INTRODUCCIÓN
A nivel mundial la mastitis representa grandes pérdidas productivas y económicas en ganado lechero (DANE, 2014; Vissio et al., 2015; Gómez, 2015; Addis et al., 2016; Ruiz et al., 2016) no siendo la excepción México donde se reportan estas pérdidas en ganado doble propósito (Pech et al., 2007), así como en ganado lechero especializado (Gerlach et al., 2009). Las vacas con mastitis pueden tener signos clínicos (Mastitis clínica: MC) o sin signos clínicos (Mastitis subclínica: MS). Esta última, es considerada la forma más común de esta afección y la que genera más costos, ya que, al pasar desapercibida por el productor, el animal no sólo baja su producción de leche, sino que se convierte en un foco de infección para todo el hato (Gómez, 2015; Addis et al., 2016). Las causas de su alta prevalencia son multifactoriales, donde su incidencia depende de la exposición a patógenos, efectividad de los mecanismos de defensa de la ubre y la presencia de riesgo ambiental (Huijps et al., 2009; Zaror et al., 2011; Alonso et al. 2018; Saidani et al., 2018; Bedolla et al., 2019). También se ha descrito la raza como uno de los factores influyente, donde la raza Holstein parece estar entre las más susceptibles (Ramírez et al., 2011; Santivañez et al., 2013; Saidani et al., 2018), el tipo de ordeña y secado de los pezones (Saidani et al., 2018; Guevara et al., 2020), número de lactancia (Saidani et al., 2018), así como la interacción que se presente entre todos los factores.
Entre las técnicas más aceptadas para diagnóstico en campo está la prueba de California (CMT), esta ha sido empleada durante décadas y sigue siendo la prueba más utilizada a nivel de campo para el diagnóstico de la mastitis subclínica en el ganado bovino lechero, así como el método tradicional de cultivo en placa para muestras positivas (Castañeda et al., 2013; Sánchez & Gutiérrez 2015; Alonso et al., 2018; Sánchez et al., 2018), donde el aislamiento de los microorganismos permiten evaluar la calidad sanitaria de la leche y por ende las condiciones en el manejo del ganado (Moreira et al., 2020).
En el último censo se reportan con 16 220 y 15 410 vacas para los municipios de la Colorada y Ures respectivamente, dentro de los cuales se encuentran el Ejido Cobachi y la comunidad de Pueblo de Álamos con 2 188 y 5 031 vacas respectivamente, donde se recolectaron las muestras para este estudio (SAGARHPA, 2020). El nivel de tecnología y de inversión para el manejo y producción de leche en ganado doble propósito de la entidad es bajo, la ordeña es manual y algunos productores ordeñan mecánicamente con equipos portátiles. Generalmente el ganado se deja en libertad dentro de grandes extensiones de superficie donde se alimenta de especies forrajeras endémicas como los pastizales de zacates del Género Bouteloua; o introducidas como el buffel, “Cenchrus ciliaris”. Los animales bajo estos sistemas muestran niveles bajos de producción, promediando alrededor de 6 L vaca por día; aunado a lo anterior se ha observado, una fluctuación marcada en la producción por efecto de la época del año alcanzando su mayor producción de leche en la época de lluvias durante el verano, cuando el agostadero presenta mayor abundancia de alimento verde con mayor contenido nutricional; algunos productores apoyan la alimentación del ganado en ordeña con algún esquilmo agrícola o un derivado de granos como el salvado.
La producción de leche en este tipo de sistemas se destina en mayor proporción a la producción de queso artesanal, siendo esta una de sus principales actividades económicas. Los genotipos de se utilizan para la producción de leche son principalmente representados el ganado criollo y encastado cebú con europeo (Hernández, 2012). Dada la importancia socioeconómica del sistema de producción lechera de doble propósito en la zona centro de Sonora y la escasa información sobre la prevalencia de mastitis, el objetivo del presente trabajo fue determinar los factores asociados a la prevalencia de mastitis bovina en ganado doble propósito en dos municipios de Sonora, México. La hipótesis del trabajo fue: la prevalencia de la mastitis en el ganado bovino de doble propósito en el centro de Sonora difiere por efecto de la estación del año (EA), tipo de ordeña (TO), días de lactancia (DL), número de parto (NP) y presencia/ausencia del becerro al momento de la ordeña (PB/AB).
