Introducción
Con los cambios demográficos, la modificación de la pirámide poblacional y el avance de la tecnología, la expectativa de vida aumentó considerablemente en el mundo1. En Brasil, la esperanza de vida al nacer en el 2013 era de 74.9 años -71 años para el sexo masculino y 78.3 años para el femenino2-; además, las proyecciones indican que para el 2041 la expectativa de vida será de 80 años y en el 2060, alcanzará los 81.2 años3.
Se destaca que Brasil, para el 2020, será el sexto país en el mundo que tendrá más de 30 millones de personas mayores de 65 años4 y que para el 2050 alcanzará el 19% de la población total5. Por otro lado, la población mayor de 80 años y más en el año de 2010, según el último censo nacional, representaba el 1.5%, y por medio de proyecciones realizadas se estima que para el 2040 alcanzará el 7% de la población total1.
Con el proceso de envejecimiento, el adulto mayor puede sufrir de diferentes síndromes geriátricos, entre ellos, el síndrome de fragilidad que lo puede llevar a una disminución de la capacidad funcional, convirtiéndose en una persona dependiente con necesidad de usar tecnologías de asistencia para la realización de sus diferentes actividades.
El síndrome de fragilidad es definido como el estado de vulnerabilidad con una pobre resolución de homeostasis posterior a un evento estresor, por tanto, aumenta el riesgo de eventos adversos6. Por otro lado, el grupo Canadian Initiative on Frailty and Aging refiere que además de afectar la dimensión biológica, es importante evaluar la dimensión psicología y social que están relacionadas con la historia de vida del adulto mayor7.
Estudios sobre la prevalencia del síndrome de fragilidad en diferentes muestras de brasileros que viven en la comunidad encontraron que esta varía de 3 a 39.1%8,9,10,11,12, y que está asociado con el incremento de la edad6,8, la disminución del estado cognitivo9, el sufrir de enfermedades crónicas no transmisibles, el número de medicamentos que consume, la depresión10,11 y la disminución de la capacidad funcional10,12.
Con la presencia de este síndrome y los diversos factores relacionados, el adulto mayor puede hacer uso de tecnologías de asistencia, que son utilizadas para identificar los recursos y servicios que auxilian a las personas con deficiencia o incapacidad a tener más independencia, lo cual facilita una mejor calidad de vida y su autonomía13. Las estimaciones sobre el uso de este tipo de equipamientos varían del 14 al 18% en la población con edad mayor a los 65 años14.
En una revisión bibliográfica cuyo objetivo fue conocer el rol de las tecnologías de asistencia en el aumento de la capacidad funcional, autonomía y calidad de vida en adultos mayores fragilizados que viven en la comunidad, los investigadores concluyeron que su uso es de gran ayuda debido a que el adulto mayor incrementa su capacidad funcional, autonomía y calidad de vida13.
Se justifica la necesidad de este diagnóstico sobre el uso de las tecnologías de asistencia en el adulto mayor más viejo, con la finalidad de fundamentar políticas públicas de salud para la elaboración de estrategias de prevención, así como crear parámetros de futuros estudios. El objetivo principal fue identificar y analizar la asociación entre el uso de las tecnologías de asistencia y el síndrome de fragilidad en adultos mayores más viejos que viven en la comunidad.
Metodología
Estudio con abordaje cuantitativo, descriptivo y de corte transversal realizado en la ciudad de Ribeirão Preto, en el estado de São Paulo, Brasil. La recolección de información fue realizada entre los meses de julio-diciembre del 2013. La investigación forma parte del estudio titulado «Fragilidad en adultos mayores que viven en la comunidad y en asilos en un seguimiento de 5 años».
Para la selección de la muestra, en el 2008 fue realizado un conglomerado en 2 etapas; la primera se consideró como unidad primaria de muestra, y de los 650 sectores censales de la ciudad, se escogieron 30 por sorteo aleatorizado. En la segunda etapa se visitaron un número fijo de domicilios, donde fue realizado un nuevo sorteo de las calles y cuadras de cada sector seleccionado en la primera etapa, para dar inicio a la búsqueda de los participantes y llegar al número de adultos mayores necesarios que integrarían la muestra. Fueron visitados 17 domicilios por cada sector.
