Introducción
En las últimas décadas, el estudio sobre variados aspectos de la vida de las mujeres en la sociedad egipcia antigua se ha convertido en un tópico en la egiptología. Sus formas de vida y trabajo, su participación en diversas esferas -jurídica, religiosa- o bien su sexualidad, han sido analizadas desde distintos puntos de vista por los estudiosos de la historia y la civilización del antiguo País del Nilo.3
Ya en la época moderna puede considerarse a Jean-François Champollion como el primer egiptólogo que analizó el papel de la mujer en la sociedad egipcia. Al respecto, escribe que las representaciones femeninas en los relieves muestran "lo mismo que por mil otros hechos paralelos, cuánto difería esencialmente la civilización egipcia de la del resto de Oriente y se comparaba a la nuestra, ya que uno puede apreciar el grado de civilización de los pueblos según la condición más o menos tolerable de las mujeres en la organización social".4
Como se ve, Champollion, además de haber descubierto la clave en el desciframiento de la antigua escritura jeroglífica, intuyó en su primer y único viaje a Egipto el papel fundamental que las mujeres egipcias lograron alcanzar en su sociedad. En efecto, en los documentos egipcios se hacen frecuentes referencias a la mujer egipcia como "la compañera venerada por su marido", "la hermana bien amada querida de su corazón", "aquella que es rica en su vida y aporta la ventura".5 Es una aportación decisiva del fundador de la egiptología, sorprendentemente moderno, retomar las conclusiones básicas que los últimos egiptólogos interesados en el tema han fundamentado de manera más amplia.
Muy posteriormente encontramos la obra de Eugène Revillout, que en 1880 comenzó a publicar los papiros ptolemaicos de Tebas.6 Este egiptólogo aportó también algunos de los primeros estudios sobre la mujer en la antigüedad y en Egipto antiguo en particular. Así, su artículo "Du rôle de la femme dans la politique internationale et le droit international de l'antiquité (Leçon d'ouverture du 17 décembre 1898)"7 se centra en el análisis del tratado egipcio-hitita y las relaciones de Rameses II con el país de Hatti, y concluye que la mujer egipcia no podía intervenir en la vida política del país, a diferencia de la situación en otros pueblos, como entre los jetas etíopes.8
En otro estudio,9 el egiptólogo francés discurre en torno de los problemas sobre la propiedad mueble e inmueble entre los esposos, las donaciones y otras transacciones que se realizan en la pareja, fundamentalmente para el periodo ptolemaico, su principal campo de especialización.
El segundo trabajo concreto que publica sobre estos aspectos tiene un título más amplio,10 y es uno de los artículos más tempranos que se ocupan de esta temática. Revillout hace un resumen de trabajos anteriores, y a pesar de la forma global en que aborda el tema se ocupa ampliamente de la mujer en Egipto. Este trabajo desemboca en su principal aportación sobre el tema de estudio, el primer libro completo sobre La femme dans l'antiquité égyptienne.11
Revillout señala en este momento los caminos seguidos, hasta hoy, por la egiptología en torno del estudio de la mujer egipcia: el análisis de la obra plástica y arqueológica contrastada con los documentos escritos. Es un análisis muy completo, desde las etapas más tempranas de la historia de Egipto hasta la época romana. En general, Revillout resalta la condición privilegiada de la mujer egipcia, y cómo tal situación se modifica con los cambios históricos del país.
Por otro lado, el escenario público queda reservado al hombre; el privado, como nbt pr, "nebet per", "señora de la casa", a la mujer. Tal situación se invertirá paulatinamente en el Imperio Nuevo, y llegará a la cúspide en la época del faraón Horemheb, cuando los derechos de la mujer son completamente equiparables a los de los hombres. Las modificaciones jurídicas bajo los Ramésidas nuevamente la relegan en el ámbito público, aunque en el privado le confieren total igualdad con el hombre. Otros momentos clave se darán bajo los faraones Boccoris y Amasis. Su conclusión última está muy de acuerdo con su época: sólo el cristianismo pudo darle a la mujer su verdadero papel de esposa y madre, basado en su percepción de la mujer como "reina del amor".12
En suma, Revillout muestra aspectos que serán retomados en general por la egiptología de estos últimos años en el estudio del tema que nos ocupa aquí.
Dentro de la misma escuela de Revillout, G. Paturet13 insiste sobre todo en la igualdad jurídica de la mujer egipcia frente al hombre, y la contrasta con la situación en otras áreas, en Roma, por ejemplo, donde se habla de la imbecillitas mentis (debilidad de espíritu) y la infirmitas sexus [sic] (imperfección de su sexo en comparación con los hombres) para justificar la ubicación social y jurídicamente inferior de la mujer. Así, el autor analiza las características del matrimonio egipcio, donde utiliza básicamente la documentación demótica estudiada por Revillout. Después discute la condición económica y el acceso a la propiedad de la mujer, y la reglamentación de la herencia, al igual que los contratos matrimoniales.
Aparte de las obras de estos autores, parece que uno de los estudios más antiguos del siglo pasado sobre este asunto, es la investigación de Ella Satterthwait, "The Women of Ancient Egypt".14
Es un trabajo que presenta un aparato crítico que no resistiría la crítica actual, pero que cumplía con los niveles de exigencia académica de la época.15 Puede tal vez considerarse, empero, como el estudio pionero sobre esta temática escrito en nuestro continente; pero de igual o mayor relevancia es que la "microhistoria" de la vida de Ella Satterthwait es fiel reflejo de la realidad vital de muchas mujeres estadounidenses a principios del siglo pasado y de las complicaciones que enfrentaron para desenvolverse en un mundo académico atado a prejuicios y consideraciones de género que podían llegar a influir, tal vez de manera determinante, en su desarrollo profesional, en este caso en Estados Unidos, y seguramente también en otras regiones americanas.
"Las mujeres del Egipto antiguo" en el continente americano
Muy probablemente redactado bajo la dirección del propio James H. Breasted (1865-1935), este estudio conforma lo que podríamos considerar un artículo publicable, sustentado en una combinación de fuentes primarias -escritas, arqueológicas, artísticas- que Ella pudo estudiar para su investigación. Los documentos compilados por Breasted en sus Ancient Records of Egypt. Historical Documents from the Earliest Times to the Persian Conquest (en adelante, ARE), acabado de redactar en 1905 y publicado el siguiente año;16 el estudio del papiro de Ani17 y las colecciones egipcias del Field Museum de Chicago y del, en ese entonces, Haskell Museum, fundado en 1896, dirigido por Breasted y que andando el tiempo, en 1919, daría origen al Oriental Institute de la Universidad de Chicago. El museo se conserva hasta nuestros días como parte de las dependencias de ese instituto. Estas colecciones arqueológicas fueron estudiadas por Ella para su estudio pionero.
En el aspecto estrictamente arqueológico tuvo acceso a los reportes sobre las excavaciones de Dahshour.18 Además de estas fuentes de primera mano, Ella consultó textos de apoyo básicos sobre el tema, como los de C. Richad Lepsius, Denkmäler aus Ägypten und Äthiopien,19 y Adolf Erman, Life in Ancient Egypt,20 entre otros.