MATERIAL Y MÉTODOS
El estudio se llevó a cabo en dos distritos de desarrollo rural en el centro del estado de Sonora, México donde se realiza actividad lechera con ganado bovino de doble propósito, que se caracteriza por el uso de biotipos donde generalmente predominan las cruzas de ganado criollo con razas puras como: Angus, Charoláis, Hereford, y Beefmaster y Brangus, Limousin, Gyr, Simbrah, Gelbvieh, Pardo Suizo, Romagnola, Salers, Simmental, Brahman, Holstein y Neozelandés (Hernández, 2012). Se seleccionó una muestra estadísticamente representativa (n=350) del total de vacas en ordeña en los distritos de Ures y Mazatán, Sonora, y se realizó el mismo muestreo en invierno (diciembre 2017-febrero 2018) y verano (junio-septiembre, 2017) con el mismo número de animales para cada época. Ures se ubica entre los paralelos 29° 00’ y 29° 43’ de latitud norte; los meridianos 109° 57’ y 110° 37’ de longitud oeste; altitud entre 10 y 1 600 m y Mazatán se encuentra entre los paralelos 28° 45’ y 29° 07’ de latitud norte; los meridianos 109° 55’ y 110° 26’ de longitud oeste; altitud entre 95%; e, error de estimación o la precisión deseada; p, la proporción esperada de unidades de observación con la característica buscada; y q, la proporción esperada de unidades de observación sin la característica buscada (q = 1-p).
Se registraron los casos de la prevalencia de mastitis por vaca y por glándula mamaria (Refiriéndose por vaca al hecho de sumar aquellas que tenían al menos una glándula infectada y por glándula a la suma individual de glándulas infectadas). Aunado a la información de manejo y producción se registraron las siguientes variables independientes: genotipo, tipo de ordeño 300 y 1,300 m.
Se estimó una n de 350 vacas en total para cada estación con base a la siguiente ecuación de Mendenhall et al., 2006.
Donde n, es el tamaño de muestra seleccionado; N, es la población total; Z, el nivel de confianza, edad, semanas de lactancia, número de parto, tipo de ordeño. Para el diagnóstico de la mastitis se realizó la prueba de California (CMT) y crecimiento bacteriano.
Diagnóstico de mastitis subclínica. Primero se limpió el orificio del pezón para eliminar la carga bacteriana. La prueba de CMT es una prueba cualitativa, consistió en mezclar aproximadamente 2.5 mL de leche de cada una de las glándulas con 2.5 mL del reactivo de California (aril alquil sulfonato de sodio), en proporción 1:1 y se mezcló. La prueba positiva se dio por la formación de un gel, visible a simple vista, la prueba arroja 5 lecturas: negativa donde no hay cambio alguno, trazas donde se forma un leve y transitorio precipitado en la base de la paleta, grado 1 donde hay un mayor precipitado sin formación de gel, grado 2 se forma un denso precipitado en el centro de la base de la paleta y grado 3 donde se forma un gel muy denso adherible a la paleta, (Bedolla et al., 2007; Echeverría et al., 2010). Se desinfectaron las glándulas mamarias para posteriormente tomar muestra de leche en bolsas Whirl pak estériles, para su posterior análisis microbiológico. Las muestras recuperadas se transportaron al Laboratorio de Microbiología Molecular del CIAD (Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo), A C. Unidad Hermosillo, en Carretera Gustavo Enrique Astiazarán Rosas No. 46, Col. La Victoria CP 83304. La muestra de leche se conservó a una temperatura de 4-10o C bajo los procedimientos del Manual de la OIE (OIE, 2004; NOM-109-SSA1-1994. Para el análisis microbiológico se utilizó el cultivo tradicional en placa. Posteriormente de cada muestra de leche se inocularon en placas de agar sangre al 5% y placas de Agar Sangre-Esculina con la ayuda de hisopos estériles. Las placas inoculadas se incubaron a 37°C por 24 h. (Castañeda et al., 2013). Las placas que mostraban crecimiento de 3 o más colonias diferentes se descartaron.
