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Tzintzun. Revista de estudios históricos

versión On-line ISSN 2007-963Xversión impresa ISSN 1870-719X

Tzintzun. Rev. estud. históricos  no.67 Michoacán ene./jun. 2018  Epub 17-Mar-2020

 

Reseñas

Cavieres Figueroa, Eduardo, Liberalismo: ideas, sociedad y economía en el siglo XIX, Valparaíso, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 2016, 198 pp.

Salvador Rubio1 

1Instituto de Investigaciones Históricas-UMSNH

Cavieres Figuero, Eduardo. Liberalismo: ideas, sociedad y economía en el siglo XIX. 2016. Ediciones Universitarias de Valparaíso, Chile: 198p. ISBN: 978-956-17-0672-9.


Este nuevo trabajo del destacado historiador chileno, doctor Eduardo Lin-coyán Cavieres Figueroa, titulado Liberalismo: ideas, sociedad y economía en el siglo XIX, 1 trata de una compilación de distintos trabajos publicados por este autor en variadas revistas académicas de Chile y el mundo, con el agregado de que en este compendio están dotados de unidad temática que aborda un largo siglo XIX para el fenómeno del liberalismo chileno y que perduró hasta aproximadamente 1930, tanto en sus vertientes sociales como económicas.

Sobre los aspectos técnicos del libro, este cuenta con 198 páginas desglosadas en una presentación, donde Cavieres comenta otras publicaciones sobre el siglo XIX no contenidas en este trabajo, más ocho trabajos publicados a lo largo de casi veinte años, que abordan el liberalismo que se acogió en Chile en sus aspectos doctrinarios, sociales y económicos, finalizando con las conclusiones. Temporalmente, el trabajo parte de los primeros gobiernos autónomos de Chile en 1810, distinguiendo los distintos aspectos del liberalismo ya mencionados, hasta llegar a 1930.

El libro sigue un orden temático y cronológico comenzando por abordar los aspectos conceptuales, estableciendo las diferencias y relaciones que existen entre el liberalismo doctrinario y la Ilustración, ya que ambos parten desde un mismo supuesto: la máxima de la libertad; sin embargo, en su acaecer histórico se contradicen porque para la Ilustración la libertad requiere necesariamente de igualdad y, para ello, trae como ejemplo distintas etapas que abarcaron esta disyuntiva en el proceso de independencia de los Estados Unidos.

La siguiente temática abordada en este estudio es, en el aspecto económico, la construcción de la fiscalidad en Chile retomando una antigua discusión historiográfica entre Hernán Ramírez Necochea, Sergio Villalobos y Marcello Carmagnani sobre la influencia económica en el origen de la independencia de Chile. De los tres principales sectores productivos de la economía chilena, minería, agricultura y comercio, sólo este último alcanzó un grado de desarrollo considerable en este período (1810-1830), mientras los dos restantes mantuvieron su rendimiento y características tradicionales. Esto se explica por la introducción del país en la dinámica económica noratlántica dominada por el comercio inglés en esos años, haciendo más frecuente la presencia de comerciantes británicos en las costas chilenas, destacando sobremanera en el puerto de Valparaíso, en desmedro de los comerciantes locales y españoles.

En cuanto a la construcción de la fiscalidad propiamente, las políticas arancelarias fueron el medio más importante para obtener recursos fiscales. Durante todo el siglo XIX, independientemente de si hubo una mayor influencia doctrinaria liberal o proteccionista, el pago de aranceles fue la principal fuente de ingresos del Estado chileno y es en este período originario de la república en que se toma esa decisión. Por otro lado, 1820 a 1850 fue un período de consolidación de la presencia británica en Chile, durante el cual un número importante de estos comerciantes radicará en el país y formará lazos familiares, a través del matrimonio, con gente de la aristocracia local, integrándose a la elite del país y dando pie a la formación de una incipiente burguesía local, que para mediados de siglo extenderá sus intereses a la minería y la agricultura, dinamizándolas. Este período, además, se caracterizó por un Estado incompetente y desprolijo en materia de administración financiera, situación que cambiará con la llegada del ministro Manuel Rengifo a la cartera de Hacienda en 1830.

En el capítulo siguiente, Cavieres deja de manifiesto la dependencia de la economía chilena al comercio exterior y cómo ello repercutió en los ingresos fiscales, un mal que persiste hasta nuestros días. Otro detalle no menor para el crecimiento comercial de Chile era en la dependencia estatal de los vaivenes internacionales en la economía que impedía la recaudación sostenida de impuestos; en consecuencia, la inversión en infraestructura pública se hizo con ayuda de los privados (construcción de muelles, astilleros, mejoramiento de vías, redes sanitarias y extensión del ferrocarril), a cambio de contra prestaciones impositivas. El otro medio por el que el Estado se pudo hacer presente en esta área fue a través del endeudamiento público, tanto interno como externo.

