Introducción
La diabetes tipo 2 (DM2) es una enfermedad metabólica de predisposición hereditaria y factores ambientales, caracterizada por hiperglucemia crónica causada por la deficiente producción o acción de insulina, la cual afecta a los hidratos de carbono, proteínas y grasas (Organización Mundial de la Salud [OMS], 2018).
Actualmente, la Federación Internacional de Diabetes (IDF, por sus siglas en inglés, 2017) reporta que 8.8% de la población mundial de 20 a 79 años (425 millones de personas) viven con este padecimiento, de los cuales el 79% ocurre en países de bajo y mediano ingreso. Para el año 2045, la cifra de personas con esta enfermedad puede aumentar a 9.9% (628 millones). En México, en el 2016, de acuerdo con la Secretaría de Salud (SSA, 2016), se registró una mayor prevalencia de diabetes en mujeres (10.3%), situación que concuerda con el estado de Puebla donde se reportaron 5827 nuevos casos de mujeres con esta enfermedad (SSA, 2019).
Entre las complicaciones que tiene este padecimiento en las mujeres se encuentran hiperglucemias y daño vascular endotelial y neurológico que causan, entre otras cosas, infecciones vaginales, cambios estructurales y funcionales en los órganos sexuales femeninos, alteración en la lubricación, mucosa vaginal y sensación de vibración a nivel de los genitales, además de que modifican el flujo circulatorio local del clítoris (Ammar, Trabelsi, Chaabene, Charfi & Abid, 2016; Carosa, Sansone & Jannini, 2020; Duchi & Mayorga, 2016; Edwards & Panay, 2016). Esto afecta el proceso de la respuesta sexual en la mujer y puede originar disfunción sexual femenina (DSF) (Rahmanian, Salari, Mohammadi & Jalali, 2019).
La DSF es entendida como un problema en el que hay una disminución o alteración en el deseo, excitación, orgasmo y satisfacción, así como dolor asociado al coito, el cual impide llevar a cabo la relación sexual deseada. De acuerdo a diferentes investigaciones, las mujeres con DM2 tienen el doble de riesgo de padecer DSF por medio de diferentes etiologías, ya sea sociales, psicológicas o fisiológicas; sin embargo, los factores fisiológicos, tales como los valores de HbA1c, tiempo de padecer la enfermedad, edad, índice de masa corporal (IMC), triglicéridos, colesterol y tensión arterial (TA), son los que tienen mayor relevancia debido al control que se puede tener de ellos. No obstante, hace falta aclarar cuáles son las que se relacionan con el funcionamiento sexual femenino, así como con la aparición y desarrollo de la DSF (Díaz-Vélez & Samalvides-Cuba, 2017; Paningbatan, Aragon, Landicho-Kanapi & Rodriguez-Asuncion, 2018).
Estudios recientes en mujeres asiáticas, africanas y europeas muestran discordancia en los resultados en la relación de las variables antes mencionadas con la presencia de la función y DSF (AlMogbel, Amin, AlSaad & AlMigbal, 2017; Bᶏk et al., 2017; Li, Wang, Xiao, Lou & Fish, 2016; Wang, Wang, Wang & Li, 2015), hallazgos que se pueden explicar con base en el tamaño de la muestra, los rangos de edad y las realidades socioculturales dispares e incluso en la genética. En México, este fenómeno ha sido poco abordado, pero estudiarlo podría generar conocimientos que transformen y sinteticen la práctica para el cuidado de las mujeres con DM2.
El aspecto sexual en las personas con DM2 es el que menos se ha atendido (Trifi et al., 2016). Si bien no pone en peligro la vida, sí es un indicador del estado de salud y calidad de vida, debido a que afecta la comunicación y las relaciones afectivas con la pareja, alterando no solo la esfera psíquica sino también la física, biológica y social de las mujeres con este padecimiento (Celik, Golbası, Kelleci & Satman, 2015). Siendo el profesional de enfermería quien tiene contacto directo con las mujeres con DM2, esta investigación pretendió aportar evidencia en la identificación de la función y DSF que permita diseñar estrategias específicas de atención integral dirigidas a los profesionales de la salud, para prevenir e intervenir en el nivel primario de atención, de forma natural, abierta y respetuosa, de modo que en un futuro se contribuya a garantizar y reconocer una práctica sexual saludable en la población mencionada .
Por todo lo anterior, se plantea el siguiente objetivo de investigación: determinar la relación entre los valores de HbA1c, el tiempo de padecer la enfermedad, edad, IMC, niveles de triglicéridos, colesterol y TA, con la función y disfunción sexual en mujeres con DM2.
