Introducción
Las tendencias contemporáneas que destacan la importancia de la calidad educativa en la versión reciente del aseguramiento de excelencia y competitividad, han establecido la importancia estratégica de la promoción de la educación como factor primordial para lograr un aparato productivo eficiente y sostenido en las naciones (González, 2006; Michalski y Stevens, 2006); sin embargo, el renglón económico es sólo uno de distintos aspectos trascendentes de la vida social; así, tanto o más que altos índices de productividad, todo país requiere un sistema de educación superior capaz de otorgar a los jóvenes en edad escolar no únicamente preparación técnica, sino también formación para el desarrollo humano, es decir, formarlos en valores, pues solamente así podrá prepararlos para la vida (Sarukhán y Fermoso, 2006), y en esta tarea, postulamos aquí, las Instituciones de Educación Superior (IES) pueden avanzar su camino a través de la senda de la formación en valores.
En este contexto, el presente trabajo tiene como objetivo efectuar una exploración conceptual y una reflexión teórica en torno al rubro de la calidad educativa en las IES de México, en nuestra consideración de que la formación en valores constituye una premisa toral para la fundamentación de la referida calidad1.
Desarrollo
Revisión conceptual de la calidad educativa
En el campo de la educación, el concepto de la calidad tiene que ver con un atributo, que por definición, resulta ser relativo, dinámico e histórico; o sea, medible a partir de su comparación ante algo; y estimable únicamente como un proceso en constante transformación y cuya consideración está vinculada de forma obligada e inseparable a un contexto social e histórico específico (Santoyo, 2001).
Un proceso no riguroso de revisión de la literatura en relación con la calidad y la excelencia académicas permite advertir las variadas definiciones que se han dado al concepto de calidad educativa. En este tenor, Astin (1987) apunta que la excelencia académica es la que surge en una institución educativa “(…) que facilita los procesos de crecimiento personal y académico de maestros y estudiantes”. Igualmente, Schmelkes (2001) refiere que “(…) la calidad educativa es un fenómeno multideterminado; hay un conjunto de causas que son propias del contexto comunitario y familiar; otras son propias de las características del alumno individual”; y Martínez (2003) indica que la calidad educativa constituye una categoría conceptual que comprende la relevancia, la eficacia, la equidad y la eficiencia, como dimensiones fundamentales.
La definición de la calidad educativa, como se ha podido advertir, resulta de tan amplio espectro en términos de significados, que es preciso apuntar aquí que cada institución educativa establece los criterios de calidad a impulsar, siempre en relación directa con los requerimientos y el entorno específicos2.
Finalmente, lejos de consensuar una definición en torno al tópico que aquí ocupa -reto difícil per se-se ha tratado de concretar en conceptos que permitan comprender la calidad educativa, y en consecuencia, en las partes siguientes de este trabajo se abordarán las acciones de gestión que contribuyan a asegurar dicha calidad (Espinoza, Felix y Delgado, 2014).
La gestión de la calidad educativa en las instituciones de educación superior de México
Las IES poseen una función de alta importancia en torno a la formación profesional y continua de recursos humanos del más alto nivel, así como en la generación, el desarrollo, la transmisión y la adecuación de los conocimientos, en aras de satisfacer las demandas de la sociedad contemporánea, motivo por el cual la gestión de la calidad en tales instituciones debe advertirse como un imperativo estratégico para el desarrollo social (Lepeley, 2003). De manera progresiva, las IES son reconocidas como medios de desarrollo de las ciudades, las regiones y los países, y hay consenso en torno a estimárseles como un factor clave para logar registrar notables incrementos en la competitividad y la calidad de vida (Correa, 2018).
En el ámbito de la educación superior de México, desde la perspectiva de la política gubernamental educativa vigente, “se consideran programas de calidad aquellos que alcanzan el nivel 1 que otorgan los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior y/o que son acreditados por el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior. Los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior asignan nivel 1, 2 ó 3 a los programas que evalúan, siendo el nivel el único que certifica que el programa es de calidad” (Secretaría de Educación Pública, 2007, p. 16).
Tomando como referencia el mismo caso, hoy en día no hay lugar a dudas que en la tarea y los resultados de las IES existe una justificada y creciente atención en relación con la gestión de la calidad educativa, es decir, con el aseguramiento de la garantía de la observancia de la calidad en sus programas académicos, así como en el cumplimiento de la misión de cada institución educativa -que obligadamente tiene que ver con coadyuvar al armónico e integral desarrollo del individuo y de la sociedad en general- (Martínez, 2003).
En este marco referencial, y dados los progresivos intercambios comercial y cultural, así como la integración de las economías en la comunidad internacional, se ha generado un conjunto de impactos al interior de los países, tanto en el ámbito de las actividades productivas como en el renglón educativo. Y así, la educación se ha vinculado, de manera creciente, con la temática de la calidad, ya que una demanda de la sociedad actual y un imperativo de la exigente aldea global en que estamos inmersos lo es, precisamente, ante la necesidad de ser más competitivos, una educación de mayor calidad (Sánchez, Pacheco y Gándara, 2006, pp. 114 y 115 ; Correa, 2018).
