Introducción
El modelado hidrogeológico tridimensional se fundamenta a partir de características litológicas que destacan un comportamiento hidráulico generalizado de un segmento de rocas determinado; su desarrollo permite visualizar la geometría y distribución lateral de las unidades que lo constituyen, así como su configuración en profundidad, mediante el uso de parámetros estratigráficos como las facies, que como término general se asigna a conjuntos de litología que reúnen características particulares, como pueden ser textura y composición mineralógica (litofacies), y que al ser asociados permiten la deducción de ambientes de formación y agentes de transporte (Teichert, 1958). Este concepto fundamental se aplica en diversas disciplinas de la geología, sufriendo leves modificaciones etimológicas y conceptuales, como en el caso de la hidroestratigrafía, cuya adaptación constituye el término hidrofacies (Poeter & Gaylord, 1990), asignado a niveles interconectados con propiedades hidráulicas relativamente similares y uniformes (Bierkens, 1996; Ouellon et al., 2008) o diferenciados en parámetros hidrogeológicos, como pueden ser porosidad y permeabilidad (Veloso, Navarrete, Soria, & Meléndez, 2013), clasificación del agua subterránea con base en el contenido iónico (Hidalgo, Rey, & Dueñas, 2002) y pH (Rivas et al., 1993). Al tener un sistema consistente de hidrofacies, se pueden relacionar esquemas geológicos con sistemas hidrológicos (Maxey, 1964; Monreal, Rangel, Grijalva, Minjarez, & Morales, 2011), y construir unidades y subunidades hidrogeológicas que permitan establecer la presencia, circulación y composición química de las aguas subterráneas, así como sus posibles relaciones con los procesos exógenos que las rigen (Filí, 2001).
En el área urbana de Bucaramanga, Colombia, restringida al sector norte (Figura 1), se realizó el modelo geométrico de las hidrofacies en términos de porosidad-permeabilidad, corroborado y ajustado con información de piezómetros de hilo vibrátil, y tomando como base preliminar la metodología desarrollada por Klingbeil, Kleineidam, Asprion, Aigner y Teutsch (1999) para determinar hidrofacies mediante datos granulométricos y porcentaje de matriz.
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Figura 1 Imagen de satélite (Google Earth) de la localización del área de estudio, delimitada en rojo, al norte de la ciudad de Bucaramanga, Colombia. El marco geográfico está fuertemente condicionado por dos sistemas de fallas regionales. Un tercer sistema de fallas transversales surge de manera interna modificación de tales esfuerzos.
Marco geológico regional y antecedentes
El sector de estudio se localiza sobre el segmento occidental de la Cordillera Oriental Andina y enmarcado entre el sistema de fallas Bucaramanga-Santa Marta al oriente, y la falla del río Suárez al occidente, lo que configura un bloque deprimido, posteriormente rellenado por componentes sedimentarios asociados con afluentes provenientes del Macizo de Santander, conformando el Abanico Aluvial de Bucaramanga, al inicio descrito por De Porta (1959). El área se restringe al segmento norte, abarcando una dimensión cercana a los 1.5 km2 (Figura 2).
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Figura 2 Distribución espacial de los sondeos realizados en el estudio previo. El marco de referencia está delimitado cada 250 metros. Modificado de UIS-AMB (2017).
La estratigrafía del sector reúne principalmente formaciones sedimentarias asociadas con ambientes marinos epicontinentales y fluviales que corresponden, en orden cronológico, a la Formación Diamante (constituida por calizas fosilíferas, arcillolitas y lodolitas físiles del periodo Carbonífero Superior, con reportes de chert subordinado); la Formación Tiburón (conformada por conglomerados calcáreos y líticos de edad prejurásica, con fragmentos de guijos y guijarros de calizas predominantemente, areniscas, chert y rocas volcánicas en menor proporción); la Formación Bocas (compuesta por una secuencia de limolitas, areniscas finogranulares y arcillolitas prejurásicas calcáreas de color gris verdoso a oscuro), y la Formación Girón (conformada por areniscas, conglomerados y limolitas de color marrón rojizo) (Ward, Goldsmith, Cruz, & Restrepo, 1973).
