Introducción
Las migraciones son una realidad global e histórica (Soto-Almela y Alcaraz-Mármol, 2017) que, en diferentes contextos nacionales y locales, implica fenómenos particulares. En relación a esto, Chile ha experimentado movimientos migratorios desde hace mucho tiempo: los primeros inmigrantes fueron los colonizadores españoles, seguidos por las colonias de italianos, alemanes, yugoslavos, árabes, asiáticos, entre otros (Cano y Soffia, 2009). Sin embargo, estos flujos de carácter silencioso no suscitaban un gran debate que presentara a los inmigrantes como un problema multidimensional, sino que, más bien, su emergencia en la escena nacional era pensada en términos de su aportación cultural y económica al país (Cano y Soffia, 2009). Esto cambió durante la década de 1990 -al finalizar la dictadura militar en Chile-, cuando se observó un incremento de una inmigración intrarregional y fronteriza desde países como Perú, Bolivia y Argentina (Stefoni, 2007) y durante los primeros 15 años del siglo XXI, donde, producto de una serie de crisis económicas, políticas y sociales, se suman flujos migratorios de países como Ecuador, Colombia, Venezuela, República Dominicana y Haití (Palominos, 2016; Rojas et al., 2016). De este modo, uno de los elementos que actuaría como componente conflictivo a la hora de observar los fenómenos migratorios en Chile, sería el país de procedencia de los migrantes el cual agregaría un elemento adicional en la configuración de alteridad respecto de la identidad nacional (Stefoni, 2016).
Según los resultados del Censo de 2017, la población extranjera en Chile correspondía a 4.4 por ciento del total del país, es decir 746 465 inmigrantes internacionales, de los cuales, 50.6 por ciento (377 023) correspondía a mujeres y 44.9 por ciento (368 749) a hombres (Instituto Nacional de Estadísticas [INE], 2017). Este aumento impactó en los discursos públicos. Ya en el año 2016, el informe La migración en Chile: Breve reporte y caracterización alertaba que entre la opinión pública se difundía la idea de que el “país se estaba llenando de migrantes” (Rojas Pedemonte y Silva Dittborn, 2016, p. 10) -aunque las estadísticas demostrarían lo contrario-, percepción que se fue agudizando con el paso del tiempo. En la actualidad, un informe realizado por CADEM (2021) detectó que 56 por ciento del total de sus encuestados considera que la llegada de inmigrantes al país es mala.
Paralelamente, en los últimos gobiernos de Bachelet (2014-2018) y Piñera (2018-2021), la preocupación por el fenómeno migratorio se hizo patente con enfoques contrapuestos, tanto en sus programas políticos como en sus discursos. En el gobierno de la presidenta Bachelet, desde una perspectiva inclusiva, se emitieron instructivos presidenciales cuyo foco estaba en la consideración de la migración como un fenómeno multidimensional, necesario de abordar desde los distintos servicios públicos; además, impulsó un proyecto de ley de migraciones, el cual no avanzó en su trámite legislativo. Por otra parte, durante el gobierno del presidente Piñera, se hizo énfasis en las ideas de seguridad, regularidad y control, las que inicialmente se materializaron a través de Decretos Presidenciales que modificaron las formas de acceso y permanencia en el país y posteriormente se concretaron en una nueva Ley 21.325 de Migración y Extranjería promulgada el 20 de abril de 2021 (Ley 21.325 de 2021). Estos cambios demográficos, sociales y políticos, provocaron una discusión a nivel nacional reflejada en los medios de comunicación.
En este sentido, resulta interesante cómo los medios de comunicación representan, comunican y construyen determinadas imágenes sociales sobre la migración y los sujetos migrantes, ya que son una de las principales fuentes de información y generación de sentido, producción de la realidad social, fuente de conocimiento para la elite y sociedad civil en general (Ivanova y Jocelin-Almendras, 2021; McCombs y Evatt, 1995; Van Dijk, 1993; Verón, 1994). Así, al resaltar unos aspectos por sobre otros, los medios influyen en el modo en que la gente piensa sobre ciertas temáticas, privilegiando las voces hegemónicas, siendo fuentes de aprendizaje de prejuicios y formas de discriminación (Hall, 2010; Van Dijk, 2005).
En cuanto a las representaciones generales sobre la migración en los medios, estas se asocian a aspectos negativos y conflictivos. Es decir, en el imaginario colectivo se conciben algunas ideas como: los inmigrantes quitan el empleo, los inmigrantes acceden a los servicios públicos, los inmigrantes traen las enfermedades, los inmigrantes colapsan el sistema, los inmigrantes generan crisis, los inmigrantes están invadiendo el país, entre otros (Cárcel Fernando, 2015; Contrucci et al., 2009).
En el caso particular de las mujeres inmigrantes, desde su condición de género, su posición como extranjeras, y, en muchos casos, su situación migratoria de irregularidad, las hace multidimensionalmente más vulnerables. Los análisis sobre su representación visual en la prensa coinciden en que estas tienden a ser invisibilizadas, despersonalizadas o, bien, presentadas desde su vulnerabilidad y marginalidad (Masanet Ripoll y Ripoll Arcacia, 2008), “ignorando los itinerarios de autonomía e independencia que muchas de estas mujeres albergan cuando deciden emigrar de sociedades cerradas” (Suarez Villegas, 2013, p. 13). En el caso chileno, los trabajos sobre la representación de la migración femenina en los medios de comunicación son prácticamente inexistentes. Al respecto, se destaca el aporte realizado sobre el análisis de la representación de la mujer inmigrante en telenovelas chilenas, en el cual se concluye que el imaginario de la mujer inmigrante está asociado a sexualización, antagonismo y victimización (Gallegos Krause, 2019).
Dicho esto, el objetivo principal de este trabajo es analizar la representación visual de la mujer inmigrante en la prensa escrita chilena en tres periódicos de circulación nacional: El Mercurio, La Tercera y Publimetro entre los años 2015-2019. A través del análisis de contenido fotográfico y los pies de imagen, esta investigación proporciona evidencia empírica sobre la representación visual de las mujeres inmigrantes en tres medios de comunicación chilenos y viene a abrir un camino de investigación poco explorado en el país, lo que tiene una importancia relevante respecto a cómo se construyen los discursos y percepciones públicas, políticas y sociales sobre la migración femenina en Chile. Este estudio cobra doble importancia en el contexto actual de odio, violencia y exacerbación de nacionalismos extremos en el país, como los actos cometidos contra personas migrantes y sus familias, ocurridos el 25 de septiembre de 2021 en la ciudad de Iquique, frontera norte de Chile (González, 2021).
