Introducción
Las fracturas mandibulares ocupan el segundo lugar entre las fracturas faciales (superadas únicamente por las fracturas de los huesos nasales) y el décimo entre las fracturas de todo el organismo. Se calcula que anualmente las fracturas mandibulares suponen el 36% de todas las fracturas del complejo maxilofacial. Estas fracturas requieren un tratamiento inmediato de urgencia y un personal altamente cualificado, ya que en ocasiones puede aparecer un grave compromiso respiratorio que comprometa la vida del paciente. En los últimos años, estas fracturas han tenido un incremento en su prevalencia debido al mayor número de lesiones ocasionadas por vehículos automotores1,2. En todo el mundo, según diversos estudios, los accidentes de tránsito son la principal causa de fracturas, tanto de la cara como de otras partes del cuerpo3-7, seguidos de los accidentes de moto, los atropellos por vehículos y los accidentes en bicicleta, siendo las carreteras el lugar donde más se reportaron estos accidentes8,9. Sin embargo, en México, a diferencia de lo reportado en la literatura, el principal agente etiológico para las fracturas mandibulares es la violencia interpersonal10.
Hay varias clasificaciones de las fracturas mandibulares de acuerdo con diversos criterios, como la relación entre los fragmentos de la fractura11, la presencia o no de dientes en los trazos de fractura12, o la inserción muscular, siendo una de las clasificaciones más utilizadas la de Dingman y Natvig, que considera la localización anatómica de la fractura13.
Algunos autores mencionan que la zona parasinfisaria es de las más afectadas en las fracturas mandibulares14,15; sin embargo, otros reportan que es el cuerpo mandibular16. En cuanto a la edad de presentación de las fracturas mandibulares, la mayoría ocurren entre los 16 y los 30 años17. Dentro de los factores de riesgo para presentar fracturas mandibulares se encuentra el antecedente de toxicomanías (alcohol y drogas) y vivir en ciudades donde hay una alta tasa de desempleo y de consumo de alcohol18,19.
En México no hay reportes recientes del perfil epidemiológico de las fracturas mandibulares en el servicio de urgencias, por lo que identificar el perfil epidemiológico de dichas fracturas permitirá establecer estrategias para mejorar la calidad en la atención médica de estos pacientes.
El objetivo principal del estudio es determinar la edad, el sexo, la ocupación, la comorbilidad, el antecedente de toxicomanías y la prevalencia de las fracturas mandibulares de acuerdo con el número de fracturas y la zona anatómica, en el servico de urgencias del Hospital de Traumatología Dr. Victorio de la Fuente Narváez.
Método
Se realizó un estudio observacional, retrospectivo, analítico, de 319 pacientes con diagnóstico de fractura mandibular tratados en el departamento clínico de cirugía maxilofacial del Hospital de Traumatología, perteneciente a la Unidad Médica de Alta Especialidad de Traumatología, Ortopedia y Rehabilitación Dr. Victorio de la Fuente Narváez, del Instituto Mexicano del Seguro Social, del 1 de enero de 2015 al 30 de junio de 2019. Se incluyeron pacientes derechohabientes sin distinción de sexo, con edades comprendidas de 17 a 65 años, con o sin comorbilidad, con expediente clínico físico y electrónico completo. Se excluyeron los pacientes que no contaban con expediente clínico completo, aquellos con falta de seguimiento en consulta externa y los que presentaran fractura mandibular por otras causas no traumáticas. Se recabaron las siguientes variables: edad, sexo, ocupación (oficio, trabajador administrativo, estudiante, ayudante general, profesionista, desempleado, jubilado o pensionado, obrero, ama de casa y trabajador de la construcción), comorbilidad (diabetes mellitus, hipertensión arterial sistémica), toxicomanía previa o al momento de la lesión (alcoholismo, tabaquismo u otro tipo de drogas, como anfetaminas, inhalantes, marihuana, cocaína y otras), número de fracturas y zona anatómica (sínfisis, parasínfisis, cuerpo, ángulo, rama mandibular o apófisis coronoides).
