectura en la Universidad Autónoma de Chiapas; actualmente es maestrante en restauración de sitios y monumentos por la Universidad de Guanajuato y cuenta con una especialización en gestión del patrimonio cultural otorgada por el Centro de Investigación para el Desarrollo Sustentable. Asistente de diversos ciclos de conferencias referentes a la conservación del patrimonio cultural.

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