La primera etapa de la investigación fue realizada en el 2008, y se entrevistaron a 515 adultos mayores con edad igual o superior a 65 años y de ambos sexos.
Para participar en la segunda etapa del estudio, realizado en el 2013, se consideraron los siguientes criterios de inclusión: 1) haber participado en la primera recolecta de datos; 2) ambos sexos; 3) presencia de cuidador y/o familiar cuando la evaluación del estado cognitivo por medio del Mini Examen del Estado Mental (MEEM)15 fuese categorizado como déficit cognitivo, para proporcionar las respuestas del participante, y 4) tener edad igual o mayor a 80 años.
Para la entrevista del participante fue necesaria la realización de llamadas vía telefónica, con el fin de coordinar un horario en el cual el adulto mayor pudiera recibir al equipo de investigación en el domicilio. Los equipos de investigación estuvieron conformados por alumnos de pre y posgrado, previamente capacitados por la coordinadora del estudio e identificados con credencial de la institución.
De los 515 adultos mayores que participaron de la primera evaluación en 2008, fueron encontrados 262 participantes, y 114 de estos tenían la edad de 80 años y más.
Para la recolección de la información fueron utilizados los siguientes instrumentos:
Perfil sociodemográfico: instrumento desarrollado por el Núcleo de Investigación de Geriatría y Gerontología (NUPEGG) de la Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto, con el fin de obtener los siguientes datos: sexo (masculino y femenino), edad (en años), estado civil (soltero, casado, viudo y divorciado), escolaridad (en años de estudio) y conformación familiar.
Edmonton Frail Scale (EFS): elaborado por el Grupo Canadian Initiative on Frailty and Aging (CIF-A) y validado para el portugués de Brasil16,17.
La EFS está conformada por 9 dominios: 1) área cognitiva por medio de la prueba del reloj; 2) estado general de salud; 3) independencia funcional; 4) soporte emocional; 5) uso de medicamentos; 6) estado nutricional; 7) estado de humor; 8) continencia; 9) velocidad de la marcha por medio de la prueba levántate y camina 4.5 m ida y vuelta, siendo cronometrado para evaluar el equilibrio y la movilidad.
La EFS presenta un rango de 0 a 17 puntos; cuanto más alta es la puntuación, mayor será el nivel de fragilidad. Así mismo, puede categorizarse al participante en no frágil, aparentemente vulnerable, fragilidad leve, fragilidad moderada y fragilidad grave.
Tecnologías de asistencia: instrumento elaborado por los investigadores con base en la revisión de la literatura y documentos técnicos, con la finalidad de conocer los equipamientos que son utilizados en el día a día por el adulto mayor para la realización de las actividades de la vida diaria; tiene respuestas dicotómicas de sí y no al uso de cada equipamiento indicado.
Para realizar la validación de contenido del instrumento, fue enviado a proceso de evaluación por 3 jueces expertos en el área; estos dieron sugerencias e indicaron algunas tecnologías de asistencia que eran importantes y que no constaban en el instrumento. Posteriormente, fue realizada una adecuación de acuerdo a las orientaciones y sugerencias de los profesionales, para la aplicación del instrumento durante la recolección de los datos.
La integración de la base de datos se realizó con el programa Microsoft Excel ®; se llevó a cabo una doble digitación para verificar la consistencia interna de la información; cuando se observaron errores fue consultado el instrumento para la corrección y realizar una nueva validación de los datos; el procesamiento se llevó a cabo mediante el programa estadístico SAS® 9.0.
Se utilizó estadística descriptiva con el uso de frecuencias, medidas de tendencia central (media) y de dispersión (desviación estándar). Para verificar la correlación entre las categorías de la EFS y el sexo fue utilizada la prueba de Chi cuadrado. Para identificar la asociación entre las categorías de la EFS y el uso de tecnologías de asistencia fue utilizada la prueba exacta de Fisher, que se consideró significativa con p < 0.05.