Ella se cuida de diferenciar su información al separar los datos disponibles sobre las mujeres nobles y las que pertenecen al común del pueblo, de las que dice que pueden ser estudiadas a partir sobre todo de testimonios plásticos,21 luego de destacar su apoyo en las labores cotidianas de su compañero de vida.22
En cuanto a los temas que trata, la autora estudia la vida familiar y las costumbres sociales ligadas a las mujeres egipcias, y concluye que la mujer era considerada por su pareja no únicamente por su belleza o por su papel de esposa y madre, sino también por su diligencia y actividad en el seno familiar.23 Muy importante es que señala que a diferencia de Mesopotamia ("Babilonia") o de Grecia, la mujer egipcia mantuvo siempre su libertad e independencia.24
El problema de la posible educación que recibía la mujer egipcia es vislumbrado ya por nuestra autora,25 pues consideraba que al menos la mujer se educaba en la experiencia de su vida cotidiana. Este tema está lejos de estar cerrado aún en nuestros días.26
Importante es el hecho de que la autora recoge el título de nbt pr, con el que se conoce habitualmente a la mujer egipcia.27 La posibilidad de tener propiedades por sí misma, lo que la hacía independiente financieramente, es destacada también.28 Es un tema al que ya se referían Revillout y Paturet, que luego será retomado por múltiples autores.29
Ligado con lo anterior es su análisis de los derechos civiles de que gozaba la mujer, reconocidos por la ley, y que le conferían una gran igualdad con los hombres: mucho antes que en otras sociedades antiguas, podía tener propiedades y ejercer puestos públicos;30 esto último es una importante observación que la investigación posterior ha comprobado ampliamente.31
El derecho de la mujer a ser juzgada, que Ella comprueba a través de causas célebres como la persecución de Pepy I a su reina (dinastía VI), o la famosa "conspiración del harén" contra Rameses III (dinastía XIX) y los juicios derivados de los robos de tumbas bajo Rameses IX (dinastía XX), es ejemplo de lo anterior.32 Resalta en esta sección su importante participación en la vida religiosa,33 sin que por ello no tuviese presencia también en otras esferas sociales, prueba de su amor por la vida y su importante actividad social.34
Ella también estudia el "carácter" de la mujer egipcia, su vestido y su peinado.35 Aquí insiste en la visión ideal que muchas veces las fuentes plásticas muestran en torno de la figura de la mujer, tipo ideal que, sin embargo, no era estático ya que fue cambiando con el tiempo.36 Comenta la peculiar tonalidad de la piel que los ejemplos pictóricos asignan a la mujer, sobre todo a las nobles.37
En cuanto a las mujeres y su capacidad para acceder al poder político, Ella no destaca únicamente el ejemplo obvio de Hatshepsut, sino también el papel de Tiye (y resalta su ascenso a partir de sectores "medios" de la sociedad egipcia) y, sobre todo, de Nefertiti como una mujer de "personalidad excepcional", lo que la llevó a ocupar un "lugar prominente en la política de su tiempo". Concluye Ella esta sección señalando: "la influencia de estas reinas probablemente tuvo que ver con la gran importancia de las esposas de los grandes burócratas, que ocupaban un lugar tan importante como sus esposos en la vida política egipcia".38 Aspecto fundamental en el aporte de Ella, si se considera la profusa bibliografía que esta problemática ha motivado en los estudios egiptológicos posteriores.39
Para cerrar su estudio, Ella revisa la participación económica de la mujer a partir de profesiones como la de danzarina o cantante, sirvienta, tejedora o campesina.40 En todo caso, la mujer como un miembro importante y actuante en la sociedad egipcia, de la que sólo nos queda una "pálida visión que la muestra como una imagen en movimiento sin color".41
Además de su carácter precursor, para cualquiera que conozca la literatura especializada resalta la propuesta metodológica de análisis de las fuentes primarias que utiliza la autora, los temas que escoge y las conclusiones a las que llega, aspectos muy similares a los de las futuras investigaciones sobre la mujer egipcia, como intento mostrar también.
El probable director de tesis de Ella: James H. Breasted y el desarrollo de la egiptología en Estados Unidos
Es en 1908 y 1909 cuando James Henry Breasted muy probablemente dirigió la tesis de Ella; él ya había publicado algunos de los trabajos que le dieron la fama de ser uno de los fundadores de la egiptología en Estados Unidos. Precedido por la obra fundamentalmente coleccionista de John Lowell Jr., Mendes Cohen, George Gliddon, Victor C. Baringer, Edwin Smith y Charles Edwin Wilbour, con Breasted se abre una época de notables aportes estadounidenses al desarrollo de la egiptología: en 1906 el Museo Metropolitano de Nueva York estableció su Departamento de Egiptología, y empezó lo que han sido sus excavaciones regulares en el País del Nilo. Por su parte, el Museo de Bellas Artes de Boston tomó la concesión para excavar en Guiza bajo la dirección de George Reisner, trabajo anteriormente auspiciado por la Universidad de California. Y en la Universidad de Chicago, entre 1905 y 1907, James Henry Breasted42 inició el trabajo de recopilación en facsímiles y fotografías de los textos jeroglíficos desde Meroe hasta Aswan.43
De hecho, la primera década del siglo XX fue un periodo muy prolífico en la actividad académica de Breasted. En efecto, en 1901 apareció su importante estudio sobre el pensamiento filosófico egipcio "The Philosophy of a Memphite Priest",44 con el que fundamenta la existencia de una verdadera "reflexión filosófica" en el Medio Oriente antiguo mucho antes del desarrollo de la filosofía en Grecia. Posteriormente, en 1905, publicó su monumental A History of Egypt. From the Earliest Times to the Persian Conquest,45 que constituyó el estudio básico en lengua inglesa para el conocimiento de la historia egipcia. Luego, en 1906, salió a la luz la recopilación más importante de fuentes primarias aparecida hasta ese momento (que sigue reeditándose), sus Ancient Records of Egypt. Historical Documents from the Earliest Times to the Persian Conquest.
Finalmente, Breasted publicó, en 1908, su A History of the Ancient Egyptians, que constituyó no solamente un resumen de su gran estudio previo sino, como el mismo autor menciona,46 una obra que incorpora y actualiza la nueva información sobre los hititas y Mesopotamia, y se nutre también del viaje de investigación de Breasted a través de la "Nubia Sudanesa durante el invierno de 1906-1907".47 Además, a Breasted le interesaba también mostrar otro aspecto que diferenciaba esta última obra de su gran Historia publicada en 1905: ahora quería "Hacer [de su nuevo libro] tanto como fuese posible una historia del pueblo egipcio" [itálicas en el original].48
Este aparente cambio en la perspectiva del gran egiptólogo estadounidense hacia una historia del Egipto antiguo más social que política, como son sus obras anteriores, ¿se refleja luego en la dirección de la tesis de Ella, precisamente orientada hacia un tema de la historia social más que de la historia política? Es una posibilidad interesante que no debe perderse de vista.49
Empero, luego de su última expedición a Egipto, iniciada en 1906 y que terminó abruptamente en 1907, ¿qué ocurrió en la carrera del gran egiptólogo, que materialmente quedó obligado a permanecer en Chicago, lo cual sin duda permitió la dirección de la tesis de Ella entre 1908-1909, pero detuvo su ritmo de publicaciones "mayores"? En efecto, su muy notable también The Dawn of Conscience50 apareció hasta 1934. ¿Qué ocurrió, repetimos, con la carrera del gran egiptólogo en este lapso?
