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Estudios sociológicos

versión On-line ISSN 2448-6442versión impresa ISSN 0185-4186

Estud. sociol vol.34 no.101 Ciudad de México may./ago. 2016

 

Artículos

El trabajo de las ONG y el trabajo en las ONG a la luz del análisis sociológico de las profesiones

The job of NGOS and the job in NGOs on the sociological analysis of professions

Marina Félix de Melo*  ** 

Traducción:

Fátima Andreu***

*Universidade Federal de Alagoas. melomarina@msn.com


Resumen

El presente texto discute la agencia trabajadora del tercer sector a partir de una aproximación metodológica apoyada en la sociología de las profesiones. Realizamos una síntesis metodológica de nuestro objeto y campo, y a su vez a una retomada teórica sobre las principales influencias sufridas por la sociología de las profesiones desde los funcionalistas. Discutimos sobre uno de los principales dilemas de la sociología contemporánea, el de la agencia y la estructura, debatiendo de qué manera dichas implicaciones aparentemente teóricas y abstractas son indispensables para la comprensión de una agencia empírica en el universo de las ONG. A continuación presentamos un panorama sobre la percepción de la agencia del tercer sector a partir del voluntariado y de cómo se perciben dichos agentes, mostrando empíricamente algunas de las principales limitaciones de aplicación de la sociología de las profesiones, cuando se analiza a partir de casos prácticos y flexibles en la realidad en constante cambio.

Palabras clave: sociología de las profesiones; agencia; tercer sector; ONG

Abstract

This paper discusses the working agency of the third sector from a methodological approach supported in the Sociology of the Professions. We conducted a methodological overview of our object and field, passed to a resumption of the main theoretical influences suffered by the sociology of professions from the functionalist. We discussed one of the main dilemmas of contemporary sociology, the agency and structure, discussing how such seemingly abstract and theoretical implications are indispensable to the understanding of an empirical agency in the NGO world. Below is an overview of the perception of the people that work to the third sector, analyzing the voluntary sector and showing empirically some of the major limitations of applying the sociology of professions, when viewed from practical and flexible in changing reality cases.

Key words: sociology of professions; agency; third sector; NGOS

1. Introducción

El presente texto se basa en las experiencias teóricas y metodológicas confrontadas a lo largo de la investigación de doctorado en relación con la “profesionalización de las organizaciones no gubernamentales” (2013). En dicha investigación se buscaron las consecuencias del actual flujo de profesionalización institucional de las ONG. La profesionalización tiene que ver, más que nada, con las estrategias de planeación y especialización. En cumplimiento con nuestra cuestión inicial, analizamos aspectos como: la división del trabajo; la existencia de diferentes tipos de ONG; la visión de los agentes que trabajan en las instituciones frente al actual flujo de profesionalización; la misión de las organizaciones frente a las exigencias de profesionalización por parte de los órganos financiadores; la relación entre la misión y la sustentabilidad financiera de las entidades; así como la relación que las ONG tienen con el Estado, con el mercado y con el mismo tercer sector; un punto a tomar en cuenta es la extensión que tiene que ver con la cuestión de la autonomía de las instituciones. Propusimos una investigación, con los subsidios comparativos, en Brasil y en Portugal por considerar, después de estudios preliminares y exploratorios, que las cuestiones relacionadas con la profesionalización institucional ocurrían en los dos países, aunque de maneras y a escalas distintas. La investigación se apoyó en la sociología de las organizaciones, con el auxilio de la sociología de las profesiones, también adoptamos métodos y técnicas de trabajo desde una perspectiva cualitativa, con estudios de caso en cuatro organizaciones; en dicha investigación se utilizó el análisis de contenido en el tratamiento de la información. El trabajo reveló de qué manera y por qué las ONG que no se adecúan mínimamente a las exigencias de profesionalización se desvanecen frente a las fuentes de financiamiento. La búsqueda de la sustentabilidad y, en consecuencia, de la complejidad organizacional dentro de algunos perfiles de ONG discutidos en el trabajo, genera un ciclo de problemas que solamente pueden ser solucionados con más profesionalización. Ligada a este escenario, la agencia del tercer sector se presenta relativamente frágil ante el proceso ampliamente citado, habitando una “nube” de inseguridad sobre la misión institucional a la cual se dedica.

En estas páginas proponemos la reflexión sobre la agencia trabajadora del tercer sector y su consecuente vulnerabilidad. Por lo tanto, dividimos este espacio en tres entradas: de localización metodológica de los estudios de caso seleccionados; seguida de una referenciación teórica acerca de la sociología de las profesiones; llegando a la cuestión de la percepción que los actuantes del tercer sector tienen sobre los actuales procesos de profesionalización institucional, o sea de la profesionalización de la organización en que trabajan.

2. Presentación de las organizaciones no gubernamentales

El presente trabajo contó con una investigación empírica realizada en Brasil, en la Región Metropolitana de Recife, y en Portugal, en la Región del Minho, en el norte del país. Realizamos estudios de caso en cuatro organizaciones que trabajan con vulnerabilidad social en jóvenes para entender de qué manera los agentes se veían y se articulaban en las relaciones entre Estado, mercado y tercer sector. La decisión de escoger el corpus de investigación se dio a partir de la inquietud más amplia sobre la profesionalización de estas organizaciones. Optamos entonces por trabajar con dos organizaciones en cada uno de los recortes espaciales en que tratamos (Brasil y Portugal), con el fin de investigar una organización de gran porte y otra de pequeño porte en cada uno de los países. Grosso modo, tuvimos un recorte de la siguiente manera: ONG 01: Brasil, pequeño porte y con baja complejidad de profesionalización institucional; ONG 02: Brasil, grande porte y con alta complejidad de profesionalización; ONG 03: Portugal, pequeño porte y de complejidad de profesionalización institucional sustancial y; ONG 04, Portugal, gran porte y altamente profesionalizada.

A partir de la dirección que nos ofrecen las dimensiones analíticas de la profesionalización de las ONG, optamos por caminos metodológicos amparados en la perspectiva cualitativa del análisis. Realizamos estudios de caso con una selección de corpus compuesta por las cuatro instituciones mencionadas, en que fueron realizadas observaciones directas, observaciones participantes, análisis documental y 37 entrevistas semiestructuradas. A continuación, procedemos al análisis de los datos a partir del análisis de contenido, categorizando la información a partir de los objetivos de investigación sobre las relaciones entre los tres sectores aquí mencionados.

2.1. Recorte espacial y selección del corpus

2.1.1. En el caso brasileño

Como sería inviable lidiar con esta discusión en todo Brasil, la investigación tuvo como primer recorte espacial la Región Metropolitana de Recife (PE). En 2008 realizamos una investigación de maestría sobre la misión y la profesionalización de las ONG. En dicha investigación, optamos por construir el corpus con dos ONG, ONG 1 y ONG 2, que tenían el mismo foco de actuación, que tenían misiones semejantes (auxiliaban a jóvenes en situación de vulnerabilidad social) y con complejidades de profesionalización institucional distintas,1 con el fin de entender cómo lidiaban diferentes ONG con el mismo tipo de problema social. Optamos por guiar nuestro estudio a partir de esas dos ONG utilizadas en investigaciones que realizamos desde 2008, haciendo una especie de relectura de lo encontrado en investigaciones anteriores y ampliando el cuadro de problematización con diferentes preguntas que fueron llevadas a campo. Así pues, ganamos tiempo de investigación exploratoria, no comenzamos de “cero”, puesto que ya conocíamos parte significativa de las formas de actuación de dos entidades seleccionadas. En segundo plano, observamos que ya habíamos construido lazos sociales en dos organizaciones, lo que hizo viable el trabajo, la accesibilidad para entrevistas y los permisos para la realización del estudio. Estas dos entidades significan las primeras de análisis, una de gran porte y otra de pequeño porte. El principal motivo que nos hizo optar por dichas organizaciones es que con ellas podemos ver los puntos “extremos” de las formas de profesionalización, puesto que una de ellas tiene una compleja profesionalización institucional y, la otra, no presenta casi ninguno de los aspectos presentados que delimitan la profesionalización del tercer sector. En otras palabras, la maximización de las posibilidades del campo de análisis nos hizo lidiar con la realidad de forma prolongada y nos ayudó a pensar, también, en los diversos tamaños y tipos de ONG existentes, así como en los múltiples impactos que estas causan en la realidad social.

