El mango es una de las frutas de mayor exportación y consumo a nivel mundial. Este cultivo ocupa el cuarto lugar en cuanto a superficie de frutales sembrada en México, después del café, naranja y plátano, con una superficie de 115 963 ha (SIAP, 2013). Este fruto, es uno de los productos con más alto potencial económico de exportación y representa para México una importante fuente de divisas, después de productos agrícolas como el café y la naranja (SIAP, 2013). Chiapas es el estado que ocupa el cuarto lugar nacional como productor de mango, con un aporte de 18% de la producción en una superficie de 34 728.07 ha, de las cuales, 73% se cultivan con mango Ataulfo, 8% con manililla, 1% con criollo y 18% con otros cultivares (SIAP, 2016; SIAP, 2017).
El cultivo de mango en Chiapas es afectado por diferentes plagas y enfermedades, entre los cuales destaca una plaga emergente y de importancia cuarentenaria, la escama blanca del mango (EBM) Aulacaspis tubercularis Newstead (Hemiptera: Diaspididae) (López-Guillén y Urías-López, 2014). Esta plaga se presenta en casi todas las huertas de mango del estado de Chiapas y puede dañar estéticamente hasta 33% de los frutos (López-Guillén et al., 2017), por lo que se deben aplicar medidas de control para disminuir sus poblaciones. El control de esta plaga en el país, se lleva a cabo por medio de insecticidas, aceites minerales y detergentes (Urías-López et al., 2013). Sin embargo, es necesario diseñar estrategias de control más amigables con el ambiente y las poblaciones de enemigos naturales.
La poda, es una práctica indispensable para mantener la productividad en huertos de mango, se lleva a cabo con la finalidad de estimular la producción y calidad de los frutos, facilitar el manejo agronómico, mantener un tamaño apropiado de los árboles, aumentar la incidencia de rayos solares en la fruta y eliminar ramas dañadas por plagas y enfermedades (Vázquez et al., 2009; De Souza Rodrigues et al., 2013). Recientemente, Pérez et al. (2016), determinaron que las podas en árboles de mango, en combinación con aplicación de detergente, disminuyen las poblaciones de EBM en Nayarit, México. No obstante, no se recomienda generalizar y extrapolar el efecto positivo de las podas en otras condiciones agroecológicas, debido a que el crecimiento y comportamiento de los árboles no es el mismo (Vázquez et al. 2009). El objetivo de este trabajo fue evaluar el impacto de las podas fitosanitarias en las poblaciones de EBM y de sus enemigos naturales en una huerta de mango Ataulfo, en Chiapas, México.
La evaluación del efecto de las podas fitosanitarias en la población de EBM, se realizó en árboles de mango del cultivar Ataulfo, en el Sitio Experimental La Norteña del INIFAP, municipio de Tapachula, Chiapas, México (14° 45’ 31.7” latitud norte; 92° 23’ 8.4” longitud oeste; 22 m), con clima cálido húmedo [Af(m)] de acuerdo con la clasificación de García (2004). La plantación tenía 15 años cuando se inició el trabajo, con una distancia entre árboles de 15 x 15 m. Las podas fitosanitarias se hicieron en mayo de 2013 y consistieron en eliminar después de la cosecha ramas secas, quebradas y dañadas por plagas y enfermedades; así mismo, se eliminaron chupones, raquis florales secos y aclareo de la copa del árbol (aproximadamente 40 cm de despunte en brotes apicales). Se seleccionaron aleatoriamente cinco árboles de mango con podas y cinco sin poda fitosanitaria (testigo), con similar tamaño, edad y apariencia, en los cuales se marcaron cuatro ramas orientadas en cada punto cardinal.