El suprayacente Abanico Aluvial de Bucaramanga ocupa el tope estratigráfico del área, siendo subdividido en cuatro miembros (Ingeominas, 2001) mediante criterios texturales y composicionales, constituyéndose, de más antiguo a más joven en miembro Órganos, Finos, Gravoso y Limos Rojos. La cartografía del área de estudio sólo reporta al miembro Órganos, definido por Hubach (1952), que se compone de fragmentos de niveles polimícticos, con granulometría de tipo gravas, alternados con capas limo-arenosas (Bueno & Solarte, 1994), con una edad del Pleistoceno medio (Geotecnología Ltda., 2005; Suárez & Suárez, 2006), y un ambiente de depositación para todo el abanico aluvial, influenciado por agentes fluviales de carácter torrencial (asociado principalmente con el río Suratá y el Río de Oro), según la heterometría de los cantos y sedimentos (De Porta, 1959). Para el desarrollo del modelo se trabaja con dos unidades internas diferenciadas (de más profunda a más superficial): 1) Órganos inferior, con litologías arcillosas de tonalidad verdosa a amarillenta, poco friable, con presencia de lentes de granulometría superior dispuestos de manera local; 2) Órganos superior, conformados por gravas arenosas y arenas gravosas, con variaciones en la composición de sus clastos y en sus tonalidades, que va desde el rojizo hasta el amarillento (UIS-AMB, 2017).
A escala regional, se desarrolló una caracterización de provincia hidrogeológica de la Cordillera Oriental (IDEAM, 2010), limitada al oriente con la Falla de Guaicáramo; al occidente, con el sistema de fallas del este del Magdalena (Falla de Suaza-Prado-Bituima, Salinas); al norte, con la Falla de Bucaramanga-Santa Marta y el Macizo de Santander-Floresta; y al sur, con el Macizo de Garzón. En tal estudio se define una columna hidroestratigráfica para la provincia de la Cordillera Oriental, utilizando unidades hidrogeológicas según el criterio de porosidad. En una escala más reducida está la definición de un modelo hidrológico sobre la cuenca superior del Río de Oro (Forero, 2012).
Colegial, Forero, Fuentes y Gómez (2017) realizan una descripción hidrogeológica en la fase de meteorización de las rocas del macizo de Santander. Sin embargo, el estudio se enfoca en rocas cristalinas. Ingeominas (2004) elaboró un modelo geológico-geofísico del área metropolitana de la ciudad de Bucaramanga, mediante prospección geoeléctrica, caracterizando todos los miembros de la Formación Bucaramanga en términos de resistividad. En este trabajo se resaltan dos resistividades generales en el miembro Órganos, ilustrando una delimitación geofísica de las unidades internas diferenciadas: 1) un nivel fino, con resistividades bajas (equivalente al miembro Órganos inferior), más homogéneo granulométricamente; y 2) un nivel grueso (con valores de resistividad mayores), que correspondería al miembro Órganos superior.
Estos datos fueron utilizados después por Joya y Deantonio (2012) para la construcción de un modelo digital de elevaciones (MDE) de la zona metropolitana de Bucaramanga de las unidades correspondientes al basamento hidrogeológico y las capas acuíferas. Sin embargo, el subsuelo no es caracterizado hidroestratigráficamente.
Gómez y Colegial (2003) segmentan de manera hidrogeológica el subsuelo de Bucaramanga en dos acuíferos principales. El acuífero que incluye el área de estudio se denomina acuífero profundo de Bucaramanga (Gómez & Anaya, 2004), con una tasa lenta de renovación de aguas y con recargas asociadas con flujos de larga distancia.
En el estudio realizado por UIS-AMB (2017) se reporta cerca de los sondeos un caudal de alrededor 0.3 l/s, para la extracción de aguas subterráneas, en una prueba de bombeo para un pozo cercano a los 56 m de profundidad, con un caudal medio por 48 h. Por otro lado, Colmenares y Jiménez (2009) determinan los datos de transmisividad real que confieren valores de conductividad hidráulica del orden de 10-6 m/s. Sin embargo, no se encontró indicada una delimitación, cercana a la zona de trabajo, de las capas geológicas en hidrofacies. No obstante, Villegas y Mero (2017) desarrollan una caracterización hidrogeológica en cercanías al río Tahuando, Ecuador, implementando un proceso establecido con base en parámetros litoestratigráficos mediante la transformación de litofacies en segmentos con condiciones hidráulicas semejantes, pudiendo ser reproducido en el área de este estudio. La metodología agrupa conjuntos de roca con características texturales afines y los relaciona en una única particularidad hidrogeológica. Así, una unidad hidroestratigráfica puede comprender varios segmentos litoestratigráficos y, de igual manera, una formación puede contener varias unidades hidroestratigráficas (Poehls & Smith, 2009).