El estudio de investigación fue aprobado por el Comité de Ética en investigación de la Escuela de Enfermería de Ribeirão Preto-USP, con protocolo CAAE: 14806313.4.0000.5393 según resolución 466/12 del Consejo Nacional de Salud18. El consentimiento informado fue leído antes de dar inicio a la entrevista; una vez que el adulto mayor concordaba en participar en el estudio era firmado en 2 vías, una quedaba con el participante y la segunda con el investigador.
Resultados
De los 114 participantes, se observó predominio del sexo femenino con el 69.3%, la edad varió de 80 a 103, con una media de 85.5 años. En relación con los años de estudio, variaron de 0 a 25 años, con una media de 4.7 años; el estado civil más indicado fue ser viudo, con el 57.8%, y en relación con la conformación familiar, el 22.8% refirieron que vivían solos (tabla 1).
Variable | n | % | Media (DE) | Rango |
---|---|---|---|---|
Sexo | ||||
Masculino | 35 | 30.7 | ||
Femenino | 79 | 69.3 | ||
Edad | 85.5 (4.3) | (80-103) | ||
Años de estudio | 4.7 (5.2) | (0-25) | ||
Estado conyugal | ||||
Soltero | 10 | 8.8 | ||
Casado | 34 | 29.8 | ||
Divorciado | 4 | 3.5 | ||
Viudo | 66 | 57.9 | ||
Conformación familiar | ||||
Solo | 26 | 22.8 | ||
Solamente con cónyuge | 20 | 17.5 | ||
Cónyuge e hijo (s) | 7 | 6.1 | ||
Cónyuge, hijo (s) yerno o nuera | 2 | 1.8 | ||
Solamente con hijo (s) | 18 | 15.8 | ||
Conformación trigeneracional | 16 | 14.0 | ||
(adulto mayor, hijo y nieto) | ||||
Conformación intrageneracional | 3 | 2.6 | ||
(otros adultos mayores) | ||||
Solamente con los nietos (sin hijos) | 2 | 1.8 | ||
No familiares | 3 | 2.6 | ||
Otros | 17 | 14.9 |
Con relación al uso de tecnologías de asistencia, el 75.4% de los entrevistados refirieron usar algún tipo de equipamiento. A la frecuencia de estos, se destaca el uso de lentes de medida con el 45.6%, barras de apoyo con el 21.9% y el bastón con el 15.7% (tabla 2).
Equipamientos de autoayuda | n | % |
---|---|---|
Lentes de grado | 52 | 45.6 |
Barras de apoyo | 25 | 21.9 |
Bastón | 18 | 15.7 |
Aparatos ortopédicos o prótesis | 17 | 14.9 |
Andador | 13 | 11.4 |
Silla de ruedas | 7 | 6.1 |
Rampa | 1 | 0.8 |
Muletas | 1 | 0.8 |
Adecuación de la postura | 1 | 0.8 |
A la evaluación con la EFS, se observó predominio de la categoría no frágil con el 29.8%. Con relación al nivel de fragilidad, se verificó que el 23.6% fueron categorizados con fragilidad leve, así mismo, el 45.7% de los hombres y el 44.3% de las mujeres presentaban algún nivel de fragilidad (leve, moderada y grave) (tabla 3).
Categoría | Masculino | Femenino | Total | |||
---|---|---|---|---|---|---|
n | % | n | % | n | % | |
No frágil* | 8 | 22.9 | 26 | 32.9 | 34 | 29.8 |
Aparentemente vulnerable | 11 | 31.4 | 18 | 22.8 | 29 | 25.4 |
Fragilidad leve | 10 | 28.6 | 17 | 21.5 | 27 | 23.6 |
Fragilidad moderada | 3 | 8.6 | 12 | 15.2 | 15 | 13.1 |
Fragilidad grave | 3 | 8.6 | 6 | 7.6 | 9 | 7.8 |
* Chi cuadrado, p < 0.05.
