Introducción
La actividad turística se encuentra en constante crecimiento en el ámbito mundial. Durante los siglos XX y XXI se desarrollaron diversas tendencias sobre las modalidades de turismo, debido a que los modelos tradicionales de recreación masiva en lugares de playa y en zonas arqueológicas no se han renovado ni realizado propuestas novedosas para los visitantes que buscan satisfacer expectativas más selectivas, asociadas con la esencia del turismo natural (Rivera, Vázquez, Reyes & Caretta, 2012). Las nuevas tendencias están alcanzando a las localidades más remotas y tradicionales en busca de diferentes experiencias, pero sobre todo de conocer la enorme riqueza natural y cultural. Las localidades rurales que forman parte de la zona maya del estado de Quintana Roo presentan condiciones similares. Este potencial hace a la zona atractiva para el desarrollo de nuevos destinos turísticos demandados por viajeros que buscan experiencias fuera de lo convencional y donde se realicen actividades del denominado “Turismo Alternativo” integrado por el ecoturismo, turismo de aventura y turismo cultural, rural o comunitario.
Entre estas tres últimas modalidades turísticas, el turismo cultural ha llamado la atención desde finales del siglo pasado, a partir del creciente interés entre los turistas por los destinos que ofrecen atractivos culturales. No obstante, a la riqueza y diversidad de lo que puede entenderse por “lo cultural”, se hace difícil plantear una definición de esta modalidad turística, pues se considera que la cultura tiene un significado amplio que abarca todos los testimonios de la acción del hombre y de la naturaleza, de tal forma que la definición de cultura se debe abordar de todas las concepciones del tiempo, de la historia, de lo artístico, lo técnico, lo popular, lo etnológico e incluso del medio ambiente.
El turista que practica el turismo cultural prefiere estar en contacto con otras culturas para apreciar el patrimonio, colocando más énfasis en el desarrollo de la personalidad, a través de experiencias relacionadas con el conocimiento, el descanso y la recreación. Los turistas quieren consumir una colección variada de experiencias culturales y para facilitar este consumo, los activos culturales del patrimonio deben ser transformados en productos culturales de turismo (Vilar y Vidal, 2010).
Existen diversas posturas con relación al turismo cultural, de las cuales se hace referencia a las siguientes: El CESTUR (s/f ), define el turismo cultural como aquel viaje turístico motivado por conocer, comprender y disfrutar el conjunto de rasgos y elementos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos que caracterizan a una sociedad o grupo social de un destino específico. La SERNATUR (2014), menciona que, el turismo cultural es aquella forma de turismo motivada por conocer, experimentar y comprender distintas culturas, formas de vida, costumbres, tradiciones, monumentos, sitios históricos, arte, arquitectura y festividades que caracterizan a una sociedad y su gente, y reflejan la identidad de un destino.
Otros autores lo definen como la oferta de productos turísticos hecha por las propias comunidades, en cuya gestión participan agentes externos (instituciones públicas, privadas, Organizaciones No Gubernamentales) a fin de facilitar la asociación de los productores y el financiamiento de los proyectos. Con base en esta oferta se generan productos turísticos en el campo, incluyendo no sólo el diseño de rutas de recorrido para apreciar paisajes naturales, sino también se integren lugares de alojamiento, restaurantes, medios de transporte, entre otros (Juárez-Sánchez y Ramírez-Valverde, 2007, citado en Gómez Merino et al. 2013). Así, el turismo cultural tiene un fuerte vínculo con las comunidades locales, los habitantes y sus modos de vida son el atractivo diferenciador. Por ello, este tipo de turismo debe ser realizado con la comunidad que a su vez propicie el desarrollo, siendo fundamental que los habitantes de las zonas turísticas participen de manera activa en el proceso de investigación, planificación y ejecución (SERNATUR, 2014).
Al turismo cultural bien planificado se le atribuyen beneficios como la generación de recursos económicos, revaloración, revitalización de la identidad y cultura local; además del entendimiento y respeto mutuo entre las diferentes sociedades y comunidades, así como la rehabilitación de sitios históricos, construcciones y monumentos. Es importante considerar que como toda actividad turística, el turismo cultural también conlleva algunos riesgos que deben tomarse en cuenta en la planificación a fin de considerar las medidas necesarias para evitarlos o mitigarlos, como consecuencia puede generar efectos contrarios.