Cavieres prosigue en el capítulo siguiente comentándonos que el liberalismo chileno del siglo XIX, que perduró al menos hasta mediados de la década de 1920, ha sido denominado como ortodoxo porque hubo muy poca participación del Estado en los ámbitos de la vida privada y en las relaciones económicas. Fue un liberalismo de laissez faire que se observa tan-to en la carencia de una legislación social, como de otra laboral, con todos los costos negativos que esto trajo para las clases trabajadoras. El problema aquí, para el autor, está en las inconsistencias entre los principios doctrinarios y el análisis de los comportamientos económicos. Esta situación se expresó en el uso que la facción dominante en turno (liberal o conservadora) hizo del Estado, el cual a pesar del discurso liberal fue creciendo tanto burocráticamente como en su influencia en todos los ámbitos de la vida nacional, restando independencia a los sectores privados. El climax de este conflicto se produjo en la Guerra Civil de 1891, la cual puede ser interpretada como una reacción liberal frente a un Estado y un gobierno que, a pesar de ser liberales, no actuaban como tales.

Prosiguiendo en la misma línea, entre liberales doctrinarios y políticos liberales no siempre hubo plena identificación porque mientras los primeros aspiraban a una sociedad ilustrada, moderna y racional, los segundos representaban a un sector de la clase dirigente cuyas máximas oposiciones estaban por el lado de las actitudes y creencias socioculturales más que por el lado de profundas diferencias en sus proyectos; las leyes laicas y las pugnas entre clericales y anticlericales son un ejemplo ilustrativo de esta situación. En parte, así se explica la fortaleza de las estructuras institucionales básicas que se materializaron a través de la Constitución de 1833, la cual, a pesar de varias modificaciones mayores y menores, pudo sobrevivir en su esencia hasta 1925. Permite entender también por qué, entre 1862 y 1875, el gobierno fue encabezado por la fusión liberal-conservadora y que sus tensiones se produjeran más por discusiones de valor que por cuestiones estructurales o propiamente sociales.

En el capítulo siguiente, Cavieres reafirma los postulados planteados, agregando que, frente al conservadurismo, el liberalismo decimonónico fue fundamentalmente una posición cultural, ampliamente influida por corrientes seculares de la Ilustración y, por lo mismo, una de las expresiones más decidoras de su carácter fue el enorme énfasis puesto en la modernización de la sociedad, aun cuando ello no conllevara transformaciones importantes en las estructuras económicas, ni menos en las de naturaleza social. Por ende, los conceptos de conservadurismo y liberalismo fueron aplicados a una cuestión de carácter doctrinario-ideológico más que a aspectos de transformaciones económicas y sociales.

El sexto capítulo aborda el período que va de 1870 a 1930, en donde en términos generales nos dice que se distingue por un fuerte capitalismo financiero orientado hacia el sector minero; una pérdida progresiva de capacidad y potencialidad de los empresarios chilenos; y, congruentemente con lo anterior, por una gradual desnacionalización de los capitales y de las áreas productivas más importantes, como fue el caso del salitre desde la década de 1880. Por otro lado, se debe reconocer una participación más activa del Estado en inversiones que beneficiaban los servicios públicos, la urbanización y las comunicaciones (incluido el ferrocarril), a través de una política de endeudamiento externo. Inglaterra y capitalistas ingleses serán los protagonistas de esta reestructuración del área productiva del sureño país, al menos hasta la Primera Guerra Mundial, luego será Estados Unidos quien releve a Inglaterra siguiendo el mismo patrón productivo hasta 1930.

El capítulo de cierre nos habla de cómo Chile se construyó un relato propio para diferenciarse del resto de Hispanoamérica —y sobre todo de sus vecinos directos, Argentina, Perú y Bolivia— y erigir así su propia identidad cultural como país. Para ello fue fundamental el triunfo en la guerra contra la Confederación Perú-Bolivana (1836-1839), junto con la difusión de los trabajos de intelectuales de gran peso en la época. Aquí nos referimos a la labor del naturalista francés Claudio Gay, contratado por el gobierno chileno en la década de 1830 para redactar la primera historia física y natural del país. Otros intelectuales de gran importancia para construir esa imagen de país excepcional —un país caracterizado por el orden, la estabilidad, la civilidad y el progreso— que se construyó Chile, que persiste aun hoy en día por buena parte de la población local, fueron la obra y conferencias de los intelectuales chilenos Vicente Pérez Rosales en Europa y Benjamín Vicuña Mackenna en Estados Unidos. También alimentaron es-tos relatos las crónicas y opiniones de intelectuales y periodistas europeos que estuvieron en Chile o, bien, que conocieron relatos de otros extranjeros que visitaron el país y que fueron publicados en diarios de Francia e Inglaterra, como nos cita el autor a lo largo de este capítulo.

Como palabras finales, podemos decir que es valorable el esfuerzo del historiador Eduardo Cavieres por traernos de manera actualizada y en forma de síntesis y unidad, un compendio de parte de su obra y aportes a la historiografía chilena. Este libro es un instrumento que congrega parte de sus aportes al debate chileno sobre lo que ha sido y significado el problema del liberalismo, aquí desglosado en sus aspectos doctrinarios, sociales y económicos. A pesar de ciertas redundancias en que cae el libro, consideramos que es un aporte sugerente para el lector interesado en estos problemas, además de condensar una producción académica fragmentada en distintas revistas, como suele lamentablemente caracterizar a la producción científica de nuestros tiempos. Una de las tantas virtudes que tiene Cavieres es que sabe concatenar los problemas estructurales y coyunturales del presente con el pasado, lo que le da mayor sentido al discurso histórico que construye, no por nada es el mayor exponente de la historia económica en Chile desde la publicación de su tesis doctoral sobre el comercio chileno y los comerciantes ingleses hace ya 30 años.

1ISBN 978-956-17-0672-9.

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