Al realizar la asociación entre las categorías de la EFS y el uso de tecnologías de asistencia, se observó significación estadística entre esta con el uso de silla de ruedas, bastón, andador y barras de apoyo (p < 0.05).
De los adultos mayores que hacían uso de la silla de ruedas, el 2.6% fue categorizado con fragilidad grave, el 7.8% que usaban bastón, el 3.5% andador y el 7.8% barras de apoyo fueron categorizados con fragilidad leve (tabla 4).
Tecnología de asistencia | Fragilidad | ||||||
---|---|---|---|---|---|---|---|
No frágil % |
Vulnerable % |
Leve % |
Moderada % |
Grave % |
Total % |
p-valor | |
Uso de equipamiento total | |||||||
No | 10.5 | 7.0 | 4.3 | 0.8 | 1.7 | 24.5 | 0.250 |
Sí | 19.3 | 18.4 | 19.3 | 12.2 | 6.1 | 75.4 | |
Silla de ruedas | |||||||
No | 29.8 | 25.4 | 21.9 | 11.4 | 5;2 | 93.8 | 0.001 |
Sí | 0.0 | 0.0 | 1.7 | 1.7 | 2.6 | 6.1 | |
Rampa | |||||||
No | 29.8 | 25.4 | 23.6 | 13.1 | 7.0 | 99.1 | 0.078 |
Sí | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.8 | 0.8 | |
Bastón | |||||||
No | 29.8 | 21.0 | 15.7 | 11.4 | 6.1 | 84.2 | 0.002 |
Sí | 0.0 | 4.3 | 7.8 | 1.7 | 1.7 | 15.7 | |
Andador | |||||||
No | 29.8 | 21.9 | 20.1 | 10.5 | 6.1 | 88.6 | 0.038 |
Sí | 0.0 | 3.5 | 3.5 | 2.6 | 1.7 | 11.4 | |
Muletas | |||||||
No | 29.8 | 24.4 | 23.6 | 13.1 | 7.0 | 99.1 | 0.078 |
Sí | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.8 | 0.8 | |
Corrector postural | |||||||
No | 29.8 | 25.4 | 23.6 | 13.1 | 7.0 | 99.1 | 0.078 |
Sí | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.0 | 0.8 | 0.8 | |
Lentes | |||||||
No | 12.2 | 13.1 | 14.0 | 8.7 | 6.1 | 54.3 | 0.245 |
Sí | 17.5 | 12.2 | 9.6 | 4.3 | 1.7 | 45.6 | |
Prótesis | |||||||
No | 27.1 | 21.9 | 19.3 | 9.6 | 7.0 | 85.0 | 0.531 |
Sí | 2.6 | 3.5 | 4.3 | 3.5 | 0.8 | 14.9 | |
Barras de apoyo | |||||||
No | 27.1 | 19.3 | 15.7 | 7.8 | 7.8 | 78.0 | 0.021 |
Sí | 2.6 | 6.1 | 7.8 | 5.2 | 0.0 | 21.9 |
Prueba exacta de Fisher, p < 0.05.
La negrita indica que la asociación es estadísticamente significativa.
Discusión
La tecnología de asistencia más utilizada por los adultos mayores de 80 años o más relacionada con el síndrome de fragilidad en los entrevistados fue el uso de silla de ruedas, bastón, andador y barras de apoyo.
En relación con el perfil demográfico, se observó un predominio del sexo femenino y de los viudos. Estos resultados son corroborados por otros estudios realizados en adultos mayores9,11. La feminización en esta población es consecuencia de la mejora en la calidad de vida, sin embargo, existe una desigualdad social entre ambos sexos19.
Con relación a la escolaridad, el promedio fue de 4.7 años de estudio. Este resultado es mayor que el promedio de la realidad brasileña, que es de 4.2 años según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE)3.
