La reproducción es el proceso biológico mediante el cual los seres vivos transmiten sus genes a sus descendientes, por este motivo diversos grupos de organismos han desarrollado el cuidado parental con el fin de aumentar la probabilidad de que las crías sobrevivan y crezcan. Las aves son organismos ovíparos que han desarrollado principalmente polluelos altriciales (70% de todas las especies); es decir, nacen desnudos, ciegos, son alimentados por los padres y requieren mucho cuidado parental, por esta razón, la habilidad de construir nidos ha sido muy importante, ya que la función principal de éstos es proveer un lugar seguro en donde los huevos puedan ser puestos e incubados y además los polluelos sean criados con seguridad. En el caso de las aves, los nidos pueden ser pequeños, elaborados como copas y construidos por aves paseriformes y colibríes, hasta los enormes montículos construidos por megápodos (Hansell 2000). Antes de construir el nido, uno o ambos padres deben seleccionar un sitio adecuado y esto está determinado por una combinación de factores: disponibilidad de alimento para padres y crías, evitar la depredación, la presencia y el comportamiento de conespecíficos, disponibilidad de material para el nido y un clima adecuado para el crecimiento de las crías (Hansell 2000).
Sin embargo, cambios en el uso de suelo provocados por actividades humanas en los bosques y selvas ha ocasionado que los organismos se adapten; por ejemplo, en las zonas urbanas han modificado su comportamiento, morfología y estructura genética (Escobar-Ibáñez y MacGregor-Fords 2015). En el caso de las aves algunas especies han cambiado sus estrategias de comunicación, otras han modificado o ampliado sus sitios de anidación a lugares como construcciones, vallas publicitarias, subestaciones eléctricas, incluso en cascos de bicicleta de espuma de poliestireno (Shochat et al. 2006, Pranty 2009, Escobar-Ibáñez y MacGregor-Fords 2015).
De manera particular los colibríes han mostrado cierta plasticidad ecológica que les permite aprovechar estructuras humanas (Escobar-Ibáñez y MacGregor-Fords 2015). Para el colibrí crestado (Orthorhyncus cristatus) se ha registrado que construye sus nidos dentro de las casas, en cuerdas o cables que sujetan candelabros o lámparas en salones de clase, o en alguna lámpara de mimbre colgada del techo, en diferentes zonas del Caribe (Quezada-Tyrell 1990). Por su parte Escobar-Ibáñez y MacGregor-Fords (2015) registraron que el chupador coroniazul (Amazilia cyanocephala) construyó un nido en una estructura metálica que une líneas telefónicas en la ciudad de Xalapa, Veracruz. Este nido contenía dos polluelos que fueron alimentados por la madre durante 18 días hasta abandonarlo. En el caso del colibrí garganta azul (Lampornis clemenciae) se han registrado nidos en el hueco de un mango suspendido de un cubo de manteca de cerdo, en un rollo de alambre (Wetmore 1964); incluso sobre una alcayata fijada en la pared de una vivienda en la Ciudad de México (Ceballos-Lascurain 2010). Sin embargo, debido al aumento de la antropización de los ambientes naturales, y de la adaptación de los organismos a los mismos, es probable que los registros de selección de construcción de nidos de colibríes en estructuras antrópicas estén aumentando. Aquí documentamos la construcción de un nido del colibrí garganta azul (L. clemenciae) sobre una lata de aluminio, colgada de un alambre que sobresalía de un cuarto de tabicón en construcción y proporcionamos algunos datos de su historia natural.
El colibrí garganta azul (L. clemenciae) (Familia Trochilidae) es una especie grande (11 a 12 cm de longitud y 6.8 g de peso) que se distribuye desde el sur de Estados Unidos de América hasta México (Arizmendi y Berlanga 2014). En México, el rango altitudinal reportado para L. clemenciae va desde los 750 hasta los 4284 msnm (Ortiz-Pulido y Díaz 2001, Arredondo-Amezcua et al. 2018). Pero habita principalmente en zonas entre los 1800 y los 3000 msnm, en bosques de pino-encino, encinos, ciprés y maple, en bordes, claros, zonas arbustivas y vegetación secundaria (Schuchmann 1999, Arizmendi y Berlanga 2014), aunque también se ha observado en paisajes dominados por selva baja, matorrales, paisajes ganaderos y campos de cultivo (Schuchmann 1999, Ortiz-Pulido y Díaz 2001, Arizmendi y Berlanga 2014). Es una especie común en las zonas que habita.