Estado de la discusión
Los flujos migratorios contemporáneos en Chile tienen tres características generales: a) son migraciones interregionales (migraciones sur-sur) que se dan en escenarios de crisis sociopolíticas, económicas y ambientales; b) poseen un componente racial que irrumpe en la identidad nacional (racialización); y c) se caracterizan por su feminización, esta última entendida en el marco de la entrada de las mujeres al mercado laboral local y global (Stefoni, 2016; Stefoni y Fernández, 2011; Tijoux Merino, 2011). Para algunos autores, estas características marcan una nueva forma de concebir las migraciones en Chile y, por ende, una nueva forma de relacionarse con la otredad desde una identidad nacional blanqueada (Tijoux Merino, 2011; Tijoux Merino y Palominos Mandiola, 2015).
Estos nuevos patrones de movilidad y asentamiento (Glick Schiller y Salazar, 2013) se dan en escenarios desiguales y bajo condiciones estructurales que posibilitan o dificultan la inclusión de diversos tipos de población migrante, estableciendo patrones de movilidad y asentamiento que definen quiénes son los/as migrantes permitidos y negados. Para ello, resulta útil considerar el aporte para el análisis de las políticas de fronterización (Stefoni et al., 2019), justamente porque nos permiten observar cómo la construcción tipológica del/la inmigrante es particular y no generalizable en términos de la existencia de condicionantes económicas, políticas, históricas, que determinan quiénes son buenos y malos migrantes, quiénes pueden pertenecer a la comunidad nacional y qué posición ocuparán estos dentro del sistema de jerarquías sociales.
A pesar del reconocimiento de estas diferencias, a la hora de presentar a los/as migrantes, existe la tendencia a utilizar mecanismos de generalización que contribuyen a una representación estereotipada del otro, las cuales se producen y reproducen con fuerza en los medios de comunicación. Al respecto, Appadurai (2007) menciona que los discursos sobre los otros se escudriñan en la vida cotidiana gracias a la difusión de ideas en las cuales racismo, demografía y estereotipos sociales se articulan como evidencias y se consolidan a través de campañas mediáticas, performance, rumores, que contribuyen a imaginar al otro desde una construcción ideológica y multidimensional que genera un consenso sobre este como un enemigo.
Así, la figura del/la migrante aparece simbólica y analógicamente asociada a su exclusión y su posición de subordinación como una forma de representación hegemónica que cumple una función de conocimiento (Abric, 1991). El término (in)migrante designa una condición social que de por sí está pensada en términos excluyentes, en una posición de inferioridad social, cultural y económica como un sujeto que inscribe los estigmas (Correa Téllez, 2016; Tijoux Merino y Palominos Mandiola, 2015), carente de agenciamiento, es decir, sin poder de influencia, que cumple un rol pasivo de espectador en la sociedad en la que se inserta (Cuadrado Vertel et al., 2013) donde se le define como persona extraña radical (Santos Herceg, 2012). Dicho de otro modo, como aquel que se ve en contraposición del nosotros nacional homogéneo, aquel que se define fuera de los márgenes de los sentidos de pertenencia de la “ʻidentidad chilenaʼ contemporánea, blanqueada, eurocéntrica, libremercadista y católico-conservadora” (Rojas Pedemonte et al., 2015,
p. 2). Así se sostiene la dicotomía nacional/extranjero (Liberona Concha, 2015), como parte de las formaciones nacionales de alteridad (Briones, 2005; Segato, 2007) y como marcadores de extranjeridad (Restrepo, 2020, 2022).
De esta manera, a la hora de analizar las formas de representación de la alteridad, se observó cómo se construyen tipologías para denominar, simbolizar, estigmatizar al/la otro/a que tienden a hacer desaparecer los aspectos particulares de su identidad, como en el caso de las mujeres migrantes representadas en la prensa. Van Dijk (2005) sostiene que, como ciudadanos, los individuos forman la mayor parte de sus conocimientos sobre los hechos sociales, políticos y generales del mundo a partir de las informaciones que escuchan, leen y ven diariamente. En este contexto, los medios de comunicación se consideran como “espacios de reproducción ideológica y de legitimación de la realidad” (Crespo Fernández, 2008, p. 45), es decir, no únicamente asumen el papel de fuentes de información y de espacio público para la expresión de opiniones, sino que también son la entidad principal de reproducción ideológica (Van Dijk, 2005) y “espacios poderosos de legitimación social” (Villalobos, 2009, p. 4).
En Chile, los estudios sobre la representación de los/as migrantes en la prensa escrita se han enfocado -principalmente- en la migración fronteriza entre Chile-Bolivia y Perú (Arévalo Salinas, 2014; Browne Sartori y Romero Lizama, 2010; Liberona Concha, 2015; Mayorga Rogel y León Pino, 2007; Póo Figueroa, 2009). Si bien, se analizan los discursos escritos y no visuales, estos comparten la idea de que los medios de prensa escrita han contribuido en la creación de estereotipos a través de la representación negativa de la otredad, reproduciendo y afirmando la dicotomía nacional/extranjero, como reflejo de un correlato histórico que ha reforzado el conflicto interétnico entre países limítrofes, así como también la promoción de discursos extremos que van desde la compasión paternalista hasta la criminalización del sujeto inmigrante (Póo Figueroa, 2009). Por otra parte, algunos trabajos resaltan la manera en que los medios de comunicación en Chile han contribuido en la reproducción ideológica de la migración como un problema social que incluye pobreza, delincuencia, ilegalidad, entre otros (Stefoni y Brito, 2019), así como con la asociación tendenciosa entre migración y pandemia y la reproducción de discursos racistas en los medios (Póo Figueroa, 2020).