En la University of Chicago Library. Department of Special Collections, en la Regenstein Library, pude estudiar el grupo documental Office of the President Harper, Judson, and Burton Administrations's Records, que en su caja 12, expediente 14, contiene una serie de documentos de gran interés para intentar dilucidar esta situación. Todo parece indicar que quizá problemas entre personales y de índole administrativa afectaron la carrera de Breasted.
Parece que la primera señal de alarma al respecto, de consecuencias impredecibles en el futuro, se dio en 1905. Curiosamente, en ese año (cuando Ella desarrollaba sus estudios de licenciatura en la Universidad de Chicago), una carta de William Rainey Harper (1856-1906, primer presidente de la Universidad de Chicago entre 1891 y 1906) escrita en Chicago el 27 de mayo de 1905, le anuncia su ascenso de profesor adjunto (associate professor) a profesor titular (professor), con un nuevo ingreso mensual de 2 500 dólares, y un aumento a fines de año de 216.66 dólares.51 Empero, en una misiva posterior, el mismo Harper lo censura acremente por haber invitado a miembros del Field Columbian Museum a participar en la temporada de campo en Egipto en ese año. Concretamente, le dice:
Nos enteramos con cierta sorpresa esta mañana a través del Sr. Dorsey que usted había invitado al Field Columbian Museum a participar en la expedición egipcia. Nos preguntamos con qué autoridad ha dado este paso y estamos sorprendidos de que lo haya hecho sin consultarnos en la universidad. Hacer esto pone en peligro también los fondos que estamos usando para este propósito, y a pesar de lo que pueda decirse en favor, debe entenderse que ésta es una expedición clara y exclusivamente de la Universidad de Chicago. Estoy seguro de que observará la importancia del particular ahora que se le ha llamado la atención sobre el asunto.52
Breasted contestó, en carta escrita en El Cairo el 25 de noviembre de 1905, lo siguiente:
En relación con el Field Museum, les hice tan sólo una pregunta bajo el siguiente tenor: "En caso de que el Pres. Harper y el Patronazgo de la Universidad lo aprueben, ¿considerarían la posibilidad de contribuir a nuestra expedición?". Nuestra necesidad de recursos era tan grande que se me ocurrió esta salida, pero fui muy cuidadoso para evitar cualquier parecido con una invitación formal y bajo mi responsabilidad. Fue sólo una pregunta la que les hice.53
A pesar de su explicación, en un nuevo comunicado Harper le dice:
Puede decirse, en relación con la pregunta al Field Museum, que a mi juicio habría sido mejor haber enviado la sugerencia a nosotros primero, para permitir que la consulta a las autoridades del Field Museum fuera directamente de la universidad, si a juicio de nuestro Patronato pareciese una forma inteligente de abordar el asunto.54
¿Tuvieron que ver con lo mismo las diferencias entre Breasted y Robert Francis Harper (1864-1914), hermano del presidente de la universidad y director del Oriental Exploration Fund, creado en 1903 con los aportes de Rockefeller, en torno de la reorganización del Haskell Oriental Museum, del cual Breasted era director?55 En julio de 1905, ambos personajes discutieron la propuesta del segundo en cuanto a una posible conversión del museo en un recinto dedicado a otras culturas, además de las "orientales". Breasted rechazó por completo tal posibilidad, invocó su papel como director del Haskell y señaló su dedicación para la obtención de piezas diversas para el museo; además, protestó por una posible reclasificación, a la baja, de su puesto directivo en el museo.56
A partir de estos hechos la posición de Breasted parece cambiar por completo frente a las autoridades de la Universidad de Chicago. El presupuesto de 21 000 dólares que presentó para tres años de excavaciones57 fue aprobado, a pesar de las aparentes dificultades para obtenerlo, como el presidente Harper anuncia a Breasted en cartas del 2 y 4 de agosto de 1905.58
En esta etapa se presentaron también problemas para la publicación del índice de las ARE, ya que excedía el presupuesto originalmente considerado,59 y a pesar de las promesas de Breasted de que conseguiría fondos para el índice,60 en carta del 16 de noviembre de 1905, el presidente Harper le anuncia que definitivamente no era posible la publicación de un quinto volumen de las ARE, ya que el "committes [sic] of the trustees" no lo había aceptado, y en cambio "Se decidió poner en el cuarto volumen un índice que no excediese cincuenta páginas".61 Tal decisión y otras concernientes a la publicación de las ARE se ratifican en otra carta de la oficina del presidente Harper del 1 de diciembre de 1905.62
Aparentemente, el inicio de la crisis entre Breasted y la administración universitaria se inició el 21 de diciembre de 1905, a partir de una carta salida de la oficina del presidente Harper, quien parece se encontraba enfermo en ese momento. Breasted había comunicado, en carta escrita al presidente Harper en El Cairo el 25 de noviembre del mismo año, las dificultades financieras que enfrentaba en su trabajo de campo. Anunciaba la necesidad de cancelar los trabajos proyectados, y escribía: "Estoy planeando una campaña puramente epigráfica en la Baja Nubia, lo cual pienso nos dará crédito, y nos salvará de un fiasco. Haré cualquier esfuerzo para completar el trabajo dentro del presupuesto existente, pero bajo las presentes circunstancias será difícil evitar un sobregiro de 500 dólares".63
No obstante, se anunciaba a Breasted ese 21 de diciembre:
El Patronato ha rehusado clara y explícitamente autorizar un sobregiro en el presupuesto de este año. Será necesario, entonces, de alguna manera, mantener los gastos dentro de los límites establecidos. Lamento que no podamos encontrar los fondos para usted, pero la política obvia me parece que es la de hacer menos este año de lo que usted deseaba, para que pueda empezar el primero de julio con una hoja en blanco.64
A pesar de esta problemática financiera, la expedición del invierno 1906-1907 pudo todavía iniciarse, con bastante éxito, como Breasted comunicaba al recientemente nombrado presidente Judson en una carta escrita en El Cairo el 17 de abril de 1907.65
Breasted presentó entonces planes para cinco años continuos de trabajo "en Oriente", al mismo tiempo que solicitó un aumento salarial de 500 dólares (su percepción era de 3000), tras considerar sus gastos tanto en Egipto como en sus temporadas de investigación en Berlín.66 La solicitud no fue aceptada por el presidente Judson.67
Cabe mencionar que la problemática financiera de que hablan Judson y Harper no se refleja, al menos en la alocución del primero, en su "Declaración trimestral sobre el estado de la universidad", donde dice:
El reporte financiero del auditor para el año fiscal que cierra el 30 de junio [de 1907] es extremadamente interesante [...] La editorial de la universidad muestra un incremento neto entre ingresos y gastos de más de 11 000 dólares. El actual déficit en la operación de la universidad para el año fue menor al estimado en cerca de 10 000. El total de donaciones recibidas durante el año fiscal llegó a 5 926 989.90 dólares, el monto más alto recibido por la universidad en un año fiscal.68
¿Por qué entonces aducir problemas financieros para no apoyar ni las exploraciones ni las publicaciones de Breasted? Los motivos parecen ser otros; más bien de índole personal, como vemos. Además, el turno era ahora para Harper, nombrado director para el año 1908-1909 de la American School at Jerusalem. Él y otros seis miembros del Department of Semitic Languages and Literatures partieron hacia Medio Oriente entre julio y septiembre de 1908, y uno más a inicios de 1909 (febrero).69
De hecho, el peso académico de Breasted (nombrado recientemente en ese momento, en junio de 1907, miembro de la Real Academia de Berlín, seguramente a instancias de Adolf Erman y Eduard Meyer)70 implicaba un manejo cuidadoso del asunto.
