INTRODUCCIÓN
El turismo es una actividad económica cada vez más importante para diversos países, porque está estrechamente relacionada con el progreso social, económico y ambiental de las comunidades anfitrionas (Blanco y Hancco, 2020). Su desarrollo se traduce en diversas opciones de empleo, ingresos y oportunidades de inversión y de negocio (Sati, 2018; Mestanza y col., 2019a).
La materia prima del turismo son todos los recursos naturales, sociales, históricos y culturales, aprovechados para el disfrute de la demanda turística, una vez convertidos en atractivos turísticos. Por lo tanto, su uso debe de ir de la mano con el cuidado del medio ambiente por parte de la comunidad, los visitantes y la administración pública del destino turístico (Perruolo y Camargo, 2017; Yang, 2017; Cornejo y col., 2019; Peralta, 2022). Esto significa que las regiones deben aprender sobre el impacto del turismo en sus destinos para desarrollar políticas sólidas y adecuadas para el desarrollo regional y turístico (Saveriades, 2000; Zekan y col., 2022). Principalmente, en los espacios naturales donde los ecosistemas son sensibles, muchas veces no conocidos adecuadamente y cuya biodiversidad presenta mayores riesgos de deterioro y de degradación (Pérez, 2017; Mendigorri y Mateos, 2018).
Las premisas del desarrollo del turismo son: generar destinos responsables con el medio ambiente, tal como lo plantea en sus objetivos la Agenda 2030 (Espinosa y col., 2017); asimismo, impulsar el desarrollo local, que constituye un proceso estratégico, donde los actores de diferentes ámbitos conjugan diversos componentes, que se retroalimenta de modo sinérgico para generar procesos complejos, virtuosos y equitativos, cuya finalidad es trascendente en la mejora del nivel y calidad de vida de la comunidad, obteniendo esencialmente una oportunidad de desarrollo económico (Narváez y col., 2012; Miranzo, 2020).
Existe un incremento en el interés de los visitantes por realizar actividades ecoturísticas, visitar parques nacionales, vivir una experiencia significativa, buscan autenticidad cultural, contacto con comunidades locales y el aprendizaje sobre los ecosistemas singulares y las formas de conservación, de acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2016). Adicionalmente, la demanda turística es cada vez más exigente, prefieren zonas con alta calidad ambiental y paisajística como las que poseen las Áreas Naturales protegidas (ANP) (Leung y col., 2019). Las ANP albergan recursos comunes para su conservación, proporcionan múltiples beneficios, entre ellos, la provisión de servicios ecosistémicos y extractivos (flora y fauna). No obstante, las zonas turísticas tienen un límite en cuanto a la intensidad de visitantes que pueda soportar una zona geográfica, sin que esta provoque daños o impactos negativos (Moina-Santana, 2018).
Por lo tanto, con el fin de mitigar la reproducción de problemas característicos de espacios naturales turísticos, como la sobreexplotación y el inadecuado uso turístico (Córdova y col., 2019), se han desarrollado diferentes estrategias.
Los programas de manejo contribuyen en la gestión y planificación de actividades de aprovechamiento, tales como el turismo, en el caso de ser desarrollado en los parques nacionales, los ecosistemas con paisajes turísticos o recreativos tendrán que gestionarse en función de sus capacidades de resiliencia y resistencia a disturbios naturales y antropogénicos (Pavón y col., 2017).
En el caso de los destinos turísticos de España, Estados Unidos de Norteamérica, Brasil, Australia, Ecuador y Venezuela, se están aplicando estrategias e indicadores de monitoreo para medir el impacto turístico, además de que han decidido reconfigurar su oferta turística desde la visión del desarrollo sustentable, dejando de apostar al turismo tradicional (Castillo y Quintero, 2013; Torres-Matovelle, 2014; Librada-Jiménez, 2017; Brumatti y Rozendo, 2021). Por lo tanto, este tipo de turismo debe de cubrir algunas acciones que beneficien a las comunidades y prolonguen la vida de los recursos naturales como el planificar actividades turísticas bajo una metodología científica que evolucione favorablemente (Ruschmann, 2016); reconocer la capacidad de carga recreativa que regula el uso de los recursos para garantizar una experiencia turística de calidad ambiental (Cruz y col., 2019); así como, consolidar el fortalecimiento de la calidad ambiental global de la zona turística, proyectando alto nivel de satisfacción del turista; de forma que los destinos mantengan su competitividad a largo plazo, y generan acuerdos entre los implicados para conservación de la sustentabilidad (Bigné y col., 2000; Eagles y col., 2002; Espinosa y col., 2014).
