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Economía, sociedad y territorio

versión On-line ISSN 2448-6183versión impresa ISSN 1405-8421

Econ. soc. territ vol.11 no.35 Toluca ene./abr. 2011

 

Reseñas

 

Crecimiento económico y desarrollo social: una contribución al estudio del territorio

 

Economic development and social development: a contribution to the study of territory

 

Rebeca Sesmas–Fragoso

 

Boisier, Sergio1 (2007), Imágenes en el espejo, aportes a la discusión sobre crecimiento y desarrollo territorial, Universidad Autónoma del Estado de México, Toluca, 283 pp., ISBN: 978–970–757–090–0.

 

Universidad Autónoma del Estado de México. Correo–e: rebecasesmas8@hotmail.com.

 

Recibida: 21 de julio de 2009.
Reenviada: 3 de agosto de 2010.
Aceptada: 30 de septiembre de 2010.

  

Así también en el momento presente vemos
las cosas como en un espejo, confusamente,
pero entonces las veremos cara a cara.
(1 Corintios, 13: 12)

 

Este libro es más que el resultado de una basta experiencia del propio autor, constituye un valioso aporte al estudio del territorio, y por consiguiente, a la aplicación de la ciencia regional. Se expone explícitamente un conjunto de preceptos conceptuales que emanan del trabajo profesional e intelectual desarrollado por Boisier, durante más de tres décadas. En el actual contexto de globalización, se replantea la necesidad de determinar nuevas formas de percibir al territorio; las teorías referidas al desarrollo regional se tornan insuficientes ante los actuales procesos de cambio. Es necesario, entonces, definir nuevos argumentos para abordar el estudio del crecimiento económico y desarrollo social del territorio, a la luz de un marco de razonamiento más sistémico y complejo.

El texto está organizado en cinco apartados. El primero de ellos, que da título a la obra, es una amplia reflexión sobre los principales aportes teórico–conceptuales al estudio del territorio, hechos por el propio autor. A partir de un análisis retrospectivo y densamente conceptual, va situando al lector en las diferentes fases que muestra la secuencial postura intelectual del autor, con base en diversos constructos conceptuales que analizan la categoría de desarrollo.

Comienza con la estrategia Indupol, estudio basado en la interpretación de la teoría de polos de crecimiento de F. Perroux, con una vertiente netamente económica–industrial y un enfoque parcial sobre el concepto de polo de crecimiento. Esto Boisier lo refiere a una visión de subprocesos técnicos sobre un sistema de ciudades, aunado al valor que le da a la planificación como la técnica destinada a racionalizar la toma de decisiones.

No obstante el uso de los modelos de desarrollo basados en los polos de crecimiento, y si bien se enfocó a analizar la localización de industrias y las aglomeraciones que éstas generan, esto no ejerció el efecto impulsor que se esperaba, como tampoco se percibieron las implicaciones para fundamentar acciones de política regional, encaminadas a la integración económico–social de la región como factor de desarrollo.

Otro de los conceptos fundamentados por el autor es el carácter de negociación y gestión de los procesos de planificación regional entre cada gobierno estatal y la federación. En este artículo se asume que la planificación se debe orientar a maximizar la capacidad de intervenir en el entorno paramétrico de la región, es imprescindible definir las condiciones y los actores que, aun cuando se manifiestan fuera de la región, afectan significativamente los procesos internos de la misma. Al respecto, se analizan dos elementos esenciales: voluntad y poder. Puede haber un compromiso social y político sólido, pero la escasa o insuficiente capacidad estatal ha frenado la integración de un mismo desarrollo. En la propuesta aquí planteada, si bien tuvo como fin transformar el ejercicio de la planeación, prevaleció el enfoque geográfico–sectorial, sin lograr que el Estado nacional y los gobiernos estatales se vinculen ampliamente ante una nueva concepción de desarrollo y estudio del territorio, a partir de escalas subnacionales descentralizadas.