La base de Villegas et al. (2017) es tomada de Klingbeil et al. (1999), quienes proponen una relación de litofacies con hidrofacies, teniendo en cuenta la granulometría y matriz de litologías de origen fluvial. El miembro Órganos corresponde a una unidad depositada en un ambiente fluvial con variaciones aluviales de carácter menor (Geotecnología Ltda., 2005), lo que ofrece la existencia de una equivalencia genética que viabiliza el uso de la metodología. El autor propone valores de conductividad hidráulica K promedio. Las litofacies, a su vez, corresponden a una clasificación de tipo, planteada por Miall (1977).
Metodología
Para determinar la geometría de las hidrofacies se requirió información correspondiente a cartografía geológica, estratigrafía, geología estructural y cortes geológicos, proporcionada por UIS-AMB (2017). Con el MDE obtenido por medio de tecnología LiDAR, se generó un mapa topográfico base, después demarcado para la zona de estudio a un área de cerca de 1.5 km2. El mapa geológico utilizado corresponde a un modelo simplificado de las unidades aflorantes, tomando como base principal la cartografía planteada por UIS-AMB (2017) y modificado de manera local, siguiendo las delimitaciones cartográficas propuestas por Aldana y Ariza (2000) para el miembro Órganos. Las geoformas de deslizamiento y coluviones, los depósitos de terraza, los antrópicos mecanizados, y los antrópicos de desechos se incluyen como una unidad total de depósitos recientes.
El modelo geológico simplificado de la zona norte de Bucaramanga fue construido teniendo como marco de referencia principal la génesis y morfología de un abanico aluvial conceptual (Blair & McPherson, 1994; Figura 2), con un suministro de sedimentos por parte de los procesos fluvio-torrenciales desarrollado en dirección SE-NW. Teniendo en cuenta métodos de información directa, equivalente a siete sondeos delimitados en unidades (Tabla 1), núcleos de perforación, apiques y trincheras, se estableció la continuidad de las unidades con base en criterios de correlación litoestratigráfica, análisis y comparación de curvas topográficas y pendientes para la determinación de depresiones.
Tabla 1 La tabla muestra la profundidad de la base de cada unidad, en metros, en los sondeos realizados. La columna “Total” representa la profundidad a la que llegó cada perforación.
Núm. del sondeo | Qd | Órganos superior | Órganos inferior | Fm. Bocas | Fm. Tiburón | Fm. Diamante | Total |
---|---|---|---|---|---|---|---|
1 | 23.4 | 65 | 122 | 130 | Ausente | Ausente | 130 |
2 | 9.1 | 65.9 | 107.3 | Ausente | 114 | Ausente | 114 |
3 | 16.6 | 25.4 | 74.5 | Ausente | 81 | Ausente | 81 |
4 | 10.3 | 27.8 | 65.9 | Ausente | 80.1 | Ausente | 80.1 |
5 | 19.1 | 30.5 | 69 | Ausente | 77 | Ausente | 77 |
6 | 12.1 | 56.1 | 133 | 147 | Ausente | Ausente | 147 |
7 | 17.5 | 69.7 | 93.5 | Ausente | Ausente | 151 | 151 |
Qd: depósitos recientes.
Con apoyo de 19 tomografías, tanto longitudinales como transversales a los perfiles, se llevó a cabo una revisión final indirecta y una delimitación geofísica general del subsuelo, con los datos de resistividad propuestos por Ingeominas (2004), calibrando la correlación en sectores distantes a puntos con exploración directa.
La superficie correspondiente al contacto basal de la Formación Bucaramanga es condicionada por un dominio estructural importante (debido al factor tectónico complejo en el área de estudio), propagado y extendido a los cuerpos geológicos del abanico aluvial. La distribución y disposición del miembro Órganos inferior y miembro Órganos superior fue delimitada con variaciones de litofacies entre sondeos y puntos de control cartográfico. La ubicación de los sondeos se muestra en la Figura 2.
El modelo se desarrolló en la plataforma on-line Geomodelr, mediante la implementación de perfiles geológicos utilizados con la finalidad de construir bloque-diagramas que muestren la información cartográfica representada en las tres dimensiones (Figura 3).
