Introducción
La presión arterial en la infancia tiene una amplia distribución, se modifica con el crecimiento y el desarrollo corporal a lo largo de los años, también se modifica por el género1. Por este motivo los valores de normalidad tienen que ajustarse de manera conjunta a la edad, el género y el tamaño corporal del paciente. La evaluación debe establecerse según las directrices emitidas en el cuarto reporte del grupo para el diagnóstico, evaluación y manejo de la hipertensión arterial en niños y adolescentes, y debe realizarse de manera rutinaria en consultorios en todos los niños mayores de 3 años de edad2.
La hipertensión arterial cada vez se presenta en personas más jóvenes; en niños de edad escolar y adolescentes es frecuente y se asocia en gran medida a historia familiar positiva para la enfermedad y a exceso de adiposidad corporal; según reportes nacionales e internacionales la prevalencia varía en niños con sobrepeso y obesidad entre el 10 y el 25%3-9.
La elevación de la presión arterial es asintomática y debe ser buscada intencionalmente sobre todo en los niños que tienen riesgo de padecerla2. Casi el 40% de la población pediátrica de nuestra región tiene exceso de adiposidad y por lo tanto riesgo elevado de tener cifras elevadas de presión arterial9. Es importante la detección de casos de manera oportuna, ya que de no tratarse estos pacientes tendrán más probabilidades de continuar hipertensos en la edad adulta y sufrir daño en órganos blancos en edades tempranas3. El objetivo de este estudio fue determinar los niveles de presión arterial en niños y adolescentes con sobrepeso y obesidad en servicio de consulta externa de pediatría de un hospital de segundo nivel de atención en el noroeste de México.
Métodos
Previa autorización por el comité de ética e investigación local, se realizó un estudio transversal, descriptivo en pacientes de 6 a 15 años con sobrepeso y obesidad. El estudio se llevó a cabo en el área de consulta externa de pediatría de un hospital de segundo nivel de atención en el estado de Sonora en el periodo comprendido entre enero y julio del 2016. El muestreo fue por casos consecutivos y se incluyó a aquellos pacientes escolares y adolescentes con sobrepeso y obesidad, se excluyó a aquellos pacientes conocidos como cardiópatas, con enfermedades endocrinológicas o en tratamiento con esteroides sistémicos.
Todos los padres de los participantes otorgaron su consentimiento por escrito y posteriormente llenaron un cuestionario de variables sociodemográficas (edad, género, lugar de residencia). Las mediciones de las variables antropométricas como peso, talla y perímetro de cintura se realizaron según el Manual de antropometría del Departamento de Nutrición del Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán10. La determinación de la presión arterial se llevó a cabo en consultorio con el método auscultatorio, de acuerdo a las recomendaciones específicas de la sociedad europea de hipertensión emitidas en el 20103.
El cálculo del índice de masa corporal (IMC) se realizó con la fórmula de Quetelet, y el índice cintura estatura (ICE) dividiendo el perímetro de la cintura entre la estatura, ambas mediciones expresadas en centímetros. La obesidad se calculó según las tablas específicas para edad y género del CDC de los EE.UU.11, y se clasificaron con sobrepeso aquellos situados arriba del percentil 85, obesidad por encima del percentil 90 y con obesidad severa arriba del percentil 95, según los ajustes realizados por el consenso mexicano para el manejo de la obesidad infantil, por considerarse la población mexicana de alto riesgo para alteraciones cardiometabólicas12,13. La obesidad abdominal se estableció con un ICE mayor a 0.5. Se determinó presión arterial normal con cifras de presión sistólica y/o diastólica menores al percentil 90, alta-normal (prehipertensión) cifras igual o mayor al percentil 90 y menores al percentil 95, y como hipertensión aquellas mayores a percentil 95, esto según los criterios emitidos en el cuarto reporte del grupo de trabajo para el diagnóstico, evaluación y tratamiento de la hipertensión arterial en niños y adolescentes2.
