Cabeza de Medusa. Caravaggio (1597).

Michelangelo Merisi quedó huérfano a muy temprana edad. Su padre trabajaba con el marqués de Caravaggio, y cuando Michelangelo tenía 6 años, la peste le quitó a toda su familia, incluido su padre, y este encuentro con la muerte lo marcó por el resto de su vida. Posiblemente, como consecuencia de esta etapa se desarrolló en él una actitud de trasgresión, de reto constante a todos los límites. Cuando lo presentaban ante algún personaje con influencia para darle trabajo, más tardaba en llegar y establecerse, que en hacer algo para echar por tierra la oportunidad que se le presentaba^1,2.

Caravaggio, como mejor se le conoce, nació en 1571 en Italia. A los 11 años entró como aprendiz con el pintor Simone Peterzano en Milán, y en sus años de adolescente migró a Roma. Para mantenerse, trabajaba como asistente de otros pintores. Como es de imaginar, su carácter voluble le impedía mantener un trabajo estable y así brincó de uno a otro con frecuencia.

Para 1595 decidió volar por su cuenta y empezó a vender sus obras a través de un intermediario. Así descubrió su trabajo el cardenal Francesco del Monte, a quien le encantó y acogió al artista en su casa, donde le dio un techo, comida y una pensión.

Se le conocía como un artista que terminaba sus trabajos rápidamente. En 1597 ganó la comisión para decorar los retablos de la Capilla de San Luigi dei Francesi, en Roma, con un generoso presupuesto que lo comprometía a realizar tres enormes cuadros en los que recrearía tres etapas de la vida de San Mateo. Para 1601 entregó: San Mateo y el ángel, El llamado de san Mateo y El martirio de san Mateo. El primero de estos cuadros causó tal enojo entre sus mecenas píos que tuvo que modificarlo, ya que para el gusto de la época sus representaciones eran muy realistas, sin vestigio de idealismo e incluso profanas².

Al pintor, esta reacción ante su trabajo, y fiel a su carácter, lo impulsó a darle una dirección totalmente diferente a las escenas religiosas tradicionales, imprimiendo ese tono sombrío y dramático que lo caracterizó. Las escenas bíblicas que pintaba son habitadas por mendigos, prostitutas y ladrones; personajes con los que se encontraba en las calles de Roma y que utilizaba como modelos. Así, con sus carnes flácidas, ojos hundidos, manchas, arrugas y dientes chuecos, muestra de que estaban desnutridos y agotados. Se negó a representar cómo deberían ser idealmente las personas, y las pintó como lo que son, captando perfectamente la fuerza psicológica de cada personaje, resaltando genialmente sus rostros con el uso de contrastes de luz y sombra³.

Con lo que le pagaron por la decoración de la Capilla ganó suficiente dinero para vivir holgadamente y, además, le permitió que se visibilizara su trabajo. Su producción continuó, y a esta época corresponden La crucifixión de San Pedro y La muerte de la Virgen, entre otras. Esta última obra, nuevamente, causó tal controversia que tuvo que ser retirada del convento carmelita en el que estaba y terminó en las manos del duque de Mantua.

Su éxito creció, así como su alocada vida. Era un hombre violento, con cambios bruscos de humor, acompañados de copioso consumo de alcohol y una gran afición al juego.

Estuvo en la cárcel por sus frecuentes pleitos callejeros y en los años que siguieron a su excarcelación su carácter se volvió más agresivo. Esta violencia se desbordó y en un despliegue de ira sin control, al grado que mató a Ranunccio Romo; el motivo de este asesinato aún no se ha aclarado. Para evitar la cárcel se dio a la fuga.

La ley y la fama lo perseguían, pero siguió trabajando. En Nápoles pintó la Madonna del Rosario y Las siete obras de misericordia. En Malta creó La decapitación de san Juan Bautista. Otro cuadro de esta época fue La resurrección, que es una representación de un Jesús sucio y maltratado que reflejaba el periodo por el que estaba pasando en su vida, ya que no dormía, siempre huyendo, causándole un colapso nervioso. Después, atacó a uno de los caballeros de la Orden de Malta; lo encarcelaron, pero logró escapar. Se dice que este caballero lo persiguió y lo desfiguró, y esto afectó más su estado de salud físico y mental. En esta última época pintó algunas obras en las que su dramatismo característico dejaba paso a una gran serenidad quizá como un presagio de la muerte⁴.

Apoyado por sus amigos para que el papa lo perdonara por el crimen que cometió, regresó a Roma, donde fue encarcelado; tras su liberación llegó a Porto Ercole, en la Toscana, y ahí murió tan solo unos días después en 1610^1,2.

¿De qué murió Caravaggio?

La causa de su muerte se había atribuido a intoxicación por plomo, presente en las pinturas que utilizaba sin cuidado alguno, lo que explicaría también los radicales cambios en su comportamiento. Esta teoría se respaldó por el análisis de sus huesos, en 2010, cuando se encontraron niveles de plomo suficientemente altos para soportar su locura y temprana muerte. Otra teoría es que murió a manos de los Caballeros de Malta, como venganza por el ataque a uno de sus compañeros. Esto lo soportan algunos documentos que encontraron en los Archivos Secretos del Vaticano en 2012⁵.

Por otra parte, un reporte de 2018 indica que Caravaggio murió en un hospital en la localidad toscana de Porto Ercole, con signos de fiebre maligna y sepsis, y que lo enterraron en el cementerio cercano de San Sebastián. Con el objetivo de hallar los restos de Caravaggio, un equipo multidisciplinario se dedicó a buscar su esqueleto en el cementerio cercano, que cumpliera con las siguientes características: pertenecer a un hombre de 1.65 m de entre 35 y 40 años, y que, de acuerdo con la prueba del C-14, correspondiera a principios del siglo XVII. Se halló un esqueleto que cumplió los requisitos y además tenía niveles de plomo muy elevados. Se comparó el DNA obtenido con otros miembros de la familia Merisi y se encontró un marcador único que apoyó el hecho de que se trataba del esqueleto de Caravaggio. Los datos resultantes del análisis molecular de la pulpa dental y un hueso con lesiones osteomielíticas, sugieren que la causa de la muerte fue una septicemia por Staphylococcus aureus como consecuencia de las lesiones por arma blanca que sufrió en un pleito en Nápoles los días previos al inicio de los síntomas^5,6.

No solo es impresionante conocer de la tormentosa vida de este pintor, pues ésta transcurrió entre la genialidad de su arte y sus riñas; además, el trabajo titánico que este equipo de investigadores realizó en 2018 para, primero identificar el esqueleto, confirmar que sí era de Caravaggio, y después la causa de la muerte. No podemos descartar que el plomo elevado fuera la causa de sus cambios de humor y esto lo llevara a conductas agresivas de riesgo en las que perdió ante un asesino oculto, lo mismo que le ocurrió al Dr. Semmelweis y, actualmente, a nosotros como Sapiens que nos enfrentamos a otro agente invisible conocido como SARS-Cov-2. ^7,8

La crucifixión de San Pedro (1601). Cappella Cerasi, Santa Maria del Popolo, Roma.