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Figura 3 MDE con superposición de la estratigrafía aflorante. Se observa la disección de una quebrada que corta en dirección S-N el área de estudio y está gobernado su curso en su totalidad por fallas geológicas.
Con la inserción de cortes geológicos en dirección SE-NW y a una distancia de unos 90 m entre éstos, se incorporaron la estratigrafía del área de estudio y el componente geológico estructural correspondiente a fallas inversas asociadas con el Sistema de Fallas de Bucaramanga-Santa Marta, fallas de rumbo con componente vertical del Sistema de Fallas del río Suárez y un sistema de fallas transversales en el área, producto de esfuerzos distensivos (UIS-AMB, 2017). La construcción del modelo geológico, que exhibe las unidades rocosas del sector, se muestra en la Figura 3. El algoritmo del servidor relaciona los cortes geológicos con la geología aflorante y la topografía, generando el modelo tridimensional de las unidades.
La clasificación correcta de litofacies permite realizar una caracterización hidroestratigráfica lo más cercana posible a la realidad. Dependiendo de la granulometría y el porcentaje de matriz, cada litofacies es equivalente a una hidrofacies en concreto en relación con la propuesta de Klingbeil et al. (1999). Las litofacies se ubicaron desde la base hasta el tope de cada unidad, siguiendo la configuración estratigráfica inicial. Fueron agrupadas y reclasificadas, conformando segmentos hidroestratigráficos generales.
Después se construyó un modelo tridimensional de hidrofacies con base en el modelo geológico, que corresponden a las hidrofacies grava masiva, gravas open-framework y arena. Los segmentos rocosos con propiedades hidráulicas poco potenciales, no planteados en Klingbeil et al. (1999), se agruparon en una hidrofacies denominada bajo potencial. La conductividad hidráulica respectiva se toma de Coduto (1999).
En la observación y el análisis de los siete sondeos se delimitaron intervalos con afectación hídrica, evidenciada como lavado y remoción de la matriz componente del miembro geológico en su totalidad. Por lo tanto, para la selección pertinente de una hidrofacies adecuada, se clasificaron como gravas open-framework, que corresponde a litologías con ausencia de sedimentos en los poros formados entre las gravas, proporcionando altas permeabilidades (Lunt & Bridge, 2007), aun cuando, en principio, perteneciese a una litofacies de propiedades hidráulicas diferentes. Esto también es apreciable en la unidad depósitos recientes, que presenta este incidente al encontrarse lavada en algunos sectores, debido al contacto directo con fenómenos de precipitación y escorrentías.
Para el modelo generado de hidrofacies, las formaciones Diamante, Girón, Bocas y Tiburón se trabajaron como basamento hidrogeológico. Sin embargo, el análisis de núcleos de perforación expone el estado fracturado de dicho basamento. Cercano al contacto con la Formación Bucaramanga, los segmentos más próximos de estas formaciones pueden expresar un comportamiento de menor resistencia al flujo, con conductividades hidráulicas superiores. A pesar de ello, se incluyen dentro de la hidrofacies grava masiva y no en las gravas open-framework, pues la primera corresponde a la hidrofacies de mayor transmisividad natural para efectos de este estudio, siendo la hidrofacies grava open-framework propia de segmentos con afectación hídrica directa.
La información obtenida por piezómetros de hilo vibrátil permite hacer una comparación entre el modelo final de hidrofacies y los datos cuantitativos reales. Para el estudio, las curvas de tendencia de los niveles piezométricos en el tiempo muestran la configuración de los flujos subsuperficiales a diferentes profundidades en un mismo punto (Figura 4). En tal sentido y para este estudio, diferencias mayores a cinco metros entre niveles, tomados a profundidades relativamente similares, permiten suponer la ocurrencia de un segmento intermedio de permeabilidad baja confinante, o que el sector analizado funciona como un mecanismo con propiedades hidráulicas diferentes. Por su parte, diferencias piezométricas menores a cinco metros entre niveles, a distintas profundidades, definen una hidrofacies continua y su distribución permite extenderse verticalmente. Sin embargo, es probable la posibilidad de no reconocerse segmentos (p. ej., la hidrofacies arena en la flecha roja), mostrando una distribución hidroestratigráfica imprecisa. De igual manera, puede presentarse la existencia de una configuración con permeabilidad vertical baja para una misma hidrofacies, modificando la dinámica de percolación del sistema. Por tanto, es recomendable realizar una toma de datos uniforme y continua para un análisis oportuno, que a su vez integre el mayor número de técnicas implementadas en el área de estudio. Este uso particular de la herramienta permite construir un modelo de hidrofacies a partir de datos piezométricos, sintetizando una configuración hidrogeológica para fines de captación de aguas subterráneas o delimitación de zonas potenciales a procesos de remoción en masa.