2.1.2. En el caso portugués

Si la selección del corpus brasileño fue cumplida a partir de dos ONG ya investigadas dentro de un campo de debate relativamente conocido, el campo portugués fue construido a partir de lo inédito. Por razones de viabilidad de la investigación, realizamos un recorte espacial para la selección de las ONG portuguesas en la Región del Minho, norte del país. En el estudio de campo en Portugal, tuvimos como objetivo seleccionar, también, dos ONG que usamos como elementos de investigación, tomando en cuenta que en este estudio no tuvimos una preinserción o algún tipo de lazo social anterior que agilizara la observación participante en las entidades, así como también dimos prioridad a trabajar con un número equivalente de instituciones en los dos países. Subrayamos además que utilizamos tan sólo dos ONG portuguesas, y no más, porque habíamos previsto encontrar diferencias culturales múltiples que significarían para el investigador más tiempo de adaptación y asimilación de la realidad. El campo portugués fue una base para el entendimiento de la configuración amplia de profesionalización de las ONG, no fue en sí y exclusivamente el tronco del trabajo que aquí se presenta. En relación con el porte de las organizaciones seleccionadas tenemos el análisis de una entidad de gran porte y otra de pequeño porte cuando se comparan entre sí, igual que en el caso brasileño. Entendemos que las dos organizaciones portuguesas proporcionaron subsidios sustanciales para situar mejor el debate sobre las ONG. Aportaron elementos inéditos y confirmaron tendencias anunciadas por las investigaciones en las entidades brasileñas.

¿Y cuáles fueron las ONG que investigamos? Realizamos un estudio exploratorio a partir del listado de ADL (Asociaciones de Desarrollo Local) de Braga y Región Metropolitana en la cual constan las localidades y los nombres de las ONG. Con esta lista localizamos las ONG que tenían misiones relativamente semejantes a las de las ONG trabajadas en Brasil (vulnerabilidad social en jóvenes). Después, a través de eventos en pro del voluntariado y de la solidaridad del tercer sector en la región norte de Portugal, en donde participamos en los años de 2010 y 2011, pudimos contactar con agentes de las asociaciones y, por el criterio mencionado de tener en el corpus organizaciones que trabajaran en áreas transversales a las organizaciones en Brasil (con la intención de “homogeneizar” algunas de las temáticas abordadas en las instituciones) y que tuvieran modelos aparentemente distintos unas de las otras en lo que se refiere al porte de las instituciones, seleccionamos la ONG 03 y la ONG 04 para el estudio.

Tomando en cuenta nuestras cuestiones de partida buscamos hacer un recorte de corpus de análisis de las ONG en los dos países, de manera que nos fuera posible comprender si había un patrón típico frente a la profesionalización institucional de las entidades. Vale la pena mencionar que optamos por trabajar con ONG que tienen diferentes complejidades en lo que se refiere a la profesionalización porque quisimos analizar los procesos de profesionalización en relación entre los tres sectores, con el fin de comprender hasta qué punto esta complejidad interfería (o era interferida), también en la relación que las entidades mantenían con sus financiadores, en la definición de sus agendas, etcétera.

Finalmente, cabe mencionar que aunque nuestra unidad de observación, o sea las cuatro ONG, haya tenido un recorte restringido en lo tocante al número de entidades seleccionadas, dicho recorte nos pareció satisfactorio a partir del abanico de posibilidades que cada institución proporcionó, desde la observación participante hasta las entrevistas semiestructuradas. Cabe también enumerar algunos de los principales cuidados tomados cuando se hace un estudio con elementos comparativos: la consideración de aspectos culturales entre los dos universos (lo que tendía a ser más valorizado en términos de estatus, los bienes materiales y representaciones fue visto dentro de cada realidad); el posicionamiento de la lengua portuguesa, el lenguaje que focaliza aspectos importantes para el estudio por parte de las diferentes representaciones, ya que fue necesario reconocer los tonos de habla de manera concomitante a lo que había sido dicho; el comprender que las disparidades entre ONG de pequeño y gran porte, en una primera instancia, son dadas en uno y otro universo de ONG tomando en cuenta las historias del tercer sector presentados por cada país. En términos generales, nuestro estudio no analiza las diferencias entre ONG portuguesas y brasileñas, lo que hace es concentrarse en realidades de cuatro ONG, presentes en Brasil y en Portugal. Aunque hubiéramos enfocado el trabajo en uno u otro país, éste no presentaría bien a bien la realidad del tercer sector de un país, puesto que la investigación cualitativa que aquí sigue representa únicamente las cuatro entidades analizadas, trayendo a los subsidios y las cuestiones pertinentes a un supuesto análisis macro del universo de ONG, y estando éstas insertadas en las realidades brasileña y portuguesa.

3. El análisis sociológico de las profesiones como intento de comprensión teórica

“¿Va este trabajo por el camino de la sociología de las profesiones?”. Esta pregunta hace tiempo nos parece clásica del campo de las ONG. Clásica porque se basa en los cuadros de atención entre la agencia y la estructura. La sociología de las profesiones nos sirve para problematizar acerca de los profesionales que trabajan en instituciones sin fines de lucro, para pensar en categorías de expresiones marcadas como “grupos profesionales”, del profesional de las ONG. Cabe señalar que la sociología de las profesiones ha sido repensada principalmente en el contexto europeo cuando el alcance mismo del término “profesión” se extiende al de “ocupación”, dispensando la certificación universitaria, la cual por mucho tiempo se limitó, dando origen a diversos trabajos que escapaban a la perspectiva de la sociología de las ocupaciones. La “superación” de algunos de estos límites de la sociología de las profesiones ha hecho con que muchos estudios, a ejemplo de los diversos núcleos de investigación sociológica de universidades portuguesas, se sirvan de esta vertiente de las profesiones como marco teórico para investigaciones sobre organizaciones. Como por ejemplo los trabajos de Raquel Rego (2008), sobre dirigentes asociativos, y de Cristina Parente (2011), sobre “responsabilidad social en el tercer sector: del ideario a las prácticas de gestión de personas”.

En un panorama de un intenso flujo de profesionalización del tercer sector brasileño a partir de la década de los años noventa, se observó el interés de especialización y la visión de mejorar los vínculos de información para que las ONG tuvieran más oportunidades de financiamiento y mejoría de gestión. Dicha necesidad de profesionalización también presupone, según Fábio Ribas (2005), una autocrítica de los aspectos restrictivos de una cultura asistencialista.2 De esta manera, la nueva forma de trabajo de las ONG permitiría el desempeño de vínculos de confiabilidad con las comunidades atendidas por las instituciones, una mayor agilidad en la atención al público, entre otros beneficios, estimulando la articulación entre técnicas de funcionamiento y gestión.

Se observa una tendencia de las ONG en tener profesionales calificados en diversas áreas del conocimiento, como en los sectores de la educación y la salud. Podemos considerar, inclusive, que muchas de esas entidades son pensadas y fundadas por profesionales especializados. En Brasil, dichas instituciones fueron un punto destacado en las reformas administrativas que ocurrieron en los últimos años. Con esta nueva forma de trabajo en las ONG, la exigencia de contratos de gestión y de un mayor control de las acciones de estas organizaciones aumentó, tomando en cuenta que el número de ONG también tuvo un incremento significativo.