Poco después, el 6 de agosto de 1907, la carta del hermano del fallecido presidente Harper, y entonces director del Oriental Exploration Fund, Robert Francis Harper, dirigida al presidente Judson, aborda esta problemática:
Sentimentalmente, estoy en favor de apoyar a Breasted otro año; concretamente este año entrante, en Egipto. Este acuerdo fue aceptado por nuestro comité el año pasado. Si, sin embargo, su regreso a Egipto significaría que no recibiremos más dinero para las excavaciones en las tierras de la Biblia, todo sentimiento debe ser hecho a un lado. Claro, el comité hizo este acuerdo con Breasted a causa de que en ese momento no parecía haber ninguna oportunidad inmediata para excavar en Turquía.71
Su recomendación fue luego seguida fielmente por Judson: "Debo recomendar que se le dé el año en Berlín, hasta el 1 de abril de 1908, con su paga completa como profesor. Habría entonces el problema de decidir si debería recibir el pago extra de 700 dólares, el cual ha tenido de la expedición durante los pasados dos años".72
La mala disposición de Judson hacia Breasted es evidente en la respuesta que envía a Harper el 13 de agosto:
Me parece claro, primero, que no es aconsejable continuar el trabajo egipcio; segundo, que si tenemos alguna posibilidad de obtener un firmón para trabajar en Turquía, no debemos dejar pasar la oportunidad. Hay razones que creo que tú entiendes, pero que de todos modos puedo aclarártelas en una conversación personal, lo que me parece más deseable [itálicas mías]. El cable de Breasted, lo confieso, no lo entiendo. A la luz de sus cartas dirigidas a ti sobre el particular, me parece difícil que estemos tan comprometidos como para que sea imposible retirarnos del proyecto egipcio. Pensaba escribirle desde Nueva York pero prefiero esperar a hablar contigo para hacerlo.73
Y el golpe final contra Breasted lo da nuevamente Harper:
Acabo de recibir tu carta del 13 de agosto, y he consultado con los otros miembros del Exploration Fund Committee, profesor Jewett y Dr. Smith. Personalmente lamento que al profesor Breasted se le retire de Egipto. Los miembros del comité aceptan tus recomendaciones, 1) con relación a detener el trabajo en Egipto, y 2) en cuanto a intentar obtener un firmón de Constantinopla.74
Y termina recomendando enviar a Breasted "Un completo y definitivo cablegrama", que él mismo redacta; propone que aquél permanezca en Berlín hasta abril de 1908 y que se reincorpore a la universidad en el trimestre de primavera del mismo año.
Fielmente, el 19 de agosto, Judson envió el siguiente telegrama a Breasted:
Breasted, Dresdner Bank, Berlín.
Instrucciones finales. Todo el trabajo Egipto se detiene necesariamente. Cancele obligación y suministros con la menor pérdida posible. Deje la extensión deseada el próximo 1 de abril. Lo escribió Judson.75
El 26 de agosto de 1907, en una breve nota, Harper informó a Judson de su siguiente movimiento: el envío de una acre carta a Breasted, con la misma fecha, en la que primero le reprochaba la redacción de un reporte de investigación, demasiado largo para su publicación considerando los recortes financieros que las ediciones de la universidad habían sufrido. Pero lo principal fue el segundo asunto que trató con él:
2) Estaba más que sorprendido de saber que tú pusiste poca o ninguna atención a mis dos cablegramas. No puedo explicarme tal acción. Mi experiencia ha sido mantenerme dentro del presupuesto, ya sea en relación con el departamento, expediciones, bibliotecas o publicaciones. Pienso que debiste suponer que no te habríamos telegrafiado para detener el trabajo en Egipto y cancelar los planes iniciales sin grandes y suficientes razones, por ende.76
Y remataba, contundente en contra de Breasted:
Quiero decir que te he escrito de la forma más considerada. Durante el año pasado he hecho todo a mi alcance para apoyar tus intereses. Continuaré haciéndolo en el futuro. Debe haber, sin embargo, más cooperación de tu parte y especialmente debes considerar más seriamente tu responsabilidad financiera en relación con los varios intereses departamentales.77
De hecho, la estocada final le correspondió al presidente Judson, que en una nueva carta a Breasted del 26 de agosto de 1907 le dice:
Dos cosas han llegado a ser claras: la primera es que no podemos bajo ninguna circunstancia continuar el trabajo en Egipto después del presente año. La segunda es que importantes consideraciones obligan a suspender el trabajo todo este año y dirigir nuestras energías en otras vías. Me habría dado un gran placer si alguna de sus ideas para el trabajo futuro hubiera sido llevada a cabo; fueron, sin embargo, impracticables.78
Como lo serían en adelante cualesquiera de las propuestas y solicitudes de Breasted en los años por venir. En tanto, Judson concluía la carta concediendo a Breasted el periodo de estancia en Berlín, hasta abril siguiente, lo que Harper le había recomendado previamente.
