Introducción
Los quistes pericárdicos son masas poco comunes; ocupan el tercer lugar entre las masas mediastinales quísticas más comunes. La mayoría son asintomáticos y con un curso clínico benigno, pero en ocasiones pueden producir síntomas como disnea, dolor torácico o tos crónica. También se pueden asociar a complicaciones serias, como tamponade cardiaco, obstrucción bronquial e incluso muerte súbita1,2.
Los quistes pericárdicos gigantes son raros, con solo 12 casos reportados de 2000 a 2014. La mayoría son congénitos, aunque pueden presentarse desp ués de cirugías torácicas, pericarditis o trauma. La localización más frecuente es el ángulo cardiofrénico derecho.
Se presenta el caso de una paciente con un quiste pericárdico gigante izquierdo asintomático1,2.
Caso clínico
Mujer de 56 años con antecedentes de hipotiroidismo y espondilitis anquilosante que fue referida al servicio de cardiología debido a que en la tele de tórax se observó cardiomegalia (Fig. 1). La paciente se encontraba asintomática y la exploración física fue normal.
Se le realizó, como parte del protocolo de estudio por cardiomegalia, un ecocardiograma transtorácico en el cual se observó una imagen hipoecoica sugestiva de quiste pericárdico de 8.7 × 3.4 cm, adyacente a la pared anterolateral del ventrículo izquierdo, sin evidencia de compresión. La evaluación del flujograma transmitral, transaórtico y transtricuspídeo no mostró alteraciones sugestivas de compromiso hemodinámico, y la función sistólica del ventrículo izquierdo era normal (Fig. 2).
Debido a los hallazgos ecocardiográficos se le realizó resonancia magnética, mediante la cual se confirmó una imagen quística adyacente al ventrículo izquierdo, de 13.0 × 10.0 × 3.7 cm en sus ejes cefalocaudal, anteroposterior y transversal, respectivamente, sin compresión del ventrículo izquierdo ni reforzamiento tras la administración de gadolinio (Fig. 3). Por las características ya comentadas de la masa quística se diagnosticó quiste pericárdico gigante benigno.
La paciente se encontraba asintomática, por lo que se decidió tratamiento conservador y seguimiento mediante ecocardiogramas seriados.
Discusión
Las lesiones quísticas del pericardio son lesiones congénitas benignas poco frecuentes, con una incidencia estimada de 1:100,000, y constituyen entre el 4% y el 7% de todas las masas mediastinales y el 33% de los quistes mediastinales. Se diagnostican generalmente entre la tercera y la cuarta décadas de la vida, y tienen una incidencia semejante en hombres y mujeres. Las primeras descripciones datan de mediados del siglo xix en necropsias; los avances en imagenología hicieron posible el diagnostico in vivo y Le Roux reportó tres casos en un grupo de 300,000 pacientes durante una campaña de radiología realizada en Edimburgo en 19583,4.
Las localizaciones más frecuentes son el ángulo cardiofrénico derecho (51-70%), el ángulo cardiofrénico izquierdo (28-32%) y con menos frecuencia otras localizaciones mediastinales no adyacentes al diafragma (8-11%). En general son no loculados y de diámetro < 3 cm1,4.
Los quistes pericárdicos suelen ser congénitos, de origen mesotelial o celómico, pero existen otras causas, como pericarditis por enfermedades autoinmunitarias, tuberculosis, equinococosis, posterior a cirugía cardiaca, hemodiálisis crónica y quistes malignos (tiroides, linfoma, timoma, teratoma y seminoma)2,4.
Los pacientes con quistes pericárdicos son asintomáticos en la mayoría de los casos (50-75%); sin embargo, dentro de los reportes de quistes pericárdicos gigantes, con diámetros desde 6.5 × 9 cm hasta 21.5 × 11.4 × 14.2 cm, solo dos pacientes se encontraban asintomáticos (Tabla 1)1,5-16.