Se verificó que el 59.6% de los adultos mayores vivían con familiares independientemente de la conformación familiar. Algunos adultos mayores viven con sus familiares, en su mayoría con los hijos, debido a la presencia de algún tipo de dependencia, lo que demanda un mayor cuidado20. Así mismo, se observó que el 39.2% de los adultos mayores viven con algún tipo de descendiente. Un estudio brasileño realizado con 134 participantes encontró que el 41% vivían con descendientes, además de observar que presentaban algún grado de dependencia para las actividades instrumentales, síntomas depresivos y ansiedad, por lo que se concluye la importancia del apoyo social y familiar a la persona que va envejeciendo, con la finalidad de auxiliarlo en las diferentes actividades20.
Se verificó en el estudio que las lentes de medida fueron la tecnología de asistencia más utilizada. Un estudio brasileño encontró que, de los 359 participantes, el 56.5% usaba este tipo de equipamiento, lo que garantiza su autonomía e independencia21. Por otro lado, en Cuba, con 384 adultos mayores, sobre enfermedades oculares se encontró que el 62.8% sufría de glaucoma, el 32.3% cataratas, el 15.1% retinopatía y el 13.3% degeneración macular relacionada con la edad, lo que afecta la realización de las diferentes actividades de la vida diaria y hace necesario el uso de lentes de medida para mantener su autonomía22.
Otro equipamiento indicado por los adultos mayores fue el uso de las barras de apoyo en diferentes ambientes de la casa. Esta tecnología de asistencia ayuda en la prevención de las caídas, en especial para aquellos que se encuentran en edad más avanzada; un estudio realizado en el Perú con 115 adultos mayores encontraron que aquellos con edad de 80 años y más presentan mayor riesgo de caer comparados con los que tienen entre 60 y 69 años23, por lo cual es de suma importancia la modificación de los ambientes para esta población.
El bastón también fue indicado como uno de los equipamientos más utilizados, dato similar al de un estudio realizado en una ciudad ubicada en el interior del estado de São Paulo, Brasil, con 91 adultos mayores con dependencia funcional; este implemento cumple la función de aumentar su independencia durante la deambulación24.
Con el proceso de envejecimiento existe una alteración en el polígono de sustentación debido a la disminución del índice postural por causa de la hipotrofia muscular, que ocasiona la alteración del equilibrio25. El bastón es considerado un equipamiento de baja complejidad destinado a personas con reducción de la movilidad o inseguridad en la deambulación, con la finalidad de mejorar la postura y el equilibrio, adecuando la carga de peso en los miembros superiores e inferiores26.
El input somático en la palma de la mano donde es apoyado el bastón genera un efecto compensatorio que ayuda en el equilibrio, lleva a una disminución en la oscilación de la postura del 50 al 60%, lo cual estimula la contracción muscular de ambos miembros inferiores y genera la estabilidad para el lado afectado27.
A la evaluación con la EFS, el 44.7% presentó algún nivel de fragilidad (leve, moderada y grave), con mayor predominio en el sexo femenino; por otro lado, datos con 50 adultos mayores de 80 años y más evaluados con la EFS encontraron que el 64% de los entrevistados fueron considerados frágiles9. Asimismo, un estudio alemán que utilizó el fenotipo de la fragilidad encontró que solo el 2.6% fueron considerados frágiles, presentando las personas del sexo femenino mayor fragilidad28.
Una revisión sistemática sobre el tema, con el objetivo de identificar la prevalencia de este síndrome y sus respectivos criterios de evaluación, encontró en los estudios analizados que la prevalencia de este síndrome se encontraba entre 4.3 y 21%; además, los autores verificaron que el sexo femenino presentaba una mayor prevalencia, variando entre 7.3 y 22%, comparado con el masculino, que fue entre 4 y 19.2%29.
La presencia de este síndrome en el adulto mayor hace que se vuelva más dependiente para realizar sus diferentes actividades, comprobado en un estudio con 240 participantes mayores de 60 años donde se observó que el 38.3% fueron considerados frágiles y dependientes para las actividades básicas, y el 88.3% frágiles y dependientes para las actividades instrumentales de la vida diaria12, lo que puede ser un predictor para el uso de alguna tecnología de asistencia con el fin de preservar su independencia funcional.