Todavía Breasted intentó responder de alguna forma a esta situación, e invocó indirectamente las consecuencias legales de la revocación unilateral de su "contrato de exploración" en Egipto con la Universidad de Chicago. En carta a Judson del 30 de septiembre de 1907, escrita en Obbuergen-Stansstad, Suiza, le dice:
Ya recibí su carta del 26 de agosto. Lamento decir que estoy absolutamente sin información oficial, ya sea del presidente de la universidad o del director del Oriental Exploration Fund en cuanto a la razón por la cual la Universidad de Chicago ha roto su contrato legal y su compromiso conmigo, para continuar el trabajo de la expedición egipcia por tres años.79
El punto final de todo este episodio lo marcan dos cartas más, de los que ahora parecen enemigos principales de Breasted; en efecto, Judson ataja cualquier posible "reclamación legal" del gran egiptólogo. Además de justificarse aduciendo que la cancelación de los fondos para Breasted obedeció a la necesidad de continuar impulsando el trabajo de exploración en Oriente de la Universidad de Chicago, termina diciéndole:
Entiendo completamente que esto es una gran decepción para usted y le aseguro que hay también un gran desencanto aquí. No había, sin embargo, otro camino. Pienso que cuando usted considere el asunto en todas sus implicaciones cambiará su opinión en cuanto a lo que deriva del rompimiento de un contrato legal. En cuanto al "compromiso oficial" al cual se refiere, la universidad, desde luego, conserva el derecho de alterar cualquiera de sus planes por las razones que le parezcan adecuadas.80
Y, desde luego, el golpe último debía provenir de Harper; de hecho, en el expediente consultado es muy simbólico que lo que viene ahora sea la última referencia a esta problemática... y a cualquier otro trabajo de campo de Breasted en los siguientes años. Así, en carta final a Breasted del 17 de diciembre de ese mismo año de 1907, el director del Oriental Exploration Fund lo amenaza con el bloqueo de la publicación de su reporte de trabajo, otra vez, por la extensión del artículo y el costo de reproducción de las láminas que lo acompañan, entre otros reproches.81
Harper estuvo a cargo de ese fondo y fue director del Departamento de Lenguas Orientales hasta su muerte, en 1914.82 Hasta entonces, la posición de Breasted habría de modificarse dentro de la Universidad de Chicago. En efecto, es muy contrastante en el archivo y los expedientes que hemos consultado la muy nutrida comunicación de Breasted con la Presidencia y otras autoridades de la universidad hasta antes de esta problemática, y su parquedad total en los años posteriores.83 Parecería que las iniciativas de Breasted eran bloqueadas sistemáticamente por Harper o por Judson. Así, su posible participación en el Congreso de Orientalistas de Egipto, en 1909, fue negada por Judson con el siguiente pretexto: "Tenemos tantos hombres en el exterior que pienso que hemos llegado al límite de lo que podemos hacer en este año".84
Toda esta verdadera confabulación en contra de Breasted85 lo mantendría alejado del trabajo de campo durante 12 años, hasta la creación del Oriental Institute, en 1919. Empero, con gran profesionalismo y ética personal y académica, años después Breasted tan sólo menciona, en relación con su alejamiento del trabajo de campo en ese periodo, "las dificultades financieras" que la universidad enfrentó.86
En cambio, Charles Breasted87 señala que su padre pensó seriamente en renunciar a la Universidad de Chicago a consecuencia de esta situación, pero fue en parte convencido de no hacerlo por su viejo amigo y colega Ernest De Witt Burton, quien llegó a ser presidente de la Universidad de Chicago, y quien hace recaer la responsabilidad del asunto en uno de los benefactores de la institución, Gates, quien convencido de que el desarrollo de una verdadera civilización se había dado más en Asiria y Babilonia que en Egipto, ¡había presionado para retirar el financiamiento a la expedición egipcia! Breasted decidió no renunciar, sin tragarse del todo tan increíble historia. En cambio, Robert Francis Harper mantuvo en contra de Breasted su "enemistad [que] se ha convertido en una psicosis de sádica persecución".88 La prueba documental de su aserto la recogimos aquí.
A final de cuentas, la creación del Oriental Institute fue un triunfo personal de Breasted, a despecho de los obstáculos que le impusieron. Debe recordarse que esta gran obra la alcanzó gracias al apoyo financiero de los Rockefeller, ya que fue la esposa de John D. Rockefeller, Jr., quien probablemente influyó en la decisión de apoyarlo. Esto se infiere a partir de la importante carta escrita por Breasted a "Mr. John D. Rockefeller, Jr." el 16 de febrero de 1919.89
La respuesta de Rockefeller quedó consignada en su carta al presidente Judson del 2 de mayo de 1919, escrita en Nueva York:
Mientras le estoy escribiendo otra carta, donde establezco formalmente mi deseo de financiar el plan del profesor Breasted según lo modifique usted, deseo decirle, en confianza, que estoy listo para contribuir con la universidad para el propósito general delineado en el proyecto del profesor Breasted, cualquiera que sea la suma que se necesite en un periodo de cinco años [...] el interés de la empresa, el cual había expresado a usted, lo hace libre de pedirme un aumento en el presupuesto que [Breasted] ha solicitado.90
El apoyo de Rockefeller a los planes del gran egiptólogo continuó generosamente en los años siguientes.91 Por ello, el 7 de diciembre de 1919, "desde "Villa Mandofia. Cairo, Egypt", Breasted escribió de nuevo: "Mi estimado presidente Judson".92 Había ganado la partida; a ambos, incluido, desde luego, Robert Francis Harper.93
Así pues, la obra de investigación de Breasted culminaba con la fundación del Oriental Institute en 1919, el espacio de investigación de la Universidad de Chicago orientado al estudio del Cercano Oriente antiguo. Luego, en 1924, Breasted estableció el Epigraphic and Architectural Survey con base en la Chicago House, de Luxor, y que hasta nuestros días realiza una importantísima labor de recuperación y estudio del testimonio epigráfico del Egipto antiguo. Su labor se ha concentrado en los monumentos mortuorios de Rameses III, sobre todo en Medinet Habu, pero también en otros monumentos de Karnak y Luxor.94
La obra capital de Breasted en el campo de la egiptología estadounidense, a la que también pertenece el valioso trabajo de Ella, pudo sobreponerse a cualquier tipo de envidia y obstáculo; y pudo perdonar, seguramente. No en balde alguna vez escribió: "Una cosa sé: mi alma está llena de misericordia por toda criatura, y confío en la misericordia y la sigo como si viniera de lo alto. Tal vez lo hace".95
Para concluir esta sección: la principal e inquietante duda que se desprende de todo lo anterior es si la fundación misma del Oriental Institute se habría retrasado por toda la problemática, más personal que académica, descrita arriba. No lo sabemos. Pero Ella Satterthwait se benefició de la forzada estadía del gran egiptólogo James Henry Breasted en Chicago: él fue, muy probablemente, su director de tesis de maestría, como parece desprenderse de la documentación escolar de Ella en los archivos de la Universidad de Chicago.96 En una nota personal de Breasted al "profesor Small", dice estar de acuerdo en participar en su examen para obtener el grado de maestría en agosto de 1909.97 El examen se realizó finalmente el día 25 de ese mes, con la participación del gran egiptólogo, que si no fue responsable directo, al menos debió haber asesorado estrechamente a Ella, como su mismo trabajo sugiere.98
¿Quién fue Ella Satterthwait? Su vida y su tiempo
Ella nació el 18 de octubre de 1884 en Iowa, hija de Charles Satterthwait, de Iowa, y de Mary Branson, de Ohio. Según el censo federal de 1900, a los 15 años vivía en Cedar Rapids, Linn, Iowa.99 Debió haber sido en esa época cuando su padre decidió emigrar con la familia a Chicago, donde Ella habría de estudiar el bachillerato en la Hyde Park High School. La familia Satterthwait vivía entonces en el número 5558 de la Lexington Ave., llamada, desde 1912, University Avenue; o sea, en el corazón de la Universidad de Chicago, fundada en 1892. Fue a esta institución donde Ella ingresó para realizar sus estudios de licenciatura en filosofía (Ph.B.) el 16 de septiembre de 1904, en el College de literatura; obtuvo su título el 17 de marzo de 1908 y se matriculó de inmediato (el 30 de marzo del mismo año) en la Graduate School, donde estudiaría la maestría (Ph. Master) con especialización en historia. Los Anuarios de la época registran su paulatino progreso como estudiante junior, senior y luego graduate.100
En 1909, ya como estudiante de tiempo completo en el programa de maestría con orientación en historia, se convirtió en alumna de Breasted al menos en el curso de "Historia del arte oriental desde los tiempos antiguos hasta la conquista de Alejandro".101 Estudió además griego, hebreo, historia del Oriente antiguo, psicología de la religión, entre otros cursos. Con ello no muestra una clara inclinación por la egiptología; empero, como vimos, el contenido de su trabajo sí refleja la asesoría estrecha del egiptólogo.
