Históricamente América Latina ha estado atravesada por una diversidad de conflictos sociales que impactan directa e indirectamente a la población, lo que implica afectaciones que se expresan de manera variada pero que en todo momento devienen de procesos emocionales, ya sea individuales o colectivos. Algunas de estas afectaciones logran articularse en acciones colectivas que movilizan tanto a las personas que han sufrido algún evento como a otras que se suman a alguna causa o reclamo social tras compartir ciertas emocionalidades, como la rabia, el dolor o la esperanza. En ese contexto, Adrián Scribano, investigador del CONICET en el Instituto de Investigaciones Gino Germani (Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Buenos Aires, Argentina), con años de investigación sistemática (por lo menos desde 2009) en torno a la Sociología de los cuerpos y las emociones que ha derivado en significativos aportes teóricos y modelos analíticos, elaboró en 2018 una investigación titulada El amor como acción colectiva en Latinoamérica. En dicha investigación, que contó con la colaboración de investigadorxs jóvenes de seis países de América Latina, Scribano identificó y analizó justamente prácticas colectivas motivadas por el amor, sensibilidad entendida como energía y poder movilizador. Aspectos de la investigación vieron la luz en 2019 a manera de artículos, pero ya con los resultados completos en 2020 se publicó en el formato de libro digital, editado por Routledge Taylor & Francis Group. La obra lleva el nombre Love as a Collective Action. Latin America, Emotions and Interstitial Practices, que se traduce1 “Amor como acción colectiva. América Latina, emociones y prácticas intersticiales”. Publicada en inglés, esta obra es la que reseño aquí tomándome solo por algunos momentos la licencia de redactar en primera persona al haber sido parte del equipo de investigadorxs que colaboró con Adrián Scribano, en mi caso elaborando la etnografía virtual correspondiente a México de prácticas intersticiales -concepto de Scribano que se verá más adelante. En el equipo también estuvieron lxs investigadorxs Jeanie Herrera (Guatemala), Joziene Assis (Brasil), Sharon Diaz (Uruguay) y Rafael Ariaza Peña (Chile).
Love as a Collective Action. Latin America, Emotions and Interstitial Practices consta de nueve capítulos más la introducción. Su objetivo central es mostrar prácticas colectivas en América Latina articuladas desde el amor filial, es decir: el amor tejido por lazos familiares donde madres, padres, hermanxs, primxs, tíxs e hijxs configuran acciones colectivas que se registran en una red conflictual, a partir de situaciones de injusticia, precarización, violencia y desconfianza, donde algún familiar fue víctima de desaparición forzada, feminicidio o represión policiaca, o, bien, vive marginalidad en tanto no acceso a derechos, no procuración de justicia o no reparación del daño (frente a distintos agravios). A estas acciones colectivas Scribano denomina prácticas intersticiales dado que “anidan en los pliegues inadvertidos de la superficie naturalizada y naturalizante de las políticas de los cuerpos y las emociones que supone la religión neo-colonial” (p. 23), de manera que se trata de “disrupciones en el contexto de normatividad” (p. 23). Las prácticas intersticiales, que también podemos decir se articulan de manera inesperada por experiencias transformadoras donde las afectaciones movilizan la acción (es decir: accionan), son estudiadas en esta investigación como devenires del amor filial, de tal forma que se trata de prácticas que conforman “ataduras sociales que proceden para romper la economía política de la moralidad, que estructura las sensibilidades” (p. 23). Es así que el libro busca entender el amor filial como una práctica intersticial que permite apreciar tres componentes de los procesos contemporáneos de estructuración social: “a) cómo el amor filial implica una forma de energía generadora de acciones colectivas; b) cómo se inscriben esas acciones en una matriz conflictual específica; y c) cómo involucran ciertas emociones y políticas de sensibilidades” (p.6). Love as a Collective Action… propone una aproximación hacia el estudio del amor desde una perspectiva que niega las prácticas expropiatorias y discriminatorias del amor como herramienta patriarcal de invisibilización y explotación, o como dispositivo de dominación, sino que se posiciona desde las potencialidades del amor al analizarle como fuerza generadora de prácticas intersticiales acaso esperanzadoras en contextos de desesperanza.