Para el caso de la representación de las mujeres migrantes en la prensa a nivel internacional, los trabajos han abordado este aspecto desde el análisis mediático considerando las categorías de nacionalidad, roles, relaciones sociales, contexto visual, la personificación, contacto con la cámara y análisis de titulares (Aierbe, 2008; Castagnani y Colorado, 2009; Masanet Ripoll y Ripoll Arcacia, 2008; Pérez, 2003). Estas investigaciones coinciden en que “los medios de comunicación construyen determinadas representaciones o imágenes sociales de la inmigración” (Masanet Ripoll y Ripoll Arcacia, 2008, p. 170), las cuales hacen eco de las formas en que se desenvuelven las migraciones en cada uno de los países. Además, hacen referencia a la construcción de las imágenes como un proceso ideológico (Wilmott, 2017), mediatizado por las ideas, tendencias y líneas editoriales de los medios. Es por esto que la representación de los inmigrantes en la prensa y, en particular, de las mujeres siempre estará sujeta a una intencionalidad de representación.
Adicionalmente, los estudios mencionados concuerdan en que los/as migrantes son presentados como otros masculinos y las mujeres subsumidas en este ejercicio, ya que su imagen emerge para asociarlas a situaciones de vulneración, tramitación, trabajo y familia, despersonificándolas o presentándolas siempre relacionadas a otro masculino, sean hijos, parejas y/o autoridades. Es por esto que entender el papel que juega la representación de la mujer migrante es crucial. Puesto que los mecanismos para producir subalternización de las mujeres cristalizan el dominio masculino en la sociedad, fortaleciendo las separaciones entre nosotros y otros (Lube Guizardi et al., 2018).
Esta pincelada muestra cómo la representación de los migrantes -en particular de las mujeres- está asociada a la posición que estas ocupan dentro de la jerarquía reviviendo las relaciones de dominación/subordinación social (Stefoni y Fernández, 2011) que se suman a la situación administrativa en el lugar de destino y a la condición generacional junto con los significados que la sociedad de destino impone a las mujeres de acuerdo a su procedencia y posición dentro del sistema de racializaciones (Thayer, 2011). Es precisamente en este ámbito de las definiciones en donde se posiciona este estudio, pensando en cómo la prensa atribuye un significado a las mujeres migrantes a partir de su nacionalidad, roles, relaciones y acciones, y cómo ese significado se construye por medio de la imagen fotográfica.
Es por ello que la fotografía forma parte del contenido de cada artículo, ya que complementa la idea del texto escrito. Los estudios psicológicos han demostrado que los individuos pueden recordar el 80 por ciento de lo que ven, pero sólo el 30 por ciento de lo que leen y el 10 por ciento de lo que escuchan (Batziou, 2011). Las imágenes son poderosas herramientas de encuadre porque son menos intrusivas que las palabras y, como tales, requieren menos carga cognitiva (Rodríguez y Dimitrova, 2011). Esto puede ser no únicamente porque las imágenes, como las fotografías, parecen más cercanas a la realidad, sino también porque tienen el poder de crear señales emocionales inmediatas más fuertes. Debido a su alto valor de atracción, las imágenes que se ven en una página, sitio web o pantalla, dan la primera impresión de una historia y se recuerdan fácilmente (Rodgers y Thorson, 2000).
Así mismo, las imágenes, además de permanecer en la memoria por más tiempo que las palabras, también se pueden recordar más rápidamente (Wardle, 2007). Por lo tanto, las fotografías en los periódicos son una parte importante de la manera en que un individuo interpreta las noticias y construye sus propias opiniones (Wilmott, 2017). Según Burgin (1982), las fotografías se decodifican de forma instantánea y natural y su elección en un texto del artículo no es al azar, sino que depende en gran medida del fotógrafo y del editor. Hall (2010) confirma que, aunque las fotografías de noticias aparecen como representaciones objetivas y naturales del mundo real, la selección de una imagen para las noticias es un procedimiento muy ideológico que estará influenciado por la originalidad, la polémica y la importancia de cada noticia. En el caso de la fotografía en un periódico, primero, su significado depende del fotógrafo, quien crea sus propias interpretaciones de los eventos y sujetos que él o ella elige colocar frente a la cámara (Hamilton, 1997). Luego, este significado es potenciado por el editor, quien elige una fotografía y la coloca junto con el texto del artículo. Por lo tanto, las representaciones fotográficas y visuales nunca son neutrales y obedecen en gran medida a las decisiones humanas (Wilmott, 2017).
Metodología
Este trabajo presenta un análisis de contenido cualitativo con el objetivo de responder a la pregunta de investigación sobre cómo las imágenes fotográficas publicadas en tres medios escritos chilenos retratan a las mujeres inmigrantes. El primer paso consistió en la selección del corpus, conformado por tres periódicos chilenos: El Mercurio, La Tercera y Publimetro, los cuales fueron escogidos por los siguientes motivos: El Mercurio y La Tercera son los periódicos representados por las casas de prensa más importantes de Chile, que son El Mercurio SAP y Copesa S. A. (Gronemeyer y Porath, 2017). Los dos periódicos tienen una circulación de siete días a nivel nacional y están disponibles en formato impreso y en línea a cambio de una tarifa fija. Ambos siguen un estilo de redacción formal, un formato de artículo extenso y cubren una amplia gama de temas -desde la política hasta los deportes-.
Por otro lado, Publimetro es un periódico gratuito, distribuido semanalmente en los accesos del metro de Santiago, llegando a sectores diversos de la población. Este medio sigue un estilo de escritura menos formal y sus artículos contienen menos texto escrito. Publimetro no pertenece a ninguna de las casas de prensa mencionadas, ni a ningún partido político en particular. Así, los tres medios alcanzan sectores de la población diferenciados y poseen una distribución masiva que se acompaña de publicaciones webs. De este modo, se considera su vital importancia a la hora de producir y reproducir discursos en diversos sectores de la población.
Los datos analizados fueron recopilados entre los años 2015 y 2019, período caracterizado por dos hitos en Chile. Primero, durante el año 2015, se experimentó un aumento en los trámites de regularización de extranjeros en el país, lo que según el informe del Instituto Nacional de Estadísticas y el Departamento de Extranjería y Migración considera un incremento de entregas de permanencias definitivas de 35.6 por ciento y visados en 21.2 por ciento respecto al año anterior, lo que tuvo un impacto en la cobertura del tema migratorio en la prensa a nivel nacional (Instituto Nacional de Estadísticas [INE] y Departamento de Extranjería y Migración [DEM], 2020). Segundo, en el año 2018, durante el gobierno de Sebastián Piñera, fue la promulgación de dos decretos presidenciales transitorios que incluían la prohibición del cambio de estatus migratorio y la creación de visados consulares y diferenciados entre países tales como Haití y Venezuela; junto con el inicio de un período de regularización extraordinaria que impactaría en el sistema migratorio en Chile, generando un colapso en el Departamento de Extranjería y Migración, afectando directamente a la población migrante y a sus familias (Gobierno de Chile, 2018).