Luego de concluir la maestría, Ella se matriculó de inmediato también en los estudios de doctorado, ahora en "English, History",102 que inició en otoño de 1909. Estaba cerca ya del fin de su carrera estudiantil: tanto los Annual Register como su expediente de estudios muestran el paulatino abandono de sus estudios doctorales, que logró mantener de forma regular hasta 1910. Dejó de matricularse luego, y tomó cursos como oyente (visitor) todavía en 1912, 1914 y 1915, último año que marca su registro oficial como estudiante de la Universidad de Chicago.103
¿Qué había ocurrido? Nos inclinamos por pensar en una problemática de índole económica que hizo que su padre dejase de sostener los estudios de su hija; de hecho, Ella comenzó a colaborar con la biblioteca de la universidad al menos desde 1908, al concluir la licenciatura y mientras realizaba los estudios de maestría que ya comentamos. Precisamente, el 1 de julio de 1911 inició un trabajo formal como bibliotecaria, al ingresar como cataloguing, catalogadora, con un sueldo mensual de 60 dólares. Esta percepción siempre fue modesta: pasó a 65 en 1912, 70 en 1914 y 85 dólares para 1918, su salario más alto ya como auxiliar (assistant).104 El Alumni Directory. The University of Chicago 1913105 registra su título (de 1908) y grado académico (para el año de 1910), y señala que trabaja en la biblioteca de la universidad. El mismo directorio, de 1919,106 registra que Ella llegó a ser auxiliar en la Harper Library de la Universidad de Chicago.
Los bibliotecarios de la Universidad de Chicago, desde 1912 la William Rainey Harper Memorial Library en honor al primer rector de la universidad,107 clasificaban de 50 000 a 60 000 libros por año, lo que elevaría a 545 890 los libros en poder de las bibliotecas de la Universidad de Chicago en julio de 1918.108 Entre las labores de los asistentes se encontraba la conformación de acervos bibliográficos especializados; la catalogación de materiales bibliográficos diversos; la compilación de bibliografías selectivas; la realización de trabajos avanzados de referencias, incluidas investigaciones independientes de fuentes raras a partir de su evaluación y estudio. El asistente debía tener a su cargo una colección extensiva de materiales especializados en un área del conocimiento.109
Durante este periodo, Ella vivía en la misma casa de la ahora llamada University Avenue.110 En todo caso, sigue ligada a su hogar paterno y pendiente de sus padres, Charles y Mary, y de su abuela, Elizabeth, de 82 años, todavía viva en 1920. Parece que se casó en 1919, a los 35 años, con George H. Chalmers, de ascendencia escocesa, nacido probablemente en 1893, en Illinois. El censo de 1920 ya la consigna con el apellido de su marido,111 al igual que los registros de la biblioteca de la universidad, donde todavía trabajó dos años más,112 ya que no está considerada para ser recontratada para el año 1921.113
Quizá la búsqueda de las oportunidades que ofrecía el "Lejano Oeste" motivó un cambio radical de la vida de Ella. Probablemente, en 1922 o 1923, todos los Satterthwait se desplazaron a Los Ángeles, California, donde los registra el censo de 1930. El esposo de Ella era comerciante (de alimentos al por mayor), por lo que podemos imaginarla ahora ayudando a su marido en esta actividad. El censo la reporta sin un trabajo formal, así que parece que no regresó a la vida universitaria que había conocido en Chicago. Tampoco tuvo hijos.114 Se hizo cargo de sus padres, sin que sepamos la fecha de la muerte de aquéllos; en cambio, sí puede decirse que Ella murió en Los Ángeles, el 11 de septiembre de 1940.115
Reflexiones
Como escribía antes, la "microhistoria" de la vida de Ella Satterthwait es fiel reflejo de la realidad vital de muchas mujeres estadounidenses de principios del siglo pasado. Parece evidente que las consideraciones que siguen fueron determinantes para explicar las dificultades que Ella encaró frente al contexto académico de su tiempo, y que explican por qué no llegó a realizar un aporte mayor en el campo de la naciente egiptología estadounidense.
En efecto, al inicio del siglo XX de ninguna manera se habían superado las ideas que mantenían a las mujeres fundamentalmente en la esfera privada, lejos de los logros de la vida académica. Uno de los mejores ejemplos que encontramos, procedente de la época de los años escolares de Ella, y síntesis del pensamiento muy extendido todavía en este momento, es el de William Hyde (The College Man and the College Woman, Houghton, Boston, 1906), quien considera que la mujer debe encargarse, para cumplir con su función social y en beneficio de la misma economía nacional, del medio doméstico:
La comida debe ser preparada y servida. La casa debe ser aprovisionada y mantenida en orden. La ropa debe ser ajustada para la persona que va a usarla, y mantenida limpia y presentable. Los niños deben ser criados separadamente e individualmente entrenados [...] De lo anterior se desprende que el lugar ideal de la mujer es el hogar, que sólo cuando un hogar no está comprometido puede la mujer aceptablemente entrar en otras actividades, y que incluso cuando se ve forzada a ganarse la vida, a ella debe prohibírsele el mundo de los grandes asuntos, ya que es un área exclusivamente masculina y entrar en tal orbe sería transgredir el "ideal femenino" ["womanly ideal"].116
¿Y qué profesiones eran recomendables para las mujeres obligadas por su situación personal a "transgredir el ideal femenino"? Aquellas que permitiesen la "producción para el inmediato consumo", esto es:
[...] enfermería, servicio doméstico, enseñanza, mecanografía, venta al menudeo en pequeñas comunidades, trabajo asalariado en fábricas y oficinas, medicina práctica, actuación, música, administración de las industrias locales como supervisoras personalmente conocidas por el administrador.117
Desafortunadamente, en esta enumeración no aparece la profesión de egiptóloga...