Una herramienta que permite contribuir en la planificación de espacios naturales es el calcular la capacidad de carga turística (Fernández y Lazovski, 2018; Montalvo y Castillo, 2018; Mestanza y col., 2019b; Huaroc-Ponce y col., 2021). Se emplea para dar respuesta a los problemas generados por el turismo tradicional, para limitar el uso excesivo del espacio territorial y el deterioro de los recursos que sustentan la actividad (Matos y Pérez, 2019).
A nivel mundial, algunos ejemplos de la determinación de la capacidad de carga turística para impulsar una gestión y funcionamiento del turismo sustentable en el área protegida son: el Monte Everest y Hengistbury Head, sitios populares a nivel internacional, donde la masificación turística está provocando impactos negativos en el ambiente por rebasar su capacidad de carga turística (Garrigos-Simon y col., 2004; Somarriba-Chang y col., 2006; Salerno y col., 2013).
En el ámbito nacional, aún existe buena proporción del territorio que posee un favorable estado de conservación de sus recursos biofísicos. Y en este sentido, es importante contar con estrategias efectivas de protección por parte de los distintos niveles de gobierno (Mora-Olivo y col., 2009). Un ejemplo claro es el paseo la Tovara, Nayarit, donde se observó que, en temporadas altas, la capacidad de carga turística es rebasada por un 9 % de su límite permitido. Es por ello, que se tienen restricciones, tales como la capacidad de manejo, capacidad de personas, mantenimiento del equipo y el establecimiento de políticas; sin embargo, la sustentabilidad del sitio dependerá del buen manejo de los prestadores de servicios turísticos y autoridades (Gutiérrez-Torres y col., 2013).
Por otro lado, existen parques nacionales en México que se encuentran alterados por los efectos del desarrollo turístico como: los Parques Sierra de San Pedro Mártir y Constitución de 1857 en Baja California (Medina-Castro y col., 2019).
En el caso del estado de Guerrero, municipio de Acapulco de Juárez, se localiza el Parque Nacional El Veladero, que desde hace 42 años presenta múltiples irregularidades sociales y problemas ambientales como: asentamientos irregulares y el desplazamiento de visitantes, por diferentes motivaciones, ya sea de índole religioso, deportivo, contemplación de las vistas panorámicas de la bahía de Acapulco y observación de la flora y fauna, concentrando actividades ejercidas sin control, que han traído impactos en la zona como: la erosión del suelo, contaminación por residuos sólidos y la extracción de recursos naturales (Anzaldúa-Soulé y col., 2021).
El Veladero es un sitio visitado principalmente por un turismo local y en menor medida nacional, donde se realizan actividades religiosas, deportivas y contemplativas como festividades en Semana Santa y peregrinación en diciembre en conmemoración de la Virgen María; caminatas y trote; y contemplación de la vista panorámica de la bahía de Acapulco (Anzaldúa-Soulé y col., 2021), sin embargo, no existe un registro de datos estadísticos que arrojen la cantidad y el tipo de visitantes por parte de la Secretaría de Turismo de Acapulco.