Referencia | Dimensiones (cm) | Localización | Sintomatología |
---|---|---|---|
Dernellis, et al.5 | 15.6 × 12.2 × 5.6 | Derecho | Asintomático |
Nina, et al.6 | 13 × 9.5 | Derecho | Disnea, tos, dolor torácico |
Pereira, et al.7 | 14 × 10 × 7 | Bilateral | Dolor torácico |
Neizel, et al.8 | 5 × 5 | Posterior | Flutter atrial |
Matono, et al.9 | 12 × 10 | Derecho | Asintomático |
Thanneer, et al.10 | 21.5 × 11.4 × 14.2 | Posterior | Síncope |
Kumar, et al.11 | 10 × 9.5 × 9 | Derecho | Dolor torácico, tos, fiebre |
Kaklikkaya, et al.12 | 22 × 15 × 7 | Izquierdo | Dolor torácico |
Celik, et al.13 | 6.5 × 4.7 | Izquierdo | Angina de pecho |
Forouzandeh, et al.14 | 8 × 5 | Derecho | Disnea, tos |
Hamad, et al.15 | 11.2 × 7.4 | Derecho | Palpitaciones, dolor torácico |
Simsek, et al.16 | 6.4 × 9 | Derecho | Tos, dolor torácico |
Hekmat, et al.1 | 13 × 8 × 5 | Derecho | Tos, disnea |
La sintomatología puede presentarse cuando el quiste comprime alguna estructura adyacente, como el corazón, la tráquea, los bronquios o el esófago, y los síntomas más comunes son tos crónica, dolor torácico, disnea y opresión retroesternal. Se han descrito también palpitaciones, infecciones respiratorias frecuentes y dolor en el hombro izquierdo como síntomas poco frecuentes2,4,17,18.
El diagnóstico suele realizarse por un hallazgo incidental en una radiografía de tórax; otros métodos diagnósticos son el ecocardiograma transtorácico, la tomografía computarizada (TC) y la resonancia magnética (RM). En la TC, los quistes se observan como masas ovaladas, con paredes delgadas y bien definidas, con un coeficiente de atenuación de 30-40 UH, sin realce al administra medio de contraste1. En la RM, el líquido contenido en el quiste produce una imagen hiperintensa en las secuencias T2 e hipointensa en las secuencias T1, sin reforzamiento con el uso de gadolinio4.
El ecocardiograma es útil para la evaluación funcional del corazón y para el seguimiento, pero tiene importantes limitaciones en el diagnóstico. Esto se debe a que la localización más frecuente es el lado derecho, donde la imagen obtenida por ecocardiografía es limitada3,4.
La American Society of Echocardiography recomienda la realización de TC o RM para confirmar el diagnóstico de un quiste pericárdico cuando se detecta por ecocardiografía, así como para el seguimiento cada 1 o 2 años19.
Dentro de las complicaciones que se pueden presentar se encuentran compresión del ventrículo o la aurícula derechos, disfunción diastólica, obstrucción del tracto de salida del ventrículo derecho, insuficiencia cardiaca, rotura e infección del quiste pericárdico, hemorragia dentro de la cavidad quística, fibrilación auricular, obstrucción bronquial y neumonía4.
El tratamiento depende de la sintomatología. Si el paciente se encuentra asintomático se sugiere únicamente seguimiento, ya sea mediante ecocardiografía, TC o RM. Si el paciente presenta sintomatología, aumento de tamaño del quiste durante el seguimiento o un componente sólido dentro del quiste, el tratamiento de elección es la resección mediante toracotomía, cirugía torácica asistida por video o aspiración percutánea y esclerosis con etanol; sin embargo, con esta técnica puede haber recurrencia hasta en el 33% de los casos1,4,7,20.
Conclusiones
La mayoría de los quistes pericárdicos son benignos y asintomáticos, excepto los de gran tamaño, los cuales suelen ser sintomáticos.
Generalmente permanecen estables en cuanto a tamaño y sintomatología en los estudios de seguimiento. Se recomienda el ecocardiograma transtorácico como estudio de seguimiento para disminuir la exposición a radiación de la TC, o bien seguimiento con RM. La resección quirúrgica es el único tratamiento definitivo.