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Historia y grafía

versión impresa ISSN 1405-0927

Hist. graf  no.63 México jul./dic. 2024  Epub 21-Jun-2024

https://doi.org/10.48102/hyg.vi63.531 

Reseñas críticas

Un pasado de posibilidades: Una historia de lo que pudo haber sido. Lo contrafactual: ¿le puede servir a la historia?

A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been. Lo contrafactual: ¿le puede servir a la historia?

Ignacio Emerio Anaya Minjarez* 
http://orcid.org/0009-0003-7710-8861

*Universidad Iberoamericana. México. Correo: ignacio.emerio@hotmail.com

Deluermoz, Quentin; Singaravélou, Pierre. A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been. New Haven: Yale University Press, 2021.


Resumen

El texto explora la relevancia de la historia contrafactual en el ámbito académico, destacando su utilidad en la interpretación histórica. Quentin Deluermoz y Pierre Singaravélou, en su obra A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been (2016), argumentan que este enfoque, lejos de ser mera especulación, ofrece una dimensión moral y política al permitir reflexionar sobre lo que pudo haber sido. La historia contrafactual se entiende como un ejercicio de imaginación y experimentación vital para comprender el pasado. Ejemplificada en la literatura y medios, esta perspectiva invita a considerar futuros alternativos, enriqueciendo así la narrativa histórica. Esta orientación desafía la percepción tradicional de la historia, subrayando su naturaleza contingente y ampliando la comprensión de los eventos pasados.

Palabras clave: Historia contrafactual; Academia; Interpretación histórica; Quentin Deluermoz; Pierre Singaravélou; Dimensión moral y política; Reflexión; Ejercicio de imaginación; Experimentación; Literatura; Futuros alternativos; Narrativa histórica

Abstract

The text explores the relevance of counterfactual history in the academic field, highlighting its usefulness in historical interpretation. Quentin Deluermoz and Pierre Singaravélou, in their work A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been (2016), argue that this approach, far from being mere speculation, offers a moral and political dimension by enabling reflection on what might have been. Counterfactual history is taken as an exercise in imagination and experimentation which is crucial for understanding the past. As exemplified in literature and media, this perspective invites consideration of alternative futures, thus enriching the historical narrative. This orientation challenges the traditional perception of history, emphasizing its contingent nature and broadening the understanding of past events.

Keywords: Counterfactual history; Academia; Historical interpretation; Quentin Deluermoz; Pierre Singaravélou; Moral and political dimension; Reflection; Imaginative exercise; Experimentation; Literature; Alternative Futures; Historical Narrative

¿Hasta qué punto es válido y útil introducir el «qué hubiera pasado si» en los estudios históricos? ¿Puede la historia contrafactual ser más que un ejercicio de imaginación? Estas preguntas acompañan el análisis y la reflexión en torno a dicha corriente, a menudo vista como un juego de «qué hubiera pasado si», en la obra A Past of Possibilites: A History of What Could Have Been (2016) de los autores Quentin Deluermoz y Pierre Singaravélou. Los escritores abordan los problemas epistemológicos, metodológicos y pedagógicos asociados con la historia contrafactual, a la vez que sugieren que hay algo en tal enfoque que requiere una consideración cuidadosa por parte de las y los historiadores en la construcción, expresión y transmisión del conocimiento.1 Por ello, me parece relevante comenzar el texto con la relación entre la academia y la historia contrafactual, observando si esta corriente es capaz de encontrar un lugar en este espacio.

Al pensar en otros escenarios posibles en la historia, inmediatamente uno se adentra en un territorio que suele estar dominado por medios dirigidos más al entretenimiento:

En los últimos años, cada verano parece traer consigo una nueva cosecha de ucronías: libros, novelas gráficas, películas, ‘ediciones especiales de verano’ de nuestros periódicos favoritos, revistas nacionales y videojuegos.2

Ciertamente, muchos conocemos alguna pieza artística (incluyo videojuegos) cuya trama gira alrededor un pasado/futuro alternativo; uno de los casos más famosos es el de la victoria de los Nazis y sus aliados en la Segunda Guerra Mundial o algo relacionado con ese periodo. Nuevamente hay allí una cuestión de entretenimiento que resulta de poco interés académico, pero poco a poco ha generado cierta atracción para el debate histórico y la reflexión. Los autores dan ejemplos de la curiosidad que ha suscitado la historia alterna:

En México, la revista literaria de referencia Letras Libres propuso en 2008 un número especial dedicado a ejercicios de historia contrafactual. Presentado por Humberto Beck, estos ensayos fueron escritos por escritores e historiadores mexicanos o estadounidenses.3

No obstante, estos ejercicios, como apuntan los autores, llegan a ser solo meros actos curiosos de acercamiento.4 Difícilmente podría entregarse una tesis, que no sea un trabajo de teoría de la historia, basado en lo contrafactual; es decir, no me van a aceptar un texto sobre lo que hubiera pasado si Porfirio Díaz derrota el levantamiento maderista o algo por el estilo. Tal proyecto entraría al departamento de literatura, el cual lo aceptaría más como un ejercicio literario.

Me parece que la propuesta de Deluermoz y Singaravélou va más allá de cuestiones sobre la representación de hechos. La historia contrafactual tiene una dimensión moral y política, ya que invita a los lectores a considerar no solo lo que fue, sino lo que podría haber sido. Paul Ricoeur, según los autores, sostiene que la historia debe ser entendida como un proceso de discernir y revisar las tradiciones pasadas, reconociendo lo que fue posible pero no se realizó.5 Este es un ejercicio que se encuentra conectado con la memoria:

Esta perspectiva permite socavar cualquier fatalidad en la historia considerando la articulación entre historia y memoria: la historia, al restituir el pasado que fue, incluyendo sus esperanzas, temores y futuros no realizados, proporciona a la memoria la posibilidad de redescubrir y luego revivir los futuros del pasado.6

Esto resuena con la idea de que la historia no solo es lo que sucedió, sino también lo que se recuerda, lo que se cuenta y, por lo tanto, lo que se interpreta. Al respecto, Keith Jenkins cuestiona en Refiguring History: New Thoughts On an Old Discipline (2003) la existencia de un pasado estático y cuyo valor es intrínseco en sí mismo; de tal manera que los ejercicios de interpretación no están limitados a un orden propuesto. El valor de entender la historia no proviene del pasado en sí, ni de las técnicas conservadas por los historiadores profesionales; sino más bien de factores externos, sugiriendo que los valores derivados de la historia son extrínsecos.7

Me parece posible situar dentro de esta libertad interpretativa lo contrafactual a partir de dos elementos que se destacan en la obra de Deluermoz y Singaravélou: la imaginación y el experimento. El primero es interesante porque es algo que ya hacemos las y los historiadores; pues, al desconocer cómo pasaron las cosas realmente, nos vemos obligados, para dar coherencia a la narrativa, a llenar esas lagunas mediante acciones imaginativas: “Pero no olvidemos que la imaginación no es enemiga del examen del pasado. Al contrario: es un elemento clave del análisis histórico.”8 La relación de las y los historiadores con las fuentes primarias tiene que pasar por un proceso creativo que se ve reflejado en la interpretación de estas y el producto final. No obstante, los autores son conscientes de las trabas que puede traer dicho ejercicio, puesto que “la imaginación corre el riesgo de añadir al pasado algo que no pertenece allí o que simplemente es falso.”9 ¿No es ese el cuidado que tenemos las y los historiadores cuando la empleamos? Esa falsedad atribuida a la historia contrafactual bien podría entrar en cualquier otro análisis histórico.

Los contrafactuales ofrecen la capacidad de analizar el documento a partir de diferentes interpretaciones tomando en cuenta los futuros posibles. La imaginación se vuelve así un instrumento de dimensionar las fuentes primarias de otras maneras:

En primer lugar, las narrativas contrafactuales no necesariamente se apartan de sus fuentes. Pueden basarse en documentación que no fue cuestionada desde el ángulo inicialmente previsto, o incluso pueden movilizarse para enriquecer la interpretación de las huellas del pasado, explorando los contornos que el historiador debe seguir cuidadosamente.10

Es aquí donde resulta necesario establecer la parte de la experimentación dentro de la disciplina histórica y tal vez lo novedoso que brindan los contrafactuales al trabajo de las y los historiadores. Es un ejercicio que acompaña a las humanidades y se puede aplicar para demostrar de manera más concisa un argumento. Por ejemplo, Mark Fisher lo utiliza en Los fantasmas de mi vida (2013) a partir de la idea del viaje en el tiempo:

Pero, precisamente, el sentido del shock frente al futuro ha desaparecido en la música del siglo XXI. Imaginemos qué pasaría si tomáramos cualquier disco lanzado en los últimos años, y lo lleváramos hacia atrás en el tiempo hasta, digamos, el año 1995.11