Uno de los puntos donde se desarrollan acciones de uso turístico se localiza en el sendero que comienza en el poblado el Carabalí hasta el cerro El Encinal, donde está ubicado el monumento Cristo Rey de la Paz, y la vista panorámica a la bahía de Santa Lucía de Acapulco (Figura 1) (Anzaldúa-Soulé y col., 2019). Sin embargo, dichas acciones no están reguladas y tampoco se cuenta con investigaciones aplicadas que documenten la capacidad de carga turística, que permita restringir y gestionar el acceso adecuado al área para no demeritar la calidad de la zona protegida. Asimismo, no cuenta con instrumentos de gestión ambiental y planificación de las actividades turísticas, con criterios específicos de conservación (Anzaldúa-Soulé y col., 2019; CONANP, 2021), como el programa de manejo, el cual es un documento director de planeación, regulación y gestión, en el que se establecen objetivos de conservación de su biodiversidad y sus ecosistemas (Caballero-Rico y col., 2020).
Fuente: modificado a partir de los datos vectoriales del INEGI (2015) y Registro Agrario Nacional (2019).
El objetivo del presente trabajo fue la determinación de la capacidad de carga turística del sendero del Parque Nacional El Veladero, el cual comienza en el poblado el Carabalí hasta el cerro El Encinal, para generar un aprovechamiento turístico sustentable de los recursos naturales.
MATERIALES Y MÉTODOS
El ANP con categoría de Parque Nacional El Veladero, comparte su territorio con los municipios de Acapulco de Juárez y de Coyuca de Benítez (Figura 1). El área de estudio es un sendero que parte del ejido el Carabalí, localizado en el municipio de Acapulco de Juárez, y recorre parte de la ANP (Anzaldúa-Soulé y col., 2021).
La investigación se desarrolló en tres fases: se efectuó una revisión documental sobre la determinación de la capacidad de carga turística (CCT) y el turismo en ANP. Posteriormente, se realizó un análisis de las condiciones ambientales y sociales de El Veladero, aplicando criterios de selección de la fuente de información (Arias, 2019) y eligiendo los contenidos relevantes en las principales bases de datos: Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL), Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) y Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP).
Finalmente, con base en el análisis de diversos estudios sobre la CCT se consideró aplicar el proceso metodológico de Cifuentes (1992) y Cifuentes-Arias y col. (1999), para determinar el número máximo de personas que el sendero puede soportar, sin generar impactos negativos en los recursos físicos, biológicos o en la experiencia de la visita.
La información de las variables fue obtenida con base en el diagnóstico y trabajo de campo para determinar la CCT en tres etapas: 1. Capacidad de carga física (CCF), 2. Capacidad de carga real (CCR) y 3. Capacidad de carga efectiva (CCE).
Capacidad de carga física (CCF)
Para la obtención de la CCF del sendero, fueron consideradas las variables de la CCT (Cifuentes, 1992). Se refiere a la cantidad de personas que podrían ubicarse físicamente durante el día. Se calculó a partir de la relación entre los factores de visita (horario y tiempo de visita o duración del recorrido), espacio disponible y necesidad del espacio por visitante. Se estimó mediante la siguiente expresión matemática:
En el que:
L = Longitud del sendero en metros.
Sp = Superficie que se estima utiliza una persona para moverse libremente.
NV = Número de veces que el sitio puede ser visitado por la misma persona en un día.
En el que:
hv = Horas del día que pueden realizarse recorridos en el sendero.
tv = Tiempo necesario para visitar o recorrer el sendero.
Capacidad de carga real (CCR)
En su determinación se consideran una serie de factores de corrección: Factor social (FCsoc), Erodabilidad (FCero), Accesibilidad (FCacc), Precipitación (FCpre), Brillo solar (FCsol) y Anegamiento (FCane). En el caso de FCtem, que toma en cuenta las temporadas durante las cuales no se permite la entrada de visitantes, no se incluyó porque no hay cierre del recorrido, pues está disponible los 365 días del año. De esta forma, su calculó se obtuvo mediante la siguiente fórmula:
FCsoc
Espacio mínimo requerido por cada visitante, por cada grupo y la distancia entre ellos, para evitar la sensación de masificación. Se calculó a partir de la distancia requerida por grupo (DRG), que se obtuvo sumando la distancia entre grupos de visitantes y el resultado de la multiplicación del espacio requerido individual de cada visitante del grupo y el número de personas por grupo. Este factor se estimó mediante las siguientes ecuaciones matemáticas:
En el que:
DG = Distancia entre grupos.