Cuando Scribano refiere a las políticas de las sensibilidades nos está hablando del “conjunto de prácticas sociales cognitivo-afectivas tendientes a la producción, gestión y reproducción de horizontes de acción, disposición y cognición” (p. 3), políticas que se instauran como un régimen de verdad establecido el cual es desafiado por las prácticas colectivas, pues dicho régimen supondría precisamente la no-acción. De ahí que la transición de ciudadanx padre o madre de familia a activista, por ejemplo, sea entendida como práctica intersticial: no se espera la politización de quienes sufren injusticias.
Otra de las contribuciones de esta obra es la cartografía de las prácticas colectivas en seis países: México, Guatemala, Brasil, Uruguay, Chile y Argentina. Con dicho recorrido, que es tanto espacial como temporal ya que las prácticas colectivas datan de diversos periodos, se logra observar las conexiones entre las políticas de las sensibilidades y el conflicto social. Esto sin duda es un aporte importante para la Sociología y para las Ciencias Sociales en general en términos del estudio tanto del conflicto como de la acción social. Las teorías de la acción clásicas se fundan sobre discusiones en torno a la racionalidad, separando o incluso anulando las sensibilidades como partícipes (ya no digamos como disparadoras) de aquello que motiva, moviliza o acciona a los sujetos en términos de acción social. Ejemplos como Weber, Tönnies y Pareto, o quizá más contemporáneos como Touraine y Parsons, ofrecen conceptualizaciones y tipologías donde la dimensión emocional no es considerada dentro de la complejidad de la acción o, bien, es relegada a categorizaciones tales como lo no racional, lo no lógico, lo impulsivo, lo residual. Más que proponer una fragmentación con fines analíticos, dichas perspectivas refuerzan la dicotomía racionalidad-emocionalidad como si se tratasen de procesos opuestos, como si las acciones de los sujetos sociales pudieran ser explicadas en uno u otro sentido y no como una trama compleja que además se sitúa dentro de disposiciones planetarias glocalizadas histórica y geopolíticamente (lo que en Scribano podemos revisar como políticas de las sensibilidades, religión neo-colonial y economía política de la moral). En Love as a Collective Action… encontramos una aproximación que problematiza lo social justamente desde las sensibilidades al reconocer que cuerpo/ emociones es una unidad compleja indivisible determinada por una geometría de los cuerpos (que distribuye a los sujetos, aproxima a unos y distancia a otros) y, en conexión, una gramática de la acción. Determinaciones a las que se logra escapar (dichas geometría y gramática) al articular prácticas intersticiales, al desobedecer al régimen de la verdad establecida.
Pasemos ahora a los aspectos metodológicos. Adrián Scribano encabezó el equipo en el que colaboramos seis investigadorxs elaborando etnografías digitales basadas en tres tipos de registros: notas de campo virtuales, selección y análisis de momentos relevantes en la vida de los grupos, y descripción de contenido y análisis de documentos disponibles en la web. La encomienda fue lograr un registro de prácticas colectivas en cada país de la década de los 70 a la fecha. Ello derivó en ubicar 124 sitios web que correspondían a prácticas colectivas en cuya información se pudo identificar alguna forma de amor filial. Los registros fueron capturados en dos tablas que permitieron la sistematización de las acciones colectivas por año, de las prácticas específicas, integrantes, y logos, símbolos o frases utilizadas como identidad social. Si bien el registro fue vasto, para el libro se decidió incluir el análisis de las prácticas intersticiales de las últimas dos décadas. Un aspecto que suma riqueza a la investigación en términos intersubjetivos e incluso interafectivos es que el autor solicitó a cada integrante del equipo de investigadorxs elaborar un texto autoetnográfico respecto a su experiencia de indagación digital, reflexionando sobre su vivencia emocional a lo largo de la etnografía virtual. Dichas autoetnografías fueron analizadas por Scribano e incluidas en el capítulo correspondiente a cada país de lxs investigadorxs colaboradorxs, lo que brinda otra dimensión al estudio de los cuerpos/emociones al reconocer que quien investiga atraviesa/siente/experimenta sus propias sensibilidades, memorias, contextos y significados.
