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CONfines de relaciones internacionales y ciencia política

versión impresa ISSN 1870-3569

CONfines relacion. internaci. ciencia política vol.19 no.36 Monterrey ene./may. 2023  Epub 03-Mayo-2024

https://doi.org/10.46530/cf.vi36/cnfns.n36.p100-105 

Reseñas

La antropología y el quehacer etnográfico: polifonía a seis voces

Anthropology and Ethnographic Research: A Six-Voiced Polyphony

Norma Angélica Bautista Santiago1 

1Instituto Nacional de Antropología e Historia

Trejo, L.; Olivos, N. 2021. Etnografía: seis visiones; et- nografía de las regiones indígenas de México. Instituto Nacional de Antropología e Historia,


“Una práctica recorre la ciencias sociales y humanas: la etnografía”, con esta frase inicia el epílogo del libro que a continuación se reseña y cuya lectura resulta necesaria para los interesados en refrescar debates disciplinares de la antropología, mismos que surgen en el marco de una doble conmemoración de dos de los proyectos primordiales del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en México.

En el año 2014, el Museo Nacional de Antropología llegaba a los 50 años y el proyecto de investigación Etnografía de las regiones indígenas de México cumplía sus quince primaveras. El INAH, fiel a la costumbre mexicana, durante una semana celebró ambos acontecimientos con la realización de un magno evento. En octubre de ese año se llevó a cabo el coloquio “La etnografía y los desafíos del México contemporáneo: la etnografía de las regiones indígenas de México en el nuevo milenio”, en él se desarrollaron trece mesas temáticas donde más de cincuenta investigadores dieron a conocer propuestas y avances de sus indagaciones en torno a los pueblos indígenas y la pluriculturalidad de la nación, cosmovisiones y procesos simbólicos, formación de investigadores, patrimonio cultural, etnografía en contextos de violencia, entre otros tópicos.

El coloquio además convocó a George Marcus, Carlos Reynoso, Néstor García Canclini, Claudio Lomnitz, Chistian Ghasarian y Marshall Sahlins con la idea de exponer, por medio de conferencias magistrales y entrevistas personales, sus puntos de vista en torno al ejercicio etnográfico y la antropología en el siglo XXI. Como parte de esta doble conmemoración se edita, primero en formato digital y luego en formato impreso, el libro Etnografía: seis visiones; etnografía de las regiones indígenas de México coordinado por Leopoldo Trejo y Nicolás Olivos, quienes también se encargaron de organizar el coloquio.

La existencia de este texto es relevante en tres niveles: el primero porque representa la memoria de las conferencias magistrales, casi de la misma forma a como se escucharon en el coloquio;1 el segundo para conocer puntos de vista que vinculan a la etnografía y antropología, y el papel que juegan en el escenario de métodos y disciplinas ejercidas en este mundo contemporáneo; el tercer nivel de importancia es que nos permite hilvanar estas disertaciones, auxiliados por la introducción y el epílogo podemos pensar críticamente -frente al encumbramiento multidisciplinario del método etnográfico- cuestiones relevantes como si toda descripción del fenómeno social es etnografía, si la antropología es una disciplina autónoma, si hay antropología sin etnografía y o bien, el papel que juega la etnografía en las salas de museo.

Aun cuando las seis conferencias magistrales no representan un corpus homogéneo de temáticas que provocan el diálogo entre ellas, sí delinean el panorama de las múltiples formas en que se hace y se entiende la antropología en el siglo XXI en México y el mundo, desde la Academia, en los lugares y con los sujetos tradicionales, incluso en lugares de ficción que nos permiten viajar al futuro de nuestra disciplina. El libro pone al lector en contacto con posturas epistemológicas, que autores convocados han construido a lo largo de su trayectoria: la experimentación etnográfica, multisituada y colaborativa impulsada por George Marcus; el meta análisis focalizado en el quehacer antropológico, que Carlos Reynoso elabora a partir de modelos matemáticos de construcción de software; o bien, la apuesta de Marshall Sahlins de tomar como pretexto la cultura mexica para hablar de problemas antropológicos como la teoría de intercambio.