EP = Espacio requerido por persona.
NPG = Número de personas por grupo.
Asimismo, se calculó el Número de grupos (NG) que pueden localizarse al mismo tiempo en el sendero.
En el que:
L = Longitud total del sendero en metros.
DRG = Distancia requerida por grupo.
Para medir el factor de corrección social es necesario primero conocer el número total de personas que pueden estar simultáneamente dentro del sendero. Para el cálculo, se empleó la siguiente fórmula:
En el que:
P = Número de personas que pueden estar simultáneamente dentro del sendero.
NG = Número de grupos.
NPG = Número de personas por grupo.
La cifra obtenida toma como referencia las distancias entre grupos y el terreno ocupado por los mismos.
El valor de P se utiliza para calcular la magnitud limitante (ML) que se refiere a la porción del sendero que no puede ser ocupada, derivado de la distancia mínima que se requiere mantener entre cada uno de los grupos, y que se estima mediante la siguiente fórmula:
En el que:
Mt = Metros totales en el sendero (longitud).
P = Número de personas que pueden estar simultáneamente dentro del sendero.
EP = Espacio requerido por persona (en este dato se consideró mantener la sana distancia).
Una vez obtenidos los datos, es posible calcular el factor de corrección social:
En el que:
ML = Magnitud limitante.
Mt = Metros totales en el sendero (longitud).
FCero
Para el cálculo de FCero previamente se necesitó identificar el tipo de suelo que presenta El Veladero; en este caso, es de tipo regosol y tiene poca cubierta vegetal, esto ayuda la escorrentía superficial, y por consiguiente, la erosión (Gerardo, 2013). Este factor se calculó considerando sólo los metros del sendero donde existía evidencias de erosión. El sendero posee un grado de erodabilidad medio y alto, es por ello, que se incorporó un factor de ponderación de 1 para el grado medio de erodabilidad y de 1.5 para el alto (Cifuentes-Arias y col., 1999), según la siguiente expresión matemática:
En el que:
Mea = m del sendero con erodabilidad alta.
Mem = m del sendero con erodabilidad media.
Mt = Metros totales en el sendero (longitud).
FCacc
Para realizar el cálculo de FCacc se aplicó una adaptación de acuerdo con la metodología de Cifuentes-Arias y col. (1999), la que permitió identificar y estimar la longitud del sendero, según su nivel se dificulta.
En el que:
Ma = m de sendero con dificultad alta 0.2.
Mm = m de sendero con dificultad media.
Mt = Metros totales en el sendero (longitud).
FCpre
En la FCpre: se calcularon las temporadas de lluvias, en este caso se presentan regularmente en junio, julio, agosto y septiembre, se apreció que el FCpre puede alcanzar en promedio 1 h/d, lo que 2 representa a 61 h de lluvia en total. Entonces, el FCpre se calculó de la siguiente manera:
En el que: hl = h de lluvia limitantes por año (días* 1 h/d = 61)
Ht = h al año que el sendero está abierto, para el presente estudio es 365 d x 9 h/d.
FCsol
En el FCsol: el sendero dispone con 9 h de luz solar. Pero de las 12:00 pm a las 4:00 pm la intensidad del sol es sumamente fuerte, las visitas a sitios sin cobertura resultan difíciles o incómodas. Considerando las horas de sol disponible en diferentes temporadas, el factor por brillo solar es igual:
En el que:
Nhsol/al = Número de horas de sol al año que limitan la realización de actividades.
Nhsol/ar = h de sol al año recomendadas para realizar actividades.
FCane
Finalmente, FCane: los únicos tramos donde se encontró anegamiento fueron aquellos donde el paso de los vehículos o el pase del agua de lluvia han erosionado el suelo. Por tanto, para calcular este factor de corrección se utilizó la expresión matemática siguiente:
En el que:
Ma = m del sendero con problemas de anegamiento.
Mt = Metros totales en el sendero (longitud).