Frente a este escenario, pensemos en las contribuciones teóricas proporcionadas a lo largo del desarrollo de la sociología de las profesiones. Carlos Gonçalves (2007) nos da un levantamiento analítico sustancial en lo que toca a la ampliación de la teoría para diversos contextos. De forma sucinta, pasemos a los principales puntos de la disciplina, principalmente a los cuatro niveles comprendidos por el autor como fases3 del desarrollo del análisis sociológico de las profesiones. Desde la década de los años treinta los análisis sociológicos de las profesiones buscan reconstruir cuadros teórico metodológicos fomentados, principalmente por esquemas analíticos angloamericanos pero que después se vuelven hacia las representaciones y estudios también europeos. Así, surge la primera fase en que adquieren fuerza las perspectivas funcionalistas e interaccionistas (en el intento de superación de los problemas dejados por la crisis de 1929). Esta primera fase llega hasta cerca del fin de la década de los años sesenta y produjo esquemas que separaban las profesiones de las demás ocupaciones, esto es, aquí se ve a la profesión como dependiente de cuadros académicos de formación superior (Goode, 1960; Barber, 1965; Greenwood, 1966). Médicos y juristas son entonces ejemplos típicos ideales de las profesiones. Guiados por esquemas clasificatorios, los autores de esta generación son marcados por comprender las profesiones como mecanismos de respuesta a necesidades sociales generadas por la cohesión social de sociedades capitalistas (Gonçalves, 2007: 180). Con Parsons (1958; 1972; 1982), ícono de las tesis funcionalistas, con quien se disuelve la noción de naturaleza sociográfica sobre las profesiones para dar paso a los conocimientos científicos y técnicos como fuentes de legitimidad social de las profesiones. Se observa que las tesis funcionalistas delimitaron el objeto de estudio de las profesiones, así como también construyeron posibles metodologías de investigación para el mismo, principalmente en lo que se refiere a los estudios entre las profesiones y entre las ocupaciones comunes, que se relacionan con las primeras. Merton (2011), a su vez, dibuja un cuadro funcionalista diferenciado al recortar para un análisis las funciones manifiestas y latentes; la adopción del concepto de altruismo institucionalizado; así como la revisión de los comportamientos profesionales frente a los clientes. Subrayamos que esta primera fase es señalada por un excesivo modelo empirista en el estudio de las profesiones, que dejó en segundo plano un posible aporte teórico que lo sustentara frente a los demás ángulos de análisis (Merton, 2011).

La segunda fase está delimitada por las críticas al funcionalismo en el surgimiento de teorías revisionistas, principalmente por las tesis de poder y monopolio profesionales desarrolladas, hasta finales de la década de los años setenta, por teóricos como Johnson (1972), Larson (1977) y Freidson (1978). El poder profesional es tema central en esta fase. Johnson, por ejemplo, nos induce a la percepción de las relaciones de poder entre el promotor de los servicios profesionales y el cliente, esto es, busca entender de qué manera aquél manipula poderes con el fin de mantener intereses propios cuando el cliente supuestamente no domina los conocimientos especializados profesionales involucrados en la relación. La aproximación de Johnson nos interesa en la medida en que señala la problemática de las profesiones por medio de dimensiones históricas y económicas contextuales, para pensar principalmente en estas relaciones frente al Estado.

Magali Larson (1977) a su vez, apoyada en tesis marxianas y weberianas, se interesa por el proyecto profesional de médicos, abogados e ingenieros de Estados Unidos de América y de Inglaterra a lo largo del siglo XIX, que tienen que ver con proyectos de acuerdo con el desarrollo del sistema capitalista. Larson analiza de qué manera dichos proyectos fueron incorporados a las sociedades de forma a crear monopolios legales para determinadas actividades y servicios, generando, en consecuencia, mercados profesionales específicos y cerrados a los no profesionales, legitimados por el Estado con dichas actividades protegidas por prerrogativas también simbólicas. En este sentido, el objetivo principal de las profesiones sería el cierre social4 en determinados espacios vía un monopolio de mercado profesional (Gonçalves, 2007: 183).

Si es por la idea de monopolio profesional de la manera en que la obra de Larson gana terreno en la sociología, es también por ella que sufre las mayores oposiciones, ya que algunos autores observan que la atención dada al monopolio se vuelve demasiada y excesiva en sus análisis, lo que no impide que su lectura sea referencia metodológica para estudios posteriores (Dubar y Tripier, 1998). Parkin (1978), por ejemplo, al proponer estudios en el campo de la estratificación social, subraya la cuestión del cierre social de las profesiones como un punto que nos lleva a interpretar la profesionalización como una estrategia de cierre (Parkin, 1978).

Para complementar las contribuciones de Larson y Johnson a esta segunda fase del análisis de las profesiones, Freidson entra en la escena con la percepción de que la profesionalización es especialmente una forma de organización del mercado de trabajo, sustentada por el poder y demarcada en los siguientes puntos: 1) en la autonomía técnica que hace que el profesional, el expert, controle la ejecución del trabajo; 2) en el monopolio de un área dada del conocimiento, que sustentaría la autonomía mencionada y; 3) en el credencialismo, el elemento de control que permite el acceso a la profesión, esto es, que permite que algunos tengan acceso a credenciales y otros, no. Cada uno de estos puntos serían dignos de revisiones aisladas, que podrían transformarse en tesis e intuiciones comunes a esa posición más general del análisis de las profesiones de la segunda fase, sobre todo porque son densos y están concatenados a procesos empíricos de posicionamiento de las profesiones interna y externamente de sus círculos de atención, y sustentan una lógica de raciocinio capaz de llevarnos a la visualización de las profesiones en la sociedad como un todo, para el “hombre de la calle”, parafraseando a Peter Berger (2002).

La profesionalización es un tipo específico de trabajo especializado.5 Más allá de la especialización mecánica, existe la especialización prudente, siendo ésta capaz de moldear el conocimiento en determinadas circunstancias, esto es, además de la distinción entre trabajos manual y mental. La profesión, como se conoce en la literatura de la sociología de las profesiones, se diferencia del trabajo de los oficios (de las ocupaciones) por tener una “especialización prudente teóricamente fundamentada” (Freidson, 1998). “Lo que distingue a las ocupaciones unas de otras es el conocimiento y la competencia especializados necesarios para la realización de tareas diferentes en una división del trabajo” (Freidson, 1998: 40).

Para Freidson, la profesión es una ocupación que tiene una posición diferenciada en la división del trabajo y que le hace posible controlar su propio trabajo frente a determinadas situaciones. El marco diferenciador de Freidson frente a los demás autores opositores al funcionalismo (Larson y Johnson, por ejemplo), es que la construcción de su marco teórico posee un tono especialmente optimista en relación con las profesiones. Aun cuando es crítico al esquema general de las profesiones, en especial al reconocer los privilegios excesivos a ellas muchas veces aplicados, las observa también como promotoras de virtualidades en las sociedades capitalistas en la medida en que comprende: 1) el profesionalismo como una oposición al poder de gestión en las organizaciones burocráticas; 2) las profesiones como una lógica contraria al trabajo enajenante y; 3) las profesiones como mecanismo de protección a la organización del mercado de trabajo, yendo en contra de la ignorancia y manteniendo los intereses de los clientes (a contrariar las tesis de Johnson).