Las variables cualitativas se presentaron como frecuencias absolutas y relativas, y las variables cuantitativas como medidas de tendencia central (media) y de dispersión (desviación estándar).
El estudio fue aprobado por el Comité Local de Investigación y el Comité Local de Ética en Investigación de Salud de nuestro centro.
Resultados
En el estudio se incluyeron 319 pacientes con fracturas mandibulares, de los cuales 286 eran del sexo masculino (89.7%), con una edad promedio de 32.5 años (± 2.04). La ocupación más frecuente fue el desempeño de algún oficio (64.2%) y el resto realizaba trabajo administrativo (35.7%). Con relación a la comorbilidad, solo el 14.42% presentó alguna. La toxicomanía más frecuente al momento del accidente fue el alcoholismo (76.17%), seguido del tabaquismo (57.9.2%) y del consumo de otro tipo de drogas (21.9%).
En lo que respecta al número de fracturas, 159 (49.8%) sujetos presentaron fracturas mandibulares simples o únicas, 152 (47.6%) presentaron fracturas dobles y 8 (2.5%) tuvieron fracturas triples. Con relación a las fracturas según la zona anatómica, más del 60% de los casos correspondieron a dos tipos de fracturas: las que involucraban el ángulo y las que involucraban la parasínfisis (Tabla 1).
Zona anatómica | N | % |
---|---|---|
Ángulo | 85 | 26.6 |
Parasínfisis y ángulo | 76 | 23.8 |
Parasínfisis | 35 | 11 |
Cuerpo | 24 | 7.5 |
Parasínfisis y subcondílea | 14 | 4.4 |
Cuerpo y ángulo | 14 | 4.4 |
Parasínfisis y cóndilo | 8 | 2.5 |
Triple | 8 | 2.5 |
Subcondílea | 6 | 1.9 |
Parasínfisis y rama | 5 | 1.6 |
Cóndilo | 5 | 1.6 |
Ángulo y subcondílea | 5 | 1.6 |
Rama | 4 | 1.3 |
Parasínfisis y cuerpo | 4 | 1.3 |
Ángulo y cóndilo | 4 | 1.3 |
Otras | 22 | 6.7 |
En cuanto al mecanismo de la lesión, las fracturas de mandíbula fueron provocadas en su mayoría (213) por traumas directos (agresiones por asalto, por riña, por accidentes de trabajo y deportivos), seguidos por los accidentes de moto (Tabla 2).
Discusión
En este estudio se analizaron 319 pacientes con fracturas mandibulares entre la segunda y tercera década de la vida, siendo la edad promedio de 32.5 años, similar a la reportado en otros estudios19-21. Esto se debe a que los jóvenes tienen una mayor participación que otros grupos de edad en la sociedad en actividades al aire libre, y por lo tanto son más propensos a sufrir traumas en diversas actividades físicas, conducción imprudente, abuso de alcohol, violencia interpersonal y diferentes actividades deportivas22.
Las fracturas mandibulares se presentaron preferentemente en el sexo masculino (89.7%), lo cual coincide con otros estudios18-21,23 en los que el número de hombres afectados fue aproximadamente ocho veces mayor que el de mujeres. La mayor frecuencia de fracturas en los hombres es apoyada por el hecho de que en este estudio la violencia es la causa principal de las fracturas mandibulares, como también mencionan Ellis, et al.7 en su estudio.
En cuanto a la ocupación, la mayoría de los pacientes con fractura mandibular desempeñaban oficios, probablemente debido al mayor desplazamiento que requiere el trayecto laboral en una ciudad con alto tráfico, además de realizar tareas que requieren mayor esfuerzo físico por el uso de herramientas pesadas24.
Con relación a las comorbilidad, solo la presentaban el 14.4% de los sujetos del estudio, ya que los pacientes en su mayoría eran adultos jóvenes, especialmente en la tercera década de la vida; lo anterior es importante porque la comorbilidad contribuye a un riesgo incrementado de presentar complicaciones24.
Es este estudio, la fractura que más se presentó fue la de ángulo mandibular, seguida de la fractura doble de parasínfisis y ángulo, en concordancia con lo reportado por otros estudios17,19,21,25.