Capacidad de carga efectiva (CCE)
Se cálculo la capacidad de manejo (CM) considerando la relación entre la cantidad existente y la cantidad óptima de infraestructura, equipamiento y personal mediante la siguiente fórmula:
En cada aspecto evaluado se utilizó la escala de 0 a 4 establecida en trabajos similares (Cifuentes-Arias y col., 1999). La asignación de valores se efectuó con base en apreciación propia y mediante consulta de expertos. Cabe mencionar, que cada variable fue establecida de acuerdo con la metodología de De-Faria (1993) (Tabla 1). La CCE se estimó mediante la fórmula:
% | Valor | Calificación |
---|---|---|
< % = 35 % | 0 | Insatisfactorio |
36 % a 50 % | 1 | Poco satisfactorio |
51 % a 75 % | 2 | Medianamente satisfactorio |
76 % a 89 % | 3 | Satisfactorio |
> % = 90 % | 4 | Muy satisfactorio |
Fuente: De-Faria (1993).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Algunos hallazgos identificados de acuerdo con el análisis de las condiciones sociales y ambientales son:
Las condiciones sociales: el ejido El Carabalí comparte su espacio territorial con el Parque Nacional El Veladero. Se observó un crecimiento poblacional y de infraestructura de vivienda, en el año 2000 tenía 379 habitantes y para el año 2010 aumentó a 448 habitantes, reflejando un crecimiento en la población del 18.2 % con un grado de marginación alto. Por ende, incrementó en el número de viviendas, en el año 2000 había 83 habitadas y para el 2010, 120 viviendas (INEGI, 2015). Presentó un aumento anual progresivo de 4.46 % (SEDESOL, 2013).
Desde la perspectiva ambiental, en los alrededores de la zona de estudio existen tres tipos de vegetación: selva perennifolia, selva caducifolia y bosque de encino, ambientes naturales que le integran alta calidad ambiental y un alto valor paisajístico. El clima es cálido subhúmedo. El tipo de suelo es leptosol, caracterizado por ser delgado, pedregoso y poco desarrollado, puesto que, contiene gran cantidad de material calcáreo, lo que provoca un potencial agrícola limitado (SEMARNAT, 2007). Debido a la dificultad para desarrollar la agricultura en el suelo leptosol, una alternativa viable para obtener recursos económicos extras para la comunidad es aprovechar la zona por medio de actividades turísticas sustentables. Coincidiendo con la CONANP (2018) algunas actividades que se pueden realizar en ANP son: senderismo, caminatas, contemplación de la flora y fauna, observación de aves, excursionismo, ciclismo, fotografía rural y talleres de educación ambiental. Es decir, actividades recreativas en contacto con la naturaleza y las expresiones culturales, con una actitud y compromiso de conocer, respetar y disfrutar de forma equilibrada los recursos.
Las principales características del sendero se muestran en la Tabla 2. El horario recomendado busca aprovechar la luz del sol, pero no se recomiendan recorridos posteriores a las 4:00 pm, pese a que el atardecer suele presentarse cerca de las 7: 30 pm, por cuestiones de seguridad, ya que se requieren 4 horas para recorrer, en ambos sentidos, los 2 650 m existentes desde donde inicia el recorrido en el Carabalí hasta finalizar en el Cristo Rey de la Paz, que se sitúa en la parte más alta del cerro El Encinal (forma parte del ejido el Carabalí), por lo que el turista se arriesga a quedarse en la oscuridad en su regreso.
Horario factible para recorridos | Condiciones | Distancia del recorrido | Duración del recorrido |
---|---|---|---|
7:00 am a 4:00 pm | Área con parte del camino pavimentado y terracería | 2 650 m lineales | 4 h |
Capacidad de carga física (CCF)
La CCF deseada de comodidad del sendero corresponde a 1 988 visitantes diarios, que representa el espacio disponible y la necesidad de espacios por cada visitante.
Capacidad de carga real (CCR)
La distancia idónea para mantener la comodidad de los grupos de visitantes que circulan en el sendero a pie corresponde a 71 m.