La tercera fase de análisis sociológico de las profesiones, marcada por la década de los años ochenta, hace referencia a cierta estabilidad de los cuadros teórico metodológicos de las dos primeras fases, en el que hace crecer el énfasis sobre el poder y los monopolios dentro de una aproximación sistémica de las profesiones. En este sentido, hay una minimización de las críticas más decisivas en relación con las profesiones para dar paso a una relectura de los procesos profesionales en las sociedades capitalistas. La obra de Abbot (1988) adquiere relevancia al dar una vuelta de tuerca a categorías metodológicas utilizadas por los funcionalistas, interaccionistas, y por las tesis de poder de la segunda fase; o sea, una obra de síntesis pero que se preocupa con la estructura de las profesiones y por eso se dedica al análisis de la naturaleza del trabajo de los profesionales. “Es un nivel de observación fundamental para comprenderse las prácticas de los profesionales, los modos en que son movilizados los conocimientos producidos en los espacios académicos y las relaciones de conflicto con otras profesiones a propósito del control de las respectivas jurisdicciones” (Abbot, 1988: 186). El abordaje sistémico de las dinámicas de las profesiones de Abbot es conforme a las relaciones de conflictos entre profesiones y también a la resolución de dichos conflictos de acuerdo con las contingencias históricas. Así como la obra de Freidson (1986), la construcción de Abbot (1988) se localiza en un periodo de disminución de producción sobre el fenómeno profesional, debido a un movimiento contestatario y revisionista de las tesis funcionalistas.

La producción británica mantuvo en el mismo momento un interés sustancial por la temática, para producir ejes de investigación sobre la conflictuosidad inter e intra profesional, sobre las relaciones entre profesiones y Estado, así como temas relacionados con las profesiones transversales a la estratificación social. Este contexto fue la clave de apertura para la llegada de la entonces cuarta fase del análisis sociológico de las profesiones.

La cuarta etapa es comprendida a través de la perspectiva comparativa, por el incremento de la producción teórica en Europa continental y por nuevos cuestionamientos epistemológicos en general. A partir de la década de los años noventa, las profesiones comienzan a ser estudiadas en contextos nacionales europeos con más insistencia, en especial por Francia, Italia y los países escandinavos. Es bastante posible que el interés de los cuadros sociológicos europeos por las profesiones no se haya manifestado con más precisión antes de esta cuarta fase debido, en un primer momento, a la resistencia europea frente a las tesis funcionalistas, y después por la hegemonía de los estudios sobre trabajo obrero industrial (muchos de éstos apoyados en teorías marxistas). Hasta entonces era como si las investigaciones sobre las profesiones fueran fenómenos exclusivamente angloamericanos y no aplicables a las demás sociedades europeas, principalmente a la Europa Continental. Por ende, hasta el mismo término profession era de difícil traducción para las lenguas de origen latino, y tampoco se alcanzaba a ver la distinción puntual entre profesión y ocupación (Abbot, 1998: 178-188).

La obra francesa de Dubar y Tripier busca redefinir el concepto de profesión a partir de cuatro perspectivas complementarias, tomando a la profesión como: declaración (identidad profesional); métier (especialización profesional); empleo (clasificación profesional); y función (posición profesional en el seno de una organización). Los autores se preocupan por sistemas profesionales cerrados, como ejemplo de las formas de regulación profesionales, desarrollando tres perspectivas sustantivas al análisis sociológico de las profesiones: 1) profesiones “como formas históricas de organización social de las actividades de trabajo; 2) como formas históricas de identificación y de expresión de valores éticos; 3) como formas históricas de estructuración de los mercados de trabajo” (Dubar y Tripier, 1988).

En esta base es donde surge la perspectiva de los grupos profesionales, en una aproximación más amplia acerca de las profesiones. Los grupos profesionales son, pues, una alternativa a las limitaciones de las definiciones del término profesión (Dubar, 2003). La vertiente francófona que configura la idea de grupos profesionales incluye temas de investigación como gestión, mercado de trabajo, organizaciones. Las dimensiones analíticas a que fue sometida la perspectiva de grupos profesionales es alimentada por constructos históricos específicos, interpretados a la luz de los contextos y espacios donde ocurren los análisis. Se observa, por ejemplo, que en Francia e Italia el análisis sociológico de las profesiones es desarrollado a través de la sociología del trabajo, con una diversificación de objetos de estudio que, todavía, consideraban trabajos industriales más allá de las profesiones imperiales clásicas de médicos, abogados e ingenieros.

De acuerdo con Hughes, cuando un determinado grupo profesional “reivindica el mandato de seleccionar, formar, iniciar y disciplinar a sus propios miembros” lo hace porque posee significados específicos, valores, que dan identidad al grupo y lo vuelven posible dentro de unas condiciones dadas. (Hughes apud Batistella, 2009). Asimismo, las profesiones, enmarcadas en grupo de profesionales, poseen códigos formales e informales entre sus pares, siendo estos, en realidad, reglas de selección regidas por intereses comunes y puestas a funcionar a través de un lenguaje también común. Estas distinciones, estos mandatos, tienden a excluir a quien no es parte del grupo. “Al definir estereotipos, se procesa una jerarquización y una segregación, una internación al grupo profesional, reservando lo esencial del mandato al estereotipo dominante, en relación con los demás, son delegadas ‘subfunciones’ y ‘subpúblicos’ ‘desvalorizados’” (Dubar, 2005).

Detengámonos en esta concepción más ampliada del término profesión, y que refleja a las profesiones insertadas en grupos profesionales dirigidos por construcciones identitarias, intereses políticos, estatus de reconocimiento corporativo, etc. Todo esto incluyendo a las ocupaciones de una forma global, toda vez que en las investigaciones que involucren la investigación de agentes de las ONG se encuentran con un campo con y sin formación superior, de personas activas o no en el universo de reivindicaciones de sus categorías profesionales, agentes que desarrollan ocupaciones polivalentes, etc. Asimismo, si las profesiones pueden ser abordadas como ocupaciones reconocidas oficialmente, por medio de un curso superior, las trataremos como tales, mientras tanto, sin desprestigiar el trabajo no reconocido oficialmente, pues como dice Levine (1986), muchas profesiones surgieron en ambientes informales para después ser formalizadas.

El análisis sociológico de las profesiones es capaz de proporcionar una reflexión plural de las sociedades globalizadas. La expresión sociología de las profesiones es polisémica, marcada y comporta una centralidad apropiada, al mismo tiempo que alberga las contradicciones y ambigüedades teóricas aquí referidas en pasant. En investigaciones relacionadas con la agencia de ONG nos enfrentamos con cuestiones relacionadas a cuando las profesiones y ocupaciones se vuelven grupos profesionales, por ejemplo, pasando por las lógicas de legitimidad, reconocimiento y conflictos supuestos a la sociología como un todo. Como estas cuestiones son plásticas en un universo en construcción, muy vivo, son permitidas y estimuladas las conexiones de campo sobre la percepción que los agentes actuantes en las ONG tienen de las profesiones y cómo hacen funcionar diariamente el mundo de las profesiones en el mundo del trabajo cotidiano.

4. Observación a partir de los casos estudiados

4.1. ¿Profesionales y/o voluntarios? Los casos brasileños

El siguiente tópico se sustenta en la configuración voluntaria de dos entidades y, en relación, con el reconocimiento profesional de los agentes. Veamos cómo ocurren las prácticas voluntarias y los esbozos de diferenciación entre el voluntario y el profesional en dos instituciones de Recife.