Las diferencias en la prevalencia de fragilidad en los adultos mayores dependen del tipo de estudio, de la población y de la escala utilizada, lo que puede llevar a diferentes resultados, siendo necesaria una evaluación clínica multidimensional realizada por el profesional de salud.
El uso de tecnologías de asistencia que auxilian en la movilidad y en el desempeño de las actividades de la vida diaria mostró asociación con el síndrome de fragilidad. Conforme a los resultados obtenidos, los adultos mayores frágiles utilizaban más tecnologías de asistencia, tanto para substituir la deambulación (silla de ruedas), para auxiliar la deambulación y el equilibrio (andador y bastón), así como para promover mayor seguridad, equilibrio y apoyo (barras de seguridad).
En una revisión bibliográfica con adultos mayores frágiles que viven en la comunidad, lo autores refieren que la utilización de estos dispositivos puede disminuir la necesidad de cuidadores, prevenir las caídas, hospitalizaciones e institucionalizaciones en residencias, con la consecuente reducción de costos, además de mejorar su seguridad, autonomía y calidad de vida13.
En los Estados Unidos, un estudio realizado con 4,456 adultos mayores de 60 años y más, que tuvo como objetivo identificar la asociación entre el autocuidado o la limitación funcional con el uso de tecnologías de asistencia o la presencia de cuidador, encontró una asociación entre el número de limitaciones que el adulto mayor presentaba con la tecnología de asistencia que usaba, y esto favorecía una autonomía e independencia en su día a día30.
Del mismo modo, otros investigadores refieren que las tecnologías de asistencia apuntan a una disminución de la dependencia funcional, lo cual mejora la socialización y el aumento de la seguridad en la realización de las diferentes tareas rutinarias, con una disminución en las hospitalizaciones y gastos relacionados a la salud31.
En Brasil, la utilización de las tecnologías de asistencia aún son limitadas debido a la carencia de recursos económicos, desconocimiento de los recursos existentes y la forma de cómo adquirirlos13. En la actualidad, algunas políticas públicas promueven la inclusión y el uso de las diferentes tecnologías de asistencia, pero eso no significa una equiparación y que las oportunidades sean garantizadas; hacen que el discapacitado se ajuste a la falta de acceso y se compromete su participación en diferentes actividades sociales32; se observa la necesidad de incrementar acciones en el ámbito de la salud y en la actualización de políticas públicas dirigidas a la población de adultos mayores que presentan algún tipo de dependencia33.
Conclusión
El estudio identificó que los equipamientos de tecnología de asistencia más utilizados por los adultos mayores con 80 años y más fueron el uso de lentes de medida, barras de apoyo y bastón. Así mismo, evaluados por la EFS, los resultados apuntaron que menos de la mitad presentaban algún tipo de fragilidad. Se verificó una asociación entre la tecnología de asistencia como silla de ruedas, bastón, andador y barras de apoyo con las diferentes categorías de fragilidad.
El estudio presenta la limitación de inferir los resultados de causalidad entre la fragilidad del adulto mayor y el uso de tecnologías de asistencia, debido a que es una investigación de tipo transversal.
Se concluye la importancia de la evaluación del adulto mayor, que debe ser realizada por el equipo multiprofesional de salud, con el objetivo de identificar la dependencia funcional e incentivar el uso de tecnologías de asistencia para así mantener su autonomía y funcionalidad en su día a día; además, es importante el incentivo de investigaciones sobre el tema para que los diferentes resultados sirvan como base en la implementación de políticas de salud para esta población.
Responsabilidades éticas
Protección de personas y animales. Los autores declaran que para esta investigación no se han realizado experimentos en seres humanos ni en animales.
Confidencialidad de los datos. Los autores declaran que han seguido los protocolos de su centro de trabajo sobre la publicación de datos de pacientes.
Derecho a la privacidad y consentimiento informado. Los autores han obtenido el consentimiento informado de los pacientes y/o sujetos referidos en el artículo. Este documento obra en poder del autor de correspondencia.