El número de grupos de visitantes que pueden estar dentro del sendero es 37, con fundamento en la distancia requerida entre grupos y el espacio utilizado por cada grupo dentro del sendero.
El número total de personas que pueden estar simultáneamente ubicadas dentro del sendero es de 259 personas.
La ML indica que cuando se sitúan dentro del sendero el número máximo de personas, quedan libres 1 873 m.
Los resultados de los Factores de corrección permitieron establecer la CCR, al reducir la CCF.
En el sendero se reportaron 105.1 m lineales con grado de erodabilidad alto (105.1) y 403.2 con grado medio. El resultado de este factor permitirá limitar el número de visitas en el sendero, considerando la posibilidad de erosión en el sendero.
Las características de la pendiente, es que cuenta con segmentos asociados a un grado de dificultad alto (48) y medio (1470), según los rangos expresados en la Tabla 3.
Dificultad | Pendiente | Área del sendero | Longitud del sendero |
---|---|---|---|
Ningún grado de dificultad | 0 % a 20 % | 9 101 m | 1 132 |
Media dificultad | 21 % a 40 % | 11 745 m | 1 470 |
Alta dificultad | 41 % a 60 % | 384 m | 48 |
Fuente: modificado a partir de Cifuentes-Arias y col. (1999).
El número o límite máximo de visitas que se pueden permitir, considerando sus características físicas, condiciones, espacio para el desarrollo de las actividades, así como la sana distancia entre los visitantes de acuerdo con los criterios emitidos por la OMS (2020) es de 34 visitas al día.
Capacidad de carga real (CCR de carga efectiva (CCE)
La asignación de valores que se dio a los aspectos evaluados de los componentes de infraestructura y equipamiento se muestran en la Tabla 4 y los de personal en la Tabla 5. Con base en ellos se obtuvo el cálculo de la CM:
Componente | Cantidad actual (A) | Cantidad óptima (B) | Relación a/b | Estado | Localización | Funcionalidad | Suma (S) | Factor s/16 |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Infraestructura | ||||||||
Oficina | 1 | 0 | 1 | 3 | 4 | 4 | 13 | 0.8125 |
Casa para personal | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2 | 0.125 |
Caseta de entrada | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Area de camping | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Estacionamiento | 1 | 1 | 4 | 2 | 2 | 4 | 14 | 0.875 |
Area de picnic | 1 | 2 | 4 | 2 | 3 | 3 | 15 | 0.938 |
Basureros | 1 | 4 | 4 | 2 | 3 | 4 | 18 | 1.125 |
Baños (letrinas) | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2 | 0.125 |
Regaderas | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Lavamanos | 0 | 2 | 0 | 0 | 0 | 0 | 2 | 0.125 |
Bodega | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0.063 |
Drenaje | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0.063 |
Señalización | 3 | 3 | 4 | 1 | 3 | 4 | 18 | 1.125 |
Croquis | 0 | 3 | 0 | 0 | 0 | 0 | 3 | 0.188 |
Maqueta | 0 | 1 | 0 | 0 | 0 | 0 | 1 | 0.063 |
Mirador | 2 | 4 | 3 | 2 | 4 | 4 | 19 | 1.188 |
Senderos | 1 | 1 | 4 | 3 | 4 | 4 | 17 | 1.063 |
Suma | 7.875 | |||||||
Promedio | 0.463 | |||||||
Equipamiento | ||||||||
Vehículo | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Extinguidor de incendios | 1 | 2 | 4 | 1 | 2 | 3 | 13 | 0.813 |
Botiquín de primeros auxilios | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Motosierras | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Rotuladores | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 | 0 |
Suma | 0.813 | |||||||
Promedio | 0.163 |
Personal | Cantidad actual (A) | Cantidad óptima (B) | Relación A/B en la escala C | Factor C/4 |
---|---|---|---|---|
Administrador | 1 | 1 | 4 | 1 |
Educación ambiental | 1 | 2 | 3 | 0.750 |
Guardaparques | 0 | 5 | 0 | 0 |
Guías | 0 | 3 | 0 | 0 |
Personal administrativo | 0 | 0 | 0 | 0 |
Técnicos operativos | 0 | 0 | 0 | 0 |
Personal de limpieza | 1 | 2 | 4 | 0.571 |
Suma | 2.32 | |||
Promedio | 0.331 |
Este valor, de acuerdo con los criterios de evaluación (Tabla 6) se considera insatisfactorio.