En cuanto al mecanismo de la lesión de las fracturas mandibulares, estas fueron provocadas en su mayoría por agresiones físicas (riña o asalto), rebasando en la actualidad a las fracturas por accidente automovilísticos, lo cual coincide con lo reportado en otras investigaciones7,14,17-19,24, quedando en segundo lugar los accidentes de moto y en tercero los accidentes automovilísticos. Lo anterior difiere de lo reportado en otros estudios3-6 debido probablemente a diferencias geográficas y culturales, estatus socioeconómico, cambios en el estilo de vida, el transporte y las medidas legislativas.
En cuanto a los accidentes de moto, el uso de casco se reportó solo en 11 de 32 pacientes al momento del accidente, lo cual influyó en la disminución del impacto traumático. Esto es importante, ya que el uso de un casco que cumpla con las normas vigentes, al igual que la utilización de cinturones de seguridad en los automóviles y de protectores faciales en deportes extremos o de alto riesgo y trabajos peligrosos, son medidas de gran importancia para disminuir la morbilidad por trauma maxilofacial26.
En cuanto a las toxicomanías previas o al momento de la lesión, nuestros resultados demuestran que esta condición es muy frecuente, lo cual es similar a lo reportado por Mathog, et al.27, debido probablemente a que el consumo de alcohol se considera parte del estilo de vida en las generaciones actuales y existe una evidencia clara de que el consumo agudo de alcohol aumenta el riesgo de padecer algún tipo de lesión o de verse implicado en situaciones violentas, caídas o accidentes de tráfico28. Igualmente, se ha publicado un aumento de la mortalidad y de la morbilidad en pacientes que presentan lesiones faciales y son consumidores de alcohol o drogas, puesto que la cara suele ser la región diana en la violencia relacionada con el consumo de tóxicos29. Por todo ello, en nuestro estudio recabamos los datos de consumo de tóxicos en la población estudiada, y observamos que la mayoría de los casos estaban relacionados principalmente con el alcohol.
La utilidad de estos resultados reside en que deben llevarse a cabo medidas preventivas específicas en la población con más frecuencia afectada, ya que esto es un problema de salud pública que va en aumento. También hay que concienciar a los pacientes y la sociedad con respecto al daño en la integridad física al que están expuestos al consumir alcohol y otras drogas, además de que el antecedente de toxicomanías aumenta la probabilidad de tener un accidente y, en caso de que ocurra, la complejidad de las fracturas se incrementa, requiriendo una atención oportuna y especializada por un equipo multidisciplinario y mayores tratamientos quirúrgicos que resultarán en una carga económica para las instituciones y un pronóstico menos favorable para el paciente.
Trabajos como este tienen como desventaja que se basan en expedientes clínicos, los cuales pudieron obviar otras lesiones relacionadas. También, en ocasiones, la información no está completa, y además los datos recolectados pertenecen al área norte de la Ciudad de México y al Estado de Hidalgo, cuyas características demográficas y sociales son diferentes de las de otros Estados, por lo que nuestros resultados no deben extrapolarse a toda la población mexicana.
Con este estudio buscamos aportar información estadística de las fracturas mandibulares que más comúnmente se presentan en el servicio de cirugía maxilofacial del Hospital de Traumatología Dr. Victorio de la Fuente Narváez; sin embargo, aún falta mucha información en nuestro país que haga referencia a la traumatología maxilofacial y más en específico a las fracturas mandibulares. Es de suma importancia conocer y documentar todos los casos que se atienden en las diferentes unidades hospitalarias del país para procesar la información y realizar publicaciones que nos ayuden a brindar un mejor tratamiento a nuestros pacientes.
Conclusiones
Las fracturas mandibulares en nuestro servicio de urgencias suelen ser simples y afectar principalmente el ángulo de la mandíbula, se presentan principalmente en hombres en la tercera década de la vida, las agresiones son el mecanismo de lesión más frecuente y por lo general se asocian al consumo de sustancias tóxicas.