En el Capítulo 1“Sociology of bodies/emotions” (Sociología de cuerpos/emociones) y Capítulo 2 “Love for love: filial love as interstitial practice” (Amor por amor: el amor filial como práctica intersticial) se sientan las bases teórico-conceptuales de la investigación en tanto ejes básicos de una sociología de cuerpos / emociones, ejes con los cuales avanzar hacia la construcción de herramientas analíticas para el estudio de las prácticas intersticiales del amor filial como acciones colectivas, donde el amor filial logra configurarse como negación de la política de las sensibilidades.
El Capítulo 3 “Mexico: all the violence, all the helplessness” (México: toda la violencia, toda la impotencia) es el que abre el recorrido por los diversos países analizados en esta obra. El título del capítulo alude a una historia de violencia y desaparición forzada que data de por lo menos seis décadas en el país, y que se enmarca en la impunidad. El capítulo inicia con una contextualización del problema de la violencia en México respaldado por datos cuantitativos, y continúa con un apartado en el que se analizan fragmentos de los colectivos que buscan a sus familiares desaparecidxs, siendo la ausencia aquello que configura una nueva geometría de los cuerpos y una emergente gramática de la acción, al tratarse de una experiencia colectiva. Algunos de los grupos que se analizan en este capítulo son: Unión de madres con hijos desaparecidos de Sinaloa en los años 70s, Nuestras hijas de regreso a casa, Movimiento migrante mesoamericano, Unidos por los desaparecidos de Baja California, Red de madres buscando a sus hijos y Rastreadoras por la paz, este último al que más espacio se le dedica dadas las prácticas de quienes lo integran. Rastreadoras por la paz, colectivo conformado por madres de personas jóvenes desaparecidas, prácticamente hace el trabajo forense que las autoridades no realizan: buscan los cuerpos de sus hijos al asumir que no les encontrarán con vida. Para ello ubican fosas clandestinas, comparan restos de ropa encontrados en el desierto, desentierran. Lo hacen sin perseguir culpables, es decir: ante su dolor el reclamo de justicia ya no es relevante, solo buscan paz. Así, colocan sus cuerpos en el lugar de la violencia, siendo además sus cuerpos la herramienta con la que trabajan para alcanzar sus objetivos: encontrar restos humanos. El contexto mexicano, conformado por múltiples formas de violencia, tiene como matriz conflictual principal -nos dice el autor- la muerte (violenta) y la desaparición (forzada). En la autoetnografía que elaboré, Adrián Scribano destaca la presencia de lo que denomina una paradoja intersticial al “instalarse una ruptura contradictoria” (p. 55): experimentar tanto esperanza como desasosiego. La esperanza como una emocionalidad frente a las acciones colectivas que se siguen sumando a pesar de las condiciones nacionales, y desasosiego justamente ante lo mismo.
En el Capítulo 4“Guatemala: femicide and women power” (Guatemala: feminicidio y poder de las mujeres) se puede anticipar desde el título la matriz conflictual ante la cual se articulan varias de las prácticas intersticiales analizadas: violencia de género. Aunque también la represión destaca como otra de las matrices conflictuales que por el amor filial han movilizado a las familias en Guatemala. La estructura de este capítulo se repite: contextualización con datos cuantitativos, fragmentos de las publicaciones en las plataformas web de los grupos registrados, la autoetnografía de la investigadora que realizó la etnografía virtual, Jeanie Herrera, y un análisis profundo de una selección de colectivos conectando emociones, amor filial y prácticas intersticiales. Así, se presentan colectivos como Red de la No Violencia contra las Mujeres, Asociación de familiares de detenidos-desaparecidos de Guatemala, Madres angustiadas, Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el SilencioGuatemala, Movimiento Gritemos Justicia y #NosDuelen56, entre otros. En la autoetnografía destaca la mirada sociológica de Herrera como una tensión entre observar, registrar, analizar e interpretar, al colocarse como un cuerpo/emociones narrador. Dentro de las prácticas intersticiales aparece otra paradoja: la situación de miles de mujeres asesinadas politiza y moviliza a las mujeres, siendo los cuerpos/ emociones de las mujeres los vulnerados y los que accionan la protesta social. Esto, por supuesto, dentro de una historia larga de conflictos y guerras. La expresión que adoptan las prácticas intersticiales se orienta hacia el artivismo, donde la música, la poesía y el performance, entre otras intervenciones públicas, reconfiguran la geometría de los cuerpos siendo estos el instrumento del reclamo de justicia y de la toma de conciencia.