Análisis estadístico. Para el análisis de los datos, se evaluó el efecto de época del año (EA) considerándose verano e invierno, tipo de ordeño (TO), número de parto (NP), y días en lactancia (DL) sobre la prevalencia de mastitis subclínica. Cuando se evaluó el TO se consideraron dos grupos: grupo ordeña mecánica (OME) y grupo ordeña manual (OMA). Se consideraron tres grupos para evaluar en NP: Vaquillas de primer parto (VP); Vacas de entre 2 a 6 partos (V 2-6), y vacas de 7 o más partos (V7). Se hicieron cinco grupos para evaluar el efecto de los DL sobre la prevalencia de mastitis subclínica: De los 7 a los 90 días de lactancia (D7-90), de los 91 a los 180 días en lactancia (D91-180), de los 181 días en adelante (D>181) días en lactancia. Se utilizó la prueba de Chi2 para evaluar los efectos de las variables independientes NP, DL, sobre la prevalencia de mastitis subclínica y para estimar la relación de los factores EA, TO y presencia o ausencia del becerro, con la prevalencia de mastitis subclínica, se realizaron pruebas de hipótesis para dos proporciones independientes.
Todos los análisis se hicieron a un nivel de significancia de P≤0.05 en el error Tipo I, en el paquete estadístico NCSS versión 2007.
RESULTADOS
En el cuadro 1 se muestra la prevalencia de mastitis subclínica por efecto de la EA. Se definieron como glándulas negativas aquellas que dieron negativas a las pruebas utilizadas (CMT y examen microbiológico) para el diagnóstico de la mastitis. Por el contrario, las glándulas positivas, fueron aquellas que presentaron crecimiento microbiológico y/o dieran positivas para la CMT (grado 1, 2 y 3), Las glándulas ciegas (disfuncionales) son aquellas glándulas improductivas y por lo tanto no se ordeñaron.
Época del año | |||
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VERANO (n=1400) | INVIERNO (n=1400) | VALOR P | |
MASTITIS CLÍNICA | 1.07 | 0.29 | P<0.05 |
MASTITIS SUBCLÍNICA | 46.50 | 47.57 | P>0.05 |
GLÁNDULAS CIEGAS | 1.86 | 1.93 | P>0.05 |
NEGATIVOS | 50.57 | 50.21 | P>0.05 |
Las tasas de prevalencia de mastitis subclínica por vaca para las épocas de verano y de invierno fueron similares 64.9% y 65.7% respectivamente, no mostrando diferencias significativas (P≥0.05). Cuando se evaluó la tasa de la prevalencia de mastitis subclínica a nivel de glándula (cuadro 1), se observaron valores similares entre épocas (P>0.05) mostrando valores de 46.50 y 47.57% para verano e invierno respectivamente.
La época del año no afectó (P>0.05) la prevalencia de mastitis subclínica, por lo que se sumaron las 350 vacas de verano más las 350 de invierno, dando un total de 700 animales para los subsiguientes análisis, sin embargo, para algunos de estos no se incluyeron el total de animales por dos razones: los que mostraron mastitis clínica y algunos de los cuales no se contó con información fidedigna.
La prevalencia de mastitis subclínica fue similar P>0.05) en las vacas que ordeñaron manualmente 63.8% comparada con las que se ordeñaron mecánica 69.3% respectivamente.
Cuando se evaluó el efecto del número de parto, las vacas de 7 partos y más mostraron los valores más altos (P≤0.05) de prevalencia de mastitis subclínica (78.2%) comparados con 67.5 y 50.0% de los animales V2-7 y VP respectivamente (Figura 1). Se observó un incremento en la prevalencia de mastitis subclínica conforme avanza el número de parto.
VP, Vacas primerizas n=105; V2-6= vacas con 2 a 6 partos n=456; V7= Vacas con 7 o más partos n=110. ab Diferentes literales indican diferencias significativas entre los grupos (P<0.05).