Variable | |
---|---|
Infraestructura | 0.463 |
Equipamiento | 0.163 |
Personal | 0.332 |
Promedio | 0.957 |
Fórmula: CM=infr+equi+pers/3*100 |
0.319 |
Capacidad de manejo expresada en porcentaje | 31.90 |
La CCE fue de 11 grupos de visitantes por día, representa el límite máximo con respecto a la CCR y la CM por la administración, que se puede permitir ordenarlos y manejarlos, sin demeritar la calidad del espacio protegido.
El número de visitantes de la CCE es reducido, puesto que, la zona presenta una categoría insatisfactoria por la falta de infraestructura, equipamiento y personal, por lo tanto, este factor limita el número de visitantes.
Por sus características físicas del sendero, podría ser apto de recibir visitas de niños, adolescentes y adultos, puesto que, según los datos obtenidos, la gran parte del territorio no presentó ningún grado de dificultad y grado medio de dificultad (Tabla 3).
Por consiguiente, antes de promover cualquier tipo de actividad turística o desplazamiento en la zona, es necesario impulsar la creación del programa de manejo, planificación de actividades y un programa de gestión y manejo de residuos sólidos, ya que, según datos de Anzaldúa-Soulé y col. (2020), se identificaron en el sendero residuos sólidos con un peso volumétrico diario en promedio de 205.7 kg/m3, durante la temporada vacacional Semana Santa de 2019 y 5 tiraderos a cielo abierto.
Actualmente, las actividades se realizan sin planificación, organización y de forma desarticulada entre los diversos organismos encargados de salvaguardar el patrimonio natural y gestionar las acciones y el acceso a El Veladero. Además, los índices obtenidos respecto a la CCT no han podido compararse con otros resultados de visitantes, porque en la zona no existe un programa de manejo, así como el registro de visitas y tipos de actividades (CONANP, 2000; Anzaldúa-Soulé y col., 2021; CONANP, 2021; Rafael, 2022), por lo tanto, las actividades que se realizan son de manera irracional y sin planificación. Coincidiendo con Ponce y col. (2021) el número máximo de CCE no garantiza la sostenibilidad de un atractivo turístico, es solo un instrumento que ayuda a la gestión adecuada del lugar.
El turismo que se recibe actualmente es tradicional, caracterizado por no tener un control, registros de visitantes y por efectuar alteraciones en la zona, por lo tanto, para lograr un desarrollo turístico sustentable en El Veladero, es necesario aplicar restricciones de uso conforme a los resultados obtenidos en el estudio e impulsar un enfoque altamente participativo, que incorpore varios grupos de partes con intereses comunes: desde organizaciones de gestión, autoridades públicas, hoteles, operadoras turísticas y residentes, comenzando por ejercer un diálogo holístico sobre las condiciones de la zona, evaluar los riesgos y generar estrategias de mitigación de la problemática ambiental cuando se exceda la CCT.
Así como, también aplicar estrategias para la gestión adecuada de la CM, capacidad de personas, mantenimiento del equipo y el establecimiento de políticas para no cometer los mismos errores de las anteriores ANP como: el Parque Nacional la Montaña Malinche o Matlalcuéyatl, Benito Juárez, El Potosí, El Pico de Orizaba y El Sabinal (SEMARNAT, 2013; 2014; 2015; 2016; 2019). Es por ello, que la sustentabilidad del sitio dependerá del buen manejo de los prestadores de servicios turísticos, la comunidad local y las dependencias encargadas en la administración. Asimismo, García-Hernández (2003), explica que es fundamental que la CCT sea el punto de partida de la planificación turística y se reconozca como un indicador de sustentabilidad.