La reflexión en torno a lo regional continúa con una argumentación crítica que al autor hace del positivismo, y la dicotomía por más discutida entre sujeto y objeto. Resulta insuficiente el concepto de región con los criterios de la economía, de la geografía o de las ciencias naturales, se alude a un replanteamiento del mismo como espacios socialmente construidos. Es mediante la descentralización político–territorial que la región necesita crear su autonomía y potenciar su capacidad de autoorganización, para convertirse en sujeto de su propio desarrollo. Si la región debe resultar de los procesos sociales, implícitamente conlleva una construcción cultural; categoría poco trabajada en la propuesta original del autor. Aquí se analiza una reflexión teórica fundamental en torno a la sociedad regional, la ideología y el movimiento regional, pero finalmente, no se alude a una transformación de las estructuras y funciones de los sistemas regionales, desde una base explícitamente histórico–cultural, en los países de América Latina.

Por otra parte, en un marco controversial como es el posmodernismo, y considerando una de sus características esenciales –la fragmentación–, nuevamente se ubica una revaloración en el análisis del territorio. En el escenario de la globalización se originan otras formas de organización espacial con características nuevas, como la flexibilidad, la contigüidad y la asociación virtual o colaboración interregional; se fortalece lo local pero también se agudizan las diferencias territoriales. El autor argumenta la necesidad de crear una teoría económica de la complejidad, que provea instrumentos para trabajar la propuesta del desarrollo como una estructura compleja, pero con una recuperación ética y de valores.

Asimismo, ante la necesidad de una imagen corporativa del territorio, se introduce el concepto de regiones como cuasi empresas y cuasi Estados. Para el autor, las tendencias políticas y económicas globales producen significativas modificaciones en el territorio, que necesariamente conducen a una nueva configuración de estructuras regionales. Se percibe que Boisier da mayor énfasis a las regiones como cuasi Estados, donde las capacidades nacionales puedan articularse a los mercados globales y conseguir la integración a partir del reparto de poder político, profundizando en la descentralización. En otros términos, el territorio es uno de los principales activos del desarrollo, y es por medio de una reorganización del espacio subnacional en regiones, junto con los principios de la planeación estratégica, que se puede transitar a un Estado nacional descentralizado, concepto ligado ampliamente a las estructuras de dominación y dependencia. De esta manera, se visualiza una alternativa en el ámbito de la gestión pública territorial, considerando que estos criterios han sido utilizados en la planificación de largo plazo de las grandes empresas.

Otro concepto que el autor analiza es el de capital sinergético, entendido como la capacidad real o latente de toda comunidad para articular en forma democrática las diversas formas de capital intangible que se encuentran en la comunidad, dándole una direccionalidad consensuada por el conocimiento. Es traducir en trabajo el potencial endógeno del territorio (p. 81). En un sentido más amplio, las nuevas formas de potenciar y articular el capital sinergético son de carácter intangible, y aun cuando no aparecen cuantitativamente reflejadas en los niveles de desarrollo, finalmente son valiosas para orientar a un territorio en una sociedad del conocimiento. Si bien para producir capital sinergético se requiere una escala territorial y social pertinente, también es necesaria una dimensión temporal, aspecto que no se alcanza a apreciar en los argumentos de la propuesta del autor. Todo proceso sinérgico conlleva un tiempo estratégico para alcanzar sus objetivos a mediano o largo plazos, sobre todo cuando el contexto es continuamente dinámico y cambiante.

Al final del capítulo se profundiza en la concepción del territorio como una propiedad que surge de sistemas complejos. Se percibe un cambio en la transición del pensamiento del autor: de una formación claramente reflejada en la economía neoclásica a una más transdisciplinaria. Las propiedades emergentes se definen como los fenómenos culturales y sociales que surgen de las interacciones e intercambios entre los miembros de un sistema social, y son además, las características inherentes a un objeto agregado (p. 84). En cada nivel de complejidad del desarrollo de un territorio aparecen nuevas propiedades, de manera que entender los nuevos comportamientos requiere una investigación específica fundamental. Particularmente se considera que dicha concepción es de inspiración prigo–luhmanniana, que trasciende el carácter sistémico del desarrollo hacia una cosmovisión del mismo. En tal sentido, pensamientos como variedad, sinapsis, complejidad y sinergia, entre otros no menos importantes, requieren un permanente proceso de recreación del conocimiento y, por tanto, de una mayor capacidad explicativa.