Organización No Gubernamental 01:

Se puede decir que en la asociación, grosso modo, todos son voluntarios en algún aspecto. El cuadro de agentes se divide en: 1) los que están en la organización para ayudar al trabajo de la presidenta (hijos, nietas y marido), agentes voluntarios, que no reciben incentivos financieros por el trabajo que desarrollan y no se les inserta en los proyectos como contratados temporales; 2) un conjunto de personas, que aunque no son directamente familiares del primer grupo, prestan servicios a la organización desde hace años, y cuando existe financiamiento de proyectos con el Estado, firman contratos de voluntariado para recibir incentivos como transporte, alimentación, etc, aunque en cantidades inferiores a un salario mínimo mensual para subsistencia, y; 3) en este mismo régimen, los voluntarios que comenzaron en la institución cuando existía algún proyecto en que firmaron contrato de voluntariado y que, después de los financiamientos del supuesto proyecto, continuaron involucrados con la entidad. Este cuadro general es excesivamente mutable, sobre todo por la falta de estabilidad de la sustentabilidad financiera de la organización que, por muchos periodos, quedó ya sin ningún financiamiento, viviendo de la donación por parte de las pensiones de la presidente y de su marido, que ocasionalmente subsidian este segundo grupo para que las señoras cocineras, por ejemplo, no abandonen sus funciones (lo que haría que cerrara la ONG y las dejaría “sin trabajo”, y sin ningún subsidio del orden de cerca de 200 reales BRL mensuales).6

Es curioso notar que este segundo grupo, aunque legalmente voluntario, no se considera como tal. Dicen: “nosotros trabajamos aquí”. El voluntario es una figura asociada a los más recientes, exceptuando a la auxiliar de limpieza (joven y recién contratada debido a la muerte de una antigua agente), que también recibe algún incentivo para ejecutar el trabajo. Entienden que ese segundo grupo es responsable del cumplimiento de los horarios, de las jornadas de trabajo y que el tercero, cuando no fue insertado en ningún proyecto, tiene presencia más volátil porque como no recibe nada y, por el contrario, tiene que correr con los gastos de transporte, puede prestar una especie de “favor” a la entidad, sin la posibilidad de que la dirección los exija.

Las motivaciones del voluntariado aparecen objetivamente en una primera instancia en el intercambio de un servicio por el incentivo financiero que del mismo resulta, lo que no excluye sobremanera el protagonismo de los lazos afectivos para la continuación de dichas actividades, como elemento decisivo para la conservación de las prácticas desarrolladas. Dicho grupo está compuesto por agentes de baja escolaridad y en su mayoría por personas de edad. Esa caracterización de la baja escolaridad los ayuda en la diferenciación entre un voluntario y un profesional, porque los voluntarios del primer grupo, o sea los familiares, poseen formación escolar superior, así como los del tercer grupo, que llegan a la organización justamente por dicha formación en la contratación de servicios para los proyectos. Sin embargo, los papeles son porosos y no delimitados de manera exacta. La presidente, por ejemplo, es vista como “Doña Lourdes” y puede, en sí, ser considerada como una institución strictu sensu, no siendo señalada como “la presidente” o como la “voluntaria”. Este no encerramiento de la delimitación de los papeles nos asaltó en el análisis de campo de la ONG 01, como algo fundamental para que comprendiéramos los procesos de profesionalización de la entidad.

Las motivaciones de los voluntarios de la ONG, a excepción del grupo familiar específico de la dirección, primeramente se regulan por la pequeña ganancia financiera/ayuda de costo que reciben. De manera elástica con respecto a esa posición, o como tronco de sustento de esa condición, existen los elementos del involucramiento afectivo con la institución, con la causa/misión (elemento afectivo) y, sobre todo, con los apoyos de los demás agentes. Ahora bien, los profesionales, que se entiende son aquellos que tienen formación escolar específica, aunque las competencias de las áreas académicas de estos dominios tengan o no que ver con lo que ejecutan, sobre todo debido a la conjetura polivalente ya mencionada. Por otro lado, como se discute en toda teoría, de Bucci a Lima, el voluntario recibe a cambio, en todos los grupos, una consolación emocional sobre las acciones desarrolladas.

La ONG 02 en 2008 tenía cerca de 65 funcionarios con carteras firmadas en régimen CLT7 y prestadores de servicios. Dispone de profesionales calificados en el ejercicio de diferentes tareas (periodistas, asistentes sociales y pedagogos, etcétera). No sólo la obtención de cursos superiores y capacitación individual de los agentes, sino la utilización de estos cursos dentro de las demandas del tercer sector irriga el diseño organizacional ejercido. En entrevista, una de las fundadoras de la institución habla de la necesidad de una base conceptual para el desarrollo de la ONG: “No practico la ‘subjetividad’, tuve un marco teórico, hice investigación para llegar a todo esto” (Carmem, gerente ejecutiva, 2008). “La ONG 02 se encuentra profesionalizada por la metodología que tiene” (Carmem, gerente ejecutiva, 2012).

La cantidad de voluntarios es reducida frente a la cantidad de funcionarios. Al preguntarnos el porqué de ese fenómeno en las entrevistas con la dirección y con los profesores, encontramos opiniones individuales diversas que nos llevaron a comprender que, para la entidad no había muchos voluntarios debido a un supuesto no comprometimiento de esta categoría con las actividades propuestas (tampoco la visión de los agentes era generalizada en todos los voluntarios, así como algunos alegaron que no tener muchos voluntarios en la ONG 02 es una manera de ser menos “injustos”, puesto que un funcionario recibe incentivos financieros por su trabajo y el voluntario, a priori, no).

El voluntariado ha surgido en la organización, en gran parte, por las colaboraciones que la institución realiza con las universidades, públicas o privadas, en las más variadas carreras. Cuando fueron cuestionados sobre la posibilidad de que esos voluntarios/practicantes estuvieran allí solamente con la finalidad de cumplir con la carga universitaria o el mejoramiento curricular (institución renombrada), los agentes no esbozaron problemas. Creen que los voluntarios que llegan a la ONG con motivaciones únicamente instrumentales acaban perdiéndose en las posibilidades de la continuación de los proyectos. Esto es importante porque, según las opiniones, es tener “amor” al tipo de trabajo desarrollado. Este elemento emocional, latente, soporta la lógica del voluntariado cuando éste es en sí mismo un punto polémico debido a la no remuneración de alguien dispuesto a prestar servicios de valor común.

Como en la ONG 01, se piensa mucho dentro de la organización (y se divulga en ese sentido) que el voluntariado trae un bien al propio voluntario (motivación/interés). “Tú das y tú recibes” (Paula, 2012). Además, los contenidos de estas opiniones se asocian a la confluencia del saber académico con el saber “popular”, en un intento de conciliar y dar sentido a la coexistencia del voluntariado en medio de los profesionales/funcionarios remunerados.

Al solicitar que los entrevistados expusieran las diferencias entre un profesional y un voluntario, lo que obtuvimos más fue que un voluntario es alguien que la entidad puede presionar menos en términos de cumplimiento de las tareas. Esta fue una tendencia en las respuestas aun antes de delegar al profesional un título académico o una especialización en un área del saber dada. Para nuestra sorpresa, al mismo tiempo que los entrevistados arrojaron luz sobre la corresponsabilidad del trabajo atribuida al profesional, se concentraron en que muchas veces el profesional, sobre todo cuando es muy solicitado por otros medios por su especialización, acaba por presentar los mismos, o hasta los más expresivos supuestos problemas de corresponsabilidad que, en primera instancia, se asocian a los voluntarios. “Ellos trabajan aquí, trabajan en otro lugar [...] y no tienen tanto de esa entrega como la tendría un voluntario” (Reginaldo, 2012). Luego entonces, esos agentes logran asociar esa falta de compromiso a la no identificación con la misión de la organización, que veremos más adelante, o con los atributos emocionales del “trabajo con amor”, encontrado en casi todas las intervenciones. Además, en secciones localizadas, aunque no exhaustivamente, algunos agentes reverencian la importancia de la experiencia que debería tener el profesional/funcionario en el mercado antes de ejercer funciones en las ONG, para abstraer de ello maneras de gestión que son procedentes también en el tercer sector. Esto se atribuye al hecho de que el profesional/funcionario es visto como alguien que, excepcionalmente en el mundo del voluntariado del tercer sector, está en la organización para producir (proyectos, competencias, captación de recursos, etcétera). Y así, como en una esfera, el tema vuelve a la corresponsabilidad del profesional en diferente peso que al voluntario.