Se informó de los resultados de la evaluación a cada uno de los participantes, en compañía de su tutor, todos fueron derivados a la consulta de nutrición para orientación nutricional, los pacientes con prehipertensión y con hipertensión fueron derivados a consulta de pediatría para manejo y seguimiento, los pacientes con presión arterial normal fueron derivados a consulta de medicina familiar para monitoreo.
Los resultados se registraron en una base de datos en el programa Excel y se procesaron en paquete estadístico SPSS versión 18.0. Se determinó la prevalencia de cifras altas de presión arterial elevadas en la muestra estudiada, y se determinó la asociación de estas con el género, edad y grado de adiposidad de los sujetos participantes (por IMC y por ICE).
Resultados
Se estudió una serie de 155 niños en edad escolar, el 52% era del género masculino y el 48% del femenino, el promedio de edad por género fue de 10.5 para el género masculino y de 10.4 para el género femenino. En cuanto a la distribución de la población por diagnóstico nutricional medido por IMC se encontró sobrepeso en el 8%, obesidad en el 23% y obesidad severa en el 68% de los participantes; se evidenció obesidad abdominal (ICE > 0.5) en el 84%. Se identificaron cifras de presión normal en el 57% de la población estudiada, cifras normales-altas en el 21% y cifras altas en el 22%.
La distribución en las variables de adiposidad y cifras de presión arterial según género mostró la misma tendencia que a nivel general, sin embargo fue mayor el porcentaje de los casos con obesidad severa y obesidad abdominal en participantes del género masculino, y estas diferencias fueron estadísticamente significativas (Tabla 1).
Género | ||||
Femenino N (%) | Masculino N (%) | p | ||
Adiposidad (IMC) | Sobrepeso | 11 (14) | 2 (3) | 0.018* |
Obesidad | 21 (26) | 15 (20) | ||
Obesidad severa | 48 (60) | 58 (77) | ||
Adiposidad abdominal | ICE < 0.5 | 19 (24) | 6 (8) | 0.008* |
ICE > 0.5 | 61 (76) | 69 (92) | ||
Cifras de PA | Normal | 43 (54) | 45 (60) | 0.504 |
Normal-Alta | 20 (25) | 12 (16) | ||
Alta | 17 (21) | 18 (24) |
ICE: índice cintura estatura; IMC: índice de masa corporal; p: chi cuadrada de Pearson; PA: presión arterial,
* Significancia estadística
Las cifras de presión arterial altas predominaron en el grupo de 6-8 años (32%), en los grupos de 9-11 y de 12-15 la prevalencia fue homogénea del 21 y 20%, respectivamente; la tercera parte de quienes tienen obesidad severa de acuerdo al IMC presentan cifras altas de presión arterial, la proporción disminuye al 25% en quienes se ubicaron en ICE ≥ 0.5, solo en la relación con el IMC las diferencias alcanzaron significación estadística (Tabla 2).
PA Normal N (%) | PA normal-alta N (%) | PA alta N (%) | p | ||
Edad (años) | 6-8 | 20 (59) | 3 (9) | 11 (32) | 0.357 |
9-11 | 42 (56) | 17 (23) | 16 (21) | ||
12-15 | 26 (56) | 11 (24) | 9 (20) | ||
Adiposidad IMC | Sobrepeso | 10 (77) | 3 (23) | 0 | 0.013* |
Obesidad | 23 (64) | 10 (28) | 3 (8) | ||
Obesidad severa | 55 (52) | 18 (17) | 33(31) | ||
Adiposidad ICE | <0.5 | 19 (76) | 3 (12) | 3 (12) | 0.197 |
≥ 0.5 | 69(53) | 29(22) | 32(25) | ||
ICE: índice cintura estatura; IMC: índice de masa corporal; p: chi cuadrada de Pearson; PA: presión arterial.
* significancia estadística
Discusión
Las complicaciones asociadas al exceso de adiposidad en población pediátrica cada vez son más frecuentes, y gracias a los avances en la investigación conocemos cada vez más las alteraciones que provoca la obesidad en todas las funciones corporales.