El turismo convencional (sol y playa) desde su creación ha estado inspirado principalmente en intereses desarrollistas y mercantilistas, despreocupándose de los impactos socio-ambientales negativos que la actividad produce y restringiendo la participación de las comunidades locales más desprotegidas en los procesos de planificación y gestión turística (Noronha, 1977). Contreras (2000) menciona que muchos de los proyectos son dirigidos por inversionistas privados, quienes desplazan a las comunidades de la ejecución, administración y deciden la forma de participación y uso de los recursos. De acuerdo con Daltabuit et al. (2000), Kirstges (2002) y Moreno (2005), el turismo convencional genera efectos como: a) degradación de los ecosistemas, b) falta de participación de los habitantes locales en la toma de decisiones, c) conflictos y divisiones al interior de las comunidades, d) mayores beneficios económicos quedan en empresarios y gobierno, e) los ingresos no se distribuyen equitativamente dentro de la comunidad, f) incremento de precios en la región, y g) disminución de actividades tradicionales. Balam-Ramos (2010) señala que las comunidades locales, sobre todo las de bajos recursos, tradicionalmente se les han vetado los derechos a usar los atractivos naturales y culturales quedando estos reservados a los turistas capaces de costear las entradas y tickets de excursiones y espectáculos. Así mismo, se han visto desplazados de los empleos mejor remunerados a manos de personal foráneo y han tenido que soportar las recurrentes inflaciones locales.
El objetivo del turismo cultural es generar beneficio a la comunidad valiéndose del atractivo turístico de la misma. Autores como Groom et al. (1991), Daltabuit et al. (2000), Kruger (2004) y Moreno (2005), sugieren que se debe cumplir primordialmente con la participación y beneficio socioeconómico de las poblaciones locales donde se implementa, de este modo se podría mejorar la calidad de vida y conservar los recursos naturales.
Afortunadamente se ha incrementado el interés de personas e instituciones que buscan una distribución social equitativa de los beneficios que genera el turismo y la disminución de los impactos ambientales negativos. En este contexto, el turismo alternativo ha resultado ser una puerta efectiva para romper este círculo vicioso y crear un futuro diferente, equitativo y sustentable para las comunidades locales.
Para hacer del turismo alternativo una herramienta real de progreso social, de combate a la pobreza y eficiencia en la utilización de los recursos, será necesario construir entre los actores locales, capacidades suficientes para que éstos logren vencer las fuertes barreras culturales que dificultan o frustran sus intentos por acceder a los beneficios del turismo y puedan incorporarse a la oferta turística regional sin modificar el estilo de vida (Chávez, 2005). De igual manera, es necesario el fortalecimiento y aumento de las capacidades de la gente, a través de la organización y acción colectiva que faciliten la obtención de fines comunes (Rello, 2001).
Otro aspecto, no menor por cierto, es la necesidad de generar un proceso de participación e interacción activa de los pobladores con las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), gobiernos locales, especialistas y otros actores locales, con el fin de crear un ámbito propicio para el debate y el delineamiento de estrategias y mecanismos, que permitan diversificar la economía local con base en la actividad turística (Rosado-May, 2010), pero reconociendo siempre a las comunidades locales el derecho a decidir cuáles son sus prioridades y timonear toda decisión referida a la explotación y gestión turística de los recursos de los cuales depende la satisfacción de sus necesidades económicas, sociales, culturales y ambientales (Mchaughlin & Ham, 1998).
En este sentido, se ha desarrollado un proyecto federal dirigido por la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), denominado “Planeación microrregional con enfoque territorial para el desarrollo con identidad” que permite integrar a las comunidades con alta marginación, como Sacalaca, municipio de José María Morelos, estado de Quintana Roo, a diversos programas que le permita desarrollar actividades sociales, culturales y productivas (CDI, 2012). Con base al Plan microrregional de la CDI, se pretende implementar en la localidad de Sacalaca, de la microrregión de Sabán (CDI, 2012), un proyecto de turismo cultural que genere un ingreso adicional a las familias e integrantes del comité de ecoturismo y a las localidades circunvecinas.
Sacalaca se ubica geográficamente en el municipio de José María Morelos, en el estado de Quintana Roo, a 54 kilómetros al noroeste de la cabecera municipal de José María Morelos. Colinda con los ejidos de Sabán, San Felipe Oriente y con el estado de Yucatán (Figura 1). Está caracterizado por un clima cálido subhúmedo y condiciones geomorfológicas de planicie calcárea que dan lugar a una vasta vegetación de tipo selvático mediana y baja tanto subperenifolia como subcaducifolia (Sauri, 2012).
Por las características del sustrato, la agricultura y la ganadería no presentan condiciones para el aprovechamiento de la producción a gran escala, actualmente representan menos del 1% de la superficie del estado. No obstante, esta situación impacta negativamente en la generación de recursos económicos.
El municipio de José María Morelos cuenta con una población menor a los 40 000 habitantes, lo que equivale a cinco habitantes por km2 y la comunidad de Sacalaca presenta una población censada de 1 010 habitantes (INEGI, 2010), de la cual aproximadamente 30% es económicamente activa, 90% son varones que realizan actividades agrícolas, comerciales y turísticas.