Los días en lactancia afectaron significativamente a la prevalencia de la mastitis subclínica. Las vacas del grupo D˃181 días de lactancia mostraron el valor más alto (P<0.05) 74.0% de prevalencia de mastitis subclínica comparado con las vacas de los otros dos grupos donde se observaron valores de 64.2 % y un 58.8% para los grupos D7- 90 y D91-180 respectivamente.
D7-90, de los 7 a los 90 días de lactancia n=302; D91-180, de los 91 a los 180 días de lactancia n=160; D˃181, Igual o mayor a los 181 días de lactancia n=96 ab Diferentes literales indican diferencias significativas (P<0.05) entre los grupos indicados.
Se observó una menor (P<0.05) prevalencia de mastitis subclínica en las vacas que tenían becerro al momento de la ordeña al pie (PB) comparado con las vacas que se ordeñaban sin becerro al pie (AB) 63.9 vs 77.9% respectivamente, (Figura 3).
DISCUSIÓN
La EA no se relacionó significativamente con la prevalencia de mastitis subclínica tanto por vaca como por glándula. Estos resultados coinciden con la información obtenida por Pinzón et al., (2009) quienes no encontraron diferencias significativas cuando evaluaron la prevalencia de mastitis por glándula en ganado especializado Holstein en dos épocas diferentes (primavera e invierno). En el presente trabajo los sistemas de manejo que prevalecen son los denominados extensivos especulando que en estos sistemas de producción no existe la misma presión de manejo de los animales que cuando son en sistemas intensivos donde el estrés pudiera ser mayor y en condiciones de bajo estrés se reduce la prevalencia de patologías. Se ha documentado que en verano principalmente, época en la cual prevalecen más las infecciones ambientales influenciadas por el calor y la humedad de la región, se observa un mayor riesgo (7.67 veces más) de infección por mastitis clínica en las vacas de sistema intensivo en comparación con el sistema semiextensivo (Bedolla et al., 2019; Saidani et al., (2018). Los valores observados para prevalencia de mastitis subclínica en este estudio en ambas épocas (64.9% en verano y 65.71% en invierno) son semejantes a los encontrados por Alonso et al., (2018) donde refirieron una prevalencia del 66% de mastitis bajo condiciones de clima tropical. No obstante, son superiores a los encontrados por otros autores (Pech et al., 2007), donde encontraron una prevalencia del 53% de mastitis en ganado doble propósito en Yucatán así como por otros autores como Muñoz et al., (2012), donde la prevalencia de mastitis subclínica fue del 45.9 %, en ganado doble propósito, en el estado de Guerrero, México; en otro estudio realizado por Lazo et al., (2018) en vacas lecheras al igual en sistema extensivo encontraron un índice moderado (29.32%) de mastitis subclínica por glándula mientras que Pinzón et al., (2009) encontraron valores superiores al 50%. Todas estas diferencias con estos autores pueden deberse a las condiciones climáticas, deficiencia en las prácticas de ordeña, raza del ganado, así como manejo de ganado en general en este grupo de estudio. A pesar de que se observó una tendencia ligeramente más elevada de la prevalencia de mastitis subclínica en vacas que se ordeñaron mecánicamente comparada con vacas bajo ordeña manual, no se detectaron diferencias estadísticas (P≥0.05). En contraste otros autores han reportado mayor prevalencia de mastitis subclínica en ordeña mecánica (Ruiz et al., 2011; Guevara et al., 2020). En el presente estudio se observó que en los establos donde se utiliza la ordeña manual, las prácticas de higiene durante la ordeña son mínimas, es decir, no lavan ni secan los pezones antes de la ordeña, la misma persona, amarra la vaca y (en la mayoría de las ocasiones la cuerda está impregnada de estiércol), coloca al becerro antes y/o al final de la ordeña, entre otras actividades, sin lavarse las manos. Importante es hacer notar que las unidades de producción que se muestrearon son clasificadas como pequeñas de tipo familiar (5-30 animales en ordeña), cuyas actividades y costumbres se han heredado a través de generaciones y las realiza generalmente una sola persona lo cual dificulta