Proposición axiológica de la gestión de la calidad educativa en las instituciones de educación superior de México
Es de considerar, que una institución educativa de nivel superior que logre una organización óptima en su estructura, una planta docente que se encuentre adecuadamente formada y capacitada, y que la gran mayoría de sus alumnos alcance el dominio de los conocimientos y habilidades que estipulan los planes de estudio es, objetivamente mejor, que otra que reúna parcialmente estos atributos (Tomioka, Quijano y Canevesi, 2014). En torno a la noción de la calidad educativa se ha ya expuesto en los apartados anteriores, y no se antoja difícil precisar si una institución educativa es mejor o peor que otra, en el sentido apuntado.
Resulta de interés; sin embargo, hacer una aproximación al punto nodal trazado en esta reflexión y efectuar nuestra proposición axiológica: consideramos que la calidad educativa constituye, sin duda, un valor, por lo que advertimos, la promoción de los valores universales en las IES da cuenta de una importante vía, no la única pero sí una privilegiada, para arraigar una efectiva cultura de la gestión de la calidad educativa institucional, la que se encuentra sustentada en el ejercicio práctico y no exclusivamente en el discurso.
Las tendencias contemporáneas que abordan la importancia de la gestión de la calidad educativa en la versión reciente del aseguramiento de excelencia y competitividad, han establecido la importancia estratégica de la promoción de la educación como factor primordial para lograr un aparato productivo eficiente y sostenido en las naciones (Ruíz y García, 2011). Empero, el renglón económico constituye únicamente uno de distintos aspectos trascendentes de la vida social; así tanto o más, que altos índices de productividad; un país demanda un sistema de gobierno que sea recipiendario del respeto y confianza de los gobernados por la responsabilidad, honestidad y eficacia de sus ejecutivos, legisladores y jueces (García, 2013; Correa, 2018); requiere, igualmente, que la gestión articule competitividad con solidaridad y productividad con respeto por la naturaleza (López, 1994). Por tanto, las IES no deben otorgar a sus alumnos exclusivamente preparación técnica, sino también otras formaciones para el desarrollo humano (ética y civismo, primordialmente); es decir, formarlos en valores, pues solamente así podrá prepararlos para afrontar los retos de la vida (Fuentes, 2005; Aparisi, 2019).
En el contexto mexicano de las IES, el énfasis en los valores de autoafirmación que caracteriza al lenguaje de la excelencia, con su atención al liderazgo y la competitividad, puede conducir irremediablemente a la exclusión de la solidaridad y otros valores. Fundamentalmente, la escuela pública debe evitar o superar el estadio de tensión axiológica (Martínez, 2011; Bohorques, 2014; Moreno, 2016;).
Así, asentadas en los valores humanistas de siempre, como la búsqueda de la verdad y el amor a la sabiduría, el respeto, la tolerancia, la solidaridad y la justicia, las IESP de México tienen hoy el reto de la consecución de la calidad educativa efectiva, es decir, una calidad educativa que sea reconocida, pero, principalmente, se viva, se practique y se concrete todo el tiempo (Delgado y Hernández, 2019; Weiss y Termuehlen, 2021).
La formación en valores, como se ha apuntado, constituye entonces un camino hacia la gestión de esta calidad, y al mismo tiempo, el aseguramiento de la calidad educativa por parte de las IES favorece la preservación de los valores de la civilización que han posibilitado el desarrollo de una serie de actitudes ante la vida que se han revelado, no únicamente como convenientes sino también como valiosas para su desempeño en la sociedad (O´Grady y Eldred, 2021); y son, a la vez, actitudes que la propia humanidad ha reconocido como valores para la convivencia sana, equilibrada y armónica (Balaguer, 2012).
Conclusiones
A la luz de la exploración conceptual y de la reflexión teórica en torno al rubro de la calidad educativa en las IES de México, materializadas aquí, resulta factible apuntar, por último, que desde una perspectiva axiológica, la calidad educativa constituye un valor, motivo por la cual se justifica la promoción de los valores universales en las IES como un importante medio, no único, pero potencialmente valioso, para arraigar una efectiva cultura de la calidad educativa institucional.
Como se ha revisado en la casuística abordada en estos espacios (México), el desarrollo de la educación superior en valores como estrategia para lograr la gestión de la mejora de la calidad educativa demanda; sin embargo, el apoyo y el concurso de todos los actores de las IES para asumir el reto con una visión integral, cuyas premisas sean la búsqueda de la verdad, el amor a la sabiduría, el respeto, la tolerancia, la solidaridad, la justicia, la responsabilidad, la honestidad, la ética y la eficacia, la excelencia, el liderazgo y la competitividad, fundamentalmente.
Esa vía, al mismo tiempo, favorece la preservación de los valores de la civilización que han posibilitado el desarrollo de una serie de actitudes ante la vida que se han revelado, no únicamente como convenientes sino también como valiosas para su desempeño en la sociedad; y además, la educación superior en valores promueve la calidad educativa, pero no únicamente esta, sino también la calidad humana de los futuros profesionistas que les posibilitará desempeñarse como agentes de cambio social hacia una calidad de vida humana.