Materiales y métodos
Este es un estudio descriptivo, correlacional y transversal. El muestreo fue no probabilístico por conveniencia. El tamaño de la muestra se calculó mediante el paquete estadístico nQuery Advisor® versión 7.0 (Elashoff, 2007), con un nivel de significancia de 0.05, una potencia de 0.90 y un tamaño del efecto de 0.30, obteniendo n = 113 mujeres con DM2. Se incluyeron mujeres mayores de 18 años, previamente diagnosticadas con DM2, con vida sexual activa en el último mes y que aceptaron participar en la investigación. Se excluyeron mujeres con alguna de las siguientes condiciones: embarazo, histerectomía o salpingooforectomía, enfermedad de la tiroides, así como aquellas que tomaban algún medicamento antidepresivo, que presentaban datos clínicos de anemia o problemas de funcionamiento hepático. Lo anterior se hizo con el fin de minimizar los efectos de los factores hormonales, la interacción de medicamentos y los aspectos psíquicos que ocurren en la respuesta sexual de la mujer con DM2 (Ángel, González, González, Serna & Soler, 2020; Inal, Inal & Gorkem, 2020).
Se utilizó una cédula de datos sociodemográficos para registrar datos personales y los datos clínicos obtenidos mediante los distintos procedimientos, tomados mediante mediciones antropométricas, bioquímicas y de TA.
Para obtener el IMC, se obtuvo previamente el peso y la talla de las participantes, con vestimenta habitual, sin calzado ni abrigo, mediante una báscula previamente calibrada con estadiómetro marca BAME de 150 k de capacidad, con una exactitud de 100 g, debido a la sensibilidad reportada en anteriores estudios (Cruz-Domínguez et al., 2015). La talla se tomó con el estadiómetro de la báscula con una precisión de 0.1 cm. Para calcular el IMC se utilizó la fórmula de Quetelet (kg/m2). La clasificación fue de acuerdo a las recomendaciones de las Normas Oficiales Mexicanas NOM-008-SSA3-2017 y NOM-043-SSA2-2012 (Diario Oficial de la Federación [DOF], 2018; 2012).
Para la toma de la TA, se utilizó un estetoscopio y un baumanómetro de mercurio marca RIESTER®, siguiendo el protocolo del proyecto de la PROY-NOM-030-SSA2-2017 (DOF, 2017).
Para medir el colesterol y triglicéridos se utilizó el dispositivo biomédico portátil Cardio-chek ®PTS diagnostic y las tiras de panel de lípidos, ya que este tiene un coeficiente de variación menor a 4%, criterio de sensibilidad recomendado por los estándares de rendimiento internacionales (Cheng et al., 2020; Zhu et al., 2020). El intervalo de detección fue de 100 mg/dL a 300 mg/dL (3.88 mmol/L - 7.76 mmol/L), y como valores de referencia se tomaron los mencionados en la NOM-037-SSA2-2012 (DOF, 2012).
Los valores de HbA1c fueron medidos por medio del sistema portátil A1CNOW PTS, analizador A1CNow+, cartuchos de la prueba A1CNow ®, por medio de tecnologías químicas y de inmunoensayos (Tosoh 2.2 plus), con una sensibilidad de 0.99, certificado por el Programa Nacional de Estandarización de la Hemoglobina Glicosilada (NGSP, por sus siglas en inglés). Los resultados se clasificaron en control (< 7% mg/dl) y no controlado (³ 7% mg/dl), esto de acuerdo a la NOM-015-SSA2-2010 (American Diabetes Association[ADA], 2019; DOF, 2010).
Además, se aplicó el índice de función sexual femenina de Rosen et al. (2000), que consta de 19 preguntas agrupadas en seis dominios: deseo, excitación, lubricación, orgasmo, satisfacción y dolor. Cada pregunta tiene de cinco a seis opciones de respuesta con puntaje de 0 a 5. El resultado final es la suma aritmética de los dominios que se multiplica por el siguiente factor: deseo por 0.6; excitación y lubricación por 0.3; orgasmo, satisfacción y dolor por 0.4. Karabay, Karşιyakalι & Karabay (2020), refieren que un puntaje menor o igual a 26.5 se considera como DSF. El instrumento fue traducido y validado en español; posteriormente, fue aplicado en población mexicana, obteniendo un Alpha de Cronbach de 0.86 a 0.96 (Valdez-Montero, Gastélum-Morales, Ahumada-Cortez, Gámez-Medina & Soto-Montero, 2019).