El segundo paso fue la recopilación del corpus mediante el método de recuperación manual. Para ello, los datos se recogieron a través de una interfaz en línea o consulta del número físico de cada periódico en el Archivo Nacional de Chile mediante la lectura de cada número. Así, el corpus final presentó una colección de tres archivos (uno para cada periódico). En total, se identificaron 705 imágenes de mujeres inmigrantes en un período de cuatro años. Cada imagen fue tratada como una unidad básica de análisis y se codificó independientemente del texto del artículo. Sin embargo, siguiendo a Batziou (2011) y Wilmott (2017), se contempló la revisión del para-texto de cada imagen, y específicamente se tomaron en cuenta los pies de imagen, ya que estas captan la atención del lector junto con la fotografía (Holsanova et al., 2006) y muchas veces contienen información adicional de identificación (nombre, edad, profesión, nacionalidad, entre otros).
El tercer paso fue el análisis de contenido de cada imagen, según las categorías de codificación previamente establecidas a raíz del análisis preliminar de las imágenes durante el proceso de recopilación del corpus y la revisión de estudios similares. En particular, se adoptaron las técnicas de Batziou (2011), Bleiker (2018) y Wilmott (2017) para el análisis fotográfico en los medios. Las categorías establecidas para este estudio fueron organizadas en dos secciones. La primera incluye las categorizaciones de alteridad, entendidas como aquellas etiquetas sociales empleadas para representar la otredad migrante versus el nosotros nacional (Pérez-Rincón et al., 2012) utilizadas por los periódicos para caracterizar a las mujeres inmigrantes; en particular, se consideraron aspectos como categorizaciones o marcaciones racializadas (Wade, 2022), nacionalidad, referencia a colectivos mayores, vinculación con la población local y actividades desarrolladas. En este caso, la predominancia de cierta nacionalidad y ciertos marcadores racializados (Magister Antropología, 2022) en las fotografías pueden provocar el desarrollo de estereotipos sociales en la población local sobre la migración femenina en el país.
Para esta investigación se utilizan categorías considerando las variantes locales de la formación racial de la colonialidad como producto de construcciones históricas sociales (Wade, 2022). En el contexto chileno, estas categorías reproducen la diferencia en términos de desigualdad y jerarquizaciones (Magister Antropología, 2022), en particular en la representación visual empleada por los medios escritos.
Adicionalmente, las fotografías que retratan a las mujeres inmigrantes en interacciones sociales limitadas con la población local sirven para categorizarlas como un grupo externo, lo que impide que los espectadores las visualicen integrándose con dicha población. Por otro lado, las fotografías de las mujeres inmigrantes acompañadas por otros (géneros e inmigrantes) puede quitarles la agencia, ya que no se perciben como independientes sino como parte del otro. Más aún, la presencia en las fotografías de grupos de personas que representan al Estado -como la policía, el gobierno y los órganos de gobiernos internacionales- pueden provocar la construcción de la imagen de la mujer inmigrante ligada a la temática de seguridad y delito.
La segunda sección aborda los aspectos técnicos empleados para la composición de las imágenes. Primero, se analizó la presentación de las mujeres inmigrantes como individuos, ya que, según estudios en psicología social, las fotografías individuales evocan emociones más empáticas en los espectadores que las fotografías grupales, que eclipsan la individualidad y atribuyen características comunes a todos los miembros de un grupo social dado, creando distancia entre lectores y sujetos de la fotografía (Bleiker, 2018). Dicho esto, el estudio ha codificado imágenes de mujeres inmigrantes en cuatro categorías: 1) individual, 2) grupos pequeños de dos a tres personas, 3) grupos medianos de 4 a 15 y 4) grupos de más de 16.
Posteriormente, en la codificación de las imágenes se consideró la distancia de la cámara. Siguiendo a Batziou (2011), las fotografías se codificaron como primer plano, donde solo se muestra la cara; plano cercano, donde se representa a la persona de cintura para arriba; plano medio, cuando la persona aparece de rodillas hacia arriba; plano largo, donde se muestra todo el cuerpo de la persona; close-long y medium-long, para mostrar personas a una distancia cercana o media en primer plano y larga distancia en segundo plano, respectivamente. Además, la codificación analizó el contacto visual de las mujeres con la cámara. Estas decisiones se basaron en los estudios que sugieren que las fotos más cercanas -especialmente aquellas en las que los sujetos miran directamente a la cámara- producen una conexión más íntima con los lectores, y que, por lo tanto, las imágenes en las que el contacto no se produce generan distanciamiento.
A partir de esto, el presente estudio se adentrará en el análisis de imágenes de prensa tomadas de tres medios escritos chilenos: El Mercurio, La Tercera y Publimetro, publicadas entre los años 2015- 2019, en las cuales figuran mujeres migrantes.
Resultados y discusión
Categorizaciones de alteridad sobre las mujeres migrantes
El cuadro 1 muestra que las mujeres migrantes están representadas de forma más recurrente a través de cuatro categorizaciones racializadas (negra, mestiza, blanca y asiática), las cuales son empleadas por separado o en conjunto. En detalle, 35.74 por ciento de las fotografías corresponden a mujeres mestizas, 37.02 por ciento a mujeres negras, 8.09 por ciento a mujeres blancas y 1.99 por ciento a mujeres asiáticas. De esta manera, el análisis señala que la mujer migrante representada en los medios es principalmente una mujer negra o mestiza.
Medio | Negra | Blanca | Mestiza | Asiática | Varios |
---|---|---|---|---|---|
El Mercurio | 133 | 30 | 147 | 8 | 96 |
La Tercera | 73 | 11 | 77 | 5 | 26 |
Publimetro | 55 | 16 | 28 | 1 | 7 |
Totales | 261 | 57 | 252 | 14 | 129 |
Porcentaje | 37.02 | 8.09 | 35.74 | 1.99 | 18.3 |
Nota: En la categoría varios se han dejado aquellas imágenes en donde aparece más de una marcación o categorización racializada (Wade, 2022) representada actuando en conjunto.
Fuente: Elaboración propia.