Esta situación impacta negativamente en la capacidad económica de la región y reclama la búsqueda de nuevas alternativas económicas como es el caso del aprovechamiento paisajístico y de turismo cultural (Rosado-May, 2010). Este tipo de turismo alternativo puede incorporar a la comunidad de manera integral para la prestación de diferentes servicios, mismos que podrían minimizar el impacto al ecosistema siempre y cuando el aprovechamiento presente una tendencia hacia los aspectos culturales, históricos y de uso/disfrute del entorno natural.
Al presentar condiciones climáticas óptimas durante la mayor parte del año, la afluencia de visitantes a la región puede impulsar al turismo alternativo como un modelo de desarrollo integral y adaptarlo a las políticas públicas y planes de desarrollo. Se requiere de infraestructura adecuada para propiciar el turismo cultural en la zona, lo que puede presentar una ventaja y un nuevo segmento para Quintana Roo, los atractivos turísticos actuales con los que cuenta descansan principalmente en el turismo de sol y playa.
Para implementar el proyecto de turismo cultural en la localidad de Sacalaca y dado el contexto social donde se encuentra inmerso, es de vital importancia conocer la percepción del entorno social con relación a la actividad turística en el sitio, puesto que la actividad económica en la zona es el sector primario. En el estado de Quintana Roo, la mayor parte de la población se encuentra en la zona norte, 79% se emplea en actividades terciarias y 8% se dedica al sector primario (Secretaría de Economía, 2012).
La percepción del entorno social se puede definir como la integración de las condiciones de vida y de trabajo, de los estudios que han cursado, su nivel de ingreso y de la comunidad con la que se encuentra identificado (Garduño, Reig y Garza, 2004). En este contexto se pretende conocer con este estudio, la percepción de las personas de la zona de influencia de la microrregión de Sabán sobre la implementación del proyecto de turismo cultural y cómo éste contribuiría de manera directa o indirecta para propiciar las condiciones adecuadas para el íntegro desarrollo del entorno social.
El objetivo de este trabajo es analizar la percepción del entorno social a través de una investigación no experimental de tipo cuantitativo para la implementación de un proyecto de turismo cultural en la localidad de Sacalaca.
Desarrollo del tema
Con respecto a los atractivos de la comunidad de Sacalaca, se puede mencionar la existencia de cenotes, cuevas y haciendas, dentro y fuera del área que comprende el asentamiento humano; siendo el área más conservada y visitada el área del cenote Noj Ts’onot que se encuentra dentro de la comunidad; actualmente carece de un mantenimiento adecuado de la infraestructura con la que cuenta (palapas, escaleras para el acceso al cenote y baños), como consecuencia a la falta de recursos económicos. De igual manera, se encuentran dos iglesias que datan de la época de la colonia. Otros atractivos de la comunidad son la gastronomía y algunas piezas prehispánicas que se encuentran a la interperie.
El diseño metodológico del estudio consistió en una investigación no experimental, de tipo cuantitativa, de campo, transversal y exploratorio-descriptiva. Se seleccionó la investigación cuantitativa y exploratoria por el tipo de alcance de la investigación, que era el identificar y analizar la percepción social para la implementación de un proyecto de turismo cultural en la comunidad de Sacalaca (Malhotra, 2008). Se consideró transversal porque no se realizarán comparaciones históricas en un periodo de tiempo, sino en un sólo momento. Además, se seleccionó la investigación de campo mediante la técnica de encuesta de forma directa.
Diseño de la encuesta. Se requirió desarrollar un modelo que relacionara las variables a medir. En este caso es necesario evaluar la percepción social en los siguientes apartados: (1) Uso de los recursos naturales, históricos y culturales de la localidad de Sacalaca, (2) Creación de infraestructura e (3) Impacto social (Figura 2). El modelo se midió aplicando la escala de Likert.
Recolección de datos. La población objeto de la presente investigación fueron habitantes de las comunidades circunvecinas de Sacalaca que comprenden la microrregión de Sabán, como X-cabil. X-querol, Huay-Max, Tabasco, San Felipe Oriente, San Juan Oriente y dos comunidades de influencia directa por su ubicación geográfica, las cuales son Dziuche y Kantemo. El perfil de los encuestados fueron hombres y mujeres mayores de 18 años, residentes de las localidades mencionadas. Siendo elegida esta cobertura geográfica por la naturaleza exploratoria del estudio y por la localización de las comunidades como posible foco de impacto social de la zona para la implementación del proyecto turístico (CDI, 2012). Derivado de la limitación de tiempo y la cantidad de habitantes por cada localidad, el tamaño de la muestra se calculó con un mínimo de 120 encuestas.