Esta investigación se realizó con base en lo establecido en las recomendaciones del Reglamento de la Ley General de Salud en materia de investigación, en sus artículos 13, 14, 16, 17, 20, 21 y 22 (SSA, 2017); así como en la declaración de Helsinki (Asociación Médica Mundial [AMM], 2013), donde se abordan los principios éticos de la investigación en seres humanos, para promover y proteger la vida de las personas, su salud, dignidad, derechos a la autodeterminación, intimidad y confidencialidad de la información. Previo a su aplicación, la investigación fue aprobada por el Comité de Ética y de Investigación de la Facultad de Enfermería de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (número de oficio SIEP/SEMINARIO I/ 060/2018).
El análisis de la información se realizó en el programa Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) versión 24. Inicialmente se utilizó estadística descriptiva a través de tablas de frecuencias y porcentajes para la descripción de las variables categóricas. Para las variables cuantitativas se obtuvieron medidas de tendencia central y dispersión. El objetivo del estudio se resolvió mediante la prueba de correlación de Spearman, debido a la distribución de los datos (p < 0.05) así como de regresiones lineales simples.
Resultados
Se encontró una media de edad de 49.87 años (DE = 9.73), con un promedio de 7.03 años (DE = 6.18) de padecer DM2. También se encontró un 56.6% de participantes en etapa de posmenopausia (f = 64), 31.0% en reproductiva (f = 35) y 12.4% en climaterio (f = 14). El 68.1% son casadas (f = 77) y el 23% están en unión libre (f = 26). Su principal ocupación fue las labores del hogar (85.8%; f = 97), con un predominio de escolaridad primaria (59.3%; f = 67).
En cuanto a las características fisiológicas de las mujeres, el 72.6% (f = 82) obtuvo niveles de HbA1c no controlada y un 92.04% (f = 104) con sobrepeso y obesidad. Asimismo, se encontró un mayor porcentaje de valores de triglicéridos (42.5%; f = 48) y colesterol (86.7%; f = 98) con niveles recomendables, así como cifras de Tensión Arterial Sistólica (46.9%; f = 53) y Tensión Arterial Diastólica (52%; f = 59) en estados óptimos.
Factores fisiológicos | DE | LI | LS | KS | p | |
HbA1c | 9.08 | 2.21 | 5.2 | 13.1 | 0.101 | 0.006 |
Triglicéridos (mg/dl) | 199.97 | 110.95 | 67.0 | 501.0 | 0.226 | 0.001 |
Colesterol (mg/dl) | 149.68 | 48.47 | 98.0 | 401.0 | 0.143 | 0.001 |
Tensión Arterial Sistólica (mm/Hg) | 117.20 | 19.22 | 80.0 | 180.0 | 0.168 | 0.001 |
Tensión Arterial Diastólica (mm/Hg) | 74.34 | 9.41 | 50.0 | 100.0 | 0.204 | 0.001 |
Nota. Hb1cA = hemoglobina glicosilada; mg/dl = miligramo por decilitro; mm/Hg = milímetros de mercurio; 𝑋" = media; DE = desviación estándar; LI = límite inferior; LS = límite superior; KS = Prueba de Kolmogorov Smirnov. n = 113.
Fuente: Elaboración propia.
En cuanto al índice de función sexual femenina, la media fue de 22.19 (DE = 4.84); al categorizar su índice de acuerdo con sus puntos de corte, se halló una prevalencia del 78.8% de DSF.
Finalmente, para responder el propósito general del estudio, el cual fue determinar la relación entre los valores de HbA1c, tiempo de padecer la enfermedad, edad, IMC, niveles de triglicéridos, colesterol y TA, con la función y disfunción sexual en mujeres con DM2, se analizaron por separado los grupos de mujeres con la característica obtenida en el índice de función sexual femenina, donde se encontró lo siguiente: para las mujeres con funcionalidad sexual (n = 24) se halló una relación significativa para el IMC con las etapas de excitación (r s = 0.487; p = 0.016) y lubricación (r s = 0.548; p = 0.027), así como una relación positiva de los triglicéridos con la satisfacción (r s = 0.481; p = 0.017).
En relación a las mujeres que presentaron disfunción sexual (n = 89), se encontró una relación negativa y una varianza explicada de la edad (r s = -0.299; p = 0.031) con las etapas de deseo (R 2 = 6.3%; F[89] = 4.31; B = -0.21; p = 0.01), excitación (R 2 = 7.6%; F[89] = 7.12; B = -0.27; p = 0.00) y lubricación (R 2 = 12.5%; F[89] = 12.38; B = -0.35; p = 0.01). Por otro lado, se encontró una relación positiva entre el colesterol y la TAS, con la etapa de satisfacción (r s = -0.216; p = 0.042; r s = -0.270; p = 0.010).
Discusión
La presente investigación tuvo como propósito determinar la relación entre los valores de HbA1c, tiempo de padecer la enfermedad, edad, IMC, niveles de triglicéridos, colesterol y TA, con la función y disfunción sexual en mujeres con DM2.