Al ver las representaciones voluntarias y profesionales en las dos organizaciones tratamos de apoyarnos en la sociología de las profesiones para ayudarnos a comprender las implicaciones del reconocimiento de estas categorías para los agentes dentro de las entidades. Es como decir, por ejemplo, que el Sr. Antonio, de la ONG 01, no es un profesional puesto el ejemplo de ¿cómo logra proceder, a la vista de imponderables, con los niños atendidos en las entidades? ¿Sería él un no profesional porque no tiene un curso superior en torno a la temática pedagógica, psicológica? ¿Cuál es el límite, cuál es el espesor divisorio, que separa a un profesional de un voluntario?

Como se vio desde Freidson, al profesional le compete un trabajo especializado: “Lo que distingue a las ocupaciones, unas de otras, es el conocimiento y la competencia especializados necesarios para la realización de tareas diferentes en una división del trabajo” (Freidson, 1998: 40). Asimismo, en nuestro campo lo que más se mostró fue la polivalencia de funciones. Esta polivalencia no cesa por completo la posición diferenciada que carga la profesión en la división del trabajo, en la que nos apoyamos en el análisis sociológico de las profesiones para comprender estas “burbujas de gas”8 resaltadas por la literatura presentada en el tercer capítulo. La profesión posee valor y en ella se localiza parte del margen de maniobra de los agentes, inclusive, cuando se trata de la decisión de prestar servicios al tercer sector. Este valor es poder. El poder que es capaz de sustentar las reservas de conocimiento y atribuir un estatus positivamente diferenciado al ser profesional que al ser voluntario, para ir más allá de las determinantes instrumentales de que aquél es pagado por el trabajo que ejerce. También -y por eso andamos por un camino menos restringido de la sociología de las profesiones, más francófona, de manera a no restringir la profesión a la formación superior- encontramos los casos en la ONG 01 de las mujeres que trabajan en la organización y que son percibidas como profesionales (porque reciben cerca de 200 reales al mes, o sea no tienen un trabajo voluntario porque, “voluntariado es trabajo gratuito”). Hablamos de profesionales que construyeron sus profesiones/ocupaciones sin formación letrada, más por las prácticas de trabajo desempeñadas, que las volvieron cocinera y/o auxiliar de limpieza y así fueron reconocidas profesionalmente por los agentes de aquella institución.

Lejos de haber sido refutado en nuestro campo, el análisis sociológico de las profesiones nos dio la posibilidad de, a partir de la observación empírica, resaltar esas “burbujas de gas” de las propuestas teóricas, las faltas de completud de la teoría que surgen gracias a las contradicciones de campo. Lógica pertinente y relevante porque es cuando la teoría es utilizada, de hecho, como instrumento de trabajo. La probamos en los límites de las observaciones empíricas y por ella logramos localizar las regularidades (como la del estatus del poder profesional) y los aspectos que la ratifican como elemento contribuyente frente a los nuevos campos de la investigación. Por lo tanto, en respuesta al límite entre profesionales y voluntarios, encontramos que dicho límite es circunstancial o en realidad no existe. Los límites son abstracciones ejecutables frente a las conjeturas de las demás dimensiones analíticas que se relacionan con el funcionamiento de trabajo en la ONG. Asimismo, en estos casos exclusivos del tercer sector, entendemos que existe en las dos organizaciones el cumplimiento del papel de grupos profesionales de “profesionales del tercer sector” más que, necesariamente, profesionales de acuerdo con formaciones académicas específicas, cuando las hay, o de acuerdo con las funciones ejercidas sin la necesidad del grado. Esto sucede, más que nada, por la polivalencia de las funciones que, muchas veces, acaba por hacer desvanecerse las representaciones especializadas para dar su lugar al “profesional del tercer sector”: aquel capaz de lidiar con los problemas específicos de las ONG. La unidad que genera esa condición de grupo profesional transforma a los agentes en potenciales fortalecidos para el cumplimiento de las acciones y aparece, en los dos casos, como una plusvalía frente al aspecto de la gestión organizacional como un todo.

Otras estructuras del voluntariado fueron recordadas durante las entrevistas por parte de los agentes de la ONG 02, como ejemplo del estímulo del voluntariado estructurado en derechos sociales en países como EUA y Canadá, en contraposición a lo que entienden por voluntariado brasileño: “El voluntariado aquí está muy confundido, las personas no saben muy bien [...] por falta de divulgación de las instituciones [...] las instituciones no logran movilizar voluntarios para no crear una línea de comunicación directa...” (Vinicius, 2012). Este autor, con estudios en comunicación, logra articular bien su inventario de conocimiento al que promueve en las prácticas del tercer sector, para ratificar las lógicas de poder como propuestas por el análisis sociológico de las profesiones en la medida en que él tiene aquí, en el habla, los “poderes” de movilización y sensibilización.

Finalmente, y para hacer un puente entre profesionales y voluntarios con la estructura de profesionalización más general de las entidades, observamos que cuando se profesionaliza una asociación, se tiende a profesionalizar, y en consecuencia los que están ahí. Esto ocurre por el fomento de modelos de especialización de los agentes o hasta por el surgimiento de grupos profesionales del tercer sector que acaban por crear, más tarde, especialistas en ONG o en una determinada institución. Éste nos pareció el diálogo de racionalización del voluntariado que media en conflictos como el de la presencia de agentes que poseen las mismas funciones en la organización, que ejecutan trabajos semejantes, pero que tienen estatutos diferentes, como de voluntariado profesional. La unidad del grupo profesional creado tiene la flexibilidad de debilitar aquella división mencionada, la cual dividiría supuestamente al profesional del voluntario, en que rompe paradigmas sobre la interpretación del voluntariado como una acción lineal de donación de alguien (del voluntario) vía órdenes de un perito [experto] (el profesional).

4.2. ¿Profesionales y/o voluntarios? Los casos portugueses

Organización no gubernamental 03

En la ONG 03 acompañamos a las dos agentes a los liceos, en momentos que capacitaban profesores o grupos de adolescentes. El trabajo era realizado con bastante calificación, competencia y atención, sirviéndose de las técnicas didácticas que interesan para las propuestas que llevaban a las escuelas. Curiosamente, no tenían ningún voluntario en las acciones, que finitamente se concentraban en estas coordinadoras, desde la elaboración hasta la ejecución de las tareas relativas a la ONG.

Se les preguntó sobre lo que pensaban del voluntariado (suponiendo una manera diferente de distribución del trabajo). Respondieron que aunque el voluntariado se relacione con la dádiva, la solidaridad y la disponibilidad, en la ONG de Braga no había voluntariado. Es decir, no había voluntarios directamente relacionados con la ONG 03, aunque bajo alguna perspectiva podían contemplar la capacitación y la enseñanza de las formaciones por parte de los profesores, como un trabajo voluntario que éstos hacían, al considerar que el proyecto se encuadraba en las disciplinas escolares, pero no necesariamente hacía parte de la estructura curricular que son obligados a seguir. Sobre la posibilidad de tener voluntarios en la ONG, piensan que no tendría sentido, por ahora y en el curso de los actuales proyectos que necesitan ser llevados por profesionales relacionados con éstos desde la estructuración hasta su aplicación. Contemplan problemas en el voluntariado como un todo, al tiempo que también resaltan sus pros.

Este balance de la manera en que perciben al voluntariado puede relacionarse con la manera en que conciben la figura del profesional en las entidades. Profesional es una categoría, sobre todo en el universo de las ONG portuguesas, esencialmente relacionada con la formación superior que aporta las competencias necesarias a los trabajos específicos desempeñados.9 Las agentes entienden que una organización no puede exigir servicios de un voluntario de la misma forma que puede exigir de un técnico/profesional porque se correría el riesgo de fallar en las expectativas, principalmente de la población, cuando espera un servicio que puede o no existir en algún momento. Así, continuamos con las agentes para tratar de diferenciar un voluntario de la caracterización académica. Aun cuando trabajan con esa perspectiva, tenemos: “[el problema] tal vez, es la forma en que él es utilizado” (Helena, 2012). O sea, en la noción del profesional académico, perciben coyunturas como la actual crisis financiera que lleva cada vez más a los recién egresados de las universidades a los servicios de voluntariado, como una manera en que muchos jóvenes, por ejemplo, tienen para ganar experiencia de trabajo y perfeccionar su curriculum de trayectoria profesional.