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Figura 4 Gráfica de la variación de la profundidad piezométrica en el tiempo del sondeo S6 en cinco profundidades distintas, permitiendo definir hidrofacies. La flecha roja marca un segmento de hidrofacies importante no detectado gráficamente, y cuya determinación sólo será establecida con una toma de datos sistemática.
Resultados
Modelo geológico
El primer modelo generado representa la distribución de las unidades geológicas hasta la profundidad de 600 msnm (Figura 5).
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Figura 5 Modelo geológico construido a partir de la correlación litoestratigráfica. El algoritmo ajusta la geología a valores de altura designados por el MDE y a superficies de falla.
Se manifiesta la propagación de las estructuras de falla de los tres sistemas en las unidades, modificando por completo la geometría y los espesores (Figura 6). Las fallas de rumbo ponen en contacto las unidades infrayacentes al miembro Órganos.
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Figura 6 Representación de dos perfiles utilizados para la interpolación (A-A') y visualización transversal (B-B') del modelo geológico. Las líneas A-A' y B-B' en los cortes marcan la respectiva intersección.
El modelo generado (Figura 7) muestra finalmente la disposición estratigráfica de las unidades.
Modelo de hidrofacies
Se registraron siete litofacies principales en el área de estudio, mediante el proceso establecido por Klingbeil et al. (1999) (Figura 8). Corresponden a gravas matriz-soportadas (Gmm); gravas clasto-soportadas (Gcm); gravas con segmento lavado (G’); arenas con tendencia horizontal, masiva y gradada (Sh, Sm y Sg, respectivamente), y finos totales (Ft), que involucra limos arenosos, limos con materia orgánica y limos ligeramente gravosos.
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Figura 8 Relación litofacies-hidrofacies según propiedades hidráulicas. Las litofacies e hidrofacies en color negro y rojo corresponden a las presentes en el área de estudio, siendo las rojas las anexadas al esquema original. Modificado de Klingbeil et al. (1999).
Se determinó un conjunto de cuatro hidrofacies (Figura 8), consignadas en la Tabla 2, que corresponden a grava masiva (M), grava open-framework (OW), arena (S) y bajo potencial (BP), controladas de manera espacial por contrastes de resistividad en tomografías eléctricas (Figura 9). Esta herramienta complementa el modelo de hidrofacies, dada la visualización de segmentos con posible presencia de agua o material arcilloso, denotado en azul en la tomografía. Los segmentos arcillosos (y en general de granulometría inferior al tamaño arena) se agruparon en la hidrofacies bajo potencial, al presentar resistencia hidráulica debido a la baja permeabilidad.
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Figura 9 Tomografía eléctrica del subsuelo en el área de estudio, donde se marca la continuidad de las dos divisiones del miembro Órganos. Se infiere una falla dn el perfil geofísico, no definida en el mapa debido a la ausencia de rasgos superficiales que la respalden. Modificado de UIS-AMB (2017).
Tabla 2 Litofacies presentes en el área de estudio, con las respectivas hidrofacies. La conductividad hidráulica de la hidrofacies bajo potencial (BP) es tomada de Coduto (1999). No obstante, estos valores pueden modificarse, dada la heterogeneidad granulométrica. Modificado de Klingbeil et al. (1999).
Litofacies | Hidrofacies | K h (m/s) |
---|---|---|
Gmm | M | 5.37 x 10-4 |
Gcm | M | 5.37 x 10-4 |
G’ | OW | 2.52 x 10-1 |
Sh | S | 1.10 x 10-3 |
Sm | S | 1.10 x 10-3 |
Sg | S | 1.10 x 10-3 |
Ft | BP | 10-8 a 10-2 * |
El algoritmo de correlación de las hidrofacies permite evidenciar intermitencias en la continuidad lateral de éstas, resultando de la existencia de posibles lentes en las unidades geológicas. Estos cuerpos presentan una dimensión adecuada en la escala que permite se diferencien en otras hidrofacies, principalmente arena y bajo potencial. Con la metodología de la variación piezométrica se calibra y corrobora el modelo final de hidrofacies, determinando unidades localizadas que pueden estar afectando el flujo subterráneo en el área (Figura 10).