El segundo capítulo, "La legitimidad ética y cognitiva de lo que se enseña en los programas docentes de posgrado; orientados a racionalizar las intervenciones territoriales", contiene una orientación epistemológica que ubica el estudio del desarrollo en el ámbito local/regional. Con base en la interacción entre el nuevo conocimiento y la evolución de la tecnología, así como el crecimiento de la economía y el desarrollo social, el autor hace un llamado especial a quienes estudian el territorio, para entender la dimensión holística y sistémica del mismo, en un marco de conocimiento con valores. En este tenor, el nuevo entorno del desarrollo territorial se sitúa en tres grandes escenarios: el contextual (integrado por los procesos de globalización y descentralización), el estratégico (vinculado a una nueva organización y gestión territorial), y el político (con referencia a un Estado moderno, capaz de hacer conducción territorial, vía los diferentes instrumentos de política).

De acuerdo con esta concepción, hay dos aspectos que interesa rescatar. El primero: no es fácil introducir un cambio en los modelos de la educación–investigación, cuando se ha trabajado durante mucho tiempo bajo las premisas de un solo paradigma. Es un proceso. El desafío está justamente en el esfuerzo para estimular la capacidad individual y colectiva de la comunidad académica que induzca a la innovación y al cambio, a partir de enfoques inter, multi o transdiciplinarios que constituyan mecanismos básicos del desarrollo cognoscitivo y la integración de una totalidad conceptualmente más enriquecida.

El segundo: es imprescindible conocer la articulación entre crecimiento y desarrollo porque son dos procesos distintos, el nuevo entorno territorial requiere una posición epistemológica diferente y encierra al mismo tiempo una nueva concepción de la realidad que puede explicarse a partir de una integración disciplinar, considerando que las relaciones complejas que caracterizan la estructura del desarrollo constituyen vínculos dinámicos que permanentemente están fluctuando y, eventualmente, se modifican para dar lugar a una nueva estructura, o bien, para que surja un nuevo estado del sistema.

A partir de esta perspectiva, y ante los cambios (que se van definiendo y a veces no son claros) en el mundo contemporáneo, los estudiosos del territorio estamos obligados a trabajar desde la comunidad académica en la formación de capital humano, capaz de pensar en términos constructivistas y complejos para crear pensamientos nuevos sobre el desarrollo.

En el tercer capítulo se reflexiona acerca de la pregunta: ¿hay sincronía entre la globalización, la integración supranacional y los procesos territoriales locales? Para el autor, el término globalización describe una etapa del desarrollo del capitalismo, denominada fase tecnocognitiva (p. 207), y se pone en el centro de la discusión si ésta devalúa el territorio o bien, hay una revalorización del mismo. Al realizar un análisis de las diferentes posiciones encontradas, globalizadores, por un lado (corporaciones trasnacionales como principales actores), y localistas por el otro (empresas con especialización flexible como principales actores), se avala la tesis de que, efectivamente, hay una revaloración del territorio en el contexto de la globalización, donde sistémicamente el eje central es la articulación conocimiento–territorio.

Este razonamiento permite acercarse a los efectos sobre el desarrollo local, como el nivel territorial óptimo para entenderlo como un sistema abierto, complejo y en constante coevolución. En la constitución del Mercosur, los países que integran este espacio económico profundizan la apertura, la desregulación y privatización de su economía, en un marco externo de creciente globalización, y consecuentemente, de gran efecto en las cuestiones territoriales.

Al final de este apartado el autor reitera la importancia y el desafío que tienen no sólo las universidades, sino también las instituciones gubernamentales, las empresas y la sociedad civil en el compromiso hacia una nueva ética del desarrollo, que requerirá crear formas alternativas de organización, de medios innovadores orientados a una formación de calidad, pero donde el centro de actuación sea el elemento humano.

Por su parte, en el cuarto capítulo se analiza la forma en que los procesos de integración supranacional toman en consideración la situación y perspectiva de las áreas de frontera, el caso de estudio es la experiencia de la Unión Europea, y el autor deduce algunas experiencias que puedan ser útiles para América Latina. Debido a los procesos de cambio de los Estados–nación que devalúan las regiones asociativas de frontera, se cuestiona si éstas dejarán de serlo o se integrarán, y nuevamente se pone al descubierto la necesidad de entender el papel del territorio en el mundo contemporáneo.