Aunque el experimento de Fisher no es una historia alternativa en cuanto al “hubiera”, el hecho de plantearse un escenario imaginario o alterno al orden lineal de las cosas para reforzar un punto muestra el uso de esta corriente. Deluermoz y Singaravélou identifican aplicaciones potenciales del razonamiento contrafactual, que van desde el uso reflexivo, que ayuda a cuestionar y reformular trabajos existentes, hasta la exploración de “futuros pasados” o posibilidades que los actores históricos podrían haber percibido pero que nunca se materializarían. En el caso de la obra de investigación propiamente dicha, los autores destacan la observación de que no se puede entender lo que fue sin considerar lo que no fue. Esto subraya la importancia de las reflexiones contrafactuales basadas en el conocimiento histórico-geográfico y la contextualización.12

Por último, considero necesario mencionar la cuestión de los futuros posibles de acuerdo con los autores. Opino que esto es vital en el análisis histórico cuando uno se enfrenta a la fuente primaria y, en cierta medida, a los sujetos del pasado. Hay una cuestión de importancia en entender cómo las personas ven su futuro, tanto en momentos históricos críticos como en su vida diaria:

[…] un examen de cómo los contemporáneos perciben el futuro de su pasado, es decir, del hecho de que su mundo podría haber sido diferente; o las formas en que los contemporáneos perciben sus futuros en el presente, al considerar los futuros que no se realizan […].13

Siento que en la historia muchas veces no somos conscientes de nuestro privilegio como observadores de los futuros que sucedieron de distintos personajes, acontecimientos o procesos históricos. Para esto me gustaría hacer un pequeño ejercicio con la Revolución Mexicana. Al pensar en Francisco I. Madero, se le considera a partir de su lucha contra Porfirio Díaz, junto con la Decena Trágica y su muerte. Está claro que Madero no planeaba sufrir un golpe de estado por uno de sus generales, pero, aun así, la historiografía lo amarró con ese destino, como si se tratara de un suceso que no hubiera podido evitarse. Dicho eso, ¿se podría analizar a Madero a partir de la contingencia de los acontecimientos que lo rodearon? ¿Es posible pensar en otros futuros para él? No implica negar lo que sucedió; al contrario, es explorar cómo sucesos importantes pudieron haber sido evitados, planteando otros futuros y cuestionando así la inevitabilidad de ciertos hechos. Por ejemplo, ¿se pudo haber evitado la Decena Trágica? Me parece que tales interrogantes pueden enriquecer los trabajos en la disciplina.

La discusión sobre la validez y utilidad de los contrafactuales en el ámbito académico y otras instancias lleva a una interesante encrucijada entre la historia tradicional y la imaginativa. Su potencial para enriquecer las observaciones en la disciplina es considerable. Al explorar los futuros no realizados y las decisiones no tomadas, este enfoque invita a pensar en la naturaleza contingente de la historia. La integración cuidadosa de la historia contrafactual en el análisis histórico puede, por lo tanto, ofrecer una visión del pasado que desafía las percepciones tradicionales del entendimiento de lo que ya fue.

Bibliografía

Fisher, Mark. Los fantasmas de mi vida: escritos sobre depresión, hauntología y futuros perdidos. Buenos Aires: Caja Negra Editora, 2018. [ Links ]

Jenkins, Keith. Refiguring History: New Thoughts On an Old Discipline. Londres: Routledge, 2003. [ Links ]

Deluermoz, Quentin y Pierre Singaravélou, A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been. New Haven: Yale University Press, 2021. [ Links ]

1 Quentin Deluermoz y Pierre Singaravélou, A Past of Possibilities: A History of What Could Have Been, (New Haven: Yale University Press, 2021), 4.

2 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 1.

3 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 33.

4 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 33.

5 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities: 172.

6 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 172.

7 Keith Jenkins, Refiguring History: New thoughts on an old discipline (Londres: Routledge,2003), 10.

8 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 84.

9 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 88.

10 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities. 96.

11 Mark Fisher, Los fantasmas de mi vida: escritos sobre depresión, hauntología y futuros perdidos, (Buenos Aires: Caja Negra Editora, 2018), 32.

12 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 177.

13 Deluermoz y Singaravélou, A Past of Possibilities, 177.

Recibido: 18 de Diciembre de 2023; Aprobado: 02 de Febrero de 2024

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