La manera como se representa a la otra migrante es un asunto interesante cuando se aborda desde la perspectiva del racismo o de las prácticas de racialización (Tijoux Merino y Palominos Mandiola, 2015). Estas prácticas se entienden como un sistema de clasificación basado en el supuesto de que unos sujetos son mejores que otros. A su vez, la racialización actúa como una marca o estigma social (Tijoux Merino, 2011) que se emplea como un signo corporalizado (Goffman, 1963) y un ícono corporal (Cuminao Cea et al., 2016; Dubois, 1986) cuya intencionalidad ideológica designa y reproduce la alteridad en relación a una identidad nacional racial imaginada (Anderson, 1993; Pérez- Rincón et al., 2012). Del análisis y posterior codificación de las imágenes se observa que, además de la sobrerrepresentación de las mujeres negras o mestizas, los medios utilizan con mayor frecuencia determinadas nacionalidades y lugares de procedencia para referirse a las mujeres inmigrantes actuando de forma articulada para definir quiénes son las otras migrantes.
Para representar la nacionalidad se emplean recursos como banderas, vestimentas típicas o símbolos nacionales comunes. No obstante, la nacionalidad es un rasgo constituido de forma menos directa, pero que frecuentemente se encuentra al pie de las fotografías en los medios estudiados. El lugar de origen de las migrantes se interseca con la categorización racializada y están mediados por las condiciones históricas y sociales del contexto, configurando jerarquizaciones y produciendo alterizaciones como países amigos/enemigos; del norte/del sur; desarrollados/subdesarrollados, etcétera, determinando quien puede entrar al territorio nacional, quienes no y en qué condición pueden hacerlo (Stefoni, 2016).
El cuadro 2 grafica el análisis de las nacionalidades representadas. Del total de 705 imágenes analizadas en los tres medios de comunicación, 523 (74.2 %) contienen referencias a la nacionalidad y únicamente en 182 (25.8 %) no hay posibilidad de establecerla. El primer lugar lo ocupan las imágenes de mujeres haitianas (33.05 %), seguidas por venezolanas (23.69 %), colombianas (15.74 %) y peruanas (11.63 %). Es importante indicar que en una misma imagen puede haber representación de diversas nacionalidades, por lo cual no necesariamente hay una correlación entre la cantidad de imágenes y la cantidad de nacionalidades simbolizadas; en su mayoría, las imágenes colectivas o de grandes grupos que son empleadas para contextualizar las noticias sobre migración, cumplen con estas características.
Medio | Negra | Blanca | Mestiza | Asiática | Varios |
---|---|---|---|---|---|
El Mercurio | 133 | 30 | 147 | 8 | 96 |
La Tercera | 73 | 11 | 77 | 5 | 26 |
Publimetro | 55 | 16 | 28 | 1 | 7 |
Totales | 261 | 57 | 252 | 14 | 129 |
Porcentaje | 37.02 | 8.09 | 35.74 | 1.99 | 18.3 |
Fuente: Elaboración propia.
La articulación entre las categorizaciones racializadas y la nacionalidad como íconos de representación no es estática. Por ello, es posible sostener que la prensa construye un ideario de quiénes son las mujeres migrantes siguiendo el correlato político y las transformaciones del fenómeno en el tiempo, contribuyendo con la edificación de prácticas de exclusión y discriminación que establecen las distinciones entre un nosotros/as-otros/as. De este modo, “la población inmigrante sufre, por parte de la población chilena, una estigmatización que dificulta su entrada a la sociedad chilena, estigmatización asociada a estereotipos, fundados tanto en características fenotípicas como culturales, ligadas a la condición racial” (Valenzuela et al., 2014, p. 116).
Del análisis realizado a los tres medios respecto a la nacionalidad representada durante el período de 2015 a 2019, se obtuvieron los siguientes resultados: a) para el año 2015, la representación de nacionalidad arrojó que 51.28 por ciento de las imágenes corresponden a personas peruanas y 20.51 por ciento a colombianas, ecuatorianas y haitianas; b) para 2016, 35.71 por ciento de las imágenes corresponden a personas colombianas, 28.57 por ciento a peruanas,
19.39 por ciento a haitianas y 15.31 por ciento a dominicanas; c) en 2017, 35.39 por ciento de las imágenes corresponden a personas haitianas, 17.98 por ciento a venezolanas y 13.48 por ciento a colombianas; d) durante 2018, 44.71 por ciento de las imágenes corresponden a personas haitianas,
23.92 por ciento a venezolanas y 14.9 por ciento a colombianas; y e) durante 2019, el foco se centró en personas venezolanas con 44.12 por ciento y haitianas con 23.53 por ciento.
La siguiente categoría de análisis corresponde a la catalogación del grupo. Aquí se consideraron las formas por las que se hace referencia a las mujeres presentes en las imágenes como integrantes de grupos, colectivos o mayores. Esta pertenencia se articula con la de marcadores o categorizaciones racializadas y con nacionalidad, y se emplea como representación identitaria y como estereotipos, es decir, imágenes simplificadas de individuos o grupos que son compartidas por un gran número de personas (Luengo y Blázquez Entonado, 2004), las que conjuntamente contribuyen en la reproducción de una representación en la que el extranjero/a es percibido/a como un sujeto peligroso, haciendo también referencia a alguien extraño en oposición al ciudadano (Dammert y Sandoval, 2019).
De acuerdo con lo analizado, los términos más utilizados en este juego de representaciones son: migrante (37.87 %), inmigrante (27.38 %) y extranjero (25.39 %) (cuadro 3). Una categoría menos empleada es la de ciudadanos/as (4.68 %), la cual generalmente se encuentra articulada con la de nacionalidad. De esta manera, la articulación entre las categorizaciones racializadas, la nacionalidad y las referencias al colectivo mayor operan conjuntamente como marcaciones de extranjeridad (Restrepo, 2020, 2022).
Medio | Migrante | Inmigrante | Extranjero/a | Refugiado | Foráneo | Comunidad | Ciudadanos |
---|---|---|---|---|---|---|---|
El Mercurio | 135 | 136 | 113 | 3 | 5 | 4 | 15 |
La Tercera | 73 | 42 | 49 | 2 | 3 | 3 | 13 |
Publimetro | 59 | 15 | 17 | 1 | 0 | 5 | 5 |
Totales | 267 | 193 | 179 | 6 | 8 | 12 | 33 |
Porcentaje | 37.87 | 27.38 | 25.39 | 0.85 | 1.13 | 1.7 | 4.68 |
Fuente: Elaboración propia.