Aun cuando se identifican algunas repercusiones para la realidad latinoamericana, se deduce que son dos contextos diferentes: la Unión Europea inicia su integración con un marcado esquema de referencia ideológico y político; se caracteriza por la importancia que da al territorio (Eurorregión); uno de los rasgos más significativos es su capacidad de reorganización institucional dentro de los complejos esquemas regionales, que es llevada a cabo por la variedad de actores sociales ubicados en los diferentes niveles: supranacional, nacional, subnacional y local, actuando mutuamente en función de sus intereses colectivos. ¿Qué pasa entonces con América Latina? Hay una asimetría que se ve reflejada no sólo en la falta de integración y desarrollo de las capacidades institucionales, sino también en la definición de prioridades para el diseño de políticas públicas y en el surgimiento de actores sociales territorializados y territorializantes.

El autor enfatiza en la matriz de factores causales respecto al crecimiento exógeno y, en especial, en la capacidad de desarrollar y construir nuevos marcos cognitivos, lo que permitirá fundamentar intervenciones precisas de la sociedad en el crecimiento y desarrollo territorial.

El quinto y último capítulo se dirige a la mercadotecnia aplicada al territorio, el cual se encuentra estrechamente vinculado con la identidad corporativa e imagen del mismo, y se inscribe en un marco cognitivo que considera a las regiones como cuasi empresas. El estudio se aplica al caso de las regiones chilenas, que de acuerdo con el análisis del autor, presentan algunos problemas de identidad, autorreferencia y pertenencia. En el contexto del mundo contemporáneo, un estudio de marketing implica, además, la capacidad del territorio para innovar y lograr su inserción en el mercado regional–global. Desde esta perspectiva, el territorio se entiende como un producto, porque finalmente se está desarrollando una imagen pública de aceptación respecto de las características que contenga: patrimonio natural y cultural, competitividad, mejora de procesos organizacionales, entre otros aspectos no menos importantes. Sin embargo, en el tema estudiado no se aborda la capacidad de comunicar la imagen pública de aceptación, ni a qué o a quién va a estar dirigida, porque no basta con diseñarla, sino establecer específicamente el segmento del mercado: nuevas inversiones, turismo, exportaciones, quiénes serán los consumidores. O si dicha imagen resulta negativa, ¿cuáles podrían ser las estrategias para mejorar la precisión del marketing territorial? Con base en estos argumentos, la mercadotecnia juega un papel que condiciona, mas no determina la transformación del territorio en los nuevos escenarios, no obstante, su identidad es un factor crucial para construir y/o fortalecer su imagen.

Sin duda, el trabajo que presenta el autor demuestra la preocupación por continuar con el debate de lo regional, ante un contexto donde las profundas transformaciones del territorio a escala global fortalecen su incidencia en los territorios subnacionales, así como la reconstrucción de manera simultánea de los Estados–nación. El análisis de la temática en estudio posibilita continuar con el desarrollo de competencias de investigación, principalmente en los programas de posgrado, sobre la base de proyectos concretos, desde una nueva concepción epistémica y transdisciplinaria para el estudio del territorio. Es un libro que por sus características analíticas aporta una amplia visión para comprender, analizar y explicar los procesos de cambio y organización territorial.

 

Bibliografía

Boisier, Sergio (1996), "La gestión de las regiones en el nuevo orden internacional: cuasiestados y cuasiempresas", Modernidad y Territorio, Cuadernos ILPES , 42, Santiago de Chile, pp. 12–47.

 

Nota

1 Sergio Boisier Etcheverry, es chileno, economista (Universidad de Chile), Master of Arts in Regional Science (University of Pennsylvania), PHD (CL) en economía aplicada (Universidad de Alcalá de Henares, España). Es profesor titular asociado de la Pontificia Universidad Católica de Chile y profesor visitante en universidades de otros países. Fue director de Políticas y Planificación Regionales del ILPES (ONU–CEPAL), experto de la CEPAL en Brasil, de la OTC –PNUD en Argentina y Panamá. Es autor de diversos libros y artículos sobre el tema territorial.

 

Información de la autora

Rebeca Sesmas–Fragoso. Es maestra en estudios urbanos y regionales por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y licenciada en planeación regional por la misma institución. Actualmente es candidata a doctora en ciencias sociales por la UAEM. Se desempeña como profesora de asignatura en la Facultad de Turismo de dicha universidad, en la línea de acentuación de patrimonio natural y cultural.

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