Continúa la misma estructura el Capítulo 5 “Brazil: repression, fear, respect and fraternity” (Brasil: represión, miedo, respeto y fraternidad): una presentación contextual que brinda el panorama del país respecto a sus principales problemas -donde destacan diversos tipos de violencia-, las voces de algunas de las acciones colectivas registradas, la autoetnografía y el análisis de prácticas intersticiales específicas. Este capítulo, que contó con la etnografía digital de Joziene Ferraz de Assis, resume las prácticas derivadas del amor filial más representativas de la última década, sobresaliendo aquellas encabezadas por madres que perdieron a sus hijxs víctimas de la brutalidad policiaca, en un contexto de precariedad, violación a los derechos humanos y no acceso a derechos, como la educación. Las acciones colectivas que se analizan son de los grupos Madres por la igualdad (Mães pela igualdade), Madres que dialogan por los derechos y la educación de los niños / Foro de madres (Mães Dialogando Direitos & Educação dos filhos / Fórum de Mães) y Madres de luto en la Zona Este (Mães em Luto da Zona Leste). En ellos, se exige el fin del genocidio de la periferia, rompiendo con ello la naturalización de la discriminación, las desapariciones y el asesinato. El dolor que comparten las madres por la pérdida de sus hijxs sumado al amor filial se convierte en la energía colectiva que empuja las prácticas intersticiales. En la autoetnografía, Joziene Ferraz relata su propia afectación al indagar“más allá” de la etnografía virtual encomendada, ya que conoció los detalles de los crímenes de los que fueron víctimas lxs hijxs de aquellas mujeres que emprendieron las prácticas colectivas registradas.
El Capítulo 6 “Uruguay: Institutionalization, Neglect and Hope” (Uruguay: institucionalización, negligencia y esperanza) devela cómo el contexto uruguayo dista mucho de los otros países analizados, dado que no se identifican matrices conflictuales vinculadas a la violencia (al menos no como se ha visto en México, Guatemala y Brasil respecto a la violencia feminicida, la criminal o la de un Estado represor) sino que las prácticas intersticiales registradas se articulan a partir de afectaciones psicoemocionales vinculadas a la salud mental. Sin embargo, sí aparecen mecanismos de soportabilidad social en los que la vida se configura de manera monocrónica y monocromática gracias a la lógica de la modernización y la razón colonial que operan eficazmente, donde la espera y la paciencia se vislumbran virtudes públicas, como destaca Scribano. En ese sentido, el amor filial “quita el peso del hábito y la naturalidad a la aceptación de lo dado y empuja hacia la redefinición de las sensibilidades” (p. 114). Las acciones colectivas analizadas son la Asociación de familiares y víctimas de la delincuencia, Asociación de familias de personas con autismo unidas de la Costa, AFAUCO/Buscando tu Mirada y Asociación Uruguaya de Padres con hijos Prematuros, en cuyas acciones “desafían la des-pasión apropiada y la naturalización democrática” (p. 114). La autoetnografía de Sharon Díaz, investigadora que realizó la etnografía virtual de Uruguay, expresa su asombro por haber encontrado tantos grupos relacionados con la discapacidad, lo que dejó al descubierto que se trata de una población que no está siendo atendida. Ello plantea otra paradoja: la distancia entre tener leyes y acceder a los derechos.