En el texto se orquesta un debate latente a seis voces. Sin ser premeditado, confronta y logra coincidencias entre los autores. Por ejemplo, la postura de Marcus, Ghasarian, Lomnitz y Sahlins coincide en torno a que para hacer antropología es necesario el ejercicio etnográfico, el cual sin duda debe ser repensado para afrontar los procesos del mundo actual. Sahlins reconoce que en estos tiempos se debe discutir sobre los límites de la etnografía y desarrollar otras vías para superarlos, pero estas vías siempre deberán ser etnográficas. Por su parte Canclini y Reynoso nos recuerdan que existe antropología sin etnografía; el primero destaca que hay trabajos notables como es el caso de Lévi-Strauss, quien hizo algunos de sus libros clásicos sin mediación de la etnografía. Existen casos como el de Marc Augé, quien al estudiar el metro parisino prescinde de la etnografía y con el paso del tiempo tuvo que poner a prueba en campo la categoría de no lugar, tamiz que le fue útil para identificar sus imprecisiones y legitimar la pertinencia de esta noción en torno a los grandes espacios del anonimato de la sociedad moderna.

A la pregunta sobre la autonomía disciplinaria, Carlos Reynoso responde que la antropología ha sido históricamente transdisciplinaria, lo que se constata al visitar textos clásicos donde la cultura era todo -la tecnología, la educación, la moral, la religión- asunto que obligaba a juntar los saberes de la época sobre esos temas y ponerlos en relación. De ahí que para él, la antropología es cada vez menos autónoma, ya que las preguntas que el investigador se debe hacer exigen transdisciplinariedad. Idea en la que coincide con George Marcus cuando reconoce que ciertas revoluciones de escala global, presentes en las ciencias biológicas y en la informática, han puesto a las preocupaciones fundacionales de la antropología en una escala de investigación mayor y más diversa de las que las perspectivas históricas pueden abarcar. Por ello, dice el antropólogo estadounidense, esta disciplina tendrá que aprender a mezclar su “reputación” y sus logros pasados con los megaproyectos contemporáneos de las otras ciencias y, en la manera en que colabore en estas nuevas alternativas determinará su perfil interdisciplinario.

Por su parte Claudio Lomnittz defiende la importancia de la autonomía disciplinar, de hecho, establece que la disciplina es una precondición de la interdisciplina, en la que la antropología se ha desarrollado desde sus inicios. Christian Ghasarian refuerza esta idea al explicar que la especificidad de la antropología radica en la forma en que los antropólogos se aproximan a los fenómenos sociales y en el método que usan para hacerlo. La etnografía, dice en entrevista, nos ayuda a entender a la gente, y a trascender el hecho de solo estudiarlos, y aunque implique otras disciplinas, cuenta con sus propias maneras de hacer investigación y lograr hallazgos que son únicos. Para Marshall Sahlins lo que hace autónoma a la antropología es que es la ciencia humana que se encarga seriamente de la capacidad simbólica como un medio de construcción de la existencia humana; esta disciplina tiene un sentido de las cosas, de la creación simbólica de las cosas y la constitución simbólica de la existencia tradicional de los pueblos que otras disciplinas no tienen.

Reseñar todos los tópicos interesantes de este debate polifónico rebasa los límites de este espacio, sin embargo, en seguida comento tres de las conferencias que (sin menospreciar el valor de las otras) ofrecen elementos en relación con tres tópicos relevantes del quehacer antropológico actual: cómo hacer etnografía, cómo escribirla y cómo desplegarla en campos no tradicionales para la disciplina.