En el estado de Oaxaca, L. clemenciae presenta una amplia distribución; habita principalmente en zonas con elevaciones altas y bajas y con bosques de coníferas y latifoliadas o en matorrales xerófilos y selvas secas de las regiones norte, centro y suroeste del estado. Se le ha registrado en bosques de pino-encino de la región de la Sierra Norte (Calpulalpan de Méndez y Santa María Jaltianguis), de la Mixteca (camino sin nombre en Santa Cruz Nundaco y en Santiago Apoala) y en Valles Centrales en la Sierra de San Felipe del Agua a 2500 y 3000 msnm (Lyon 1976, Naturalista 2019), en matorral xerófilo antropizado (Teotitlán del Valle) y en selva baja caducifolia (Santa María Tecomavaca) (Naturalista 2019). Algunas otras localidades conocidas en el estado para esta especie son Oaxaca 5 km NW en Cerro San Felipe; Candelaria Loxicha: km 156 carr. Oaxaca-Puerto-Ángel, río Molinos; Santiago Yautepec: río Manteca, 5 km W Santiago Yautepec (Chávez-Castañeda et al. 1996).
La reproducción de L. clemenciae de acuerdo con Ficken et al. (2002), en Arizona, inicia cuando las hembras reproductivas comienzan la construcción del nido, y al concluirlo realizan una danza (river dance) para atraer la atención del macho. Las cópulas se presentan a fines de mayo o principios de junio (Ficken et al. 2002), en la ciudad de México se reproduce entre agosto y septiembre (Montes de Oca 1963). La hembra elige al macho por características como la composición y duración de sus cantos (Ficken et al. 2000). La cópula ocurre después de una persecución y la emisión de un trino suave realizado por el macho, ésta es muy breve y ocurre dentro de vegetación densa con poca luz en la madrugada o al atardecer (Ficken et al. 2002).
Esta especie es una de las más exitosas para establecer y mantener su territorio en relación con otras especies de colibríes, ya que su mayor tamaño corporal y su agresividad ahuyenta a especies pequeñas (Lyon 1976). La hembra construye y defiende el nido hasta la finalización de la puesta de huevos (Ficken et al. 2002). Los nidos de esta especie tienen una forma de copa compacta hecha con pastos, musgo, fibras vegetales, plumas y telarañas y pueden ser reutilizados varias veces si se les agrega material nuevo (Wetmore 1964, Johnsgard 1983, Schuchmann 1999). El nido puede estar a una altura de entre 0.3 y 9 metros, y generalmente está bien protegido desde arriba por el dosel. Por lo regular el nido es construido sobre una rama, protegido por otras ramas colgantes, a veces sobre raíces expuestas en riberas socavadas, aunque también hay nidos debajo de aleros de viviendas o debajo de puentes, en lámparas y porches, lo que sugiere que esta especie puede seleccionar estructuras antrópicas para establecer sus nidos.
La hembra puede incubar hasta tres nidadas por año y usualmente la puesta es de dos huevos de color blanco (Wetmore 1964, Johnsgard 1983, Schuchmann 1999, West 2015), aunque se ha registrado que puede poner tres huevos (Schuchmann 1999). La incubación la realiza la hembra, durante 17 o 18 días, al igual que la alimentación de las crías. El primer vuelo de las crías ocurre entre los 24 y los 29 días de edad (Johnsgard 1983, Schuchmann 1999). Esta especie se alimenta del néctar de plantas de los géneros Lobelia, Nicotinia, Penstemon y Salvia (Wetmore 1964, Schuchmann 1999), incluso de pequeños artrópodos, los cuales llegan a ser su fuente principal de alimento en ausencia de plantas con flor (Kuban y Neil 1980).