Veamos cómo ocurre el posicionamiento sobre el voluntariado en la ONG 04 que, a diferencia de la ONG 03, posee un número considerable de voluntarios.

Organización no gubernamental 04

Se estima que el movimiento posee mas de 97 millones de voluntarios en todo el mundo. En la delegación de Braga se encuentran cerca de 400 de ellos y, en la institución analizada de la juventud, 120. La entidad aparenta tener buena articulación para reclutar voluntarios, presentándose en ferias locales del tercer sector, algunas de las cuales tuvimos ocasión de presenciar, en que la organización hace convocatorias para captación del voluntariado. Además, por ser una institución renombrada, centra parte de los focos de atención del voluntariado en la región en que muchos jóvenes se motivan para prestar servicios como una manera de desarrollo profesional, como ya mencionamos anteriormente en los demás casos presentados. En este intercambio, la ONG logra recoger un voluntariado calificado en algunas funciones, sobre todo porque se localiza en una ciudad donde gran parte de las actividades están directa o indirectamente relacionadas con la vida universitaria.

En la institución, al individuo interesado en ser voluntario se le presentan los proyectos y se le da una gama de posibilidades para seguir de acuerdo con las competencias y disponibilidad que posee. Después, en términos burocráticos, se le dan diferentes tipos de formación específica; firma de acuerdos del voluntariado, etc. Cuenta Pedro que existen voluntarios con más y otros con menos responsabilidades: “Yo tengo un voluntario que sólo limpia el piso. Pero, el presidente, es voluntario. La responsabilidad va de cero al infinito” (2012). En general, Pedro y la mayoría de los agentes entrevistados consideran al voluntariado de la organización como bien “cuidado” y comprometido (aunque no perfecto). Aseguran que en la ONG 04 la presencia de profesionales sólo se explica por la presencia de los voluntarios que, de hecho, ejecutan muchas tareas en las comunidades. “Todo esto es muy grande, no podríamos tener proyectos tan grandes si no nos apoyáramos en el voluntariado. [...] ¡quien va a la escuela, es el voluntario!” (Gabriela, 2012).

Si por un lado la formación académica ayuda a distinguir dichas categorías, por otro lado no apoya las conjeturas más actuales de que, por ejemplo, cada vez más sucede que una ONG cuente con voluntarios académicamente formados, con profesiones certificadas. Estas contradicciones vienen a explicar la complejidad de la profesionalización que regula estos mecanismos simbólicos que tienen repercusiones prácticas en el campo del tercer sector. Reconocen que: “La formación académica no lo es todo. Pero la formación académica creo que es un recurso importante para desarrollar funciones...” (Pedro, 2012).

El aprovechamiento de las competencias en la institución al mismo tiempo en que deja ver que otras dimensiones pueden aparecer para el individuo, principalmente cuando éste es parte de una estructura de trabajo mayor. Ser profesional aquí es una categoría maleable y negociable con respecto a las funciones, un elemento per se que tiene la posibilidad, en ciertas conjeturas, de alejarse de la dicotomía que se estudia. En este mismo contexto llega el diseño del voluntariado, haciendo que las representaciones de las agencias, aunque dentro de un marco jurídico, no son perspectivas estancadas en lo que se refiere al trabajo práctico de la ONG.

En un balance sobre las dos entidades del ejemplo lusitano, comprendemos que ambas son esencialmente estratégicas en lo que concierne al voluntariado, aunque se trate de ejemplos completamente distintos en que, en una, lo minimiza en el momento en que se encuentra la ejecución del proyecto de prevención del tráfico de seres humanos y, la otra, lo maximiza como única manera coherentemente posible de realización de los proyectos planeados a partir de un encuadre de servicios puntuales. Para acompañar una lógica estructurada de profesionalización institucional, no interpretamos dicha característica como típica del tercer sector lusitano, sino que reconocemos que fue gracias a estos dos casos portugueses como se logró ejemplificar en la complejidad de la dimensión del voluntariado. Decir que una institución tiene más o menos voluntarios que otra sólo tiene sentido cuando se reconocen los caminos que llevan a esa toma de decisiones y, principalmente, a la autonomía que muestran las entidades para optar o no por el voluntariado, aunque con limitaciones, como ejemplo de que aunque quisiera una ONG tener todos los voluntarios contratados ahí como profesionales/técnicos, no podría en función de los problemas de sustentabilidad financiera (a menos que lograra tener un número de contratados reducido o coherente con sus condiciones financieras, como es el caso de la ONG 03). La cuestión que los estudios de caso trajo a escena fue la de tener o no voluntarios, lo que sería “superficial” conforme a los planos de gestión presentes en las entidades, pero sí la manera de usar el recurso del voluntariado ante esta u otra realidades.

Tomando en cuenta lo que discutimos en los tópicos antes expuestos sobre la relevancia de la sociología en el análisis de las profesiones, podemos realizar un puente entre lo que entonces esbozamos en términos teóricos y lo que aquí se propone como la dimensión de la profesionalización institucional por medio de un vínculo más estrecho con la profesionalización académica de los entrevistados. En ambas organizaciones de Braga, pero con mayor visibilidad en la ONG 03, surgen estrategias de “monopolio” de mercado de trabajo a través de la certificación académica, que permite comprender lógicas simultáneas de exclusión y usurpación de otros actores en este campo, pensando aquí en el acceso y mantenimiento del empleo. De manera más puntual, parte de esta arena se explica en el caso portugués estudiado por el hecho de tener en la ciudad de Braga un campus académico de una universidad que protagoniza determinados papeles en la ciudad, donde muchas de sus actividades giran en torno de esta en los últimos años, para tomar en cuenta, de esta forma, la “proliferación” de diplomas en el municipio ante las proporciones locales de una población de menos de 200 mil habitantes que actualmente presencia contextos de crisis económica y desempleo.

Paralelamente, como destacan Andrade y Franco (2007), se nota que en el país todavía hay mucho que hacer en términos estratégicos del voluntariado. Nuestros ejemplos no engloban la realidad que estudiamos. Como discuten los autores, el porcentaje del voluntariado en Portugal es de 29%, contra 37% encontrado en los países llamados desarrollados por el índice de desarrollo humano. Estos datos parecen asociarse a la cultura del voluntariado de la que resaltamos los casos brasileños, señalando aún que en los dos países la visibilidad de este tipo de acción parece estar en fase de mutación, cuando se nota un aumento (2008-2012) de divulgación y valoración curricular, lo que sucede de manera simultánea a la apertura del modelo de bancos de voluntariado (verificados tanto en Recife como en Braga y Región Metropolitana).