A partir del análisis de las imágenes se identifica la categoría de actividades realizadas por las mujeres. El cuadro 4 resume de forma general, a partir de la consideración total de la muestra, cuáles son las principales actividades desarrolladas por las personas presentes en las imágenes. Dentro de dichas actividades, destacan las tramitaciones de servicios ante Extranjería y Migración y ante el Registro Civil (7.52 %), las filas en la calle para cualquier tipo de tramitación (11.49 %), el tránsito en la calle (12.62 %), el trabajo y el comercio (6.95 %).
Categoría | El Mercurio | La Tercera | Publimetro | Resultados | |
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Frecuencia de apariciones en cada periódico | Total | Porcentaje | |||
Tramitación, Extranjería- Registro Civil | 43 | 6 | 4 | 53 | 7.52 |
Fuera de embajadas / consulados | 10 | 0 | 0 | 10 | 1.42 |
Trámites o acciones PDI | 9 | 5 | 4 | 18 | 2.55 |
Filas en la calle para cualquier tipo de tramitación | 33 | 36 | 12 | 81 | 11.49 |
Protestas | 18 | 9 | 6 | 33 | 4.68 |
Tránsito en la calle | 38 | 30 | 21 | 89 | 12.62 |
Frontera | 40 | 0 | 0 | 40 | 5.67 |
Educación | 22 | 2 | 2 | 26 | 3.69 |
Tránsito en aeropuerto-tierra | 18 | 5 | 1 | 24 | 3.4 |
Trabajo / comercio | 33 | 8 | 8 | 49 | 6.95 |
Hospital / salud | 22 | 4 | 0 | 26 | 3.69 |
Ceremonias religiosas | 6 | 1 | 2 | 9 | 1.28 |
Matrimonio | 4 | 0 | 0 | 4 | 0.57 |
Actividad cultural / artística- culinaria | 24 | 8 | 2 | 34 | 4.82 |
Delitos | 24 | 2 | 0 | 26 | 3.69 |
Viviendas / campamentos | 12 | 4 | 0 | 16 | 2.27 |
Otros | 69 | 77 | 0 | 146 | 20.71 |
Fuente: Elaboración propia.
Luego de identificar a qué se dedican las mujeres migrantes, se puede señalar preliminarmente que existe una tendencia a relacionar a la mujer migrante como una sujeta que se encuentra en un constante desplazamiento y espera. Como dice Auyero (2013, p. 36):
La espera de los pobres tiene muchos rasgos en común con la dominación masculina. Está inscripta en las disposiciones mentales y corporales de los dominantes (es decir, hombres, agencias del Estado) y de los dominados (las mujeres, los que esperan), y precisamente porque está inscripta, ambos grupos tienden a naturalizar o “eternizar” esta relación de dominación.
Para ir finalizando esta parte de la presentación de resultados y su análisis, los cuadros 5 y 6 presentan quiénes son los otros actores que aparecen acompañando a las mujeres. En el primer cuadro se observan las variables de representación relacionadas a otros géneros y la representación de personas no migrantes; en el segundo cuadro se registra en cuantas imágenes -del total de la muestra- las mujeres aparecen o no acompañadas por alguien. Hay que mencionar al respecto que, en los casos observados, existe una sobrerrepresentación de los hombres, ya sean autoridades, funcionarios públicos, hijos y/u otros migrantes. En este caso, la mujer aparece casi invisibilizada bajo las colectividades o masas de personas; invisibilidad social que se refleja en los medios escritos, como mencionan otros autores (Castagnani y Colorado, 2009; Masanet Ripoll y Ripoll Arcacia, 2008).
En un estudio sobre la representación de refugiados en la prensa española se observó que “las mujeres refugiadas rara vez aparecen sin hombres en las fotografías. Cuando están sin hombres, las mujeres suelen aparecer con niños. Esto es coherente con las representaciones tradicionales de las mujeres, que les niegan la capacidad de actuar” (Wilmott, 2017, p. 67).
Representación de no migrantes | Porcentaje | Representación de otros géneros | Porcentaje |
---|---|---|---|
160 | 23 | 295 | 42 |
No representación | Porcentaje | No representación | Porcentaje |
545 | 77 | 410 | 58 |
Fuente: Elaboración propia.
Categoría | El Mercurio | La Tercera | Publimetro | Resultados | |
---|---|---|---|---|---|
Frecuencia de apariciones en cada periódico | Total | Porcentaje | |||
Acompañada | 291 | 122 | 68 | 481 | 68.23 |
No acompañada | 110 | 75 | 39 | 224 | 31.77 |
Fuente: Elaboración propia.
La representación de otros sujetos que acompañan a las mujeres presentes en el corpus habla de los vínculos que se entablan en el marco del contexto migratorio. Así mismo, estas categorías reflejan que la mujer migrante es percibida como una sujeta construida mayoritariamente en su relación con otros. Esto se evidencia en el cuadro 6, donde, del total de la muestra, 68.23 por ciento de las fotografías representa a mujeres acompañadas versus 31.77 por ciento que corresponde a imágenes individuales.
Las actividades desarrolladas por las mujeres se asocian a las categorías analizadas en torno a las figuras de acompañante, presencia de no migrantes y presencia de otros géneros. Sobre la variable mencionada, se encontró de forma recurrente la presencia o compañía de hijos, parejas, autoridades o funcionarios públicos, así como también otros migrantes; la presencia de acompañantes dentro de la imagen se relaciona con el tipo de actividades desarrolladas. Por ejemplo, en las situaciones de espera (filas en la calle y por trámites) se observó la presencia de acompañantes como hijos, autoridades y otros migrantes. En los contextos de salud, las mujeres están acompañadas por hijos, personal de salud o pareja. De esta manera, la representación de la mujer migrante o su no representación está permeada por una intencionalidad comunicativa en la cual actúan categorizaciones de alteridad, tales como la categorización racializada, la nacionalidad y la subscripción a un colectivo que les designa como otras. Los aspectos técnicos y de composición de las imágenes son abordados a continuación.