Para la recolección de datos, se dividió la aplicación de encuestas en proporción a la población (Figura 3). Se aplicó la técnica de encuesta directa, la estrategia de contacto con las personas fue de visita a los domicilios. La intención general fue considerar la opinión de las diferentes personas que habitan en las localidades que conforman la microrregión, acerca de la implementación del proyecto en la localidad de Sacalaca.
No. | Localidad | Encuestas aplicadas |
---|---|---|
1 | Kantemó | 5 |
2 | Dziuché | 15 |
3 | Sabán | 20 |
4 | Huay Max | 10 |
5 | X- Cabil | 14 |
6 | X- Querol | 15 |
7 | San Juan Oriente | 13 |
8 | San Felipe Oriente | 13 |
9 | Tabasco | 15 |
Fuente: Elaboración propia.
Análisis de datos. Una vez capturada la información de la encuesta, se realizó el procesamiento y análisis de datos, utilizando como sistema de información principal las herramientas de análisis estadístico. Con base en la información recopilada y de acuerdo con las tres variables identificadas se encontraron los siguientes resultados:
Uso de los recursos naturales, históricos y culturales de la localidad de Sacalaca. Con respecto a la implementación de alguna actividad turística, 94% de los encuestados consideraron que era viable desarrollar una actividad turística en el cenote Noj Ts’onot. De igual manera consideraron que el segundo atractivo para el cenote sería el establecimiento de un restaurante (Figura 4).
El 90% de los encuestados consideró necesario crear un museo comunitario como atractivo turístico. El otro 10% pensó en el cenote como el atractivo turístico más importante. La gente no consideró relevante los recorridos en las iglesias como parte de un atractivo turístico. Por lo tanto, los atractivos más significativos para el aprovechamiento turístico de Sacalaca serían la creación de un museo comunitario y el cenote Noj Ts’onot (Figura 5).
Creación de infraestructura. El 95.5% de los encuestados consideró importante mejorar las condiciones del cenote para dar mayor seguridad a los visitantes, así como la implementación de servicios periféricos en el mismo. También los encuestados consideraron desarrollar la infraestructura necesaria para el museo comunitario. Esto debido a la importancia de mejorar las condiciones de mantenimiento y resguardo de las piezas prehispánicas y de la época de la colonia que están en lugares inseguros y a la intemperie (Figura 6).
Impacto social. El 98.3% de los encuestados consideraron que la implementación de un proyecto de turismo cultural beneficiaría a la zona, puesto que la única actividad productiva es la agricultura. Esto generaría mayores oportunidades de ingresos para las familias y de comercializar los productos y artesanías que elaboran. Por lo que creyeron que sería una ventaja la implementación del proyecto porque generaría empleos, ingresos económicos y la posibilidad de tener mejores servicios. El 1.7% que no estuvo de acuerdo consideraba que era más viable que el proyecto se implementara en su comunidad, también mencionan que sus comunidades cuentan con mejores atractivos naturales y culturales para la implementación un proyecto turístico (Figura 7).
Conclusiones
Las condiciones de alta marginación de la microrregión de Sabán han permitido que los habitantes vean como gran oportunidad la actividad turística, debido a que puede generar mejores oportunidades laborales y económicas para las familias. Las comunidades circunvecinas se verían beneficiadas directa o indirectamente por la afluencia de visitantes a la región, misma que contribuiría para vender con mayor facilidad los productos y artesanías que elaboran. Actualmente tienen que ofrecerlos a localidades más alejadas para obtener un ingreso económico a precios muy bajos y altos costos.
La gente aún no tiene claridad del fenómeno turístico ni las implicaciones sociales que puede generar el desarrollo de un proyecto en la zona, pero tienen claro que propiciará oportunidades económicas, servicios de salud, educación y de comunicación. Por tal motivo, si se implementara la actividad turística en las comunidades de la microrregión de Sabán, es necesario incluir acciones que promuevan el empoderamiento de las comunidades; que los pobladores sean los actores principales en la toma de decisiones, pero con asesoría especializada para que el rumbo que se tome sea de éxito. También, es necesario sensibilizar el proceso de adopción de la actividad turística, para que la misma comunidad permita el desarrollo del destino, que se consolidará con el paso de los años y con esfuerzo constante.
En otro aspecto, la mayoría de los encuestados hizo mención del compromiso que debe darse al cuidado del entorno natural, así como a la conservación y mejora de las condiciones del cenote. Considerando que es el único que se encuentra abierto al público en la zona y que muchos de ellos visitan con frecuencia como una actividad recreativa los fines de semana en familia.
El turismo es una actividad que llega por medios externos o por iniciativa propia de las localidades, de cualquier manera están en disposición de participar en su implementación de forma directa o indirecta. Por lo que las localidades visualizan al turismo como una alternativa económica que ha dado resultado en otros puntos del estado y la península de Yucatán. La población se encuentra en la disposición para integrarse al aprendizaje del servicio al turista.