El voluntariado es, por un lado, el ejercicio de mantener los dos sentidos de la profesionalización individual de los agentes, por otro, el que, esencialmente para los casos portugueses, apareció el análisis como la forma de alcanzar la profesionalización institucional. Esta información de investigación se integra como elemento comparativo al campo brasileño en el que, aunque no tuviera agentes también interesados en la profesionalización individual, no parecían indicar de la misma manera, con la misma expresividad, lo que se encontró en el caso portugués. Lo que se percibió en Portugal también pasa en Brasil, pero la visualización de este sistema que se valora en el país sudamericano vuelve posible la comparación. Regresando al ejemplo de la ONG 02 que aunque había demostrado un cuadro variado de aquello que se entendía como profesionalización de los que trabajaban en ese lugar, no dejaba de asociar la profesionalización de la agencia con las etapas educativas. Asimismo, recordemos que por tratarse de valores tradicionales diferentes a la representación del profesional en Portugal y en Brasil, habiendo en la región norte de Portugal un fuerte vínculo y búsqueda de tradiciones académicas, esta dimensión crea fuerzas diferentes en cada país, lo que nos permite retomar intervenciones en la ONG 02 (Brasil) como:

En la actualidad tenemos profesionales que tienen la maestría, el doctorado, y otros que todavía están en la facultad. Creo que agrega valor. Al saber que la institución tiene profesionales con formación de la mejor calidad que agrega más valor a la institución, para realizar el trabajo, yo creo que no necesariamente la persona debe tener una formación tan avanzada. La gente observa a veces a una persona que no tuvo acceso a una facultad de calidad, a una facultad, ella hace hasta mejor trabajo que un doctor de la universidad, que tiene todo un conocimiento teórico. Debe tener accesibilidad para lidiar con el público, para atenderlo. (Reginaldo, 2012-ONG 02)

Finalmente, y sólo para ilustrar las limitaciones de las comparaciones y reforzar que se está lidiando con elementos comparativos que poseen dimensiones plásticas en los puntos que se tocan, como el ejemplo de la ONG 01 en Brasil se acabó con un “mito” que afortunadamente (en una hipótesis) se podría decir que la profesionalización está dada exclusivamente por los agentes profesionales (escolarizados) que llegan a la asociación. Si fuera así, los académicos que por la ONG 01 hubieran pasado habrían complicado la profesionalización institucional de la organización, lo que no ocurrió a lo largo de su trayectoria.

Veamos ahora cómo ocurren las sustentabilidades de las ONG 03 y 04 al conectar las dimensiones que construyen, de qué manera están tratados en la presente investigación los aspectos del voluntariado/profesionales, la profesionalización institucional.

5. Resultados alcanzados

La pertinencia de esta investigación a partir del objeto de estudio de las ONG recayó sobre el hecho de que el tercer sector sea comprendido de manera reconocida como una realidad actual, concreta y en transformación. Si desde un punto de vista más amplio, que escapa al ámbito de este artículo, buscamos entender las consecuencias del flujo actual de profesionalización de las ONG, nunca se habría alcanzado sin una conexión teórica entre la sociología de las profesiones y un campo amplio de interacción en que habita la lógica de un voluntariado cada vez más calificado y diversificado en el tercer sector, en este de “alas” aparentemente profesionalizadas. Las consecuencias de estas conexiones son que con las demandas actuales cada vez más similares a los modelos del mercado, las instituciones que no se adecuan a un cumplimiento que mínimamente articule las dimensiones analíticas que hemos tratado a lo largo de estas páginas, se difuminan y/quedan a merced de mecanismos paralelos. Dichos mecanismos, en lugar de resolver parte del problema social (de la misión) que se proponen, acaban por crear otros problemas igualmente sociales, aparentemente fuera del tercer sector, como la cuestión del empleo de los agentes que quedan inestables por los problemas de financiamiento. Esto se refleja, por supuesto, en el cumplimiento de la misión al mismo tiempo que la exigencia de profesionalización del sistema crea problemas que sólo pueden resolverse con más profesionalización y burocratización. Tal consecuencia, dispuesta en efecto dominó, llega hasta las base de que gran parte de las ONG fue alcanzada por esta lógica, en vez de dedicarse a los problemas originales que les da sentido, y acaban por dedicarse por mucho a los problemas de sustentabilidad financiera, transversales pero puntuales a este sector que pretende ser profesionalizado, para crear en los agentes una nube de inseguridad en relación con las perspectivas de trabajo individuales en lugar de que aquí vieran un apoyo institucional de un sistema que tendería a ser racionalmente coherente con la realidad de expansión del tercer sector. O sea, la profesionalización, aunque portadora de méritos organizacionales, no logra dar cuenta de los problemas que ella misma trae frente al crecimiento del número de organizaciones. Crea problemas que ella misma no puede resolver en la perspectiva donde se coloca.

Finalmente, detectamos en la unanimidad de 34 entrevistas analizadas un pesimismo colectivo de los agentes en relación con el futuro de las organizaciones, lo que en esencia surgió cuando se puso la última cuestión sobre cómo veían el futuro de la organización de que formaban parte. Esto provocó una contradicción actual del tercer sector que, al mismo tiempo que propone motivaciones a los problemas sociales diversos encubiertos por sus misiones, tienen una agencia que, aunque comprometida, está desmotivada y desestimulada, sobre todo porque los aspectos de las vidas personales de estos individuos quedan igualmente vulnerables ante las incertidumbres del sector. Observamos, pues, una agencia frágil en relación con el proceso amplio de profesionalización institucional, aun cuando está involucrada en procesos de empoderamiento personal académico. Percibir dichas conclusiones nos pareció importante, pero la relevancia de lo que se estudia está en el proceso que sustenta y genera este trabajo, que cuestiona la manera en que se ha dado y renovado el presente proceso de profesionalización institucional, carente de una reglamentación práctica y engastada en las reflexiones que alimentan no sólo el mantenimiento de un sistema del tercer sector, sino la coherencia entre éste y aquellos que de él forman parte.

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1Consideramos la ONG 01 como una entidad de pequeño porte, con bajo grado de profesionalización y pocas fuentes de financiamiento, sustentada, grosso modo, tan sólo por pocos recursos de gobierno del estado de Pernambuco, Brasil. La ONG 02, a su vez, es considerada aquí como una ONG de grande porte, con alto grado de profesionalización y que posee diversas fuentes de financiamiento, nacionales e internacionales.

2Entendemos por asistencialismo a una forma de ofrecer un servicio a alguien sin capacitar a esa persona a captar más recursos por sí misma, presuponiendo una relación de poder y dominación. Como una actividad social histórica, el asistencialismo, es aquí entendido como una medida paliativa contra la miseria. “No erradicarse las causas generadoras de la pobreza y sus secuelas, la propia acción paliativa siempre fue harto insuficiente y ni siquiera equilibra la cantidad de problemas creados con la atención que se les brinda a los mismos” (Alayon, 2008: 46).

3Fases con fronteras temporales no trazadas en definitiva (Gonçalves, 2007: 178).

4N. de la T.: según la autora, se refiere a la “exclusividad”.

5Lo que puede ser considerado como trabajo especializado en una sociedad y puede no serlo en otra, por ejemplo el conocimiento de la informática. Mientras que para algunas escuelas, empresas o casas comerciales saber informática se considera como una especialización, para algunas empresas no, siendo este tipo de conocimiento presupuesto una vez que la mayoría de los trabajadores lo domina.

6Cerca de 73 euros.

7N. de la T.: de acuerdo con la autora las siglas significan “Consolidación de las Leyes del Trabajo”, en Brasil la CLT es el conjunto de leyes que asegura los derechos de los trabajadores.

8N. de la T.: de acuerdo con la autora la expresión se refiere a hitos o ausencias.

9Las agentes tienen formación con posgrado en derechos humanos y sociología.

***Traducción del portugués de Fátima Andreu

Recibido: Octubre de 2014; Revisado: Marzo de 2015

**Correspondencia: Av. Álvaro Otacílio, 3781/Ed. Patmos/apto: 511/Jatiúca/ Maceió-AL/Brasil/correo electrónico: melomarina@msn.com

Marina Félix de Melo.

Es doctora en sociología por la Universidad Federal de Pernambuco (Brasil) y por la Universidad de Minho (Portugal). Actualmente es profesora doctora adjunta del Programa de Posgrado en Sociología de la Universidad Federal de Alagoas (Brasil). Sus áreas de interés son sociología, tercer sector, ONG y metodología científica. Dos publicaciones recientes son “Panorama da profissionalização do terceiro sector em Portugal”, International Journal on Working Conditions. Ricot Journal, vol. 5, 2013, pp. 59-78; y con B. B. Santos, “Debates sobre a centralidade do trablaho e a participação na informalidade”, Ricot Journal, vol. 1, 2011, pp. 25-44.

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