Discusión
La variación en los niveles piezométricos permite ajustar los modelos de hidrofacies siguiendo el análisis gráfico de los instrumentos de medición tradicionales. Esta metodología es válida y aplicable como complemento de otros criterios de discretización de hidrofacies en proyectos que cuenten con información de exploración directa.
Cabe resaltar la ventajosa utilidad de los piezómetros de hilo vibrátil, dada la facilidad de lectura e incorporación a sistemas automáticos de adquisición de datos. Sin embargo, es común la ocurrencia de sucesos que alteran el comportamiento del dispositivo, como problemas de corrosión por hermeticidad ineficiente o cambios en la tensión del cable de medición a lo largo del tiempo (Abramson, Lee, Sharma, & Boyce, 2002; Suárez, 2009), por lo que debe considerarse la existencia de datos inexactos. Se recomienda un buen seguimiento técnico durante la instalación de este tipo de instrumentación.
La campaña de monitoreo tuvo una duración de 120 a 130 días, donde los niveles medidos se mantuvieron relativamente constantes en el tiempo. Sin embargo, factores como un periodo hidrológico más largo pueden mostrar respuestas piezométricas diferentes para las distintas hidrofacies, por lo que se aconseja trabajar con tiempos de monitoreo de preferencia mayores a dos años, donde los registros involucren la acción conjunta de las hidrofacies (sobre todo las de bajo potencial), los procesos climáticos característicos que afectan el área de estudio y cómo se relacionan estos eventos con los niveles piezométricos.
Por otra parte, los puntos de monitoreo pueden verse afectados por modificaciones en la presión barométrica (sobre todo las asociadas con condiciones climáticas), siendo probables las interpretaciones erróneas en estudios de monitoreo de aguas subterráneas y niveles en reservas acuíferas (Erskine, 1991; Van der Kamp & Schmidt, 1997). Para obtener la representación más cercana a la realidad, se necesita aplicar una corrección de presión atmosférica. Se sugiere llevar a cabo un monitoreo independiente de este parámetro, en especial en zonas potenciales de tormentas, donde los sistemas de presiones se ven potencialmente afectados (Saucier, 1955).
Conclusiones
El modelo geométrico generado expone el complejo sistema entrelazado horizontal y verticalmente en que se presentan las hidrofacies en el sector norte de Bucaramanga, Santander. La hidrofacies bajo potencial puede modificar levemente la dirección de flujo subterráneo, manifestando el desarrollo de bajas permeabilidades asociadas con distribuciones locales, pero constantes, de estos segmentos cerca de los pozos de bombeo. Sin embargo, la disposición de la hidrofacies gravas open-framework y la configuración estructural del área muestra una tendencia hidrodinámica subterránea idónea. En términos de distribución, la hidrofacies grava masiva es la que presenta mayor continuidad en el área de estudio, confiriéndole características de interés hidrogeológico. Por otra parte, los segmentos con hidrofacies tipo arena son localizados con mayor proporción en la parte central de la zona, confiriendo así un mayor almacenamiento y transporte de volúmenes superiores de agua hacia ese sector.
La interpretación y el análisis de los sondeos generó siete litofacies pertinentes a la relación de Klingbeil et al. (1999), de tal manera que se constituyeron cuatro hidrofacies, con valores de conductividad hidráulica K promedio respectivos.
La propagación de estructuras de falla en el abanico aluvial de Bucaramanga produce espacios de acomodación a escala menor, por lo cual el espesor del miembro Órganos no es uniforme en toda su extensión. Las formaciones Diamante, Girón, Bocas y Tiburón fueron trabajadas como basamento hidrogeológico para el desarrollo del estudio por limitaciones en profundidad. Sin embargo, éstas pueden ser caracterizadas siguiendo la metodología desarrollada, con la condición de que las facies de las formaciones y el ambiente de sedimentación sean semejantes. Se propone delimitar hidrofacies en todas estas unidades para tener una definición y dinámica clara del subsuelo del área de estudio.