Para las mujeres, el camino a la educación universitaria fue difícil de alcanzar. Se pensaba incluso que los años de estudio que requerían las carreras universitarias afectarían su salud: el estudio estaba más allá de su esfera, el hogar, y desde luego de sus habilidades físicas y mentales. Se decía: "Las mujeres no saben pensar, ellas perciben y pueden asociar ideas, pero no ir más allá".118
Ello explica por qué, en 1836, a una de las seis aspirantes a entrar en la Universidad de Harvard, el presidente, Quincy, le dijo: "Querida, nosotros nunca permitimos mujeres en Harvard. Tú sabes que el lugar de las chicas está en el hogar".119 De hecho, fue hasta 1874, y en respuesta a las presiones de asociaciones femeniles como la Women's Association Education, de Boston, cuando la Harvard Corporation ofreció exámenes a las mujeres, avalados por profesores de la universidad.120
En 1862 la Yale University otorgó el primer grado de doctor a un hombre. En el campo de la educación, la primera tesis doctoral de una mujer se presentó en 1877 en la Boston University, por Helen Magill, alumna de Swarthmore. La siguieron los grados otorgados por Cornell, Syracuse y Pennsylvania, en 1880.121 Desde 1862 hasta la década de 1950, más de 130 000 doctorados se confirieron en este campo; de ellos, al menos 15 000 fueron obtenidos por mujeres.122
Yale estableció cursos superiores para mujeres en filosofía y artes en 1846, pero sólo hasta 1891 las admitió en los cursos de posgrado, al igual que hizo la Brown University. La Harvard Graduate School of Arts and Sciences fue establecida hasta 1872, y aceptó mujeres en sus cursos de posgraduados en 1894, y la correspondiente de la Universidad de Pensilvania en 1882. La Columbia University inició en 1890 los estudios superiores de filosofía para mujeres, y en 1892 en ciencias puras.123 La Johns Hopkins University las admitió a partir de 1907. En cambio, Princeton y la Universidad de Virginia permanecieron cerradas a las mujeres hasta 1970.124 De los colleges para mujeres, en 1907 tan sólo Bryn Mawr confería el doctorado.125
Precisamente, la Universidad de Chicago, inaugurada en 1892, fue una de las instituciones de educación superior pioneras por su completa igualdad en ofrecer oportunidades de estudio y, sobre todo, de desarrollo profesional tanto para hombres como para mujeres, de lo que pudo aprovecharse positivamente Ella. Entre 1892 y 1897, diez mujeres recibieron el doctorado y once la maestría en diversas ramas; incluso, cinco mujeres se incorporaron a las facultades de la universidad en 1892-1893 y diez en 1897-1898.126 Empero, además de ser pocas, tenían un muy lento proceso de promoción, más tardado que el de los varones y, a veces, con salarios menores a los de sus contrapartes.127
A pesar de todos estos logros, todavía en 1905, May S. Cheney, secretario de la Universidad de California, discutía en un artículo si "¿La naturaleza eliminará a las mujeres universitarias?".128 Esto, considerando la opinión de respetables y prestigiosos médicos, como G. Stanley Hall, que en una obra reciente, escribía: "De los datos con que contamos, parece que a más escolástica la educación de las mujeres, más pocos los hijos, y más difícil y más molesto el parto, y menor la habilidad para criar a los niños".
Otros estudios, de los doctores Hall y Smith, indicaban que la educación más avanzada de las mujeres:
[...] reduce el índice de matrimonio y de fertilidad, ya que menos de 50% de las graduadas de estos colegios se han casado, un gran porcentaje de aquellas que se han casado no tienen hijos y, para las que son madres, el número promedio de niños es menor a dos. En otras palabras, las clases universitarias ("college classes") han fallado en su autorreproducción. El hecho, si puede ser un hecho, que las mujeres universitarias tienden a ser estériles, fallan en reproducirse a sí mismas, parecería apuntar a una misericordiosa ley de la naturaleza que opera para eliminarlas.129
Afortunadamente, el autor concluía que no había tal peligro, ya que otros estudios demostraban que "no necesariamente" se presentaba tal relación entre los "altos estudios" y la esterilidad, y que en todo caso "el argumento más fuerte en favor de educar a las mujeres es que las prepara para ser más sabias y mejores madres. Si nuestro actual sistema de educación tiende a la esterilidad es nuestro deber encontrar un sistema diferente, el cual no opere en coartar a la más emprendedora y altamente desarrollada clase de la sociedad".130 Además de aconsejar que debía analizarse con mayor cuidado la evidencia de que la naturaleza había decretado "la progresiva exterminación de la mujer universitaria", indicaba:
¿No será que las mujeres que soportaron el embate del oprobio social en la lucha por la emancipación intelectual, se agotaron en este gustoso servicio a la humanidad, y dejaron para las mujeres que vengan luego ese perfecto ajuste al medio físico y social que probará que la mujer universitaria se adapta para sobrevivir? Hasta que el efecto del prejuicio heredado haya desaparecido, y permitamos a los jóvenes hombres y mujeres que se asocien naturalmente durante los años más favorables para el matrimonio, tendremos la respuesta final a la pregunta: "¿Qué hará la naturaleza con la mujer universitaria? ¿La asimilará o la eliminará?".131
El problema mayor y verdadero era la falta de oportunidades de trabajo para mujeres que estudiaban profesionalmente leyes o medicina, pues eran rechazadas sin más por la sociedad de su tiempo, que fuera del campo de la enseñanza elemental veía a las mujeres y su capacidad profesional con desconfianza.132 Por ello, a Ella se le aplica sin más otra realidad de su tiempo que se desprende del College Woman Graduate de 1907: de 3 800 alumnas egresadas de dos grandes colegios había tan sólo 33 doctoras ejerciendo su profesión, siete abogadas y dos ministras de la ley divina; 21 eran enfermeras, 50 escritoras, 100 se desenvolvían en el "mundo filantrópico", 85 en el trabajo en librerías, cinco eran actrices y dos arquitectas. O sea, 16% eran profesionistas y 84% "ya sea amas de casa o maestras". A partir de lo anterior se concluye:
[...] ya que las dos instituciones escogidas son prominentes por sus estándares de escolaridad, parecería ser una razonable inferencia que la mujer graduada universitaria de hoy es, en general, ya sea ama de casa o maestra. Muchas maestras, sin embargo, lo son de paso, ya que notablemente a través del matrimonio se convierten en amas de casa. El hogar, incluso más que la enseñanza, es entonces visto como la meta última y la realización de la vida de la mayoría de las mujeres universitarias.133
Solomon134 analiza con gran claridad las perspectivas de una mujer de principios del siglo XX luego de concluir, como Ella, sus estudios de nivel superior. Desde luego, ella presenta los casos de mujeres exitosas en el campo de la docencia y la investigación en universidades o en otros espacios.135
Curiosamente, en el campo de la egiptología Ella tuvo un ejemplo directo: el de Caroline Louise Ransom Williams, quien llegó a ser "por un tiempo profesora adjunta de arte y arqueología en el Bryn Mawr College; anteriormente curadora auxiliar en el Departamento Egipcio del Museo Metropolitano de Arte; directora honoraria de las colecciones egipcias de la Sociedad Histórica de Nueva York", entre otros importantes logros académicos. Fue la primera egiptóloga estadounidense formada como tal y al lado de Erman, como resultado del impulso de Breasted y, desde luego, de su esfuerzo personal. Fue la primera egiptóloga que se convirtió en miembro del Epigraphic Survey del Oriental Institute, en Luxor, en 1926. Ninguna otra mujer tendría tal honor de nuevo hasta la década de 1970. Sus publicaciones136 fueron muy apreciadas también.137
En cambio, Ella y muchas otras graduadas que, como ella, intentaron seguir el camino de los estudios universitarios se enfrentaron a las inevitables restricciones de su tiempo y a las reglas, escritas o tácitas, que marcaban su inserción académica. Como cita Solomon, la reflexión de una joven de la época:
Tú sabes que estoy muy ansiosa de irme a estudiar [medicina...] pero [aunque] trato de conformarme y estar contenta [...] no logro ser siempre paciente [...] Estoy aprendiendo todo lo relativo al cuidado de la casa y costura. Madre es una neoinglesa y me ha enseñado que ninguna verdadera mujer debe ser ignorante de la forma en que debe conducirse un hogar.138
También: "Fuerte, de veras, es la chica que puede decidir por sí misma dónde recae el deber, y seguir su decisión en contra de las fuerzas combinadas que la hacen retroceder".139
En efecto, "diversas fuerzas" actuaban sobre estas mujeres estadounidenses de generaciones entre 1870 y 1920, independientemente de su formación universitaria. Las opciones variaban, desde mantener la soltería hasta casarse. ¿Qué hacer luego de la graduación profesional?