A finales de septiembre de 2018 en una casa ubicada en el poblado de Yosocahua, municipio de Magdalena Peñasco (Distrito de Tlaxiaco, Mixteca Alta) en el estado de Oaxaca, localizamos un nido de colibrí de L. clemenciae (97°35’42.18 O y 17°12’5.43 N) a 2340 msnm. En Yosocahua existen agroecosistemas conformados por cultivos de maíz, ejote, calabaza, frijol, trigo, avena y alverjón, y en el lugar hay actividad ganadera a baja escala, principalmente de pastoreo de ganado bovino, ovino y caprino. Este poblado se encuentra rodeado por un bosque de pino-encino dominado por Pinus pseudostrobus var. oaxaca, Pinus leiophylla, varias especies de encinos (Quercus sp.) y el Ciprés (Juniperus flaccida); la madera se utiliza como leña que se recoge en ramas y madera muerta.
La hembra construyó el nido sobre una lata de aluminio colocada en un alambre que sobresalía a dos metros de altura de un cuarto de tabicón en construcción (Figura 1). De acuerdo con la persona que construyó la obra, la lata fue colocada en agosto. A finales de septiembre el primer autor observó a la hembra iniciar la construcción del nido, que finalizó la primera semana de octubre (entre el 5 y 8 de octubre). A dos metros del nido se encuentran plantas de ornato cultivadas como dalias (Dahlia sp.), rosas (Rosa sp.), floripondio (Datura sp.), durazno (Prunus persica), níspero (Eriobotrya japónica) y aretes de reina (Fuchsia magellanica). Las tres últimas especies mencionadas, de acuerdo con nuestras observaciones, constituyen una fuente de alimento para la hembra, pues la observamos alimentarse de ellas en diversas ocasiones.
Al continuar con las observaciones del nido, registramos una puesta de tres huevos de color blanco que eclosionaron entre el 20 y 25 de octubre, lo que coincide con Schuchmann (1999), quien menciona que el periodo de incubación dura de 15 a 18 días. Cuatro días después de la eclosión, los tres polluelos cayeron del nido uno a uno por causas desconocidas. El primer polluelo fue encontrado muerto alrededor del 24 de octubre, el segundo el 27 de octubre y el tercero el 29 de octubre de 2018 (Figura 2). El nido fue construido con musgos, helechos y telas de araña como ya se había reportado (Wetmore 1964, Johnsgard 1983, Schuchmann 1999). Adicionalmente, el nido tenía lana de borrego en el centro (Figura 3) y presentó las siguientes medidas: altura, 38 mm; diámetro, 35 mm y profundidad de 15 mm.
La madre colocó el alimentó (insectos) en el pico de los polluelos y posteriormente les introdujo el pico en el estómago para ayudar a la expulsión del saco fecal de su estómago. Este comportamiento es parecido al del colibrí tominejo (Colibri coruscans), donde el material no digerido por los polluelos es expulsado en un saco fecal, que se va acumulando durante los primeros tres días en el borde y paredes exteriores del nido, y que a medida que los polluelos crecen son expulsados con mayor fuerza y quedan adheridos en las hojas de la vegetación circundante o en el piso (Zerda-Ordóñez 1994).
La selección del sitio de anidación se asoció posiblemente a la disponibilidad de fuentes de alimento, debido a las plantas de ornato cercanas utilizadas por la hembra. La lata se encontró colgada de un alambre a dos metros de altura bajo un alero que protegía de la lluvia al nido y los polluelos, lo que coincide con Escobar-Ibáñez y MacGregor-Fords (2015) para Amazilia cyanocephala y Hansell (2000) para las aves en general, ellos mencionan que la disponibilidad de alimento, la dificultad de acceso de los depredadores al nido, la presencia y el comportamiento de conespecíficos son los principales factores para la selección del sitio de construcción del nido. El registro de casos de anidación atípicos en aves contribuirá a mejorar el conocimiento de los efectos de las diferentes actividades humanas sobre su historia natural.