El desarrollo de comorbilidades sucede ahora en etapas tempranas de la vida, impactan la funcionalidad orgánica hasta limitarla y deterioran la calidad de vida de las personas afectadas.
Los resultados de este estudio muestran una prevalencia de cifras de presión arterial normales-altas en el 21% y cifras altas en el 22% de la población estudiada, cifras superiores a las reportadas en otras series4,5; Aregullin et al. reportaron en una muestra de 329 niños de edad escolar del norte de México una prevalencia de hipertensión arterial del 4.9%, con predominio en aquellos que presentaban sobrepeso y obesidad14; Cervantes et al. en Colima reportaron una prevalencia de hipertensión entre 8 y 9% en menores de 19 años15; Dyson et al. reportaron prevalencias de hipertensión del 14.1% en adolescentes de la ciudad de México e identificaron un riesgo de 3.5-5.5 para padecer hipertensión en niños con obesidad16. En nuestro estudio la prevalencia de hipertensión es mayor, dado que se trata de pacientes con diagnóstico de sobrepeso y obesidad.
En la prevalencia por edades, en nuestra serie predominaron las cifras de presión arterial altas en niños de 6-8 años y en segundo lugar en niños de 9-11 años; esto difiere con resultados presentados en otras series donde predominan las cifras de presión arterial altas en adolescentes15,16.
La asociación de cifras de presión arterial con adiposidad medida por IMC en estos resultados muestra una tendencia importante, y son similares a lo que se reporta en otras series16-18; quizá el tamaño de la muestra haya influido como una limitante para no alcanzar la significación estadística en el caso del ICE.
La obesidad abdominal (ICE > 0.5) en niños ha sido reportada como factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares y metabólicas, en población pediátrica en series de diversas partes del mundo19-22. Esta se explica por el gran número de factores inflamatorios producidos por la grasa perivisceral, los cuales pueden ocasionar descontrol metabólico y daño vascular temprano23.
Es importante detectar en población pediátrica condiciones que aumentan el riesgo de cifras de presión arterial elevadas1,5. Los pacientes con obesidad deben tener seguimiento médico a fin de ser tamizados para la detección de alteraciones a nivel metabólico y cardiovascular. Los pacientes con exceso de adiposidad (sobrepeso, obesidad) deben ser vigilados para modificar los riesgos de complicaciones, se debe buscar en ellos intervenciones para mejorar la dieta, el patrón de actividad física y una valoración psicológica del paciente y de su familia.
El papel de los profesionales de la enfermería en este grupo de pacientes debe estar encaminado, principalmente, a 2 puntos: el primero es el tamizaje, mediante la medición de la presión arterial con una adecuada técnica en todos los pacientes pediátricos mayores de 3 años, la asistencia de estos a consultorio o áreas de medicina preventiva debe ser identificada como una oportunidad de detección; el segundo punto corresponde a la educación del paciente, por lo cual se deberá facilitar a este y a su familia la información necesaria sobre cómo mantener estilos de vida saludables, que les permitan disminuir el riesgo cardiovascular a que están sometidos los pacientes con exceso de adiposidad, riesgos que de no manejarse podrían ocasionar daños severos a la salud de estos niños en un corto o mediano plazo.
Conclusiones
La prevalencia de cifras de presión arterial alta en pacientes escolares con exceso de adiposidad adscritos a consulta externa de pediatría de nuestro hospital es mayor del 40%. Las cifras de presión arterial alta se asociaron al grado de adiposidad y a la presencia de obesidad abdominal. Es importante realizar detecciones sistemáticas para lograr el diagnóstico temprano de alteraciones asociadas al exceso de grasa corporal y que esto nos permita realizar intervenciones de manera temprana y evitar así el daño a funciones orgánicas en edades tempranas de la vida; en estas acciones los profesionales de la enfermería desempeñan un papel protagónico por lo que deberían incluirse en todos los programas de promoción a la salud con el fin de detectar y disminuir riesgo de enfermedades cardiovasculares en niños.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores declaran que en este artículo no aparecen datos de pacientes.