Las graduadas universitarias [Graduating seniors] en las primeras dos generaciones no cuestionaban la creencia de que debían contener sus ambiciones dentro de los límites de la domesticidad. Con todo, mientras estas estudiantes pagaban tributo a la maternidad, nuevas oportunidades se presentaban derivadas del desarrollo social y económico en su vida, lo que forzaba a las mujeres educadas a refinar sus opciones, si bien no sin luchar para lograrlo. Las graduadas sentían agudamente el juego de las presiones impuestas por lo que su familia esperaba y lo que la educación superior representaba para ellas.140
De hecho el family claim, que Ella bien conoció, se imponía; es decir, la tradición de que una mujer adulta soltera tenía como primera obligación el cuidado de sus ancianos padres, aunado al hecho de que al inicio del siglo todavía entre las familias de clase media y alta el trabajo femenino era mal visto, a menos que el imperativo económico lo obligase si no había otro remedio.141
Así entonces, el matrimonio o una vida laboral limitada eran las salidas más comunes para muchas de las graduadas universitarias;142 de hecho, a pesar de que la variedad de trabajos para las mujeres se amplió considerablemente en el periodo entre 1890 y 1930, muchas mujeres todavía optaban por trabajar por pocos años al terminar sus estudios universitarios, tan sólo como un preludio a su "carrera de largo plazo": convertirse en esposas y madres.143
Por otra parte, el costo de la educación superior es otro factor que debe considerarse. Las becas para la realización de posgrados eran escasas y aún más para las mujeres, lo que obligaba, aun a los estudiantes más brillantes, a procurarse diversos trabajos para reunir fondos para sus estudios. En la misma Universidad de Chicago el número de becas que se ofrecieron generosamente a la apertura de la universidad no se continuó en la primera década del siglo pasado.144
Las becas no eran, por lo demás, suficientes para cubrir los gastos que implicaba la vida universitaria, sobre todo para los posgraduados, más para las mujeres, por lo que los sacrificios que algunas de ellas realizaron para lograr la culminación de sus estudios con la obtención del doctorado fueron ingentes.145 En el caso de Ella, el "problema" era mayor: o salía de Estados Unidos y se iba a Alemania a continuar sus estudios en egiptología, como hizo su tutor Breasted y su antecesora Williams, o permanecía ahí y cursaba un doctorado accesible en una universidad, concretamente en Chicago. Como vimos, se vio obligada a hacer lo segundo, sin éxito.
A manera de conclusión
¿Alguien pensaría, por tanto, reprocharle a Ella el no haber seguido la carrera de egiptóloga? ¿No acaso el mismo y gran egiptólogo James Henry Breasted, a los 21 años, parecía encaminarse hacia una fructífera carrera de farmacéutico? De hecho, entre 1882 y 1886 estudió la profesión en el Chicago College of Pharmacy, y comenzó a trabajar en una farmacia de Omaha, Nebraska, en el mismo 1886. Como escribió su hijo, Charles.146
Esta imagen de mi padre como un joven de veintiuno, parado detrás del mostrador de recetas de una farmacia anticuada, iluminada con luz de gas, con sus vasos de vidrio con líquidos de colores en las ventanas, su mezcla de olores medicinales, sus cajones de pared llenos de pequeñas gavetas con tiradores de porcelana, ostentando enigmáticas abreviaturas latinas en letras negras, siempre me ha llenado de una curiosa melancolía, y al mismo tiempo de una alarmante sensación. Él [James Henry Breasted] podría haberse deslizado fácilmente en el respetable olvido de una carrera farmacéutica.
Por su parte, el 26 de octubre de 1887, Breasted escribió a su hermana:
El mundo aparece muy hermoso ahora que tengo una misión en él, y la vida tiene un nuevo significado. Empiezo a estudiar en Chicago, en el Congregational Institute [Chicago Theological Seminary,] el próximo martes. No me juzgues desconsiderado en algo en particular. No seré una carga para mi padre.147
La "misión en la vida", que Breasted imaginaba era la de predicar el Evangelio, se convirtió en lo que hoy sabemos. Si bien sus padres acabaron por respetar su decisión de convertirse en un "orientalista" (cualquier cosa que eso significase), lo hicieron no sin la aprensión de que nada bueno iba venir de la decisión del joven James.148 Pronto se darían cuenta de lo infundado de su suposición, a pesar de lo cual al menos en una ocasión su padre dudó del futuro profesional de su hijo: "Ahora la pregunta es qué tiene que ver el viejo senackarib [sic] con juntar dinero para pagar la renta".149
Pero Ella Satterthwait no tuvo la misma suerte; o capacidad, o interés. A pesar de ello pudo escribir con brillantez, quizá por vez primera en nuestro continente, sobre las mujeres del Egipto antiguo, gracias a las orientaciones de Breasted y su propio talento.
Su aporte a la egiptología no llegó más allá, empero. En tanto pudo, no perdió el contacto con la vida universitaria y colaboró, modestamente, al crecimiento de la que es ahora una de las primeras universidades de Estados Unidos. Enfrentó la misma problemática que muchas mujeres continúan enfrentando para alcanzar su desarrollo profesional en el mundo académico. Quizá por ello, en su lecho de muerte, tal vez pensó: "Yo fui una víctima de la mística femenina".150 O del "ideal femenino", daría igual.