llevar un proceso de buenas prácticas de higiene en el ordeño. En los establos donde se utiliza la ordeña mecánica, se observó que aproximadamente la mitad de las vacas desinfectadas previamente, pudiendo esto ayudar a disminuir el efecto del ordeño a máquina sobre la prevalencia de mastitis. Por lo tanto, la escasa higiene tanto de manos, como de equipo de ordeña son factores de riesgo para contraer la infección, así como el resto de las deficientes prácticas de ordeño (Pinzón et al., 2009; Santibáñez et al., 2013; Aguilar et al., 2019). Se detectó una relación significativa entre el NP y la prevalencia de mastitis subclínica que se manifestó en un incremento en la misma conforme avanza el número de parto. El grupo V7 mostró valores altos de hasta 78.2%. Estos resultados coinciden con algunos autores quienes mencionan que el incremento en el número de partos, aumenta la probabilidad de contraer mastitis (Ramírez et al., 2011; Santibáñez et al., 2013; Mora et al., 2015; Vidales et al., 2017; Saidani et al., 2018). Esto también se explica que mientras más edad tiene la vaca, el tejido alrededor del pezón está más flácido y el esfínter y conductos galactóforos están más abiertos. Lo que aumenta el riesgo a la introducción de bacterias a través de este y del canal del pezón hacia la glándula. Por otro lado, a mayor edad el sistema inmunológico de la vaca es más deficiente y este es otro factor importante a toma en cuenta para contraer la infección (Aguilar et al., 2019). La tendencia de la relación entre los DL de la vaca y la prevalencia de mastitis es similar a lo citado por algunos autores que encontraron diferencias significativas (P≤0.05) (Ramírez et al., 2011; Santibáñez et al., 2013). Donde en los primeros meses de lactancia se observan las tasas más altas, una disminución en el cuarto mes y un marcado incremento de mastitis a partir del sexto mes. Biffa et al., (2005) encontró la prevalencia más alta de mastitis en la lactancia tardía. Las diferencias de la prevalencia de mastitis subclínica relacionada a la PB o AB podrían explicarse debido a que el becerro después de la ordeña termina de succionar la leche residual en las glándulas mamarias. Además las vacas permanecen más tiempo paradas, actitud que de alguna manera evitan la entrada de microrganismos patógenos (Calderón et al., 2009; Valero et al., 2010). Los resultados del presente estudio aportan al conocimiento de los factores de riesgo en el sistema de producción de leche doble propósito bajo las condiciones de la zona de estudio. Si bien no se detectaron diferencias estadísticas significativas en varios factores, si se encontró una alta prevalencia de mastitis subclínica sin importar la época del año. Adicionalmente se determinaron algunos de los factores de riesgo más importantes asociados a la prevalencia de mastitis subclínica, dentro de los cuales resaltaron: las vacas de mayor edad, mantener muchos días lactando al becerro y a las vacas que se ordeñan de forma mecánica. Lo anterior sugiere tomar en cuenta las medidas necesarias y hacer énfasis en estos temas para contribuir al control del problema tan grave como es la prevalencia de mastitis subclínica para los sistemas de producción de leche de bovino de doble propósito.
CONCLUSIÓN
No se observó efecto de época del año sobre la prevalencia de mastitis por vaca ni por glándula mamaria. El hecho de ordeñar a mano contra el uso de ordeña mecánica no representó factor de riesgo para la prevalencia de mastitis subclínica ya que mostraron valores similares. El número de parto influye significativamente sobre la prevalencia de mastitis subclínica ya que se incrementaron los valores en los animales con mayor número de parto. Los días en lactancia afectaron significativamente los valores de la prevalencia de mastitis subclínica, mostrando los valores más altos en la última etapa de lactancia en vacas de doble propósito. La presencia o ausencia del becerro al momento de la ordeña resultó ser un factor determinante para la prevalencia de mastitis subclínica, donde se observó una tendencia a ser mayor en las vacas sin la presencia del becerro.