George Marcus en la ponencia “La etnografía hoy, y especialmente mañana, ¿es todavía de pequeña escala, bella, crítica, posible?” da pistas sobre cómo debe repensarse la etnografía. A partir de los años 80 del siglo XX, él ha planteado la posibilidad de una etnografía multisituada, basada en la experimentación, que busca como salida medios de expresión como el arte, el diseño y el performance. Como una de las voces de mayor autoridad en la antropología posmoderna, ha insistido en la necesidad de que nuestra disciplina sea reimaginada. Para Marcus, la etnografía es una herramienta de representación capaz de mostrar los procesos emergentes en el mundo contemporáneo. Su llamado a la experimentación tiene que ver con la potencia del método antropológico para trabajar con otras disciplinas y abarcar más procesos sociales, y vincularse con la tecnología y dispositivos digitales. Mientras que, el sentido de lo multisituado, se refiere no solo al lugar, sino que se deben seguir las huellas de los hechos que se emplazan en un sitio y que posteriormente recorren otros lugares donde se dota de nuevas auras significativas a otros discursos y otras prácticas.

Marcus está convencido de que la antropología sigue siendo posible en pequeña escala, trabajando con grupos germinales colaborativos y en entrelazamientos de las trayectorias del trabajo de campo. Sigue siendo bella, como artilugio tiene la posibilidad de producir belleza mediante la etnografía que aborda sutilezas espaciales y conceptuales de los procesos emergentes a observar. Como dispositivo etnográfico contemporáneo y multisituado, sigue siendo crítica y posible desde su práctica experimental y rebelde, y justifica su existencia como un método colaborativo que le permita perdurar.

La intervención de Néstor García Canclini titulada “¿Patrimonio o repertorio?: etnografías de la creatividad intercultural” resulta interesante en primer lugar por la forma en cómo la narra. A partir del material inédito del trabajo que hizo para su novela Pistas Falsas (2018), Canclini nos muestra una opción para escribir etnografía. En conferencia ficcional, como él la llama, pone en el centro las andanzas de un arqueólogo chino en el año 2030, quien para gozar de una beca posdoctoral acepta cambiar su tema de investigación referido a la antropología mexicana por un tema de interés para el gobierno que lo patrocinará: las disputas por el patrimonio en los conflictos culturales y políticos latinoamericanos.

Con su historia, Canclini nos hace imaginar el futuro de nuestro oficio, donde los archivos de los principales antropólogos e instituciones latinoamericanas han sido escaneados, comprados por instituciones de origen oriental y resguardados en castillos españoles, con bibliotecas enteras depositadas en Google y con dispositivos electrónicos que facilitan la tarea de indagación. La esperanza del investigador de conocer México, depende del financiamiento de dicho país, donde por falta de presupuesto no se puede garantizar la seguridad militar requerida para los arqueólogos que van a campo. Paralelo a estas preocupaciones su dispositivo teórico se consolida mediante el contraste de las nociones con la realidad. La idea de patrimonio inventada en 1972 para auspiciar la preservación de sitios históricos, se transforma en 2005 cuando más que importar qué es el patrimonio, resultaba interesante saber ¿cuándo hay patrimonio? y problematiza la tarea de la etnología a la luz de la construcción de un sistema de referencia general pensado por Merleau-Ponty con el que se trasciende la idea de que la tarea primordial de la etnología es describir objetos particulares.

El investigador se pregunta entonces si es posible hallar un común denominador en un mundo con tantos conflictos interculturales no resueltos, y encontró un horizonte teórico en la noción de repertorio de Howrad Becker y Robert Faulkner, quienes por observación directa llegan a la conclusión de que los músicos de bares y fiestas pueden tocar juntos muchas veces sin conocer con anticipación las piezas, porque encuentran repertorios para usar en una actuación que proviene tanto de lo inventado, como de lo ya sabido. Además, viró la idea de patrimonio desde aproximaciones a los conflictos interétnicos y geopolíticos a otras tensiones como la interculturalidad, las discrepancias entre generaciones o entre prácticas escritas, visuales y digitales dentro de la misma cultura, y a las formas creativas de trayectoria imprevisibles, que en el mundo global se forman desde lo local.