Representación visual de las mujeres migrantes
En relación a la representación visual de las mujeres migrantes, a partir de los resultados se observa, en primer lugar, que las mujeres migrantes aparecen mayoritariamente circunscritas a grupos o colectivos de personas nacionales o migrantes (78.30 %) y que -en contadas ocasiones- estas ocupan un lugar propio dentro de las páginas de los periódicos (21.70 %) (cuadro 7). En este caso, las imágenes grupales crean una distancia emocional entre el lector y las mujeres (Small et al., 2007) al insertarlas dentro de otro colectivo, como extras, quitándoles el protagonismo para contar su propia historia de vida.
Medio | Individual | Grupal | Total |
---|---|---|---|
El Mercurio | 77 | 324 | 401 |
La Tercera | 50 | 147 | 197 |
Publimetro | 26 | 81 | 107 |
Totales | 153 | 552 | 705 |
Porcentaje | 21.7 | 78.3 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
Junto con esto, la composición y el tamaño de los grupos también posee otras características (cuadro 8). Por ejemplo, si se revisa el total de la muestra de los tres medios analizados, 29.79 por ciento corresponde a imágenes en donde las mujeres aparecen dentro de grupos de entre 4 a 15 personas; no obstante, en segundo lugar, se encuentra la representación de mujeres en grupos de entre 2 a 3 personas (24.68 %). Este dato es importante puesto que en la mayoría de las imágenes observadas -en esta categoría- la presencia de la mujer está asociada a una pareja, al trabajo y a la crianza o cuidados de los hijos/as. Así, la figura de la mujer migrante se relaciona principalmente a las tareas, actividades o roles que puede representar en términos históricamente establecidos para una mujer: madre, esposa y cuidadora.
Sobre los grandes grupos de más de 16 personas (23.83 %), se percibieron escenas en las cuales las mujeres se encuentran dentro de masas de individuos en contextos o espacios diversos, como filas en la calle y situaciones de espera (para cualquier tipo de tramitación); tránsito en fronteras, aeropuertos o, simplemente, en la calle. Esto posiciona a las mujeres como parte del colectivo migrante en general más que como una agente particular (cuadro 4).
Medio | Individual | Grupos pequeños (2-3 personas) | Grupos medianos (4-15 personas) | Grupos grandes (más de 16 personas) | Total |
---|---|---|---|---|---|
El Mercurio | 78 | 110 | 124 | 89 | 401 |
La Tercera | 49 | 35 | 59 | 54 | 197 |
Publimetro | 26 | 29 | 27 | 25 | 107 |
Totales | 153 | 174 | 210 | 168 | 705 |
Porcentaje | 21.7 | 24.68 | 29.79 | 23.83 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
En tercer lugar (cuadro 9), el análisis contempló la distancia de la cámara y la composición de los planos de las imágenes estudiadas. Para esta observación, es pertinente considerar la mediación técnica en la fotografía, de la cual, Cuminao Cea et al. (2016) agregan una perspectiva considerando que la percepción, los prejuicios y estereotipos y conocimientos del/la fotógrafo/a sobre los/as sujetos/as retratados se manifestará en la construcción de la imagen a partir de elementos técnicos y estéticos. De esta forma “el encuadre técnico de las fotografías no resalta la individualidad, sino que enfatiza en la larga distancia y las tomas de grupo contribuyendo así a la despersonalización de los/as sujetos” (Wilmott, 2017, p. 88). En este contexto, los resultados se muestran a continuación.
Medio | Primer plano | Plano cercano | Plano medio | Plano largo | Distancia cercana, primer plano | Larga distancia, segundo plano | Otro | Total |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
El Mercurio | 29 | 38 | 124 | 133 | 3 | 2 | 72 | 401 |
La Tercera | 34 | 36 | 40 | 81 | 5 | 1 | 0 | 197 |
Publimetro | 25 | 25 | 24 | 14 | 7 | 12 | 0 | 107 |
Totales | 88 | 99 | 188 | 228 | 15 | 15 | 72 | 705 |
Porcentaje | 12.48 | 14.04 | 26.67 | 32.34 | 2.13 | 2.13 | 10.21 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
Como se observa en el cuadro 9, las distancias de cámara se asemejan a los resultados asociados con la composición del grupo. Destacan, en primer lugar, las imágenes de planos largos (32.34 %) en segundo lugar, las imágenes de planos medios (26.67 %); en tercer lugar, las de planos cercanos (14.04 %); y en cuarto lugar, las fotografías de primer plano (12.48 %), donde solo se enmarca el rostro. También se encuentra la categoría otros (10.21 %) que representa la clasificación de fotografías de planos generales, picados y contrapicados.
Las fotografías de tiros largos son empleadas para graficar imágenes de filas en la calle, personas en tránsito o desarrollando tramitaciones; las de plano medio son empleadas para grupos medianos, pequeños y, en ocasiones, individuales, desarrollando actividades laborales, culturales, educativas, entre otras. Los primeros planos son empleados para imágenes en las cuales existe una personificación de los actores o, bien, para hacer referencia a situaciones puntuales donde no necesariamente hay una personificación de los mismos. Dicho esto, en relación a las otras tomas y tiros de cámara, el primer plano es empleado en menor cantidad, lo que se relaciona directamente con las siguientes categorías de contacto con la cámara y personificación.
Medio | Sí | No | Total |
---|---|---|---|
El Mercurio | 119 | 282 | 401 |
La Tercera | 70 | 127 | 197 |
Publimetro | 46 | 61 | 107 |
Totales | 235 | 470 | 705 |
Porcentaje | 33.33 | 66.67 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
El contacto con la cámara implica una interacción entre el/la retratado/a y el retratante, una conciencia de quien está siendo retratado de la presencia de un observador y una conciencia sobre el ser representado/a y, junto con esto, una intencionalidad emotiva que le vincula con un potencial público receptor. Al observar los resultados y la frecuencia de los mismos, se puede ver que mayoritariamente las mujeres migrantes son retratadas bajo marcos de baja interacción con el/la autor/a de la imagen, lo que implica también una distancia con los lectores de los medios analizados. Además, es posible asociar este mínimo contacto visual hacia la cámara con la despersonificación de las mujeres presentes en las fotografías analizadas.
Medio | Sí | No | Total |
---|---|---|---|
El Mercurio | 160 | 241 | 401 |
La Tercera | 70 | 127 | 197 |
Publimetro | 14 | 93 | 107 |
Totales | 244 | 461 | 705 |
Porcentaje | 34.61 | 65.39 | 100 |
Fuente: Elaboración propia.