El Capítulo 7 “Chile: ‘modernization’ and love” (Chile: ‘modernización’ y amor) examina el amor filial como parte de una trama histórica enmarcada en un proceso de recuperación democrática tras su historia de dictadura. Este capítulo separara las matrices conflictuales en una línea temporal donde unas prácticas intersticiales se tejen en torno a los presos políticos y, las más actuales, en torno a otras situaciones sociales, como el abuso infantil, la atención hacia la neurodiversidad y el acceso diferenciado a la salud pública. Así, se presentan acciones colectivas de grupos como la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos y Confraternidad de Familiares y Amigos de Presos Comunes de las décadas de los 80 y 90, y prácticas colectivas contemporáneas como la Fundación Emilia, Agrupación Florencia, Cuando los Ángeles Lloran y la Fundación AMAsperguer. Estos grupos, que además de señalar los diversos tipos de desigualdad, acompañan a otras familias en los diferentes procesos vinculadas a cada causa. Ello muestra cómo, frente a sensibilidades como angustia, impotencia y molestia, aparecen asimismo la alegría, confianza y esperanza tras conocer a otras personas en estas prácticas colectivas. Rafael Ariaza Peña, quien elaboró la etnografía virtual de Uruguay, en su autoetnografía confiesa verse afectado, pues la “deuda de amor” emerge como eje de estructuración social en Chile.
Finalmente, el Capítulo 8 “Argentina: between abandonment and social pain” (Argentina: entre el abandono y el dolor social) cierra el recorrido de prácticas intersticiales por América Latina. Aquí, el autor precisa que el país ha respondido a un patrón “de elaboración de una “religión neocolonial” basada en el consumo mimético, el humanismo disminuido y la resignación” (p. 137), lo que constituye una “trinidad acompañada de una sociodicia de frustración y diversas formas de coagulación y privatización del deseo y la pasión” (p. 137). De esta forma, las prácticas intersticiales configuran una ruptura“con la impunidad como sensibilidad aceptada y masificada, y a través de esto una ruptura con la economía política de la moral actual” (p. 137). Nuevamente contextualiza la situación del país cuantitativamente, recupera fragmentos de las páginas web de algunos grupos, como la Red de Madres por la Vida, y presenta un análisis de prácticas colectivas, no sin antes señalar que una etnografía de esta naturaleza en Argentina significa vincular el legado de Madres de Plaza de Mayo con las demandas de movimientos como #NiUnaMenos, entre otras tantas acciones, donde son las mujeres (madres y abuelas, principalmente) quienes encabezan estas prácticas en un contexto de impunidad y corrupción. De esta forma, tras hacer un recorrido por prácticas intersticiales de los 70 a los 90, Scribano presenta las prácticas de algunos grupos de este siglo: Asociación de Familiares de Detenidos en Cárceles Federales, Madres y Padres en lucha por la vida, y Comisión de Familiares de Víctimas Indefensas de la Violencia Social, son solo algunos. El autor analiza el amor como práctica de la esperanza capaz de redefinir “el territorio de las prácticas colectivas que niegan el valor de totalidad cerrada de la economía política de la moral existente en los primeros años del siglo XXI” (p. 151).
En el Capítulo 9“Love, the politic of sensibilities and collective action” (El amor, política de sensibilidades y acción colectiva) Adrián Scribano evidencia cómo es que el amor filial efectivamente se vincula a políticas específicas de sensibilidades, se convierte en un indicador de construcciones sociales basadas en la confianza, permite comprender la conexión existente entre las matrices conflictuales y las emociones, y posibilita repensar lo colectivo.
Sin duda es una obra que abre nuevas posibilidades analíticas respecto al papel que juegan las sensibilidades en la configuración social a través del tiempo y los territorios, y a través de los diferentes sujetos sociales frente a conflictos muy diversos. Deja al descubierto cómo las emociones movilizan la acción, politiza a los sujetos y extiende las conexiones entre personas. De igual manera, Love as a Collective Action. Latin America, Emotions and Interstitial Practices abre preguntas sobre las sensibilidades que nos atraviesan a pesar de las distancias contextuales, colocando la empatía como una vivencia más allá de la enunciación solidaria al reconocer que en el sentir está el hacer. Por otro lado, esta obra muestra las potencialidades de la etnografía virtual y la autoentografía, dos técnicas a las que particularmente en tiempos de confinamiento podremos recurrir.