Al final de su travesía, el arqueólogo descubrió que la antropología ha tenido que hacer etnografía de localización incierta, de heterogeneidad multitemporal, en la que la descripción de comportamientos respecto de los patrimonios fue moviéndose a la combinación de miradas sobre usos desplazados de repertorios.

El antropólogo Christian Ghasarian, con su ponencia “De consejero a transmisor y viceversa: nuevos dilemas de la etnología bajo contrato”, pone el foco en el trabajo del antropólogo al interior de las empresas. Retomando su propia experiencia de investigación en diversas plantas de energía eléctrica de una empresa francesa, expone cómo experimentó en carne propia la categoría de “compañero de trabajo”, situación que le ayudó comprender cómo las representaciones y las relaciones interindividualizadas específicas se instituyen y se reproducen entre los trabajadores. Reivindica el trabajo de etnográfico por encargo, porque además de representar una opción laboral para el gremio, ofrece la oportunidad al investigador de implicarse como uno más en el lugar de trabajo, que si bien con su labor no siempre mejora las condiciones de trabajo de los empleados resulta el portador de esperanzas del grupo. La contribución etnológica de este tipo de investigación es que además de la relación con los directivos de la empresa, el etnólogo tiene una deuda con sus sujetos de estudio con quienes se comparten algunos momentos de la vida cotidiana o profesional a quienes puede dar gratitud, amistad, y sobre todo reportar lo que se ha visto y vivido en los términos de los sujetos de estudio, para “compensar” lo que se ha observado en la base, con ellos, e informar para que las cosas puedan cambiar.

Termino esta reseña comentando el epílogo escrito por Nicolás Olivos. Por medio de cuatro apartados contextualiza y engloba las preocupaciones expuestas por los autores. En primer lugar, “Los textos y sus contextos”, apartado referido a la condición poscolonial y las formas en que se enuncia e incide en el ejercicio etnográfico. En el segundo apartado “La etnografía es algo más que observación y registro de notas” reconoce otras determinaciones y mediaciones como la teoría o algunos marcos epistémicos que han jugado un papel relevante en la conducción de la observación. En el tercer apartado titulado “Esencias, contextos y relaciones”, Olivos argumenta que la antropología y su método hoy se debaten entre posturas más ideológicas que epistemológicas, y pone en cuestión si el nuevo esencialismo es un signo de anacronismo metodológico en la etnografía. Los antropólogos de este siglo se debaten entre los esencialismos y el giro relacional que pretende conocer cómo se producen los hechos de la cultura, se generan sentidos y se comparten narrativas a partir de experimentar procesos que se viven desde mundos que son contemporáneos. Finalmente, en el apartado “La etnografía después de la etnografía˝ se diserta si la mirada de la alteridad y la otredad sigue siendo el eje de la etnografía antropológica, ya que con la aparición de los antropólogos nativos la antropología central se ha tenido que replegar para realizar estudios en sus propios centros, concentrando su atención o aplicando su mirar etnográfico en sus propias instituciones y en sus propias prácticas.

Son diversas y numerosas las aportaciones de este libro que el INAH tuvo a bien publicar, con el cual devela su apuesta por forjar un oficio antropológico acorde a las exigencias de mundo contemporáneo, donde muchos científicos sociales recurren a la etnografía, pero como dice Marshall Sahlins en su ponencia: “Todos están practicando, pero solo nosotros [los antropólogos] somos serios˝.

1Los autores realizaron correcciones mínimas a las versiones originales. Algunas de las conferencias magistrales y mesas temáticas del coloquio se encuentran en el canal de YouTube INAH TV. Disponible en https://www.youtube.com/@INAHTV.

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