Sr. Editor:
Hemos leído con interés el trabajo de Díaz-Badillo et al.1 en el que se ofrece un buen panorama sobre el proceso de vacunación en el contexto de la COVID-19 en México. Sin embargo, consideramos que se queda a medio camino en cuanto al objetivo mencionado por parte de los autores de analizar «los confusos mensajes sobre vacunación que se difunden en las redes sociales», y tampoco se explicitan las «recomendaciones generales» que permitirían «contrarrestar la información ambigua y confusa que proviene de las redes sociales». Precisamente, para este objetivo es necesario desarrollar investigaciones específicas que indaguen acerca de las creencias de las personas en la ciencia y las teorías conspirativas, las actitudes y los comportamientos hacia la vacunación, las razones de la aceptación y el rechazo, la confianza en el gobierno y en las fuentes de información, y la divulgación social de la información científica, entre otras. Esto es aún más importante si se tiene en consideración que las personas que tienden a creer más en conspiraciones y rechazan las vacunas obtienen más información de las redes sociales y no de los profesionales de la salud o sitios web de salud verificados. En este sentido, es necesario lograr también una inmunidad colectiva contra la desinformación y las creencias de conspiración para garantizar la inmunidad colectiva contra la COVID-19. Por tanto, la difusión de información en redes sociales simplemente constituye un aspecto del asunto, el cual debe complementarse con otras perspectivas más complejas sobre el fenómeno. Al respecto, ya existen varios estudios que pueden consultarse2-4. Por ello, presentamos algunas recomendaciones para hacer más eficaz el proceso de vacunación5, cuyas principales líneas de acción se exponen en la tabla 1.
– Valorar las ciencias sociales como clave para el éxito de la vacunación. |
– Informar adecuadamente sobre los beneficios, los riesgos y el suministro de vacunas. |
– Comunicar de manera asertiva, eliminando la información errónea. |
– Generar confianza pública en la asignación y la distribución equitativas. |
– Disponer la vacunación en lugares seguros, familiares y adecuados. |
– Establecer organismos autónomos para monitorear e informar sobre el proceso de vacunación pública. |
Consideramos que esta información constituye el punto de partida para mejorar el proceso de vacunación ante la COVID-19, la elaboración de políticas públicas y la implementación de programas comunitarios. Desde luego, cada una de estas líneas de acciones requiere tanto la participación de los profesionales como el involucramiento de los actores de la sociedad civil. Por tanto, esta información puede resultar una herramienta útil para los medios de comunicación, los profesionales de la salud, las organizaciones sociales y los profesores a cargo de la formación del personal de salud.