Como se puede observar en el cuadro 11, los porcentajes de imágenes con/sin contacto con la cámara y las imágenes con/sin personificación son similares. Esta despersonificación habla de la tendencia a la generalización -antes mencionada- de la mujer migrante, la cual se puede vincular a la deshumanización del otro (Appadurai, 2007; Bauman, 2016). Las mujeres no solo aparecen como un migrante más dentro de un grupo amplio, sino que también desaparece su identidad o aparecen configuraciones identitarias construidas por otros, sin siquiera conocer el cómo se les está representando. Los tres medios analizados recurren a la personificación de las mujeres cuando buscan construir narrativas sobre historias de vida o cuando recogen opiniones o experiencias sobre los procesos migratorios. Para estos casos, las mujeres aparecen individualizadas y personificadas, no obstante, esta caracterización se centra en las actividades o roles diversos que las mujeres desarrollan en los contextos de acogida, y muchas veces esta representación también se construye en relación a otros/as acompañantes.
Para finalizar esta sección del análisis, es posible indicar que a partir de la revisión de la representación visual de las mujeres migrantes en la prensa, los medios y sus construcciones fotográficas escogen ciertos elementos de la realidad que buscan representar y algunos otros omitir (Cuminao Cea et al., 2016). En este sentido, los elementos escogidos para elaborar estas imágenes son: 1) el distanciamiento del retratante; 2) la masividad y colectivización de los representados por sobre la individualidad; 3) la despersonificación de los/as actores; 4) la sobremasculinización de la migración. Los elementos omitidos son: 1) los roles diversos que las mujeres migrantes ejercen;
2) la capacidad de agenciamiento de las mujeres; 3) la personificación; 4) el contacto visual con el/la retratante y los lectores del medio.
Conclusiones
Las imágenes publicadas en los medios de comunicación juegan un papel central en el marco de cómo las y los inmigrantes son percibidos públicamente y debatidos políticamente. Estas imágenes construyen la realidad político-social mostrando o negando lo que se puede y no se puede ver, e indirectamente, lo que se puede y no se puede pensar, influyendo así no únicamente en lo que es posible decir legítimamente en público, sino también en lo que no es posible expresar (Bleiker, 2018).
Los resultados de este estudio indican que la mujer migrante representada por la prensa escrita entre los años 2015 y 2019 es primeramente una mujer que se encuentra circunscrita a un grupo o colectivo mayor -primero es migrante y luego una mujer-, concordando con lo propuesto por Batziou (2011) y Wilmott (2017). En cuanto a las categorizaciones de alteridad empleadas para graficar, por un lado, a los migrantes y, luego, a las mujeres migrantes, se establece una articulación entre las marcaciones racializadas, la nacionalidad y la pertenencia a un colectivo que se concibe como una categoría de alteridad frente a los/as nacionales. Existe un especial énfasis en la presentación de fotografías de mujeres provenientes de países vecinos y latinoamericanos, principalmente mujeres negras, sudamericanas; la otra migrante es entonces negra, latinoamericana, una foránea radicalmente diferente (Santos Herceg, 2012).
Segundo, cuando las imágenes intencionalmente buscan presentar la figura de la mujer migrante, los medios tienden a apelar a roles o actividades que estas desarrollan, vinculándolas a la crianza, a la conformación de la familia, el viaje, el tránsito y desplazamiento y, en algunas ocasiones, al trabajo y la vivienda. Tercero, la mujer migrante, al igual que los hombres migrantes, son presentadas como sujetos que se encuentran siempre en tránsito, en conflicto tras situaciones de espera. Esto coincide con las lecturas que otros autores han realizado sobre la presentación de una migración reciente -principalmente, latinoamericana-, como novedosa y masiva que ha configurado un ideario que posiciona a Chile como un polo de atracción de población migrante, donde migración y migrantes comienzan a ser construidos como un problema social (Cano y Soffia, 2009; Contrucci et al., 2009; Correa Téllez, 2016; Lube Guizardi y Garcés, 2014). En este caso, al posicionar a las mujeres migrantes como grupos masivos en una espera constante se les presenta bajo una especie de inacción que les desprovee de su capacidad de agenciamiento y autorepresentación.
De este modo, la representación visual de la migración femenina en la prensa devela cómo las condicionantes sociohistóricas, económicas y políticas -que posibilitan o dificultan el desplazamiento y la inclusión de ellas en una comunidad nacional que se piensa a sí misma desde una homogeneidad imaginada (Anderson, 1993)- actúan como argumentos para construir la imagen de un/una otro/a migrante que se suma a la invisibilización en la representación del/la migrante como un sujeto capaz de generar demandas propias, transformar e incidir en los contextos desiguales en los que se ubica (Sassen, 2010). Así, la mujer migrante -para los medios- es mayoritariamente negra, mestiza, sudamericana y/o caribeña, una mujer que cría, que trabaja y que siempre está sujeta a no pertenecer.
Como se mencionó al inicio de este trabajo, la importancia de prestar atención a las imágenes y al cómo los medios hacen eco de los diferentes discursos sociales y políticos, reviste una vital importancia en el contexto actual nacional. Primero, debido a que es un ámbito en el estudio de las migraciones que ha sido poco abordado; segundo, porque los movimientos migratorios son una constante en un mundo que se encuentra en una profunda crisis y porque las vulneraciones a los derechos humanos de las personas migrantes se han vuelto cada vez más cotidianas en este país, donde los medios actúan, por una parte, reproduciendo discursos racistas y produciendo prácticas de discriminación racial (Magister Antropología, 2022).
Para finalizar, se considera necesario dar continuidad a esta línea de investigación abordando, por ejemplo, las transformaciones en el tiempo de la representación de los sujetos migrantes de forma general, cuestionando cuáles aspectos se han enfatizado en momentos determinados, qué discursos han prevalecido y cuáles han mutado. La representación sobre los migrantes -y, en particular, de las mujeres migrantes- es producto de un correlato que los medios de comunicación producen en relación al contexto social y a la contingencia nacional, y, por tanto, representan una construcción dinámica que a su vez produce y reproduce estigmas sociales. Esta representación también tiene su raíz en los discursos históricos fundacionales sobre el Estado-nación chileno. Los resultados expuestos nos abren un sinfín de posibilidades de análisis, contribuyendo a entender cómo los medios de comunicación ejercen influencia en los discursos y actitudes prevalecientes en la sociedad que, muchas veces, terminan segmentando, estratificando y excluyendo a las personas que habitan los territorios.