Concordando con Morales-Betancourt (2014) y Mestanza y col. (2019b) los resultados se deben concebir como una guía o parámetro, que deben ser evaluados y monitoreados, complementados con otros estudios, porque va cambiando con el tiempo y el crecimiento del turismo puede verse afectado por las técnicas y los controles de gestión. Por consiguiente, es indispensable impulsar investigaciones científicas que permitan identificar el perfil del visitante, los gustos y preferencias para estructurar una oferta turística de calidad y con un uso equilibrado del ambiente, que permita atraer una demanda adecuada para la zona.
El Veladero posee alta calidad paisajística (Anzaldúa-Soulé y col., 2019) que debe preservarse tomando las medidas necesarias para que el ambiente no se deteriore. Como menciona Somarriba-Chang y col. (2006) y Córdova y col. (2019), el rebasar la CCT por la sobre explotación y el inadecuado uso turístico, podría traer como consecuencia que el parque perdiera su belleza escénica, la biodiversidad y los servicios ambientales, ya que recuperarlas sería muy costoso calculando en tiempo y dinero o irreversible.
Coincidiendo con diversos estudios sobre la capacidad de carga, se puede concluir que una zona con alto potencial turístico tiene, al mismo tiempo, alta vulnerabilidad. Para que el espacio protegido no presente o sufra afectaciones irreversibles, se recomienda implementar las siguientes medidas (Laneti y Cristopher, 2017; Alvarado y col., 2018; Soria-Díaz y col., 2022):
Optimizar de forma urgente la capacidad de manejo; crear un sistema de monitoreo permanente de la cobertura vegetal y los cambios de usos de suelo, restauración ecológica, de flora y fauna, actividades de visita, manejo y gestión de residuos sólidos urbanos, uso no consuntivos y el financiero, para evaluar cambios significativos en las condiciones del sendero; ejecutar estudios de mercado, para evaluar las preferencias, motivaciones y necesidades de los visitantes; precisar los roles que asumirán las autoridades, el ejido y la comunidad en general; pactar mecanismos para garantizar que, la derrama económica, generada por la realización de actividades turísticas, sea distribuida entre los habitantes del ejido; ofrecer cursos de capacitación sobre cultura turística y ambiental, manejo de grupos y primeros auxilios; identificar fuentes de financiamiento potenciales para mejorar la infraestructura, el equipamiento, la señalética y restauración de zonas degradadas (Laneti y Cristopher, 2017; Alvarado y col., 2018; Soria-Díaz y col., 2022).
CONCLUSIONES
La determinación de la capacidad de carga turística en El Veladero servirá para impulsar un aprovechamiento turístico, a través de un plan o programa adecuado y eficiente acorde con las condiciones sociales y ambientales del Parque Nacional. Por lo tanto, la investigación puede representar el punto de partida para limitar el uso que se debe tener del parque, con el fin de no generar impactos turísticos que generen efectos adversos en los ecosistemas, sin embargo, con la integración de otras metodologías de adaptación de cambios puede mejorarse la gestión de sus recursos naturales. Es indispensable impulsar la participación por parte de los actores principales: las autoridades locales, estatales y nacionales responsables de la conservación del patrimonio natural y la comunidad local, quienes intervienen en el aprovechamiento de los recursos naturales. Será primordial fortalecer e implementar instrumentos normativos por la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP) e involucrar a la comunidad y a los visitantes para ejecutarlos en el parque, sin embargo, para no cometer vacíos en cuanto a la ejecución de acciones, es conveniente se defina y limite el campo de acción de todos los actores que intervengan en el manejo del turismo. Asimismo, la metodología tuvo un aporte metodológico al considerar la sana distancia entre los visitantes. Por lo tanto, puede ser utilizada y los resultados podrán ser empleados para futuras investigaciones que deseen calcular la capacidad de carga turística de otros senderos en El Veladero o bien para implementar actividades turísticas acordes a las condiciones naturales, culturales y sociales.