En cada rama se muestreó el penúltimo flujo vegetativo (brote), del cual se marcaron dos hojas de la parte media del brote, una hoja situada en el interior y otra en el exterior del brote, con lo que se tuvo un total de ocho hojas por árbol en cada fecha de muestreo y de acuerdo con la metodología propuesta por Urías-López et al. (2010). El muestreo se realizó quincenalmente entre diciembre de 2013 y mayo de 2014, justo cuando se presentan las poblaciones más altas de EBM de acuerdo con López-Guillén y Urías-López (2014). En cada muestreo se registró el número de colonias, hembras y total de escamas (colonias + hembras) presentes en el haz y en el envés de las hojas, tanto de los árboles con podas y sin podas, estos últimos considerados como testigo. En el caso de los enemigos naturales, el muestreo se hizo en los mismos árboles y ramas del muestreo de escamas, con la diferencia que se registró el número y especie de enemigo natural.
Los datos de las poblaciones de EBM y del total de enemigos naturales tanto en árboles con podas y sin podas, se analizaron a través de un análisis de varianza, en bloques al azar y la comparación de medias se hizo por medio de la prueba de Tukey (α= 0.05). Los análisis estadísticos se hicieron con el programa de cómputo SAS Institute (2009). Las variables respuesta que se consideraron fueron número de hembras, colonias, total de escamas y total de enemigos naturales presentes en el follaje.
El número de colonias y total (colonias + hembras) por hoja de EBM en los árboles con y sin podas fitosanitarias fueron significativamente diferentes (p≤ 0.05) en casi todas las fechas, mientras que, en el número de hembras por hoja no se presentaron diferencias significativas (p≥ 0.05). Los árboles con podas fitosanitarias tuvieron menor abundancia de EBM (Figura 1A y 1B). La mayor abundancia de EBM en arboles de mango con y sin poda, se observó entre febrero y marzo. El efecto de las podas en árboles de mango de la variedad Ataulfo para reducir de las poblaciones de EBM, también fue observado por Pérez et al. (2016) en Tepic, Nayarit, quienes encontraron que las podas en combinación con detergentes, disminuyeron las poblaciones de EBM. Sin embargo, en Chiapas a diferencia del trabajo desarrollado en Tepic, Nayarit, se encontró que las podas por si solas redujeron las poblaciones de EBM.
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Figura 1A Promedio mensual de colonias de EBM por hoja en mango Ataulfo con poda y sin poda fitosanitaria. Sitio Experimental La Norteña, Tapachula, Chiapas de diciembre de 2013 a mayo de 2014.
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Figura 1B Promedio mensual del total de EBM (colonias + hembras) por hoja de mango Ataulfo con poda y sin poda fitosanitaria. Sitio Experimental La Norteña, Tapachula, Chiapas de diciembre de 2013 a mayo de 2014.
La densidad de EBM tanto en Chiapas como en Nayarit fue similar, en promedio menor a 1 colonia por hoja. Similarmente, Bautista-Rosales et al. (2013) encontraron que las podas en árboles de mango de la variedad Ataulfo, disminuyeron las poblaciones de EBM en San Blas, Nayarit.
Los enemigos naturales que se observaron en árboles de mango con y sin poda fueron depredadores, se identificaron como huevos, larvas y adultos de Ceraeochrysa sp. (Neuroptera: Chrysopidae), larvas y adultos de Azya sp. (Coleoptera: Coccinellidae), y larvas y adultos de Pentilia sp. (Coleoptera: Coccinellidae). Se encontró que la abundancia de enemigos naturales fue significativamente diferente sólo entre fechas de muestreo, pero no en el total de los muestreos, en los árboles de mango con y sin podas fitosanitarias (p≤ 0.05). La mayor abundancia de depredadores en árboles con y sin poda, se observó entre febrero y marzo de 2014, particularmente entre el 4 de febrero y el 18 de marzo (Figura 2), justo cuando ocurrió la mayor densidad poblacional de EBM (Figura 1B).
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Figura 2 Número promedio de enemigos naturales de EBM por rama de árbol de mango con y sin poda fitosanitaria. Sitio Experimental La Norteña, Tapachula, Chiapas de diciembre de 2013 a mayo de 2014.
Este es el primer trabajo que reporta el efecto de las podas fitosanitarias en la población de enemigos naturales asociados con EBM. Anteriormente, Urías-López y Flores (2005), reportaron la presencia de depredadores como Ceraeochrysa sp. y otros coccinélidos, en huertas de mango de Nayarit, México, pero sin evaluar el efecto de las podas.