Para los valores de HbA1c, no se encontró relación con la DSF, hallazgo que coincide con lo reportado por Celik et al. (2015), Wang, et al. (2015), Ammar, et al. (2016), Li et al. (2016) y AlMogbel et al. (2017). Esto podría deberse a la cronicidad y falta de control glucémico que presentan las mujeres con DM2, tal y como lo muestran las investigaciones realizadas por Bᶏk et al. (2017) y Rahmanian et al. (2019), la cual podría activar mecanismos compensatorios que liberan radicales libres, factor de necrosis tumoral y óxido nítrico, elementos del proceso inflamatorio que están ligados al daño vascular y neurológico que pudieran intervenir de manera directa en la respuesta sexual femenina.
En cuanto a la edad, los resultados concuerdan con Celik et al. (2015), Wang et al. (2015), Li et al. (2016) y Bᶏk et al. (2017), al encontrar relación con la DSF y las etapas de deseo, excitación y lubricación. Sin embargo, no coinciden con Ammar et al. (2016) y Almogbel et al. (2017). Lo anterior podría estar relacionado, por una parte, por los cambios estructurales y funcionales propios de la edad, la presencia de posmenopausia y climaterio, tal y como lo muestran los estudios de Paningbatan et al. (2018) y Carosa et al. (2020), al referir una asociación significativa de la DSF con las alteraciones hormonales, que incluye, entre otras cosas, el descenso de la producción de estrógenos y progestágenos exógenos. Por otra parte, también pudiera explicarse por el grado de conocimiento formal y las creencias que tienen acerca de las relaciones sexuales, vistas como un medio de placer o de reproducción, así como la idea de una práctica sexual hasta cierta edad.
Referente al IMC y a los valores de triglicéridos, los resultados son similares a lo reportado por Wang et al. (2015), Li et al. (2016), Ammar et al. (2016), AlMogbel et al. (2017) y Bᶏk et al. (2017), ya que no se encontró relación significativa de las mujeres con DSF; sin embargo, se encontró relación positiva en las mujeres con funcionalidad sexual en las etapas de excitación y lubricación, situación que podría deberse al tiempo de padecer la enfermedad y el efecto que tienen el tejido adiposo y los triglicéridos como reguladores del metabolismo energético y la secreción paracrina y endócrina (hormonas sexuales), que favorecen la respuesta inmunológica y sexual de la mujer con DM2.
Para los resultados de colesterol, se coincide con lo reportado en Wang et al. (2015) al no encontrar relación significativa con la DSF; por lo contrario, se halló relación negativa en las etapas de satisfacción en el grupo de mujeres con DSF. Esto puede ser debido a que el colesterol pudiera tener funciones aterogénicas en el endotelio vascular, propiciando una disminución del lumen e irrigación sanguínea en los órganos sexuales, lo que pudiera haber provocado algún daño en el sistema nervioso periférico que impida la sensación de vibración a nivel de los genitales.
En los hallazgos encontrados para TAS y DAS se encontró similitud con el trabajo realizado por Ammar et al. (2016) al no encontrar relación con la DSF; no obstante, se encontró un efecto negativo con la etapa de respuesta sexual de satisfacción, lo que difiere con lo encontrado por Bᶏk et al. (2017). Esto puede responder a que existe un mayor porcentaje de mujeres con valores altos de tensión arterial sistólica, hecho que podría propiciar el aumento del efecto negativo sobre la etapa de satisfacción, al provocar una disminución del flujo sanguíneo como factor fisiopatológico de la TA, lo cual podría explicar la modificación del flujo circulatorio local del clítoris, llamado punto G o de la satisfacción.
Finalmente, una de las limitaciones que se tuvo en este trabajo, fue el diseño de tipo transversal, el no incluir a la pareja en la valoración de la DSF y no haber realizado pruebas hormonales, así como marcadores bioquímicos implicados en el proceso inflamatorio, como el nivel de estrógenos, andrógenos, óxido nítrico, entre otros. Sin embargo, los resultados de esta investigación confirman lo hallado por otros autores.
Conclusiones
Esta investigación encontró un alto porcentaje de mujeres con DSF, además de que no existe relación de los valores de hemoglobina glucosilada. No obstante, se halló en el grupo de mujeres con DSF una relación significativa con la edad, la etapa de deseo, la excitación y lubricación, además de una relación entre el colesterol con la satisfacción y la lubricación.
Finalmente, estos resultados contribuyen a robustecer el conocimiento científico, lo que permitirá entender la respuesta sexual femenina ante la presencia de una enfermedad crónica y, por consecuencia, generar en un futuro cuidados encaminados a fomentar una sexualidad saludable.